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conocimientos
No cabe duda que la etapa de la niñez es el momento en que el ser humano está más
receptivo a los nuevos estímulos del mundo exterior. El niño es una antena receptora
de todo tipo de experiencias sensoriales y conocimientos que va procesando y que le
servirán durante sus estancia adulta en este mundo. Paralelamente a esto, el niño viene
desarrollando sus capacidades psico-motrices a pasos agigantados con visibles
progresos en su hablar, en su caminar y su coordinación en general. Es el momento
ideal para darle la oportunidad a que desarrolle habilidades particulares, por
ejemplo en el campo de la música. En efecto, en esta etapa el niño será capaz de situar
la enseñanza de la ejecución de un instrumento musical a la par de cualquier otra
actividad psico-motriz. Avanzará tan rápido en este campo como lo podría hacer en un
nuevo juego o actividad física y de hecho le resultará divertido y hasta fácil. La ruta
hacia este aprendizaje se acortará sensiblemente si la comparamos con un adulto que
empieza a estudiar la técnica en la ejecución de algún instrumento.
Por otra parte, el niño tiene otra clara ventaja en esta ronda de comparaciones con el
adulto y es que, a diferencia de éste, carece de obligaciones laborales y de otras
índoles que la sociedad le impone a uno, dispone de mayor tiempo libre para la
práctica propuesta y por lo tanto puede enfocarse mejor y dedicarle más tiempo a
la misma conllevando a mejores resultados a largo plazo. Ahora mismo que estoy
escribiendo estas líneas, quisiera regresar el tiempo y colocarme de nuevo en esta
ventajosa posición de los niños. Ahora, con los tiempos distribuidos entre el trabajo, la
familia y las obligaciones sociales, apenas y queda tiempo para sentarse a ver noticias o
leer unas cinco páginas de un buen libro. Nunca faltan los imprevistos que, por si fuera
poco, acortan más el tiempo de los adultos.
Por otra parte los beneficios de saber tocar un instrumento son inestimables. En la parte
ligera de la balanza podemos decir que el niño en un futuro será el alma de más de una
fiesta al coger la guitarra y acompañar algunas canciones que son del gusto común.
Tampoco se descarta que pueda hacer una carrera dentro de la música y llegar a
convertirla en un estilo de vida que le permita vivir independiente y decorosamente. Por
último, la música, y en especial la ejecución de un instrumento, nos permiten
encontrar un espacio seguro de refugio cuando las cosas no andan bien y nuestros
proyectos no avanzan. El desahogo que nos permite la ejecución musical es bien
conocido y géneros tan importantes como el Blues tienen sus cimientos en sentimientos
del hombre. Sin embargo, la enseñanza musical disfruta de otras prerrogativas, digamos
más pedagógicas.
Por otra parte, la música tiene el potencial de acercar a las personas que la comparten.
En este sentido, cuando el niño va avanzando en sus estudios musicales es capaz de
expresarse cantando, incluso ya es capaz de inventar letras para las melodías y
compartirlas con sus demás compañeros o familiares, logrando una mayor empatía con
ellos. Es en este punto, en que el niño empieza a familiarizarse con las letras de las
canciones y que en más de un caso buscan la rima, que su desarrollo intelectual se verá
tremendamente potenciado. El niño buscará mejorar su vocalización porque será un
reto para él entonar su voz con las notas musicales que están sonando y cuya
relación recién ha descubierto. Junto con esto, mejora la capacidad de concentración
pues el niño debe ejecutar el instrumento y entonar su voz al tiempo, además al ir
conociendo más canciones su memoria mejora también. En suma, los beneficios que la
música aporta al niño son incuestionables.