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El hombre

Caminaba por las estepas Magallnicas, muerto de nieve, arrastrando tres hijos

deshonestos, Ayayema, Kawtcho y Mwono. El mal se cristalizaba en una

mezcla de turba y barro; del calafate brotaba sangre de sus muertos. Haba

una Nassauvia rezando, subimos los cuatro a un rbol de lenga donde un

carancho se coma a mis hijos vivos, devorando ojos por ojos. Apareci de la

nada y del final; Xolas quien me alimento con peces, y esta deidad me dio las

llaves de los canales y fiordos y me soplo con algo parecido a un ventarrn.

Desde entonces, me llamo hombre; o Kaweskar .


Obrero de las Pampas

De trescientas ovejas, rasgaste trescientas orejas. Mutilaste cual viento a la

flor, y no me diste oportunidad de redimirme. La cruz del sur lloro por mis

muertos de cuchillo y lazos y tu y yo hicimos un carnaval. Sin embargo, la

catalana Montserrat me revivi con su cascada de ojos me purifico cual brote

de oro negro y fuego para resucitar la vida. Ahora, estoy redimido, por la

racional alambrada, la cual roci con licor de calafate. Por fin puede ofrecer el

cordero en holocausto y no un ser humano por caza. Desde hoy, me dicen

obrero de las pampas.


El navegante

Navegaba por el Beagle donde el mar y las cruz del sur eran uno solo, corr a

puerto donde estuve paranoico un tiempo. Pase como un soliloquio por las

calles rojas de Punta Arenas, luego vomite onanismo en el cementerio Sara

Brawn y sal huyendo hacia el cerro de la cruz, donde justo en ese da

crucificaban un pobre diablo tautolgicamente igual a mi y llorando volv a la

mar por el estrecho de Magallanes. Las toninas me hicieron girar la cabeza, y

el ferri me condujo a Porvenir donde me esperaba mi novia muerta y yo por fin

resucite.
El Skyhawk

Yo vivo en la poblacin 18 de Punta Arenas, aconteci una madrugada vol un

avin muy ruidoso. Entonces record el episodio del Skyhawk. En 1978

nosotros estbamos en la frontera por el paso de Monte Aymond en una

trinchera. A cada rato se llamaba a zafarrancho de combate, era el temible

skyhawk, a cada rato nos asediaba, ese da su juego, nos aburri,

comenzamos a dispararle a ese bicho. Con el tiempo nos fuimos

acostumbrando y solo se llamaba a la choca. An tengo ese avin en la mente.

Desde mi humilde poblacin rezo porque no pase nada.

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