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encontrar el objeto que satisfaga tal fin es una encrucijada que puede no tener fin, lo
cual pondr en duda la naturaleza misma del instinto y tambin del deseo.
El hecho de que no se pueda satisfacer inmediatamente los instintos y para ser ms
preciso, las pulsiones; genera una condicin nica en el ser humano; sta es, la
represin. Desde mi visin y aunque no es nada nuevo, la represin determina las
emociones y afectos, que de manera inmutable se establecen en funcin de esa bsqueda
irrefrenable de placer.
El conflicto como tal surge de la relacin sujeto-objeto, de la posicin que cada uno
ocupa en el mundo y le encamina en funcin de su deseo. Se me viene a la mente el
siguiente ejemplo: Si alguien dispone su pulsin sexual a una predisposicin pasiva, en
el momento que encuentre su objeto de amor, sus afectos estarn ordenados de tal
manera que desee ser amado y no amar, sin embargo, segn parece, se aprende muchas
cosas en la sociedad, entre ellas, a intentar lo que sea por quien es objeto de inters. Si
esa persona busca poseer a tal objeto de deseo, inconscientemente asume un papel
activo. Puede ser que obtenga a su objeto de amor pero para mantenerlo deber seguir
con disposicin activa, ejerciendo su vida bajo una ley ajena a s mismo, pues tuvo que
amar y lo que buscaba era ser amado. Segn parece no siempre hay asociacin lgica
entre el fin del instinto y los medios empleados para su satisfaccin. Lo evidente es que,
al asumir el papel activo, la satisfaccin como tal no fue cubierta.
Extraordinariamente se pueden formular una serie de pensamientos y creencias en torno
a la confusin generada por ese amor desabastecido de lo necesario para que el sujeto
que am se satisfaga. Sin embargo lo ms curioso es que el otro no est ni enterado de
las motivaciones que mueven al sujeto, claro est, pues hasta ste se es ajeno a s
mismo.
Referencias
Freud, S. (2006). Sigmund Freud. Obras Completas: Los Instintos y sus Destinos.
Madrid: Biblioteca Nueva.