Estoy sentada en la cima del mundo, deleitndome con el manto nocturno
salpicado de estrellas que bailan titilosas mientras espero a que llegue, ellas parecen haberse dado cuenta y dirigen su distante luz hacia el camino que ha de recorrer la estrella cada que se apresura para poder encontrarse conmigo, es tal el evento que incluso la Luna ha decidido no interrumpir y se pone su vestido de sombras, oculta pero expectante, se mueve intentando encontrar el lugar perfecto para ver el fugaz momento. La noche se hace ms fra y siento que me congelo, una solitaria nube intenta atravesar el cielo pero es espantada por el suave soplido de un viento viajero, le agradezco mientras acaricia mi rostro y me da nimos para seguir esperando el fugaz momento. Dnde ests? Cunto tardaras en llegar? Las estrellas me calman, brillan con ms fuerza y me dicen que no demora en venir, los planetas la buscan por todo el firmamento rogando no estrellarse con ella, finalmente todos se quedan callados, pues una luz desconocida aparece en mi cielo. Su luz es hermosa, pese a ser tan fra me llena de calidez en cuanto la veo, me levanto y extiendo mis manos para saludarla, ella me devuelve el saludo mientras llora finas partculas de hielo y se derrite en su avance, pero por ese instante, en ese fugaz momento, fuimos nicas, insignificantes para el resto pero todo para la otra, fui parte de esa estrella moribunda y comprend que algn da volveramos a vagar por el firmamento en esa danza en la que todos tenemos lugar. Cunto duro ese momento? No lo s, el tiempo para ella pas demasiado lento, pero para m fue incluso ms fugaz que su existencia, el mundo me llama, y bajo de su cima atesorando ese pequeo instante para cuando quiera recordar la belleza de la que ya hago parte.