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Groenlandia presenta

1
“Des-amor (antología literaria groenlandesa)”, varios autores.

©2010 Groenlandia
©2010 Sus respectivos autores

Prólogo por Eva Márquez.

Los textos – poemas, relatos - e imágenes – ilustraciones y fotografías -, así


como las fotografías, corresponden a sus respectivos autores (Ana Patricia
Moya, Antonio J. Sánchez, Jesús Suárez, Daniel Rojas Pachas, Ulises Varsovia,
Antonio Huerta, Mario Jorge Piro, Ana Pérez Cañamares, José Ángel Conde, Eva
Cabo, Luna Miguel, Daniel Sergio Pulido, Verónica García, Roberto Ferrer, Ana
Laguna, Yolanda Sáenz de Tejada, David González, Óscar Varona, Vicente
Muñoz Álvarez, Elena Ortiz, Paz Hernández, Miriam Palma, Esperanza García
Guerrero, José Luís Gutiérrez, Ángel Muñoz, Silvia Rodríguez, Begoña
Leonardo, Manuel Guerrero Cabrera, Felipe Solano, Luis Sevilla, Carmen
Ramos, Enrique Fuentes-Guerra, Eva Márquez, Silvia Loustau, Juankar
Cardesín, Amarande Guzmán, Felipe Zapico, Carmen Guillén, Adriana Bañares,
Pepe Pereza, Lucia Fraga).

Todos los derechos reservados.

Directora: Ana Patricia Moya Rodríguez


Corrección: Ana Patricia Moya Rodríguez
Diseño: Ana Laguna (Portada y Contraportada) \ Felipe Zapico \ Ángel Muñoz
Rodríguez \ Amarande Guzmán \ Juankar Cardesín \ Carmen Guillén \ Felipe
Solano \ Ana Patricia Moya

Depósito legal: CO-846-2010


ISBN: En trámite

Córdoba, 2010

2
Toc, toc.

Buenos días amor, ¿me recuerdas?

Soy la pesada de turno, la que aporrea tu puerta un día sí y otro también. La


misma que una y otra vez recibe el portazo de tu desidia, la misma que una y
otra vez de manera impulsiva y obstinada regresa ante ti, suplicando recibir
una nueva ración de tu medicina. Esa medicina que dicen que todo lo cura,
cuando deberían decir que todo lo envenena. Y aún así, siendo consciente del
dolor que me causaran tus desprecios, tus anodinos rechazos, tus inconscientes
golpes y tus premeditadas puñaladas, sé que volveré a suplicarte que me
quieras, que me beses, que me inventes y me revientes por dentro. Y sé, que
tras nuevo desespero por la aniquilación que tu paraíso me provocará, me
coseré una a una las pestañas, me hilvanaré con hilo de amianto cada una de
mis endebles venas, insertaré un catéter de hielo directo al corazón para
impedir fuga alguna del rencor corrosivo que te guardaré dentro, bien adentro;
aunque también sé que dicho rencor se escapará de nuevo, y te consentiré
acceder a la existencia de mi memoria (otra vez). Y una vez dentro de ella,
persuadirás mi ciego corazón haciéndole creer que todo es posible; que el amor
que "otra vez" me dices profesar, esta vez, de verdad, será la sincera y la
duradera; y el resultado final será peor aún, porque de antemano ya soy
consciente de mi incapacidad para coserme a conciencia cada efímero pliegue
de mi ignominioso raciocinio, y de nuevo te creeré, y de nuevo, otra vez,
volveré a caer rendida a tus pies, suplicándote hagas de mí tu pañuelo, hagas de
mí el manto que te cobije del frío, el aire que te sustraiga del sustrato terrenal
que más tarde o más temprano nos devolverá a nuestro formato original. Polvo
a polvo, tierra a la tierra.

3
El amor no nos salvará del ocaso, pero sí nos hará más fuertes para afrontar el
agrio momento de la despedida final. Ambos somos conscientes del fatal
desenlace.

Por todo ello te pido un favor, te ruego que al menos durante el tiempo que se
necesita para leer las páginas de esta antología que versa sobre tus cenizas (las
tuyas o las mías, qué más da), te imploro cortésmente seamos amigos; firmemos
una tregua, un respiro, un descanso. Yo asumiré mi incapacidad real de vivir
sin tu presencia en mi asolada existencia, y tú, afronta que sin mí eres menos
que nadie; con mí ausencia, tú, mi mal llamado “desamor” (caprichoso destino
del amor) serías tan ínfimo como un leviatán sin su mar. Tal vez, tras leer estas
páginas que versan sobre ti y sobre mí, y sobre el transcurrir de tantos otros
enfermos, algo se quede dentro; y sólo tal vez, en algo nos ayude a tolerarnos
un poco más. Las páginas que siguen este peculiar y extraño prólogo con voz
propia no son retazos de un nosotros escritos por mí, No, tú y yo necesitamos
de la objetividad subjetiva que otros ojos y otras manos ajenas puedan
aportarnos con sus diferentes maneras de sentirte, de sentir ese virus que
llaman “Amor” y su inefable cara oculta que todos llamamos “Desamor”.

Por todo ello, querido lector, te advierto que lo que tienes en tus manos,
(mejor dicho, escrito), ante tu mirada en la pantalla de un ordenador, es la
compilación de escritos narrativos y poéticos más enfermizos que jamás hayas
podido imaginar; vas a tener el gusto y la oportunidad de sentir en tus carnes
cómo las letras de autores, expertos en unos casos, y en otros aún noveles,
taladran tus ojos haciéndote llorar, gozar o sufrir con momentos probablemente
vividos por ti mismo en millones de ocasiones; pero te aseguro que al leerlos
pensarás que fueron escritos desde muy distintas perspectivas, o tal vez,
escritos desde otro mundo.

4
¿Te crees capaz de sobrevivir al sabor de las cicatrices que el amor y su
incurable desamor causan en todos nosotros? ¿O acaso no te consideras un
mortal débil y hambriento?

Pasa la página, y al terminar de leer esta antología, me lo cuentas,

“si me encuentras aún cuerda”

Eva5 Márquez
No ser amados es una simple desventura,
la verdadera desgracia es no amar.

(Albert Camus)

6
Eva Márquez

Lucia Fraga
Antonio J. Sánchez

Ángel Muñoz
Manuel Guerrero

Miriam Palma

A n d r é s R a m ó n P é r e z B la n c o

A n t o n i o H ue r t a
Eva Cabo

Mario Jorge Piro

Jesús Suárez
David González

Óscar Varona
S i l v i a R o d r íg u e z

Ulises Varsovia

Daniel Pulido Ortiz


V i c e n t e M uñ o z Á l v a r e z

Roberto Ferrer
Adriana Bañares
Luna Miguel

Luis Sevilla
Ana Patricia Moya
Daniel Rojas Pachas
Ana Pérez Cañamares

José Luis Gutiérrez

P e p e P e r e za
Silvia Loustau

Enrique Fuentes-Guerra

V e r ó n i c a Ga r c í a
Esperanza García Guerrero

Paz Hernández

José Ángel Conde


Begoña Leonardo

Yolanda Sáenz de Tejada

C a r m e n R am o s
Elena Ortiz

Amarande Guzmán

Juankar Cardesín
F e l i p e Z a p ic o

Ana Laguna Mateo

F e l i p e S o l an o
Carmen Guillén
7
Groenlandia, 2010
8
ENTRE TU MIRADA Y MI MIRADA

Entre tu mirada y mi mirada, hay un vacío abisal.


Donde antes hubo ojos repletos de flores y frutos,
Hoy tan sólo quedan las cuencas vacías
De un cráneo desdentado.

Estamos tan lejos, que ni el puente más pequeño


Nos puede acercar.
La distancia se ha instalado entre dos cuerpos
Que ya no saben conjugar el verbo “amar”.

Entre tu mirada y mi mirada, hay una ausencia total.


Nuestros ojos se han vuelto ciegos y ya, apenas,
Nos vemos las caras que se han vuelto extrañas
En este proceso de dejadez brutal.

Mis ganas por el suelo, tu mente “sabe Dios”;


Somos dos desconocidos que sólo comparten el mismo pan.
Ya no tengo ganas de escuchar las palabras gastadas
Que intentan retenerme un poco más.

Solamente te digo que


Entre tu mirada y mi mirada,
Ya nada queda,
Aunque te empeñes en atarme con tus pupilas,
esas malas dueñas.

9
AMOR DESTRAGADO

Te has ido, dando un portazo.


Ya puede la muerte llevarme.

¿Qué puedo hacer con tanto amor destragado?

Ya no me quedan lágrimas, ni ganas de llorar,


Tan sólo un hueco en el pecho como si un pájaro
Me hubiera devorado el corazón a picotazos
Y ni de mi alma ni de ese hueco deja de manar sangre.

Ya puede la muerte llevarme.

Apenas queda ya nada de mí.


Todo te lo llevaste en tu maleta:
Cuerpo, alma, sentimientos y sentidos,
Excepto, este dolor agudo como una navaja afilada.

Ya puede la muerte llevarme.

¿Qué puedo hacer con tanto amor destragado?

Abriré con esa navaja mis venas al sol


Y escribiré tu nombre con sangre por las paredes,
Haré cruces de amor para invocarte,
Antes de que el sueño eterno me borre para siempre.

Ahora sí.
Ahora sí, ya puede la muerte llevarme.

10
MÁS ALLÁ DEL DESEO

Aunque me ames más allá del deseo,


Yo no puedo quererte.
Tuvimos nuestro momento
Y ahí quedó todo.

Ya no me estremece tu forma de mirarme,


Ni tus besos me saben más que a babas.
Una caricia tuya es tan estéril en mi piel
Como la tierra quemada por el granizo.

En cambio con él,


Mi cuerpo es la era por el sol abierta.
Contigo,
Una pusilánime forma femenina.

Aunque me ames más allá del deseo


Y me compongas los más bellos versos de amor,
Yo ya no puedo quererte
Y tu estrofa se torna ornamento para el oído.

Porque se ha perdido la magia,


Yo he perdido amor y deseo por ti,
Porque ahora hay otros brazos
Que son pura poesía para mí
Y yo ya no puedo quererte así.

11
Lucia Fraga
TU PIEL

Tu piel, fría y afilada,


se me clavó al abrazarte,
y una escarcha pegajosa me inundó el pecho por dentro.
En tus ojos vi vacío,
en tus labios vi silencio.
Te busqué,
pero ya no estabas tras tu rostro,
yo te había expulsado:
te cerré las puertas que te llevaban hasta mí;
desequé el manantial de tu ternura
y ahora tengo sed.
Te llamo a besos y no acudes.
Te has escondido en algún recodo de tu alma
donde mi esencial tristeza no te alcance.
Ahora no estás, pero algún día
lograré huir de mí mismo;
entonces reclamaré lo que me pertenece
y nos encontraremos
en ese recodo de tu alma.

12
ADIÓS

La tempestad de toros de tu ausencia


me embiste el pecho
hasta sacudirme las raíces del alma.
Pretendes derribarme, pero no me ganarás:
te quiero demasiado,
y el amor es invencible.
Así que en pie, sonriente,
mirando al horizonte ,
esperaré el retorno de tu abrazo
o bien el cálido indulto del olvido:
cualquiera de los dos
será bienvenido igualmente;
pues, aunque te olvide,
por siempre habrá
- con sábanas limpias, flores frescas
y un puñado de poemas sobre la almohada -
una habitación para ti
en el fondo de mi sangre.

Antonio J. Sánchez 13
¿UN BESO?

Le había costado su mísera fortuna. Pero era una cosa, el dinero, que
ante tanto dolor, le parecía intrascendente.

Una guerra de por medio. Nadie llega a comprenderlas. Cómo algo que
da pie a tantas rupturas puede gustar a la humanidad.

Su mente distraía la fecha, puede que fuese a mediados de 1914. Fueron


cuatro años intensos donde lo más cerca que estuvo de su casa, en
Viena, fue en territorio francés.

Pero de eso hace tanto, tanto, tanto. Tanto como aquel amor. En ese
punto la cabeza se mantenía fresca.

Heike tenía los rasgos dulces, el pelo como algodón de azúcar. Eran
jóvenes, bellos y se amaban. Sobre todo se amaban, y de eso tuvo que
percatarse aquel pintor, un día, en los jardines del Volksgarten, cuando
entrelazaban sus dedos.

Aquello sería cuatro o cinco años antes de la dichosa contienda. La


Primera Guerra Mundial. Al fin de la misma, volvió con ansia, deseoso
de ella, de su aroma, de sus recovecos, de los grillos de sus ojos. Pero
ni rastro, ni entonces, ni nunca. Tampoco de aquel pintor austriaco que
se terminaría haciendo famoso.

14
Jóvenes con juventud arrebatada.

No tendría más de 20 años al retornar del confli cto. Ahora caminaba


con paso inseguro, solo y sin miedo, donde Heike le estaría esperando.

Así había dilapidado sus míseros ahorros los últimos año s de su vida.
Los últimos quince años.

En pagar la entrada del museo, y poder acariciar con la mirada los


centímetros de piel, piel que tanto amó, en el cuadro que ese tal Klimt
pintó, cuatro años antes de ir a la guerra, y que tituló "El Beso". Donde
Heike era Heike, y el que estaba de espaldas no era él.

Ángel Muñoz R.
15
ENTONCES TE LLAMABA

¡Acaso te llamaras solamente María…!


C Á T U L O CA ST I LL O

Todos vivimos en la frontera, en la invisible


línea que separa palabra y silencio.
J A V IE R L OS T A LÉ

Entonces te llamaba
solamente María.
Había un largo beso
de silencio al nombrarte.

Hoy sé que no eres única.

Qué recuerdo huidizo,


qué memoria vacía,
qué desengaño inquieto,
pasamos de la línea.

Entonces te llamaba
solamente María,
hoy no encuentro frontera
de silencio al nombrar
tu nombre y apellidos…

Ya sé que no eres única.


Yo tengo la palabra
y tú todo el silencio.

(Poema de “El desnudo y la Tormenta”)

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LOS ÁRBOLES DEL INVIERNO

Los árboles de invierno


se visten con espinos
distantes,
distantes entre sí
en el abrazo.

Tan solitarios
parecen que leyeran
El rayo que no cesa
y toman
sumisos las palabras
de la dedicatoria
como jamás
me imaginaba.

Cuando retoñen,
seguiré sin saber
del daño de tu abrazo
y de cómo evitar
recordarte en invierno.

Cuando retoñen,
de mi vida y mi cuerpo,
la promesa olvidada
y el sombrío jardín
seguirán separándote.

(Poema inédito)

Manuel Guerrero Cabrera 17


A Andrés

Tú, al inicio de mis torpes versos.


Son tantas las citas que a veces repito,
apropiándome a tientas de pequeños despojos…

Fue terco el intento de incorporarte a mi incierto horizonte.

Y ahora que casi comprendo


tantas cosas,
ahora,
que definitivamente eres
sólo
otro escueto recuerdo,
nuestro Orión se adueña a veces
un instante tan sólo de algún cielo nocturno,
regalando un sentido a la hueca memoria.

18
Se aleja la luz roja de tu moto
detrás del viento hambriento de los signos,
y yo me quedo sola en esta acera
despojada de aletas.

19
Quizá nunca te has ido porque nunca viniste.
Quizá nunca has estado cuando estabas aquí porque estabas allí,
y yo me confundía, pobre inesita cursi,
y cama no era cama sino diván de amiga
y Henri James y Barthes nos miraban perplejos
sintiéndose citados entre risas y amagos de saxo, digo sexo.
Pobre inesita triste, cursi inesita tonta
boquiabierta delante de la tumba de ése que jamás existió.
Perdón porque perdón pendón, pero
sigo perpleja tonta y hasta tristona a veces.
Necesito otras gafas y hasta otro sonotone.
Quizá sólo era saxo.
O vamos, digo yo.

Miriam Palma
20
EN TUS OJOS…

Besa su frente cada mañana, cuando los primeros rayos de luz


entran débilmente por la ventana. Una ventana, rota desde
siempre. No recordaba haberla visto entera, con sus cristales y
marcos intactos. Nunca. Besa su frente con un pequeño ósculo.

Beso matinal con la necesaria calidez para insuflar de vida a su


princesa. Ella duerme hasta ese instante, hasta que nota la tibieza
de los labios en su piel. Es preciosa y sus ojos negros le atraviesan
el alma. Observa su despertar y esos ojos inmortales, que le
arrebataron toda la vida anterior para siempre jamás desde la
primera vez que tuvo el placer de verlos.

Después del desperezo, las abluciones: afeitado apurado y


tonificante ducha. Ella ya está levantada esperándole, esperando su
necesaria presencia, su fresco aroma impregnando toda la casa,
esencia vital para ella, tan necesitada de su amor, de AMOR con
mayúsculas, de una caricia, de ese beso matutino, de esa sonrisa,
de... su vida. Nada fácil. Ella, despreciada y ultrajada por su propia
familia.

Nunca había descubierto el amor hasta que él apareció. Hasta que


él, todo bondad y paciencia, le descubrió poco a poco un mundo
nuevo y le demostró que siempre se puede seguir adelante, que, por
muy terribles que las circunstancias de una vida hayan sido, todo
puede cambiar y que, siempre, siempre, siempre, aparece la luz al
final del túnel.

Y ella es para él, toda la luz.

Cada día recuerda como la encontró en el callejón sin salida de las


almas rotas, demacrada, sola, sin esperanza. La descubrió una
noche, en la que vagaba solitario, aullando a la luna. Él, que todo

21
lo tenía, estaba hastiado de vivir, no de soñar. Su trabajo es vender
sueños, es un editor de prestigio, edita poemas de poetas muertos
(y vivos en sus libros), que emocionan a los lectores y aumentan su
cuenta corriente (aunque esto es lo de menos).

Encontrarse con ella, con esos ojos, fue una revelación.

Profundos y abismales, eran la respuesta a una obsesión personal,


generada a partir de un poema de un poeta, cuyos versos cayeron
en sus manos de manera casual. Y que nunca se llegaron a editar,
pero... Esos ojos eran su respuesta.

Se acercó a ella y sin mediar palabra le ofreció sus labios. Ella le


correspondió. El hechizo aún perdura. Y ambos saben que será para
siempre porque su AMOR está cimentado sobre un poema, sobre un
poema de aquel maldito que nunca publicó:

En tus ojos…vivir.
Esos ojos serían mi cielo.
Insondable tu mirada que me abrasa.
En tus ojos… abismos.
y fuego y vida en tus ojos.
En tus ojos… mi mundo
y mis sueños.
En tus ojos… morir.

Andrés Ramón Pérez Blanco (Kebrantaversos)


22
SONRISA DE AMÈLIE

Para Laura Reyman

Ayer te vi en Le Moulin tras la barra,


con esas gafas moradas que tanto me gustan,
con tu cara de no haber roto un plato
salvando dificultades entre descafeinados y cañas.

Estabas preciosa con aquella falda naranja


y con el pelo corto despeinado,
no lo sabías pero en aquel momento supe que eras tú:
quien miraba absorta a la ciudad a través de su ventana,
y sonreía al imaginar a sus vecinos
echando un polvo después comer,
eras la que velaba por la integridad de sus amigos,
la que insultaba en público a su perra Lola
y después a escondidas se la comía a besos,
eras la que se quedaba dormida
escuchando Su Día Libre de Quique González.

Imprescindible en mi vida de poeta,


incalculable tesoro que amo todas las noches en
cada uno
de mis sueños.

Lástima que nunca llegaré a ser Nino,


nunca sabré el sabor de tus besos
en la comisura de mis labios,
en mi cuello o en los párpados de mis ojos,
jamás te llevaré al trabajo en mi motocicleta
ni te susurraré te quiero al llegar a casa.

Aún así me conformo.

Me conformo con saber que andas dibujando mis versos


en cada una de las paredes de este peculiar mundo.

23
ESTA NOCHE LOS PERDEDORES HAN VENCIDO

¿Que hay de falso en lo que muestro, de cierto en lo que escondo?


R a fa P o n s .

Me acuerdo de aquella noche perfecta, preparada, con todos


los alicientes posibles para convertirse en única y formar
parte de la historia de mis noches perdidas. Me ahogaba
mientras conducía, me faltaba el aire y aún abriendo las
ventanas, mi pecho se sobrecogía al ritmo de Supongo. Esa
era mi noche.

Llegué a casa, solté las llaves con impotencia, con la so-


berbia del que conoce su destino, de aquel que sabe que no
llegará a ver la luz del día y esas horas las aprovecha para
despedirse del viento, del suave olor a césped mojado que
inunda sus botas, o del ruido de las llaves que encajan con
suavidad en la cerradura de tu corazón. Aquella nevera pla-
gada de cervezas se vació, no hubo hielo que se resistiera
al beso del whisky mientras lo ahogaba en su última y lenta
agonía, el cenicero a tres dedos del abismo acogía las ceni-
zas de maría quemada, y la habitación se convirtió en una
nube de fracasos.

En el suelo se padece mejor la poesía, mientras rezaba a


Ángel González, el frío del puto suelo inundó cada centí-
metro de mi espalda, perdí la consciencia. Cuando regresé
al mundo, mi alma vomitó uno a uno sus sueños vencidos,
como pude me desnudé, abracé a la almohada y brindé con
mis lágrimas por los recuerdos de un bendito y mejor pa-
sado.

Al despertar por la mañana, al ver la ropa aleatoriamente


repartida por el dormitorio, la mesa del salón, los rayos del
sol paseando por las persianas y tu nombre en cada una de
las cosas, comprendí que era la una de la tarde, la una de la
tarde y aún no había amanecido tu cuerpo.

24
UN CIGARRILLO ESPERA EN LA MESILLA DE NOCHE

Todos los caminos que conozco


conducen a tu cama,
a tu cuerpo desnudo
tras una lisa sábana de seda,
a las horas que transcurren
mientras veo cómo duermes,
desapareciendo, como el humo lentamente,
dejando el aroma del champú
de tu pelo mojado en mis manos.

Desapareces, te diluyes entre mis dedos,


el fuego alcanza la boquilla,
y observo el vacío que dejas
en la cama desolada.

Enciendo mi último cigarro


y vuelves aparecer,
dormida, sonriendo.

Maldito vicio el que tengo contigo,


¡cómo coño quieren que deje de fumar!

25 Huerta
Antonio
ENTRE LOS RENGLONES

entre los renglones


a veces entre los versos
se acuestan señores serios
que les miran las piernas a las letras
y alguna dice “señor no mire tan adentro que ahí
de repente yo guardo secretos, señor no busque que tan sólo
encuentra quien yo quiero”
y los señores serios
que se acuestan entre los versos
cierran un poquito los ojos
susurran casi tan sólo para sus adentros “no estoy mirando”
pero les miran y no dejan de mirarles las piernas a las letras

entre los renglones, a veces entre los versos


se acuestan prostitutas sonrientes
que agarran de la mano a las vocales
y buscan en sus tramos más redondos
un mundo con silencio y menos voces
que griten en el patio del colegio
palabras que no suenan a infancia:
debajo de la falda de la escuela
se duerme muy despacio una vocal
que ahorca con sus labios el futuro

26
entre los renglones
a veces entre los versos
se escribe una vida paralela
al margen de los ojos de este mundo
que no siempre usa lentes y se peina
se pone un vestido de domingo
y sale a pasear por las orillas
el cruce no es cuestión de los caminos
buscando y rebuscando en las tinieblas
los ojos de esta noche que se estira
agarra dulcemente los acentos
hace con ellos la arena de los mares:
por favor, devuélveme el desierto

entre los renglones, a veces entre los versos someto a un


interrogatorio a las palabras, les pongo una luz directa al fondo de la
cara, ato su cuerpo frágil a una silla, las dejo sin comer y sin agua,
les tapo los oídos para que sólo se oigan a sí mismas, les pregunto, les
reclamo como si entendieran el idioma que se escucha que no se
corresponde siempre con lo que se dice

por eso
y porque desear es arder en una hoguera que aún no está encendida
esto es un poema de desamor

27 Cabo
Eva
QUINCE RENGLONES

Sólo eso, esas palabras convertidas en letras, esos trazos desgarbados en


tinta azul que manchan el mísero papel con quince renglones de
reproches y miserias con aire de abandono, leo la esquela con lentitud y
en lo recóndito de mi alma escucho su voz ahora ausente, imagino su
rostro crispado escribiendo sobre la mesa del comedor las últimas frases
de un terminante adiós que sólo se atrevió a darme en azul y blanco.

La veo de espalda valija en mano cerrar la puerta sin mirar atrás, sobre la
mesa la enjundia de quince renglones en azul y blanco espera paciente
derramar su veneno.

Ya nada puedo decir, ya no hay tiempo ni lugar para las palabras, el


gemido de un profundo llanto me gana el pecho quitándome el aire
viciado por este último cigarrillo que chupo desesperado mientras releo la
corruptora misiva.

En cada frase una arruga nueva se hace presente en mi rostro y en las


quince líneas envejezco mil años. Deambulo por la solitaria casa y ya no
distingo las voces pasadas que hablan de amor y desencuentro, no me
reconozco frente al espejo del baño cuando tomo la navaja que fría y
sensual me lleva de la mano. El corte es profundo y por él me voy a
buscar otras voces en azul que perdonen palabras pasadas.

Mario Jorge Piro

28
CALENTAMIENTO GLOBAL

Quince minutos después del t sunami


Te lancé un huracán,
Se te inundaron los ojos,
Y en mis huesos, gota fría;
El efecto invernadero
Ha hecho trizas nuestro amor,
Hay terremoto en tus labios
Y en mi corazón sequía;
Creo que ésto se acabó.

(Poema de “Ese que llaman invierno”)

Jesús Suárez González

29
SILVIA LA DEL PELO ROJO

Si te he de ser sincero
quedé con ella
con la sana intención
de llevarla en el coche
a un descampado
a echarle un polvo.

La encontré rara,
no sé,
no tenía chispa en los ojos,
estaba despeinada

¿Cómo es que te dio por llamarme?

Y el jersey,
el jersey azul cielo,
lo tenía todo lleno
de quemaduras de cigarrillos,

No sé, tenía ganas de verte.

Y estaba en los puros huesos.


Daba pena verla, y sin embargo,
ya ves, no sé, era
la misma tía con la que años atrás
iba por la calle gritando
sexo, drogas y Guns n´Roses
sexo, drogas y Guns n´Roses.

¿Sabes algo de Santi y de Flor?,


le pregunté mientras conducía.

Santi le ponía los cuernos a Flor


sin parar. Flor había tenido otro
hijo.

30
¿Y qué es de Carmen?

Carmen estaba de puta


en una barra americana.

¿Y de Juanjo?

¿No te enteraste?

¿De qué?

La palmó.
Una sobredosis.
El día de Nochebuena.

Y tú, ¿qué tal?


No sé quien me dijo
que te habías separado,
¿es verdad?

Sí.

¿Por qué? ¿Qué te pasó?

A mí nada. A él,
que era un hijoputa,
y un cerdo.

¿Qué te hacía?

De todo.
Me pegaba.
Se metía caballo
y luego llegaba a casa
y me pegaba,
me daba unas palizas de muerte,
y me forzaba sexualmente.

Lo dijo así. No dijo


me violaba

31
o me follaba a la fuerza. No.
Lo dijo así:
me forzaba sexualmente.

¡No me jodas!

Sí,
y hasta tuve que abortar.

¿No podías tener el hijo o qué?

Fue mi madre. No quiso


que lo tuviera. No quiso
que tuviera
un hijo
de ese hijo
de puta.

Di una vuelta a la ciudad,


y luego la llevé otra vez a casa.
Me sentía raro, mal,
¿sabes lo que te digo, no?,
como si fuera culpa mía
que le hubiera pasado todo eso.

Un día de estos te vuelvo a llamar.

No dijo nada.

Pero al levantarse
para salir del coche
se le subió un poco el jersey
y le dejó un trozo de espalda
al descubierto.
Ahí estaban las marcas.
Los renegrones.
Las cicatrices.

La historia
que me acababa de contar.

32
SALIVA

saliva.

el aroma a saliva lo impregnaba todo:


el pelo, la ropa, los sofás: el reservado
de la discoteca en su totalidad.

morreábamos.

teníamos toda la cara


embadurnada de saliva, pegajosa.

después, más adelante, cortamos.


mejor dicho: cortaste.
así se decía en aquel tiempo: cortar.

no volví a besarte en la boca.

veinte años después, para recordarte,


sólo tengo que hacer una cosa.

Escupir.

33
LÁGRIMAS

mi mujer no me pone las maletas en la puerta,


me ayuda a meterlas en el maletero del coche.
a los ocho años de habernos casado,
mi mujer y yo decidimos separarnos legal
mente.
yo me voy
a vivir
a la aldea,
a una panera del siglo XVIII.

los primeros días, por las noches sobre todo,


la soledad descuelga el teléfono
y marca el número de mi ex.
al oír su voz no puedo contener las lágrimas.
al oír mis lágrimas tampoco ella puede contener las suyas.
así que nos pasamos la mayor parte del tiempo
llorando.

luego, poco a poco, muy lentamente, voy acostumbrándome


a convivir
conmigo mismo.

mi ex y yo seguimos hablando por teléfono regular


mente.

nos hacemos amigos.

ninguno de los dos


vuelve
a llorar.

David 34
González
EL INCREÍBLE HOMBRE INGRÁVIDO

Atraído por el olor de tu casa, a mantequilla cocinada y galletas recién


hechas, al hipnótico perfume de tu piel, a tu sola presencia, floto
delante de tu ventana, sin comprender muy bien qué es lo que hago yo
aquí, en el aire, sin subir ni bajar, parado, estático, con los ojos bien
abiertos para poder observarte y con un gran mostacho falso coronando
unos labios que relamo cada vez que pienso en ti, mientras la noche
oscurece el ambiente en el que me veo inmerso y un par de transeúntes,
tristes y acabados ciudadanos, detienen sus pasos para mirarme
fijamente y abstraerse de sus aburridas vidas contemplando mi
volatilidad, y no sé qué ha causado esta ingravidez que me invade y la
cual me ha traído desde la habitación en la que vivo, y en la que
desarrollo mi imaginación más oscura, hasta aquí, hasta tu casa,
volando, flotando por encima de los edificios, sintiendo que todo el
cuerpo se me duerme con infinitos cosquilleos que apenas me
preocupan, pues no hay nada de qué preocuparse, y ni siquiera me
asusta el hecho de estar aquí de esta forma, pudiendo caerme de un
momento a otro al suelo y romperme cada uno de los huesos de mi
cuerpo e incluso el cráneo, si con ello puedo verte, sentirte, incluso
hablar contigo y oír tu voz, tu risa, percibir tu aliento en mi cara de
nuevo, pues parece haber pasado una eternidad desde el último 'te
quiero', hace apenas unos minutos, desde que te soñaba en la
habitación, durmiendo de espaldas, pues bien sabes que no soy capaz de
dormir de lado, e imaginándote atravesar kilómetros a mi encuentro, y
fui yo quien se elevó y salió por la ventana mientras mis ojos se abrían
como platos rotos que observaban el resto del mundo desde una altura
nunca antes alcanzada por mi persona, y sin saberlo, intuía que era
conducido hasta donde estoy ahora, flotando, levitando, volando sin
volar, pues apenas me muevo, tumbado en una nube invisible que me
permite disfrutar de lo que haces sin que te des cuenta de que estás
siendo observada, normal, quién lo iba a pensar viviendo como vives en
un tercer piso, de modo que estiro mis labios en una amplia sonrisa, y
no me importa que el mostacho se despegue de mi piel y caiga como
hoja caduca en otoño, o que ya no sean exclusivamente dos los
ciudadanos aburridos que me miran extrañados, mientras sus vidas

35
siguen transcurriendo en el más profundo de los grises y me señala n
con dedos temblorosos, tengo que aguantarme la risa, no quiero que m e
descubras y todo esto se convierta en un mal sueño, y aquí estoy
flotando disfrutando como un niño ante su primer desnudo, hasta qu e
te vas a la cama, con tu pelo mojado extendiéndose en la almohada, y
cuando apagas la luz, el cosquilleo desaparece de mi cuerpo y caigo al
suelo, golpeándome de forma brutal contra el césped que rodea tu casa,
me levanto como puedo, magullado pero vivo, atontado pero contento,
sonriendo ante la mirada atónita de los transeúntes, de los hombres y
mujeres de idénticos rostros y similares vidas que a estas horas de la
noche han interrumpido sus tediosas horas de descanso para ver alg o
insólito, sangrando por alguna que otra herida abierta que me he hech o
en tu honor y cuya cicatriz miraré en un futuro para acordarme de est a
noche, de tu rostro, de tus ojos, en cuyo interior si que me gustarí a
flotar, de tu cuerpo desnudo, me coloco el mostacho de nuevo, aunqu e
cuelgue por uno de los lados pues el pegamento se ha secado, y
comienzo a andar de vuelta a mi habitación silbando y notando un
dolor agudo en el pecho, creo que me he roto alguna que otra costilla,
pero qué más da.

Óscar Varona
36
SUIT OF ARMOUR

Visceral llego
al bar de madera
con ventanas góticas
ahí donde prendimos
el fuego de sexos.

Vengo rota
dolor sanguina
por tu abandono silente
sin ruido, sin cartas,
sin señales de humo ni telegramas…
Tras cabalgar certeros.

Tu voz enmudece
tu cuerpo es desidia
agoniza la posesión.

Troto hasta el inicio


al container vayan mis botas embarradas,
exhausta me desprendo
de mi tarja de alas húngara,

37
de mi espada parada con vaina,
de mi armadura de torneo…

Consumo un vodka helado


y al fin te encierro
en las mazmorras
del Castillo del Firmamento.

Vuelvo ebria al azar.

(Poema de “Bloc de Notas”)

38
Silvia Rodríguez
LA M ISM A TENSIÓN

La misma tensión, el mismo estallido existe


adentro de las velocidades de la noche
que en mi asolado corazón donde la lluvia llueve.

Seres implacablemente tristes


cobija mi confuso ser, y mi alma los sustenta,
siento sus gritos cruzar las soledades amargas,
escucho sus tribulaciones atravesar mi existencia.

Son los siglos de orfandad resumidos en mi vida,


los legados de mi estirpe emergida de la tierra,
aún huelen a húmedas raíces mis cabellos,
y cuando miro las ásperas arrugas del planeta,
los estigmas naturales de la geografía,
me quieren nacer abruptos ventisqueros en el alma,
la nieve de las cordilleras corona mi nostalgia.

Quizás hubo erupciones que alteraron los destinos,


avatares tumultuosos de la estructura terrestre,
y en la feroz convulsión de los mudos minerales,
cuando los ríos erraban cavando sus derroteros,
dio la tierra a luz especies para alimentar al tiempo,
dispuso en las soledades muertas un testimonio,
arrancó de su substancia inmortal formas mortales
y las lanzó por el mundo a vagar en lentos ciclos.

Soledades milenarias arrastro entonces conmigo,


interminables estepas que cruzaron mis ancestros,
noches apenas heridas por los rasguños astrales,
y la guerra que detuvo las vidas y los sueños,
y las muertes que se extienden sin final tras mi existencia,
también son mi patrimonio y debo sobrellevarlas,
y debo morir también todas esas muertes.

Tierra, tierra sagrada, tierra inmortal natalicia,


tierra abolida y depuesta por húmedas generaciones,

39
tu hijo final esta noche siente latir minerales,
escucha tu fuerza prístina bullir desencadenada,
asume tus soledades milenarias congregadas.

Pero dime que es mentira llorar y sentir miedo,


dime que es sólo la muerte lo que puede destruirme,
porque estoy solo y se alteran en mí tus heredades,
y casi quiero olvidar que recibí tus insignias,
y casi quiero morirnos definitivamente.

Y aunque sé que el mismo trueno que germina en mi existencia


hace girar el molino de las deposiciones,
aunque sé que tu telúrica estampida es mi desorden,
quiero romper el asedio porque estoy llorando,
quiero estallar en relámpagos totales con mi estirpe,
quiero morir una muerte sin final ni trascendencia.

TAL VEZ VIVO EXISTENCIAS

Tal vez vivo existencias mortalmente heridas


y soy muchos seres dispersos que buscan.
Tal vez recorro planetas lejanos sin orillas
clamando con una voz heredada de la lluvia.

Ella, la lluvia bendita, hizo nido en mi substancia


amontonando sus pájaros tristes en mi alma,
cuando mi vida era un árbol de actitudes solitarias
y sus aves de orfandad en mí cantaban.

Hoy que estalla en mis maderas su galopar incesante


otro huésped mora en mí, y es dulce el haberla amado.
Y sin embargo es penoso seguir amando si es tarde,
si es tan lejos su tristeza, si hojas enfermas errando…

Aguas antiguas me mojan y ya no recuerdo,


ya dejé de amar sus aves que en mí cantaron,
hoy llevo estigmas de amor, la cólera de sus besos
que durmieron en mi amor y nunca más regresaron.

40
Apagaré en el furor vandálico de la lluvia
la hoguera cruel de pasiones que llevo ardiendo,
de modo que desesperen mis existencias de angustia
y mueran en mí sus muertes mis seres dispersos.

EXISTIENDO

Existiendo con todas mis fuerzas,


roturando tiempo y distancia,
midiendo con mi ser la noche inmensa,
amando con el alma atenazada.

Bajo la lluvia camino y voy errando,


perdido para siempre entre sus hebras,
llorando mi cuerpo de su obstinado llanto,
sumido mi corazón en su insondable niebla.

Tendida está la tierra como si durmiera:


raíces y minerales son su profundo sueño.
Encima de los árboles comienza el planeta.
Grises las calles que cruzo. Sigue lloviendo.

Itinerario de rumbos despedazados,


pena infinita de amarla y seguir viviendo,
horario en que se inscriben mis viajes desolados,
tristeza de existir de tal manera, muriendo…

Amando tristemente con el alma,


lloviendo hasta en mi corazón la lluvia inmensa,
cantando a la que fue cuando me amaba,
existiendo con todas mis fuerzas.

(Poemas de “Aguas tumultuosas”)

Ulises Varsovia 41
TIRANOSAURIUS DE MI ADENTRO

Uno abre un sapo con el bisturí, cuidadosamente lo despelleja, le va


extendiendo la piel sobre la tablilla, clavándola con alfileres o chinches, así
se logra ver lo que el animal lleva por dentro. Yo hubiera querido hacer lo
mismo conmigo, desollarme, abrirme las vísceras, buscarme en el centro de
la sangre la razón de tanta brutalidad. El profesor nos coloca una lámina a
color en la pizarra para que comparemos nuestro respectivo sapo
descarnado con aquella figura impresa: “aquí el estómago, aquí el corazón,
aquí la tripa, observen los músculos, los tendones, la distribución del
esqueleto”. Es algo más fuerte que yo, siempre lo fue, de nada valían las
horas que dedicaba a estudiar las teorías feministas acerca del
comportamiento y los vicios del machismo. Había ocasiones en las que
simplemente se me subían a las manos las ganas de estrangularla, era una
fuerza demoníaca que emergía de lo más hondo, inyectándome los ojos,
espumándome la boca, sudándome el cuello y los cojones. Cuando llega el
momento de reventarle los órganos al batracio, corre el líquido rojo por la
mesa de laboratorio, me dan ganas de vomitar, me causa enorme repulsión
destazarlo, pues aquella criatura hasta hace poco cantaba su áspera melodía
nocturna y brincaba de un lado a otro con sus ojos inexpresivos y su testa
plana desprevenida, ajena a lo que le iba a suceder. No sé cómo empezó a
crecer este monstruo violento dentro de mí, afectaba sobre todo a mi
esposa, de ella me enamoré perdidamente cuando éramos colegiales, me
impactó profundamente su valor, sus dotes naturales de líder, su actitud
rebelde, iconoclasta; sus ojos poderosos, gemas negras que me horadaban el
orgullito de macho en ciernes. “Hay que ver la distribución de los órganos
del sapo, principalmente brazos y piernas tienen una cierta similitud con
los humanos: muslos, pantorrillas, antebrazos”. Al comienzo era su voz, sus
ideas, la seguridad para afirmar sus argumentos; su reticencia a platicar
conmigo la hacía más atractiva; fue varios años después que me fijé
realmente en la sequedad de su cuerpo, sus nalgas esmirriadas, sus tetas
diminutas. Una vez analizadas todas las partes anatómicas del batracio,
debemos dibujar lo que más nos llame la atención; en mi caso le dedico
tiempo a las tripas que se desplazan hasta el culo del animal, brillan,
parecen vivas, como lombrices a punto de saltarme encima. Poco a poco se
vino fijando en mí, sobre todo porque fui de los primeros chavalos en la
escuela que respaldaba públicamente sus discursos feministas, aún a costa

42
del rechazo de mis compañeros de clase. El profe habla y recorre los
pasillos formados entre las hileras de pupitres: “Como ustedes pueden
observar muchachos, los batracios sufren una metamorfosis muy interesante
desde que están en su huevo hasta convertirse en adultos”. Tardó ella en
hablarme, pero mi actitud decididamente militante la hizo ceder en sus
prejuicios. Al inicio de nuestra relación conversábamos mucho, ella tenía
todos los argumentos a su favor, no era yo quién para contradecirla, además
sus razonamientos en contra de las sociedades patriarcales eran
contundentes, en algunos casos verdaderamente lapidarios. El profesor de
biología camina con la cabeza agachada y los antebrazos trenzados atrás de
la espalda: “Miren muchachos, algunas teorías científicas sostienen que la
especie humana proviene de una prolongada metamorfosis de seres
acuáticos, quienes poco a poco evolucionaron hasta llegar a lo que hoy
somos”. Sinceramente creí que estaba perdidamente enamorado de su
inteligencia, de la esbeltez de su cerebro, esos conceptos vertidos
públicamente por mí aumentaron el repudio que me profesaban la mayoría
de los varones del colegio. El profe se detiene y levanta académicamente el
índice derecho: “Gracias a esa maravillosa evolución de miles de millones
de años, el ser humano es hoy la criatura más inteligente del planeta”. No
sé exactamente cuándo se me enquistó el demonio, o cuándo se comenzó a
despertar. De nada valieron las prolongadas conversaciones, ni los poemas y
escritos que hice yo a favor de las mujeres, ni los dibujitos para el periódico
femenino del colegio. El Tiranosaurius que llevaba adentro era mucho más
fuerte que yo y comenzó a manifestarse poco a poco. Sacaba sus garras por
mis costados sin rasgarme el pellejo; abría yo la boca y asomaba su jeta,
soez hasta el insulto degradante. “La inteligencia del hombre es la que nos
permite hoy vivir en un mundo altamente moderno, tecnificado. La
inteligencia del hombre ha inventado los aviones, nos ha llevado al espacio,
ha desarrollado las telecomunicaciones...”. Me sentía hastiado de su cuerpo,
de sus besos, de sus manías feministas, me harté de lavar ropa, de cocinar,
de limpiar la casa, de ser exhibido en sus congresos como el prototipo del
hombre rescatado del machismo. La bestia furibunda venía incontenible, yo
lo sabía, ella desconcertada comenzaba a sospecharlo. “No se ha encontrado
hasta ahora ningún ser viviente cuya inteligencia se pueda comparar
siquiera a la del hombre; nosotros somos privilegiados por Dios muchachos,
somos hechos a su santa imagen y semejanza”. De repente íbamos juntos
caminando por la calle, y el animal cetrino de mi adentro me hacía voltear
la cabeza mientras fijaba la vista en algún par de nalgas que acababan de
pasar; o me llenaba de saliva la boca ante la magnificencia de un tamal
voluminoso atravesando mi espacio visual.

43
- ¿Y desde cuándo te ha dado por mirarle el culo a las mujeres?
- ¡No me jodás, no te metás en mi vida!
- ¿Qué te está pasando, se te está saliendo el macho?
- ¡Bien sabés que no es machismo, es aburrimiento!
- ¿Y si estás tan aburrido, por qué no te largás?
- ¡No busqués, no busqueeeés!

Daniel Sergio Pulido 44


ANIMALES PERDIDOS

para N y R

No eran buenos tiempos.

Me acababa de separar de mi mujer


y había tenido que dejar mi casa en el campo
y alquilar un apartamento
en el extrarradio de la gran ciudad.
Escribía fumaba bebía
y de vez en cuando lloraba
al contemplar asomado a la ventana
la desolación del paisaje:
los bloques inhóspitos de hormigón en la niebla
el cansancio en los ojos de los transeúntes
y el tráfico ensordecedor de la gran avenida.

Por primera vez en 40 años


me encontraba solo en la tierra.

R, la vecina del 6º,


adoptaba animales perdidos.
Se había quedado viuda hacía 2 años
y recogía por la calle
perros vagabundos y enfermos.
Uno de ellos, N, carecía de extremidades
y estaba inmovilizado y ciego.
R le había construido
una especie de cuna acolchada
y le daba en ella de comer con los dedos.
Algunas noches N, agitado en sus sueños,
se caía de su lecho e,
incapacitado para cualquier movimiento,
aullaba desesperadamente

45
hasta que R se levantaba
y le volvía a colocar en la cesta.
Yo le escuchaba desde la soledad
de mi cuarto oscuro
y su aullido me desgarraba por dentro:
aquel sollozo infinito y lánguido y triste.
Tumbado en la cama,
incapaz de dormir,
fumaba un cigarro tras otro
y añoraba el norte perdido,
el calor y el rumbo perdido,
naufragando una y otra vez
en los mismos recuerdos.

No eran buenos tiempos:

nada me satisfacía llenaba


todo me estremecía
todo me hacía llorar.

Por primera vez en 40 años


me encontraba perdido en la tierra.

Y me gustara o no,

tarde o temprano,

también solo debería reanudar el camino.

46 Álvarez
Vicente Muñoz
ETCÉTERA

Yo por aquí, esnifando letras


tirando de un fino hilo
tú por allí, deslizándote por mi olvido
como el miembro fantasma de un perro castrado
como las uñas y los cabellos de los cadáveres
deslizándote
deslizándote por mi olvido.

47
ALCOHOL PARA LAS LLAGAS

Te propongo un brindis:
por ti
por mí
y por lo que ya no vamos a hacer esta noche.
En la linde de estos versos se haya un acantilado
mira las ruinas que acechan abajo;
un escalo frío recorre nuestro idilio
pensar en si tomáramos impulso
y mutar también en ruina.

48
Ya sólo entiendo el dialecto de los cristales rotos
que encuentro en mi camino
por eso te escribo con palabra de frío
con verso de hambre
como mañana de camino a un trabajo vacío
con el abrazo hueco de los armarios.

49
Roberto Ferrer
LOBOTOMÍA

Quiero que me lo hagas, y que me lo hagas bien. No cometas


estupideces, sé muy bien que el instinto asesino te tentará, pero has
de ser fuerte. Tampoco tergiverses las cosas: procura extirpar sólo lo
que haga falta. Lo demás déjalo en su sitio, no quiero borrar todos los
recuerdos.

Si no te ves capaz, no me hagas perder el tiempo y vete.

No quiero volver a experimentar el sentimiento de culpa cada vez que


alguien se aleje de mí. No quiero volver a pasear sola como si fuera
un fantasma y tener que ocultarme para llorar con ganas. No quiero
seguir así otros tres meses, así que apunta bien o vete por donde has
venido.

Pásame la ginebra. Coge el pica-hielo. No te preocupes, en serio,


estoy dispuesta a correr el riesgo.

No me mires así, no quiero darte pena. Sólo haz lo que te digo; si no


te ves capaz, en serio: vete por esa puerta y no vuelvas por el morbo
que entraña poder encontrarme muerta.

¿Te vas, cobarde?

Recojo el pica-hielo del suelo, y observo durante un par de segundos


el rastro que tus pasos de cobarde han dejado sobre el parquet. Tu
silencio y tus estúpidas lágrimas no van a detenerme. Tu compasión
no sirve de nada si cuando peor me siento huyes sin decirme nada.

Me miro frente al espejo. Es la última vez que voy a verme así.


Después de esto seré tan feliz que volveré a quererme como antes, y
ellos volverán a desearme hasta el final, y yo volveré a disfrutar de
los amores breves.

50
El sentimiento de culpa se irá. Volveré a tener corazón. Dejaré de ser
tan falsa, se irán mis mentiras como la sangre por el desagüe.
Correrán con el agua purificados todos mis errores y los recuerdos, y
las suposiciones, y el cariño que a pesar de todo te sigo teniendo.

Se irán contigo y todo lo que significaste en mi vida, y sólo serás un


ciudadano más con quien cruzar una mirada en algún paso de cebra.

Sitúo el pica-hielo sobre el conducto lacrimal de mi ojo izquierdo y


me miro fijamente a los ojos mientras sostengo con la otra mano un
pequeño mazo de madera. Verme me duele. Me recuerdo a ti, como
todas las cosas que te gustaban, y no puedo evitar desperdiciar otras
pocas lágrimas.

Cierro los ojos y grito con todas mis fuerzas al tiempo que golpeo, y
entra, y enredo, y me pierdo, ya no sé qué estoy haciendo, pero todo
se está yendo. Lo noto. Noto que todo se está yendo, ya apenas te
recuerdo, todo se va desvaneciendo, y sólo queda un intenso dolor de
cabeza, y ceguera, y el olor a sangre. Sangre que se escapa y empapa
mi rostro y se diluye con el sudor y el miedo, pero también con la
tranquilidad que supone no volver a recordarte, y se va todo… se
va…

51
“[…] la tiranía de la estética
era el inmenso desierto que habríamos de
disponernos a cruzar
solos”
EDUARDO FRAILE

Me quité mucha importancia a mí misma.


Sesgué las palabras eufónicas. De mi palidez,
las pecas .
Los bucles. Todo. Para ser sólo una más como
tantas
( modernas de pelo negro lacio con flequillo).
A cambio de esta carrera contra natura, canas
en el campo de batalla donde Lolita perdió su
guerra contra el tiempo.

Es una verdadera pena no ser ya adolescente


ni pelirroja ni hermosa,
(ni hija del peor de su generación)
y que a pesar de haberme quitado tanto, no
haya sido capaz de curarme
de mi propia estupidez.

Adriana Bañares52Camacho
LA POETA Y EL NARRADOR (ESCENA DE CAMA)

Disculpo tus hipotéticos errores de estilo


porque eres idiota:


y tu mierda


y tu narrativa


y el odio
hacia la poesía.

Qué buscas entonces en mí.

¿Regañar mis versos?


¿Insultar mis referencias?
¿Agredir al lirismo griego,
a Toda Grecia,
al latinajo?

Desprecias los libros que guardo.

Desprecias sus metáforas.

Desprecias lo cursi y su obviedad.

Qué quieres entonces de mí.

Obvia.
Cursi.
Un poco antigua.

53
¿Qué quieres entonces?

Discu lpo tus hipotéticas erratas,


tu impostura,
tu verborrea,

porque me gustas,

odiando lo que escribo y amo


odiando al poema, me gustas.

Tú y tu
lengua.

Tú y tus
pleonasmos.

Tú y la puta
Real Academia
sabéis cómo hacerme rabiar.

Cómo deconstruirme.

Sabéis acabar con La Poesía


en la primera embestida.

(De Poetry is not dead, inédito)

54
Luna Miguel
DIME SI LA CASA HUELE A MÍ

Construir una casa, los cimientos, los ladrillos, la cerradura. Los


muebles, la cama, el tipo de cama, colgar los cuadros. Me gusta
esa pintura, la mujer durmiente, tú desnuda, tú. Las canciones
lentas desde la cocina, el olor de la crema de noche sobre tu boca,
te beso. Te enciendo un cigarrillo con mi boca, fumamos, has
comprado unas sábanas naranjas porque pensaste que
contrastaban con la pared violeta. Estás llorando en un rincón del
sofá, me acerco a ti, el cigarrillo a medias, cae la ceniza al suelo.
No sabes por qué lloras, sólo quieres que te abrace. Esa noche
tenemos sexo, es agosto, hace calor, ya no es el mismo sexo
aunque pienso en el calor cayendo por mi sien como un gemido
lento que te arranco. Busco mi lado de la cama y la habitación
huele a una mezcla de tu marca de cigarrillos con eso que te has
echado en el baño. Doy vueltas. Me levanto. Me siento en el suelo
en la oscuridad de diciembre. Vamos al cine, vemos la televisión,
un paseo por el centro de la ciudad. Huele a tapa de lomo con
pimientos, a restaurante chino, a cerveza fría con un bocadillo de
anchoas. Elegimos la mesa del salón después de recorrer un
centro comercial. Nada de hijos. Los niños corren por las mesas y
gritan, sus padres les miran y nos hablan de las cosas que tienen
que hacer, las noches sin dormir, lo que cuestan los pañales, su
cumpleaños, el día que se partió un diente y tuvieron que llevarle

55
a urgencias. Nos miramos. Eso no nos pasará, un paseo por el
centro alargando el regreso a casa. Me besas, no quiero que me
beses. Me gusta penetrarte sin nada, te susurro que me gusta
tener mi polla desnuda dentro de ti. Al correrme te digo que te
quiero. Llevo muchos años diciéndote que te quiero, a veces me
pregunto si eso significa algo ya. Me muevo despacio, sé
exactamente qué postura coger: las hemos ensayado tantas veces
que somos una coreografía exacta y muerta. El sexo tiene el aire
de las matemáticas, sólo que no compramos libros nuevos en
septiembre. Ya no me gusta tu cuerpo, tampoco es que me repela.
No le doy importancia, es agosto y hace tanto calor que mi
espalda está húmeda como tu sexo. Hacía tiempo que no lo
hacíamos, hace tiempo que no quiero. Compramos nuevas
películas, me masturbo una mañana de junio, leemos nuevos
libros, no pienso en ti, me voy a la cama cada día más tarde
esperando que te duermas para que no tengas que tocarme. Te
beso y te digo lo que todas las noches. Tu boca entreabierta, un
viaje a un café de París que no haremos nunca, el gato durmiendo
a tus pies, el sol de la mañana entrando por la ranura de la
persiana. Te llevas los cuadros, la colcha azul, los libros. Dejas las
cartas que nos escribimos. Me echas la culpa de no haber sido
capaz de retenerte, y no sé qué decir. ¿Por qué no hiciste nada
para que me quedara? Estaba anestesiado, el calor de agosto, te
dije, el sudor me caía cuando entraste a coger tus últimas cosas y
el tipo de la mudanza tenía la camisa sudada. No quiero que esto
acabe así. Nunca se quiere que las cosas se mueran, el arte es eso,
¿no?: cosas muertas que atraviesan el tiempo como el aire la
ventana. No das un portazo, ya no haces ruido al masticar, ya no
me molesta que quieras que esté pendiente de ti. Miro
escaparates, la calle mayor aún empedrada, olor a viejo, la
catedral, los puestos ambulantes. La librería, un día estará un
libro mío ahí, puede que uno cómico. Doy un paseo, la cama tiene
una colcha roja y negra con letras chinas. La copa está vacía, a
veces celebro demasiado las cosas y la cabeza me golpea a la
mañana siguiente, un cosquilleo que baja hasta las piernas, bebo

56
unos sorbos de este café que me dura toda la mañana. El whisky
tiene arena de mar que no sale de mis ojos. No pienso en ti
cuando me dice si quiero sentirla. Me quito el condón, y al
sentirla recuerdo lo que se sentía. Cierro los ojos, me muevo
despacio, no recuerdo cómo se llama y me sorprende lo poco que
me importa, y me voy lejos: huelo la menta, tus manos, la comida
de los sábados, la ausencia, un viaje de regreso, le gusta que me
corra encima de ella, gime, da un respingo cuando todo salta y el
mundo se centra en una mueca. El sabor de mi semen sobre su
cara, mi lengua sobre su piel que la limpia. Dice que le gusta
besarme, que todo le sepa tanto a mí. Me tumbo a su lado y
mientras hablamos y miento, me quedo dormido, me muevo
buscando algo en el fondo de las sábanas, respiro algo fresco,
como si saber que se marchará a la mañana siguiente me hiciera
sentir libre de un peso atroz. Me besa antes de subir al tren, no
nos preguntamos cuándo nos volveremos a ver porque no es
necesaria esa pregunta. Me siento en la terraza de un café a
escribir sobre ti, o sobre nosotros, puede que lo haga sólo sobre
mí aunque tú salgas descrita. Está fría esta cerveza, he perdido mi
letra, esa que te gustaba, porque escribo demasiado con el
teclado. No me queda ni mi letra, pienso un domingo por la
mañana cuando oigo en la radio algo acerca de la música europea,
suena algo desde la cocina, los fogones alimentando el guiso de
lentejas, alguien que se pierde calle abajo, los cuadernos vacíos, la
pluma seca, el cansancio, ella desnuda, tú.

Luis Sevilla 57
POETA

Julio llama a su musa por teléfono: necesita inspiración para escribir unos
poemas amorosos. Cuando llega Lucía, el poeta le invita a café y pastas, le
habla del compromiso que tiene con su editor, que le agobia con correos
electrónicos y llamadas insistentes para que empiece a preparar su próxima
obra. Lucía le escucha atenta, palabra por palabra, y se deja llevar cuando
Julio se le acerca y le desabrocha la blusa, y roza con sus labios los hombros;
le susurra el artista al oído que busca la belleza en su desnudez, y ella,
despacito, se deshace del sostén, la falda, y las bragas. Él se sienta en un
sillón, la contempla, embelesado: tez blanca… senos generosos… el vientre
perfecto… su pubis rasurado… Lucía coge una de sus robustas manos y la
coloca sobre un pecho, pero el hombre la retira, y le reclama que sólo desea
captar la belleza ideal. Lucía suspira, y al fin, se rompe su silencio: está harta
de repetir el ritual desde hacia meses, de la actitud de Julio a no tocar su
piel; le aclara que, si no le hacer el amor allí, en ese momento, lo deja. Julio
la rechaza de nuevo, le expresa que si su piel era ultrajada por los vulgares
fluidos de la pasión, dejaría de ser hermosa, pero Lucía le confirma la cruda
verdad: que no es consciente de que la poesía es la realidad. El hombre,
cabizbajo, no replica, y deja que Lucía, con semblante triste, se vista y se
despida definitivamente de él con un “espero que salgas pronto de tu
burbuja, por tu bien, mi amor”. La melancolía se apodera de Julio, el sensible
poeta que pasa toda la noche en vela delante de la pantalla del ordenador en
blanco junto a una botella medio llena de Whisky. El infeliz descubre que la
auténtica poesía nunca ha estado en sus manos.

58
PERRAS Y PERROS

Perra

Le meneas el rabo
a tu dueño;
a sus espaldas,
cobarde, me miras
con esos ojos de Husky Siberiano
y tu voluntad tamaño Chihuahua.
Buscas sus golosinas
para burlar la soledad
y rechazas el cariño
de manos honestas,
el que no te conviene.

Cuando te canses de jugar


con las pelotas de tu amo,
no busques el rastro de esta miserable
que te mostraba el corazón en la mano
y en la otra, un cuchillo oxidado,

la que jamás encontrará


compensación de tantos y tantos años
de lágrimas y cama vacía.

59
Perro

Te hacías el desorientado
en la última estación del amor:
tu propietaria se resistía a despedirse de ti
y tú, no te decidías,

me vigilabas desde el umbral,


deseando que yo agarrara
la cadena y el collar para amarrarte
y así evitar ser un triste vagabundo de emociones.

Los perros no saben estar solos,

y yo soy incapaz de aferrarme al miedo.

60
Y que sigan ladrando:

sólo deseo la compañía de mi sombra.

Ana Patricia Moya 61


Y N O HE CUMPLIDO AÚN TODA MI EDAD NI LLEGARÉ A CUMPLIRLA
COMO ÉL DE UNA SOLA VEZ Y PARA SIEMPRE

Es difícil encontrar dentro de nuestra especie


Seres que atesoren la maravilla del silencio,
Por eso he optado por renunciar al amor
Aunque un día…
Conocí de modo casual
A una niña que se mordía la lengua al verme perdido entre mudos desvaríos,
Compartimos unas tardes agradables,
El nebuloso azul de los cinemas
Rumores y ecos inválidos agitando el barullo de las avenidas…
Vidrios y agua
Y cascajo reluciente
Pero luego,
Como mi preciado silencio
Fuimos apaciguados por la memoria y la necesidad de crecer…
En ese momento…
Me volví de modo irremediable y sentencioso,
Un hombre
Y tuve que decirte adiós,
Como a un mal sueño

(Poema inédito)

62
NUNCA SALÍ DEL HORROROSO…

…estos años, tan pocos si pensamos el universo… puedo afirmar


con mayúscula irredención… he perjudicado a cuantos han estado
junto a mí… niños, niñas, mi propia infancia ha sido un ruego
machacado en el mazo de agonías y vamos todos como dementes
moliendo sin delicadeza los órganos de quienes amamos / esos
pequeños ojos que perciben los colores y el justo aroma, sin una
coartada, sin una espera, sin una noble indiferencia y la
curiosidad es el arma que va colando a tiros mis pasiones sobre el
cuerpo de esa niña astral que impregna de felicidad cada célula y
cada cuerda de la materia en un plano que ya Dios quisiera poder
trazar en su arquitectura imperfecta pero él no tiene tus armas y
la poesía es su lengua en mi garganta destrozando pliegue a
pliegue las cavidades de la cordura que ve dilatarse sin paciencia y
con emoción como un efluvio mágico y sangrante… una primera
perdida (…) vengada a dientes y uñas… pero todo tiene un fin y la
amarga carnadura es la soledad de los otros y el infierno que
somos todos en el mismo cuarto… ahogados por los roces y la
conspiración del sudor sobre el pecho… no encuentro gracia
mayor al rito de suicidarse… es mejor afrontar a diario esa tarea…
con la esclavitud de un sol que todos los días aparece en extinción
por la misma irrisoria esquina.

(Poema inédito)

63
“[…] jamás una comunicación nunca un saludo de cumpleaños, ni la menor señal de vida en común, ni un
escupitajo en mi escudilla”
ENRIQUE LIHN

DIOS MÍO / DE DÓNDE SALE / TANTA GENTE / SOLITARIA

Los amo tanto… que no los soporto

Duele verlos caminar

Sus bostezos

Un estornudo que salpica la comida

Y oír las carcajadas…

Los miedos al lograr un acierto

Las victorias pospuestas entre cada problema que nos une

No saben cuánto los amo

Duele estar ungido por su carne

Beber a sorbos de la sangre que se cuaja en un cordón dilatado

Y mirar a cada momento, atravesado por el error, conteniendo la nausea…

Como se repite cada hombre y mujer

… Los viejos y sus palomas / las madres / las iglesias / los vendedores y las frases

El payaso de la tele / los ciegos / las avenidas / los niños corriendo sin mirar a ambos

64
Lados / el payaso de la radio / el tío del almacén/ los devoradores de chatarra / el payaso

De turno / las chicas de jeans ajustados y el pastero de la esquina / los perro s en la

Esquina / las pelotas y la suciedad en todas las esquinas y rincones del mund o en que

Acaba y empieza el amor

Que nos tiene recogiendo del suelo,

Colillas de humanidad.

(Poema inédito)

Daniel Rojas Pachas


65
EL HOMBRE SOÑADO

Quién me iba a decir a mí que quince años después estaría buscando en la


guía de teléfonos a Juan Carlos Martín Pedregosa. No para recuperarlo,
sino para conservar a mi marido
.
Todo porque la primera vez se lo conté. Confiada, le dije:

- Qué gracia, ¿sabes con quién he soñado? Con mi primer novio.

Hasta le conté el sueño: nos habíamos abrazado en medio del patio del
instituto, mientras nos confesábamos, con lágrimas en los ojos, que ahora
los dos estábamos casados cada uno por nuestra parte, y que ya nunca
podríamos estar juntos.

Mi marido expresó algo parecido a la ternura. Hasta se puso a jugar a los


psicoanalistas y me dijo:

- A ti lo que te pasa, cariño, es que te da miedo crecer y asumir los


compromisos de la madurez. Entonces idealizas tu pasado, cuando todas
las puertas estaban abiertas y el futuro era una página en blanco.

Pero hoy, transcurridos varios meses y unos cuantos sueños, cuando ha


encendido la lámpara de la mesilla y ha visto en mí los mismos síntomas,
sudor, palidez, tristeza en los ojos que miran el techo, ya no ha tenido
ganas de hacer análisis. Ni siquiera se ha hecho el despistado, como otras
veces. Por toda la casa se oían sus voces:

- Has vuelto a soñar con él, ¿a qué sí? ¡Claro! A él nunca le viste los
calzoncillos sucios, ¿a que no? No llegaba a casa después de que el jefe le
estuviera todo el día tocando los cojones, ¿a que no? No le oíste roncar,
ni vomitar en el baño, ni pegarse un calambrazo con un puto enchufe, ¡ni
siquiera le oliste un pedo!, ¿a que no, cielo, a que no? ¡No te jode!, ¡así
cualquiera!

66
Ha de sgranado las miserias de la cotidianeidad mientras se duchaba, se
prepar aba un café, se apretaba el nudo de la corbata hasta hacerme creer
que quería ahorcarse.

Luego se ha marchado sin darme un beso. Eso no lo había hecho nunca.


Es como un pacto: minutos antes podemos haber tenido una bronca
descomunal, pero el beso nunca nos lo saltamos. El beso de despedida es
nuestra p romesa de futuro.

Y lo p eor es que aún se le ha ocurrido llamar por el portero automático y


me ha dicho:

- Co mo tenga un accidente y me muera, ya verás si vas a tener razones


para soñ ar conmigo. Toda la vida para idealizarme vas a tener. Ya verás.

Y para que ya nunca tenga que preguntarme si he soñado con mi primer


novio, aquí estoy, con la guía de teléfonos, buscando al dichoso Juan
Carlos Martín Pedregosa. Mientras, rezo para que cuando quedemos, le
vea aparecer barrigudo, calvo, con zapatos negros y calcetines blancos,
algo, lo que sea, algo, que lo desaloje del trono de los hombres soñados.

67
FUMANDO ESPERO

Era el chico perfecto. Nunca le importaba darme caladas de su cigarro. Me


lo alargaba con una sonrisa, girándolo en el aire para ofrecérmelo por la
boquilla.

Pero me confié. Empecé a no devolvérselos. Cuando quería darme cuenta,


ya me los había fumado enteros.

El día en que llegó cubierto de parches de nicotina supe que era el


principio del fin.

LA AMADA DEL SUPERHÉROE

Había soñado con dejarse querer, ingrávida, sintiendo cómo la apresaban y


acariciaban los hilos de seda. En lento y dulce trámite, el veneno iría
venciendo sin apenas encontrar resistencia. Y por fin se entregaría como
una mariposa en la red, multiplicada su levedad y su belleza infinitamente
en los ojos de su captor.

Se llevó la mayor decepción de su vida cuando, para amarla, el Hombre


Araña se despojó de su disfraz rojo y negro, mientras la miraba con
aquellos ojos de hombre vulgarmente enamorado, que la reflejaban tal
cual era.

UNA CUCHARADA, Y OTRA

Lo primero que hacía cuando llegábamos a su casa era preparar un té. Dos
cucharadas para nosotros, una para la tetera. Primero la leche, luego el té.
Me contó que esta era una costumbre de cuando el té se tomaba en
porcelana tan fina que el líquido caliente podía quebrarla. Me gustaba
escucharle mientras volcaba el contenido de la tetera en las tazas.

Cuando me llamó para decirme que lo dejábamos, lo primero que hice fue
prepararme un té, una cucharada para mí, otra para la tetera. Las
costumbres más duraderas, pensé, son aquellas que se heredan de un amor
perdido.

68
El amor es a veces
a media tarde de un día que nos ha visto madrugar
que nos ha visto inmolarnos en aras de una nómina
a final de mes
el amor es a veces
este secuestro
un cansancio triste y apagado que me toma por rehén
un esperar que me liberes
sin haberte hecho una señal
sin que nadie haya puesto precio a mi rescate
sin que el zulo haya tomado rostro de agujero
sino la limpia y anodina cara de nuestro cuarto.

En los desfiladeros de nuestra cama


a campo abierto en el salón yo te persigo
como a un pueblo cansado y débil
te acorralo y te masacro

en vez de ser enfermera


en vez de cantar para tus tropas
en vez de disparar codo con codo

te exijo los restos de las fuerzas


que otros te arrebatan en batallas
transcurridas en despachos de 9 a 6

antes de que acabe contigo


deja que sea mío el último deseo.
Mírame a los ojos, amor:
devuélveme mi humanidad.

Ana Pérez Cañamares 69


ME IRÉ

Cuando este aire amaine, me iré.


Y no sé donde iré y si vendré,
pues tardé tanto en la espera
que no conté con las ganas de verte.

Me iré y lo haré,
no dudaré… ni lo intentes o me ofenderé.
No vendré y lo sé, donde llegue éste, estaré.
Solo. Estaré.

Cuando este aire amaine, me iré.


Donde iré, quedaré… marcharse ahora,
lo sé, y me iré.

Sin sentires ni pesares


entenderé el volveré.

… si se fuese y no viese …
… que si dudase, lo viese y dijese: …

Me iré, y no sé donde
ni el cuando llegaré.

Cuando este aire amaine


ya no estaré.
Donde quede, quédame…
llama y no iré, ahora lo sé.

José Luís Gutiérrez

70
CAPRICHOS DEL DESTINO

La primera vez que sus caminos se cruzaron, él tenía siete años, estaba sentado en
un banco del parque esperando a que su mamá dejase la charla que mantenía con
una vecina. Una tercera se unió a ellas, empujaba un cochecito porta-bebes que
inmediatamente fue asediado con toda la atención común a esos casos. Al rato
dejaron de lado el cochecito y siguieron las tres con sus cosas y chismorreos. Fue
entonces cuando él, aburrido, se acercó a ver que había dentro de ese cochecito que
tanto alboroto había provocado poco antes. Se quedó mirando a aquella niña que le
devolvía la mirada sin dejar de apurar su chupete azul. Todos los bebés que había
visto hasta entonces le habían parecido feos y coloradotes, sin embargo éste era
hermoso y simpático, sus gestos eran dulces y eso le gustó. Alargó su dedo índice
hacia aquella diminuta manita, ésta se abrió y le cogió el dedo con fuerza, él sonrió
y miró hacia las mujeres para hacerlas participes de ése momento, pero ellas seguían
enfrascadas en sus cosas. Volvió la mirada al interior del cochecito, la niñita seguía
mirándole fijamente, con aquella carita que apenas sobresalía del amasijo de
colchas, edredones, y gorritos que la envolvían...

Pasaron quince años. Ella se había convertido en una mujercita hermosa y


responsable que sacaba buenas notas en el instituto, no le faltaban pretendientes ni
amigas que la querían de verdad. Sus padres estaban orgullosos de ella en todos los
sentidos y la agasajaban con constantes regalos y cariños. Esa tarde, en concreto, se
había quedado sola en casa, no tenía deberes y decidió salir a alquilar una película
en el video-club de la esquina.

Él vivía desde hacía dos años en una destartalada buhardilla, donde pasaba las horas
encerrado a cal y canto, siempre delante del monitor de su ordenador. No tenía
amigos ni los necesitaba, su madre se acercaba una vez por semana y le dejaba la
compra del súper delante de la puerta. Esa tarde, esas cuatro paredes se le caían

71
encima, llevaba ni se sabe cuánto tiempo sin salir a la calle y decidió bajar a tomar
un poco de aire fresco.

Ella paseaba su mirada por las estanterías del video-club, para ser más exactos por
las filas de películas que hace tiempo dejaron de ser novedad, buscaba una en
especial: “Nos hacemos falta” de Juanjo Jiménez. Después de varios minutos de
intensa búsqueda la encontró en un rincón. Salió del establecimiento contenta por
su hallazgo y caminó deprisa hasta su casa. Justo un minuto y treinta y dos segundos
después, él entró en el mismo video-club, se dirigió a la dependienta y preguntó por
la misma película, la chica se disculpó y le explicó que sólo tenían una copia y que
ésta había sido alquilada hacía breves instantes por una chica joven...

Una semana después no coincidieron en una librería por veintidós segundos. Por
supuesto ambos compraron el mismo libro...

Cuando ella cumplió su mayoría de edad sus padres le regalaron un coche de


segunda mano que compraron, por muy buen precio, a un joven desaliñado y poco
hablador que pasaba por dificultades económicas. Ése joven era él. Un día, él
esperaba en la acera a que el semáforo cambiara de color, y vio pasar su viejo coche
conducido por una atractiva morenita, lo siguió con la mirada hasta que se perdió
en las entrañas de la ciudad...

Tres años y medio más tarde, un fin de semana de un caluroso mes de agosto,
coincidieron a la misma hora en un Pub del casco antiguo de la ciudad, sólo que no
pudieron verse porque él estaba en el WC, vomitando el exceso de alcohol que
anegaba su estómago. Ella entró acompañada de un pijo con un traje
escandalosamente caro. No estuvieron ni un minuto, de hecho no llegaron ni a
pedir, la música demasiado alta y la conciencia de estar fuera de lugar precipitaron
su marcha. Cuando él salió, un poco más aliviado, del wáter, encontró sobre la barra

72
un mechero dorado y un paquete de Chester que ella olvidó en su acelerada partida.
A lo largo de su desastrada vida estuvo a punto, más de una vez, de vender o
empeñar aquel mechero, pero nunca lo hizo, ese mechero despertaba en él un cariño
y una fidelidad que nunca entendió...

Y pasaron quince años más. Ambos acudieron a una exposición de arte, cada uno por
separado. La sala estaba a rebosar de pijos, progres, artistas de tercera, gorrones y
demás faunas urbanas. Él iba dos cuadros por delante, se detuvo frente a un gran
lienzo de tonos grises y amarillos, se dejó llevar por la fuerza de los trazos y el
contraste de los colores. Estaba tan abstraído con el cuadro que no se fijó en la
morena que permanecía parada a su diestra, tan absorta como él en las pinceladas
del lienzo. Los dos fijaban sus pupilas sobre la misma pintura, seducidos ambos por
los mismos sentimientos. Al rato él siguió con el recorrido, ella contempló el cuadro
un poco más.

Tardaron siete años y medio en volver a cruzarse, compartieron abogado, aunque


para casos diferentes. Ella para solicitar el divorcio de su hasta entonces marido y él
para algo relacionado con la sociedad de autores, pero nunca se cruzaron en la
agitada agenda del letrado.

[FUTURO]

Pasaron treinta y tres años. La vida les ofreció dichas y desdichas, unas cosas
vinieron y otras se les fueron, lugares, personas, bautizos, bodas, entierros... Sus
vidas se encontraron por fin en aquella residencia donde ambos habían ido a parar
para acabar lo que les quedaba de sus vidas. En cuanto se vieron se enamoraron y
supieron que estaban hechos el uno para el otro.

A las pocas semanas él murió al sufrir una embolia.

73
DESPEDIDA

Dos personas en una habitación. Una de ellas hace la maleta.

- ¿Cuándo vuelves?
- No lo sé.
- ¿Vendrás por Navidad?
- Ya te he dicho que no lo sé.
- ¿Y cómo me pongo en contacto contigo?
- En cuanto tenga el teléfono instalado yo te llamaré.
- ¿Puedo escribirte?
- Te mandaré la dirección cuando la tenga.

Silencio largo, muy largo...

- Tengo la sensación de que no vamos a vernos más.


- No digas bobadas.
- Lo pienso de verdad.
- Bobadas.
- Ya...

La maleta se va llenando mientras armario y cajones se vacían. Las dos


personas se mantienen en silencio, ocultando sus respectivos dolores.

- ¿Has visto la camisa gris?


- ¿La que yo te regalé?
- Sí.
- Está en la lavandería.
- ¡Mierda!
- Cuando tenga tus señas te la mandaré por correo.

La maleta ya está llena.

- Ahora tengo que irme.


- ¿No vas a darme un beso?
- Mejor que no.

La maleta sale de casa y entra en el ascensor.

- Adiós.
- Adiós. Llámame, por favor.

La puerta del ascensor se cierra. Ruidos del motor del ascensor.

74 Pereza
Pepe
LA PARTERA

Fue pa ra la Navidad del 99, me parece. En el 2000 no, porque había más
bochinche con lo del fin de siglo y me acordaría, me parece que fue para el
99, nomás. Ya habíamos sorteado las guardias y a mí, por primera vez en
años, me tocó Navidad. Siempre me toca Año Nuevo pero esta vez no,
Navidad. Qué sé yo, a mí Navidad me parece menos fiesta, más como una
cosa para adentro: nos saludamos, somos todos buenísimos, nos queremos,
pero, como cuando el nene toma la comunión, es entre nosotros nomás. En
cambio Año Nuevo es más para afuera, más de cañita voladora, de bocinazos
y caravanas por el centro. Si cuando yo era chica hasta serenatas había. Era
de lindo... Se juntaban cinco o seis locos, una guitarra o un acordeón y salían
por todo el pueblo a dar serenatas. Hasta si tenías suerte te tocaban dos o
tres al hilo. Eso sí, tenías que tener preparada la sidra para los musiqueros,
porque sí no, capaz que te bajaban la casa a piedrazos, con la curda que ya
traían de serenatas anteriores.

No le sabría decir si me gusta más que me toque guardia en Navidad o en


Año Nuevo. Yo ya estoy vieja para andar de fiesta, pero me gusta mirar los
fuegos artificiales y ver el movimiento: es lindo el centro tan tarde y tan
lleno de gente. En Navidad te vas a dormir más temprano, más tranquila,
porque brindás, comés el pan dulce, juntás los platos y ya está. En Año
Nuevo no, porque la fiesta sigue hasta que se hace de día.

Pero, bueno, volviendo al cuento, ese año me había tocado Navidad. En la


guardia habíamos arreglado todo: nos íbamos a armar una cena que ni le
cuento. Con platos enlozados y vasos de plástico, pero igualmente cena de
Navidad. Y si a alguien se le antojaba joder a la hora de la cena, que se la
bancara, que volviera después de la una. Habíamos repartido la cosa y a mí
me tocó hacer tomates rellenos. Me acuerdo que hasta atún del bueno le
puse, nada de andar pijotereando y echarle caballa para disimular. Atún y
del bueno, eran otras épocas. Ahora andá a saber en cuánto anda la lata. La
Piru, la enfermera de maternidad, se mandó unos pasteles que eran para
chuparse los dedos. Es una genia la Piru haciendo pasteles. Teníamos dos
botellas de sidra y una de champán, que le gusta al doctor Maurice,
escondidas en la heladera de Vacunación, atrás de la caja de suero
antiofídico.

Yo había estado sacando las cuentas y no tenía ninguna a punto de parir,


pero en el hospital nunca sabés; en privada las mujeres van a control todos

75
los meses, pero en el hospital te cae cualquiera que ni se ha enterado que
está embarazada, que no se ha hecho un examen de nada, que no tiene idea
de por dónde va a salir el muchachito, ganas de matarlas te dan. Sin contar
las condiciones en que vienen. Condiciones de salud, sí, pero de mugre
también. No tiene idea lo que es. A algunas habría que manguerearlas
primero, viven en cuevas y la única cama con sábanas que conocen es la del
hospital. Claro, si vienen a parir cada nueve meses. Y ni te avisan, habría
que marcar en el almanaque para saber cuándo van a venir la próxima vez,
yo siempre digo. Y que no me apuren, que van a ver cómo lo hago.

Y dicho y hecho. ¿Usted quiere creer que esa Navidad no había quedado
prácticamente nadie internado en el hospital? Les había agarrado a todos una
epidemia de salud; alta para todo el mundo dieron los médicos ese día. A la
tardecita empezaron los cohetes por el barrio y yo pensé que en cualquier
momento iban a caer con las quemaduras, pero no. Ni siquiera eso. Para la
noche habíamos armado una mesa que ni la de Mirtha Legrand. Carla, la de
terapia, había hecho un centro de mesa con las flores del jardín que era una
belleza. Marcelo, el médico de guardia, la cargaba porque había puesto los
adornos en los papagayos, pero quedaron hermosos.

Estaban mis tomates rellenos, un vitel thoné que hizo la mujer de Marcelo,
sandwichitos de miga, un poco de lechón frío, ensalada. Y de postre, los
pastelitos de la Piru.

No me había alcanzado a llevar el primer bocado a la boca, cuando no va y


suena el timbre. Crucé los dedos y pensé para adentro “que sea un
traumatizado, que sea un traumatizado”. Pero no, yo misma me lo iba
imaginando.

“Ponele Jesús”, me alcanzó a gritar la enfermera de terapia. Y le pusimos


Jesús, no más. ¿Qué otro nombre le iba a poner si el pibe nació a las 12
clavadas? Un negrito flacucho, llorón como él solo. La madre se portó
demasiado bien para la edad que tenía. En cuanto la vi, me dije que iba a ser
difícil, porque la muchachita vino sola, ni un bolsito tenía, ni documentos ni
nada. No la habíamos visto nunca por el hospital y no dijo otra palabra más
que su nombre. “Yécica”, así le mandó la Piru que se las da de doctora y no
terminó ni cuarto grado. No debía tener ni 13 años y la falta de olla se le
veía a la legua. La piel grisácea, el pelo finito y descolorido atado con una
gomita verde, la cara huesuda, los ojos tristes: la panza hinchada
desentonaba en tanta flacura. Colaboró en el parto como una experta: dos
pujos y afuera. Ni episiotomía alcanzamos a hacerle, porque prácticamente lo
escupió.

76
Cuando le puse el chico sobre el pecho me di cuenta de lo que iba a pasar. Lo
había agarrado sosteniéndolo, solo sosteniéndolo, como para que no se
cayera al piso. Miraba para adelante, para arriba, para el costado, pero no al
nene. Marcelo le preguntó qué nombre le iba a poner y sólo se encogió de
hombros. “Jesús”, dije yo que me acordé de la de terapia. Jesús le quedó,
porque la flaquita se fue sola a la mañana temprano, antes de la primera
visita de sala, sin haber dicho nada más que su nombre.

Todos habíamos anticipado que eso iba a pasar, la misma noche del
nacimiento, cuando estábamos comiendo los pasteles de la Piru. Marcelo se
puso cargoso para que le cambiáramos el nombre. Lindo destino le eligieron
al pibe con ese bautizo, decía.

—No te preocupes —dijo la Piru, que estaba tomándose el tercer vaso de


sidra—. Esta vuelve en setiembre y ahí le decís que le ponga Yonatán. O
Kevin. O Braian.

—Ni poniéndole Rockefeller le vas a cambiar el destino —aportó la de


terapia, que después de todo había sido la de la idea.

—Si vuelve en setiembre, le pueden poner Flor.

Volvió antes, por un aborto mal hecho, y se murió a los tres días. Pero esa
vez, menos mal, yo no estaba de guardia.

Silvia Loustau
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CORAZÓN ROTO

Nunca permitiré
Que nadie llegue
Ni siquiera a sospechar
La manera
En que mi corazón roto
Me está matando

Nunca sabrá nadie

78
Acerca de mi muerte silenciosa
Pues sólo lloraré
Bajo la lluvia

Nunca nadie me oirá quejarme


Pues sólo buscaré tus labios
En mis sueños
Y te llamaré
Entre la tormenta

Nunca nadie
Vislumbrará mi tristeza
Sólo yo sabré de ella
Y gemiré en soledad

Y trataré como pueda de soportar


Esta desolación tan cruel
Que encierra mi pecho

Pues mi corazón roto


Me está matando

79
Enrique Fuentes-Guerra
EL AMANTE

Mi amante es un camino de malezas a zules


sin machete, un piscina que corta.

A veces trae manzanas con veneno


y le amo mientras vuela,
a veces trae mentiras de canela
y me las bebo de un trago.

No tiene prisa, desaparece despacio


y cuando vuelve rompe los cristales.

Es un cerdopájaro y yo una amapolarueda.

De repente el verano se instala


en la terraza y me regala un geranio
que da a luz un cuento casi alegre,
lavo las cortinas y abro la maleza

calor y calma en las peceras,


mar y luna en los ojos.

El verano es un lagarto de paciencia,


otoño, invierno y sigue la rueda
sin ojos barriendo las calles.

Separo las piernas y caen las pupilas


del amante, al fin secas: bolitas de amor
para el juego de un gato.

Es primavera y no se muere el aire


por un beso, prefiere anochecer fuera
de casa. Llueve, cala, alguien canta,
alguien abraza un sueño.

La voz del amante cruza las telarañas


y abre los geranios:
sus gotas se detienen
junto a un cuerpo sin nombre.

80
TIJERA

Soy un árbol solo en mitad


del azufre, una plegaria sin pecado.
Ayer cambié mis ojos por un espejo
y hoy no me arrepiento, soy la vena
ciega que en tus párpados arde.

Soy el arco iris abisal que precede


nacer y morir, el pelo que cortan
las tijeras del aire.

Pensé que buscabas peces azules


pero anhelabas el cofre del óxido.

Sólo eres este poema sin carne,


lleno de una luz oscura,
eso eres y quedarás en un libro
que leeré de vieja.

Verónica
81
García
SEMÁFORO EN ÁMBAR

Aún recordaba su última llamada, el móvil no tenía buena cobertura, sin embargo
eso no fue impedimento para que notara un hilo de preocupación en su voz.
Estaban terminando la decoración del piso, todos los pormenores de la boda se
encontraban resueltos, sólo quedaba por elegir la tonalidad exacta del salón para
colocar los muebles, pero no encontraban el momento oportuno, últimamente su
novio nunca tenía humor para tomar decisiones.

Aquel día la llamó más temprano de lo habitual, según él ya era hora de hablar en
serio, Luisa no dio importancia a tanto formalismo y dijo entre risas

- Qué solemne te pones para decidir el color del salón.


-¡Déjate de bromas!… bueno… luego hablamos, quedamos a las siete y nos
tomamos un café, ya sabes… en el lugar de siempre.
- Como tú digas cariño - Contestó ella intentando alejar tanta seriedad.

Llegó a la cafetería antes de tiempo, él aún no se encontraba allí, y decidió salir


para esperar en la puerta. A los pocos minutos lo vio acercarse en la moto, no
conducía rápido, siempre había sido muy prudente con el tráfico, pero en esta
ocasión se saltó el semáforo en ámbar, de repente un vehículo rojo surgió de la
nada y ¡ZAS!… lanzó el ciclomotor contra la pared. Luisa trató de avisar, intentó
gritar, pero se quedó con la primera sílaba de su nombre en los labios.

Todo lo demás fue como la proyección de una película, su cuerpo caído sobre el
asfalto, las voces de los testigos, la estridente llegada de la ambulancia, la rápida
actuación de los sanitarios, la marcha entre aquellas intermitentes luces naranjas,
el ingreso en cuidados intensivos y el diagnóstico: Traumatismo Craneoencefálico
Grave.

Ya habían transcurrido tres meses desde el accidente, ni un sólo día dejó de


recoger a su suegra para acudir junto a ella al hospital, y por fin hoy a la hora de
la información médica, tuvieron la mejor de las noticias, durante la noche había
abierto los ojos, articulado las primeras palabras, seguía la mirada allá donde se le
indicaba, y existía coordinación en sus movimientos. No lo podía creer, nunca
había perdido la esperanza, sin embargo, ya estaba agotada de tanta
incertidumbre. Pero ahora todo volvía a tener sentido, todo volvía a su lugar.

Entraron con rapidez a la hora de la visita, ambas mujeres estaban deseando


comprobar por sí mismas su mejoría, se colocaron sonrientes a los lados de la
cama, pero él no reaccionó, no las miró, no habló, ni se inmutaba cuando la madre

82
lo llamaba una y otra vez. Sólo cuando su novia comenzó a llorar, dirigió la vista
hacia ella, cerró los párpados para no ver esa situación y no los volvió a abrir.

Cuando salieron las esperaban un grupo de amigos de la pareja, los habían llamado
para informarlos sobre la mejoría, y se presentaron para felicitarlas, con ellos se
encontraban dos jóvenes de rasgos sudamericanos, las había visto en contadas
ocasiones, aunque nunca les prestó atención, no sabía ni le interesaba saber
quienes eran, dio por hecho que se trataban de dos nuevas conquistas de los
chicos. En esta ocasión el tiempo de coincidencia se dilató algo más, habían
solicitado hablar con el médico de guardia y estaban esperando ser atendidas. Fue
entonces cuando Luisa se fijó detenidamente en una de ellas, la mulata de
ajustados vaqueros, le llamó la atención su extremada intranquilidad y como la
arropaban los amigos. Preocupada intentó acercarse al grupo con la intención de
explicarles la situación, pero la mano de la suegra agarrándola por el brazo lo
impidió.

- No te acerques a esa zorra… no le dará vergüenza de…

No pudo terminar la frase, en ese instante el facultativo apareció, las escuchó


atentamente, y sin dar ninguna importancia a sus consultas preguntó:

-¿Quién es Odalys?... el enfermo no cesa de llamarla, le haría bien que entrara y


hablara con él. Su madre y usted pasarán a continuación… mientras esperen en la
puerta de la sala.

No entendía nada, todo era tan ilógico, miró con espanto a su suegra, a los amigos,
y a esa desconocida mulata que se acercaba nerviosa al doctor.

Siguieron las instrucciones indicadas sin poner objeción alguna, y permanecieron


a la entrada de la sala. Desde allí observaron impasibles como la chica se colocaba
la bata, el gorro, los papis, y caminaba con rapidez hacía la cama. Al instante
pudieron ver reflejado en el cristal del control de enfermería, como él extendió
los brazos y rodeó su cuello llorando, mientras ella no cesaba de besarlo una y otra
vez.

Luisa no quiso ver más, un sudor frío cubrió su frente, necesitaba aire, necesitaba
abandonar ese sitio, dejar de ver aquella imagen. Salió rápidamente a la calle, se
apartó el flequillo con las palmas de las manos para retirar el desagradable sudor,
apoyó la espalda sobre la pared del edificio, lentamente se fue escurriendo hasta
quedar en cuclillas, y en esa postura casi fetal sintió resquebrajarse todo su
mundo.

Así permaneció hasta oír la voz de la suegra, entonces se incorporó colocándose


frente a ella, buscando una explicación

83
- No quería que sufrieras… pensé que cuando se recuperara del accidente
recapacitaría, no anularía la boda, tú…

Se apartó bruscamente sin dejar que terminara la frase, en ese in stante comprendió
que todos sabían de la existencia de esa mujer, todos menos ell a, y se sintió
estúpida, vacía, como una muñeca hecha jirones a la que miran s in saber como
recomponer. Un extraño sentimiento mezcla de ira e impotencia la sacudió, le
hubiera gustado insultar, gritar, llorar, pero estaba exhausta… habían sido tantos
días… tantas horas de dolor.

Tenía una necesidad exigente de encontrar una respuesta a todo aquello, pero no
pudo, ante ella sólo apareció el semáforo en ámbar y el coche rojo , sin embargo
ahora era su propio cuerpo el que estaba estrellado contra la pared.

Esperanza
García 84
Guerrero
TRIBUTO A MIS AMANTES

¿Me ama s? Supongo que tan sólo puedes decir que me has amado alguna
vez, que a tu lado fui feliz, que ahora eres tan sólo una utopía, una más de
las que componen mi vida.

Han pasado muchos años, muchos meses, muchos días, desde que tus labios
dulces me besaban, han pasado tantos segundos y tantos amantes desde que
tus manos curiosas me acariciaban.

Pero no importa, realmente, no es importante, porque nunca olvidaré el


tacto de tu piel, nunca olvidaré como tintineaba el brillo de tus ojos al
mirarme.

¿Qué ha pasado? Han pasado tantas cosas, hubo tantas decisiones que tomar,
tantas lágrimas por derramar, tantas sonrisas que esperaban a ser
descubiertas.

Amante, dícese de aquel que alguna vez amó mis sonrisas, aquel que alguna
vez sintió la necesidad de abrazarme, aquel que adoraba el tacto de mi
pálida piel; amante, aquel que saboreó mis besos dulces o amargos, mis
besos inocentes o encendidos...

Mi querido amante, aquel por quien todo lo arriesgué, aquel que todo me
hizo perder, mi amante, mi querido amante, aquel que hacía del tiempo una
variable relativa, ¿cuánto tiempo compartimos juntos? Años, minutos,
meses, días...

Ahora te escribo, ahora pienso en lo feliz que fui a tu lado, en lo mucho


que adoré y sigo adorando cada una de tus sonrisas...

Amante, a ti que aún no has llegado a mi vida, aquel que tal vez nunca
llegue, aquel que quizás llegue un día y no se marche nunca más, aquel que
decida volver a arriesgar, aquel dolido por mis palabras, o aquel que me
hirió con las suyas.

A mi amante, en definitiva a ti, que algún día lo fuiste, o que algún día lo
serás.

85
SEMEJANTE

Al otro lado del espejo

Bajas las intenciones

Subes la guardia

Observas mi escalera

Y te quedas lejano

Al otro lado

Semejante y olvidado

SIN TI

Sin ti

he caminado sola el cuento


y he cabalgado los caminos
sin ser para ti
ni respirar por ti
viviendo
pero sin ti

86
LAS HORAS ENVEJECEN

Te diría cuán vacía me siento, aunque no sea políticamente


correcto, contarte, que la soledad se convierte en desolación, y
que yo, ahora que llegan las margaritas, hecho de menos saltar en
los charcos.

Podría susurrarte al oído desde el otro lado de este océano que nos
separa, y exhalar con solemnidad palabras como estas, amor, pero
el silencio me lo impide, anida en los labios agrietados, en esta
alma, erosionada de realidad.

Quiero volar, quiero sentir mi piel bajo la tuya, en un abrazo que


consuele mis pupilas desmoronadas de invierno, pero la niña con
botas que vive aquí dentro, se encoje en el sigilo de la noche
constelada.

Las horas envejecen si no estás, y los surcos recorren la


primavera, llena de corcheas y pianos que tocan acordes con sabor
a ti…

Paz Hernández
87
LA DEPRESIÓN DE LA CLOROFILA

Las hormigas ya corretean por mi cerebro, a veces,


y me hacen sentir que las personas me muerden
sin importarles lo que devoran.
Mírame y compréndeme en el interior de este pantano.
Si no me queda nada que dar entonces ensuciaré páginas y páginas,
pero prefiero limpiarlas con mi sangre
mientras sea mía y tuya la esperanza.

Todos los días me pinto en la cara la infatuación


de ser un incomprendido más
que soporta los mensajes que vienen desde todas las dudosas procedencias.
Sombras de arena.
¿Quién come mi mente a cucharadas?
Diálogo de espinas.
¿Cuál es el color de la locura?
Lo cierto es que el descontento amarillea,
cada día una pregunta revolviéndose dolorosa,
como un gusano,
cada día un fantasma más en el necio teatro de mi autocompasión,
tan sólo llorando gas,
sin mirarme ni mirarte antes.
Cuando no estoy encerrado dentro de mí

88
todo son paredes con cuadrados de vacío.
No puedo dormir hasta encontrar la perfecta forma
y quiero sufrir hasta tener santos en mis dedos.
Como admirador de la belleza no debería volver a tocarte;
no sé si quiero que beses mi alma en descomposición
y debería seguir simplemente enamorado
en este constante perderte.
Con la memoria calcinada me muevo en este entorno añil de confusión
pero no quiero dejar de montar los extremos del dragón que tú me das.

89
MINIDESCOMPOSICIÓN

Tuve que dejarte antes de hacerte más daño,


sabiendo que luego los gusanos
iban a corretear por todo mi cerebro.
No dejan de nacer hongos por entre los enredados ramales
de este mi ya de por sí retorcido cuerpo.
Son brezales que se asientan en ciénagas de miedo,
de orgullo viciado y agujereado,
frutos podridos que no dejan de caer.
La savia debería ser más simple,
más suave a todos los gustos,
impermeable a las mentiras,
un líquido propio formado por todos los momentos
y que se limitase a dar vida.
Con cariño,
se puede exprimir la sombra,
se puede abrazarla...

José Ángel
90 Conde
UN BUEN NEGOCIO

Susana me llamó a media mañana.

- Tía, que he visto, en una página de Internet, un anuncio... Un local


estupendo, tía con tus ideas, bueno bueno, que lo veo montado, que me
encanta, que sí, que lo tienes que ver...

Me quedé parada, no tenía ni idea de lo que me estaba diciendo, la cabeza


me explotaba, llevaba dos noches sin pegar ojo; la verdad es que me estaba
pasando con las cañas de la tarde, los gin tonic de la noche y los porros de
madrugada. Mi cuerpo, no estaba para el ritmo que Susana intentaba
imponerle, qué torbellino de mujer... Encima, mis vecinos no paraban de
dar porrazos contra las paredes, qué cabeza más dura tiene el tío, porque
esos son cabezazos, a mi me lo parecen, desde luego...

Una vez centrada en lo que mi amiga me decía, le dije a todo que sí. No
tenía nada que perder. Acepté quedar con ella para mirar el anuncio, que
iba a salvarme de mi existencia abocada al fracaso. Desde mi divorcio todo
eran deudas, todo era triste y todo era una mierda. Sí, porque ya no me
quedaba ni la poca dignidad de la que presumía, delante de amor de mi
exvida.

Susana me conocía bien, era mi mejor/única amiga, sin dinero los amigos
no lo son tanto... Y además, tenía siempre razón. Nunca había mencionado
nada en contra de Álvaro, aunque yo notaba, que había cierta tirantez
entre ellos. El día que se enteró de que le había puesto las maletas en la
puerta, le dio un ataque muy raro, una risa floja, no sabía qué pensar.
Hasta que me confesó, que ése hijo de puta, el mismo día de la boda, en el
banquete, le dijo, que si ella quería se la tiraba en el baño, que sabía que
era una cachonda integral que calentaba todo tipo de pollas... Me quedé
estupefacta, y siguió:

- Cómo comprenderás no podía decirte una cosa así, y alucina, que hasta
he rezado para que abrieras los ojos cuanto antes, porque no aguantaba
más sin contártelo; he pasado un verdadero calvario de disimulos; sobre
todo, referido a mis amantes de diferentes colores, que le ponían como
una moto. Si te enseño los mensajes que me mandaba te mueres. Por

91
ofensivos, xenófobos y bueno... Repugnantes. Pero, que te quede cl aro,
que si los quieres utilizar en el juicio, por mi adelante, que tú er es mi
amiga con todas las consecuencias y por mi reputación no te preo cupes,
que yo sabré qué hacer con ella.

Me quedé un rato con la boca abierta e hice como que me enfadab a, por
no habérmelo contado, pero lo cierto es que no me importó, m e sentí
desconcertada, pero aliviada... Recuerdo que esa noche dormí como un
lirón y quise a Susana como creo que no he querido a nadie en m i vida.
Supe, que jamás haría nada irremediable que rompiera nuestra amis tad.

A las cinco de la tarde, apareció en casa cargando con el portátil, me miró


y me dijo:

- Estás estupenda, el naranja te favorece un montón; así me gusta, qu e le


pongas color a la vida.

Abrió el ordenador y, tachán... Mi vida comenzó a tener sentido, el


negocio que veíamos a través de la pantalla, a pesar de que el local e ra
pequeño, estaba lejos del centro, tenía poca luz y había qu e reformarlo
entero; era genial... Cuando Susana me dijo que iba a estar a mi lado, que
seríamos socias, adiviné que podríamos con todo.

Hace casi dos años que vivimos juntas, el negocio va de maravi lla y
nuestra hija cumplirá tres meses mañana.

92
UN ADORNO MUTILADO SUSPENDIDO EN LA NADA

Ya no sabes llamarme,
se te llenó la boca de perfumes de otras
de canciones de otras
recetas que engullir.

Yo, sólo te daba


verdad para beber
sexo salvaje sin temores en el desayuno
sinceridad en bocata para la merienda...

Ya no sabes llamarme
enfermaste de chuches
de muñecas rabiosamente teñidas
envueltas en marcas podridas
de explotación amarilla...

Me dijeron que eras tú


colgado de un...
Cuerpo perfecto,
un adorno mutilado suspendido en la nada.

No te vi
y tampoco te oiría
si supieras llamarme.

93
Begoña Leonardo
Atravesó mis
venas
con su sonrisa.

Clavó sus dientes


afilados
en mi cuello,
chupando de mi
piel
el deseo de nacerme
grande,
de volar entre
sus alas
y sus piernas,
de sentirme cosmos
y átomo
en una misma
mujer…

Me volvió
las venas
del revés y
– cuando era
una madeja
de sumisión –
me partió

94
de una bofetada
todas las
vértebras de
mi amor.

Y lloré…

Una mañana
salí de mi encierro
y,
al volver a
casa,
lo maté.
(Con un
cuchillo afilado
como su lengua).

Entonces descubrí
que no era
el príncipe
que había estado
esperando.

Su sangre
no
era
azul.

95 Tejada
Yolanda Sáenz de
INVISIBLE

Un día ella dejó de ser invisible a sus ojos. Ese día, y desde una hora
que no podía determinar, había comenzado a notar su presencia como
una niebla espesa que se extendía a su espalda y que amenazaba con
alcanzarle en algún lugar de la casa. Ella había sido para él la persona
que mantenía en perfecto orden su casa y su vida, que regañaba si
dejabas tirada la ropa en el suelo del baño y que había decidido donde
irían de vacaciones cada verano.

Hasta ese día habían pasado exactamente 22 años desde que se


conocieron, 20 desde que él le declaró su amor una tarde de mayo, 19
desde su primer polvo, 16 desde que él acabo su carrera y 15 del
primer trabajo de ella, 12 desde que firmaron la hipoteca, 10 desde
que se habían ido a vivir juntos, 7 desde que se casaron y 5 desde que
tuvieron a su primer hijo, al que pusieron por extravagante nombre el
de Adahir.

Ese día él descolgó como un autómata el teléfono, obedeciendo a una


voz que nacía dentro, muy dentro de él, de ese sitio donde se
anestesia el dolor de decidir. Y cuando oyó la voz de ella al otro lado
acertó a decir:

- Amanda, ¿podéis quedaros hoy en casa de tu madre? Estoy haciendo


las maletas. Me voy de casa.

96
DUERME

Duerme sigiloso el olor de tu piel sobre mi cuerpo.


Sola,
la cama parece más extensa
y la casa una secuencia de paredes,
ventanas
y muebles.

Desvelo la geografía secreta de tus besos generosos.


La recorro sin miedo a los laberintos.
Desmadejado,
yace a mis pies abandonado el ovillo de Ariadna.

A veces, cae indecente una hoja del árbol de la memoria.


Y te echo de menos.

E SCONDIDO
1B

Miramos,
miramos sin detenernos.
Si me detengo te declaro mi amor.

Jugamos,
nos jugamos la vida en cada gesto.

En tu nuca, enredado en tu pelo,


sé que existe el abismo.
Y en mis uñas,
la calidad de los “te quiero”.

Carmen Ramos 97
EUTANASIA

Llevabas tiempo enfermo, se te notaba. Jamás fuiste lo


suficientemente fuerte, tal vez la causa de tu mal la ocasionó esa
fragilidad que te ha caracterizado o quizás la sucesión de
acontecimientos que nos han llenado de dudas, incertidumbre,
estrés y tristeza. Sí, ese es el término: tristeza. Me pregunto si era
posible evitar de algún modo la penosa situación por la que
atraviesas ahora, sumido en un doloroso y callado paréntesis que te
mantiene al margen de la existencia, como una presencia muda,
sin sueños... en espera.

Veo pasar los días en el calendario, uno detrás del otro, quisiera
que el tiempo se detuviera también para mí, ser tu acompañante en
ese espacio suspendido en donde no hay cabida para el pasado, el
presente o el futuro, simplemente permaneciendo, sin recuerdos,
anhelos o deseos. La frustración se apodera de mí entonces, casi sin
sentirlo, murmuro quedamente: "no nos dejes por favor".

Llevas ya tanto tiempo en estado de coma. Durante las noches aún


extiendo mi mano buscando tu presencia bajo las sábanas, más, sólo
encuentro soledad en medio de ese punto indiferente y frío en
donde la pasión tiene varios meses de no tocar a la puerta,
permaneciendo como tú, ausente e inmóvil, falleciendo sin morir
del todo.

Puedo sentir el compás de tu respiración artificial. Tu permanencia


depende de tantas cosas inherentes a ti y a mí. Me duele saber que
no tienes movimiento, tu voz ha enmudecido, los latidos son
registrados con precisión pero ya no dicen nada, no transmiten
sentimiento alguno, tan sólo representan el consuelo de saberte
todavía aquí, aunque sea una falacia.

98
De pronto, quisiera gritarte, ordenarte que reacciones, que
despiertes y vuelvas a nuestro lado. Pero me contengo, sé que no
puedes hacer nada, siento que las fuerzas se me han agotado, estoy
anestesiada igual que tú con la diferencia de que yo sí siento el
dolor sofocando mi pecho cada que intento respirar.

A pesar de todo, acudo cada día a tu lado, te pongo al corriente de


los sucesos del mundo, el país, la región, nuestro refugio... mi
corazón. Sé que me escuchas aunque parezca que no es así. Trato
de no darme por vencida. Busco y rebusco detalles distintos cada
vez, decoro la habitación con fotografías nuestras para ver si así
recuerdas y te animas a regresar, escribo cartas que te leo en voz
alta describiendo nuestra historia, te hablo de esa soledad y
pesadumbre que me invadirá sin compasión si te vas para siempre,
cuido mi apariencia al detalle para verme bien por si me vuelve a
mirar, trato de hacer el amor aunque ya no sienta sus manos, aún
cuando sus labios no me digan nada, sus ojos están velados ya no
me miran ni me reflejo en ellos, cepillo mi cabello con firmeza
para revitalizarlo mientras trato de encontrar sin suerte la manera
de activarte, colmo de flores el entorno para que su aroma inunde
tus pulmones y permito entrar por la ventana a los rayos del sol
para que entibien tu piel... su piel.

Alguna vez, me pareció descubrir una leve sonrisa en sus labios,


me llené de esperanzas. Las horas siguientes las pasé inventando y
reinventando las mil maneras en que te daría la bienvenida cuando
retornaras a la vida... a mi vida. Luego, los minutos crueles, las
horas insoslayables, los días que con impiedad asesinan las
ilusiones casi tan pronto como brotan arrojándome al rostro la
realidad apabullante, pesada y atroz de tu inconciencia.

Me aferro a aquel rostro, fotografío en mi mente las líneas de


expresión, la forma de los ojos, la perfección de la nariz, la
carnosidad de los labios. Tomo entre mis manos la suya esperando
que en cualquier momento las aprisione protegiéndome como
cuando caminábamos a tu lado creyendo en lo eterno. ¿Por qué no
resucitas?

99
¿Existirá acaso la eternidad? En tu caso, no fue así. Te encuentras
suspendido entre la vida y la muerte sin retornar del todo y sin irte
de una vez. "No te mueras" me escucho nuevamente decir. Mi
suplica rebota en las paredes golpeándome el rostro con impiedad
mientras las lágrimas van dejando tras de si un sendero salado y
húmedo que me hacen conciente de mi cada vez más agria y banal
existencia .

Esta mañana desperté con la certeza de que no volverás. Nada


cambia, no mejoras, absolutamente todo sigue igual... todo menos
yo. No soporto más esta situación, con el dolor contenido de tantas
semanas a punto de estallar en mi interior escucho mi voz
implorando:

- Muérete de una vez por favor.

Aún estamos recostados en la cama, me vuelvo con suavidad,


acarició su cabello por última vez, beso sus labios con resignación.
Agradezco tu sacrificio de permanecer a pesar de estar listo para
volar en busca de nuevos horizontes, no obstante, estás aún aquí
como un cadáver viviente pudriéndose a la intemperie sin que una
mano compasiva acierte a enterrarlo para dejarlo descansar en paz.

Hace tanto tiempo que te fuiste de mi lado. No me refiero a este


momento de pasividad física que te atacó, sino antes, cuando tu
espíritu se difuminó, no te estoy culpando de nada, ¿cómo
hacerlo? Si trajiste tantos sentimientos nuevos a mí, algunos ya
conocidos, otros que reinventaste, locuras que me hicieron reír.
Gracias a ti me sentí feliz durante tanto tiempo. Yo fui la
culpable... nosotros... dejamos de alimentarte, permitimos que la
rutina te envolviera apoderándose de ti, no pusimos cuidado y
causamos con nuestro egoísmo esa enfermedad que ahora te
mantiene postrado en esa cama agonizando, encadenado a un lugar
en el que ya nada tienes qué hacer.

100
Hoy ha llegado el momento de decirte adiós. Con las tijeras
invisibles de la resignación corto el lazo que te aprisiona en esa
zona intermedia entre la vida y la muerte. Eres libre... sé feliz.

Él y yo, nos miramos a los ojos con tristeza, las lágrimas delatan
nuestro fracaso. Abandono el lecho y comienzo a caminar
sintiendo su mirada en mi espalda mientras tus despojos se quedan
ahí. Me siento infeliz, pero liberada. Me despido de ti diciendo:

- Adiós amor fallecido. Merecías morir con dignidad.

Elena
101 Ortiz
102
Eva Márquez (Madrid, 1977). Licenciada en Derecho. Escritora y poeta novel.
Algunos de sus poemas han aparecido en diversas páginas Webs y Blogs, así como
en diversas publicaciones, digitales e impresas, de España e Hispanoamérica. Tiene
su espacio en las Afinidades Electivas y forma parte del REMES (Red Mundial de
Escritores en Español). Compiladora de la antología digital “Esnifando Letras”. Ha
publicado los libros “Cosas que nunca te diré” (Groenlandia, 2010) y “Retales de
Estrógenos” (Bohodón Ediciones, 2010). Forma parte de la antología “Póker de
Reinas”. Blog: http://cosasqnuncatedire.blogspot.com.
HU UH

Lucia Fraga (A Coruña, 1979). Traductora y asesora lingüística. Actualmente,


estudia psicología. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidade da
Coruña. Especialista en el área de Teoría de la Literatura; posee diploma de
Estudios Avanzados y un curso de especialización en “Teatro, Cine y
Audiovisuales”. Ha elaborado diversos trabajos sobre escritores de lengua gallega y
cine. Coeditora del proyecto de investigación poética “Cien Años de Poesía”. Ha
residido en Alemania, donde impartió clases de literatura contemporánea y
literatura aurisecular. Miembro fundador del grupo poético “Los Vándalos”, y de
su revista “Méster de Vandalía”. Sus poemas han aparecido en diversas
publicaciones: “Coolcultural Galicia, “La Bella Varsovia”, “Piedra de Molino”, etc.
Ha participado en antologías poéticas. Ha publicado el poemario “Nostalgia del
acero”. Administra su blog personal con poemas: www.luciafraga.blogspot.com.
HU UH

Antonio J. Sánchez (Sevilla, 1971). Trabaja como administrativo contable. Algunos


de sus escritos han aparecido en las antologías “Dos palabras de amor: Poemas para
un minuto II”, “El Cadáver Exquisito, la creación colectiva como fin”, “De la voz
Invisible” y “Girapoemas”, así como en distintas revistas literarias. Tiene su espacio
en las Afinidades Electivas. Ha obtenido diversas menciones por sus obras: el II
Premio del Concurso de Cuentos Al Pie de la Giralda (2002), el II Premio de
Poesía Erótica Saigón (2008), así como el primer accésit del I Certamen de Ensayo
Alenarte. Participa en las actividades del Proyecto Farenheit 451 (Las Personas
Libro).

Ángel Muñoz Rodríguez (Leganés, Madrid, 1977). Licenciado en Historia del Arte.
Fotógrafo, poeta, narrador novel. Ha participado, con sus poemas, relatos y
fotografías, en diversos recitales y exposiciones, y ha colaborado en distintas
publicaciones literarias. Tiene su espacio en las Afinidades Narrativas. Ha
publicado el poemario “Ya no leo tebeos de Wonderwoman” (Groenlandia, 2010).
En breve, publicará nuevas obras y aparecerá en distintas antologías poéticas. Blog:
http://angelrodriguezpoeta.blogspot.com.
HU UH

103
Manuel Guerrero Cabrera (Lucena, Córdoba, 1980). Licenciado en Filología
Hispánica, actualmente es profesor de lengua y literatura en secundaria. Director
de la revista literaria lucentina Saigón y miembro de la asociación cultural
Naufragio. Ha publicado el poemario “El desnudo y la Tormenta”, el ensayo
“Tango Bailando con la Literatura” (ambos en la editorial Moreno Mejías) y el
estudio “Estudios Críticos de Literatura del siglo de oro”. Su blog:
http://manuelgc.blogcindario.com.
HU UH

Miriam Palma (Sevilla). Profesora titular del Departamento de Filología Alemana


de la Universidad de Sevilla, donde imparte clases de literatura. . Su investigación
se centra en la literatura alemana contemporánea, fundamentalmente, aunque no
de modo exclusivo, en la escritura femenina y en la de autores que escriben en
lengua alemana, pero que proceden de otros ámbitos culturales. Ha publicado
estudios sobre Irmtraud Morgner, Christa Wolf, Monika Maron, W. J. Sebald,
Gabriele Stötzer, Yoko Tawada, entre otros. Como narradora es autora de la novela
corta “La huella de las ausencias. Un relato sobre Walada” (2010). Algunos de sus
poemas han aparecido en diferentes antologías.

Andrés Ramón Pérez Blanco (Illescas, Toledo, 1982). Escritor de relatos, poeta –
en todos los sentidos - cocinero, entusiasta lector, organizador de recitales poéticos
y “terrorista” literario. Perpetrador del fanzine Creatura. Sus poemas y relatos han
aparecido en antologías, en distintas publicaciones literarias digitales e impresas,
así como en blogs. Ha publicado el libro “Satélite de Inhóspito Planeta” (primera
edición agotada, segunda disponible en formato digital) y ha participado en
diversas antologías literarias. Tiene su espacio en las Afinidades Electivas y
Narrativas, forma parte del REMES. En breve, aparecerá en una antología digital
de poesía chileno-española. Su blog: http://elkebrantaversos.blogspot.com.
HU UH

Antonio Huerta (Cádiz, 1984). Ha publicado los libros “Mi último verso” (2006),
“Tuyo y mío” (2007) y “Dichosa tarde de escala de grises” (2009). Colabora
asiduamente en diversas revistas literarias, de formato electrónico o papel
(“Groenlandia”, “El Margen”, “Ohjas Sueltas”, etc) así como en blogs. Mantiene la
Web personal y diario digital “Ahora que nadie nos ve” (www.antoniohuerta.es).
HU UH

Eva Cabo (Lugo, España, 1977). Comenzó sus estudios de Filología Hispánica en
Lugo. Ha obtenido distinciones y algún que otro premio en concursos locales de
cuentos y poesía. Asimismo ha participado en varias publicaciones electrónicas,
como “03 sin r”, “Ariadna”, “El viejo faro”, “Poesía Salvaje”, “Los Noveles”,
“Groenlandia”, “La Siega”, etc. Actualmente vive en México y compagina el oficio
de cuentacuentos con el de tirititera. Realiza también talleres y escribe guiones
para obras de títeres. Forma parte del grupo poético “Las poetas del megáfono”.

104
Mantiene dos blogs con sus poemas y actividades de su grupo poético:
http://elarbolrojo.zoomblog.com y http://el-arbol-rojo.blogspot.com.
HU UH HU UH

Mario Jorge Piro. Escritor argentino. Habitual colaborador de Groenlandia. Sus


textos han aparecido en diversas publicaciones.

Jesús Suárez González (Madrid, 1982). Licenciado en Filosofía por la Universidad


Complutense de Madrid, ha vivido en Córdoba algunos años. Ha publicado
“Manual de Instrucciones” (Editorial Poesía Eres Tú) y “Ése que llaman invierno”.
Ha participado en distintas revistas literarias (“El Coloquio de los perros”,
“Radicales Libres”, “Groenlandia”, “Bar Sobia”, etc). Es colaborador, creador y
coordinador de la distribuidora de literatura libre Shiboleth, Actualmente, prepara
su tercer poemario.

David González (San Andrés de los Tacones, Gijón, 1964). Ha publicado “En las
Tierras de Goliath”, “El diablo de coma las orejas”, “Loser”, “Reza lo que sepas”,
“Sembrando hogueras”, “El debut del chico tatuado”, “Algo que declarar”, etc. Sus
poemas han aparecido en diversas antologías literarias y han sido traducidos al
portugués, inglés, alemán, árabe y húngaro. Ha coordinado diversas antologías
poéticas.

Óscar Varona (Madrid, 1973). Bibliotecario. Ha publicado diversos libros de relatos


(“Trémolo”, “Síntesis” y “Cómo”, éstas dos últimas publicadas por Bubok). Sus
textos han aparecido en sitios tan dispares como Argentina, Estados Unidos y
España. Encargado de la revista artística “Delirio”. Mantiene el blog de relatos:
http://mmmgrrhhh.blogspot.com.
HU UH

Silvia Rodríguez. Nace en las Palmas de Gran Canaria y es traductora e intérprete.


Ha publicado en prensa insular y en revistas literarias nacionales. Textos suyos
aparecen en distintas obras colectivas. Ha publicado “Rojo Caramelo”
(Alharafishedita, 2004), “El ojo de Londres” (Colección de Poesía San Borondón),
“Casa Banana” (Colección de Poesía Gabinete Literario), “Shatabdi Express” (Baile
del Sol), “Bloc de notas” (Ediciones Idea), etc. Es colaboradora de la revista Vía y
ha intervenido en los Festivales Internacionales de Poesía de Génova (2005) y La
Habana (2008), así como en el Programa Otoño Literario 2009 en Ginebra.

Ulises Varsovia (Valparaíso, Chile, 1949). Estudió varias asignaturas humanísticas


y trabajó en varias universidades. Hizo el doctorado en Alemania y actualmente
reside en Europa. Ha publicado los libros de poemas “Jinetes Nocturnos”,
“Anunciación, Ángeles y Espadas”, “El transeúnte de Barcelona”, “Ebriedad”, etc.
Ha participado en diversas publicaciones literarias, digitales e impresas. Sus
poemas han sido traducidos a varios idiomas. Página Web: www.ulisesvarsovia.ch.
HU UH

105
Daniel Sergio Pulido Ortiz (Bogotá, Colombia, 1956). Ha publicado “Cro-nicas
para la Edad del Hombre” (2000), “Cuentos para leer en familia” (2002), “Asuntos
del Barrio” (2007) y “Las puertas del cielo” (2009). Como pintor ha participado en
numerosas exposiciones individuales y colectivas. Como muralista ha realizado
numerosos trabajos. Actualmente, vive en León (Nicaragua). Forma parte del
grupo que edita el fanzine \ panfleto literario Deshonoris Causa.

Vicente Muñoz Álvarez (León, 1966). (León, 1966). Poeta, narrador y editor. Ha
publicado diversos poemarios (“Estación del Frío”, “Privado”, “Parnaso en llamas”)
así como obras de narrativa (relatos y novelas como “Buscando la luz”, “Los que
vienen detrás”, “El merodeador”, “Marginales”, etc). Ha aparecido en multitud de
antologías (“Voces del Extremo”, “La venganza del Inca”, “Poesía para Bacterias”,
“Qué nos han hecho”, etc) y ha coordinado algunas, como “23 Pandoras” o “Hank
Over \ Resaca”. Mantiene el blog de literatura: http://mividaenlapenumbra-
HU

vinaliatrippers.blogspot.com. UH

Roberto Ferrer (Cádiz, 1985). Joven poeta andaluz, que comienza su rodaje lírico
con su primera obra “Grima y Escombros” (2010). Ejerce como educador en su
localidad natal, sirviéndose de la música como recurso pedagógico. Es licenciado
en Educación Social. Anteriormente ha publicado en periódicos de tirada estatal
como Diagonal y Rebelión. Actualmente publica su poesía en diversas revistas
H

digitales y de papel. http://grimayescombros.blogspot.es.


H HU UH

Adriana Bañares Camacho (Logroño, 1988). Estudiante de Filosofía. Directora del


fanzine independiente La-Fanzine. Sus textos han aparecido en diversas
publicaciones, digitales e impresas, así como en blogs. Ha participado en recitales
poéticos y ha obtenido diversas menciones por sus poemas y relatos. Su blog:
http://awixumayita.blogspot.com
U

Luna Miguel (Almería, 1990). Ha residido en Alcalá de Henares, Almería y Niza.


Estudia Periodismo y Comunicación Audiovisual en Madrid. Es columnista en el
diario Público y colaboradora esporádica de “Vice”, “Koult.es” o “Quimera”. Sus
poemas, traducidos al francés, portugués y ruso han aparecido desde 2001 en
diversas revistas y antologías. Es autora de los cuadernos “Síntomas” (La Bella
Varsovia, 2008), “Proceso” (Vitolas Anaïs, 2009) y “Cruzo un desierto” (Caín,
2010); del poemario “Estar enfermo” (La Bella Varsovia, 2010) y del relato
“Exhumación” (Alpha Decay, 2010) escrito junto a Antonio J. Rodríguez. En breve
publicará su nuevo poemario, “Poetry is not dead” así como el diario poético
“Pensamientos estériles” que será editado junto a las ilustraciones de Laia
Arqueros. Mantiene el blog personal poético: http://lunamiguel.blogspot.com.
HU UH

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Luis Sevilla (Madrid). Poeta, narrador, fotógrafo, crítico, misántropo. Ha aparecido
en diversas antologías. Mantiene el blog: www.lacasaenpenumbras.blogspot.com.
HU UH

Ana Patricia Moya (Córdoba, 1982). Pluriempleada. Licenciada en Humanidades.


Ha publicado “Bocaditos de Realidad” (primera edición, del 2008, la segunda, para
el 2010). Sus textos han aparecido en diversas revistas literarias, digitales e
impresas, de España e Hispanoamérica. En breve publicará su primer libro de
relatos, “Cuentos de la Carne”. Sus poemas han sido traducidos al inglés, catalán e
italiano. Tiene su espacio en las Afinidades Narrativas y Electivas. En breve, sus
relatos y poemas aparecerán en distintas antologías y plaquettes.

Daniel Rojas Pachas (Chile, 1983). Escritor y profesor de Literatura egresado en la


Universidad de Tarapacá (Arica, Chile). Miembro fundador del grupo literario
MAL y director \ editor de Cinosargo. Ha publicado los poemarios “Música
Histórica”, “Desilusión” y “Gramma”, así como el ensayo “Realidades dialogantes:
un análisis pragmático de cinco novelas Latinoamericanas Generacionales”. Sus
poemas han aparecido en distintas revistas literarias nacionales e internacionales.
En breve, sus textos aparecerán en distintas antologías literarias (digitales e
impresas). Página: http://www.danielrojaspachas.blogspot.com.
HU UH

Ana Pérez Cañamares (Santa Cruz de Tenerife, 1968). Algunos de sus cuentos y
poemas han aparecido en antologías como “Por favor sea breve” (Editorial Páginas
de Espuma), “Maldito amor mío” (Signo Tres, Lima), “23 Pandoras, poesía
alternativa española” (Baile del Sol), “Qué nos han hecho” (Isla Varia), “Poesía
capital” (Sial\Contrapunto), etc. En 2007 publicó su primer libro de poemas, “La
alambrada de mi boca” y “Alfabeto de cicatrices”; en el 2009, reeditó su libro de
cuentos “En días idénticos a nubes” (ambas editadas en Baile del Sol). Administra
el blog www.elalmadisponible.blogspotl.com.
HU UH

José Luis Gutiérrez (Madrid, 1971). Escritor. Comparte el vicio de escribir con un
grupo de música, “Astro-Pop”. Página: http://metamorfusis.blogspot.com.
HU UH

Pepe Pereza (Logroño, Pepe Pereza (Logroño). Ex – actor, guionista, poeta, escritor
y director. Sus relatos han aparecido en diversas revistas y fanzines como
“Narrativas”, “Lafanzine”, “Al otro lado del Espejo”, “Agitadoras”, “Cruce de
Caminos”, “Groenlandia”, así como en diversos blogs: “Crónicas para decorar un
vacío” (de Xen Rabanal), “Hank Over \ Resaca” (Vicente Muñoz Álvarez y Patxi
Irutzun), “Esto no es una película, amigo” (David González), etc. Ha publicado el
libro de relatos “Putas” (Ediciones Groenlandia). En breve, publicará: “Amores
Breves” (Editorial Baile del Sol) Publicó, hace tiempo, un poemario en una
editorial de provincias.

107
Silvia Loustau (Mar de Plata, Argentina). Escritora, poeta, traductora. Ha ganado
diversos premios por sus poemas y cuentos. Ha publicado “Mandala”, “El
metabolismo de la lágrima” y “Espejo de los días”. Ha aparecido en distintas
antologías literarias y ha escrito diversos ensayos. Sus poemas han sido traducidos
al catalán, rumano y sardo. Colabora en revistas literarias, nacionales e
internacionales, así como en distintos sitios Webs. Corresponsal y miembro de la
Secretaria de Redacción de la Revista Anual Artesanías Literarias (Israel).
Miembro de Poetas del Mundo. Su último poemario es “De Mar y Madres”. Su
blog: www.silvialoustau.blogspot.com.
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Enrique Fuentes-Guerra (Córdoba, 1958). Poeta. Ha publicado “Lo que arde \ El


sueño del herido” (fotografía de Juan José Romero y prólogo de Jesús Alcaide) y “El
laberinto Sentimental” (con prólogo de Alberta de la Poza). Actualmente, vive en
Belalcázar y prepara su próximo poemario.

Verónica García (Las Palmas de Gran Canaria, 1967). Ha publicado los poemarios
“La mujer del Cubo verde”, “Sinestesia”, “Posibles Enunciados”, “El Universo de los
Náufragos”, “La Isla del Caimán”, “La fiesta innombrable”, “De Amor y Locura”,
etc.

Esperanza García Guerrero (Sevilla). Forma parte del proyecto Fahrenheit 451 (Las
Personas Libro). Sus poemas aparecen en diversas antologías: “Poemas para un
minuto” (Editorial Hipálage, 2007), “Girapoemas” (2009). Ha participado en
diversas revistas, como “Hoja de Papel”, “Groenlandia” y algunas páginas Web de
Literatura. Ha formado parte del ciclo “Versos Sumados”, dentro del Festival
Cosmopoética (Córdoba, 2009).

Paz Hernández (Madrid). Ingeniera topográfica que actualmente trabaja como


gestora administrativa. En sus ratos libres, se dedica a escribir prosa y poesía. Ha
participado en otros blogs, como “Poetízame” o en “Poetas Anónimos”. Algunos de
sus poemas han sido traducidos al catalán por Pere Bessó y al francés por Roberto
Alonso. En “Entre Completas y Vigilias”, (www.elblogdecalipso.blogspot.com),
U U

muestra sus obras.

José Ángel Conde (Madrid, 1976). Licenciado en Comunicación Audiovisual,


actualmente trabaja en el medio televisivo, también como ilustrador y diseñador
freelance. Ha aparecido en las antologías “Mañana Luminosa” (Centro de Estudios
Poéticos), “Cuentos Selectos Volumen VI” (Editorial Jamais) y “El tamaño del
tiempo” (Anroart Ediciones). Obtuvo un accésit en el V Certamen de Literatura
Aenigma. Ha participado, con sus ilustraciones y textos, en diversas revistas. En el
2009 publicó el poemario “Fiebres Galantes” (Shiboleth). En breve, publicará en
Groenlandia su próximo poemario, “Materia Oscura”.

108
Begoña Leonardo (Zamora). Trabajadora de la palabra. Colabora en diferentes
medios como freelance y su voz puede encontrarse en formatos digitales, blogs y
revistas literarias. Su opinión y pensamiento aparece en artículos del Magazine de
la Vanguardia. Con el músico Juan Luis Santana ha colaborado aportando letra a
sus composiciones y en numerosos conciertos ha recitado sus acompañamientos
corales. Posee tres poemarios: “Respira y luego dime que estás vivo”, “Nadie dirige
las palabras” y “No frenes la lengua de los pájaros” (digitales). Dirección de blog
personal: http://aquinohaycerraduras.blogspot.com.
HU UH

Yolanda Sáenz de Tejada (Huelva, 1968). Creativa y escritora. Interesada en los


temas científicos de actualidad, colabora con empresas que aplican sus diseños a la
ciencia para conseguir una mayor calidad de vida. Es miembro de la Plataforma de
Mujeres Artistas contra la Violencia de Género. Su primer libro, Tacones de
Azúcar, de poesía fue Primer Premio Internacional de Poesía Sial. Actualmente,
mientras prepara su próximo poemario, coordina varios proyectos culturales entre
los que destaca Poesía en el Palacio (ciclo lírico mensual que patrocina Hospes,
Palacio de los Patos de la ciudad de Granada), desde su fábrica de sueños a medida
LALUNAESMÍA (http://www.lalunaesmia.es). Tiene su propia página Web
HU UH

(http://www.yolandasaenzdetajada.com), así como un blog personal donde


U U

muestra su poesía (http://www.yolandasaenzdetejada.blogspot.com).


U U

Carmen Ramos (Huelva, 1968). Economista de profesión. Al realizar el curso “El


Gozo de Escribir” (Escuela de Escritores, Sevilla) y al entrar en contacto con la
Asociación Farenheit 451, decide dedicarse de forma activa a la poesía. Participa
en las convocatorias de la Feria del Libro de Sevilla, el Día de la Poesía, Córdoba
por la paz, Cosmopoética 2009, Mujeres del Mediterráneo, etc. Sus poemas y
relatos han aparecido en blogs y bitácoras, como “Esmalte de Tinta”, “Colecturas” o
“Enredos y Madejas”.

Elena Ortiz (México). Licenciada en Ciencias de la Comunicación, egresada en la


Universidad Franco-Mexicana. Miembro de la Red Mundial de Escritores en
Español (REMES), de la Unión de Escritores Hispanoamericanos y de Escritores
Latinoamericanos. Participó en la antología “Mejores Textos” (2008), editada por el
Rincón de los Escritores y en la antología “Iwith” (Bubok, 2009). Sus poemas han
aparecido en diversas publicaciones literarias. Recibió accésit y mención de honor
en el I Concurso de Relatos Convocados por la Revista Literaria “Katharsis” y
finalista del II Concurso de Microrrelatos para abogados.

Amarande Guzmán \ Teresa Munuera (Madrid, 1962). Actualmente, reside en


Alicante. Estudió cursos administrativos y de diseño gráfico, diseño Web y diseño
técnico e industrial. Su experiencia abarca tanto el campo estricto del diseño

109
gráfico y la serigrafía, trabajando como diseñadora para diversas empresas; al
diseño digital, desarrollo y gestionó el departamento de diseño e la empresa
Inforvisión.es. Con una importante presencia en la red, actualmente, coadministra
“ArtBabel”, “Apasionarte”, “Pinta Mi Amor No Pares”, entre otros. Bloguera
activista.

Juan Carlos Cardesín (Guipuzcoa, 1967). Pintor. Estudió Arte y Decoración en San
Sebastián; es graduado en Artes Aplicadas (Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza)
y ha realizado talleres de pintura y acuarela. Ha participado en diversas
exposiciones (individuales y colectivas) y ha obtenido diversas menciones por sus
obras pictóricas. Mantiene los espacios artísticos: www.acuarelascardesin.com,
U U

www.mimoleskinenegro.blogspot.com y www.apuntadeplata.blogspot.com.
U U U

Felipe Zapico (León, 1960). Doctor en Documentación por la Universidad de


Salamanca. Actualmente, vive en Badajoz. Actor, fotógrafo, viajero, voz cantante
del mítico grupo leonés Deicidas, escritor y poeta. Ha publicado “Litro de versos” y
“Tragos”. Tiene libros de poesía inéditos: “Cosas”, “Libro Griste” y “Libro de
Beatriz”. Actualmente, prepara su próximo poemario, “El ladrón de peras”.
Mantiene una dirección personal: http://tragos.blogsome.com.
HU UH

Ana Laguna Mateo (Barcelona, 1969). Comenzó sus estudios de Fotografía a los 19
años, realizó tres años en la Escola Industrial de Barcelona, dentro del
Departamento de Estudis Fotografics. Al trasladarse a Londres estudia la
Licenciatura en Photographic and Electronic Imaging Science (Universidad de
Westminster). Al regresar a su ciudad natal, en el 2001, completó la Licenciatura
de Bellas Artes (especialidad en Imagen). Durante años se ha dedicado al reportaje
social, a la fotografía publicitaria, retrato, galerías, etc. Ha trabajado para los
mayores músicos del Reino Unido.

Felipe Solano (Madrid, 1976). Licenciado en Ciencias Biológicas. Estudió


fotografía, ganó algún premio y participó en algunas exposiciones colectivas; el
boom de la fotografía digital, su corrección de pixels y su alta definición
empezaron a aburrirle. Al estudiar diseño se reencontró con la fotografía y los
complejos programas de retoque fotográfico que consiguen devolver a las imágenes
toda su imperfección. Su preciosa página personal con una muestra de su obra es:
www.imagenesimperfectas.blogspot.com.
HU UH

Carmen Guillén (Huelva, 1984). Escritora, poeta, fotógrafa. Sus textos (poemas y
relatos) han aparecido en diversas publicaciones. Tiene un blog:
http://alasombradelciprés.blogspot.com.
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110
Todos los textos pertenecen a sus respectivos autores: el
prólogo, de Eva Márquez; los poemas, de Lucia Fraga,
Antonio J. Sánchez, Manuel Guerrero Cabrera, Miriam
Palma, Antonio Huerta, Eva Cabo, Jesús Suárez, David
González, Silvia Rodríguez, Ulises Varsovia, Vicente Muñoz
Álvarez, Roberto Ferrer, Adriana Bañares, Luna Miguel, Ana
Patricia Moya, Daniel Rojas Pachas, Ana Pérez Cañamares,
José Luís Gutiérrez, Enrique Fuentes-Guerra, Verónica
García, Paz Hernández, José Ángel Conde, Begoña
Leonardo, Yolanda Sáenz de Tejada y Carmen Ramos; los
relatos pertenecen a Ángel Muñoz Rodríguez, Andrés
Ramón Pérez Blanco, Mario Jorge Piro, Óscar Varona,
Daniel Sergio Pulido, Adriana Bañares, Ana Patricia Moya,
Luis Sevilla, Ana Pérez Cañamares, Pepe Pereza, Silvia
Loustau, Esperanza García Guerrero, Begoña Leonardo y
Elena Ortiz. Las imágenes - ilustraciones fotográficas,
pictóricas y de diseño gráfico – pertenecen, así mismo, a
sus correspondientes autores, que son, Ana Laguna
(portada y contraportada), Ángel Muñoz Rodríguez
(páginas 19, 26, 70, 76 y 86), Felipe Zapico (17, 33, 55, 74 y
88), Juan Carlos Cardesín (15, 40 y 47), Carmen Guillén (13,
46 y 97), Felipe Solano (6, 21, 36, 65, 67, 78, 81, 92, 101 y
115), Amarande Guzmán (5, 10, 25, 28, 29, 38, 44, 52, 54,
84 y 95) y Ana Patricia Moya (61).

Todas las publicaciones de Groenlandia están protegidas


y respetan los derechos de sus respectivos artistas (poetas,
narradores, fotógrafos e ilustradores).

111
ÍNDICE

Prólogo, por Eva Márquez 3

Lucia Fraga
Entre tu mirada y mi mirada 9
Amor destragado 10
Más allá del deseo 11

Antonio J. Sánchez
Tu piel 12
Adiós 13

Ángel Muñoz Rodríguez


¿Un beso? 14

Manuel Guerrero Cabrera


Entonces te llamaba 16
Los árboles del invierno 17

Miriam Palma
Tú, al inicio de mis torpes versos… 18
Se aleja la luz roja de tu moto… 19
Quizá nunca te has ido porque nunca te viniste… 20

Andrés Ramón Pérez Blanco


En tus ojos 21

Antonio Huerta
Sonrisa de Amèlie 23
Esta noche los perdedores han vencido 24
Un cigarrillo espera en la mesilla de noche 25

Eva Cabo
Entre los renglones 26

Mario Jorge Piro


Quince renglones 28

Jesús Suárez
Calentamiento global 29

David González
Silvia la del pelo rojo 30
Saliva 33
Lágrimas 34
112
Óscar Varona
El increíble hombre ingrávido 35

Silvia Rodríguez
Suit of armour 37

Ulises Varsovia
La misma tensión 39
Tal vez vivo existencias 40
Existiendo 41

Daniel Sergio Pulido


Tiranosaurius de mi adentro 42

Vicente Muñoz Álvarez


Animales perdidos 45

Roberto Ferrer
Etcétera 47
Alcohol para las llagas 48
Ya sólo entiendo el dialecto… 49

Adriana Bañares
Lobotomía 50
Me quité mucha importancia a mí misma… 52

Luna Miguel
La poeta y el narrador (escena de cama) 53

Luis Sevilla
Dime si la casa huele a mí 55

Ana Patricia Moya


Poeta 58
Perros y perras 59

Daniel Rojas Pachas


Y no he cumplido aún toda la edad… 62
Nunca salí del horroroso… 63
Díos Mio \ de dónde sale \ tanta gente \ solitaria 64

Ana Pérez Cañamares


El hombre soñado 66
Fumando espero 68
La amada del superhéroe 68
Una cucharada, y otra 68
El amor es a veces… 69
113
En los desfiladeros de nuestra cama… 69
José Luís Gutiérrez
Me iré 70

Pepe Pereza
Caprichos del destino 71
Despedida 74

Silvia Loustau
La partera 75

Enrique Fuentes-Guerra
Corazón roto 78

Verónica García
El amante 80
Tijera 81

Esperanza García Guerrero


Semáforo en ámbar 82

Paz Hernández
Tributo a mis amantes 85
Semejante 86
Sin ti 86
Las horas envejecen 87

José Ángel Conde


La depresión de la clorofila 88
Minidescomposición 90

Begoña Leonardo
Un buen negocio 91
Un adorno mutilado suspendido en la nada 93

Yolanda Sáenz de Tejada


Atravesó… 94

Carmen Ramos
Invisible 96
Duerme 97
Escondido 97

Elena Ortiz
Eutanasia 98

Sobre los autores 103


Nota de edición 111
114
Hay siempre un poco de locura en el amor.

Más también hay siempre un poco de razón en la locura.

(Friedrich Nietzsche)

115
“El amor no nos salvará del ocaso,
pero sí nos hará más fuertes para
afrontar el agrio momento de la
despedida final. Ambos somos
conscientes del fatal desenlace” (del
prólogo, por Eva Márquez).

Groenlandia presenta su segunda


antología literaria que ha inspirado a
más de cuarenta artistas (poetas,
narradores, fotógrafos, ilustradores).
En todas las páginas, los lectores
hallarán las distintas emociones que
provocan el desamor: la angustia, la
desesperación, la melancolía, la
pasión; los recuerdos más íntimos, a
la vez, entrañables y nostálgicos; el
dolor rabioso de la perdida, el
engaño o el triste final de historias
condenadas al olvido. Esta antología
la conforman un total de 25 poetas,
14 narradores, 2 ilustradores y 6
fotógrafos, artistas que han creado
esta precioso libro cuya lectura no
dejará indiferente a nadie.

“La medida del amor es amar sin


medida” (San Agustín)

116

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