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Este preámbulo nos debe servir para avanzar una definición de la
fotografía contemporánea que, por sorprendente que parezca, no
tiene nada que ver con la fotografía de hace apenas cincuenta años.
Pese a que, por supuesto, existe una tradición experimental muy
fuerte en el campo fotográfico, podemos decir que no ha sido sino a
partir de la década de 1970 que el medio se ha refundado en unos
términos tan expansivos que casi han hecho saltar en pedazos los
viejos marcos y conceptos en los que hasta entonces se sustentaba
su análisis. Este cambio de paradigma, que en ocasiones ha sido
descrito como la irrupción en la era de la post-fotografía, parte de una
serie de fracturas del modelo anterior que han acabado por
erosionarlo definitivamente.
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recursos tecnológicos nuevos para tratar la imagen, ésta ha
alcanzado un nivel de desarrollo y de investigación formal y
conceptual sin precedentes.
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Sin embargo la apariencia de neutralidad de mucha fotografía que
circula hoy por el ruedo artístico es sólo eso, apariencia. Ya que, a
causa de este continuo interferirse y apropiarse ideas que se produce
entre uno y otro campo, son infinitas las matizaciones a este respecto
de la frialdad. Las más de las veces esta superficie impenetrable
responde a reflexiones, como las de Bleda y Rosa o Diego Opazo,
en torno a los límites mismos de la representación y del medio como
notario y transmisor de una narración. En el caso de estos
reconocidos artistas españoles, como también del cordobés Manuel
Muñoz, el cubano Rodolfo Martínez o el extremeño Juan Carlos
Martínez, nos encontramos ante tentativas de hacer presente en la
fotografía precisamente aquello a lo que ésta había estado sustraída
en su definición clásica. Nos referimos, por supuesto, a un tiempo y a
una historia que no es la rabiosa actualidad. Estos autores rechazan
el compromiso del medio con lo inmediato y con el presente, para
tratar de reconducirlo hacia espacios otros impregnados de memoria
o de historias que parecen permanecer en estado latente. De alguna
manera, lo que se trata en estos trabajos es de huir de la condición
de la instantánea como evidencia de un hecho actual e incontestable.
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pasa por una única alternativa, cual es la de rendirse a las
excelencias de Photoshop. De hecho, presenta otras inclinaciones
igualmente poderosas como, por ejemplo, aquella que, desde la era
de los conceptualismos, conecta la acción artística y los mecanismos
para su documentación y transmisión. Desde ejercicios seminales
como los de Dennis Oppenheim en torno al dibujo y al vídeo, se han
desarrollado numerosos episodios de esta tendencia que algunos
denominan ahora dibujo expandido. En ella se inscribe, por ejemplo,
la obra de Francisco Llop Valero, pero sobre todo la de Juan
Carlos Bracho. El trabajo de este último pretende incidir en ese
mismo carácter circular del proceso de creación y exposición en el
que el dibujo, como materia prima o punto de origen, sufre una serie
de desarrollos diferidos a través de su documentación mediante
fotografías o vídeos. Esta segunda vida de la obra, en soporte digital,
funciona, a un primer vistazo, como testimonio de un proceso. Algo a
lo que colabora la idea de secuencia que siempre tienen estas
imágenes. Pero, dentro del discurso de Bracho, como de los pioneros
como Oppenheim, esta documentación no es un simple apéndice o
residuo, sino que conforma la obra en sí. Y es que su propósito, por
encima de todo, es dilatar el estatuto de pertinencia del dibujo más
allá de la inmediatez y la gestualidad que lo ha caracterizado desde
antiguo. Este camino, nuevamente interferido, entre el documento y
la performance, que desemboca en una fotografía expandida pero ya
nunca más considerada como mero sucedáneo de la obra original ha
ofrecido resultados verdaderamente apasionantes. En él se gestan
ejercicios tan dispares como los de Diana Larrea, artista que
habitualmente se desenvuelve en el arte público a través de
intervenciones directas, Santiago Navarro o Ángeles Agrela, quien
ha alcanzado un difícil equilibrio entre su trabajo performático el
medio fotográfico que emplea para presentarlo.