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Eros y Tánatos:
El cortejo cibernético en la era de la incomunicación
Manuel J. Moreno
“La investigación psicológica no ha logrado librar al rostro del alma de sus velos múltiples,
pues ésta es lejana, inabordable y oscura como todos los secretos profundos de la vida.”
C. G. Jung
tratase, La Red de redes, Internet, emerge incontestable ante nuestras vidas, como el
mundo.
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Expresión de los románticos alemanes para referirse al espíritu de la época, al clima intelectual y moral de un
determinado tiempo histórico. En 1769 Herder escribió una crítica de la obra Genius Seculi escrito por el filólogo
Internet representa por mérito propio e indiscutible una nueva realidad, así como un
potente espacio de experiencia para cada sujeto. Un triple salto mortal hacia la
Ahora bien, si indagamos un poco en todo aquello que lo novedoso tiene de arcaico
Christian Adolph Klotz e introdujo al alemán la palabra Zeitgeist como una traducción de genius seculi (Latin:
volvemos por tanto a la presencia de lo arquetípico-: amor y odio, templos y antros,
estafadores, criminales, asesinos, conspiradores…, así como toda una ingente legión
tan humano mundo, por muy electrónico y artificial que su estructura y soporte, sea.
cibernético.
Pero, como en todo jardín del Edén que se precie, la inteligencia mefistofélica no
La burbuja mefistofélica constituye la inflación del deseo y una gran trampa frente al
sombras, a sus verdades y mentiras, a todo lo mejor y peor que se agita en el Olimpo
de nuestra más íntima y personal obra, los guiones sobre los que se sustenta nuestra
personalidad.
intuitivo-visceral.
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Con el término háptico nos referimos a todas aquellas sensaciones que no se hallan vinculadas a lo visual y
auditivo. Lo háptico, en sentido estricto, se refiere a todo lo relativo al contacto y las sensaciones táctiles.
aquella mítica pero ciertísima verdad original, sede permanente e insustituible de la
propia identidad.
¿Qué avezado Ulises, bajo protección y favor de los dioses, sabrá mantener su
constela, en cierto modo, viejas aspiraciones humanas: las de ´comunicarse con los
nuestro alcance, disponer hedonísticamente y sin límites de todo tipo de juegos, sexo o
expansión que Internet representa, se han convertido en las lonjas del amor, de ese
anhelado amor que viene a cubrir, llenar o parchear el doloroso vacío existencial que
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“El arte de amar: una investigación sobre la naturaleza del amor”, Erich Fromm
No pretendemos negar, desde luego, la evidencia de las facilidades que Internet
posibilita frente al dorado encuentro entre dos almas geográficamente distantes, sino
señalar que muchos, al menos, escapan por esta vía o callejuela, como a hurtadillas,
Al igual que los sueños moldean, hacen y deshacen, pintan y despintan, colorean y
decoloran nuestra más íntima realidad, nuestro mundo y trasfondo anímico personal, el
Y es que comunicarse, “hacer a otro partícipe de lo que uno tiene”, poner “lo propio
íntima motivación, acaso guiada por la intuición de una necesidad primordial, muy
El asunto de fondo –yo diría que nunca mejor empleada dicha expresión- es que
nuestras intenciones y propósitos, el motivo que guía nuestros actos, se nos oculta y
esconde, se hace opaco, no sólo ante los demás sino primordialmente ante nosotros
mansiones del amor cibernáutico, como en otros asuntos vitales, lo que fácilmente se
Consideramos en fin, que esa ánima naturalis que nos habita, motiva y alienta,
precisa de algo más que imágenes y teclado para poder gestar en su fecundo regazo
Manuel J. Moreno es psicólogo. Ejerce como perito calígrafo judicial ante los tribunales de justicia, es