Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Esas gentes, y los millones que, como ellas, desde todos los rincones del
mundo donde hay hambre, desempleo, opresin y violencia cruzan
clandestinamente las fronteras de los pases prsperos, pacficos y con
oportunidades, violan la ley, sin duda, pero ejercitan un derecho natural y
moral que ninguna norma jurdica o reglamento debera tratar de sofocar: el
derecho a la vida, a la supervivencia, a escapar a la condicin infernal a que
los Gobiernos brbaros enquistados en medio planeta condenan a sus
pueblos. Si las consideraciones ticas tuvieran el menor efecto persuasivo,
esas mujeres y hombres heroicos que cruzan el estrecho de Gibraltar o los
cayos de la Florida o las barreras electrificadas de Tijuana o los muelles de
Marsella en busca de trabajo, libertad y futuro, deberan ser recibidos con los
brazos abiertos. Pero, como los argumentos que apelan a la solidaridad
humana no conmueven a nadie, tal vez resulte ms eficaz este otro, prctico.
Mejor aceptar la inmigracin, aunque sea a regaadientes, porque bienvenida
o malvenida, como muestran los dos ejemplos con que comenc este
artculo, a ella no hay manera de pararla.
Los inmigrantes no pueden ser atajados con medidas policiales por una razn
muy simple: porque en los pases a los que ellos acuden hay incentivos ms
poderosos que los obstculos que tratan de disuadirlos de venir. En otras
palabras, porque hay all trabajo para ellos. Si no lo hubiera, no iran, porque
los inmigrantes son gentes desvalidas pero no estpidas, y no escapan del
hambre, a costa de infinitas penalidades, para ir a morirse de inanicin al
extranjero. Vienen, como mis compatriotas de Lambayeque avecindados en
La Mancha, porque hay all empleos que ningn espaol (lase
norteamericano, francs, ingls, etctera) acepta ya hacer por la paga y las
condiciones que ellos s aceptan, exactamente como ocurra con los cientos