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que hagan falta.
El sol de la tarde caldeaba las flores hasta que empezaron a
balancearse soolientas y el follaje de los rboles proyect un cambiante dibujo de sombras sobre el suelo del csped del bosque reinaba el silencio y todos los animales estaban tendidos durmiendo cmodamente la siesta todos salvo el ratoncito gris que retozaba en la danzarina luz y en la sombra tan feliz se senta en aquella dorada tarde estival Pero ay persigui de manera tan alocada su propia cola que choc con el gran len tendido perezosamente al pie de un rbol el tonto ratn crey que solo haba chocado con el tronco del rbol y hasta que se top con la nariz del len y sinti el aliento del gran animal no comprendi lo que haba hecho El rey de la selva se movi como si sintiera un cosquilleo en la nariz y abriendo un ojo vio al ratoncito gris inmediatamente puso la pata sobre la larga cola del animalito el ratn chill con terror
No no rey Len te suplico que tengas piedad de m
Tir y forceje desesperadamente tratando de liberar la cola del peso de la gran pata que la sujetaba pero no pudo zafarse y cada vez que el len profera un rugido ensordecedor como un trueno que viaja por los cielos el ratoncito se estremeca de susto No no deca con voz trmula no, rey Len no ten piedad de m Quita tu pata de mi cola y djame ir Pero el len se limitaba a aturdirlo con otro rugido Entonces apelando a todo su ingenio el ratn le dijo taimadamente Sin duda el gran rey de la selva no querr mancharse las patas con la insignificante sangre de un ratoncito gris sultame rey Len Pero el len le asest un golpe con la pata Oh rey Len si me sueltas algn da te salvar la vida Al gran animal lo divirti tanto esta idea que se ech a rer sonoramente y alzando la pata dej huir al asustado ratn Varias semanas despus el ratoncito al corretear de nuevo entre los rboles del bosque oy un bramido de dolor que llegaba del otro lado de la arboleda sigui la direccin del ruido y vio a su amigo el len firmemente atrapado en la trampa de un cazador ahora le tocaba al gran rey de los animales tirar y forcejear pero cuanto ms intentaba liberarse de la red tanto ms se enredaba en ella El ratn advirti en seguida lo que suceda y empez a roer las mallas de la red hasta que a los pocos minutos el rey de la selva qued en libertad Un favor merece otro dijo con vivacidad el ratoncito mientras escapaba para jugar persiguiendo las sombras de la tarde