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ow wuuuvudvue eeu uu 1G Teresa Aguirre y José Luis Avila nista, lo distinguié con la ‘medal ” militantes activos del henriqui inecomoMareeGeea Barragin 0 César Martino, decidieron reincorporarse al PRI y volvieron a tener acceso a puestos importantes; fin i" mente, para otros como Rubén Jaramillo 0 Celestino Gas, ca la violenta represién suftida por el henriquismo y los movimientos obreros en 1957 y 1958 les indicaron que lag grandes reformas que exigia el pueblo no podian ser alcan. zadas por la via electoral. Se abria entonces un perfodo de crisis en la versién oficial de la ideologi: eure logia de la revolucién weve vue vue ueUvud Los obreros sin cabeza Arturo Garmendia El contraste entre el combative movimiento obrero mexi- cano de los aiios veinte y treinta con el acosado movimiento de la década de los cuarenta o el sojuzgado movimiento de los primeros afios cincuenta es radial; pero lo que ademas sorprende es lo abrupto de este proceso: casi sin transicién se pasa de una situacién de movilizacién incesante, aguda lucha politica a escala nacional y defensa de las mejores causas nacionales e internacionales, durante la que la clase obrera consolida su,organizacién sindical, desarrolla una nueva estructura legal a partir de la cual puede reivindicar sus derechos como fuerza de trabajo e influye en el aparato del Estado impulsando sus propios intereses, a un periodo de dispersin sindical, pérdida de cohesién nacional ¢ inde- pendencia ideolégica, tregua y finalmente sometimiento a fa enemigo de clase mediante su incorporaci6n forzosa al partido del Estado. Mucho se ha escrito sobre algunas de las causas (guerra mundial y politica de unidad nacional, claudicacion ideoldgico-politica del PCM y otras fuerzas de izquierda, encumbramiento a la burocraca sindical reformista, vio- "7 ov on Up oto Oo ao ual Aa Antuca/Garmendia . / lencia e institucionalizacién del charrismo sinfical, etcéte- ra) que condujeron a ese resultado: y muy pgteren cambio sobre la resistencia obrera a ese despiadado/y multilatersi golpeo. De ahi que la extrafieza ante la celerillad del eambie radical operado en el movimiento obrero persista, yu que en la mayor parte de los andlisis histéricos de este petionla se da la impresion de que al acerearse a la deed régimen politico y al deslizarse hacia el reformismo y el colaboracionismo las organizaciones democraticas y de izquierda, las masas también lo hicieron. 10 que pone inmediatamente en tela de juicio el prado de conciengn gremial y de clase aleanzados por los trabajadores y obre, ros en las grandes jornadas de lucha de los aiios veinte y especialmente en el primer hustro de los aitos treinta (G LaPieza que fata por integraten este mosaica historico » Por to tanto, nada menos que la forma en que los trabajadores y obreros vivieron y entendicron este proc y las mutaciones que a partir de esa experiencia se retlen. Ton en su conciencia, Un primer paso para comprender por qué el movimiento obrero mexicano perdié posiciones de avanzada y qued poeta bred ala estructura del poder burgués en el jo que va de los treinta a finales cincue onsite en descubir las profuncas transtormecion ne a consecuencia del desarrollo econémico del pais. sufris Ls _ lase obrera: recordemos que es precisamente en cata ctape cuando México pasa de ser un pais dedicado bisicamente a "8 produccién agraria, a convertirse en wn pais fundamen. lente industrial. En estas transformaciones esta impli cada, naturalmente, la correspondiente al crecimiento nun. mee Te, qos clase, pero con todo y ser importante, o son nas ls res subjetivos, de organizacién y conciencia, Gue fueron modificando sustancialmenite el papel del mov, miento obrero en el decurso de esas tres décadas. Vi “amos Pues, asi sea someramente, c om clase y el mov ¢ ¢ refleja- ‘camos 0 fueron conformandose la imiento en el periodo que nos ocupa ’ eee eed egg eee ad a- Los obreros sin cabeza ue Origenes del moderno movimiento obrero Hagia 1935 la clase obrera mexicana era débil y poco desarrollada. Consistia, a grandes rasgos, en los siguientes estratos: En la vanguardia, los trabajadores de algunas industri basicas como los electricistas, los ferrocarrileros, los mine- 108 y los petroleros. Todos ellos acababan de dotarse de sindicatos nacionales, mas habian construido tiempo atras aguerridas organizaciones gremiales y por lo tanto mante in viva una importante tradicién de lucha. En su interior coexistian diversas corrientes de izquierda, entre ellas la del PCM, que actuaba en el medio sindical a través de la Confederacién Sindical Unitaria de México (CSUM). Un sector de trabajadores arraigado en la vieja industria (textiles, curtidurias, cigarreras, etcétera) gencralmente adherido a centrales obreras oficialistas, regidas por un trato despético y paternalista, como la CROM y la FROC Un grupo de trabajadores semiartesanos (zapateros, pa- naderos), congregado, mas que en sindicatos, en cooperati- vas o sociedades de ayuda mutua, generalmente adheridos a la CCT, de linea anarcosindicalista. Un proletariado joven y dindmico, surgido de la inci- piente modernizacién industrial en las ramas de comunica- ciones (telefonistas, cinematografistas y trabajadores de la radiodifusién), banca, transformacién, construccién y ali- menticia, entre otras. Estos sectores emergentes dicron sustento a la Federacién Sindicalista de Trabajadores del Distrito Federal, dirigida por Fidel Velazquez, Fernando Amilpa, Jesas Yurén, Alfonso Sanchez Madariaga y Luis Quintero, conocidos como los “cinco lobitos”, y a Vicente Lombardo Toledano quien, recién salido de la CROM con algunos sectores campesinos, funda, en unidn de los ante- riores, la Confederacién General de Obreros y Campesinos de México. El crecimiento del aparato magisterial y gubernamental engrosé considerablemente las filas de los trabajadores de esos sectores. Entre los maestros tenia cierta influencia una u uUuUUuUuUUU OU OUD oOo is Arturo Garmendia corriente trostkista; en la burocracia la influencia predomi- nante era la de los comunistas. Le movilizacién de la mayoria de estas fuerzasen contra del_callismo y de su brazo obrero, la CROM de Luis N Morones, cOndujoa una primera unificacién de los trabaja, dores del pats en el Comité Nacional de Defensa Proletarya instituido a iniciativa del sindicato ferrocarrilero, Elenp +! se convirtié en un poderoso instrumento de lucha antif cista y antimperialista, de autodefensa y apoyo a las catises mds avanzadas del momento. Contribuyé en no escasa medida a la instauracién del régimen cardenista y en extra, cha alianza con él desplegé la lucha en el terreno econémi- 0, sindical y politico para lograr significativos avanees, El respeto a la legislacién laboral, mejoras en las condiciones de vida y trabajo, una mejor y mas poderosa organizacion obrera y la adopcién de un punto de vista de clase, m completamente libre de planteamientos utopicos o libera, les, pero que permitia al obrero asignarse un papel de Vanguardia en la lucha de clases y en la construccion de un! nuevo orden social fueron el saldo f in tura historica El éxito de la empresa llevé a vislumbrar la posibilidad de construir una organizacién tinica del proletariado mens. , Cano y en febrero de 1936 tuvo verificativo el Congreso “ Constituyente de In Confederacion de Trabajadorse de _ México, en el que estuvieron presentes las organizaciones laborales que habian constituido el CNDP, Se estimé que el total de agrupaciones adheridas a la central era de 3000 y cl ‘mero global de miembros alcanzaba la cifra de 600 000 Las tendencias politicas més importantes eran la comunis ta, la lombardista, la de los sindicaleros “cinco lobitos" ya democraitica de los sindicatos de industria mas importantes del ais. La direccién de ta nueva central qued® en manos le Vicente Lombardo Toledano, fuertemente’ el presidente Cardenas. La asamblea aprobé un programa y unos estatutos que contenian un espiritu democratico + una explici mpinncy a la independenci favorable de esa coyun- “apoyado por aspiracién ia organics del Estado. Entre las primeras UUUUUUOO Poo oO oO Los obreros sin eabeza 11 actividades de la CTM se inicié una intensa campaiia de proselitismo, que buscaba fortalecer su organizacién me- inte la incorporacién de los nacientes sindicatos en las ramas mas importantes de la economia, de los trabajadores al servicio del Estado y sobre todo de amplios sectores campesinos, Fuera de la CTM, ya con muy poca importan- cia, slo quedaron la CROM y la CGT ‘ ° El peso politico que una organizacion asi adquiriria no dejé de causar inquietud entre la burguesia y el gobierno, y el presidente CArdenas, que en los meses precedentes se habia inclinado a favorecer la organizacién proletaria, a partir de ese momento introdujo condicionantes al proceso de cohesién gremial de la fuerza de trabajo: objeto la dicalizacién de los burécratas y trabajadores guberna- mentales en una central fuera del control del Estado y alos Hamados de la CTM para la organizacién integral de los campesinos opuso la alternativa de una agrupacién oficial, la Confederacién Nacional Campesina. El Congreso Cons- tituyente de la CTM protesté enérgicamente contra esta intervencion presidencial en asuntos sindicales. No s6lo la intervencién gubernamental frustré los pro- positos de organizacién de los trabajadores en una sola central, sino que el germen de ladispersidn estaba dentro de larmisma estructura que se pretendia levantar. Aun cuando la clase obrera compartiera, en términos generales, las mismas ideas y aspiraciones, estaba inserta en estructuras sindicales diferentes de acuerdo con su ubicacién en el aparato productivo, el grado de desarrollo industrial, la tradicién de lucha o ausencia de ella, la gestion democrati: ca, paternalista 0 autoritaria, etcétera, y la toma de decisio- nes estaba depositada, en Gltima instancia, en manos de lideres y dirigentes cuyas posiciones politicas no podian ser mas distintas. Asi, poco a poco, la disputa por el poder, las fricciones ideolégicas y los compromisos de las diversas corrientes con intereses ajenos al movimiento sindical fueron minan- do la unidad precariamente construida. En el lapso que va de febrero de 1936 a febrero de 1937, vu Oo at a od a uodouuad ee Arturo Garmendia la CTM celebré cuatro consejos, en el curso de los cuales el PCM y las corrientes democraticas del movimiento obrero perdieron terreno tanto por el “repliegue tactico” que in, tentaron en aras dela unidad como por la creciente hostili- dad, politiqueria, golpes bajos, corrupcidn y violencia que orquestaron en su contra sus antagonistas sindicales, los lombardistas y velazquistas: En el segundo consejo --celebra doen agosto de 1936—se Presenté la cuestién de la eleccién del secretario de la organizacién; los candidatos eran Fidel Velazquez y Miguel Angel Velasco, de la CSUM. Ante la Polarizacion del movimiento obrero en torno a estas fig ras, el PCM renuncié al puesto que su candidato habia ganado mayoritariamente con el propésito de preservar la unidad. Sin embargo, en esa oportunidad el sindicato mine. fo metalirgico, de posiciones democraticas, xe qute¥é de la injerencia en sus asuntos estatales por parte de la gente de Fidel Velézquez y anuncié su retiro de la central. Durante el tercer consejo —realizado en noviembre de 1936— Velaz- quez y Lombardo Toledano proponen ia participicin de la cT™ cn asuntos electorales dentro del PRM y obtienen la mayoria de los votos, si bien por un escaso margen, Ferro- carrileros, electricistas y petroleros, asi como corrientes comunistas se manifestan en contra y asi lo dejan asent do. La escisiénes.inminente. En el cuarto conseio se acusa a Fidel Velizquez ya Vicente Lombardo Toledano de haberse comprometido con di, Versos sectores gubernamentales y patronales y haber ate. nuado el movimiento huelguistico. Los disidentes, 23 de. legaciones sindicales, abandonan la sesion y se trasladan al local sindical de los ferrocarrileros, donde hacen un recuen, “to de fuerzas. El cémputo arroja la cifta de 322 000 obreros democraticos contra 300 000 trabajadores bajo la ferula de los oficialistas. Dada la Inminencia del estallido del couflic- to petrolero, se estima necesario que los trabajadores de es fe a Peet enel otro bando. Pesealo delicado de ca th s€ confia en poder salvar el escollo, Como to racariten: cntin Campa, en quel entonces dirigemte fe- 2 ¥ a la vez miembro de la direccién comunista a yh 123 Los obreros sin cabeza “la corriente democratica consideraba viable restablecer la unidad en la CTM, partiendo de que era la mayoria y su influencia en el movimiento sindical de nuestro pais era cada vez mayor. Insistiamos en evitar toda intransigencia y en la primera oportunidad buscar concesiones mutuas para establecer la unidad... sobre la base de los siguientes pun- tos: 1) requerir de Lombardo y Fidel Velazquezel respeto al programa ya los estatutos de la CTM, rectificando la actitud arbitraria del primero en la inauguracién del cuarto con sejo y el examen sereno de las representaciones del mismo: 2) subrayar la unidad de accidn en el conflicto petrolero y en todos los problemas que se presentaran para la lucha conjunta, independientemente de las discrepancias"! Asi las cosas, se gesta un giro decisivo en los aconteci~ mientos, ELPCM, hasta ese momento divididoen torno a las orientaciones de “unidad a toda costa” de la II Internacio- nal Comunista, se ve estrechamente presionado por el esta- linismo para asumirlas plenamente. Earl Browder, dirigen- te de la IC, viene a México expresamente a influir para que se lleven adelante sus lineamientos. El pleno del Cc del PCM, en julio de 1937, acordé realizar todos los esfuerzos necesa~ rios para formar el Frente Popular Mexicano, advirtio el papel fundamental que en esa tarea podia desempefiar la TM y condené Ia actuacién de los comunistasen el congre- so obrero escindido, culpdndolos de la ruptura. Reconocid la “autoridad indiscutible” de Lombardo Toledano y le brindé todo el apoyo de! partido para que impulsara la creacién del frente popular. secretario general del PCM, censuré también la labor de los dirigenzes comunistas en la CTM y escribié: “No comprendiamos que la unidad en la CTM, en si misma, tiene un valor revolucionario indiscutible desde el punto de vista nacional e internacional; que la CTM con slo existir unida lucha y no puede dejar de luchar en las actuales condiciones de Mexico y del mundo y que, en Campa, Valentin, Mp tesvinonia, Ediciones de Cultura Popular México 1978, VPP UP Ur GP ah GP tr aaa dad ded a Arturo Garmendia consecuencia, el Partido Comuni i sacrificar todo.a le unidad de la Crate os ee Ensoberbecidos, Lombardo y Veldzquez dicidieron el frente estaba constituido en México porel Partido Naclo, nal Revolucionario e integraron en él ala CTM. Aceptaron que salieran de la central los burécratas, los maestros y nicleos de campesinos; efectuaron una purga de comunic, tas en la direccidn del organismo (echando, entre otros, Miguel A. Velasco y Pedro Morales) y no se inmutaron nen la salida de la CTM del Sindicato Mexicano de Plectnet es (disgustados porque la CTM no habla apoyado suempla, imienlo a huelga general declarado legal por la Junta de menors como resuladoas suv ateras a es pars 1935 a ra interaba ya 986 0 obreran panunio de 1989 Clndens disolvi6 el PNR para crear el 1 que concretaba un pacto de unién entre las distintas corrientes politicas y fr mnlitares existentes en la década de los veinte, el segunda agrupé a los sectores obrero, campesino y popular antag pal ape lelaicie aba cierto aspect de frente P : in creer y hacercréei ) €lPco. Los sectoresdisidentes,influndos por eae dle 2 reintegraron a la central reintegr , en condiciones de menor fuerza = ee no Test combatividad al movimiento ero. Pese al revés sufrido, los trabajadores estaba: pefiados en desarrollar sus organizaciones gremiales, como ¢8 el caso de los ferrocarrileros, cuya vertebraci6, influye en la nacionalizacién de esos fs el 22 de junio de 1937 gobierno una medida simi luego, los petroleros, s cién de esa industria no. les, como yn sindical transportes (realizada los minéros, que demandan al lar sin ser escuchados y, desde ft as lucha Y apoyo la expropia- : tubiera sido posible, Este aconteci- mi¢ ni it a el eae €condmico y politico, el mas transcendente de la stracién cardenista, es punto culminante del mas Laborde, Hernan Hemnin, Unidad «nda cosne, Fd, Popular, Mésico, 1937 Los obreros sin cabeza 125 importante periodo de ascenso del movimiento obrero na- cional. Reflujo y resistencia La situacién econémica se torné dificil para el pais en las postrimerias del gobierno de Lazaro Cardenas. Los vincu- los entre los dirigentes de la CTM y el gobierno se estrecha- ron, y aquéllos empezaron a hacer de la central la correa de transmisién de la politica laboral oficial hacia el movimien- to sindical. En 1939 la Junta Federal de Conciliacion y ‘Atbitraje acordé no elevar el salario minimo en el periodo Simultaneamente, la CTM, produce un nuevo drdenamiento segiin el cual todas las huelgas importantes, especialmente las generales, deberdin contar con la aproba- cién del comité nacional de la confederacién para poder efectuarse. Petréleos Mexicanos y Ferrocarriles Nacionales fueron requeridos por el gobierno para una reorganizacién de fondo en febrero de 1940. El proyecto gubernamental de reforma administrativa contemplaba, entre otros puntés, el despido ide una parte de“tos”trabajadores, Ia baja de salarios en algunas categorias, el pago minimo en los trabajos extra, Ja reduccién de los descansos pagadas y la cancelacién dela suma que se les asignaba a los trabajadores como ayuda para el pago del alquiler de su casa habitacidn. Ademas, se ampliaban desmesuradamente los derechos de la adminis tracién gubernamental: podia hacer uso ilimitado de la fuerza de trabajo y aun intervenir en los asuntos internos del sindicato. Los petroleros manifestaron su interés en reorganizar la industria, pero sefialaron que su esfuerzo habia permitido, en solo dos aiios de administracién, elevar las cuotas de extraccién petrolera y sefialaban mas bien como un obstacu- Jo al desarrollo de la industria el peso agobiante de una burocracia inexperta ¢ ineficiente. Solicitaban, por lo tan- to, acabar con el engorroso 2parato administrativo y crear Ou 0 UO OU 0D oo ee 126 Arturo Garmendia un sistema mas democratico y dindmico, otorgando a los obreros la posibilidad de controlar las transformacione: industriales del producto. Los ferrocarriles funcionaban ya con administracién obrera y sin embargo enfrentaban grandes obsticulos: por’ una parte, debian pagar la deuda contraida por e! gobierno, con los capitalistas extr njeros expropiados; por otra, no se les permitia elevar las tarifas del transporte de la produc. cién de los monopolios extranjeros, en Particular los tnineros, y, finalmente, debian pagarcuantiososimpuestos, que el gobierno aplicaba a otras ramas de la economia, La Teorganizacién cardenista dejaba de lado esta situacion + pretendia hacer recaer s bre los hombros de los trabajado- res el peso, no de una solucién, sino de una componenda que no lesionara los intereses extranjeros, sobre todo nor. ‘eamericanos, cuyas inversiones empezaban a fluir al pais, La discusion sobre la administracion obrera se generali, % a todos los sectores politicos del pais, mas solo una minoria de izquierda radical se colocé de parte de los obreros. La CTM apoyé las posiciones gubemamentales y cuando finalmente éstas se impusieron, el distanciamients que habia entre ellasy los grandes sindicatos de industria se habia acentuado. A ello contribuyeron también las posicio, nes adoptadas en otros dos conflictos importantes. el de los Petroleros, que en septiembre de ese afio realizaron un paro en la refineria de Azcapotzalco, roto Por la intervencién del eJ€rcito tras haber sido caracterizado como un movimiento Subversivo por el gobierno, y el de los mineros, pues la industria extractiva habia bajado salarios alegando estar en crisis. Pese a que se habia emplazado a la huelga general, sdlo la de las minas de Nueva Rosita Hlego a estallar. Finalmente, tas elecciones de nuevas direeciones sindica- les entre los electricistas y los ferrocarrileros, sin llegar a constituir virajes definitivos, si fueron desfavorables para la corriente obrera democratica. En elSME, F. Brefia Alvi- rez, que desde la lucha contra e} callismo habia tenido una destacada Participacién democratica, fue sustituido por Francisco Sanchez, y en el sindicato ferrocarriiero Juan CUUO Ooo oo Oo oo Los obreros sin cabeza 127 Gutiérrez, quien presidia el comité nacional desde 1936, cedié su lugar a Jesiis R. Salis, un protegido de Lombardo. Toledano. Las manifestaciones de lucha en el momento del trinsito presidencial Cardenas —Avila Camacho vinieron a mostrar el cambio en la correlacin de fuerzas: ahora las huelgas no, contaban con el apoyo del gobierno, sino con su hostilidad fa CIM le daba la razén y en todo caso preferia hacer arreglos en la ciipula antes de recurrir a la movilizacion proletaria; el movimiento obrero habia perdido su carécter nacional y cuando llegaba aestallar una huelga ésta no era apoyada, como antes, por todos los destacamentos de la clase obrera. Aeestos hechos vinieron a sumarse otros factores negati- vos: por urfa parte, el de la expulsién de Valentin Campa del PCM, debida a su oposicidn a la linea oportunista que desde unos afios atras habia venido ganando terreno en el parti- do. Campa se reintegré a su plaza en Ferrocarriles Nacio- rales y desde ahi persistid en la lucha dentro del Comité Sindical Unitario. Ademas, a partir de 1940 las fuerzas reaccionarias dentro y fuera del gobierno impulsaron una campafia anticomunista, que produjo numerosos encarce lamientos y que culmind con el asalto armado al local del PCM en la ciudad de México, en octubre de 1940, en el que perecié el comunista Rafael Morales Ortega. © En estas condiciones no es de extrafiar que el general Almazin, candidato de la reaccién a la presidencia de la repablica, introdujera en su campafia demagégicos recla~ mos obreristas y aun lograra constituir entidades clectora- les como el Partido Central Ferrocarrilero Pro Andrew Almazan y cl Partido Minero Almazanista, el Frente de Tranviarios Pro Aimazan y el Comité Unificador de Trabaja- dores de la Industria Eléctrica Pro Almazan, combatidas por las fuerzas oficiales progresistas y la izquitrda del movimiento obrero. La CTM fue la organizacién encargada de “destapar’ candidato presidencial del PRM: el general Manuel Avila Camacho. E1 SME se retiré del PRM “para dejar que sus al ee 128 Arturo Garmendia afiliados se expresaran libremente en las elecciones”; los ferrocarrileros no asistieron al mitin en que su central hizo publica la candidatura oficial, ni forz6 el voto de sus agre- miados. De la “unidad nacional’ al pacto obrero industrial En 1941 surgié un conflicto en la Fabrica de Materiales de Guerra a causa del mal trato dado a los obreros por el director militar de la empresa, quien implanto un sistema de disciplina carcelaria e ignoré por completo las gestio- nes de los representantes del sindicato, al que no reconocia personalidad alguna. Este planted infructuosamente el asunto al sccretario de Defensa Nacional. Entonces, el 23 de septiembre de 1941, los trabajadores de Materiales de Guerra se dirigieron en manifestacion-de descontento a la residencia particular del presidente Avila Camacho. Las mujeres marchaban al frente con ramos de flores pata entregarlas a la esposa del presidente. El coronel Ochoa, jefe de ayudantes del Estado Mayor Presidencial, denegé la solicitud de audiencia que le hicie- ron los trabajadores, y como éstos insistieron, amenaz6 con retirarlos por la fuerza. De la amenaza pasé a la accién. “Unos cuantos minutos después, a espaldas de la resi- dencia, hacia su entrada una linea de tiradores, un grupo de soldados de Guardias Presidenciales. Los trabajadores imaginaron que esa fuerza armada entraria en la menciona- da residencia, pero joh sorpresa! al frente de los soldados se colocé, pistola en mano, el coronel Maximiliano Ochoa y ordené disparar en contra del grupo situado en mitad de la te..."3, \ Como consecuercia de esta criminal agresin cayeron abatidos por la descarga de la fusileria ms de veifite obre- Tos: once heridos y nueve muertos, enire ellos Guillermo Rojas Tiburcio, secretario general del sindicato. * Araiza, Luis, Historia det movimiento obrero mexicano, Ed. Cuaub moc, México, 1953, Los obreros sin cabeza acerca de la politica | los discursos del flam, {idelidad la situacién imperante onus oo Su division y correlacio, movimics Los sindicatos mi Cistas, d¢ tranviario: Tos y 16 a otros mas, y avez y Lombardo Toledano contre. inifestacin. Enel sepelio invi aron al Ieatatio de Gobernacién, Miguel mina fi de Gobernacién, Miguel Ate ‘an, a hace aay : ; la palabra, h hecho que el re tapalabr we <1 representante presidencial aprow Fede ga llamar ala “unidad nacionatens tlacovunta, le guerra mundial. aaa Asi, el movimi i, tento obrero inde; eleontar en sus filas a le la ii la industria, alguna necient estatal; sin embargo, carecia de una Stee Mientras algunas de s el finalmente Fidel Velae, lafon el curso de la ma Pendiente tenia a su fe los obreros de I bales a reciente crea- da del campo, “le el eee oes eee ee ae a Arturo Garmendia sin experiencia sindical, confiada y agradecida por la opor- tunidad de trabajo que les brindaba una estructura gremial decorte paternalista, Para ese afio(1941) contaba ya.con un y millén trescientos mil afiliados organizados en 16 sindica- tos y federaciones nacionales, 30 federaciones de estados y territorios y 138 federaciones locales y unitarias. Con todo, ho era su membresia ni la posible combatividad de la misma la que le daba presencia nacional, sino sobre todo ei apoyo que recibia del gobierno. Hay que sefilar que el 5 de febrero de 1941 la crm celebré stu segundo congreso nacional, inaugurado por Avila Camacho y presidido por Vicente Lombardo Toledano. Al término de! congreso fue clecto secretario general Fidel Velazquez, por lo que Lombardo, sin apoyo de masas, qued6 relegado a un cargo honorario y a dirigir la CTAL, que presidia desde su fundacién en 1930. El campo oficial, preocupado por aprovechar la situa- cién econdmica que abria la guerra, hizo esfuerzos por atraer de su lado la mas amplia constelacién de fuerzas posible. En 1942 el presidente Avila Camacho hizo un Hamamiento con él lema de la “unidad nacional” y abrié espacios cerca del régimen a todos aquellos lideres obreros dispuestos a respaldar la politica presidencial. Poco des- pués, el licenéiado Miguel Aleman asistid como represen- tante del presidente a la XV Convencién Nacional de la CROM y llevé como mensaje la idea de que “Ia situacién actual impone la wnidad de los mexicanos, lo que implica la colaboracién arménica de todas las clases sociales dentro de la justicia...", y dias después el presidente recibid en palacio al comité ejecutivo de laCROM, que a la par que los secretarios de las federaciones de industria, también pre- sentes, acordé franca cooperacién y lealtad al gobierno. Por esos meses aparecieron también nuevos agrupa- mientos sindicales, como la Confederacién de Obreros y Campesinos de México y la Confederacién Nacional del Trabajo. Los integrantes de estas centrales provenian de indusirias recién constituidas en el pais, bien se trataba de disidentes salidos de las filas de la CROM y la CIM, wow . COCM, la CNT, la CGE y ef fas coincidieron con [4 de mayo anterior, con motivo de Ie deci de México a las potencias del Eye enel sentido de frenar la alas icias del E; ¢ Méxie ‘Je, en el sentido de fre huelgas y estimular la producciény Las organizaciones fir, ir mantes del pacto pasa cional, | P*“'® Pasaron a formar el Consejo Obsas Na- A fines de 1943, el presidente Avila en el Palacio de Bella Ba s Artes, el congres, S acalorados deb 2 2 ins Peas, los maestros no lograban tin seated. \fio se del ci cn formé el Sindicato Nacional de Trabajadores des que hasta ta fecha nece bajo la waren (SN), a 'a fecha permanece bajo la sarntitttes0 del pais en el conticto mbién c oportanigaine oRsecuencia la acentuacion de he ot mayode toyaitl 2M. En su 1X Congreso, celebrado en 20 psig’ er pascive auc en funcién de derrotaral ene i. te ania aeemO, 6 imperative apoyas la wana enctal de México, desdeel pina eel desarrollo rs unto de vista é A zeneral de ¢ econémico, esti i *actuahidad,planteado Por la viacapitalista: pugmama; Por la clonmagoNo-¥ luchamos porque vaya accor me. Ip ea aap del nivel de vida general del pueblo nee » con lo que sumaba sus fue aba 20", con fo que Sus fuerzas alas delPRM y 4 z en de Avila Camacho. Enel terreno si dlealdecbe : “La tictica de lucha del Partid aoe halla aplicada a las condiciones d Por la solucién de las diferencias ues 0 acciones que debiliten Ia sostiene, como téetica para el mox sidad de hallar soluciones mediante el avenimiento j 16n, con el fin ico mundial tuvo Ei El Pc ‘imieato sindical, fa n los conflictos obreropatronales : HUS€0 que reclama la actu: de no acudir a ta husky ial situa- que lesion ty u Uuuvudud doug oe 132 Arturo Garmendia produccién y es aprovechada por las fuerzas enemigas para debilitar la unidad nacional. El PCM lucha por la integra- cién de comités tripartitosen las fabricase industrias, tanto para mejorar técnicamente los sistemas de trabajo, como para auxiliar en el arreglo de los conflictos sin acudir ala huelga o al paro”. n su informe al 1X Congreso del PCM Dionisio Encina, secretario general, propone: “es necesario no solo cambiar el nombre y el contenido de nuestro trabajo en las células de Fabrica, sino que es menester suprimir por completo las células de fabrica y el trabajo fraccional dentro de tos sindicatos, organizaciones campesinas, etcétera”. Se estaba pues en la pendiente del liquidacionismo, como lo asegura un documento emitido por 24 células del PCM por esas fechas: “a raiz delIx Congreso y dela expulsion, en octubre de 1943, de un grupo de militantes encabezados por Carlos Sanchez Cardenas, Miguel Angel Velasco, Alberto Lum- breras, Miguel Aroche Parra, Enrique Ramirez y Ramirez, Angel Olivo, Luis Torres y Genaro Carnera Checa, el PCM ha perdido un 80 por ciento de sus efectivos”*. Todo confluia para constrefiir el sector democratico del movimiento obrero en margenes cada vez mas estrechos, pero éste no iba a sucumbir sin luchar. Si se considera que ahora se batia no sdlo con los sectores mas reaccionarios del pais, como en el pasado inmediato, ni contaba con el apoyo del gobierno, sino que éste habia pasado a ser su adversario mas importante, la batalla que libro por esos afios fue una de las mas heroicas que ha tenido que enfrentar. La clase obrera, sustentada por los grandes sindicatos de industria, se apresté a dar la lucha contra la carestia de la vida. En 1941 y 1942 el principal motivo deemplazamiento a huelga habia sido el reconocimiento del contrato colecti- vo, lo que concuerda con la apertura de nuevas fuentes de trabajo y el fortalzcimiento de las centrales obreras a que nos hemos referido. Asi, en 1941 hubo 71 huelgas por + Chado por Pelier, Gerard, 1. Ad ais de historia, Universitat Autdnonne de Sinaloa, 1980. U0 OU Los obreros sin cabeza 133 contrato contra 61 por motivos salariales; en 1942 las cifras fueron de 47 contra 23. Pero...la pérdida del poder adqui_ sitivo del salario obrero en el periodo que va de septiembre de 1941 a agosto de 1942 fue de 80 por ciento con respecto al afio anterior. No es de extraiiar que para 1943 el desconten- to fuera incontenible. El siguiente hecho es sintomatico: el 21 de marzo de 1943, durante la manifestacién oficial para celebrar el natalicio de Juarez, los obreros llevaron mantas que decian, “un pueblo hambriento no puede defender las, democracias" Ademés, a iniciativa del sindicato ferrocarrilero, se planeé un mitin en la Arena Coliseo, una manifestacién piblica y paros de actividades como campafia en contra de _ la carestia de la vida. Se promovieron los actos de los Sindicavosiméxicano de electricistas, minero Y petrolero, entre otras organizaciones. Se designé como orador repre. sentante de estos cuatro sindicatos en el mitin a Valentin Campa, quien cuenta en sus memorias cémo el entusiasmo y la enorme asistencia que provocé el acto, asi como su discurso centrado en el anilisis de la politica monetaria inflacionaria del gobierno, la dilapidacién burguesa de las reservas nacionales en détares, la especulacién capitalista y el sefialamiento concreto del hermano del presidente, Ma- ximino Avila Camacho, como uno de los grandes capitalis- tas responsables del empobrecimieato de los trabajadores, tuvieron por efecto el que a los pocos dias el gobierno emitiera un decreto de un aumento general de salarios para contrarrestar la carestia de la vida Cierto que el 25 por ciento del incremento salarial decre- tado no alcanzaba para cubrir el deterioro sufrido por la economia de las clases trabajadoras; no obstante, es de considerarse la actitud combativa de las mismas, aun en esos Uempos dificiles. Por otra parte, la lucha no terminé ahi, sino que ese fue s6lo su comienzo. En 1943 y 194 el total de hhuelgas por incremento salarial fue de 681 y 761, tespecti= vamente, que tuvieron como resultado incrementos fluc. * Loyo, Aurora, “El movimiento obrero yla Segunda Guerra Mundial”, en le revista Casa def Tiempo, niéimero 9, vas. mayo de 1981 eevee uve das see oe ese eee eo vo vote ie 134 Arturo Garmendia tuantes entre 10-y 25 por ciento, pese al pacto de unidad sindical y también a la politica de contencién huelguistica oficial En lo que toca a conflictos en las ramas industriales, cabe destacar la huelga general del Sindicato Minero Meta. lirgico en junio de 1944, que puso en pie de lucha a 80 000 trabajadores, pues a pesar de que por el estimulo de la guerra la produccién minera se habia duplicado en el perio- do avilacamachista, en mas de la mitad de los establec mientos del ramo los salarios se mantenian estables: la movilizaciOn de 44.000 textileros ante irregularidades en la produccién derivadas de la dificultad de obtener materias primas de importacién o del cierre de algunos mercados Por la guerra, que se tradujeron incluso en paros forzosos con el consiguiente perjuicio para los obreros, y los frecuen. tes paros y movilizaciones de ferrocarrileros y petroleros sobre quienes pendia la espada de Damocles del reajuste desde el sexenio anterior. Alacabar la guerra, la estructura del pais ha cambiado. El estimulo externo representado por el conflicto bélico ha impulsado considerablemente la industrializacién: el PIB correspondiente a manufacturas se incrementé en un 39 por ciento entre 1941 y 1946. Las industrias mas dind micas fueron la alimenticia, la text, la quimica, la eléctrica y la de fundicién y manufactura de articulos metdlicos, pero tam- bin destacan las industrias del vestido, la construccion, madera y muebles,cuero y pieles y articulos de tocador, por fo que puede asumirse que, en general, crecid y se fortalecié 'a pequefia y mediana industria. La clase obrera se amplié a un ritmo promedic de 10 por ciento anual, cifra sin prece- dente en el pais; sin embargo, la tendencia prevaleciente en el lapso estudiado fue la utilizacién mas intensiva de la mano de obra y no la ampliacién industrial. Las inversiones extranjeras directzs aumentaron considerablemente, en particular las norteamericanas, y con la aparicion de em- Presas con tecnologia mas elaborada, como la General Motors, surgid un nuevo estrato de la clase, una especie de aristocracia obrera agremiada en sindicatos blancos Los obreros sin cabeza 135 fantasma de la crisis econémica habia quedado atris y se vislumbraba una etapa de prosperidad y cambios indus. ttiales acelerados. De la organizacién patronal fundada en el cardenismo, COPARMEX, se desprendié la CNIT (Camara Nacional de la Industria de la Transformacién), que agru- Paba a la fraccién burguesa mas poderosa y con ella el sector oficial del movimiento obrero, el Consejo Obrero Nacional, firma el famoso Pacto Obrero Industrial que pretendia “fortalecer las relaciones cordiales entre los tra. bajadores y empresarios y orientar sus esfuerzos hacia ly“ consumacién de las superiores metas nacionales”, Se trata / ba de un acuerdo cupular con miras a formular con politi- cas coneretas los cambios econémicos derivados de la posguerra. ~ ElPacto Obrero Industrial se firma el 7 deabril de 1945, en el marco de la Conferencia de Chapultepec, citada para discutir a nivel hemisférico los problemas de la posguerra, Pero apenas hubo terminado el encueniro, las disensiones en el Consejo Obrero Nacional se tornaron insalvables por la prepotencia mostrada por la CTM en cl curso de las discusiones y la crisis se resolvié con la expulsin de la misma con CON. No le importé: su papel fundamental dentro de ta politica laboral del sistema estaba asegurado; en cuanto a las otras organizaciones integrantes del primer Pacto de Unidad Sindical, s6to la CRoM sobrevivi6 en un plano secundario. La ofensiva alemanista El transito hacia una nueva etapa de desarrollo capitalis- ta tequeria, ante todo, deestabilidad. Estabilidad politica en cl momento del cambio de poder y estabilidad social, que garantizaran ¢l avance sin ruptura del proceso de sustitu- Cién de importaciones. Se crea entonces, el 18 de enero de 1946, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Ya Avila Camacho habia dado algunos pasos en la transformacién del partido oficial. Diez dias despuss de eevee us ves Teves ee & ern nial 136 Arturo Garmendia haber arribado a Ia presidencia habia separado del PRM al sector militar, con el pretexto de la necesidad de “ -que nuestras fuerzas armadas cumplan con la misién que legal- mente les corresponde, para cuyo efecto resulta indispensa. ble mantenerlas apartadas de la Politica electoral, que pone en peligro la necesaria cohesin de los militares en servicio activo". De esta manera el ejército, que desde la revolucion Y aun antes era una de las fuerzas politicas mas activas, fue Privado de sus derechos electorales y se convirtié en el braze, armado de la clase gobernante. En 1946 se fue atin mas lejos: de acuerdo con el articulo segundo de los nuevos estatutos se retiré a las asociaciones gremiales (la CTM, la CNC y la Nop, fundada en 1943) la capacidad de escoger por si mismas a sus candidatos, fun- clones que asumiercn los 6rganos directivos del partido. En ¢se momento Lombardo Toledano calld, pues habia hecho compromiso de no fundar un nuevo partido politico sine hasta después de las elecciones. Sin embargo, afios mas tarde se declaré engafiado: “Y surge la sorpresa —escribid £2 1965— Sin consulta con las agrupaciones y las persona. tidades de la vida mexicana asociadas para llevar al triunfo 'a candidatura det licenciado Miguel Aleman, nace un nue. vo organismo en sustitucién del PRM, el Partido Revolucio. nario Institucional, que en su declaracién de prineipios, en Su programa de accion y sus estatutos apunta ya la tenden. cla a sujetar y monopolizar la actividad civica de todos los ciudadanos del Pais. Su origen antidemocratico habra de hacer del PRI lo que es: el departamento buroeritieo del poder piiblico para simular las luchas electorales e imponer a los funcionarios de los poderes de la union y de los estados™*, Para cerrar el circulo opresor, en el XXXt1 consejo de la CT™M, el 2 de octubre del afio siguiente, se acuerda que en adelante todos los miembros de la central perteneesvin al Pri. sig Ginbardo Toledano, Vicente, La perspeciva de Mévieo, una demo. cracia del pueblo Los obreros sin cabeza 137 Simultincamente a este refuerzo politico, e gobierno airing. marcha una politica de mano dura, tendon a tanto se extirpan de los documentos isicos del PRI-y la Teg todo teconocimiento de la lucha de clases y toda ferminologia que recuerde, asi sea levemente, al socialismo, ¥ toma medidas atin mas drist Bolpista fue identificado y repudiado por ta comunidad rielera, Al mismo tiempo, los petroleros suftian una agresion similar. A mediados de dici Ja empresa se negé a cumplir. Los trabajadores de la Sec- cidn 34, en la refineria de Azcapotzalco, van at Paro en defensa del convenio. Aleman ordena un gran desplicgue de tropas para reprimir a los paristas: el ejército toma las instalaciones el dia 19 y al dia siguiente el presidente ordena el eese de los lideres del movimiento. Se cita a lary conven- ci6n extraordinaria del StPRM para analizar el problema el arriba al poder Antonio Hernandez Abrego, representante del alemanismo. La izquierda tendi alla dispersion y estos hechos preci- out ve vu eudvesvd CUD oeds wed i vu’ ion Arturo Garmendia pitaron los acontcimientos, maxime porque en marzo de ese afio laCTM en:raba en una coyuntura electoral. Asi, del 13 al 21 de encro de 1947, por convocatoria de Lombardo Toledano, se realiz6 una mesa redonda de marxistas, cuyo fondo politico era comprometer a todas las corrientes de izquierda y democriticas a la unidad con laCTM, sobre la base del apoyo a la candidatura de Fernando Amilpa para la direccién de la misma, asi como llevar agua al molino del partido que plancaba organizar Vicente Lombardo Tole- dano. Participaron en ! mesa el grupo marxista de la Universidad Obrera encabezado por Vicente Lombardo Toledano, el PCM representado por Dionisio Encina, el grupo marxista E: Insurgente, en el que participaban José Revueltas y Leopoldo Méndez; Accién Socialista Unifica: da, representada por Hernan Laborde y Valentin Campa y la Sociedad Francisco Javier Mina representada por Da- vid Alfaro Siqueiros. Como personalidades participaronel licenciado Narciso Bassols, el licenciado Victor Manuel Villasefior, Juan Manuel Elizondo, entonces senador y el secretario general del sindicato de mineros, Rafael Carri- No y otros La maniobra no tuvo éxito, pero tampoco las corrientes progresistas lograron influir en las opiniones que susten- taban los otros participantes. El punto central en la discu- sién fue la caracterizacién de! régimen alemanista. Para algunos, como Bassols, Campa y Laborde, era claro que no slo Alemén sino también Avila Camacho habian consoli- dado el poder de la burguesia y abierto las puertas al imperialismo norteamericano. Vicente Lombardo Toleda- Ro protesté: habia que dar tiempo al presidente Aleman Para que mostrara su orientacién. Revueltas y Méndez coneluyeron que “...mientras que la burguesia no se con- vierta en antinacional, el proletariado no puede plantearse el arrebatarle la direccién de la revolucién democratica. Por su parte, elPCM detendié la tesis mas tarde reafirma- da en su décimo congreso nacional de que: “La condicién del pais semicolonial le da a sectores importantes de la burgue- sia mexicana, principalmente al sector industrial, un card Los obreros sin cabeza 139 Gr antimperialista por los intereses de clase que represen ta... Esta misma situacién hace que el gobierno actual seq Tepresentante de la burguesia progresista, y por-ello nuestra Partido no es de oposicién, sin que esto signifique, en modi alguno, que debemos apoyar incondicionalmente a dich gobierno, pues siendo nuestraorganizacion verdaderamen. \c independiente, debemos criticar fuertemente los etroree de él, asi como apoyar las medidas progresistas que tome listas que se ma- En la mesa redonda de los marxistas ni siquiera fue Posible tomar medidas inmediatas para la unigad de ae cin, La dependencia ideoldgica dela doctrina del naciona- lismo revolucionario burgués y una década de practiens viciosas impedia a las organizaciones mis conistenves ofrecer a las masas una alternativa distinta de le oficial los pequefios agrupamientos, aunque honestos, no podian it mas allé de la denuncia; sin embargo, todos adviniacy que en el movimiento obrerose estaba un giroa la denche ¥ dentro de sus posibilidades se aprestarona darlabseaihe En estas condiciones la pugna por la direccion de lnctvt s€ acrecenté. Los sindicatos industriales lanzaron la candi- datura de Luis Gémez Z. para la secretaria general deta central y hubieran logrado su propdsito de no mediae maniobras de los lideres en el poder. Como lo cuenta Luis Gomez Z., “..sorpresivamente, antes de la fecha de he celebracién del congreso... se expidid una convecarsn citando a un consejo nacional, y ya en el senodel micmece tomé inusitadamente el acuerdo de cambiar el Sistema de slecciones, a pesar de que el consejo no tenia facultad sstatutaria para ello. De este modo, el proceso electoral base de votos Por numero de socios de cada sindicato fue insélitamente trastocado, a fin de que la votacién no se hiciera sobre la base demeceae Encina. Dionisio, Unidad democrévica antimp. de México, 1CP, Mexico, 1947, ee iad lr eeeeeeea ea ee eae a eee es a ee i —dI— ie 140 Arturo Garmendia ca y representativa de cada uno de los miembros afiliados a los organismos perticipantes. En su lugar se dispuso como estratagema electoral, a todas luces burda y amafiada, que s6lo se computase un voto por cada sindicato. Es decir, si los delegados del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrile- ros de la Repiiblica Mexicana con cien mil agremiados iban con sus votes a representar a éstos segiin el sistema electoral en vigencia, ahora... (reducian a uno solosu voto) Ante aquella burda mascarada, varios sindicatos indus- triales y otros sindicatos gremiales optaron por abandonar las filas de aquella central de la que hasta entonces, con orgullo, fuéramos socios fundadores"*. El cuarto congreso nacional de la CTM se inicia el 26 de marzo de 1947. Fernando Amilpa resulta electo secretario general para sustituir a Fidel Velazquez durante un perio- do, el nico que ha cedido Fidel Velazquez en su largo reinado. En el curso del congreso, Lombardo Toledano hace un llamado al movimiento obrero para fundar el Partido Popular, tarea a la que desde entonces dedica el grueso de sus esfuerzos, entre otras cosas porque, como resultado de sus discrepancias con Amilpa y algunas timi- das criticas al régimen, fue expulsado de la CTM, lo mismo que el lider campesino Jacinto Lépez y algunos otros diri- gentes sindicales. “Depurada” ya la CTM de los elementos de izquierda e izquierdizantes, se separé de la CTAL para adherirse a la ORIT, que pertenecia a la Federacién Americana del Traba- Jo con sede en Estados Unidos. En compaiiia de laCRoM y lacOcM ofrecié su apoyo incondicional al gobierno prego- nando un anticomunismo feroz y desaté una intensa perse- cucién contra quienes se mostraran simplemente progresis- tas entre sus filas. Tocaba pues a las fuerzas disidentes buscar la mejor forma organizativa para hacer frente a la violenta escalada que se les venia encima. Asi, ese mismo aiio los ferrocarrile- ros fundaron la Confederacién Unica de Trabajadores, al * Gomer Z.. Las, Sucevos » remembranzus, Ed. Secapsa. Mésico, 1979. Los obreros sin cabeza la frente de la cual quedé Luis Gémez. Por acuerdo de todas las secciones ferrocarrileras de la repiiblica, se dispuso de fondos sindicales para hacer frente a las erogaciones que la campaiia de proselitismo en todo el pais y el congreso constituyente en la Arena Coliseo habrian de requerir. La CUT contd en el momeiito de su fundacién con 300 000 afiliados. Se creé también la Coalicién de Sindicatos Industriales, en el que participaban principalmente los ferrocarrileros, mineros, petroleros y telefonistas. El4 de marzo de 1948 se fundé la Alianza de Obreros y Campesinos de México, integrada por simpatizantes de Lombardo Toledano, tam. bién provenientes de la CTM. Todas estas fuerzas estaban emplazadas para los dias tres al cinco de diciembre de ese afio, para formar una nueva central obrera que combaticra la dependencia del movimiento obrero al poder guberna- mental Elitiltimo recurso: corrupcién y violencia Dos hechos fundamentales contribuyeron para poner en el centro de las preocupaciones oficiales al sindicato ferro- carrilero. Por un lado, el gobierno pretendia realizar una importante rehabilitacién en la empresa, necesaria para satisfacer los requerimientos de la industria nacional en expansién, Se planteaba la renovacion y modetnizacién de las vias, la adquisicién de nuevas maquinas, la construccién de terminales y transformacién de talleres, todo ello a costa de la reduccién de personal —se hablaba de reajustar a 12000 trabajadores—, la disminucién de salarios y la nulifica- cién de importantes conquistas plasmadas en el contrato colectivo de trabajo. Por otro lado, el gobierno veia que el sindicato ferrocarrilero jugaba un papel de vanghardia en las luchas proletarias por defender sus derechos y en la denuncia de los atropellos que se cometian con las clases trabajadoras, lo que entorpecia su proyecto econdmico. Coartar la libertad sindical de los ferrocarrileros resultaba wo eu dg we ee a wo db aoa a gd 142 Arturo Garmendia imprescindible para la burocracia politica. La gran ma festacién obrera citada por las organizaciones indepen- dientes el 21 de septiembre de 1948 para protestar por la devaluacién del peso y la carestia de la vida asi lo demos. traba, EI sindicato hadia celebrado elecciones en el mes de enero. El primero de febrero habia tomado posesién de la secretaria general Jestis Diaz de Leén, alias “El Charro”, a quien, dado lo gris de su trayectoria, Gémez Z. confiaba poder manipular, pero la corrupcién pudo més que el debido agradecimiento a su favorecedor. En un principio “El Charro” acepté figurar en una maniobra planeada por el gobierno, la empresa, la Secretaria de Transportes y el sindicato, consistente en avalar un estudio cuatripartito que mostrara el “desequilibrio econémico” de la empresa, he- cho que justificaria los ajustes deseados. Cuando fueron desenmascarados por la corriente campista un nuevo golpe empez6 a fraguarse. El 28 de septiemore Jestis Diaz de Ledn present en la Procuraduria General de la Repiblica cargos contra Gé- mez Z. y Campa, acusandolos de un supuesto desfalco ocurrido cuando éstos ocupaban la direccién sindical. In. mediatamente fueron detenidos y se les instituyé un proce- so amafiado. El comité general de vigilancia y otros cuatro miembros del comité ejecutivo general de los ferrocarrile- Fos denunciaron la maniobra y acordaron destituir al “El Charro” Diaz de Ledn. Al dia siguiente intervino el Estado Mayor Presidencial ¢ impuso como déspota absoluto al traidor, ordenando la separacién de sus puestos de los demas miembros del Ejecutivo y vigilancia. Ademis, se giro orden de aprehensin en contra de los acusados en falso y otros dirigentes nacionales El dia 13 de octubre 28 secciones delstrRM acordaron la suspensién de Diaz de Leén. E114, “El Charro”, acompa- fado por unos cien policias disfrazados de paisanos, asalta- ron sorpresivamente el local del sindicato, El coronel Serra- no, del Estado Mayor Presidencial dirigid ademés la mantobra que condujo a la toma “victoriosa” de las cuatro Aa a a a Pt R Los obreros sin cabeza 143 seeciones de ferrocarriles en el Distrito Federal. El “régi- men de derecho” se habia quitado definitivamente la careta. El asalto al sindicato de los ferrocarrileros fue el primer paso hacia la mediatizacion total de la clase obrera mexica- na. El apodo del dirigente que se presté ala maniobra dio origen al término charrismo, que define la intervencin estatal en las direcciones sindicales. El proceso judicial a Campa y Gémez.Z. siguié su curso, pese a ta falta de prucbas. Los gustos efectuados por la formacién de la CUT quisieron hacerse pasar por la canti- dad desfaleada, haciéndose perdedizas las actas en que constaba el acuerdo sindical para erogar esa cantidad, Gomez Z. pacté con Aleman, no intenté defenderse y seis meses después fue puesto en libertad “por falta de iéri- tos". Campa huyé y cuando un afio después fue capturado se le hizo ademés responsable de un accidente ferroviario, presentado como sabotaje. Tomado por la fuerza el principal baluarte del movi- y miento obrero independiente, encarcelado uno de sus prin- cipales dirigentes, la represidn oficial prosiguié inconteni ble. A principios de 1949 Gémez Z. rompié con Lombardo Toledano y anuncié que le CUT no se integraria en la proyectada nueva central, después de sostener una entrevis- ta con el presidente Aleman, en la que ambos criticaron a los petroleros y mineros por permanecer en el“pacto rebel- de”. Los telefonistas se separaron a su vez de laCUT, pero » tampoco estuvieron presentes en el congreso nacional de Unidad Obrera y Campesina celebrado del 20 al 22 de junio de ese aio. Ahi, los sindicatos minero y petrolero, laAOCM , la Alianza de Tranviarios del Distrito Federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Construccidn de Presas y Caminos, junto con algunas organizaciones campesinas regionales constituyeron la Unién General de Obreros Campesinos de México. Al principio la UGOCM no fue reconocida por las autoridades laborales, por lo que Lom- bardo traté de legalizarla afiliandola a la TAL, de la cual vuuoveevuvuwwvodssedvudseseu eevee o ge 14, Arturo Garmendia todavia era dirigente. LactM la combatié desde sus inicios y las agresiones del gobierno prestamente se encaminaron a desmembrarla. El primero de diciembre los petroleros debian efectuar su sexta convencién general ordinaria, pero los delegados de las secciones 10, 30, 34 y 35, de filiacién gobiernista, al advertir que su posicion era minoritaria, impidieron que la reunién se celebrara, por lo que se pospuso para el dia y siguiente. Cuando se reanudaron los trabajos, el local sindi- cal se vio colmado de gentes extrafias que aparentaban ser petroleros. Los delegados traidores propusicron descono. cet al secretario general, Eulalio Ibdfiez, y sustituirlo por Gustavo Roldan Vargas. La inconformidad generalizada Provocé rifias y el edificio sindical fue invadido por la policia, que charrazo. 1 “ Ut Been bn “Algo similar ocurrié en la sexta convencién general ordina. Tia del Sindicato Minero Metaliirgico, el 15 de mayo de 1950, que se inicié con toda clase de irre~ularidades, entre ‘otras la exclusién de los delegados democraticos de Ing Secciones 5, 6, 14, 19, 21, 27, 28, 57,66,67, 101, 102, 121 y 147 y la admisién de numerosas delegacianes espurias. El con- greso amafiado eligis como nuevo secretario general a Jestis Carrasco V.,1o que provocé que los delegados recha- zados lo desconocieran, se agruparan en la Convencién Nacional Auténtica, ya que representan la mayoria absoli {a de las secciones mineras, y tras denunciar el cimulo de violaciones e intromisiones oficiales en el sindicato eligic- fon a un nuevo comité ejecutivo, presidido por el dirigente lombardista Antonio Garcia Moreno Ante la existencia de dos comités ejecutivos,el gobierno, Precipitadamente, procedié a reconocer la instancla ence bezada por el charro Jestis Carrasco, quien inicié sus activ dades suspendiendo en sus derechos a las secciones que ‘= negaban su reconocimiento. A continuacion sellevé a cabo. una represion sistematica, de seccion en seccién, tendiente adesorientar a los trabajadores y a aterrorizar alos disiden- tes. En las secciones 97 y 123 —La Consolidada, $.A.— Los obreros sin cabeza 145 fueron lanzados a la calle decenas de proletarios con mas de 20 afios de servicio, mediante el uso descarado de Policias y Pistoleros a sueldo. La represién se extendié por toda ¢ pais. Los mineros lucharon con decisién y heroismo, como jamds se habia visto en México. Ante ia falta de justicia hubo algunos intentos de volar las minas. En una veasion {ue el general Cardenas, y en otra, Esperanza Lopez Ma, pos, duienes lograron disuadir a los obreros desesperados, Para el 16 de octubre de 1950 solo quedaban en pie de lucy Cp cinco mil trabajadores de las minas de Nueva Rosita y Clocte, en Coahuila, Se trataba de un gesto desesperado, trigico en el mas Puro sentido del término, puesto que el destino del movi. mmiento obrero estaba sellado, pero también porque era un Beste de patriotismo, firmeza y heroismo en la detrota, que “ignificaba ala clase obrera mexicana en su hora mas negra, Larrelacion de los hechos ¢s la siguiente: como resulted de la guerra en Corea, los precios de los minerales se clevaron considerablemente, La subsidiaria mexicana dela compafia yanqui ASARCO obtuvo, en un solo semestre, beneficios por 350 millones de pesos. De acuerdo con un derecho contractual, en el caso de beneficios excedentes lan empresas estaban obligadas a distribuir estos beneficios en forma tripartita: una tercera parte corresponderia ala enc Presa ¥ las otras dos al fisco y a los trabajadores. El “nego. cio” estaba a la vista. El secretario del trabajo entré en Platicas con la ASARCO y a cambio de una mordida de 38 millones de pesos escamoted 120 millones a los obreros y otro tanto al fisco, La seccion 14 del STMMSRM, en Nueva Rosita, Coahuil; I» emplazé a huelga el 16 de octubre de 1950 y el ejército ocups su local y sitié el pueblo con ametralladoras, Para someter por hambre ¢ los huelguistas, la empresa faerialista, con la anuencia gubernamental, congeld los ilies Die eas cers marten ny cene ne te correspondencia y los bancos locales se negaron‘a tratar con ellos. Nueva Rosita fue declarada en estado de sitin ra Acturo Garmendia En la ciudad de México se organizé el Comité Nacional de Defensa y Solidaridad con las Huelgas Mineras, en el que participaban las organizaciones politicas de izquierda, los obreros independientes y algunas personalidades demo- craticas. Aunque dividido en torno a la tactica a seguir, en la mayoria dominaba la idea lombardista de confiar en que el presidente resolveria el conflicto favorablemente. Sin embargo, eltiempo pasaba y no se resolvia el conflic- to. La situaci6n en Rosita era insoportable: sin libertad, sin alimentos, sin nada. Deecnas de nifios habian mucrto de hambre y por falta de atencién médica, los mineros vivian practicamente en un campo de concentracién. Asi, el 20 de enero de 1951, cerca de cinco mil huelguis- tas, muchos acompaiiados por sus familias, iniciaron una marcha a la capital de la repiiblica. distante 1 500 kilome- tros, para solicitar audiencia presidencial. La marcha esta- ba encabezada por Pancho Solis y Ciro Falconym; porta- ban una bandera con la Virgen de Guadalupe, una ensefia nacional y el estandarte de la Seccién 14 del minero- metaliirgico. A razén de 25 kilometros diarios, el sabado 10 de marzo arribaron al z6calo, donde una enorme multitud los esperaba: obreros, estudiantes, intelectuales corearon sus reclamos de justicia. El Palacio Nacional estaba desierto. La Secretaria ce Salubridad y Asistencia ubicd a los mineros en el campo deportivo “18 de Marzo”, un nuevo campo de concentracién custodiado por el ejército, La ayuda oficial cubria una tercera parte de las necesidades de los huelguistas; el pueblo aportaba el resto, con un gran sentimiento de fraternidad El presidente Aleman no pudo atenderlos, nombré en su lugar una comisién para tratar el asunto, presidida por Adolfo Ruiz Cortines, secretario de Gobernacién. Pero el tiempo transcurria sin que los mineros recibieran una pro- posicién, una palabra. Se planed un gran mitin en el z6calo para el 10 deabrila fin de obtener una respuesta. El gobierno ordené que se impidiera salir a los mineros del campo en que estaban confinados, Se amotinaron, algunos lograron escapar, pero goedeoeuwouvrvrowduvoredveeedceeuve eed vuedvudet Los obreros sin cabeza 147 cl acto no pudo realizarse porque la policia lo impidid a culatazos. Hubo heridos Y muchas aprehensiones. Finalmente, los mineros recibieron el dictamen de la comision gubernamenta: fa Junta de Conciliacién y Arbi- traje habia dictaminado, el 2 de octubre del aio anterior, Que se tenia “...por no presentado legalmente el pliego de Peticiones y por no hecho el emplazamiento a huelga en contra de las compafiias Carboniferas de Sabinas, S.A. y Mexicana Zine & Co." La comisién dispuso que las empresas y el sindicato buscaran la manera de reintegrar a sus puestos “hasta a mil trabajadores, con sus derechos de antigiiedad y que, cuando la oportunidad se fuera presentando, se cubrieran nuevas vacantes con los restantes trabajadores de la ‘cara- vana del hambre’. El gobierno ofrecié tierras y crédito a4 quienes quisicran dedicarse a la agricultura y empleos en lat” obras publicas a los trabajadores especializados. Se habia perdido la huelga; y no sé6lo eso. ef “..no se trataba del problema de los mineros dé Rosita: era el problema de la independencia de la clase obrera mexicana, Los mineros de la Seccién 14 habian hecho suya la causa de todo el proletariado nacional. Fllos estuvieron siempre en su puesto. {Qué hicieron por sti parte los diri- gentes del proletariado mexicano? ;Estuvieron ellos en su puesto, al lado de las masas? Sabiendo que se trataba de una cuestién decisiva para la clase obrera, {se libraron las batallas decisivas? No; el proletariado trai jonado por sus lideres no presenté combate. Siguié la politica oportunista de Sperarlo Todo del ‘sefior presidente’ fingiendo creer que éste obraria con estricta justicia y apego a la ley. “EI ‘sefior presidentismo’ sustituyé a la tactica revolucio- naria y los mineros de Rosita fueron sacrificados... No era una derrota de los mineros de Rosita, sino de toda la clase obrera mexicana. Con ella perdia su independencia la ore nizacién obrera y el destino irmediato de los trabajadores quedaba en manos de la burguesia reaccionaria’ * Gil, Mario."*L.a huelua de Nueva Rosita” en 4 ustedes ler constr ante logia de ta erdnica en México, por Cérlos Monsivais, Ediciones Fra, Me xivo, 1980.

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