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Parece una obviedad, pero a pesar de ello, tantas veces la pasamos por alto y

seguimos esperando a que el otro (mi pareja, mi hij@, mi madre, mi amig@,


etc) vea lo que yo veo y/o le quiero mostrar. Nos llenamos de enojo, desazn,
dolor, frustracin o impotencia al darnos cuenta de que no lo hace; y peor aun,
muchas veces lo personalizamos o lo atribuimos a falta de esfuerzo, de inters
o de amor por parte del otro.
Pero aunque el otro lo desee y lo intente una vida entera, eso simplemente no
es ni ser posible porque lo que cada cual percibe, ve o entiende est
determinado por quin es, por su estructura, por su propia configuracin, por
sus recursos y sus posibilidades.
Lo clave de comprender es que no es que el otro no vea... es slo que
legtimamente no ve lo que yo veo, vemos cosas distintas porque las personas
(afortunada y maravillosamente) ponemos el foco en distintos aspectos de la
realidad, dependiendo de nuestra configuracin.
Cuando espero e insisto en que el otro vea o entienda como yo, estoy negando
su identidad y anulndolo como persona. Y con ello no le permito ser ni
desplegar sus propios recursos.
Si tomramos real consciencia de esto y pudisemos partir por legitimar al otro
en su forma de ver, pensar, entender y sentir... slo desde all podramos
tender puentes, dialogar de verdad, complementarnos, aprender uno de otro y
encontrarnos verdadera y profundamente para construir una relacin
transformadora, basada en la aceptacin, el respeto y el amor.
Psicloga Sole Grunert

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