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SESIÓN 5: CONOCIMIENTO Y VERDAD

LA VERDAD Y LOS LÍMITES DEL CONOCIMIENTO1

La verdad, del mismo modo que la bondad y la belleza, es uno de los temas más
importantes de la filosofía en general, y de la Teoría del conocimiento, en particular. Ha
sido por ello un problema filosófico abordado permanentemente y desde diversos enfoques
a lo largo de la historia de la filosofía. Es, pues, desde la filosofía que nos planteamos
racionalmente y de modo serio la cuestión de la verdad.

1) LA NOCIÓN DE VERDAD

Acerca del origen de la idea de verdad pueden distinguirse dos grandes corrientes,
a partir de las cuales pueden elaborarse dos concepciones distintas: una procedente de la
cultura hebrea y la otra de la cultura griega.

a) Noción hebrea: Esta idea de la verdad se refiere primordialmente a las personas, al


compromiso que se adquiere al realizar una promesa. Verdad (en hebreo emunab)
significa fiabilidad; es la confianza que inspira y que merece el que es fiel, el que cumple o
cumplirá su promesa. Dentro de esta concepción tiene sentido la creencia de que Dios es
lo único verdadero, y se comprende mejor la conocida frase de San Juan 14,6: “Yo soy la
verdad”.

b) Noción griega: La verdad se refiere originalmente tanto a la realidad como al


conocimiento.

Realidad verdadera. En este caso entendemos que la verdad se opone a las apariencias,
lo verdadero a lo aparente, y que la verdad se identifica con el ser mismo de las cosas, con
su realidad efectiva. Por ejemplo: decimos de una sustancia que es “oro verdadero”,
contraponiéndolo a algo dorado que “parece oro”, pero que no lo es realmente,
verdaderamente.

Conocimiento verdadero: un conocimiento es verdadero cuando capta la verdad de las


cosas, cuando no se queda en las apariencias. Así lo entendían originalmente los griegos y
de esta manera hay que entender las siguientes palabras de Aristóteles: Falso es decir
que lo que es, no es, y que lo que no es, es; mientras que verdadero es decir que lo que
es, es, y que lo que no es, no es” (Metafísica IV, 7).

Está doble aplicación de la noción de verdad (a la realidad y al conocimiento) muestra el


carácter BIPOLAR de la verdad:

El conocimiento verdadero alcanza la realidad verdadera y la realidad verdadera se


manifiesta en el conocimiento verdadero.

1
Tomado y adaptado de: SADABA, J. Filosofía contada con sencillez, MAEVA, Madrid, 2002.
2) ALGUNAS TEORÍAS DE LA VERDAD

2.1) La verdad como adecuación (adaequatio):


Los filósofos de la edad media propusieron una definición de la verdad como adecuación:
La verdad es “la adecuación de la cosa y del entendimiento”. Según Santo Tomás de
Aquino en vez de la palabra adecuación se puede recurrir también a otras palabras como
“correspondencia”, “conformidad” y “conveniencia”. Las cosas son verdaderas por su
adecuación o conveniencia con el entendimiento, pero en este caso, el de los filósofos
medievales, la adecuación era con el “entendimiento divino”. Por otro lado, en lo que se
refiere a nuestro conocimiento de las cosas, esta teoría establece que la verdad y la
falsedad se dan en el juicio. El juicio es el acto mental por el cual afirmamos o negamos
algo, y los juicios se expresan en enunciados o proposiciones. Por lo tanto, la verdad y la
falsedad se dan en los enunciados o proposiciones.

El hielo es agua solidificada (afirmación)


La tierra no es un cuerpo que permanece inmóvil (negación)

Objeciones:
 La idea de adecuación es vaga y general. ¿Cómo puede establecerse una relación de
este tipo entre cosas tan dispares como un juicio o una proposición, y un hecho real?
 Está teoría da como supuesto que las cosas tienen en sí mismas una realidad (una
verdad real), independientemente de nuestro conocimiento, estable de manera
ingenua. Supone, pues, que esta realidad “exterior” puede ser conocida tal como es en
sí misma (Realismo ingenuo).
 Supone (ingenuamente) que es posible relacionar directamente las proposiciones con
los hechos.

A pesar de estas dificultades, esta teoría es difícil de rechazar. Todas las teorías de la
verdad que se han propuesto posteriormente toman la teoría de la correspondencia como
punto de referencia.

2.2) La teoría semántica de la verdad

Fue propuesta y desarrollada por Alfred Tarski (1902-1983) y ha gozado de gran


aceptación entre los lógicos. Parte de la teoría tradicional de la correspondencia y trata de
elaborar una definición rigurosa de verdad.

La verdad y la falsedad son propiedades de las proposiciones. Por tanto, el uso adecuado
de los términos “verdadero” y “falso” consiste en atribuirlos como predicados a las
proposiciones:

“El hielo es agua solidificada” es verdadero.


“El sol gira alrededor de la Tierra” es falso.

Puesto que “verdadero” y “falso” se dice de las proposiciones, en necesario distinguir


niveles en el lenguaje. El primer nivel de lenguaje es aquel en el cual hablamos de las
cosas. En el ejemplo hablamos del hielo diciendo de él que es agua solidificada. Este nivel
se denomina Lenguaje-objeto.

Un segundo nivel superior es aquel en el cual hablamos, no ya de las cosas, sino del
lenguaje con el que hablamos acerca de las cosas Este nivel se denomina Metalenguaje:
cuando decimos “el hielo es agua solidificada” es verdadero. Esta teoría, se limita a
proponer una definición de la verdad en la cual no se dice nada acerca de la relación entre
las proposiciones y la realidad.
2.3) La verdad como coherencia

Parte del supuesto de que no tiene sentido hablar de verdad y de falsedad de


proposiciones tomadas aisladamente. La verdad de una proposición no consistirá, por lo
tanto, en su correspondencia con la realidad, sino en su correspondencia con otras
proposiciones. Una proposición es verdadera si es coherente con el resto de las
proposiciones del sistema. En último término, lo verdadero es el sistema, y las
proposiciones son verdaderas en la medida en que forman parte de él, en la medida en
que son coherentes con él.

Coherencia se entiende en dos aspectos:


a) Ausencia de contradicciones: debe ser compatible con otras.
b) Deducibilidad: se deduce a partir de otra.

Coherencia y Ciencia: esta teoría se ajusta mejor a los sistemas formales, a los sistemas
deductivos en la lógica y en las matemáticas. En el caso de las ciencias empíricas, ya que
poseen contenido factual; sus enunciados se refieren a la realidad. La verdad no puede
consistir en la mera coherencia interna de la teoría; la teoría ha de acomodarse de algún
modo a los hechos que pretenden explicar. Por ello, es lógicamente posible que un sistema
sea coherente y sea, sin embargo, falso.

Coherencia y la idea de un saber absoluto: Los filósofos racionalistas se plantean el


proyecto de un saber total, de un saber absoluto. La interpretación de la teoría de la
coherencia por estos filósofos es de carácter metafísico y, por tanto, se basa en una
concepción de la realidad. Su concepción de la realidad es la siguiente:

* La realidad es racional:
Nada hay que no tenga una razón de ser.
La realidad es cognoscible racionalmente, mediante la razón.

* La realidad es un todo, constituye un sistema: Cada realidad particular es solamente una


parte del sistema y su ser es explicable por su posición en el sistema. Por tanto, todo
conocimiento (ciencia, enunciado) que consideramos verdadero es, en sí mismo,
parcialmente verdadero cuando se considera desde el punto de vista de la totalidad del
sistema. La verdad en sentido pleno corresponde al sistema.

2.4) La verdad como acuerdo racional

Esta teoría tiene su origen remoto en la figura de Sócrates


y ha sido desarrollada por los filósofos contemporáneos
como Kart Otto Apel y Jurgen Habermas. Un enunciado es
verdadero cuando puede alcanzar la aceptación unánime
de todos en un diálogo en el cual se argumente sin ningún
tipo de limitación. La verdad, por lo tanto, se entiende
como acuerdo racional de todos los interlocutores en un
dialogo sin limitaciones.

Se basa en una concepción dialógica de la razón; es decir, la razón es inseparable del


diálogo. El ejercicio de la razón, la argumentación y la búsqueda de la verdad, no es una
actividad privada y subjetiva, sino que es siempre intersubjetiva, explícita o implícitamente.
Se asume un dialogo entre iguales, no condicionado por relaciones de poder, engaños,
ignorancia de los datos pertinentes, etc.
2.5) La teoría pragmatista de la verdad
El pragmatismo rechaza que el conocimiento tenga
una función meramente teórica. El conocimiento tiene
siempre una función práctica. Los filósofos
pragmatistas identifican la verdad con la utilidad en el
sentido más amplio de este término: un conocimiento
es verdadero si se aplica satisfactoriamente a la
realidad, si nos permite actuar con éxito, y es falso si
no es aplicable satisfactoriamente a la realidad, si su
aplicación nos conduce al fracaso. Lo enunciado
acerca de la realidad, las teorías, las creencias, etc.,
son como los planos: son verdaderos si nos llevan a
un comportamiento eficaz, son falsos si nos llevan a
un comportamiento ineficaz, insatisfactorio.

En el ámbito de los conocimientos científicos de carácter empírico, la utilidad se manifiesta


en el éxito de la experimentación. Para James interpreto la utilidad en un sentido
individualista, como los efectos beneficiosos que una teoría tiene para los individuos.

CIENCIA DE LA VERDAD2

La ciencia, que tiene por objeto la verdad, es difícil bajo un punto de vista, y fácil bajo otro.
Lo prueba la imposibilidad que hay de alcanzar la completa verdad, y la imposibilidad de
que se oculte por entero. Cada filósofo explica algún secreto de la naturaleza. Lo que cada
cual en particular añade al conocimiento de la verdad, no es nada, sin duda, o es muy poca
cosa, pero la reunión de todas las ideas presenta importantes resultados. De suerte, que
en este caso sucede a nuestro parecer como cuando decimos con el proverbio; ¿quién no
clava la flecha en una puerta? Considerada de esta manera, esta ciencia es cosa fácil.
Pero la imposibilidad de una posesión completa de la verdad en su conjunto y en sus
partes, prueba todo lo difícil que es la indagación de que se trata. Esta dificultad es doble.
Sin embargo, quizá la causa de ser así no está en las cosas, sino en nosotros mismos. En
efecto, lo mismo que a los ojos de los murciélagos ofusca la luz del día, lo mismo a la
inteligencia de nuestra alma ofusca las cosas que tienen en sí mismos la más brillante
evidencia.
... En fin, con mucha razón se llama a la filosofía la ciencia teórica de la verdad En efecto,
el fin de la especulación es la verdad, el de la práctica es la mano de obra; y los prácticos,
cuando consideran el por qué de las cosas, no examinan la causa en sí misma, sino con
relación a un fin particular y para un interés presente. Ahora bien, nosotros no conocemos
lo verdadero, si no sabemos la causa. Además, una cosa es verdadera por excelencia,
cuando las demás cosas toman de ella lo que tienen de verdad, y de esta manera el fuego
es caliente por excelencia, porque es la causa del calor de los demás seres.
En igual forma, la cosa, que es la causa de la verdad en los seres que se derivan de esta
cosa, es igualmente la verdad por excelencia.
…Esto se hará evidente, si definimos lo verdadero, y lo falso. Decir que el ser no existe, o
que el no-ser existe, be aquí lo falso; y decir que el ser existe, que el no-ser no existe, he
aquí lo verdadero.

2
ARISTOTELES, Metafísica, en Obras Completas de Aristóteles, Tomo II, libro II y libro IV, traducción de P. de Azcárate, El
Amauta: Buenos Aires, pp. 79, 80 Y 129.
EL TÉRMINO VERDAD

El concepto de verdad ha sido materia de muy diversas reflexiones filosóficas a


través de la historia de la filosofía. Incluso con frecuencia se lo ha abordado como un valor
moral. Sin embargo este capítulo hace referencia estrictamente al uso del concepto de
verdad dentro del conocimiento humano. Este uso consiste en la posibilidad de calificar
nuestras afirmaciones, adecuadamente construidas, de verdaderas o falsas.

Para elaborar un punto de apoyo fundado en orden a una determinación no


resignada del concepto de verdad, lo mejor es partir de la siguiente constatación
sumamente instructiva: Todos los intentos de definir el concepto de verdad tienen como
punto de partida y de referencia, bajo un aspecto positivo o negativo la clásica fórmula de
la verdad como adecuación.

Para muchos intentos actuales esta fórmula constituye el punto positivo de partida y
referencia por cuanto quieren esclarecer, precisar con exactitud y profundizar la
comprensión de la verdad allí formulada. En esta dirección piensan las actuales teorías de
la correspondencia, la teoría semántica, la teoría de la evidencia. Además esa fórmula se
presupone siempre que se habla de verdad sin reflexionar explícitamente sobre el
concepto implicado de verdad. También, para aquellas concepciones de la verdad que no
se entienden como explicación ulterior o profundización de la fórmula de la adaequatio, esa
fórmula constituye el punto negativo de partida o referencia, por cuanto ellas sólo se
explican de hecho o pueden explicarse mediante una delimitación frente a la idea de
adecuación o mediante una referencia a la misma. Cabe mostrar además que toda teoría
de la verdad presupone e incluye un concepto de adecuación corregido, convenientemente
interpretado.

Con ello la fórmula de la adaequatio se presenta como una fórmula estándar. Esto
no es casual si se tiene en cuenta la evolución del problema de la verdad en el
pensamiento occidental. Pues, efectivamente, en esta historia la adaequatio desempeña la
función de una fórmula en la que desemboca la evolución del concepto de verdad y, por
cierto, de tal manera que dicha fórmula, por su vaguedad, de un lado apenas es refutable
y, de otro, apenas resulta satisfactoria.

En este contexto, el aporte de Russell y Tarski consiste sustancialmente en evitar


discusiones interminables originadas en el uso indebido del concepto de verdad. Sus
puntos de vista se sustentan en la teoría de los tipos lógicos, debida al primero, y en
teoremas lógicos altamente especializados, los mismos que permiten obtener como regla
práctica la recomendación de distinguir entre lenguaje y metalenguaje, cada vez que se
utiliza el concepto de verdad para calificar proposiciones. En la terminología lógica un
lenguaje de grado n requiere de un metalenguaje de grado n+ 1 para definir la verdad de
sus proposiciones. Por ejemplo, la verdad de las proposiciones de la Aritmética no debe
ser afirmada en lenguaje aritmético. Es necesario construir un metalenguaje que nos
permita hablar de la verdad de cada una de las afirmaciones de la aritmética. En este caso,
el lenguaje de la aritmética es de grado n y su metalenguaje de grado n+ 1.

LAS FORMAS DE ESTABLECER LA VERDAD DEL CONOCIMIENTO

La verdad se define como la correspondencia entre el conocimiento y el objeto. La


verificación o forma de establecer la verdad de un conocimiento depende del tipo de
conocimiento. Veamos el caso de los conocimientos a priori y a posteriori. La forma como
se procede para establecer la verdad en estos conocimientos no es la misma. En el
conocimiento a priori, la verdad se establece en el análisis del enunciado mismo (juicio
analítico), así p.e., al afirmar que el triángulo es una figura de tres ángulos, notamos que la
verdad de esta afirmación ya está contenida en el mismo enunciado. Nada nuevo nos
muestran estos enunciados; el fundamento de su validez estriba en el principio de
identidad; se trata de tautologías, repiten en el predicado lo que ya está enunciado en el
sujeto. En el conocimiento a posteriori, en cambio, se presentan enunciados (juicios
sintéticos) en los cuales el predicado no está contenido en el concepto del sujeto, p.e., si
se afirma: "el calor dilata los cuerpos", aquí el fundamento está en la experiencia, en la
percepción sensible.
Los juicios analíticos, expresiones del conocimiento a priori, son verdaderos,
universales y necesarios; son verdaderos pues no dicen más en el predicado de lo que hay
en el sujeto, son universales porque son válidos en todo lugar y época, y son necesarios
porque no pueden ser de otro modo. Un triángulo en cuanto tal no puede tener más o
menos de tres ángulos, siempre tiene tres ángulos. En cambio, los juicios sintéticos son
relativamente verdaderos, particulares y contingentes; esto es así porque sólo son
verdaderos mientras la experiencia los avale, además esto trae consigo el que sean ver-
daderos aquí y ahora, ésta es su particularidad; y son contingentes porque su contrario no
es imposible, es decir podríamos encontramos con cuerpos que en vez de dilatarse ante el
calor se contraigan.
Es incuestionable que la evolución filosófica desde los presocráticos y a través de la
clásica filosofía griega ha conducido a la explicación de la verdad en el sentido de la
adecuación. Lo disputado es solamente cómo ha de interpretarse este proceso: como
caída o pérdida, o como precisión. Es altamente interesante la interpretación de dicho
proceso en HEIDEGGER y su propia corrección posterior.

HEIDEGGER había interpretado la evolución de la concepción de la verdad como


un cambio revolucionario de la comprensión griega de la verdad en el sentido de lo no
oculto (lo manifiesto), para pasar a la verdad concebida a manera de conformidad del
conocimiento con la cosa. Según esta interpretación la condición manifiesta (patente)
significa entre los primeros griegos el ser, no el sujeto decir, el ámbito del conocimiento, del
enunciado, del juicio. En consecuencia la evolución del concepto de verdad se identifica
con una creciente subjetivación de la verdad.

Esto significa que el criterio de verdad no puede ser exterior al concepto de verdad.
Como una formulación excelente de esta tesis fundamental, pueden aducirse aquellas
frases que reproducen la concepción del primer empirismo lógico acerca del criterio de
sentido. Si en estas frases sustituimos la palabra «sentido» por la palabra «verdad»,
tenemos exactamente la concepción aquí defendida: «El sentido (la verdad) de una frase
es la manera de su verificación.»

El método de la verificación no es un medio, un vehículo, sino el sentido (la verdad)


mismo. (...) El método de la verificación no es algo que se añada al sentido (a la verdad).
La frase contiene ya el método de su verificación. No es posible buscar un método de
verificación. Una frase tiene sentido (verdad) significa: ella puede verificarse».

Evidentemente «verificación» no debería tomarse en la acepción del criterio


empirista de sentido del primer neopositivismo, a saber, como aportación de la prueba de
que todos los enunciados de contenido revisten sentido cuando pueden referirse a algo
dado sensiblemente, sino bajo la acepción de la posibilidad de justificación discursiva de la
pretensión de validez. Es central en esta cita el pasaje: «La frase contiene ya el método de
su verificación», es decir, su criterio. Este pensamiento sólo recibe validez plena en aquella
concepción que hace radicar en la «definición» o en la estructura de la verdad misma el
método de su verificación; y a su vez esto sólo se cumple en aquella concepción que
entiende la pretensión justificable de validez como momento estructural de la verdad
misma. Aquí - y sólo aquí - concepto y criterio coinciden.

Desde aquí resulta posible esclarecer y precisar la significación y la justificación de


las tres expresiones: verdad «trascendental» (KANT), «pura» (lógico-especulativa; HEGEL)
y «semántica» (TARSKI). Se dice con frecuencia que, p. ej., la teología trascendental de la
verdad descansa en una confusión entre teoría sobre la constitución del objeto y verdad.
De hecho induce a confusión y es falso hablar de una teoría trascendental, o lógico-
especulativa, o semántica de la verdad, por lo menos según el concepto de verdad aquí
desarrollado (por eso hemos hablado de la estructura integral del concepto de verdad).
Hemos de decir ante todo que ni habla KANT de una teoría o concepción trascendental de
la verdad, ni HEGEL de una teoría o concepción lógico-especulativa de la misma; y
tampoco TARSKI quiere desarrollar una teoría semántica de la verdad.

Para crear claridad hay que distinguir entre medio de la articulación de la verdad,
contenido definitorio de la verdad y ámbitos de objetos. Lo lógico (en el sentido más
amplio) como el medio de la articulación de la verdad es presupuesto por toda teoría sobre
la verdad. De todos modos este medio no ha de tomarse como una unidad indeterminada,
pues él es entendido y matizado inmediatamente en una forma determinada, por cuanto se
aplica de antemano un método concreto, se sigue una perspectiva determinada, breve-
mente: se usa un modo determinado de articulación. La tematización del medio es también
una tarea principal de la reflexión filosófica. Por lo demás esta tematización se relaciona
estrechamente con el contenido definitorio de la verdad, aunque se trata de dos di-
mensiones que han de distinguirse estrictamente. La verdad trascendental, la pura o
lógico-especulativa y la semántica tienen su valor metódico en la dimensión del contenido
definitorio de la verdad; pero no representan el contenido definitorio o sentido de la
verdad, sino que son en cada caso momentos estructurales del concepto integral de
verdad.

___________________

A) Para dialogar y responder:

1. ¿Qué entendemos por verdad?


2. ¿Cuáles son las formas de entender la verdad?
3. ¿Cuál es la relevancia de la verdad (como realidad y conocimiento) en la sociedad?

Discusión:

¿Existe una verdad universal y eterna?


(Malebranche, Engels y Protágoras)

N. MALEBRANCHE (1638 – 1715), Búsqueda de la verdad.

Veo por ejemplo, que 2 más 2 hacen 4, y que hay que preferir el amigo al perro, y estoy
convencido de que cualquier hombre en el mundo puede verlo tan bien como yo. Ahora
bien, no veo estas verdades en el espíritu de los demás, al igual que los demás no las ven
en mi espíritu.
Es pues necesario que haya una razón universal que me ilumine y a toda inteligencia
existente. Pues si la razón que consulto no fuese la misma que contesta a los chinos,
evidentemente no podría yo estar tan seguro como lo estoy de que los chinos ven las
mismas verdades que yo veo. Así, la razón que consultamos cuando entramos en nosotros
mismos en una razón universal. Digo cuando entramos en nosotros mismos porque no
hablo aquí de la razón que sigue un hombre apasionado. Cuando un hombre prefiere la
vida de su caballo a la de su cochero, tiene sus razones, pero son razones particulares
que todo hombre razonable rechazará con horror. Son razones que, en el fondo, no son
razonables, porque no son conformes a la soberana razón o a la razón universal que todos
los hombres consultan.
F. ENGELS (1820 – 1895), Anti-Duhring

El pensamiento teórico de cada época, luego también de la nuestra, es un producto


histórico que toma una forma muy diferente en tiempos diferentes y, por ello, también un
contenido muy diferente. La ciencia del pensamiento es pues, como cualquier otra ciencia,
una ciencia histórica, la ciencia del desarrollo histórico del pensamiento humano. Y esto
tiene importancia incluso para la aplicación práctica del pensamiento a campos empíricos.
Porque, ante todo, la teoría de las leyes del pensamiento no es ninguna “verdad eterna”,
congelada de una vez por todas (…). Incluso la lógica formal no deja de ser un dominio
para violentos debates desde Aristóteles hasta hoy.

PROTÁGORAS (485-415) (En el Teeteto de Platón)

---Yo (Protágoras) digo, efectivamente, que la verdad es tal como he escrito sobre ella, que
cada uno de nosotros es medida de lo que es y de lo que no es: y que hay una inmensa
diferencia entre un individuo y otro, precisamente porque para uno son y parecen ciertas
cosas, para otro, otras. Y estoy muy lejos de negar que existan la sabiduría y el hombre
sabio, pero llamo precisamente hombre sabio a quien nos haga parecer y ser cosas
buenas, a algunos de nosotros, por vía de transformación, las que nos parecían y eran
cosas malas… Trata de comprender más claramente lo que quiero decir. Recuerda lo que
decía poco ha, que al enfermo le parece y resulta amargo el alimento, mientras que al
sano, le sucede todo lo contrario. Ahora bien, ninguno de los dos debe considerarse más
sabio que el otro, lo cual no sería posible, ni tampoco se debe decir que el enfermo sea un
ignorante porque tiene tal opinión, diferente a la de aquél, sino que es necesario trastocar
el primer hábito por el segundo, porque el segundo es mejor. Así, también en la educación
es necesario cambiar un hábito con otro mejor, sólo que mientras el médico ayuda el
estado del enfermo con medicinas, el sofista lo transforma con discursos. Por eso yo niego
que sea posible que uno crea lo falso y otro le haga creer después lo verdadero, porque no
es posible opinar lo que no es, ni opinar diversamente de lo que se ha probado: lo que
entonces es siempre verdadero, por eso. Sino que creo que aquel que opina cosas
conformes a un mal hábito de ánimo, un hábito útil del mismo ánimo, lo haga opinar cosas
distintas: las que algunos, por ignorancia, llaman verdaderas, en cambio, yo las denomino
unas mejores que otras, pero de ninguna manera más verdaderas. Y a los sabios… para
los cuerpos, los denomino médicos: para las plantas, agricultores (…). Los sabios y buenos
oradores hacen parecer como justas a la ciudad, las cosas útiles en lugar de las malas.
Porque las cosas que le parecen justas y buenas a cada ciudad, lo son también para ella,
mientras que las crea tales. Pero el sabio hace ser y parecer (justas) las cosas útiles, en
lugar de aquellas que les son perjudiciales.
B). COMPLETAR EL SIGUIENTE CUADRO:

MENCIONA TRES IDEAS CENTRALES DE CADA UNO DE LOS AUTORES

Malebranche Engels Protágoras

Bibliografía

SADABA, J. Filosofía contada con sencillez, Maeva, Madrid, 2002.

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