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silencio y a la oración
en los niños
Módulo I
La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
OBJETIVOS
CONTENIDO
2
La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
El Despertar de la fe
3
La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
Cuando decimos que es un pensamiento concreto, no hemos de entenderlo al modo del conocimiento
propio de un adulto. Volvamos al ejemplo anterior: el amor a su mamá no es el amor a una mamá
soñada o imaginada, sino a una mamá concreta. La conoce por su relación con ella. Conoce su rostro, su
voz, su mirada, su tacto. Su conocimiento es afectivo y racional a la vez. Así es también el despertar a la
fe en cuánto intuición global de Dios.
2. Necesita la luz del Espíritu Santo
Desde el inicio nos estamos refiriendo al despertar a la fe cristiana. Este punto de partida circunscribe
nuestras reflexiones. Es decir, no hablamos del despertar religioso en sentido general para quienes
están interesados en educar a sus hijos en la apertura a Dios, de eso se ocupa cualquier religión o
confesión religiosa.
Nosotros nos ocupamos específicamente del despertar de la fe cristiana. Como estamos y nos movemos
en este ámbito de la fe cristiana, hemos de afirmar necesaria e ineludiblemente que para que el
despertar a la fe sea auténticamente sentido del Dios revelado, es necesario un discriminante que
autentifique el sentido de Dios en la dirección del Dios cristiano es decir, del Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo.
Esta luz interior que hace clamar “Abba, Padre” (Rom. 8, 15) y “Jesús es el Señor” (1 Cor. 12, 3), es la luz
interior del Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien hace conocer y asentir interiormente al niño a las
realidades divinas. El papel del Espíritu Santo en el despertar religioso del niño, como en toda vida
cristiana, es fundamental y determinante.
El Espíritu Santo, maestro interior, ve despertando en el niño el sentido de Dios y le va haciendo
consciente de la realidad sobrenatural de la que ha sido investido por el bautismo. El niño tomará
conciencia, primero afectiva, más tarde refleja, de su condición de hijo de Dios, la profundizará
mediante la enseñanza de la fe, el conocimiento de la Palabra de Dios y mediante la recepción de los
sacramentos.
3. Abre las verdades de la fe
Si el despertar de la fe conduce a conocer y aceptar la totalidad del misterio en el que Dios se ha
revelado, quiere decirse que la educación del despertar a la fe no se acaba cuando el niño conoce a Dios
y asiente a su amorosa presencia. Esa es la fe inicial, su acto de fe total y global. Pero no termina ahí.
Despertar el sentido de Dios en el niño significa abrirle al mundo de la trascendencia divina y al mundo
personal de Dios tal como lo conocemos por revelación. Es necesario familiarizarte con los dones del
Señor; que es creador y Señor; que ha establecido la Alianza con los hombres, que quiere que todos se
salven; que ha realizado la salvación en su Hijo Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne en las entrañas
de la Virgen María; gracias a su muerte y resurrección, nos ha reconciliado con el Padre, nos ha hecho
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La
a iniciac
ción al
a siilenc
cio y a la
a
o ción en
orac e loos niiños
Módulo I
sus hijos, nos h
ha derramad do su Espírittu y nos ha convocado o en su Iglessia, encargada de continuar su
misiión en el mundo y de h hacer presente y visiblee su salvació ón en los saacramentos.
La aapertura a laas verdadess de la fe co miento y el eespíritu del niño a la triple
onlleva abrirr el conocim
persspectiva del pasado, prresente y fu uturo. Del pasado, sobrre todo los acontecimientos de la vida de
Jesúús, porque mmarcan las eetapas de laa venida hisstórica de DDios y su preesencia activva en la histtoria de los
hommbres; haciaa el presentte, en cuantto el misteriio divino coontinúa pressente y se realiza en la Iglesia;
haciia el futuro,, porque esperamos veer completaamente realizado lo que ahora solamente ten nemos en
prim
micia, pero n no en plenittud.
4. Necesita
a la atmó
ósfera fa
amiliar
No h hay ni habráá nunca desspertar a la fe, en térm minos generales, sin la
atmmósfera cristtiana familiaar. Ya hemo os hablado eextensamen nte de ello
al reeferirnos a llas condicio
ones que son necesariaas para que la familia
eduque el desp pertar religioso de su hhijo.
Si ahhora volvem mos sobre eello, es para dar mayor confianza aa los
padres, para no o dejar de aanimarlos, ppara hacerlees ver, con m mayor
claridad si cabee, que educar el despertar de sus hijos es lo m mismo que
afirmmar su capaacidad de co onocer las rrealidades ddivinas aún a su corta
edad.
Lo qque realmen nte importaa en el despertar de Dio os es la mirada limpia ccon que el n niño mira a sus padres
y lass cosas, y deescubre un más allá dee ellos mism mos y de las cosas. En eese sentido puede decirse que si
Dioss se revela een el más allá de las co ño, a la búsqueda de D
osas y de loss signos, el aalma del niñ Dios, es
capaaz de atraveesar los velo os del signo
o y llegar a la realidad ssignificada. Tal realidad
d es Dios mismo.
Un eejemplo mu uy ilustrativo nos lo prooporciona SSamuel. Oía la llamada de Dios, peero aún no e era capaz de
recoonocerla, la confundía con la de Elí. Cuando ééste le educcó para discernir la llam mada de Dioos,
commprendió qu ue era Dios mismo quiéén le llamab ba. Y su resppuesta, pronta y decidiida, no fue otra que:
“Habla, Señor, que tu siervvo escucha”” (1 Sam. 3,, 10)
5. Requieree un clim
ma de ora
ación
La aapertura dell niño a Dios, su adhesión inicial al misterio trrinitario, daa comienzo a un diálogo
inteerpersonal yy a una vida de comunión que tien ne su expressión máxima en el encuentro perssonal del
niñoo con Dios een la oración. Es decir, la vida de o
oración del niño, por en ncima aún dde las oraciones
conccretas que puede rezar, es la exprresión de su u total unión con el Pad dre en el Hijo por el Espíritu Santo
o,
de qque quiere vvivir constantemente ccomo hijo cumpliendo siempre su voluntad.
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La eeducación del despertaar de la fe ess también eeducación a la oración de alabanzaa, de acción n de graciass,
de bbendición. PPorque a traavés de ellas el niño no o solamente e expresa suu agradecim
miento a Dio os, sino quee
conffiesa su fe yy reafirma ssu condiciónn de hijo del Padre.
Las otras oracio ones, inclusso la oración
n y la liturgiia familiar, n
no harán sin
no expresarr y reforzar esa oraciónn
com
munional y vvital, permanente en su u vida.
6. Se expre
S esa en sig
gnos y sím
ímbolos
Toda experienccia religiosaa, y el despeertar de la fee del niño ees la primera e inicial experiencia, requiere unn
lengguaje propio o y específicco: el lenguaje de los signos y de llos símbolos.
Los signos y loss símbolos sson mediaciiones a travvés de las cu uales se manifiesta y exxpresa Dioss. A lo largo
de ttoda la histo
oria de la saalvación, Dioos se ha maanifestado aa través de llos signos. EEran signos de su
pressencia salvaadora a favo or del hombbre. Tambiéén el hombrre se ha valido de signo os y símbolo
os para
communicarse so on Dios y haacer visible y presente su alabanzaa y acción d de gracias all dados de ttodo bien.
La eeducación del despertaar de la fe, p primera y seencilla revellación del Padre celeste,
bueno y provid dente, al quee se aprend de a dirigir eel corazón, pide realizaarse a travéss de
la peedagogía dee los signoss y de los sím
mbolos. Las realidades‐‐signo adqu uieren ahoraa
todo o su valor y vigencia.
¿Qu ué signos y ggestos cabee señalar? H He aquí los mmás importaantes: el sileencio, el
recoogimiento, lla oración, eel desprend dimiento, loos actos de aamor de Dio os y a los
demmás, el servicio y la generosidad.
PA
ARA LA
A REFL
LEXIÓN
N
1) En la edducación deel despertarr en la fe, ¿p
procuramoss que el niño se abra poco a poco a la
totalidaad del misteerio de Dioss?
2) ¿Vamos dándole aa conocer, d de manera aadecuada a su edad, las verdades fundamenttales de la
fe?
3) El climaa y la atmóssfera cristianos de nuesstro hogar, ¿están ayudando en laa educación n y
formación de la exxperiencia ccristiana de nuestro hijo? ¿qué deberíamos m mejorar?
4) ¿Unimo os a nuestroos hijos a nuuestra oraciión?¿oramo os en familia?¿ora el niño solo?
5) ¿Tenem mos en casaa objetos religiosos: cru ucifijo, imággenes de la Virgen o dee algún santto? ¿los
tiene el niño en suu habitación n?
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La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
7. Como educar la vocación
Para que la vocación del niño madure y se enriquezca, es necesario que valla sostenida y acompañada
de dos recursos que la estimulan y sustentan: Los relatos bíblicos y la oración personal del niño.
a) Los relatos bíblicos
Para un niño, una vez despierto a un preliminar y global conocimiento de Dios, la lectura y
narración de algunos relatos bíblicos adecuados a su edad, puede constituir un fundamental
punto de apoyo para avanzar y progresar no solo en su experiencia religiosa, sino también para
avanzar y progresar en su conocimiento de Dios y en su amor a el.
No se trata de narrar toda la historia sagrada conforme al plan de Dios; se trata de presentar al
niño los ejemplos de aquellos personajes que han respondido confiadamente al llamado de Dios
y que han seguido sus preceptos.
La Sagrada Escritura narra lo que Dios ha manifestado a los hombres y lo que los hombres han
respondido en su vida concreta a Dios. En ella descubrimos el gran amor de Dios por todos los
hombres y lo que los hombres han respondido a Dios cuando Éste los llamaba: La llamada de
Samuel (1 Sam. 3), la aparición a Moisés (Éx. 3), el anuncio del Ángel a María (Lc. 1, 26‐38), la
oración de Jesús en el huerto (Mt. 26,36‐46; Mc. 14,34‐42; Lc. 22,39‐46), entre otras muchas.
Gracias a la escucha de estos relatos, el niño va aprendiendo dos aspectos indispensables para
toda su vida cristiana: Identificarse con el personaje en su relación personal con Dios y
apropiarse e imitar sus gestos de confianza, de adoración, de alabanza o de invocación.
b) La oración personal
Es necesario estimular, favorecer y provocar la oración personal del
niño. Esta oración personal del niño será la primera respuesta de
Dios de su incipiente fe. La oración personal del niño será como una
primera formulación catequística en la que los conocimientos
religiosos adquiridos encuentran una firme y concreta expresión,
pues tiene la virtud de unir dos polos de la fe: El de la enseñanza y el
del diálogo personal con Dios.
Dos son los medios que tenemos a nuestro alcance para iniciar al
niño en la oración personal: Que nos vea en oración, a nosotros o a
los adultos, y que descubra la actitud de permanente oración de
Jesús.
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La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
‐ Si nos ve en oración, el niño no solo tiende a imitar nuestro recogimiento y nuestra oración,
sino que aprende y asimila que esas actitudes son necesarias para hablar con Dios. Con este
requisito, Dios podrá llegar al corazón del niño como un ser tan vivo y real como aquellos que
lo rodean.
‐ El modelo por excelencia de oración personal para el niño será, evidentemente, la oración de
Jesús: En la oración habla con su padre y luego cumple su voluntad.
8. La ascesis o la apertura de sí
No hemos de entender la ascesis en su sentido habitual de “reglas y practicas encaminadas a la
liberación del espíritu y el logro de la virtud”. La ascesis en el despertar religioso es entendida como la
condición indispensable para la actitud religiosa del niño.
El niño responde a la llamada de Dios y opta por Dios renunciando a sí mismo y abriéndose
incondicionalmente a Dios. La ascesis en el niño significa, por tanto, que es capaz de renunciar a
replegarse sobre si mismo abriéndose a Aquél que le da el ser. Significa además, que es capaz de des‐
centrarse para situar su centro en Dios, en la medida que va siendo consciente y libre en el niño,
constituye la primera e inicial opción moral del niño que le posibilita, además, la observación de la
palabra de Dios.
La ascesis y la apertura del niño no hacen más que traducir y manifestar los aspectos fundamentales del
acto de fe, cuyo paradigma lo encontramos en Abrahán: salir de su tierra (de sí mismo), ir a la tierra
(fiarse de Dios) que yo te mostraré (vivir con Dios).
Junto con la ascesis y la apertura del niño, es necesaria cierta disciplina mediante la cual ayudamos al
niño a superar el narcisismo infantil, a abrirse y orientarse hacia Dios. La ascesis, naturalmente, se
traducirá en el niño en un cierto dominio de sí y de sus instintos, gracias al cual rebasará sus caprichos y
pequeñas pasiones que lo ayudarán no sólo a abrirse a Dios sino a ir viviendo según Dios. Un niño
egoísta y caprichoso (y hoy parece que abundan) tendrá dificultad de abrirse al don de Dios.
La ascesis en el niño consiste en aquel necesario control que le ayuda a no cerrarse en sí mismo y a
abrirse a los otros con quienes entra en relación dialógica. A medida que crezca, se le ayudará a tomar
conciencia de sus faltas y pecados, y a triunfar sobre ellos con la ayuda de la gracia de Dios.
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Módulo I
9. Iniciar en
n el aposstolado
Es eel último meedio o modo o para educcar el despeertar de la fe
e del niño. LLa iniciación
n al apostolado consistte
en eeducar al niñ ño a compaartir con loss demás los dones espirituales quee Dios le hace, en ayud dar a los
otroos a descubrir a Dios, p penetrar cad da vez más el mensaje divino y a cconformarsee a la voluntad divina.
Estoos componeentes del ap postolado in nfantil son, por una parrte, los mod
dos de ejerccicios vitales de la vida
cristtiana del niñño y, a la veez, entrenammiento paraa la vida de fe; y, por otra parte, son el medio o necesario
paraa que la vida de fe ilum mine su vidaa, ésta sea vvivida desdee la fe y com
mprenda que no puede e darse
ninggún tipo de escisión en ntre ambas. El apostolaado del niño o expresa laa síntesis armmoniosa de e la fe y la
vidaa.
Defiinido el apo ostolado en los término os en que loo hemos
dichho, quizá puueda pareceernos excesiivo y hasta difícil para
el niño. El niño se muestraa tal como ees y su vida atrae y
sedu uce; está prronto a com mpartir sus p pensamienttos y
senttimientos ín ntimos. Y si vive en la ggracia y unióón con Dioss,
las ttransmitirá como la cossa más natu ural.
Sin eembargo, h hemos de evvitar caer en n un error: inducir o
llevaar prematuramente a llos niños a u unos comprromisos y a
unas acciones aapostólicas que no bro otan aún de unas
actittudes de fe hondas y b bien arraigadas. No pod demos ni
debemos pedirrles gestos yy acciones aapostólicos
extrraordinarioss o que resp pondan simplemente aa un impulso o
pasaajero o a un n deseo momentáneo o o a un impuulso que
podría resultarr caprichoso o.
Es mmuy recomeendable com menzar por asociar el aapostolado
del niño al apostolado del medio en q que vive, ess decir,
partticipando en n el apostollado de la faamilia.
El teestimonio een su ambiente infantil no sólo es el medio
natu ural del ejerrcicio de la ffe del niño, sino el meddio en que
su testimonio vva adquirien ndo autono omía y madu urez, porque
el niño va aprendiendo a ttraducir en actos conco ordes con laa
fe, las personalles actitudees cristianass que viven en su
coraazón y luchaan por haceerse visibless.
Finaalmente, hay que asociiarle a los acctos de apo ostolado parrroquial; a ttravés de ellos refuerzaa los
víncculos de perrtenencia a su comunid dad, a la vezz que expre
esa su perteenencia.
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Módulo I
PARA LA REFLEXIÓN
1) ¿Qué tiempo dedicamos a leer y narrar a nuestro hijo pasajes de la Sagrada Escritura?
2) ¿Invitamos al niño a que rece habitualmente, no sólo al levantarse y al acostarse? ¿lo asociamos
a nuestra oración?
3) ¿Ayudamos a que controle sus gustos y caprichos? ¿qué aspectos de su vida son indicios de que
está en la escucha de Dios?
4) ¿Lo asociamos a nuestros actos de apostolado? ¿realiza sus propios actos de apostolado?
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La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
Un paso adelante
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La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
Aunque parezca extraño, el silencio es una de las realidades que más ayuda al hombre a encontrarse
consigo mismo. Generalmente nos ocultamos entre los ruidos que impiden escuchar los movimientos, a
menudo, molestos que fluyen por el interior. ¡Cuántas veces se enciende el televisor como rumor de
fondo simplemente para que haga compañía! Es un modo demasiado habitual para evitar tropezarse
con los propios sentimientos.
El primer paso para dejarse seducir por el silencio es reconocer que no nos conocemos (es imposible
conocerse del todo porque estamos en constante cambio) y que es importante hacerlo si queremos
entrar en contacto con Dios. Él nos ha creado y ha dejado su huella en nosotros, y su Espíritu habita en
las profundidades de nuestro ser. Santa Teresa decía esto de conocimiento propio jamás se ha de dejar
(…), porque no hay estado de oración tan subido que muchas veces no sea necesario tornar al principio.
Reservar tiempos de silencio en la vida cotidiana permite dejar nuestros sentimientos “al aire” e invita a
la persona a ser más transparente. Normalmente hablamos mucho, con palabras bonitas y frases
grandilocuentes que, sin embargo, no se corresponden con los sentimientos y deseos que nos mueven,
y que tanto cuenta reconocer.
El silencio conlleva familiaridad y es síntoma de madurez. Cuando uno se atreve a compartir con alguien
largos espacios de tiempo sin mediar palabra es que ha llegado a un nivel de comunicación más
tranquilo y relajado, ya que no hay que esforzarse en decir cosas o en quedar bien. Con Dios sucede lo
mismo.
Las cosas importantes se suelen decir en voz baja. Dios no es escandaloso. Su manera de actuar es
delicada. Jesús fue hombre de palabra…y de silencio como mostró en el episodio de la adúltera (Jn. 8), o
cuando se enteró de la muerte del Bautista (Mt. 14, 12‐13), su actitud ante Pilato (Jn. 19, 10) y en el
Calvario… pero llegar a ese punto en las relaciones y a lograr expresar los sentimientos más profundos
de esa manera, necesita tiempo.
Los sonidos del silencio
El silencio habla, dice cosas, tiene su lenguaje (desnudo de palabra, pero no de comunicación). A
menudo desaprovechamos la oportunidad de expresarnos utilizando de expresarnos utilizando otros
medios distintos a las palabras: gestos, miradas, sonidos, ausencias… Es un lugar‐espacio donde los
sentidos se agudizan (como los ciegos desarrollan el tacto porque no pueden ver con los ojos). EL
silencio desarrolla la mirada, la invita a detenerse, a recrearse; agudiza el oído, y lo ayuda a
familiarizarse con los diferentes sonidos y a diferenciar hasta los más sutiles; el gusto, porque invita a
saborear…
Ayuda a que el proceso de la “digestión” de todo lo que llevamos dentro se haga plenamente, sin
saltarse ningún paso. Podremos así captar lo que se nos escapa, lo que no llegamos a percibir por tantos
sonidos amontonados y superpuestos.
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Módulo I
QUÉ BU
USCAR Q
QUÉ NO BU
USCAR
9 La soleddad sonora:: eso que no o soy capaz 9 Lo asfixian
nte: esa sen nsación de qque se me
de escu uchar por tanto ruido q que me rodeea caen las pparedes enccima. Hay qu ue luchar
habituaalmente. contra ello y salir de ahí.
9 El caráccter curativoo: que me h hace respiraar, 9 El engreimmiento: “¡qu ué bien quee me valgo
encontrrar rinconess perdidos, despertar yo solo!”. El individualismo del ssoltero.
sensacio ones dormidas. Hacer de mi capa un sayo. Con D Dios sí que
9 La sensaación liberaadora: la que me pone se está a ggusto y Él síí que me co
omprende.
delantee de Dios y m me ayuda a depender 9 La situació
ón embarazzosa: El silen ncio “del
sólo de Él y, por tanto, me em mpuja a creccer ascensor””, el falto dee confianza (con Dios
y a liberrarme de ottras depend dencias. Mee no hay qu ue adoptar n ninguna posse).
hace fuerte en miss debilidadees. 9 La comod didad del “hombre tran nquilo”, el
9 El silenccio interior: para el cuaal es inalterable, el que no o busca, ni o
observa, el
necesarrio el exterior. que, sin embargo, paasa por obse ervador
porque esstá callado.
El silencio es ammbiguo. No o es un fin en sí mismo.. Es un medio para ped dir‐buscar‐h hallar. Puedo
o utilizarlo
paraa lucirme an nte los demmás como “b buen cristian no”, para que me dejen en paz po orque me siento harto
de ttodo y de toodos, o paraa ocultar miis sentimien ntos… No ess, por tanto, la panaceaa que resue elve mis
probblemas. El úúnico absolu uto es Dios.. Él sí. El sileencio no es un seguro aa todo
riesggo ni del en
ncuentro co on Dios ni coontra la desolación; pero es necessario para
que crezca unaa relación prrofunda.
El silencio es, sobre todo aal principio, uno de los ingrediente es más costtosos de la
oracción. Asustaa quedarse sin nada a lo que agarrrarse. ¿Por qué será neecesario
estaar en silencio si así pareece que no se consiguee nada?
El primer efecto del silencio es disparrar la imagin nación. ¿Re
ealmente ess útil dar
vueltas y vueltaas a los pennsamientos que salen aa borbotone es sin parar?? De este
mod do, en lugarr de ser la o
oración un lu ugar donde desconectaar de los problemas,
se convertiría een fuente dee agotamiento y trabajjo. ¿No dice en que Dioss trae la
paz??
En eel mundo esspiritual te d dicen una yy otra vez qu ue lo importante es esccuchar;
peroo, cuando u uno se qued da en silenciio… ¡no oyee nada!
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Módulo I
LA INICI
I IACIÓÓN AL
A SIL
LENC
CIO
EN
N LOSS NIÑ
ÑOS
“In
Iniciarsee en el silencio
s o es un caminoo, un
pro
roceso que
q se alcanza
a a graduaalmente te a lo
larg
rgo de lal vida. Es unaa tareaa que foorma
paarte de lal cateqquesis perman
p nente”
Ayudar al niño a “hacer sillencio” implica no ser ssu guía desd de fuera, sin
no
logrrarlo nosotrros con él. EEs posible qu ue al princip
pio este prooceso nos
resuulte difícil. EEn parte pueede ser porrque nosotros mismos no estamoss
acosstumbradoss al silencio activo. No nos extrañeemos que lo os comienzo os
seann desalentaadores. La cllave está en n la perseveerancia y la gradualidad.
Es m
muy importaante respettar el ritmo del niño. N No imponerle silencio ssino
haceerle crear o o lograr por él mismo su u propio sileencio. Cadaa catequistaa
debe saber desscubrir y dosificar los eelementos q que permitaan al niño en ncontrarse con su interioridad. El
cateequista y loss niños debes adaptarsse al método.
Cuando el niño o calla activvamente, suus sentidos se aquietan n. La ausencia de ruidoo y la inmovvilidad son
paraa él un estado de vida ffuera de lo común, quee lo preparaa para perccibir el más allá, algo d distinto de
todo o lo demás: la misterio osa presenccia de Dios..
Todo acto de vida religiosaa requiere u un recogimiiento especcial. Toda orración debee ir precedid da de calmaa,
de uuna especiee de vestíbulo de silenccio, de concentración.
Toda iniciación al silencio es un camin no de iniciación a la oración. Claroo está que eel silencio por sí solo no
o
bastta si no lleva al encuen ntro con Dioos. Toda inicciación al siilencio debee acabar, m
más tarde o más
temmprano, en u un encuenttro personaal con Dios; es decir, en n oración.
Si noo se logra eesto, todo el esfuerzo ccatequístico o es vano y nnos encontrraríamos so on simples e ejercicios dee
relajación y con ncentración n mental.
Todo este procceso no tien ne otro fin q
que acercar a los niños a Dios. A haacer que elllos experim menten en
sus vidas el gussto por la orración. A qu ue vivencien n paulatinam mente la poosibilidad deel encuentrro amoroso
con el Padre a ttravés en laa oración.
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oración en los niños
Módulo I
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La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
Les propongo aquí una serie de posibilidades, surgidas de la
experiencia, para la iniciación al silencio. No pretenden ser
exhaustivas, ni mucho menos. Han salido de los cursos, de la
experiencia de otros catequistas, de algún libro que leí alguna vez,
de todas partes…
Cada catequista podría cambiar, agregar o crear iniciaciones
nuevas y originales. Están ahí para ser leídas, adaptadas, “dadas
vuelta”: en síntesis, usadas.
Estas propuestas están ordenadas por edades y grados de
complejidad, aunque el ordenamiento es sólo una orientación y
pueden ser utilizadas en diferentes momentos del año. Algunas
están pensadas para los niños más pequeños, otras pueden
utilizar para edades posteriores, variando siempre el tiempo y la
profundidad.
Una aclaración: las iniciaciones elegidas no tienen necesariamente
un contenido catequístico, muchas de ellas sólo tienen un carácter
lúdico, que pueden utilizarse como pasos previos a técnicas más
profundas.
Propuestas para la iniciación al Silencio:
*Entrar en la sala en “puntitas de pie”, con “zapatitos de algodón” y ubicarse sin hacer ningún ruido. Lo
mismo, como si fuera “un astronauta en el espacio”, una “filmación en cámara lenta” o un “buzo en las
profundidades del océano”.
*Realizar un “viaje” por el espacio exterior. Cerrar los ojos, colocarse en traje espacial, subir a la nave,
prender los motores, etc. Todo en absoluto silencio.
*Realizar un “grito de silencio”, es decir: gesticular y gritar “con todo”, pero sin emitir sonidos o ruidos.
Es como hacer la mímica de un gran grito.
*Colocar una “campana de silencio” en el lugar donde estamos y realizar todo en silencio.
*Hacer entrar al “señor silencio”. Se abre la puerta o una ventana y se llama al “señor silencio”. Cuando
éste llega sólo puede entrar en la sala si hay silencio. Cualquier ruido o sonido “lo espanta”. Se repite el
juego las veces que sea necesario, hasta que el “señor silencio” se instale en el salón.
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La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
*Yo soy el “rey de mi cuerpo”. Doy órdenes a mi cuerpo y éste me obedece siempre. También se pueden
dar órdenes al cuerpo de otro rey y éste obedece a la distancia.
Juego del “rey del silencio”
El docente presenta el juego a media voz (los chicos se sientan en ronda):
“Soy el rey del silencio. Mis súbditos no hacen nunca ruido. Para convertirse en uno de mis príncipes o
princesas hay que ser capaz de levantarse y trasladarse sin hacer ningún ruido. Cuando hayamos hecho
un gran silencio, haré señas a uno de ustedes, quien se levantará, sin hacer ruido, y caminará hacia mí. Si
les parece que lo ha hechos bien, me lo dirán por señas, realizando una inclinación con todo el cuerpo.
Entonces, puede convertirse en “príncipe”. Si ha hecho ruido, levantaremos los codos hacia arriba y
deberá volver a su sitio. El juego se va completando a medida que todos hayan intercambiando sus
lugares. Pueden darse distintas órdenes: caminar hacia atrás, saltar en un pie, etc.”
Otros juegos:
*Sale un chico del salón, los demás observan. La catequista cambia algo de lugar o algo en su
vestimenta. El chico debe entrar y observar en silencio hasta que descubra el cambio producido.
*De espaldas o con los ojos vendados, reconocer distintos ruidos o sonidos producidos por la catequista
o un compañero, con distintos instrumentos.
*Palmear sobre el banco, yendo de lo más fuerte y estrepitoso, hasta los más débil e inaudible, hasta
que no se oiga ningún ruido.
*Cerrar los ojos y prender la “televisión interior”, imaginando cosas sucesivas sugeridas por la catequista
o maestra. Se puede visualizar todo tipo de historias y situaciones. Es importante dar lugar a la
imaginación de los chicos y aumentar cada vez más los espacios con la mente en blanco.
*Concentrar la atención en algún ejercicio corporal, rítmico y sencillo. Por ej.: gimnasia rítmica, hacer
“equilibrio” sobre un banco u otro objeto, sortear diferentes obstáculos, en silencio o con una música
suave.
*Marchar sobre una línea, sin que se oigan pasos. Se pueden agregar otras destrezas: con los brazos
cruzados, un pie delante de otro, un brazo extendido y el otro en el hombro del compañero, etc.
*Realizar diferentes aplausos rítmicos terminando siempre en un prolongado silencio.
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La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
*Tomar conciencia del propio cuerpo tocándolo, mirándolo, acariciándolo, comparando partes,
sintiéndolo…
*Narrar hechos con mímica. Un chico narra un hecho sólo con mímica y los demás tratan de
interpretarlo. Luego se cambian los roles.
*Realizar, junto con los chicos, diferentes tipos de mimo y luego ellos deben repetirlo “en paralelo” y en
silencio.
*Participar con los chicos en cualquier tipo de experiencia de espectáculo de mimo, sea en directo o en
video.
*Colocar una música suave y hacer acostar a los niños. Luego ir relajando todas las partes del cuerpo,
con voz muy suave, hasta llegar al silencio profundo (al final, apagar la música o colocarla casi
imperceptible).
*Trabajar en silencio al ritmo de una música tranquila y suave. Dibujar el ritmo de la música. Es
aconsejable utilizar música instrumental, sin grandes altibajos. (Recomiendo la música del período
barroco, la música instrumental andina y toda la gama de la música electroacústica).
*Cantar una canción apropiada y concluir la última estrofa, repitiendo la melodía final, hasta que la
canción se haga inaudible, siguiendo sólo con los labios y en silencio.
*Cantar para adentro una canción, con los ojos cerrados y cuando se termina, los chicos levantan la
mano, así varias veces hasta que todos terminen al mismo tiempo.
*Los ruidos de lejos y de cerca. Es conveniente realizar este ejercicio varias veces y gradualmente.
Primer paso: se invita a los niños a realizar un paseo por el patio, por la vereda, por la terraza de la
escuela o parroquia…Durante el breve paseo, los niños tratarán, en silencio, de escuchar y recordar la
mayor cantidad de sonidos y ruidos posibles.
De nuevo en el aula o sala, se pide a los niños que nos comenten los ruidos escuchados durante el
paseo. Si están cansados es aconsejable distenderse con algún canto con aplausos o dejar el segundo
paso para otro encuentro (en tal caso, se recordará lo realizado en este encuentro).
Segundo paso: se pide a los niños que se sienten bien, con los brazos cruzados sobre el banco o mesa, la
cabeza apoyada sobre ellos y los ojos cerrados. Se los invita a olvidarse de los ruidos que provienen del
exterior de la clase. Seguidamente, se les indica a los niños que se concentren sólo en los ruidos que hay
dentro del salón o aula. Conviene ser tolerantes y respetar su tiempo. Luego nos cuentan qué oyeron y
recuerdan. Se intercala otro canto o aplauso.
18
La
a iniciac
ción al
a siilenc
cio y a la
a
o ción en
orac e loos niiños
Módulo I
Terccer paso: si no están caansados, se pide a los n niños que se coloquen en la posición anterior. Les
deciimos: “Nos olvidamos de los ruido os de afueraa; de los ruidos de adentro y conccentramos ttodos
nuestros esfuerzos en escuchar los ru uidos y sonidos que hay dentro dee nuestro prropio cuerp po.”
Estee debe ser eel momento o de mayor silencio. Si no se logra hay que tener pacienccia e intentaarlo en otro os
encuentros. Es asombroso o constatar que los niños puedan e expresar coosas tales coomo: “escucché mi
sanggre”, “sentíí el corazón””, “escuché mis venas o la respiración”, etc.
*Haacer silencioo por otros. Por ejemplo: caminar hacia el quiosco haciendo silencio o por alguie
en que
quieero.
*Approvechar lo os momento os que la naaturaleza no os brinda paara
quedarnos contemplando absortos, een silencio ((la puesta del sol,
la ciima de una montaña, eel mar ampllio, etc.). En n tales
mom mentos, reaalizar delibeeradamentee un largo silencio
conttemplativo..
*No o descuidar las visitas aa la iglesia, ccapilla u otrros lugares
sagrrados e inceentivar a loss niños paraa que hagan n oración coon
noso otros, en sillencio.
*En todo momento de oraación incluirr siempre un espacio d de
silen
ncio interior, un espaciio para la oración personal y silenciosa,
sin aapremios nii apuros.
*Utilizar la imaginación co omo forma d de oración. Este es un
recuurso muy efficaz. Se pueede tomar aalguna esceena bíblica. Luego de seentarse, cerrrar los ojoss, hacer
silen
ncio y relajaarse, se lee por ejemplo alguna paarábola. Se gguía a los ch hicos para q
que imagineen el lugar,
la disposición dde las cosas, la ubicació ón de la gen nte, los colo
ores, los sab
bores, los olores.
Cada uno trata de reconsttruir la escena bíblica ccomo mejorr le parezca.. Incluso, en n algún mommento
podemos recreear o imagin nar un diálogo con Jesú ús, sus palabbras, mi resspuesta… Y así se puede ir
armmando un en ncuentro im maginario co on Jesús. Lo importante e es no perd der el clima de oraciónn y tener
siemmpre presen nte que lo eestamos viviiendo es un na situación ficticia, que sólo preteende ayudarnos a
ponernos en la presencia d de Dios.
*Recurrir en to odo momento a la oracción personaal y silencio osa; sea paraa agradecerr, para pedir, para
alabbar…
*Respetar los m momentos d de silencio ee interioridad que el niño manifieste momen ntáneamentte.
19
La iniciación al silencio y a la
oración en los niños
Módulo I
*Recordar y guiar a los niños para que, antes de rezar a la noche o en cualquier otro momento, realicen
algún ejercicio de silencio.
*En familia, antes de bendecir los alimentos, sería muy útil reservar un momento para la oración
silenciosa de todo el grupo familiar.
*No hay que descuidar el hecho de enseñar a los chicos a respirara rítmica y pausadamente, haciendo
de la respiración una forma de oración. Al respecto, recomiendo leer el libro: Relatos de un Peregrino
Ruso, síntesis del pensamiento de la Oración del Nombre de Jesús. (Anónimo, Ed. Patria Grande. Buenos
Aires 1978)
Creo que con estos ejercicios podemos tener una idea de cómo caminar en la iniciación al silencio de los
niños. Es cuestión de imaginación, creatividad y de hacer silencio ante Dios.
De esta manera, con estas sencillas técnicas, colocaremos a nuestros alumnos en el camino del silencio,
en el camino de la oración. La oración, no olvidemos, es fundamentalmente fruto de la Gracia y del
Amor que Dios nos tiene.
Estas técnicas serían vanas si Dios no nos amara como nos ama y si el Espíritu Santo no nos acompañara
en nuestro caminar hacia el Padre.
20
La
a iniciac
ción al
a siilenc
cio y a la
a
o ción en
orac e loos niiños
Módulo I
ACTIVIDAD FINAL
F DEL MÓDULO.
Escribee tres proppuestas de Iniciación al Sile
encio…
Las espeero!
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