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Cuidad del futuro

Escrito por: Ignacio García-Valiño inteligencia artificial, edificios inteligentes,


ecoeficiencia, tecnología, avatar, naturaleza, miguel, delibes

15 Mar 2010

A Miguel Delibes, In Memoriam


Se habla mucho de la ciudad del futuro, de un futuro no muy lejano, tal vez a sólo
una década de distancia; una ciudad que podremos ver y disfrutar. Todos los
proyectos apuntan a una ciudad ecoeficiente en consumo de agua, electricidad y
otros recursos, donde empieza a cobrar importancia la inteligencia artificial en los
aparatos de uso cotidiano, llena de sensores que nos envían toneladas de
información a nuestros ordenadores del tamaño de agendas. Los coches serán más
silenciosos, seguros y menos contaminantes. No sabemos aún qué energía los
impulsará, si tendrán baterías de litio o de azúcar moreno, pero lo que es seguro es
que seguirá habiendo mucho tráfico y aparcar será una odisea. Y los que quieran ir
en bici lo seguirán llevando crudo.
La urbe del futuro será más segura, llena de microcámaras, y el ciudadano
será todavía más transparente, con menos privacidad. El ciudadano de cristal será,
como dice Wolfang Sofsky, el súbdito transparente, todos los datos disponibles
estarán a disposición del poder público. Habrá sensores de vigilancia conectados a la
Policía. Puede que en quince o veinte años veamos ya robots por las calles, y que les
podamos poner la zancadilla. Habrá androides limpiando las calles, recogiendo las
basuras, limpiando el alcantarillado y haciendo esas labores ingratas que ya no
querrán hacer los inmigrantes. Y si la máquina expendedora del garaje no nos
devuelve el cambio, o no nos pica el billete, el tipo tras la mampara de cristal será un
busto robótico parlante.
Los sistemas tecnológicos de tráfico, edificios, hospitales... estarán
conectados entre sí. Y habrá publicidad por todas partes, como en la ciudad de Blade
Runner. Y las farolas de la calle serán “inteligentes”; habrá una red de alumbrado
“ecoeficiente”, que regulará su intensidad en función del número de peatones, y
tendrán sensores que nos informarán a tiempo real de la temperatura, la
contaminación y el ruido.
Todo esto es impresionante, pero me pregunto si esta digitalización del
discurrir urbano mejorará nuestra calidad de vida. Mi imagen de una ciudad ideal del
futuro no es aquella plagada de microprocesadores que nos aturden de información
simultánea, no aquella donde un robot nos ponga en el cubo las palomitas de maíz
de un cine en 3D, sino aquélla donde puedes desplazarte en bicicleta sin acoso
automovilístico, andar por zonas peatonales, subirte a un tranvía, donde los niños
puedan jugar y donde poder disfrutar de buena cultura y buena gastronomía. Tal vez
en ese futuro digital se añore la sencillez. Entonces, será un lujo sólo accesible a los
ricos retirarse a una casa rural rodeada de naturaleza, sin cámaras ni sensores, donde
puedas disfrutar de tomates analógicos, que no digitales, y otros productos de la
huerta. Los de clase media nos tendremos que conformar con quedarnos en la ciudad
sabiendo en qué segundo exacto llegará el autobús eléctrico a nuestra parada. Y nos
meteremos en salas de cine para vivir la fantasía de un mundo azul de seres en
armonía con la naturaleza, como el mundo azul de Avatar, Pandora, que se ha
convertido en el nuevo icono del paraíso perdido y añorado por millones en todo el
mundo. ¿Por qué los androides soñarán con ovejas eléctricas y nosotros soñaremos
con el mundo azul de Avatar? Porque la tecnología no nos aniquilará el instinto
animal, la necesidad de los entornos naturales, el contacto con nuestro origen
evolutivo. Ningún edificio inteligente podrá suplir la autenticidad de un entorno
virgen, no contaminado. Pero entonces tal vez el paisaje natural haya sido destruido
por completo.
Tal vez muchos prefieran morir antes de vivir en esas ciudades, los que
ansiamos la sencillez, la autenticidad, como Miguel Delibes.
Casas rotatorias que giran con el sol y crean energía

El objetivo de la arquitectura sostenible es diseñar proyectos que reduzcan el impacto


medioambiental en las distintas actividades relacionadas con el diseño, construcción y ciclo de vida
de un edificio.

Se tiene en cuenta el impacto causado por la producción de los materiales que serán empleados,
así como su transporte hasta el lugar en que serán empleados; los costes medioambientales del
proceso de construcción; así como los costes derivados del mantenimiento del edificio durante todo
su ciclo de vida, tales como costes energéticos derivados de la limpieza o del uso de calefacción,
acondicionado, y otros servicios que requieren en uso intensivo de recursos.

Diversidad de proyectos, objetivos comunes

Los proyectos de arquitectura sostenible realizados en todo el mundo son tan diversos como la
propia personalidad de cada proyecto, influenciada en ocasiones por los últimos avances
tecnológicos en materiales y técnicas de construcción, mientras en otras ocasiones se opta por
construcciones tradicionales, con materiales locales cuya construcción apenas ha requerido
energía. El objetivo, sin embargo, es compartido: lograr el máximo confort con el mínimo impacto.

Las prácticas sostenibles en arquitectura son interdisciplinares y están siendo adoptadas con
rapidez en todo el mundo, en todo tipo de proyectos, desde los más ambiciosos estadios,
rascacielos o estructuras de obra civil hasta pequeños edificios residenciales, casas y pequeñas
cabañas.

El común denominador de todos los proyectos aparece en distintas intensidades, aunque con la
misma profundidad conceptual. Las prácticas arquitectónicas verdes promueven, entre otras
técnicas, el uso de:

 Sistemas eficientes de calefacción y refrigeración, en ocasiones naturales, y en otros casos


técnicamente avanzados.
 Energías renovables (paneles solares, mini-molinos eólicos, diminutos molinos
hidrológicos), ya sea sólo para generar agua caliente o, en proyectos más ambiciosos, con
la intención de garantizar el autoabastecimiento energético del edificio.
 Emplazamiento y orientación del edificio en condiciones idóneas, ya que en ocasiones el
diseño pasivo y la orientación proporcionarán el grueso de la calefacción y la refrigeración,
sobre todo en emplazamientos con clima templado y poco extremo. El empleo de energía
geotérmica para calefacción también depende del emplazamiento del proyecto.
 Materiales de construcción reusados o reciclados.
 Recolección de aguas pluviales para lavar y regar el jardín-huerto; en ocasiones,
reutilización de aguas residuales o grises a través de su filtrado natural en estanques o
depósitos, para su posterior uso en el jardín o huerto.
 Sistemas de regulación ecológica y reaprovechamiento, tales como los tejados verdes que,
a través del uso de plantas, filtran el agua de las lluvias y tormentas para que pueda ser
reutilizada y controla, de paso, la escorrentía.

Tecnología y sabiduría local, de la mano

La arquitectura sostenible no sólo reduce el impacto de un edificio aplicando un compendio de


buenas prácticas. También incorpora tanto tecnologías para generar energías renovables como
recursos relacionados con su localización, tales como el conocimiento y reinterpretación de la
arquitectura tradicional de la zona; o el uso de recursos locales.
En última instancia, un edificio sostenible pretende evitar el uso de combustibles fósiles. Un
objetivo que obliga a planificadores urbanísticos y arquitectos a diseñar estructuras que desarrollan
su actividad sin contaminar, en lugar de contaminar menos.

A medida que se aplican nuevas técnicas arquitectónicas, se acerca la promesa de crear edificios
no sólo pasivos y sin emisiones, sino capaces de integrar todo el sistema energético en el propio
diseño. 

Más que instalar, porque lo obligue la normativa, un par de paneles solares térmicos para calentar
el agua caliente, arquitectos como el alemán Rolf Disch creen que los edificios serán diseñados
desde cero teniendo en cuenta su rendimiento energético para que durante su vida útil produzcan
más energía de la que han requerido para su construcción.

Edificios capaces de rotar sobre su base

Una nueva tendencia en la arquitectura sostenible está creando algunos de los edificios más
adaptables a las circunstancias locales, tanto relacionadas con la iluminación y la temperatura del
ciclo diario como con el viento o la estación del año: se trata de la arquitectura dinámica.

Los primeros edificios que exponen los preceptos de la arquitectura dinámica son capaces de girar
sobre sí mismos. Algunos de ellos aprovechan la energía del viento no sólo para moverse, sino
para generar la mayor parte de la energía empleada a continuación en el mismo edificio.

La arquitectura dinámica ha creado casas unifamiliares, edificios de tamaño mediano y,


últimamente, rascacielos, con el permiso de la situación económica que vive Dubai, uno de los
emplazamientos donde esta técnica arquitectónica ha logrado mayor patronaje empresarial.

Pese a que los distintos proyectos difieren entre sí, todos ellos son capaces de moverse sobre su
propia base, ya sea parcialmente o -el objetivo último- 360 grados, con el reto tecnológico que ello
supone, ya que determinados servicios como cables eléctricos, desagües, tuberías o conductos de
calefacción y refrigeración deben mantenerse intactos, sea cual sea el movimiento de la base o las
plantas de un edificio.

Edificios que giran parcialmente

En un reciente artículo, The Economist explicaba que el modo más simple de diseñar un edificio
capaz de rotar sobre su base es evitar la rotación completa, o lo que el semanario llama la
"solución del búho", o permitir al edificio rotar hasta un determinado ángulo, para luego volver a la
posición anterior desde el lado donde se ha iniciado la rotación. Esta técnica permite el uso de
conexiones fijas, aunque flexibles.

En estos edificios rotatorios, una base inferior que no gira usada para proporcionar gas, agua y
desagüe. Unas mangueras de goma conectan estos tubos con la base rotatoria, permitiendo así
una cierta flexibilidad. 

El arquitecto aficionado Bill Butler usó esta técnica en una casa construida en Snow Creek,
California, capaz de girar 120º sobre su base, el límite impuesto por la flexibilidad máxima de las
mangueras que conectan los servicios básicos empleados por la casa.

Más difícil todavía: casas que giran 360º sobre sí mismas

Para lograr la rotación libre de una casa o edificio sobre su base, diversos arquitectos y aficionados
han buscado soluciones, tales como el autoabastecimiento energético, aunque éste no solucionaba
otros retos: el abastecimiento de servicios como el agua, así como su evacuación a través del
desagüe, necesitan un aprovisionamiento permanente, lo que requiere el uso de conductos
conectados a una fuente externa a través de la base.

Los promotores californianos Al y Janet Johnstone encargaron al estudio 3sixty Technology el


diseño de una casa tipo capaz de rotar libremente sobre su base, para a continuación desarrollar
un barrio entero a partir de la idea en Mount Helix, a las afueras de San Diego, California.

El sistema empleado por las casas diseñadas por 3sixty Technology resuelve la necesidad de
interdependencia de algunas tuberías que provienen de la base estática del edificio. Se trata de un
sistema de tuberías de acero dispuesto de forma circular entre las dos superficies de la casa: la
base estática y la superior, que rota libremente. Las tuberías circulares están compuestas en
realidad por dos mitades, selladas por una resistente capa de caucho. 

De este modo, mientras la mitad inferior de las tuberías permanece estática, la mitad superior
acompaña al resto de la casa en su movimiento libre, sin que ello implique siquiera el corte de
suministro. Ambas medias lunas permanecen unidas por la juntura de caucho y se evita el escape
de su contenido, ya sea agua potable o aguas grises del desagüe. 

Para transmitir electricidad, el equipo de 3sixty Technology diseñó un cepillo conductivo que se
desplaza con el movimiento libre de la casa y se mantiene en contacto con un anillo metálico de la
base que conecta al edificio a la red de forma permanente.

Edificios y rascacielos rotatorios

El primer edificio de apartamentos en el que cada una de sus plantas rotan con libertad en torno a
una columna cilíndrica central será entregado a sus propietarios en abril de 2010. Se trata de un
edificio ya construido en Suite Vollard, Curitiba, Brasil, con apartamentos que pueden ser
orientados de acuerdo con las preferencias de sus propietarios, proyectado por el arquitecto Bruno
de Franco. Cada planta puede girar una vez cada hora, de acuerdo con la orientación elegida, en
función de la estación del año, la situación del sol o las preferencias del propietario. 

El edificio, proyectado por Moro Construções Civis, tiene 11 plantas, cada una con un único
apartamento que ocupa la totalidad de la planta circular, y un valor estimado de 550.000 dólares.
Para solucionar el reto de abastecer cada una de las plantas con tuberías para los distintos
servicios, las cocinas y aseos están situados en el interior de la circunferencia, en un anillo circular
junto a la columna cilíndrica circular que sustenta las distintas plantas que permanece estático.

El edificio de Curitiba ha despertado interés en distintos lugares, entre ellos Oriente Medio. En
Dubai, la punta de lanza del boom de la construcción en Emiratos Árabes Unidos (en 2005, el
22,6% de la actividad económica de Dubai era generado por la construcción, con otra importante
porción generada indirectamente por este sector), ni siquiera la profunda crisis económica e
inmobiliaria ha evitado el interés de algunos desarrolladores por la construcción de rascacielos con
plantas giratorias.

La firma Dubai Property Ring planea construir un edificio de apartamentos con 30 plantas, el 55º
Time Dubai. Como particularidad, en lugar de tratarse de un edificio compuesto por plataformas
capaz de moverse de forma anárquica sobre un cilindro central, la estructura girará en bloque una
vez a la semana. 

Para superar la limitación del "cuello del búho", que obliga a muchos edificios giratorios a limitar su
movimiento para garantizar la conexión permanente de las tuberías de los distintos servicios, el 55º
Time Dubai empleará un sistema similar al desarrollado por la constructora estadounidense 3sixty
Technology en las casas de Mount Helix: las tuberías de servicios estarán compuestas por dos
medias lunas selladas, que permiten el movimiento libre y evitan escapes.

Una torre dinámica

El edificio de Dubai Property Ring no es el único rascacielos giratorio proyectado en el emirato. La


propuesta más ambiciosa ha sido encargada al arquitecto italiano David Fisher y bautizada como
Dynamic Tower. De ser finalmente construida, tendría 80 plantas que carecen de forma circular y
con rotación independiente.

El movimiento aleatorio de cada planta proporcionaría al rascacielos una forma en constante


cambio. Los paneles solares y turbinas eólicas horizontales, instaladas entre planta y planta,
proporcionarían la energía necesaria para mover las plantas.

El hogar giratorio de un arquitecto ecologista de Friburgo de Brisgovia

The Economist no menciona en su artículo el edificio giratorio proyectado con un conocimiento más
profundo sobre la arquitectura sostenible. Se trata de Heliotrope Rotating House, la casa giratoria
proyectada por el arquitecto alemán Rolf Disch, reconocido impulsor de la arquitectura sostenible
europea.

Disch, oriundo de una de las ciudades con mayor conciencia ecológica de Alemania y Europa,
Friburgo de Brisgovia, diseñó Heliotrope en 1994, una casa rotatoria con tres plantas circulares que
giran en torno a una columna cilíndrica central. La fachada circular de la casa incluye amplias
cristaleras que permiten el uso de la luz solar como climatización en los meses más fríos, mientras
que una membrana exterior protege del sol durante el verano para mantener las estancias frescas.

En el terrado de la casa, un sistema de tuberías actúa como barandilla de un amplio balcón sobre
el que se sitúan los paneles solares, que aprovechan la rotación de la casa para obtener el máximo
rendimiento, imitando a girasoles y otras plantas. Las tuberías dispuestas como barandilla a lo
largo de la fachada tienen otra función primordial: por su interior corre el agua corriente que, de
este modo, se calienta antes de ser empleada.

Rolf Disch concibió la rotación de la casa con el objetivo para aumentar la generación de energía,
facilitar la climatización en distintos momentos del día o estaciones del año, así como orientar las
tuberías exteriores hacia el sol, para calentar el agua sanitaria. 

El Heliotrope fue el primer edificio del mundo capaz de crear más energía de la que usa (y que
permitirá a la casa obtener una huella de carbono neutra, una vez la energía excedentaria creada
supere a la energía derivada del uso de materiales y la construcción), que procede exclusivamente
de fuentes renovables.

El edificio utiliza varios módulos de generación energética, incluyendo una superficie de paneles
fotovoltaicos de 56 metros cuadrados (603 pies cuadrados), un intercambiador de calor propulsado
con energía geotérmica, una unidad combinada de calor y electricidad (cogeneración) y radiadores
solares térmicos que calientan el agua y sirven como barandilla. El aislamiento de la casa ha sido
igualmente mejorado con respecto a los estándares de la industria; el edificio incluye, además, un
sistema de evacuación de aguas grises, así como un sistema de compostaje integrado en el
edificio.

La combinación de todas estas técnicas permite a Heliotrope generar anualmente entre 4 y 6 veces
la cantidad de energía que usa. Rolf Disch planea edificar adaptaciones de Heliotrope a mayor
escala. Entre ellos, destacan los proyectos de un hotel con habitaciones rotatorias, edificios
administrativos e incluso el encargo de un pabellón para la Expo de 2010 en Shanghai.
¿El inicio de una tendencia o la constatación de una peculiaridad?

Heliotrope demuestra que el diseño rotatorio puede aumentar la sostenibilidad de un edificio en


climas templados, al permitir a una casa adaptar todas sus funciones al ciclo solar, así como a las
distintas estaciones. El resultado estético es igualmente remarcable, al menos en los proyectos con
una mayor calidad arquitectónica, o capaces de adaptar una tradición constructiva ancestral a la
tecnología de la rotación. 

La técnica rotatoria aguarda a ser conjugada con la permacultura, el uso de materiales "de la cuna
a la cuna" ("cradle to cradle"), así como de materiales obtenidos del entorno local sin crear un
impacto remarcable (mampostería local, adobe, teja natural, madera reciclada de traviesas, viejas
bigas, restos obtenidos a partir del cierre de industrias, etc.).

Mientras tanto, tanto personas anónimas como reconocidos arquitectos se han interesado por
modos que permitan a un edificio mudar su "piel", e incluso cambiar su orientación en función de
los requerimientos del usuario, o siguiendo el movimiento del sol y la luna. Desde reconocidos
arquitectos, tales como William McDonough, hasta los dueños de una casa prácticamente anónima
en Australia (la Everingham Rotating House).

Otras tendencias que comparten una filosofía similar a la de las casas giratorias son puestas en
práctica por personas concienciadas con el impacto que su actividad diaria causa al medio
ambiente. Sin ir más lejos, ya hay quien se atreve a edificar casas con doble "piel", como la Sliding
House (casa corredera). 

Una estructura interna transparente, totalmente acristalada, es cubierta por una estructura exterior
de madera, que se desplaza por unos raíles. La cubierta de madera (tejado y paredes) puede ser
retinada con la ayuda de los raíles, dejando al descubierto la estructura interior acristalada.

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