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Nº6– Enero de 2017 / Revista online gratuita. www.egiptologia20.

es

Los Ostraca de
Deir el-Medina

Osiris y Anubis,
¿dioses de la muerte?

Algunas pinceladas
sobre el universo
sexual egipcio

Colección egipcia
Museo Episcopal de Vic

EL EXTRANJERO EN LA
ICONOGRAFÍA EGIPCIA
Egiptología 2.0 | 1
Editorial
Os presentamos la sexta entrega de la Revista Egiptología
2.0, correspondiente al mes de enero de 2017. Iniciamos el
año, con nuevos proyectos, metas e ilusiones renovadas.
Como siempre, persiguiendo un fin común, la divulgación
de la historia y el arte de la antigua civilización egipcia.
Dirección
Moisés González Sucías Abrimos este número, con un artículo de Julio López Saco:
moibcn@hotmail.com ‘‘El extranjero en la iconografía del Egipto de la antigüedad:
sumisión y pasividad del enemigo’’. El texto aborda, como
en el interior del Egipto antiguo, el “otro” lo conformaban
Edición las mujeres, los siervos, los niños, campesinos y artesa-
Moisés González Sucías (Barcelona). nos. Fuera de la tierra egipcia, lo eran los “foráneos”, los
extranjeros, que diferían de los egipcios en el lenguaje, las
Diseño gráfico y maquetación costumbres, la vestimenta y las creencias.
David Claros Lozano
Jordi Romera Sevillano El sometimiento de los enemigos extranjeros (golpeados y
pisoteados) fue un tema común en el arte egipcio. La re-
Documentación presentación, en actitudes pasivas, de no egipcios cubría
Sara López Caiz relevantes espacios en palacios y templos, aparecía sobre
estatuas reales, mobiliario y recipientes de cosméticos.
Colaboradores Su preeminencia en el arte se debió a su rol cosmológico,
pues encarnaban el caos indiferenciado y suponían una
Sandra Pajares Sotillo
amenaza al orden. Sin embargo, los modos de represen-
Bartomeu Egea Resino tación de los foráneos no implicaban un sentimiento xe-
María Isabel Cubas Contreras nofóbico. Los extranjeros no eran, en consecuencia, me-
Laura Huertas López ramente subyugados a causa de que eran foráneos, sino
Marian Romero Gil porque su sometimiento era un requisito imprescindible
Heródoto de Halicarnaso para restablecer Maat.
Gerardo P. Taber
Aroa Velasco En nuestra sección de entrevistas, hablaremos de magia
Alexandra Bast en el antiguo Egipto, con Javier Arries, licenciado en Cien-
Hipólito Pecci Tenrero cias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid
Julio López Saco (UCM) en la especialidad de Física de la Tierra y del Cos-
Álvaro Luque Lomas mos.
Amairani Avid Nava
Alexandra Bast, nos hablará de los ostraca de Deir el-Medi-
na, conoceremos si Osiris y Anubis eran realmente los dio-
ISSN: 2444-6254 ses de la muerte, nos introduciremos en el universo sexual
de los antiguos egipcios, Sandra Pajares, nos enseñará
www.egiptologia20.es una de las siete maravillas del mundo antiguo, que que-
https://www.facebook.com/egiptologia20 dan en pie: la Pirámide Khufu, hablaremos de los inicios
https://twitter.com/egiptologia20 de la dinastía XVIII, su desarrollo histórico, y la situación
de Egipto desde finales del Segundo Período Intermedio
Egiptología 2.0 es una marca registrada. Todos hasta la expulsión de los Hiksos, desvelaremos los secre-
los derechos reservados. Esta publicación no tos de la ‘‘Señora de las Dos Tierras’’, Tausert, de la mano
puede ser reproducida ni total ni parcialmente ni de Gerardo p. Taber y Rodrigo A. Cervantes Navarro, co-
registrada o tramitada en ninguna forma ni por noceremos un contrapeso de menat conmemorativo del
heb-sed del faraón Psamético I conservado en el Museo
ningún medio sin permiso previo por escrito de la
Nacional de las Culturas de México. Conoceremos como
editorial. Egiptología 2.0 no se hace responsable se formó la colección egipcia del Museo Episcopal de Vic,
de los juicios, críticas y opiniones expresadas en recorreremos las renovadas salas del Museo Arqueológico
los artículos publicados. Nacional de Madrid, visitaremos la exposición: Khaemwa-
set. El príncipe arqueólogo y finalizaremos viajando a la
Egiptología 2.0 ha hecho lo posible por localizar Isla Sehel, donde Bartomeu Egea nos mostrará todos sus
los derechos de autor de todas las imágenes. rincones menos conocidos.
Cualquier posible omisión no es intencionada y
se agradecerá culaquier información sobre los Todo ello, junto con nuestros contenidos habituales y un
mismos. artículo especial de Álvaro Luque Lomas: ‘‘Escarabeos y
escaraboides, egipcios, egiptizantes y pseudoegipcios en
Contacto: egiptologia2.0@hotmail.com la Península Ibérica’’.

2 | Egiptología 2.0 Imagen de portada: Relieve con un grupo de cautivos nubios. Templo de Ramsés II, Abu Simbel
(Imagen: Institute for the Study of the Ancient World).
Sumario
6. Entrevistas - Javier Arries: ‘‘Algo nos llama y nos hace mirar
hacia este país, con una historia y un pasado tan fascinante.’’

12. Testimonios del pasado - Estatuas de Rahotep y Nofret.


Entrevistas - Javier Arries.
17. Historia militar - El extranjero en la iconografía del Egipto
de la antigüedad: sumisión y pasividad del enemigo.

27. Arte - Los ostraca de Deir el-Medina.

33. Religión - Osiris y Anubis, ¿dioses de la muerte?.

40. Vida cotidiana - Algunas pinceladas sobre el universo se-


xual egipcio.
Arte - Los ostraca de Deir el-Medina.
49. Arquitectura - El horizonte de Khufu.

58. Mujer en el antiguo Egipto - Tausert, Señora de las Dos


Tierras.

62. Historia - Los inicios de la dinastía XVIII: desarrollo histó-


rico, y situación de Egipto desde finales del Segundo período
Intermedio hasta la Expulsión de los Hiksos.

67. Faraones - La XXV dinastía egipcia.

75. Personajes - El destino final de Cleopatra: Hollywood. Religión - Osiris y Anubis.

80. Arte - Un contrapeso de menat conmemorativo del heb-


sed del faraón Psamético I en el Museo Nacional de las Cultu-
ras de México. Contexto histórico e identificación.

87. Colecciones - Colección egipcia del Museo Episcopal de


Vic.

90. Museos - El Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

103. Exposiciones - Khaemwaset. El príncipe arqueólogo.


Vida cotidiana - Universo sexual egipcio.
110. Hoy viajamos a... - Isla de Sehel.

113. Especiales - Escarabeos y escaraboides, egipcios, egipti-


zantes y pseudoegipcios en la Península Ibérica.

125. Novedades editoriales - Introducción al antiguo Egipto /


La Gran Pirámide. Clave secreta de la Atlántida / Esto no esta-
ba en mi libro de historia del antiguo Egipto / La tumba del Visir
Rehkmire. TT100, Vol. I.

127. Noticias - Noticias destacadas del trimestre.


Arquitectura - El horizonte de Khufu.

Mujer en el AE - Tausert. Faraones - La XXV Dinastía. Egiptología


Historia - Los inicios 2.0 |XVIII.
de la Dinastia 3
En el interior del Egipto antiguo, el “otro” lo

En portada conformaban las mujeres, los siervos, los ni-


ños, campesinos y artesanos. Fuera de la
tierra egipcia, lo eran los “foráneos”, los ex-
tranjeros, que diferían de los egipcios en el
lenguaje, las costumbres, la vestimenta y las
creencias. El sometimiento de los enemigos
extranjeros (golpeados y pisoteados) fue un
tema común en el arte egipcio.

La representación, en actitudes pasivas, de


no egipcios cubría relevantes espacios en
palacios y templos, aparecía sobre estatuas
reales, mobiliario y recipientes de cosmé-
ticos. Su preeminencia en el arte se debió
a su rol cosmológico, pues encarnaban el
caos indiferenciado y suponían una amena-
za al orden. Sin embargo, los modos de re-
presentación de los foráneos no implicaban
un sentimiento xenofóbico. Los extranjeros
no eran, en consecuencia, meramente sub-
yugados a causa de que eran foráneos, sino
porque su sometimiento era un requisito im-
prescindible para restablecer Maat.

Durante los Reinos Antiguo y Medio, los con-


tactos con los no egipcios se restringieron
a los residentes en áreas fronterizas y tam-
bién a aquellos particularmente vinculados
al comercio exterior y la diplomacia.

La subyugación de los extranjeros constitu-


yó un tema muy común en el arte egipcio.
La representación de no egipcios cubría
grandes espacios en palacios y templos,
aparecía sobre estatuas reales, elementos
arquitectónicos, mobiliario y hasta sobre re-
cipientes de cosméticos. Su preeminencia
en el arte se debió al rol cosmológico que los
extranjeros jugaban. Fueron vistos como la
encarnación metafórica del caos indiferen-
ciado de la no existencia, que antecedía a la
creación y que después la rodeaba (incluso
Escena de la Batalla de Qadesh.
a veces penetrando en ella), amenazando el
Ramesseum (Imagen: Coyolicatzin). mundo ordenado de Egipto.
4 | Egiptología 2.0
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Egiptología 2.0 siempre contigo¡


Egiptología 2.0 | 5
Entrevistas
Marian Romero Gil

Javier Arries: ‘‘Algo nos llama y


nos hace mirar hacia este país,
con una historia y un pasado
tan fascinante.’’
Nació en Madrid, en 1963. Es licencia-
do en Ciencias Físicas por la Universi-
dad Complutense de Madrid (UCM) en la
especialidad de Física de la Tierra y del
Cosmos.

En la actualidad trabaja como profesor


de Informática de grado medio de Forma-
ción Profesional y monitor de Informática.
Además de realizar labores como progra-
mador y administrador de redes y bases
de datos, ha impartido cursos especiali-
zados para empresas, instituciones y di-
versos organismos.

Desde muy temprana edad, se sintió


atraído por la Física y la ciencia en gene-
ral. Fruto de ese interés a lo largo de más
de cuarenta años de investigaciones per-
sonales acerca de lo heterodoxo, la an-
tropología, y la historia menos conocida,
son seis libros publicados hasta la fecha,
y una extensa cantidad de artículos publi-
cados desde 1995 como colaborador de
Javier Arries (Imagen: Ciencia España). revistas especializadas.

Como ya sabéis, de un tiempo a esta parte, celebramos fiestas que hemos importado de otros países como
Halloween, una noche llena de magia, aunque para nosotros es la noche de difuntos y años atrás también pen-
sábamos que estaba llena de magia y hasta que nuestros difuntos venían a visitarnos.

Tenemos la noche de San Juan en la que muchos hacen sus rituales esperando encontrar trabajo, pareja o
incluso mejorar su salud, y demás fechas en las que aprovechamos para utilizar la magia en nuestras vidas,
aparte de personas que la utilizan como medio de vida, ganando generalmente grandes sumas de dinero. Pero
no os asustéis que no nos hemos ido por el mal camino, hemos querido contaros que la magia forma parte de
nuestras vidas, pero también formaba parte de la vida de los antiguos egipcios y por eso en este número 6 de
Egiptología 2.0 tenemos al autor del libro: “Magia en el Antiguo Egipto”.

Javier, bienvenido a Egiptología 2.0.

Hola, encantado de estar con vosotros.

6 | Egiptología 2.0
Javier por lo que hemos leído, es un libro que ligioso, siempre me ha llamado la atención, como os
está muy bien documentado, ¿tardaste mucho digo, las mitologías desde que era pequeño me en-
en conseguir toda la documentación que nece- cantaban, la egipcia, pero también la clásica, la su-
sitabas? meria, la hindú, todas, pero en el caso de la egipcia,
además con la fascinación por esa civilización y su
Pues como quien dice, toda una vida porque ya sa- historia.
béis que estos temas no los lleva uno de una se-
mana para acá, la fascinación por el Antiguo Egip- En el apartado de religión como bien sabemos, hay
to la llevamos en la sangre desde que somos bien algo que es tremendamente importante, el concepto
pequeñitos, algo nos llama y nos hace mirar hacia de magia, que es Heka, ese poder mágico que tie-
este país, con una historia y un pasado tan fasci- nen los dioses y de una manera mucho más clara
nante, entonces a partir de ahí como os digo, he ido que en otras mitologías. La propia Isis es llamada “La
creciendo en cuanto a conocimientos, investigando e Grande en Magia”, es algo que viene intrínseco en la
indagando y sobre todo a partir de algún artículo que propia religiosidad egipcia, además siempre me ha
he escrito, ahí se forma un poco el esqueleto en mi gustado este tema y toda mi obra va encaminada a
cabeza de hacer una obra sobre los aspectos menos dar a conocer todo ese otro aspecto del pensamiento
conocidos o los que se tocan menos en las obras de humano, a conocernos a nosotros mismos, no solo
divulgación del Antiguo Egipto. desde el aspecto racional, sino, también desde las
cavernas cuando estamos a oscuras y tenemos que
Tenemos mucho material sobre política en el Anti- imaginar que hay ahí fuera y es la magia la primera
guo Egipto, sobre la vida cotidiana, pero los aspec- forma de entender el mundo y entonces todo eso me
tos mágicos más que los religiosos, se dan un poco ha llamado mucho la atención.
sobreseídos o se tocan de forma anecdótica, no de
una forma en conjunto. ¿Crees que hemos heredado algo de toda esa
magia que practicaban los antiguos egipcios?
Javier, nos hemos saltado una pregunta que le
hacemos a todo el que pasa por primera vez por Pues es una de las cosas que me he planteado en
nuestras entrevistas y es ¿Cómo te ‘‘picó’’ el gu- el libro porque, buscando, indagando, precisamente
sanillo del Antiguo Egipto? antes de escribirlo me iba encontrando con un mon-
tón de cosas, de tradiciones que pensamos que son
Leyendo desde que era pequeño antes de ir al cole- muy nuestras, más o menos recientes, y para nada,
gio. Yo tenía curiosidad por saber que hacían los ma- podemos retrotraerlas a algo tan milenario como es
yores cuando cogían esa cosa que llamaban libro, el antiguo Egipto.
abrían sus páginas y parecían hablar con él. Pues
esa curiosidad me llevó a decirle a mi madre que Precisamente el último capítulo del libro es un reco-
me enseñara a leer que yo quería que los libros me rrido por ese pensamiento religioso-mágico, porque
contasen historias. Y ¿Qué cosas encontré después los dos van muy ligados en el caso de Egipto, pues
de aprender a leer como lo haría un niño pequeño? ha influido también en nuestra propia civilización,
Pues algún que otro diccionario de mitología, alguna buena parte de nuestros propios mecanismos, de
enciclopedia en la que encontraba cosas relaciona- las mismas “leyes” que rigen la magia cotidiana, que
das con Egipto, cosas también relacionadas con su de alguna manera ha imbuido, que más o menos el
mitología, pero ya os digo que todo esto visto desde racionalismo se ha impuesto, pero no olvidemos que
el punto de vista de un niño al que todo le sorprende nuestra civilización occidental es mucho más antigua
y maravilla. Ese dios con cabeza de halcón, Horus, y no solamente parte de la revolución industrial, en-
que a su vez era hijo de una diosa llamada Isis, con tonces aún mantenemos ese bagaje místico y mági-
un trono en la cabeza, y que a su vez era hermana y co y ¿de dónde lo hemos heredado? Pues en buena
mujer de Osiris, ¡en la cabeza de un niño eso es una parte del Nilo y de esa civilización que creció a lo
locura! Y a partir de ahí me ‘‘picó’’ la abeja egipcia largo de ese rio maravilloso.
y hasta ahora, yo creo que a todos nos ha pasado
más o menos lo mismo, nos ‘‘pica’’ cuando eres más ¿Por qué crees que era la magia tan importante
o menos pequeño y a partir de ahí te engancha y no para los antiguos egipcios?
paras.
Eran muy metódicos en sus observaciones, al ob-
¿Por qué has elegido el tema de la magia para servar la teogonías por ejemplo de Menfis, de Tebas,
este libro? de Heliópolis, nos damos cuenta que buena parte
de esas teogonías están basadas en la observación
Pues es algo que me gusta desde siempre, todo lo natural, evidentemente sabemos que la observación
que tiene que ver con el pensamiento metafísico, re- de los astros era algo muy importante para ellos, por

Egiptología 2.0 | 7
ejemplo, para conocer las crecidas o la salida del sol, mundo era dual, había un alto y un bajo Nilo, dos
era muy importante la observación de la naturaleza reinos, dos coronas, todo formaba parte de una cu-
y su entorno, algo fundamental para los egipcios, riosa dualidad, precisamente nuestro mundo visible
y evidentemente pensaban que ese orden no sur- parece ser el espejo y en muchos textos así queda
gía porque si, imaginaban sus dioses, ese océano manifiesto.
primordial del cual había surgido todo, océano que
se parece mucho al Nilo cuando en el tiempo de la Cuando se describen seres de ese otro lado del duat
inundación baja y hace que la tierra emerja igual que parece ser un espejo, pues Heka, el que de manera
la colina primordial en las teogonías, en la colina pri- invisible tiene para el egipcio unido todo el univer-
mordial emerge un primer dios que tiene que crear so, son los dioses creadores, el propio dios Ptah por
el mundo y ¿Cómo lo hace? Tiene que hacerlo con ejemplo, el que primero idea en su corazón, tiene en
algo, los egipcios lo llaman Heka, poder mágico, es su pensamiento, tiene un proyecto, luego lo verbali-
decir, un tipo de ‘‘sustancia’’ que da vitalidad a todo, za con la palabra, y es precisamente con ese poder
algo que mantiene unido a todo el universo. mágico con el que todo eso se condensa y se crea
el universo. Para el egipcio eso era lo que explica-
Como digo en uno de los capítulos, la creación es ba que el mundo existiera y tratar de conocerlo era
magia, por eso para ellos es algo muy importante y precisamente lo que le podía dar la pista de cómo
muy interesante a la vez, uno de los primeros pensa- utilizarlo en beneficio de su propia sociedad.
mientos científicos que es, tratar de saber cómo está
hecho el mundo, en este caso, desde un punto de ¿Utilizaban amuletos para hacer magia?
vista del poder mágico, y a su vez, tratar de aplicarlo
a su vida cotidiana. Los conjuros mágicos trataban Claro, yo creo que el amuleto es la forma de magia
de dominar precisamente la energía, la fuerza con más popular aunque también es la más sencilla. Los
la que los dioses habían creado el mundo, incluso sacerdotes tenían que llevar una larga instrucción en
el concepto de Heka es muy interesante en cuanto las casas de la vida, impuestos bajo el cuidado de
a su jeroglífico, está compuesto de dos, de He y de un instructor que les enseñaba a leer, a copiar los
Ka. Todos sabemos que Ka es ese doble vital que textos mágicos y religiosos, eran ellos los que leían
hay en todo, las ofrendas que se llevan a los difuntos los conjuros y los hechizos y eso llevaba años de
incluso tienen su Ka, Ka que nutre al propio Ka de los instrucción pero la magia talismánica en todas las
difuntos, y He, es el jeroglífico en forma de lazo que culturas es la más sencilla.
significa lo que activa, lo que hace útil, entonces, el
concepto de Heka para ellos sería lo que activa, lo En en el libro tenemos alguna diferencia entre amule-
que hace usable el Ka, lo que hace que esa fuerza to y talismán, el talismán parece relacionado con un
vital se pueda manejar. elemento natural, por su forma, por su color, o por su
origen, parece vinculado a algún tipo de fuerza, por
Yo creo que no hay mejor definición de una energía, ejemplo una concha, las conchas solían ser amule-
de una fuerza, de un poder místico, en este caso di- tos de fertilidad, los colmillos de animales peligrosos
vino, que puede permitir hacer cosas, hacer las mis- son utilizados como amuletos que dan fuerza, que
mas cosas que hacen los dioses. defienden, y por otra parte los talismanes que sue-
len ser más elaborados, mas artificiosos, en los que
¿Entonces piensas que esa Heka lo podían tener se realizan conjuros, en los que ya hay alguien, un
todos? mago, un sacerdote que debe conocer los conjuros
que se realizan sobre ello.
A ver, siempre estamos hablando desde el punto de
vista del pensamiento del antiguo Egipto, como bien Se utilizan de todo tipo, desde los más sencillos has-
decíais al principio, se puede tomar desde dos pun- ta los más elaborados, nuestros lectores conocerán
tos de vista, el científico y verlo como un tipo de pen- muchos de ellos como el Ankh, el ojo de Horus o los
samiento al igual que tenemos el racional. dedos de Anubis, con los cuales el sacerdote con la
máscara de Anubis restituía la herida que se le hacía
Tenemos ese pensamiento mágico que hemos he- para sacarle las vísceras al difunto.
redado y que sigue ahí. No hay que ser crédulos, lo
que yo quiero plasmar en esta obra, más que pensar Todos estos amuletos aparecían en las momias, en-
si existe Heka o no, es que nos metamos en la piel tre los vendajes, en el sitio que les correspondía y
de un egipcio, que aprendamos a mirar su mundo todos pensamos que son amuletos de magia para
con los ojos con los que él lo veía. Para los egip- los difuntos, pero no olvidemos que estos amuletos
cios este mundo estaba considerado con ese algo también eran llevados por los vivos, por ejemplo, los
invisible, con ese otro lado, sabéis que la dualidad dos dedos de Anubis, se han encontrado en pulseras
era algo realmente importante para los egipcios, este pequeñas lo que ha llevado a pensar que eran amu-

8 | Egiptología 2.0
letos de protección para los niños. Se han hallado mos magia negra.
muchísimos y hay egiptólogos que han tratado de
clasificarlos, teniendo clasificados en la actualidad ¿De qué ritos se valían para utilizar la magia ade-
miles de ellos, muestra de ello, son las grandes co- más de los ‘‘muñecos vudú’’?
lecciones que atesoran decenas de museos, eso
significa que eran utilizados por todas las clases so- Sobre los ‘‘muñecos vudú’’ tenemos un ejemplo de
ciales. Época Tardía, conservado en el Museo del Louvre,
que causa bastante impresión. Se trata de una mu-
Un amuleto utilizado por las clases sociales pudien- jer desnuda, arrodillada, con las manos atadas a la
tes, era un cilindro de oro colgado al cuello, y en su espalda, con trece clavos de bronce colocados es-
interior llevaba un papiro inscrito con algún tipo de tratégicamente en distintos lugares de su cuerpo, se
fórmula mágica en forma de decreto divino. Las cla- trata de un amarre.
ses sociales más bajas también podían llevar algo
así, pero evidentemente no en oro sino en materiales
que estuvieran más a su alcance y facilitado por al-
guien que conociera las fórmulas mágicas.

¿Había magia blanca y magia negra? Quiero de-


cir, magia para hacer el bien y magia para hacer
el mal.

¡Buena pregunta! Al principio del libro yo hago un re-


paso por la historia, como fue poblado Egipto, sus
dinastías, y podemos ver como el país a través de
sus guerras y del comercio, se ve influenciado en
todos los aspectos, y la magia que se practicaba en
el Imperio Antiguo es diferente a la que se practicaba
en el periodo Tardío.

Toda la magia es buena, ¿por qué? porque todos los


textos que tenemos, hablan de magia protectora, de
magia utilizada por los sacerdotes, incluso la magia
que podríamos llamar nefasta, la que causa daño a
alguien, era magia blanca, porque era execratoria.
Los textos execratorios se utilizaban para acabar
con los enemigos, pero claro, eran los enemigos del
estado. Los sacerdotes o los magos, lo que hacían,
era inscribir los nombres de los enemigos del estado
tanto en cuencos como en figuras que representa-
ban a sus enemigos, lo que llamamos ahora ‘‘muñe-
cos vudú’’ de los cuales hemos encontrado una gran
cantidad de muestras en necrópolis o en algunas
fortalezas, y evidentemente esto estaba destinado a Muñeca vudú del Louvre
hacer daño, pero claro, no es magia negativa, el sa- (Imagen: Arqueología e Historia del sexo).
cerdote lo que estaba haciendo era defender a Egip- Los papiros mágicos estaban divididos en dos par-
to, defender al estado de los nueve arcos que era tes, una para explicar lo que se va a hacer, y el con-
como se llamaba a las gentes fronterizas que podían juro que se debe realizar sobre lo que se haga, ya
amenazar a Egipto. sea un amuleto o una figura. El mago imita el ritual
que hace el sacerdote al entrar en el Sancta Sanc-
Desde el punto de vista de un faraón o de un sacer- tórum, imitar el momento de la creación, también
dote, Egipto es la representación del orden de los aprovecha las fechas dependiendo a que dios quiere
dioses, es una representación de Maat y sus enemi- ofrecer el ritual, o el día y la noche, algo que también
gos son representantes de las fuerzas del caos. En ha llegado a nuestros días, y después de toda esta
el Periodo Tardío todo cambia y la magia es utiliza- preparación viene el conjuro, las palabras, palabras
da para saciar los instintos más bajos de hechice- de poder que debían ser rigurosamente conservadas
ros más que de magos. Tenemos desde hechizos de y no divulgadas. Durante los periodos intermedios,
odio para acabar con competidores, como amarres muchos de estos textos se habían dado a conocer y
para dominar la voluntad ajena, lo que ahora llama- por ello habían su poder, pero en resumen, los pasos

Egiptología 2.0 | 9
que hemos comentado son los que el mago solía ha- Muchos hemos oído hablar del mal de ojo, crea-
cer a la hora de realizar un ritual. mos o no en él, pero ¿Es el mismo del Antiguo
Egipto, del que nos hablas en el libro?
¿La magia era igual para todos o distinguía cla-
ses sociales? Exactamente el mismo y es algo que le deja a uno
perplejo. Yo desde pequeño lo he vivido como una
Todos los egipcios creían en la magia de una ma- creencia que está muy extendida, y en su momento
nera u otra, aunque evidentemente no todos tenían escribi una obra que se llama “El poder de los aoja-
acceso a los estamentos más elevados de la magia. dores”, en ella reflejo que es una creencia, el ojo no
El primero de los magos, el que se consideraba lleno recibe la luz, lo que ahora sabemos que ocurre real-
de Heka era el faraón, por ello era el intermediario mente, los fotones. La luz viaja hasta nuestra retina
entre los dioses y su pueblo. y esta es un receptor, una antena que recibe esas
variaciones electromagnéticas y que nuestro cere-
Recuerdo el texto de un sacerdote que toca algo que bro interpreta, pero en el pensamiento de nuestros
no debía del faraón, algo que está consagrado, que antepasados, el ojo emite, el ojo se posa en un sitio,
esta ritualizado y que por lo tanto podía hacerle daño echó la mirada en un sitio, como si la mirada pudiera
al estar cargado de ese poder mágico, y el faraón se echarse, como si la mirada fuera algo que sale del
vuelve a él y le dice: “Decreto que no te ocurra nada” ojo y va a alguna parte.
fijaros hasta qué punto el poder mágico era tomado
como algo muy serio. El siguiente paso es pensar, si el ojo tiene esa fuerza
de posarse, de ir al horizonte, de mirar y ver, pue-
Por otro lado tenían a las parteras, mujeres que de ser dañino y benéfico, y fijaros que hay muchísi-
con el tiempo habían ganado mucha experiencia y mos mitos en Egipto que nos hablan del ojo de Ra, o
a muchas de ellas se le atribuían poderes mágicos, como el ojo de Ra sale de Ra y su mirada se pierde
poderes de videncia, en Deir el-Bahari, tenemos por en el horizonte y hay que ir por él, pero es que el mal
ejemplo, un ostraca que nos cuenta como un hom- de ojo aparece reflejado en algunos textos dentro de
bre había consultado con una de estas parteras, por- Egipto como la mala mirada y dicen algo asi como:
que un Ba le estaba incomodando, para saber quién
era y como aplacarlo, es decir, ellos tenían también “Ojo malo, tu que te has clavado en la puerta...”. Se
entre sus vecinos, gente a la que se atribuían po- le temía mucho, pero no solo en Egipto, también en
deres de videncia, poderes de sanación o poderes Mesopotamia. El gesto tan común que conocemos
mágicos. hoy día con el nombre de la figa, que es meter el
dedo gordo entre el índice y el corazón para evitar
el mal de ojo, también lo podemos encontrar en el
Antiguo Egipto.

La escena es la de un pastor que está ayudando a


dar a luz a una vaca, mientras él está tirando de las
piernas de la ternera, hay otro pastor que está ha-
ciendo ese mismo gesto para proteger a la ternera.

En otro bajo relieve se ve a unos pastores con su


rebaño atravesando el Rio, con el peligro que eso
conlleva, algunos pastores están remando pero hay
otro que apuntando al ganado, hace este gesto má-
gico para protegerle.

Javier, de toda la investigación que has llevado


a cabo para escribir este libro ¿hay algo que te
haya sorprendido?

Pues la verdad es que todo me sorprende, afortuna-


damente no he perdido la capacidad de admirarme,
de lo complejos que somos como ser humano, de
los ritos, de las leyes, de cómo los magos idean toda
clase de cosas para tratar de entender el mundo.
Para mi están en las puertas de la ciencia, porque
Javier Arries durante una conferencia son los primeros que empiezan a ‘‘picar’’ en la curio-
(Imagen: YouTube).

10 | Egiptología 2.0
sidad y quieren saber lo que son.

Cosas que me llamaron la atención en su momento, fueron el famoso ‘‘conjuro del harén’’, en el que se descu-
brió que Ramsés III fue asesinado por esas ansias de poder y envidias. Algo que pudimos descubrir al quitar las
vendas de su cuello y apreciar un profundo corte que iba de lado a lado, y que en dicho conjuro se ha podido
ver que la magia fue un elemento muy importante.

Muchas gracias por haber estado con nosotros en Egiptología 2.0 y haberle dado un toque distinto a las
entrevistas que hasta ahora habíamos presentado. Te deseamos muchos éxitos y muchas ventas para
este nuevo libro.

Maldiciones, amuletos y exorcismos en el Antiguo Egipto.

Tras más de tres décadas de investigación acerca de todo lo relacionado


con el pensamiento mágico desde una perspectiva histórica y antropoló-
gica Javier Arries nos traslada en esta obra al mundo de la magia en el
Antiguo Egipto, revelándonos la teoría, la práctica y los procedimientos
de la magia egipcia, y su presencia en el mundo moderno después de
más de 5000 años.

En esta obra el autor nos sitúa en el entorno geográfico e histórico de


Egipto, se adentra en los mitos de la creación egipcios y describe el
mundo según estos, especialmente el mundo invisible, habitado por una
caterva de seres de pesadilla, genios, demonios, espíritus de difuntos
que aterrorizan a los vivos durante el sueño y traen todo tipo de des-
gracias y enfermedades. También nos da a conocer algunas historias y
cuentos en los que intervienen magos, los secretos de la magia talismá-
nica, de la magia maléfica, de la magia egipcia aplicada a la salud y de
las artes adivinatorias. Y, finalmente, nos muestra como todo este bagaje
mágico dio lugar en el periodo heleno y de la dominación romana a un
auténtico crisol de procedimientos mágicos en los que se mezclaban
elementos egipcios, griegos, judíos y persas.

Sobre Javier Arries Sobre el autor

Nació en Madrid, en 1963. Es licenciado en Ciencias Marian Romero Gil, Directora, productora y presen-
Físicas por la Universidad Complutense de Madrid tadora del programa de radio: ‘’Las enseñanzas de
(UCM) en la especialidad de Física de la Tierra y del Maat’’, donde podrás encontrar todo tipo de temas re-
Cosmos. lacionados con el antiguo Egipto. Todo ello de la mano
de Marian Romero Gil y su equipo de colaboradores.
En la actualidad trabaja como profesor de Informática
de grado medio de Formación Profesional y monitor El programa se emite todos los domingos a las 20:00
de Informática. Además de realizar labores como pro- horas, en:
gramador y administrador de redes y bases de datos,
ha impartido cursos especializados para empresas, http://portalzona.com/maat.html
instituciones y diversos organismos.
Media
Desde muy temprana edad, se sintió atraído por la
Física y la ciencia en general. Fruto de ese interés a http://xn--lasenseanzasdemaat-t0b.es
lo largo de más de cuarenta años de investigaciones
personales acerca de lo heterodoxo, la antropología, y https://www.facebook.com/LasEnsenanzasDeMaat/
la historia menos conocida, son seis libros publicados timeline
hasta la fecha, y una extensa cantidad de artículos
publicados desde 1995 como colaborador de revistas https://twitter.com/marian_egipto?lang=es
especializadas.
http://www.ivoox.com/podcast-ensenanzas-maat_sq_
http://arries.es f146256_1.html

Egiptología 2.0 | 11
Testimonios del pasado
Moisés González Sucías

Estatuas de Rahotep y Nofret


Piedra caliza estucada y pintada; Dimensiones Rahotep: 1,21 cm altura; Dimensiones Nofret: 1,22 cm altura.
Procedentes de la mastaba de Rahotep en Meidum (M6); Excavaciones de Auguste Mariette (1871); IV dinas-
tía, reinado de Snefru (2575-2551 a.C.), Imperio Antiguo. Sala 32, Planta Baja, CG 3 y CG 4.

Estatuas de Rahotep y Nofret (Imagen: Wikimedia Commons).

Ambas esculturas fueron halladas por Auguste Mariette, entre las ruinas de las mastabas anejas a la pirámide
de Meidum. La necrópolis de Meidum se encuentra en la zona norte de El Fayum, en el límite del desierto que
roza ya la zona cultivada. En ella se yergue la discutida pirámide, que empezada, al parecer, en tiempos de
Huni, último rey de la III dinastía, fue terminada por su hijo y sucesor Snefru. Próximas a ella se construyeron
dos mastabas, en las que fueron enterradas dos parejas principescas. Una compuesta por Rahotep y su esposa
Nofret, y la otra por Nefermaat y su esposa Atef. Ambos príncipes eran hijos de Snefru.

Su importancia radica, precisamente, en que, de entre sus escombros, se liberaron obras artísticas de recono-
cida importancia para el análisis de la escultura y pintura del Imperio Antiguo. En una de ellas, concretamente
la mastaba M6, apareció el grupo escultórico compuesto por Rahotep y Nofret.

Realizadas en piedra caliza y trabajadas en cuerpos independientes, fueron concebidas como un conjunto es-

12 | Egiptología 2.0
cultórico. Miden unos 120 centímetros de altura cada uno, aunque la estatua de Nofret es ligeramente más alta,
debido al voluminoso tocado. Los dos cuerpos están sentados en sólidas sillas de piedra estucada y pintada
en color blanco, formando un bloque con la figura humana. Dispone de una zona para reposar los pies, y lleva,
en la zona superior, una serie de inscripciones jeroglíficas pintadas en negro, con el nombre y los títulos de los
difuntos.

Este conjunto está tratado con cierta ligereza y de acuerdo a las normas imperantes: el cuerpo masculino evi-
dencia la tosquedad de las piernas, la exagerada angulosidad de los hombros y una flexión demasiado baja del
brazo derecho; la figura femenina está enfundada en la larga y estrecha túnica de lino, que sólo deja visible la
mano derecha, pero simultáneamente dibuja el contorno del cuerpo, con los mismos defectos que la estatua de
Rahotep. Como muchas otras, ambas están coloreadas: el cuerpo masculino es de color rojizo, en tanto que la
piel femenina es de un ocre claro. El conjunto es armónico al reproducir un esquema y crear a través del color
blanco un vínculo entre las dos piezas.

Vista de perfil de las estatuas de Rahotep y Nofret (Imagen: Kastatic).

La estatua de Rahotep está concebida como una más dentro de su clase: faldellín corto de lino y un finísimo
collar sujeto al cuello, probablemente un amuleto. La cabeza está trabajada con esmero: una peluca corta que
hace visible grandes orejas, perfectamente representadas; suave modelado de la nariz, grande y recta y una
boca grande y de abultados labios carnosos ligeramente sombreados por el bigote, característico del Imperio
Antiguo; potentes líneas negras arquean las cejas y enmarcan los ojos, que para mayor realismo llevan incrus-
tados trozos de cristal de roca, engarzado en metal de cobre; están bordeados por el kohl, al estilo egipcio, y
protegidos por cejas pintadas en negro.

Los miembros del cuerpo están representados con bastante perfección, especialmente la cabeza. Su tez es
muy morena, representada en tonos rojizos, tal y como se representaba la piel masculina en el antiguo Egipto.
Detalle como los hombros, pecho, rodillas, manos y pies, están tallados de forma muy cuidada, dándole a la

Egiptología 2.0 | 13
estatua mayor realismo. Finalmente, lleva la mano derecha cerrada y cruzada sobre el pecho, y la izquierda
cerrada apoyada sobre la rodilla. Sus brazos están ligeramente separados del cuerpo.

La segunda figura corresponde a Nofret, su


esposa, también en posición sedente y for-
mando un bloque único con el trono.

De igual modo, el asiento va pintado de


blanco con más inscripciones jeroglíficas en
color negro. Nofret, por su calidad de mujer
de alta posición social, está representada
de modo ostentoso: un rico collar se ajusta
alrededor del cuello, delicadamente pintado
en tonos rojos y verdes, característicos del
arte egipcio, y se expande en abanico sobre
el pecho; cuenta con abultada y pesada pe-
luca, partida al medio, y cae a los lados de
la cara en apretadas y retorcidas hebras que
enmarcan el rostro como una masa ancha
y oscura, produciendo un efecto de achata-
miento de su relieve.

Una ancha banda, a modo de diadema, con


dibujos de flores sujeta el pelo y constituye
Detalle del rostro de Nofret (Imagen: Wikimedia Commons). otro elemento de sobria ornamentación. El
rostro de Nofret ha sido tratado con igual cuidado que el de su marido, pero se ha acentuado en él el maquillaje,
la prolongación del arco ciliar y la coloración sugerente de los ojos. La piel está representada en todo amarillen-
to-rosáceo, claro, tal y como se representaba el rostro femenino en el antiguo Egipto. Los ojos también son de
cristal engarzado sobre metal, y finamente pintados con kohl. Lleva pintadas las cejas, que se alargan hacia el
exterior del ojo. La nariz es fina, los labios gruesos y sin colorear.

No se representan las orejas, que van tapadas por la enorme peluca. Están representados con detalle los pies,
y una de las manos. El resto del cuerpo va envuelto en una representación de finísimo lino blanco que la en-
vuelve hasta los tobillos. Por el escote de la túnica, asoman los tirantes anchos del vestido.
Las formas representativas del arte egip-
cio (escultura de bulto redondo, relieve y
pintura) adquieren un carácter definitivo
hacia los comienzos del Período dinástico,
y los cambios artísticos a través de los dis-
tintos períodos reflejan los cambios produ-
cidos en la sociedad.

La mayoría de obras egipcias tuvieron


una función, bien fuese como objetos co-
tidianos o, por lo general, como objetos
reservados dentro de un contexto religio-
so o funerario. Habitualmente, la escultu-
ra constituye el doble en el que se tenía
que encarnar el difunto; por ello usaban
piedras duras, formas compactas, la idea-
lización del individuo en su plenitud y una
actitud reposada. Cabe recordar que una
denominación egipcia para el escultor era,
precisamente, “el que mantiene vida”.

Todo lo anterior es básico para un arte que


quiere garantizar una vida más allá de la
Detalle del rostro de Rahotep (Imagen: Wikimedia Commons).

14 | Egiptología 2.0
muerte; pero, para que el efecto mágico sea posible bloque sobre el que se talla la pieza. La consecuen-
y tenga toda su fuerza, es preciso que la representa- cia es una sensación de rigidez manifiesta, puesto
ción sea total y que mantenga la integridad, si no el que todos los miembros del cuerpo se adaptan a ese
difunto sufriría la misma mutilación que el doble. En perfil volumétrico, pero también de una gran monu-
consecuencia, las características artísticas de estas mentalidad por su masa y su tamaño, lo que influye
obras están condicionadas inexorablemente por esta indudablemente en la espectacularidad que expresa
función religioso-funeraria. siempre el arte egipcio.

Dentro del arte egipcio, la estatuaria monumental La rigidez conlleva una inevitable ausencia de mo-
dirigida a la representación principalmente de los vimiento y de multiplicación de puntos de vista de
faraones cobró una especial importancia como ele- la pieza, así como de una irremediable frontalidad,
mento propagandístico, y conservó a lo largo de su que es otra de las características más conocidas de
larga historia unas características formales prácti- la escultura egipcia. En buena medida todo ello es
camente inalterables, basadas en la rigidez, la fron- la consecuencia directa del proceso de ejecución de
talidad y el hieratismo. Aunque no toda la escultura la obra, que seguía una serie de pasos igualmente
exenta y de estas mismas características se orientó establecidos: sobre los bloque cuadrados originales
exclusivamente al retrato faraónico, hubo también se realizaban los dibujos de la pieza representada en
ejemplos como el que nos ocupa, en el que los retra- cada una de sus caras, que habrían de servir de guía
tados aunque representaban al ámbito cortesano, no al proceso de desbastado. Se tallaban los perfiles
pertenecían a la familia real. siguiendo la guía del dibujo, que debía de ser reno-
vado continuamente a medida que la pieza se iba
Tal como hemos ido apuntando, para representar completando. Concluido el perfilado se completaba
la figura en su totalidad se adoptaron una serie de el pulido de la superficie y se pintaba la pieza.
convencionalismos, entre ellos, la estatua bloque
que evita cualquier saliente que pudiera romperse La proporcionalidad y la simetría era otra pauta sin-
con facilidad, conservando la volumetría original del tomática del arte egipcio. Proporcionalidad que en el

Parte superior de las estatuas de Rahotep y Nofret (Imagen: Maatkare).

caso de la escultura partía al parecer del tamaño del puño de la figura, que se dibujaba en un ángulo extremo
del bloque original y a partir del cual se relacionaban proporcionalmente todo el resto de partes del cuerpo. La
misma frontalidad antes explicada contribuía a componer la estatua en dos mitades equidistantes, lo que unido
al sentido del bloque y la rigidez de la pieza le otorgaba esa simetría que igualmente las caracteriza.

Por último, la expresión de las figuras solía elevarse sobre la condición humana y asumía un sentido hierático,
distante, frío y carente de emoción, que es bastante lógico considerando que se trataba de representaciones de
personajes con un carácter divino, caso de los faraones, o de representaciones funerarias que también habían
abandonado este mundo y su condición humana.

Egiptología 2.0 | 15
Parte superior de las estatuas de Rahotep y Nofret (Imagen: Chema Kaiser).

Todos estos convencionalismos y formulaciones artísticas pueden comprobarse en la pieza que comentamos.
En primer lugar, Rahotep y Nofret constituyen un sólido bloque calcáreo, aunque se trate de dos piezas inde-
pendientes. Ambos están sentados sobre sillas que se simplifican en meros ángulos geométricos y mante-
niendo esa rigidez pétrea de la estatuaria egipcia: con los hombros angulados, las piernas juntas, los brazos
pegados al cuerpo y la mirada al frente, ligeramente elevada, como mirando a Ra, mirando al sol.

A pesar de todo, esta obra, tal vez por no tratarse de una representación de la realeza, tiene a pesar de sus li-
mitaciones un mayor grado de naturalismo que las demás esculturas de esta primera etapa del Imperio Antiguo.
En primer lugar por el tratamiento del color, que era habitual en la escultura egipcia, pero más en las piezas
de la escultura popular que en la oficial. Rahotep aparece representado en un tono rojizo y Nofret con una tez
blanquecina, lo cual nos indica la diferencia de sexo y de rango, pero también hace más próximas y reales las
figuras.

En segundo lugar están los aditamentos que completan la representación de las figuras: Rahotep con su falde-
llín corto, propio de su condición de gran sacerdote, y un colgante al cuello, y Nofret con su largo vestido blanco
de lino, cinta sobre el pelo y un ostentoso collar sobre el cuello. También la expresión resulta más realista que en
otros casos, y más que nada gracias a los recursos que denotan la condición social de la pareja: la peluca que
lucen ambos, muy habitual sobre todo en las mujeres de la alta sociedad como Nofret; el maquillaje que lucen
sobre sus ojos, con el kohl que utilizaban para remarcar el perfil de los ojos y cejas y aumentar la expresión de
sus miradas; y el tratamiento dado a los ojos de ambos personajes, realizados con incrustaciones de cuarzo
(costumbre iniciada con la IV Dinastía), lo que también contribuye a su mayor realismo.

Un último elemento iconográfico que añadir sería el único que tímidamente rompe la absoluta rigidez de la pieza
y su simetría, la posición del brazo en ángulo de Rahotep y su puño cerrado, para algunos, símbolo de su poder.

Ya en los primeros retratos de la IV dinastía, encontramos una simplicidad y solemnidad que no se olvida fácil-
mente: el escultor sólo se ha fijado en las cosas esenciales. Quizás precisamente por esta estricta concentra-
ción de las formas básicas de la figura humana, estos retratos (a pesar de su casi geométrica rigidez) siguen
siendo tan impresionantes. La observación de la naturaleza y la proporción del conjunto se encuentran tan
perfectamente equilibradas que nos impresionan como seres dotados de vida y, no obstante, se nos muestran
lejanos en su eternidad. Esta combinación de regularidad geométrica y de aguda observación de la naturaleza
es una característica de todo el arte egipcio.

16 | Egiptología 2.0
Historia militar
Julio López Saco

El extranjero en la iconografía
del Egipto de la antigüedad:
sumisión y pasividad
del enemigo
En el interior del Egipto antiguo, el “otro” lo conformaban las mujeres, los siervos, los niños, campesinos y
artesanos. Fuera de la tierra egipcia, lo eran los “foráneos”, los extranjeros, que diferían de los egipcios en el
lenguaje, las costumbres, la vestimenta y las creencias. El sometimiento de los enemigos extranjeros (golpea-
dos y pisoteados) fue un tema común en el arte egipcio. La representación, en actitudes pasivas, de no egipcios
cubría relevantes espacios en palacios y templos, aparecía sobre estatuas reales, mobiliario y recipientes de
cosméticos. Su preeminencia en el arte se debió a su rol cosmológico, pues encarnaban el caos indiferenciado
y suponían una amenaza al orden. Sin embargo, los modos de representación de los foráneos no implicaban
un sentimiento xenofóbico. Los extranjeros no eran, en consecuencia, meramente subyugados a causa de que
eran foráneos, sino porque su sometimiento era un requisito imprescindible para restablecer Maat.

Relieve con un grupo de cautivos nubios. Templo de Ramsés II, Abu Simbel (Imagen: Wikimedia Commons).

Introducción

El arte egipcio, producido por la elite letrada, entendía que el “otro”, dentro del propio Egipto, lo conformaban
las mujeres, los siervos, los niños, artesanos y campesinos. Fuera de la tierra egipcia, lo eran los “foráneos”, los
extranjeros, que diferían de los egipcios en el lenguaje, las costumbres, la vestimenta y las creencias (BRES-
CIANI, 1997, pp. 228-230; ASSMANN, 1996, p. 83). Durante los Reinos Antiguo y Medio, los contactos con los
no egipcios se restringieron a los residentes en áreas fronterizas y también a aquellos particularmente vincula-
dos al comercio exterior y la diplomacia.

Egiptología 2.0 | 17
La subyugación de los extranjeros constituyó un monial de un cautivo extranjero o un ritual en el que
tema muy común en el arte egipcio. La represen- un fragmento de escultura era “atacado”, en lugar de
tación de no egipcios cubría grandes espacios en un enemigo vivo, como se sugiere de las esculturas
palacios y templos, aparecía sobre estatuas reales, decapitadas de cautivos atados encontradas en el
elementos arquitectónicos, mobiliario y hasta sobre complejo mortuorio de Pepi II (HALL, 1983, p. 76;
recipientes de cosméticos. Su preeminencia en el HALL, 1986, pp. 67-69; JÉQUIER, 1938, p. 26). En
arte se debió al rol cosmológico que los extranjeros cualquier caso, la escena llegó a ser un icono de la
jugaban. Fueron vistos como la encarnación metafó- realeza.
rica del caos indiferenciado de la no existencia, que
antecedía a la creación y que después la rodeaba El nombre del rey también podría representado gol-
(incluso a veces penetrando en ella), amenazando peando extranjeros. Así, en el serej del rey Aha de
el mundo ordenado de Egipto (HORNUNG, 1982, la Dinastía I extiende sus brazos desde las esquinas
pp. 172-186). Maat se concibió como la antítesis y para agarrar y golpear a su enemigo. El mismo re-
el complemento del caos; un compuesto de justicia, curso se observa en las bases de las estatuas en el
orden, acción correcta, paz y tradición. Un mundo primer patio de Medinet Habu, donde los halcones
conocible nombrado y categorizado que podía ser encima del serej de Ramsés III y sus cartuchos man-
mantenido por las acciones del faraón y de su gente. tienen a sus cautivos con brazos humanos (SCHUL-
La caótica no existencia allende Egipto era, no obs- MAN, 1988, pp. 89-90; EPIGRAPHIC SURVEY,
tante, un necesario componente de la vida egipcia, 1932).
porque era la fuente de toda fertilidad y renovación,
como lo había sido de la creación misma. Un motivo regio vinculado fue la representación de
extranjeros aplastados y pisoteados bajo los pies
Los extranjeros fueron contemplados, de modo ge- del faraón, quien debe ser mostrado en su forma hu-
nérico, como una masa indiferenciada, amenazante, mana o como humano con cabeza de halcón o de
aunque no tanto por su capacidad de atacar como esfinge. De hecho, es probable que esta situación
de sumergir y reabsorber las distinciones ordenadas. pudiera haber sido uno de los principales roles de la
Por su localización exterior, su incontable número y esfinge, pues vemos que ocurre en una escena en
su naturaleza intercambiable, los foráneos se ase- el templo mortuorio de Sahure, antes de la creación
mejaban a las aves, peces y animales salvajes del de la forma de la esfinge. El motivo, tal vez, es muy
desierto y de los pantanos egipcios, que también re- antiguo, del Período Predinástico. En la Paleta del
presentaban la no existencia y tenían que ser some- Campo de Batalla un león pisotea cautivos caídos,
tidos y controlados para mantener Maat. mientras que en la Paleta del Toro, un enemigo caí-
do es aplastado por un toro (DAVIS, 1992, figs. 33,
Al igual que la subyugación de los extranjeros, la 37 y 38). Esto sería así si se entiende que leones
caza de animales, la captura de pájaros y la pesca y toros están ya simbolizando en este momento al
de peces, fue un tema relevante en la iconografía gobernante.
egipcia. Los paralelos aclaran que el modo en que
los egipcios representaban a los foráneos no impli-
caba odio xenofóbico ni temor. De hecho, los textos
y las biografías de oficiales suelen mostrar a la elite
egipcia interactuando pacíficamente con no egip-
cios, tanto dentro como fuera de Egipto.

El extraño y la realeza: sometimiento y pasividad

La representación de los extranjeros estuvo cerca-


namente asociada a la representación de la realeza
egipcia. Uno de los más corrientes contextos en los
cuales los foráneos eran mostrados fue el de las es-
cenas de golpes violentos, en las cuales el faraón
mantenía sujeto del cabello a un cautivo arrodilla-
do, mientras con su mano libre levantaba un arma
preparada para ejecutarle. Su gran número, la idén-
tica apariencia y las poses análogas se asociaban
al caos indiferenciado (METROPOLITAN, 1999, pp.
441-442; WENGROW, 2006, pp. 204-205; SCHOS-
KE, 1994, pp. 23-26 y ss.). La escena de golpear al
enemigo pudo haber simbolizado la ejecución cere-
Paleta del “Campo de Batalla” (Imagen: British Museum).

18 | Egiptología 2.0
monial de un cautivo extranjero o un ritual en el que temibles ataques del faraón, se representaban pasi-
un fragmento de escultura era “atacado”, en lugar de vos, permaneciendo de pie, arrodillados, levantando
un enemigo vivo, como se sugiere de las esculturas sus manos en sumisión o súplica, y caminando so-
decapitadas de cautivos atados encontradas en el lamente si eran cogidos por sus ropas. La pasividad
complejo mortuorio de Pepi II (HALL, 1983, p. 76; general de los extranjeros responde, probablemente,
HALL, 1986, pp. 67-69; JÉQUIER, 1938, p. 26). En a la presencia del rey, quien activamente los some-
cualquier caso, la escena llegó a ser un icono de la tía; su pasividad enfatizaba, así mismo, el tremendo
realeza. esfuerzo necesario para crear Maat.

El nombre del rey también podría representado gol- A pesar de su rol cosmológico de la no existencia
peando extranjeros. Así, en el serej del rey Aha de indiferenciada, los foráneos fueron, normalmente,
la Dinastía I extiende sus brazos desde las esquinas diferenciados en distintos grupos. El aprecio egipcio
para agarrar y golpear a su enemigo. El mismo re- por la taxonomía y las oposiciones (o polaridades)
curso se observa en las bases de las estatuas en el dualísticas fueron un contrapeso significativo sobre
primer patio de Medinet Habu, donde los halcones la homogeneidad teorética de las gentes extranjeras.
encima del serej de Ramsés III y sus cartuchos man- No se debe olvidar que el mundo organizado egipcio
tienen a sus cautivos con brazos humanos (SCHUL- consistía en oposiciones entre el este y el oeste, la
MAN, 1988, pp. 89-90; EPIGRAPHIC SURVEY, tierra cultivada y el desierto, el valle del Nilo al sur
1932). y el delta al norte (HORNUNG, 1982, pp. 182-186 y
ss.). Se distinguían entre ellos y también se oponían.
Un motivo regio vinculado fue la representación de Muy habitualmente, los nubios del valle meridional
extranjeros aplastados y pisoteados bajo los pies del Nilo eran contrastados con los asiáticos de las
del faraón, quien debe ser mostrado en su forma hu- tierras septentrionales y orientales de más allá del
mana o como humano con cabeza de halcón o de Sinaí.
esfinge. De hecho, es probable que esta situación
pudiera haber sido uno de los principales roles de la En los templos del Reino Nuevo los nubios, por
esfinge, pues vemos que ocurre en una escena en ejemplo, eran mostrados, muy a menudo, sometidos
el templo mortuorio de Sahure, antes de la creación por el rey llevando su corona blanca meridional, so-
de la forma de la esfinge. El motivo, tal vez, es muy bre el sector sur de los pilonos del templo. Por el
antiguo, del Período Predinástico. En la Paleta del contrario, los asiáticos aparecían subyugados por
Campo de Batalla un león pisotea cautivos caídos, el faraón, con su corona roja del norte, en la zona
mientras que en la Paleta del Toro, un enemigo caí- septentrional de los pilonos. Un tercer grupo, menos
do es aplastado por un toro (DAVIS, 1992, figs. 33, comúnmente representado, tal vez porque no tenía
37 y 38). Esto sería así si se entiende que leones un opuesto polarizante, fue el de los libios, habitan-
y toros están ya simbolizando en este momento al tes del desierto y los oasis del occidente de Egipto.
gobernante. Los libios eran a menudo sustituidos por los asiáti-
cos, aunque también ocurrió que las tres etnicidades
Los extranjeros fueron también representados so- podían ser agrupadas como una tríada de pueblos
bre las bases de las esculturas regias. El pisoteo foráneos, lo cual era muy apropiado porque los egip-
del enemigo foráneo puede aparecer implicado en cios empleaban las tríadas para indicar multiplicidad
representaciones tardías de extranjeros atados so- (JÉQUIER, 1938, pl. 8, 11, 12; NEWBERRY, 1893,
bre las suelas superiores de las sandalias reales y pl. 30; O’CONNOR, 1990, p. 75 y ss.). Los grupos
en las cubiertas de los reposapiés del faraón, tal y genéricos se vieron aumentados por más específi-
como los preservados en la tumba de Tutankhamón, cas representaciones de agrupaciones de extranje-
y también en los “senderos de cautivos” pintados ros en contextos históricos concretos, como pasaba
en los suelos del palacio real de Amarna (SALEH con las gentes de Punt (relieves de Sahure y Hats-
& SOUROUZIAN, 1987, p. 14; TEETER, 2011, pp. hepsut), o los comerciantes levantinos, de la tum-
224-226; WEATHERHEAD, 2007, p. 121) Al igual ba de Khnumhotep II en Beni Hasan (NEWBERRY,
que las escenas de golpear al enemigo, este motivo 1893, pl. 31; ALLEN, 2008, pp. 31-33). Además, las
estuvo, salvo pocas excepciones, limitado a los con- escenas de hambrunas de Sahure y de la pirámide
textos reales. de Unas muestran poblaciones emancipadas que,
ocasionalmente, han sido identificadas como bedui-
Una característica de la representación de extranje- nos del desierto.
ros en el arte egipcio es su pasividad. Los “otros”
egipcios (niños, mujeres, artesanos, campesinos), Nueve Arcos. Los enemigos tradicionales
tendían a ser mostrados activos en escenas con
hombres de la elite. Por su parte, los extranjeros, si Además de la dual y la triple división de los extranje-
no eran simplemente mostrados muertos debido a los ros genéricos y de las referencias históricas a grupos

Egiptología 2.0 | 19
étnicos más específicos, los enemigos extranjeros fueron representados, desde los períodos más antiguos de
la historia egipcia como un Grupo de Nueve Arcos. Parece probable que esos arcos, inicialmente, no represen-
tasen nueve grupos individuales de extranjeros. El número tres simboliza multiplicidad, y tres treses significa

totalidad, de manera que agrupar nueve


arcos representa a todos los enemigos
del faraón y de Egipto.

Los cautivos pisoteados fueron, a menu-


do, representados sobre las caras de las
basas de las estatuas. Sus superficies
superiores mostraban habitualmente un
grupo de nueve arcos bajo los pies del
rey, una práctica que parece datar de la
Dinastía III. Posteriormente, los nueve
arcos también se observan sobre sanda-
lias reposapiés y suelos pintados, algu-
nas veces solos, y otras en combinación
con los extranjeros que representaban
(WILKINSON, 1988, p. 134; MILLET,
Representación de una caravana de comerciantes asiáticos (hapiru). 1991, p. 225; FIRTH & QUIBELL, 1935,
Mural de la tumba de Khnumhotep II, hacia 1890 a.C. Beni Hasan. pp. 58-60; EPIGRAPHIC SURVEY, 1980,
(Imágenes: Wikimedia Commons). pls. 26 y 49). En las escenas de golpear

con violencia el faraón puede mantener consigo un arco


o el cautivo puede levantar un arco hacia el soberano,
con su cuerda vuelta hacia él, en gesto de sumisión y
de súplica (WENGROW, 2006, p. 208; MILLET, 1991,
pp. 228-229 y ss.). Esta arma básica en los conflictos
armados implicaba que los cautivos se habían rebela-
do contra el faraón, violando, de este modo, Maat. Los
extranjeros no son, así, meramente subyugados a cau-
sa de que eran foráneos, sino porque su sometimiento
es un requisito necesario para restablecer Maat. El uso
más antiguo de arcos para simbolizar enemigos se re-
monta a la cabeza de maza ceremonial del Rey Escor-
pión (Nagada III-Dinastía 0) (DAVIS, 1992, fig. 39).

En el Reino Nuevo, momento en el que los nueve ar-


cos empezaron a ser identificados con nueve particula-
res grupos étnicos, dos de esos grupos eran los egip-
cios del Alto y el Bajo Egipto, lo cual demuestra que el
universo de “otros” peligroso no consistía únicamente
de extranjeros, sino de una mezcla de foráneos que
amenazaban el país, y de egipcios de ambas partes
del mismo, quienes perturbaban el orden establecido
violando las normas y las leyes. Unos y otros se coloca-
ban al margen de la protección del estado y del faraón.

Los nueve arcos incluían los tres enemigos tradiciona- Los nueve arcos y cautivos en el fondo de las sandalias.
les, libios (thnw), nubios (jwntjw-ztj) y asiáticos (mnt- Tumba de Tutankhamón.
jw-nw-stt), mientras que los restantes cuatro son más (Imagen: Wikimedia Commons).

complicados de identificar. Se trata de hw-nbw, š3tjw, shtjw-jm y pdtjw-šw. Algunos investigadores (WILDUNG,
1982, p. 146, sobre todo), sugieren que serían los pueblos de las tierras mediterráneas, los nubios superiores,
los moradores de los oasis y los nómadas del desierto oriental. Otros, por el contrario (O’CONNOR & QUIRKE,
2003, pp. 12-13; HARTWIG, 2015, p. 161), ofrecen unas identificaciones más tentadoras: pueblo de Hau-nebu;
pueblo de Shat; los habitantes de las tierras de los pantanos de Iamu; y el pueblo del arco (o de la pluma) de
Shu. Durante el período grecorromano el señalamiento de egipcios del Alto país como “Orientales” y los del

20 | Egiptología 2.0
Bajo Egipto como “Sirios” en la lista de los Nueve Ar- en un kiosco canópico; tanto el trono como el kios-
cos en el templo de Edfu, parece sugerir que cuando co estuvieron a menudo decorados con imágenes
Egipto estuvo gobernado por extranjeros, se sintió de extranjeros subyugados (ROEHRIG, 1999, p. 77;
la necesidad de explicar el potencial escenario en el SCHNEIDER, 2010, pp. 145-146).
cual un rey no egipcio sometía a los egipcios. Tales
egipcios fueron, claramente, vistos como alienados Aparte de la representación del faraón, las tumbas
de la sociedad, como verdaderos “foráneos” por sus no regias podían también contener imágenes adicio-
propios crímenes. nales de foráneos, mostrados, a menudo, caminan-
do libremente, trayendo los productos de sus tierras
Los foráneos en representaciones no regias hasta Egipto, bajo la supervisión del faraón y del
propietario de la tumba, en escenas análogas a las
En el periodo arcaico (2950-2545 a.e.c.) y en el Rei- históricas regias. Los egipcios podían ser mostrados
no Antiguo (2540-2120 a.e.c.), los extranjeros eran controlando tales procesiones de foráneos, mientras
representados únicamente en contextos reales. que los extranjeros podían, algunas veces, ser re-
Aunque existen tumbas decoradas de oficiales como presentados atados o llevando esposas de madera
las de Weni y Harkhuf, cuyos textos autobiográficos (SHEDID, 1994, pp. 60-62; NEWBERRY, 1893, p.
describen interacciones con los extranjeros, no hay 110). El propietario de la tumba nunca aparecía so-
representaciones de foráneos en esas tumbas. Los metiéndoles, un rol que continuaba siendo una pre-
no egipcios también se encuentran enteramente au- rrogativa real.
sentes de las tumbas elitescas de Elefantina, región
fronteriza cuya elite estuvo muy a menudo inmiscui- Distintivos genéricos y elementos diferenciado-
da en el comercio foráneo. res

Durante la etapa de conflictos sociales del Primer Las antiguas representaciones de extranjeros son
Período Intermedio (2118-1980 a.e.c.), las gentes notables por su ausencia de distinciones físicas entre
de etnicidades extranjeras comienzan a mostrarse ellos y los egipcios en cuanto a los rasgos faciales.
en las capillas funerarias provinciales, usualmente Ello se ve con claridad en los relieves. Los enemi-
en un contexto de actividad militar (ROEHRIG, 1999, gos representados sobre la Paleta de Narmer tienen
pp. 73-74). En el Reino Medio (1980-1750 a.e.c.), rostros muy similares, en forma y proporción, al del
las representaciones volvieron a ser infrecuentes rey, si bien sus barbas son más profusas. En las re-
en los contextos no regios. Algunas excepciones se presentaciones tridimensionales de cautivos, como
encuentran en provincias, notablemente la tumba en las esculturas de prisioneros atados del complejo
de Khnumhotep II en el cementerio de Beni Hasan, de Pepi II, los rasgos han sido descritos como pro-
en donde se puede observar una procesión de co- pios de foráneos (BORCHARD, 1913, figs. 11, 12).
merciantes levantinos con los ojos pintados (ALLEN, Aunque las características notadas, como las largas
2008, p. 34). narices y los ojos angulados, difieren de los rasgos
de oficiales y faraones durante esos períodos, sola-
Una relevante excepción a la ausencia de foráneos mente se trata de rasgos menos idealizados.
en monumentos no regios en el Reino Antiguo y Me-
dio es la representación de pastores beduinos con- Las caras esculpidas de los cautivos no aparecen
duciendo un toro. Desnudos o casi, y a menudo de idealizadas. No existió, por tanto, la exageración de
una delgadez esquelética, esos aislados beduinos se rasgos no egipcios, cercana a la caricatura racial,
observan en capillas funerarias de tumbas no reales que sí fue propia del Reino Nuevo.
de ambos períodos, tanto en la capital como en las
provincias. Su apariencia sugiere que los beduinos Otra característica distintiva física principal de los no
no fueron vistos como un grupo extranjero durante egipcios, su color de piel, no se atestigua antes de
esas épocas. Como las regiones de los oasis fue- la Dinastía XI. Un fragmento de relieve, que se cree
ron habitados por beduinos desde tiempos remotos perteneció al templo mortuorio de Mentuhotep II,
y gobernados por oficiales egipcios, es probable que muestra como una hilera de cabezas de prisioneros,
tales habitantes fuesen considerados como un sub marcados como foráneos, presentan colores que al-
conjunto de la población egipcia. Nunca aparecen, ternan entre el amarillo (asiáticos) y negros (nubios)
de hecho, en escenas de golpes violentos. (BRITISH MUSEUM, EA, 732; ROBINS, 1987, pp.
94-96, y fig. 95; FISCHER, 1961, p. 45). El color ne-
Un significativo cambio en las representaciones gro para los nubios también está atestiguado en los
del Reino Nuevo es la aparición de extranjeros en modelos de una tropa en madera de arqueros nubios
los contextos no reales, probablemente debido a la de la tumba de Meskhti en Asyut, de comienzos del
aparición del faraón en la decoración de tumbas no Reino Medio (BIETAK, 1985, pp. 28-32 y ss.; FIS-
regias. A menudo el rey era mostrado entronizado CHER, 1961, pp. 76-77; HARTWIG, 2015, p. 165;

Egiptología 2.0 | 21
BORCHARDT, 1913, pl. 1).

Las vestimentas, la forma de la barba y el estilo de los peinados de los extranjeros son distintivos, pero no
dejan de ser más similares a los de los egipcios de lo que lo serán en períodos posteriores. Una sección de
un registro en relieve del templo mortuorio de Sahure (Dinastía V), en Abu Sir, que muestra cautivos atados,
ejemplifica el modo en el que los tres grupos étnicos más típicos (libios, nubios y asiáticos) son representados
en este período.

Relieve con un grupo de prisioneros libios. Templo de Medinet Habu (Imagen: Wikimedia Commons).

Relieve con un grupo de cautivos nubios. Templo de Ramsés II, Abu Simbel (Imagen: Wikimedia Commons).

En general, diversos elementos de la vestimenta libia eran paralelos a los más especializados, y a menudo
reales, elementos de los ropajes egipcios. Por ejemplo, la vaina para el pene se conocía ya desde la iconogra-
fía del Predinástico Tardío, y continuó apareciendo en los dioses en el período arcaico; las bandas de cuentas
que cruzan sobre el pecho eran, a menudo, llevadas por danzantes masculinos y femeninos durante el Reino
Antiguo, así como por bailarines de los jubileos en períodos posteriores.

Los nubios eran distinguidos de los egipcios por su mayor variación en la altura y un color de la piel marrón
oscuro, mientras que los egipcios se mostraban uniformes en su altura (tal vez una alusión al orden dentro de
Egipto), y con un típico color de la piel marrón rojizo. Los faldellines nubios, por su parte, eran más cortos que
los de los egipcios, y en ocasiones, rojos más que blancos.

La representación estereotípica de los nubios ilustra la adopción por parte de este grupo de vestimentas egip-

22 | Egiptología 2.0
cias del Reino Nuevo. Tales ropajes indican un estatus de elite cuando son llevados por egipcios (HARTWIG,
2015, pp. 166-167; SHEDID, 1994, p. 64; O’CONNOR, 1990, pp. 68-73). Usados por cautivos atados sugiere
que esos prisioneros en las escenas genéricas representan la contrapartida de la elite del faraón en esa cultura
extranjera, y no una soldadesca ordinaria.

Un elemento relevante en la vestimenta de los nubios es el cinturón y la faja, ambos conocidos ya desde las
representaciones del Reino Medio, y que pueden aparecer pintados en rojo y con patrones de losanges negros.
Son mostrados con piel muy oscura. En términos genéricos no llevan barba y suelen lucir pendientes de lazos
de oro. Su cabello, a menudo tintado en rojo, puede ser más corto que en períodos anteriores y aparecer ador-
nado con plumas. Se les representa con grandes y redondeados ojos, además de narices cortas.

Las representaciones de los asiáticos también parecen adquirir diferentes marcadores entre el Reino Antiguo y
el Medio. En la mencionada tumba de Khnumhotep II, en Beni Hasan, de finales del Reino Medio, se puede ver
una procesión de comerciantes que visitan Egipto (NEWBERRY, 1893, pl. 32; EPIGRAPHIC SURVEY, 1932;
ALLEN, 2008, pp. 34-35). Los hombres llevan barbas más pobladas pero recortadas.

Representación de una caravana de comerciantes asiáticos (hapiru). Mural de la tumba de Khnumhotep II, hacia
1890 a.C. Beni Hasan (Imagen: Wikimedia Commons).

Durante el Reino Nuevo los asiáticos podían ser mostrados llevando faldellines cortos, a menudo coloreados,
modelados y ornamentados con franjas o borlas. En algunos casos (tumbas de Rekhmire y de Sobekhotep, de
la Dinastía XVIII), se les puede ver con una larga túnica blanca. Son mostrados también a menudo con cabello
largo y ondulado. Aunque ocasionalmente se les puede representar calvos, de modo habitual llevan barba, a
veces larga y poblada. La nariz, larga o corta, es, a menudo, ganchuda.

El principal identificador de enemigos foráneos durante los períodos más antiguos corresponde al contexto en
el cual aparecen (SCHNEIDER, 2010, pp. 144-145: EL AWADY, 2009, pp. 204-205 y ss.). Como los egipcios tu-
vieron menos contactos con foráneos que lo que acontecería posteriormente, y dado que muchos extranjeros lo
eran de tierras cercanas a Egipto, o incluso de Egipto mismo, sus diferencias étnicas y fisiognómicas respecto
a los egipcios fueron menos remarcables y, por tanto, menos enfatizables por los artistas locales. Los contextos
en los cuales los extranjeros fueron representados durante los Reinos Antiguo y Medio fueron, sin duda, menos
estereotipados. Podrían ser mostrados arrodillados, con las manos levantadas en súplica, siendo tomados por
el pelo cuando eran ejecutados en las escenas estándar de golpeo violento, aplastados por el faraón en sus
forma humana o de esfinge, cruelmente atados, con sus manos detrás del cuerpo o sobre la cabeza, o condu-
cidos tirando de ellos por sus ropajes para ser presentados ante el soberano o las deidades (METROPOLITAN,
1999, p. 174; SCHULMAN, 1988, pp. 92-93; HALL, 1986, p. 72).

La representación de las vestimentas de los extranjeros, así como de sus peinados, son bastante diferentes
de aquellos que se podían ver en períodos anteriores. En las muestras del Reino Nuevo los extranjeros son
distinguibles de los egipcios no sólo por sus rótulos y distintos ropajes étnicos y peinados, sino también por sus
característicos rasgos faciales. Los libios siguen distinguiéndose por la mayor complejidad de sus vestimentas y
peinados. A veces, no obstante, se les muestra llevando faldellines, vainas para el pene y bandas en la cintura.
Pueden aparecer con largas fajas cruzadas y grandes collares en forma de Y. A menudo llevan túnicas de co-

Egiptología 2.0 | 23
lores brillantes, modeladas en losanges y abiertas en foráneos, aunque, ocasionalmente, se mostraban
el frente. Su piel es amarillo pálido y suele estar mar- con relevantes marcadores étnicos (SCHNEIDER,
cada con múltiples tatuajes en negro en las piernas 2010, pp. 152-158 y ss.; BAINES, 1996, pp. 93-97
y brazos (O’CONNOR, 1990, pp. 79-80; JÉQUIER, y ss.). Si bien los extranjeros fueron claramente me-
1938, pp. 27 y 28; BAINES, 1996, p. 90). Los ojos jor conocidos y más distinguidos con seguridad en
suelen ser angulados y las narices largas y, a veces, este período, las representaciones genéricas fueron
ganchudas. creciendo de modo formular y estereotipado, repre-
sentándose nubios, libios y asiáticos casi como ca-
Las mujeres son raramente representadas. En algu- ricaturas.
nos casos excepcionales, sin embargo, como en la
mencionada tumba de Rekhmire, las mujeres asiá- Como en los períodos más antiguos, los contextos
ticas llevan faldas ondulantes sobre el mismo tipo reales genéricos en los que se incluían extranjeros
de túnica que usan los varones, y cargan niños en eran las escenas de golpeo y aplastamiento, esce-
cestas sobre sus espaldas. Las mujeres de la elite nas de cautivos foráneos atados y conducidos tiran-
Nubia en la tumba de Huy, por su parte, se mues- do de sus ropajes, sobre todo sobre las bases de las
tran vestidas a la moda de las mujeres egipcias de estatuas regias (SALEH & SOUROUZIAN, 1987, p.
alto rango de este período (EPIGRAPHIC SURVEY, 16; WEATHERHEAD, 2007, p. 123 y ss.). Tales re-
1932, p. 180, pl. 52a). Un particular e interesante de- presentaciones de extranjeros prisioneros se consta-
sarrollo de fines de la Dinastía XVIII es la presencia tan también sobre reposapiés de los faraones, sue-
de la escena femenina del golpeo violento. En ella, la las de las sandalias y suelos de los palacios.
reina es mostrada pisoteando mujeres extranjeras o
aplastándolas, en la forma de esfinge . Las mujeres En uno de los carros de la tumba de Tutankamón las
nubias suelen llevar una falda larga, hasta los tobi- imágenes de extranjeros sometidos y atados se en-
llos, y el pelo corto, mientras que las asiáticas, llevan cuentran sobre las superficies internas del carruaje,
el cabello largo, hasta la cintura. de tal modo que el cuerpo del soberano se inclinaba
contra ellos cuando rodaba. El mensaje no era que
El extranjero en la escenografía histórica los extranjeros fuesen pisoteados, subyugados y hu-
millados, sino que se trataba de que fuese el faraón
Las escenas que parecen mostrar un encuentro en persona quien los pisotease, sometiese y humi-
histórico preciso y específico, pueden representar llase (DESROCHES-NOBLECOURT, 1963, pl. 11,
extranjeros de etnicidades más concretas, probable- 18, 90; LITTAUER & CROUWEL, 1985, pls. 15-22;
mente traídos como bienes mercantiles. REEVES, 1990, pp. 155-156). De un modo semejan-
te, los brazos del trono de la tumba de Tutmosis IV
Con la conquista de los Hicsos durante el comienzo mostraban una esfinge pisoteando sobre una cara y
del Segundo Período Intermedio (1759-1540 a.e.c.) al faraón con el dios Thot y una diosa con cabeza de
y la consecuente expansión del poder egipcio por el leona, Weret-Heka sobre la otra.
occidente de Asia y Nubia, los egipcios se encontra-
ron con extranjeros en un número y variedad mayor Hubo también ahora una mayor cantidad de posibles
que en épocas previas (EL AWADY, 2009, pls. 5 y 9, escenas históricas que representasen extranjeros.
p. 203; LABROUSSE & MOUSSA, 2004, figs. 117, Además de las escenas de expediciones de comer-
118). Mientras los egipcios de períodos anteriores cio (como aquellas al Punt, que son visibles en los
conocieron a los nubios de la Baja Nubia, a las gen- relieves en el templo de Hatshepsut de Deir el-Ba-
tes del Punt, o a los asiáticos de la región del Sinaí o hari, o las escenas que muestran la presentación de
del Levante, durante el Segundo Período Intermedio tributos foráneos a Ajenatón), los artesanos ahora
y el Reino Nuevo (1540-1077 a.e.c.) los ejércitos y representaron batallas con presencia de extranjeros,
los diplomáticos se encontraron de cara con pobla- un nuevo género escenográfico que aparentemen-
ciones más exóticas, tanto más al sur de la Cuar- te comenzó en época de Amosis, a juzgar por los
ta Catarata del Nilo, como en las grandes ciudades fragmentos de relieves descubiertos no hace mucho
del Medio Oriente, caso de Babilonia, Washukkanni, en Abidos (HARVEY, 2001, pp. 78-82). Las múltiples
Asur o Hattusas e, incluso, probablemente, también representaciones de Ramsés II en la batalla de Qa-
en las ciudades del Egeo como Cnosos y Micenas. desh y aquellas de las batallas contra los libios y los
Pueblos del Mar modeladas sobre el templo de Ram-
Los extranjeros viajaban a Egipto y se asentaban allí, sés III en Medinet Habu (ilustración 1) representan
de modo que los naturales sin duda tomaron nota de grupos específicos, bien etiquetados, de extranjeros
sus lenguajes, costumbres y vestimentas caracterís- con vestimentas y apariencias distintivas (EPIGRA-
ticas. Como nuevos residentes en Egipto, en el mo- PHIC SURVEY, 1932).
mento en que eran representados en los monumen-
tos solían distinguirse únicamente por sus nombres Al igual que las escenas semejantes del Reino An-

24 | Egiptología 2.0
Ramsés II en una escena de la batalla de Qadesh, apresando por el cabello a enemigos
(un nubio, un libio y un asiático). Menfis (Imagen: Wikimedia Commons).

tiguo, esas escenas históricas no suponen, necesariamente, seguras representaciones de batallas reales o
acerca de la apariencia verdadera de los combatientes extranjeros (LABROUSSE & MOUSSA, 2004, p. 260).
Las formas más especializadas de extranjeros se ubicaban, ocasionalmente, en los contextos cosmológicos,
como por ejemplo los variados Pueblos del Mar en las escenas más genéricas de Medinet Habu.

Una innovación del Reino Nuevo que comparte características con las escenas históricas y las representa-
ciones más genéricas de foráneos es la presencia de listas geográficas de ciudades conquistadas, con sus
nombres cercados por óvalos mostrando bordes almenados, y encimados con la cabeza y los brazos atados
de un habitante extranjero (REDFORD, 1983, pp. 360-362; BRESCIANI, 1997, pp. 226-227). Algunas veces
se les llama “óvalos de los cautivos”. Los nombres jeroglíficos escritos en esos óvalos dan la apariencia, muy
probablemente falsa, de un hecho histórico, si bien los extranjeros atados tienden a ser fuertemente genéricos.

Conclusión

Las representaciones del “otro” no egipcio en el arte son tanto regias como no reales, esquemáticas como
realistas, históricas y genéricamente propagandísticas. Sin embargo, las alusiones textuales a los extranjeros
tienden a ser casi uniformemente realistas, tanto si el propósito de los textos es para registrar eventos históricos
como si se trata de literatura. Únicamente en las inscripciones reales, a menudo acompañadas de escenas de
batalla propagandísticas, como en las lamentaciones, donde representan el desorden y la inversión de lo real,
los extranjeros adquieren los estereotípicos y esquemáticos roles que se corresponden a las formas de las re-

Egiptología 2.0 | 25
presentaciones artísticas.

Las representaciones de los no egipcios en los contextos no reales tienden a ser positivos, focalizándose, en
la literatura, sobre su papel de asistentes de los egipcios en el extranjero, y en el arte, en su capacidad de traer
cosas maravillosas y exóticas hasta Egipto. En contraste, tanto en los textos reales como en las representa-
ciones estéticas plásticas de esta naturaleza, son considerados como viles y desdichados oponentes cosmo-
lógicos, cuyo apaleamiento y subyugación es necesaria por parte del soberano para garantizar la estabilidad y
resistencia de Egipto.

La pasividad del foráneo respondía a su inevitable sometimiento, pues como genérica metáfora del caos, siem-
pre presente en el delicado equilibrio cósmico, su continuado control se hacía imprescindible para que se man-
tuviera Maat. En un mundo de polaridades contrastantes, necesarias para mantener el equilibrio dinámico, los
egipcios se distinguían de los extranjeros y también se les oponían, en un diálogo que permitía, en el fondo, la
proclamación propagandística del poder del faraón.

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Centro de Investigaciones Filosóficas y Humanísticas
HALL, E.S. (1983). “A Continuation of the Smiting Sce- de la UCAB, además de autor de más de una decena
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26 | Egiptología 2.0
Arte
Alexandra Bast

Los ostraca de Deir el-Medina

Ostracon con la representación de un pato y una mujer portando un Sistro y un menit. Deir el-Medina
(Imagen: Wikimedia Commons).

Quizás, cuando se piensa en un soporte de escritura en el antiguo Egipto nos viene a la mente la figura de un
escriba sentado teniendo sobre sus rodillas un rollo de papiro. Quizás también, se pueda pensar en aquellas
paredes de templos y tumbas donde se puede apreciar, no solo la escritura sagrada, sino también lienzos don-
de se representaban diferentes escenas.

Sin embargo, el resultado visto tanto en papiros como en paredes, solía ser la consecuencia de una práctica
previa, ejecutada en un soporte diferente a estos dos, el ostracon.

Los ostraca

Éstos eran unos fragmentos de piedra caliza o cerámica que podían extraerse de canteras o tumbas en proceso
de excavación. Así sucedía en Deir el-Medina (Tebas), donde los trozos de piedra caliza que se desechaban,
los cuales no eran necesarios tratar previamente, se laminaban siendo muy adecuadas para la escritura.

El nombre por el que los conocemos proviene del griego y según el número (singular o plural), se denomina
de una manera u otra. Así es como para singular utilizamos: ὄστρακον, ostracon, mientras que para el plural
usamos: ὄστρακα, ostraca.

Eran utilizados tanto para escribir textos, como para dibujar. Tanto por aprendices, como por personas ya for-
madas. Para realizar simples bocetos u para obras ya finalizadas. Para practicar sobre escritura o sobre dibujo
o incluso, para llevar a cabo los bocetos de un proyecto.

Deir el-Medina, el pueblo de los artesanos

Egiptología 2.0 | 27
Vista aérea de Deir el-Medina
(Imagen: Wikimedia Commons).

Es allí, en Tebas, lugar idóneo para la extracción de gar, asentando las bases de lo que posteriormente
estas lascas de piedra, donde nos vamos a detener, será un lugar próspero para futuros enterramientos.
en el pueblo llamado Set-Maat, el lugar de la Verdad,
el pueblo de los artesanos o mas conocido como A partir de entonces, será cuando se considere la
Deir el Medina. idea de tener un séquito fijo de artesanos expertos
para la construcción y decoración de las tumbas rea-
Es allí, en el basurero de la ciudad de los artesanos, les, ya fuese en el Valle de los Reyes o en el de las
donde se han hallado una muy buena cantidad de Reinas. De esta idea y con la pretensión de guar-
ostraca, con una temática variada y valiosa, ya que dar discreción acerca del alojamiento de las nuevas
gracias a ellos podemos saber un poco más sobre el moradas eternas, nace la decisión de alojar a estos
proceso de ejecución de un artista o un aprendiz de artesanos en las cercanías de su lugar de trabajo.
escriba, pero también nos aporta conceptos sobre la
vida administrativa e incluso privada de las gentes Deir el-Medina tuvo su época de esplendor durante
del lugar. el gobierno de Seti I y Ramsés II, abandonándose
en época de Smendes I, en torno al 1070-1044 a.C.
Pero, antes de detenernos en estos fragmentos, Posteriormente, tuvo un segundo resurgimiento en
analicemos las peculiaridades de esta ciudad. época Ptolomaica, pero nunca llegó a ser tan prós-
pero como en época Ramésida y se terminó abando-
El Lugar de la Verdad nace en época de Tutmosis nando de nuevo.
I (1504-1492 a.C.), después de que este decidiese
alejarse de las enormes pirámides como lugar de Los ostraca, una fuente para conocer mejor el
descanso eterno, para buscar un lugar más recóndi- mundo del escriba y del artesano
to para tal fin. El arquitecto de su tumba fue Ineni y el
lugar elegido, el Valle de los Reyes. Y allí estaba Tut- Estos fragmentos que a priori pueden resultar insig-
mosis I, el primer rey enterrado en este valle e Ineni, nificantes, por el contrario, guardan una información
primer arquitecto en diseñar una tumba en este lu- muy valiosa, ¿por qué? Los ostraca eran conside-

28 | Egiptología 2.0
rados borradores donde, entre otras cosas, tanto el escriba como el artista, podían dejar vagar su imaginación,
ya que no estaban frente a un papiro (soporte de escritura utilizado tan solo para los documentos más concretos
debido a su alto coste).

Una de las peculiaridades del pueblo de Deir el-Medina es que gran parte de sus habitantes sabían leer y es-
cribir, por lo que los ostraca hallados son todavía más ricos en información, ya que se han encontrado lascas
con información un tanto curiosa del día a día, como recibos de compra, cartas, cotilleos entre vecinos o notas
de lavandería.
También se han hallado otros ostraca con contenido
un tanto más formal, que ofrecen un amplio abanico de
documentación sobre trabajos que se han puesto en
marcha, disputas locales, listas de provisiones o inclu-
so, algunos, que han ayudado a hacernos una idea del
sistema educativo en las escuelas.

Por otro lado, en los ostraca artísticos, vemos peculia-


ridades tales como: bocetos previos a la realización de
un plano de una tumba o la cuadricula empleada para
ejecutar con precisión la decoración en un lugar, esce-
nas de vida cotidiana o incluso, ostraca donde dejaban
vagar toda su imaginación otorgándole, en ocasiones,
notas un tanto satíricas.

Literatura y enseñanza

Gracias a algunos de estos fragmentos sabemos que


los aprendices utilizaban ciertos textos que le ayudaban
a avanzar en su aprendizaje.

En relación a esto, se han encontrado cientos de ostra-


Ostracon detallando la entrega de provisiones. Reino ca que reúnen una serie de disciplinas diferentes: car-
Nuevo (Imagen: Los Angeles County Museum of Art). tas, encabezamientos, saludos, despedidas que se ade-
cuaban a cada tipo de persona a la que fuese
dirigido. También, epistolarios, fraseología, na-
rración, aritmética o misceláneas.

Uno de estos textos tan presentes en ostraca,


es el conocido por Kemit, un ejemplar com-
puesto por cartas modelo, expresiones y textos
sapienciales organizados en líneas verticales.

No se tiene muy claro el porqué de la elección


de este texto. Sin embargo, se intuye que dada
su facilidad de lectura, sencillez en la compren-
sión del texto y su distribución escrita, era un
texto idóneo para el aprendizaje.

Relatos

Si seguimos en la línea de ostraca con texto,


no nos podemos olvidar de los relatos litera-
rios.

Un ejemplo de esto es la famosa Historia de


Sinuhé, un relato que se ha conservado en
5 papiros y 25 ostraca (todos ellos de época Ostracon hallado en la tumba de Sennedjem (artesano local) con
carta privada y parte de la Historia de Sinuhé. Museo egipcio de El
Ramésida, entre la XIX y XX dinastía).
Cairo (Imágenes: Wikimedia Commons).

Egiptología 2.0 | 29
Por todos los restos conservados, se sabe que fue Si nos acercamos al mundo artístico, entendemos
un texto muy utilizado en las escuelas durante el Rei- que para un antiguo artista egipcio, un ostracon era
no Medio y Nuevo. como un boceto de dibujo, donde el artista, experto
o aprendiz, realizaba sus prácticas y además, daba
Los textos literarios empiezan a ser famosos a partir rienda suelta a su imaginación.
del Imperio Medio, y la Historia de Sinuhé, tiene la
particularidad de ser considerada como una de las Los ostraca hallados muestran bocetos previos o ya
obras que marca el origen de la literatura egipcia. terminados, normalmente escenas peculiares que se
desvían del canon y estilo egipcio que, a priori, esta-
Una de las novedades que nos trae este cuento es mos acostumbrados a ver en templos y tumbas.
que está narrado en primera persona y es considera-
do el primer relato de autor. Además, está escrito en Por ejemplo, en la tumba de Irynefer, nos encontra-
egipcio medio (lengua clásica por excelencia) siendo mos con un ostracon donde se puede ver al artesano
un gran ejemplo para ver la evolución de la lengua en una escena de vida cotidiana, sentado sobre una
egipcia. piedra, con dos cuchillos en las manos, frente a una
mesa con panes.
Un ostracon hallado en la tumba de Sennedjem,
(artesano de Deir el-Medina) es un ejemplo de esta
copia tan repetida. Roto en dos partes, un lado con-
tiene la Historia de Sinuhé, mientas que el otro, una
carta privada.

El ostracon que hoy se conserva en el Ashmolean


Museum de Oxford, es otro ejemplo. Este es un tanto
más peculiar, ya que es uno de los ostraca más com-
pletos con esta historia y además, se puede apreciar
un verdadero ejercicio de escriba, escrito en hieráti-
co, con la presencia de errores durante la escritura.

Bocetos artísticos

Gato guiando a gansos. Reino Nuevo, Museo egipcio de


el Cairo (Imagen: Pablo Santos).

Los ostraca de contenido satírico son uno de los que


más llaman la atención, precisamente porque se
desvía del estilo al que estamos acostumbrados.

En este tipo de ostraca normalmente se ven a ani-


males en actitud cómica, a veces tornándose los pa-
peles, como un gato abanicando a un ratón con indu-
mentaria faraónica, o a un ratón jugando o incluso, a
un gato guiando a un séquito de gansos.

Como vemos, estos ostraca son los que mejor defi-


nen la gran imaginación de la que estaban dotados
estos artesanos.

Uno de los ostraca más bellos encontrados en este


pueblo es el famoso ostracon de Turín. En él se
representa a una bailarina ejecutando una pirueta
acrobática.
Ostracon de la tumba de Irynefer (artesano local).
Reino Nuevo, Museo del Louvre
(Imagen: Wikimedia Commons). Sabemos que la presencia de esta figura era muy

30 | Egiptología 2.0
Bailarina de Turín. Reino Nuevo, Museo egipcio de Turín (Imagen: Xavier Masnou Planes).

importante en el antiguo Egipto, ya que tanto las bai- mientas de su denunciante, sino también una vasija
larinas, como la música, eran imprescindibles duran- ritual del templo de Amón, por lo que no solo atañe a
te las festividades religiosas y rituales funerarios. un robo, sino que se consideraba también un sacri-
legio. Este suceso se considera tan importante, que
Este ejemplo es una muestra inequívoca de que los el tribunal del Lugar de la Verdad, creyó conveniente
egipcios sabían dibujar perfectamente, saliéndose que fuese el visir quien tomase cartas en el asunto.
del canon ideal que estaban obligados a ejecutar du-
rante su jornada, aplicando, incluso, sombras sobre Por otro lado, también nos encontramos con ostraca
la piel. que comentan transacciones comerciales. En ellos
vemos otro lado del pueblo de Deir el-Medina, en el
Huelgas, causas juzgadas, transacciones comer- que nos acercarnos a la vida cotidiana, a la manera
ciales y amuletos de proceder en una transacción o a los problemas
que se pueden encontrar en el transcurso de un in-
Es en Deir el-Medina donde se documenta la primera tercambio.
huelga de la historia y es en otro de estos fragmen-
tos donde se documenta tal hecho. En él se cuenta En uno de los ostraca, se observa como las mujeres
cómo en época de Ramsés III, los artesanos del Lu- podían realizar transacciones sin problema y ade-
gar de la Verdad se ponían en huelga porque no se más, a hacer una serie de intercambios con cual-
les pagaba como era debido. Después de muchas quier bien de su propiedad.
quejas al encargado y ver que este no ponía solución
a sus reclamos, deciden ponerse en huelga hasta Por último, pero no por ello menos importante, se
conseguir lo que les pertenecía. han hallado ostraca que contienen una especie de
hechizos, los cuales se cree pudieron actuar como
Si seguimos con conflictos, es interesante un ostra- una especie de amuleto de protección, por las pala-
con que nos habla de la manera de proceder en el bras que se escribían y por el poder de la escritura
qenbet o tribunal de Tebas. Éste cuenta cómo el tri- en sí.
bunal de los artesanos del Lugar de la Verdad, tuvo
que llevar a cabo la investigación de una denuncia Otros ostraca por el estilo, demuestran que los miem-
de un tal Nebnufe hacia Heria, una ciudadana, por bros de Deir el-Medina estaban bien asistidos médi-
haberle robado unas herramientas. camente, puesto que recibieron asistencia médica a
base de tratamientos, encantamientos y magia.
También nos cuenta la manera de proceder en es-
tos casos y cuántos miembros formaban el tribunal y En conclusión, a lo largo de este artículo, hemos visto
además, vemos cómo a lo largo de la declaración, no algunos ejemplos de ostraca. Sin duda, son muchos
solo se descubre que Heria había robado las herra- y muy variados, cada uno contando una historia dife-

Egiptología 2.0 | 31
rente e igual de interesante. Una historia que suma a la hora de montar las piezas de un puzle y descubrir el
modo de vida de este pueblo. Por ello, no podemos dejar de admirar la gran importancia que poseen estos
fragmentos para la Historia de Egipto.

Toros de lidia. Reino Nuevo, Metropolitan Museum of Art (Imagen: Metropolitan Museum of Art, New York).

Bibliografía Sobre el autor

B. LLOYD, A. (2010). A companion to Ancient Egypt Licenciada en historia del arte con la especialidad en
vol.1. Wiley- Blackwell. Oxford. historia del arte antigua y medieval y protección del
patrimonio cultural. Además, se dedica a la ilustración
CERVELLÓ AUTORI, J. (2015). Escritura, lengua y y creación de infografías, cualidad que complementa
cultura en el Antiguo Egipto. El espejo y la lámpara. con su formación en historia del arte.
Edicions UAB. Bellaterra.
Desde que tiene uso de razón adquiere especial inte-
LABOURY, D. (2013). De l’individualité de l’artiste rés y cariño por el país de Kemet, lugar que la motiva
dans l’art égyptien. L’art du contour. Le dessin dans e influye a la hora de crear la mayoría de sus ilustra-
l’Égypte ancienne. Louvre éditions. París. ciones, las cuales, siempre contienen pinceladas de
Pasado.
MANNICHE, L. (1994). El arte egipcio. Alianza. Ma-
drid. Además, colabora con diferentes entidades y blogs
culturales, como redactora, ilustradora e infografista.
T.G.H., JAMES. (2004). El pueblo egipcio: La vida co-
tidiana en el Imperio de los faraones. Crítica. Barce- https://alexandrabast.wordpress.com
lona.
https://www.facebook.com/crealexandrabast/?fre-
PARRA ORTIZ, J. M. (2016). Eso no estaba en mi libro f=ts&locale=es_ES
de Historia del Antiguo Egipto. Almuzara. Madrid.
https://twitter.com/alexilustra
PARRA ORTIZ, J. M. (2014). La historia empieza en
Egipto. Eso ya existía en tiempos de los faraones. Crí- https://www.instagram.com/alexilustra
tica. Barcelona.

PARRA ORTIZ, J. M. (2015). La vida cotidiana en el


Antiguo Egipto. La esfera de los libros. Madrid.

32 | Egiptología 2.0
Religión
Aroa Velasco

Osiris y Anubis, ¿dioses de la


muerte?
Uno de los temas que más atraen al gran pú-
blico es el de los dioses de la muerte del antiguo
Egipto. Un nombre que suele ser más llamativo
y sensacionalista que real. ¿Un dios de la muer-
te egipcio? Si, todos conocemos a dos, Osiris y
Anubis, pero ¿cuál es la real diferencia entre estos
dos? ¿Se les puede llamar dioses de la muerte?
En esta pequeña introducción vamos a hablar de
este par de dioses, muy conocidos por todos, más
en profundidad.

Osiris

Osiris es una de las divinidades más populares


del panteón egipcio, aunque no por ello es de las
mejores conocidas. Aún hoy los investigadores te-
nemos numerosas preguntas sin respuestas para
esta divinidad, cuyos orígenes se remontan al Rei-
no Antiguo.

No conocemos con certeza su origen ni su fecha


de introducción en la mitología real (a pesar de
que su mito, que luego veremos, es el mejor cono-
cido). No existe ninguna representación suya en
el periodo predinástico, ni siquiera en las primeras
dinastías. La primera referencia que tenemos a su
Osiris, Anubis y Horus. Tumba de Horemheb nombre constatada se encuentra en una mastaba
(Imagen: Wikimedia Commons). de Guiza, la perteneciente a la hija de Khaefra,

Hemet Re, y que está fechada a finales de la IV dinastía / principios de la V dinastía. Es aquí donde se le cita
como receptor de un contexto funerario.

Se le representa como una figura momiforme, vestida con un lino blanco y con atributos reales como el cayado,
el flagelo y las coronas. En ocasiones aparece con el falo erecto, matizando su aspecto de fertilidad de la tierra.

Osiris como rey

Además, Osiris es una divinidad con múltiples aspectos, siendo muy difícil conocer también su verdadera esen-
cia. Para poder conocerle mejor, lo más sencillo es dirigirnos hacia el mito de la realeza. Este mito, uno de los
mejores conocidos del antiguo Egipto nos relata la muerte y consecuente resurrección del dios y aunque es
aludido en numerosas ocasiones en textos e imágenes del Reino Antiguo en adelante, no tendremos el texto
íntegro hasta el siglo II d.C. con Plutarco.

Como he comentado se trata de un mito de la realeza, porque Osiris era el primogénito de Geb y Nut, los dio-
ses de la tierra y el cielo respectivamente, y hermano de Isis (que fue también su esposa), Seth y Neftis. Al ser
el primogénito heredó el derecho a gobernar la tierra de Egipto. Este ‘‘reinado’’ lo tenemos en la Lista Real de
Turín, en donde la tradición de la realeza nos habla del gobierno de una sucesión de dioses: Ptah, Re, Shu,

Egiptología 2.0 | 33
Geb, Osiris, Seth y Horus. Por supuesto se trata de reinados ficticios y más ligados con la religión que con el
gobierno estatal.

Es de destacar que las fuentes nos hablan de que este reinado ‘‘mítico’’ de Osiris fue muy boyante. Una de
estas fuentes es la estela de Amenmose, (XVIII dinastía), actualmente en el Museo del Louvre (C286). En este
documento, el reinado de Osiris aparece como uno de los más prósperos, con las aguas del Nun controladas
y con todos los dioses respetándole a él y a su reinado. Estamos ante una edad de oro con Isis y Osiris como
gobernantes. También se nos retrata al dios como invencible, destructor de los enemigos. En el mismo texto
nos encontramos con una incongruencia pues a pesar de ser invencible, nos aparece Isis buscando su cuerpo,
omitiendo toda la parte de su asesinato por parte de Seth, y usurpación del trono, que es el mito que todos co-
nocemos y al que luego volveremos.

Durante su reinado, el dios enseñó a los hombres


el código de leyes, cómo adorar a los dioses, y las
técnicas y conocimientos de la agricultura, la base
de la economía egipcia durante toda su historia.

Es por ello por lo que Osiris sea principalmente un


dios agrario, y a la vez un dios del renacimiento,
¿cómo? Para entenderlo mejor nos vamos a los
Textos de los Sarcófagos, en donde a Osiris se
le identifica con el grano y el trigo, como símbo-
lo de la semilla que muere pero renace en forma
de espiga. De esta manera, Osiris representa el
renacimiento de la tierra. De ahí que en numero-
sas ocasiones se le representa con la piel verde,
de vegetación, o negra, como se tiñe la tierra del
valle cuando las aguas de la crecida se retiran de-
positando el limo que aporta ese color negro a la
tierra, y que permite la fertilización natural de los
campos para la agricultura (de ahí viene también
el nombre de Kmt, ‘‘tierra negra’’, como se llama
a Egipto). En otro documento, el Papiro Chester
Beatty se dice que Osiris “es el que hace crecer el
trigo y la cebada”.

¿Por qué se le conoce como el dios de los


muertos?

Todo lo anterior se entrelaza con el mito de la rea-


leza al que ya nos hemos referido anteriormente.
Como he comentado, Seth, su hermano, asesi-
na a Osiris y usurpa su trono. Isis, su hermana y
esposa busca su cuerpo y lo recupera; mediante
su magia le revive lo justo para concebir un hijo,
Horus, que luego vengará la muerte de su padre.
Mientras Osiris se convierte en el primer dios que
muere y resucita para vivir en el Más Allá. La tum- Estela Amenmose. XVIII dinastía, Museo del Louvre
ba del dios se encontraría en Peqer, en la región (Imagen: Wiki Art).

conocida como Umm el-Ga´ab o ‘‘Madre de los cacharros’’, debido a la enorme cantidad de cerámica que se
acumula como ofrendas al dios.

El dios desciende a Duat para reinar allí como su señor, y de esta manera ofrece una esperanza de continuidad
de la existencia de cada persona con el milagro de su resurrección de entre los muertos, siendo su gobernante.
Mientras tanto, su hijo y primogénito, a quien ha pasado la realeza, Horus, gobierna sobre los vivos en la tierra.

De ahí que lo llamemos mito de la realeza, porque nos está justificando al faraón sobre el trono como Horus.
Este mito intenta resolver el problema de la sucesión por la legitimación.

34 | Egiptología 2.0
Osiris. Libro de los Muertos de Hunefer, 1275 a.C.
(Imagen: Steven Zucker). Egiptología 2.0 | 35
Y es justo cuando tenemos a Osiris
muerto y resucitado, cuando más re-
lación tiene con la realeza y con la di-
vinidad del rey muerto (un concepto
más fácil de explicar que la divinidad
del rey vivo). El culto al rey muerto
está atestiguado desde periodos
tempranos y continúa a lo largo de
la Historia de Egipto, y como primera
muestra tenemos los Textos de las
Pirámides, en donde se identifica al
rey muerto con una variedad de dio-
ses, siendo los más importantes Osi-
ris y Re.

Estas dos divinidades simbolizan


dos aspectos distintos de la religión
funeraria, a saber: el ctónico, de Osi-
ris, y el solar de Re; y ambos refle-
Téxtos de las pirámides en la pirámide de Teti jan las dos medidas de la eternidad,
(Imagen: Wikimedia Commons). resurrección de un ciclo lineal infinito

(Osiris) y otro cíclico de renacimiento (Re).

¿El dios de los muertos para todos?

Pero Osiris no sólo es el dios de la resurrección para el rey, también alcanza a otros egipcios. Este fenómeno
solo aparece una vez que los Textos de los Ataúdes empiezan a ser escritos (seguramente a finales del Reino
Antiguo), siendo los encantamientos funerarios disponibles para la alta nobleza. A partir de este momento los
encantamientos de las transformaciones divinas y las identificaciones están disponibles para más gente que
puede aspirar a una vida en el Más Allá. Es ahora cuando los nombres de los difuntos son precedidos por el de
Osiris, como “Osiris N”, siendo N el nombre del difunto en cuestión. Durante este periodo muchas característi-
cas del enterramiento ritual real se asimilan, como por ejemplo que el difunto reciba la protección de Nut, Isis,
Neftis y Anubis, deidades que juegan un papel importante en el mito osiriano.

Esta llamada “democratización” del Más Allá tiene más alcance aun cuando en el Reino Nuevo aparece el Libro
de los Muertos, que es a su vez una derivación de los Textos de los Ataúdes. Estos encantamientos son más
baratos y asequibles para una mayor audiencia. Los antiguos egipcios comienzan a apropiarse de prerrogativas
que antes eran solo reales.

Anubis

De nuevo estamos ante un dios con un pasado desconocido e incierto. Su parentesco es una mezcla de tra-
diciones. Primeramente nos lo encontramos en los Textos de las Pirámides, en donde posee dos madres: la
diosa felina Bastet y la diosa bovina Hesat; además aparece como padre de la diosa serpiente Kebehut, quien
le asiste en la purificación del difunto.

En fuentes posteriores se dice que Anubis es hijo de Neftis con Re, Osiris o Seth (dependiendo de la fuente).
Según Plutarco Anubis era hijo de Neftis y Osiris pero Isis le crio como un hijo suyo propio. En otro texto demó-
tico, este dios aparece como hijo de Osiris e Isis-Sekhmet.

¿Un dios chacal?

Lo que si tenemos claro es su forma: se le representa como un chacal o como un hombre con cabeza de este
animal (sobre todo hacia el Reino Nuevo). Normalmente el dios aparece descansando sobre un cofre con las
piernas delanteras extendidas y su cola colgando. En su garganta suele llevar un collar o una venda normal-
mente roja; también suele portar el cetro nejej, símbolo de autoridad, o el cetro sejem que indica poder.

Pero ¿qué es un chacal? ¿Por qué se eligió este animal para este dios? Un chacal es un mamífero cánido que

36 | Egiptología 2.0
Anubis. Libro de los Muertos de Hunefer, 1275 a.C.
Egiptología 2.0 | 37
(Imagen: Steven Zucker).
en Egipto tiene el lomo negro, muy parecido al lobo, depredador de pequeños mamífero y carroñero, llegando a
desenterrar y alimentarse de cuerpos muertos. Suele estar activo al anochecer en el desierto, un momento muy
crucial para los antiguos egipcios, pues durante la noche las fuerzas del caos eran más patentes.

Los antiguos egipcios que eran muy obser-


vadores, decidieron asociar el chacal y otros
cánidos salvajes al ámbito funerario. Sus há-
bitos alimenticios y su comportamiento bioló-
gico como el hecho de vivir en el desierto (el
límite entre el mundo de los vivos y los muer-
tos) sentaron las bases de una interpretación
simbólica-religiosa. El carácter carroñero de
los cánidos salvajes presenta una ambigüe-
dad con respecto a su función protectora en
el tránsito al Más Allá. Se trata de una domes-
ticación de las fuerzas destructivas de la na-
turaleza. De esta manera, Anubis se colocó
como la principal figura protectora de los di-
funtos y el guardián de las necrópolis, que se Anubis. Época Tardía, Museo Arqueológico de Florencia
situaban en el desierto. (Imagen: Wiki Art).

Tenemos otros dioses con forma de chacal que pueden ser ocasionalmente confundidos con Anubis si no están
debidamente nombrados. El más importante es Upuaut, de quien se dice que pudo ser en sus orígenes una de
las diversas personalidades de Anubis y que con el tiempo logra independizarse de este. Otros investigadores
opinan que Upuaut fue desde el principio una divinidad independiente de Anubis con quien tuvo puntos de con-
tacto con la función funeraria. Upuaut en los Textos de las Pirámides es el que guía al faraón en su ascenso
hacia las estrellas, y también se le relaciona con la ceremonia de apertura de la boca que luego veremos.

Anubis, dios funerario y “señor de los secretos”

Anubis era el principal dios funerario de los antiguos egipcios, aspecto apreciable en sus numerosos epítetos,

como por ejemplo “aquel que está sobre la montaña”


(es decir, la necrópolis), “señor de la tierra sagrada”
(de nuevo la necrópolis), “enterrador”, “aquel que
está en el lugar del embalsamamiento” o “el que está
al frente de los occidentales” (los difuntos).

Como ya he comentado, su presencia la tenemos


constatada en el Reino Antiguo con los Textos de las
Pirámides, donde aparece como juez de los muer-
tos. Sin embargo, con el auge del dios Osiris a partir
del Reino Medio, Anubis pasa a formar parte del mito
osiriano perdiendo importancia y pasando a ser el
inventor de la momificación para preservar el cuerpo
de Osiris; además se convertirá en guía, juez y pro-
tector de los difuntos. Estos serán otros de sus as-
pectos que, como podemos ver, todos están ligados
al mundo funerario.

Otro de los títulos de Anubis se refería a su papel


como embalsamador, “Señor de los secretos”. El
dios chacal era el encargado del vendaje de la mo-
mia, y así lo podemos ver en el proceso de momifica-
ción: un sacerdote con máscara de Anubis, portando
algún instrumento de momificación (sobre todo ja-
rras de aceites) e inclinado sobre la momia.
Apertura de la boca. TT359
(Imagen: Wikimedia Commons). Este dios también tenía una importancia crucial en

38 | Egiptología 2.0
el ritual conocido como de apertura de la boca, en donde tenemos de nuevo al sacerdote enmascarado, ayu-
dando en este ceremonial al sujetar a la momia, mientras el sacerdote le aplica una azuela para “abrir” ritual-
mente los sentidos del difunto. Este ritual era un momento trascendental para el tránsito del difunto y que se
llevaba a cabo en la entrada de la tumba, una vez la procesión había llegado, marcando a su vez el inicio del
enterramiento del cuerpo como preludio de una nueva fase de su existencia. La ceremonia, una de las más po-
pulares y reconocibles de la liturgia egipcia la tenemos en numerosos papiros del Reino Nuevo, y mediante su
realización el ka del difunto adquiría la capacidad de cobrar vida a través de la toma de contacto con diversos
objetos litúrgicos y una serie de ensalmos. Así el difunto podría renacer en el inframundo.

Por último, y después de ayudar en la momificación, Anubis acompañaba al difunto hacia la Sala de la Verdad y
la Justicia, en donde tenía lugar el juicio de Osiris. Anubis era el encargado de colocar el corazón en la balanza,
acto que tenemos ilustrado en la viñeta 125 del Libro de la Salida al Día (mal llamado Libro de los Muertos).
Si en el pesaje, el corazón era más ligero que Maat, significaba que el difunto no había cometido ningún mal
acto en su vida, pudiendo “vivir” en el Más Allá para siempre. Si por el contrario, el corazón pesaba más que la
pluma, la monstrua Ammit devoraba su corazón, dejando de existir para siempre.

Conclusiones

Nos encontramos ante dos dioses que tienen una relación indiscutible con el ámbito funerario, aunque de
manera distinta y complementaria. No hay que olvidar que estos dioses evolucionan con el tiempo, variando y
matizando sus aspectos a medida que la democratización del Más Allá es más latente. Gracias a este cambio,
ambos dioses se reparten sus papeles y funciones quedando una mejor organización del aspecto funerario en
la mentalidad egipcia.

Sin embargo, personalmente no los llamaría dioses de la muerte, pues como hemos visto, Osiris es un dios de
aspecto real, agrario y de resurrección, mientras que Anubis es el embalsamador. Ambos tienen relación con la
muerte pero la intención de los antiguos egipcios era vivir en ese Más Allá. Ellos no concebían la muerte como
el final, sino como el principio, una vida incluso mucho mejor para algunos.

Bibliografía Sobre el autor

ALTENMÜLLER, B. (1975). ‘‘Anubis’’. En Lexikon der Nació en Madrid en 1986. Es licenciada en Historia,
Ägytologie, 1: 327-333. con un máster interuniversitario en Historia y Ciencias
de la Antigüedad, especialidad Egipto y Oriente anti-
MOLINERO, M. A. (1998). Realeza y concepción del guos, y actualmente doctorándose en la Universidad
universo en los Textos de las Pirámides, Tesis docto- Autónoma de Madrid. Enamorada del país de Kemet
ral. Departamento de Historia Antigua de la Facultad desde pequeña, es titulada en lengua y escritura jero-
de Geografía e Historia, UCM. glífica por el Seminario George Posener, y ha escrito
numerosos artículos para revistas nacionales e inter-
SHAFER, B. E. (ed.), (1991). Religion in Ancient Egypt. nacionales.
Gods, myths, and personal practice. Cornell University
Press. Ithaca and London. Desde Enero de 2014 dirige el proyecto Papiros Per-
didos, con el propósito de acercar el Antiguo Egipto de
TAYLOR, J. H. (2001). Death and the Afterlife in An- una manera amena, divulgativa y científica, llevando a
cient Egypt. British Museum Press. Slovenia. cabo un enorme trabajo de investigación y documen-
tación, clave para la elaboración de una Historia para
todos.

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Egiptología 2.0 | 39
Vida cotidiana
Hipólito Pecci Tenrero

Algunas pinceladas sobre el


universo sexual egipcio
Con la entrada de las tropas de Napoleón en Egipto (1798-1801) se abría, gradualmente, un nuevo mundo
para los ojos occidentales.

Los misterios y secretos del Valle del Nilo iban a brotar en toda su plenitud, siendo plasmados por los científi-
cos que acompañaban a la expedición militar francesa, en número de doscientos aproximadamente, los cuales
aglutinaron todos sus estudios y observaciones, mapas e imágenes, en una inmensa obra llamada “Description
de l’Égypte”, además de realizar descubrimientos tan trascendentales como la piedra Rosetta, hallada por un
soldado que integraba el destacamento comandado por un oficial de apellido Bouchard, en julio de 1799 cerca
de la localidad homónima, y que serviría a Jean-François Champollion (1790-1832) para descifrar la escritura
jeroglífica.

A partir de este periodo, la fascinación por el Antiguo Egipto se desbordó, y esta atracción llevó a muchos euro-
peos acomodados a visitar, e incluso establecerse en el país, dando pie a la aparición de excavaciones privadas
y al surgimiento de un ingente comercio de reliquias, entre ellas, el tráfico de momias, piezas clave, en muchos
casos, de las veladas en el Viejo Continente, cuyo acto final consistiría en su desvendado ante la mirada bo-
quiabierta, estupefacta, de los asistentes.

Si bien, las más desafortunadas, acabarían sus días sirviendo para menesteres menos “científicos”.

Napoleón ante la Esfinge, 1868 (Imagen: Jean-Leon Gerome).

40 | Egiptología 2.0
Es así, como a lo largo del siglo XIX Egipto se convir- antaño el Cuartel de la Montaña, es decir, en la Mon-
tió en un gran mercado de antigüedades, suministra- taña del Príncipe Pío, en el Parque del Oeste, junto
dor de obras de arte a museos europeos, y a algún al Paseo del Pintor Rosales.
que otro personaje adinerado con pocos escrúpulos,
pero también vio nacer una nueva ciencia, la Egip- En los últimos años la Egiptología se ha creado un
tología moderna, en la que arqueólogos y estudio- gran espacio en nuestro país, por una parte, gracias
sos, e igualmente algunos individuos no tan “doc- a la impartición de estudios relacionados con la His-
tos”, Giovanni Battista Belzoni (1778-1823), Ippolito toria egipcia en las universidades, y por otra, por la
Rosellini (1800-1843), Richard Lepsius (1810-1884), labor de entidades tanto públicas, caso del Consejo
Luigi Vassalli (1812-1887), Auguste Mariette (1821- Superior de Investigaciones Científicas, como priva-
1881), Gastón Maspero (1846-1915), o William Mat- das, por ejemplo el Instituto de Estudios del Antiguo
thew Flinders Petrie (1853-1942) entre otros, se afa- Egipto, que se encuentran realizando investigacio-
naron por recopilar y descubrir la historia del país nes y excavaciones arqueológicas, además de las
de los antiguos faraones, trabajos e investigaciones colecciones existentes en museos como el Museo
que alcanzaron su clímax en 1922, cuando Howard Arqueológico Nacional o el Museo Egipcio de Bar-
Carter logró su objetivo aquella mañana del cuatro celona.
de noviembre, localizando los restos de un rey poco
conocido hasta el momento, Tutankhamón, cuya Gracias a todo este conjunto de comunidades y or-
tumba inviolada (KV62) suministró un fantástico ganismos, el acercamiento al Antiguo Egipto es con-
ajuar compuesto por espléndidas piezas, entre ellas siderablemente más asequible a día de hoy, el in-
carros desmontados, arcos, bastones, abanicos o un terés sobre monumentos, pirámides, etc., es mucho
trono de oro en el que aparece la pareja formada por mayor dentro de la sociedad, y el conocimiento de la
la figura sedente del monarca, situada frente a su historia, la religión, los monarcas, se encuentra más
hermanastra y esposa Akhesenamón. extendido.

Paralelamente, y ante el aluvión turístico, junto a los Sin embargo, existe una faceta vital, trascendental
trabajos de excavación se iba tomando conciencia en las relaciones personales, que, hasta el momen-
sobre la necesidad de salvaguardar los monumen- to, y sorprendentemente, ha pasado un tanto desa-
tos, de tal forma que algunos investigadores plan- percibida, ya que se ha hecho poco hincapié en ella,
tearon la necesidad de instituir entidades dirigidas bien por falta de datos, de documentación, o bien por
a estos fines, labor que puso en práctica Amelia ser un aspecto un tanto peliagudo, matiz embara-
Edwards (1831-1892) junto a Reginald Stuart Poo- zoso del espacio cotidiano para los investigadores,
le (1832-1895), fundadores de la Egypt Exploration tanto del siglo XIX, como de la primera mitad de la
Fund en 1882, y que tras la Gran Guerra cambiaba centuria siguiente, y no es otro que la vida sexual de
su denominación, pasando a conocerse como Egypt los antiguos moradores de Kemet.
Exploration Society.
La percepción del erotismo
Lo cimientos ya se habían proyectado para que el fe-
nómeno del antiguo Egipto se extendiera por el con- La noción de Egipto como una cultura monolítica
tinente europeo, no obstante, con diferente grado de es difícil de sostener, pues los habitantes que se
impregnación, pues mientras en países como Ingla- asentaban en el Valle durante el Reino Antiguo, es
terra o Francia la tradición egiptológica, como se ha muy posible que tuvieran algunas conductas dife-
visto, se había ido desplegando durante todo el siglo renciadas de los pobladores del Imperio Nuevo, por
XIX, en otros, como España, su conocimiento, sal- ejemplo, ya que entre ambas comunidades existía
vo algunos casos puntuales, no ha tenido suficiente una distancia cronológica de un milenio aproxima-
impacto mediático hasta la segunda parte del siglo damente, de tal forma que esta separación entraña-
XX, sobre todo, con la creación del “Comité Espa- ría un desconocimiento, una caída en el olvido de
ñol para el salvamento de los tesoros arqueológicos costumbres enterradas en el tiempo, y que pudieron
de Nubia” (Martín Valentín), que a partir de 1960, y ser, poco a poco, relegadas, hasta desaparecer de la
dirigido por el Profesor Martín Almagro Basch, parti- esfera tradicional. No obstante, se puede afirmar que
ciparía en el rescate de varios monumentos, trabajos es un proceso normal, pues tan solo baste decir que,
continuados por diversos arqueólogos españoles en este lapso temporal implicaría una metamorfosis, e
diferentes enclaves geográficos de la región. incluso, una pérdida de ciertos hábitos, por lo que
el saber y el acercamiento, en la actualidad, a estos
Gracias a ellos, los españoles podemos disfrutar del usos o modas es ciertamente imposible.
Templo de Debod, donado por Egipto en 1970 como
reconocimiento a los esfuerzos llevados a cabo, y Debido a esta situación, la percepción de prácticas
situado en la actualidad en la zona donde se ubicaba y modos de proceder únicamente son asequibles a

Egiptología 2.0 | 41
Cleopatra y Julio César, 1866
(Imagen: Jean-Leon Gerome).

42 | Egiptología 2.0
través de los medios que han perdurado hasta nuestros días, y, aunque, no pueden ser extensibles a la totalidad
de la historia de la cultura egipcia, que abarcaría, con sus altos y bajos, alrededor de tres mil cien años más o
menos, aportan una información muy útil para conocer ciertas cuestiones, en el caso que nos ocupa, referidas
al plano sexual, durante el periodo en que fueron concebidos.

Por tanto, la visión contemporánea del universo erótico nos ha llegado a través de fuentes exógenas, funda-
mentalmente viene dada por personajes alejados en el tiempo, que, en algunos casos, poseían innegables
intereses políticos, como los autores romanos durante los decenios finales del siglo I a. C. en sus ataques a
Cleopatra VII (69 a. C.-30 a. C.), a los que se sumarían, siglos más tarde, viajeros, artistas y escritores, los cua-
les, imbuidos de la moral propia de la época, principalmente los siglos XVIII y XIX, contribuyeron a distorsionar
la realidad de las cosas, escenario apoyado posteriormente por la nueva tecnología surgida a finales de 1895,
y que tendría un rápido predicamento, pasando a conocerse como “Séptimo Arte”, el cual continuaría, de cierta
forma, expandiendo la idea de la sociedad un tanto “libertina” del Antiguo Egipto.

Pero, no hay que olvidar la prolífica literatura actual cuyas tramas se desarrollan en el País del Nilo, y que, en
ciertos aspectos, bebe del mismo manantial que los autores románticos, no teniendo reparos, usualmente, en
presentar un paradigma, un modelo de atmósfera similar, sensual, voluptuosa.

Fotograma de la película Cleopatra, 1934 (Imagen: Claudette Colbert, 1903-1996).

Fotograma de la película Sinuhé el Egipcio, 1954 (Imagen: Bella Darvi, 1928-1971).

Egiptología 2.0 | 43
Las fuentes jer, concertada mediante ciertos ritos o formalidades
legales, para establecer y mantener una comunidad
Independientemente de las múltiples representacio- de vida e intereses ”, se puede afirmar que, hasta
nes en las que se revelan bailarinas un tanto ligeras ahora, es inexistente en el mundo egipcio, e incluso,
de vestimenta, la documentación no es muy pródiga las relaciones contractuales parece ser que no se ul-
en cuanto al ámbito sexual se refiere, pues no hay timaron hasta principios del III Período Intermedio,
que olvidar que la escritura, y por ende, la lectura, se hacia el siglo X a. C. aproximadamente.
encontraban circunscritas a un mínimo exponente de
la población, circunstancia que conllevaba, con toda Se considera que el núcleo familiar estaba compues-
seguridad, una difusión oral de cuentos y narracio- to por la pareja junto a sus hijos, cuyo lugar de habi-
nes, perdidos, con el paso del tiempo, al no haber tación era la morada masculina que había consegui-
quedado manuscrito. do constituir, trasladándose a ella la mujer, la cual,
según los criterios actuales, en la inmensa mayoría
A pesar de esta aseveración, la existencia de dife- de las ocasiones no era más que una niña, ya que la
rentes testimonios, tanto de modo gráfico, como for- edad de partida a su residencia marital se encontra-
mando parte de figuras y pinturas nos acercan, en la ba en torno a los catorce años, e incluso menos en
medida de lo posible, a esta faceta de la vida privada. algunos casos.

De esta manera, la documentación que ha consegui- Las informaciones existentes y los estudios llevados
do salvaguardarse hasta nuestros días, aporta infor- a cabo por los investigadores, declaran una cierta
mación de primera mano relativa al universo erótico, libertad de la mujer, aunque se desconoce si se po-
pero también nos destapa y revela las reglas o cá- dría llegar a considerar una total igualdad entre ella y
nones de moralidad vigentes en la época en la que el hombre, como algunas veces se ha querido enten-
presumiblemente se elaboraron los pasajes. der por parte de ciertos eruditos, son manifiestos una
serie de derechos, quizás inimaginables en otras so-
En consecuencia, nos encontramos con diferentes ciedades coetáneas, como la posesión de esclavos
creaciones literarias en las que el eje central no es durante el Imperio Nuevo , el disfrute de herencias,
otro que el adulterio, tal como recoge, por ejemplo, bienes y de tierras, la posibilidad de divorcio en cier-
el conocidísimo Papiro Westcar, descubierto a fina- tos casos como las infidelidades, etc.
les de la centuria de 1800 y emplazado en el Museo
Nuevo de Berlín. Pero esta visión de la pareja como centro de la vida
egipcia, no tiene que nublar los ojos y hacer pensar
El texto, en escritura hierática y procedente de origi- en una relación familiar idílica, en donde los enga-
nales confeccionados en la Dinastía XII , nos refiere ños brillasen por su ausencia, ya que la existencia
una historia de traición conyugal, en la que la mu- de meretrices atestigua la posible laxitud de algunos
jer se convertía en la protagonista de una infidelidad hombres para con sus mujeres.
hacia su marido, el jefe-lector Ubaoné, escenario
idéntico al que se desarrolla en el Papiro D’Orbiney Un ejemplo de la actividad de este tipo de trabaja-
igualmente redactado en hierático, y también cono- doras fue recogido en un pasaje de Heródoto, en el
cido como el “Cuento de los dos hermanos”. Data- cual aseguraba que parte de la financiación de la
do en tiempos posteriores, durante la XIX Dinastía Gran Pirámide podría haber sido realizada gracias
y actualmente en el Museo Británico, narra una si- a los servicios sexuales desplegados por la hija de
tuación similar, con el intento de seducción de una Kheops.
mujer hacia su cuñado, maniobra infructuosa en este
caso, pero que, a pesar de los siglos transcurridos Junto a esta documentación, que muestra una pecu-
entre uno y otro, muestra el castigo aplicado en am- liaridad vital tremendamente importante, como es la
bos casos, esto es, la muerte, si bien, en el texto creación de un nuevo núcleo familiar, existen otros
del Imperio Nuevo, el perseguido pudo escapar en modelos de textos que, de la misma forma, dejan
ultima instancia. entrever distintos aspectos de las comunicaciones
personales, y por consiguiente, las sexuales, bien
Al mismo tiempo, otro rasgo que se vislumbra cla- por medio de escritos de contenido erótico, funda-
ramente a través de los cuentos, es la importancia mentalmente dirigidos a jóvenes, hombres y mujeres
del “matrimonio” como entidad o institución básica solteros, “¡Ah! Ojala fuese yo su sirvienta negra, la
dentro de la sociedad. que le lava los pies, pues entonces podría ver la piel
de todo su cuerpo entero” “Mi amor, qué dulce es ir
Con todo, habría que andar con pies de plomo y te- al estanque a bañarme ante ti y mostrarte mi belle-
ner mucha cautela a la hora de utilizar este término, za en una camisa del más fino lienzo, mojada. Me
puesto que, entendido como “Unión de hombre y mu- sumergiré contigo y volveré a subir con un pez rojo,

44 | Egiptología 2.0
tan lindo, entre mis dedos. Ven y mírame ” o bien, por una serie de papiros de contenido médico que reúnen
variadas patologías, entre las que no faltan las de tipología venérea.

En esta última línea, se localizan múltiples tratados redactados en diferentes períodos cronológicos; de esta
suerte, se puede hacer alusión a dos de los más importantes y más conocidos, uno de ellos sería el denomina-
do papiro (o papiros) de Lahun, datado durante el Reino Medio, a la altura de la Dinastía XII, más o menos hacia
el 1800 a. C., y que, entre otras cosas, reúne recetas y remedios con los que hacer frente a enfermedades y
males que atacan a los órganos sexuales, fundamentalmente femeninos, así como temas ligados al embarazo
y los métodos anticonceptivos.

El otro modelo que se puede citar es el famosísimo papiro Ebers, un arquetipo de vademécum elaborado unos
tres siglos más tarde, y actualmente depositado en la Universidad de Leipzig (Alemania), y que, igualmente,
recogía enfermedades propias de la mujer y materias vinculadas al embarazo y la anticoncepción.

Papiro erótico de Turín (Imágenes: Wikimedia Commons).

Egiptología 2.0 | 45
Ambos aluden a diferentes mezcolanzas de sustancias, heces, miel, natrón, leche, resinas, etc., como preven-
ción para evitar embarazos, a la posición de las parturientas en cuclillas y su atención por parte de comadronas,
la circuncisión en el hombre, etc., mostrando un alto conocimiento médico.

Pero, si todo este repertorio es significativo como aproximación o toma de contacto con el mundo sexual, el
esplendor, el derroche informativo corre a cargo de una composición conocida como el papiro 55001 o papiro
de Turín.

Esta narración, que algunos investigadores han querido ver como un compendio o manual erótico del Imperio
Nuevo, fue descubierto en Deir el-Medina durante los primeros decenios del siglo XIX y en la actualidad se en-
cuentra en el Museo Egipcio de Turín, si bien, su contemplación no se pudo llevar a cabo hasta bien entrada la
segunda mitad del siglo XX, ya que, anteriormente, el acceso únicamente estaba permitido a hombres, siempre
y cuando su interés fuera meramente científico.

Está compuesto por doce pasajes en donde los personajes aparecen practicando sexo de forma tan clara, tan
abierta, que no se deja nada a la imaginación.

En estas ilustraciones surgen hombres y mujeres en diferentes posturas amatorias, algunas de ellas muy acro-
báticas, mientras que otras son bastante tradicionales, como puede ser la postura a tergo , es decir, penetración
por la parte posterior, aunque con un denominador común, el amante posee un miembro viril bastante desa-
rrollado, lo que ha llevado a pensar en la existencia de un complemento irónico, un toque divertido en la tarea.
Asimismo, algunos investigadores han sugerido cierta relación del protagonista con el sacerdocio, lo que daría
trazas de religiosidad al conjunto, pues hay que tener presente que dentro de la esfera religiosa, el elemento
sexual es fundamental, hallándose presente ya desde los mismos mitos de la creación.

Una de las tradiciones más conocidas, sería aquella denominada Teogonía Heliopolitana, la cual refiere como
en un principio únicamente existía el Num u Océano Primigenio, y en él se localizaba el Benben.

En esta roca primordial se crearía a sí mismo Atum, el cual, a través de la masturbación y con su semen (o su
saliva) dio vida a Shu, el Aire, y Tefnut, la Humedad, que engendrarían a Geb, la Tierra, curiosamente repre-
sentada como principio masculino, y Nut, el Cielo o Bóveda Celestial, y a su vez, de ellos se originan Osiris,
Isis, Set y Neftis, dando lugar a uno de los conjuntos de divinidades más importantes de la religión egipcia, a los
que se sumarían Horus y Anubis .

Son evidentes, en esta cosmogonía, las conexiones y vínculos sexuales que acontecen entre sus protagonis-
tas, reflejando prácticas habituales en algunos casos, como el onanismo o la felación, esta última recogida en
imágenes de Geb, que, obligado en algunos contextos a estar separado de Nut por la interposición de Shu, se
ve empujado a la autosatisfacción, junto a otros presumiblemente más inusuales, como el incesto, personifica-
dos en la unión de Seth y Neftis o de Osiris e Isis, cuyo vástago, Horus, asumiría un rol esencial en la monarquía
egipcia.

Papiro funerario de la sacerdotisa Henuttawy, Cantora de Amón-Ra, 1070-945 a. C. (Imagen: Wikimedia Commons).

46 | Egiptología 2.0
Pero, el arte también congrega alguna de estas voluptuosas particularidades en tallas y pinturas, moldeando
diversas características de las divinidades que, de una u otra manera, sobresalen y las envuelve de esa natu-
raleza erótica, apreciándose claramente en la representaciones de Min, el dios itifálico, es decir, con el pene
erecto, vinculado a la fertilidad y a la potencia de la naturaleza y de la vegetación, cualidad esta última que
establecería una conexión muy estrecha con una verdura como es la lechuga, debido a la semejanza entre el
líquido que desprende y el semen.

En el templo de Luxor es curioso observar el grabado del dios presentando su miembro ennegrecido debido a
la multitud de veces que ha sido manoseado.

Otras deidades poseen un rasgo preciso que, liviana o sutilmente, deja entrever determinada asociación con
este mundo del placer, a causa de la presencia de algún atributo en concreto que le conecta con la virtud, la
capacidad, la facultad de la fecundidad, constituyendo el ejemplo más evidente la iconografía de Hapi, efigie
masculina, que, sin embargo, posee pechos, los cuales otorgan su carácter distintivo, su naturaleza como re-
novador de Egipto, aquél que con la crecida del Nilo da la vida al Valle.

Mas, en este último estado, es decir, “portador de fertilidad”, se pueden vislumbrar otros actores; baste con enu-
merar a Bes, curioso ser de fisonomía humana, una especie de genio que en ocasiones se presenta desnudo y
con su miembro erecto, relacionado, entre otras cosas, con el goce sexual, el embarazo y el parto, al igual que
Taueret o Tueris, reconocible gracias, fundamentalmente, a su cabeza de hipopótamo y a sus generosas ubres
que la consignaban como protectora de las parturientas.

Bes (Imagen: Altes Museum) y Tueris (Imagen: British Museum).

En un nivel más mundano, las representaciones se despojaban de cualquier significación que no fuera mera-
mente el sentido sexual, para convertirse en objetos de disfrute.

En este aspecto, nos encontramos con elementos bastante significativos en, se podría decir, la creación artísti-
ca de la población, si bien dentro de un conjunto bastante particular, ya que los autores eran verdaderos virtuo-
sos en la materia, tal como lo demuestra su procedencia, el poblado de Deir el-Medina, en donde se asentaban
los trabajadores y artesanos que se encargaban de la construcción de las tumbas ubicadas en el Valle de los
Reyes durante el Reino, o Imperio, Nuevo.

De este asentamiento proceden los ostracas que exhiben ilustraciones “subidas de tono”, dibujos realizados por
trabajadores que creaban estas viñetas, previsiblemente, con un fin libidinoso, quizás, como en la actualidad,

Egiptología 2.0 | 47
teniendo una función de revistas pornográficas, sirviendo para trabajadores que pasaban un tiempo alejados de
sus mujeres, o tal vez se había originado un mercado con estos productos a partir de encargos solicitados a los
artistas, o simplemente como modo de expresar su sexualidad, su lujuria, sus necesidades carnales plasmadas
en un trozo de cerámica de manera magistral.
Avanzando en el tiempo, con la entrada de Alejandro en
Egipto, y el surgimiento de Alejandría como centro neu-
rálgico del delta, la cultura y los pensamientos griegos
van impregnando la sociedad gradualmente, y con ello,
la concepción y la percepción sexual helénica, mucho
más abierta, fundamento que se traslada al arte, exhi-
biendo figuras en las que el acto es mucho más explíci-
to, ágiles escenas de penetración, miembros viriles sor-
prendentes, en fin, una diseño totalmente alejado de las
líneas de antaño, mucho más recatadas.

A grandes pinceladas, se han expuesto las formas de


plasmación del universo erótico y sexual del pueblo
egipcio.

Obviamente, con estas líneas el objetivo no ha sido ela-


borar un tratado en profundidad, pero sí mostrar que,
por muchos años, siglos, milenios que puedan transcu-
rrir, uno de los motores, muy importante, en el avance y
movimiento de las sociedades humanas, fue, es y será
Ostracon, Imperio Nuevo (Imagen: British Museum). el sexo.

Bibliografía Sobre el autor

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Capítulo XV, págs. 263-293 en “Egipto. El culto a la dios Avanzados (D.E.A.) por la Universidad Complu-
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123-137. la (Ayllón, Segovia), excavación y estudio de la Cue-
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años 2008 y 2011 Arqueólogo de la Unidad de Pro-
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Egipto. Universidad Veracruzana. Xalapa.
Es también autor de diferentes artículos relacionados
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Medio egipcio. Acerca de un mito de origen en el pa-
piro Westcar. Universidad Nacional de La Plata. La www.reflejosdelpasado.blogspot.com
Plata.

48 | Egiptología 2.0
Arquitectura
Sandra Pajares Sotillo

El horizonte de Khufu

Pirámide de Khufu (Imagen: David O’Malley).

En la orilla occidental del Nilo, a unos 20 km al sur


del centro de El Cairo, nos encontramos con la últi-
ma representante de las Siete Maravillas del Mundo,
la pirámide de Khufu (Keops para los griegos). Ésta
se yergue en la necrópolis de Guiza, acompañada
de las pirámides de Khaefre, su hijo, y Menkaure, su
nieto, y de los recintos funerarios que acompañan a
todas ellas.

El faraón Khufu, conocido antiguamente como


Khnum-Khufu, ‘‘El Dios Khnum me protege’’, gober-
nó durante el Reino Antiguo, hacia el año 2551 a.C.,
y su mandato duró unos 30 años. Sucesor e hijo del
faraón Snefru y de la reina Hetepheres I, fue el se-
gundo monarca de la IV dinastía (2575-2465 a.C.).

Su pirámide fue construida después de las tres que


se edificaron durante el reinado de su progenitor, y
era conocida por los antiguos egipcios como Akhet
Khufu, ‘‘El Horizonte de Khufu’’.

Como contrapunto a su pirámide, la más grande


construida en el antiguo Egipto, del monarca posee-
mos únicamente, al menos hasta ahora, una peque-
ña estatua de marfil, de 7’5 cm, descubierta en 1903
en Abidos. Mapa de Egipto (Imagen: Sandra Pajares Sotillo).

Egiptología 2.0 | 49
La construcción de la Gran Pirámide

Además de los motivos ideológicos que pudieron hacer de Guiza


el lugar idóneo para la construcción de la pirámide, como el hecho
de que el emplazamiento pondría en relación Iunu (Heliópolis) y
Khem (Letópolis), dos ciudades sagradas en aquella época; tam-
bién existieron motivos prácticos a favor del lugar, como son la
buena resistencia del terreno de la meseta (algo esencial para so-
portar el peso de semejante obra) y la cercanía al emplazamiento
de una cantera de piedra caliza.

Según las estimaciones fueron necesarios 2.300.000 bloques para


construir la pirámide, cada uno de los cuales tendría una media de
2’5 T. Aunque la mayoría de estos bloques fueron sustraídos en la
cantera antes mencionada, también se utilizaron bloques de caliza
de Tura, de mejor calidad, para el revestimiento de la pirámide y de
otras construcciones. Pero no toda la pirámide son bloques coloca-
dos por los obreros, ya que ésta fue erigida sobre un montículo que
existía en Guiza, con lo que parte de su núcleo inferior lo conforma
la propia roca de la meseta.

Al finalizar la construcción, la altura total de la pirámide era de unos


146,59 m, 280 codos (1 codo = 0’5235 cm). Actualmente debemos
restarle unos 9 m ya que faltan aproximadamente 10 hiladas en
Estatuilla de Khufu (Imagen: Marco Leiz). la parte superior, además del piramidión, el cual es probable que

fuese de granito. Sus lados miden unos 230 m (440 codos) y la pendiente de sus caras es de 51º50’40”. A esta
precisión hay que añadirle que sus caras están desviadas una media de 3’6” respecto a los puntos cardinales,
y que la mayor diferencia entre las dimensiones de sus lados es de 4’4 cm. Según I.E.S. Edwards en su libro
‘‘Las pirámides de Egipto’’, la pirámide de Khufu ‘‘marca el apogeo de la construcción de pirámides tanto en
tamaño como en calidad’’.
Aunque sigue siendo uno de los asuntos más enigmáticos debido a la di-
mensión, la perfección en su ejecución y a su antigüedad, el método que
siguieron los egipcios para su construcción, según muchos expertos, habría
sido la creación de una rampa helicoidal alrededor de la pirámide, realizada
en adobe. Y las herramientas utilizadas por los obreros fueron martillos rea-
lizados en piedra dolerita y cobre.

Para la colocación de los bloques habrían sido necesarios entre 4.000 y


5.000 hombres, además de los dedicados a la logística (cantería, repa-
ración, avituallamiento…), siendo un total de 15.000 hombres, aproxima-
damente, los que trabajasen en la construcción. Estos trabajadores, con
sueldo y otros beneficios, fueron enterrados cerca de la pirámide de su rey.
Conocemos las dolencias, así como las curas que los médicos de la obra
llevaban a cabo con ellos, gracias a que sus tumbas, halladas sin haber sido
saqueadas, aún conservan sus cuerpos y estos pueden ser estudiados.

Hemiunu (enterrado en la mastaba G4000 cerca de la pirámide), sobrino


de Khufu e hijo de Nefermaat, hijo también de Esnefru, es considerado el
supervisor de la labor de los arquitectos reales, ya que uno de sus títulos
es ‘‘Jefe de todos los trabajos de construcción del rey’’, por lo que muchos
egiptólogos coinciden en que, además de supervisar la obra, pudo ser el
arquitecto de la Gran Pirámide.

El interior de la pirámide

La estructura interior de la pirámide consta de tres cámaras independientes


Hemiunu, probable arquitecto de la
(la Cámara Subterránea, la Cámara de la Reina y la del Rey) conectadas a pirámide (Imagen: Salvador Conte).

50 | Egiptología 2.0
Sección de la pirámide de Khufu (Imagen: Sandra Pajares Sotillo).

través de diversas galerías. Hasta hace años se creía pudo tener hasta 3 m de profundidad. Algo que lla-
que la existencia de diferentes cámaras se debía a ma la atención es que nunca fue finalizada, lo que
cambios en el proyecto según avanzaban las obras, puede deberse, según Rainer Stadelmann, a que su
sin embargo hoy se sabe que todas ellas fueron pro- función habría sido la de representar una caverna
yectadas desde el principio de la construcción, y que del inframundo.
cada una habría tenido un uso concreto.
Corredor ascendente
Cámara Subterránea
Este corredor parte del corredor descendente a unos
Partiendo de la entrada de la pirámide, situada en 28 m de la entrada de la pirámide. Sus primeros 4
la cara norte, nos encontramos con el corredor des- m están taponados por tres bloques de granito. Con
cendente. Sus medidas son 105 m de longitud, 1’05 una longitud de 39 m y 1’05 m de ancho por 1’2 de
m de ancho y 1’2 de alto. Tras éste, otro corredor, alto, en su extremo superior convergen: la Gran Ga-
esta vez horizontal y con 9 m, nos lleva a la cámara lería; otro corredor que nos lleva a la cámara de la
subterránea. reina; y el pozo.

Esta cámara, excavada a 30 m de profundidad en El pozo


la roca de la meseta, y con 5’3 m de altura y 14 m
de longitud de este a oeste y unos 7’2 m de norte a Excavado a través del núcleo de piedra de la pirá-
sur, pudo estar dedicada al dios Sokar, originario de mide y de la propia meseta, recorre 60 m de forma
Guiza (este dios es denominado ‘‘El Alma de Ra’’ y casi vertical hasta desembocar en el corredor des-
es una divinidad funeraria identificada con Osiris y cendente, unos 8 m antes de la entrada a la Cámara
con Ptah, formando junto a ellos la divinidad Ptah- Subterránea.
Sokar-Osiris).
Se cree que su función era permitir la salida de los
En la pared sur existe una perforación de unos 70 cm hombres que, tras el fallecimiento del monarca y el
de lado que penetra en la roca 16 m, y en el centro enterramiento del mismo en el interior de la pirámide,
de este espacio existe un pozo que en la antigüedad habrían colocado las piedras de seguridad taponado

Egiptología 2.0 | 51
la Cámara del Rey y la Gran Galería. A través de este
pozo habrían accedido al corredor descendente y
desde aquí a la salida de la pirámide.

Cámara de la Reina

Tras el corredor ascendente otro corredor, esta vez


horizontal, nos lleva a la Cámara de la Reina. Éste
parte del anterior con una altura de 1’19 m, pero se-
gún nos acercamos a la cámara, el suelo baja y ad-
quiere una altura de unos 1’77 m.

La Cámara de la Reina, construida con bloques de


caliza de buena calidad, tiene unas medidas de 6’7 m
de alto, con un techo a doble vertiente, 5’7 m de este
a oeste y 5’2 m de norte a sur. Se cree que pudo estar
dedicada al ka del faraón, ya que en la pared este
nos encontramos con un nicho escalonado de 4’6 m
de altura y 1’5 m de ancho en la base, que pudo ser
diseñado para albergar una estatua del rey.

En las paredes norte y sur encontramos dos “canales


de aireación”, los cuales, con 20 cm de sección, salen
de la cámara en sentido horizontal, y toman después
una inclinación ascendente. Aparentemente no tienen
salida hacia el exterior, el canal del lado sur tiene una
longitud de 65 m y el norte se encuentra obstruido
por una barra, introducida en el s XIX durante unas
investigaciones, por lo que no se ha podido medir su
longitud.

Gran Galería

Y por fin, en nuestro avance por el corredor ascen-


dente, nos encontramos con esta impresionante ga-
lería, una auténtica maravilla arquitectónica. Con 46’7
m de longitud y 8’7 m de altura, arranca del suelo con
paredes verticales en sus primeros 2’3 m, a partir de
aquí siete ‘‘capas’’ de piedra conforman una bóveda
que va estrechándose unos 7 cm a cada lado en su
ascenso.

A lo largo de toda la galería, y en ambos lados, se


extiende un banco corrido, de unos 55 cm de ancho
por 60 de alto, sobre el cual unas vigas de madera
habrían soportado un suelo, probablemente también
de madera. El pavimento formaría un puente, ya que
estaba elevado sobre el suelo, y habría unido el suelo
de la Gran Galería con el del corredor ascendente,
cubriendo el acceso que lleva a la Cámara de la Rei-
na y al pozo. Al final de la galería llegamos a la “sala
de los rastrillos”, la cual antiguamente habría quedado
obstaculizada por tres bloques de granito (los denomi-
nados “rastrillos”), y que da paso a la Cámara del Rey.

Cámara del Rey

Esta cámara, única de todo el Reino Antiguo que se Vistas de la gran galería
(Imágenes: Wikimedia Commons).

52 | Egiptología 2.0
Pirámide de Khufu
(Imagen: Alberto Montes Seon).

Egiptología 2.0 | 53
encuentra en el núcleo de la pirámide y no en la base, está realizada enteramente en granito. Sus dimensiones
son 10’45 m de este a oeste y 5’2 m de norte a sur, con una altura de 5,80 m. En su interior, cerca de la pared
oeste, encontramos el sarcófago del rey, también realizado en granito, y con unas dimensiones de 2’28 m de
largo, 1’05 de alto y casi 1 m de ancho.

El techo de esta cámara es plano y se construyó con 9 bloques de unas 45 T cada uno. Sobre él existen cinco
compartimentos separados, conocidos como “cámaras de descarga”, de los cuales el último tiene un techo en
doble vertiente, como el de la Cámara de la Reina. Aún hay dudas acerca del sentido de estos compartimentos,
hay quien ve en los mismos una función estructural, apuntando que servirían para quitar peso sobre el techo de
la cámara y evitar que este pudiera colapsar, pero no todos los expertos están a favor de esta teoría. La altura
total de estos cinco compartimentos es de 17 m. Algunas de las paredes de estas cámaras de descarga estaban
realizadas con piedra caliza y su superficie no fue labrada. Es en estos compartimentos donde se conservan las
marcas de ocre rojo con el nombre de Khufu.

Cámara del rey y sarcófago (Imágenes: Wikimedia Commons).

Al igual que la Cámara de la Reina, la del rey también unas obras en el cercano asentamiento del Nazlet
posee los llamados “canales de aireación” en sus pa- el-Samman descubrieron este templo, o parte del
redes norte y sur, pero estos sí salen al exterior de la mismo, bajo el actual poblado), y que habría estado
pirámide (antiguamente quedaban taponados por el conectado al Nilo a través de un embarcadero.
revestimiento de caliza). La función de estos canales
habría sido ideológica, ya que tanto los de la Cáma- Esta construcción se encontraba conectada también
ra del Rey como los de la Reina están orientados a con el extremo oriental de la calzada del complejo
elementos estelares importantes para las creencias funerario.
de los antiguos egipcios.
Calzada
Después del recorrido por el interior de la Pirámide
de Khufu ahora toca conocer cómo eran el resto de La calzada era una avenida cubierta, realizada con
construcciones que completaban el complejo funera- piedra caliza de Tura, de unos 800 m de longitud que
rio del monarca. en su recorrido salvaba un desnivel de unos 38 m,
y la cual se encontraba decorada con bajorrelieves.
Templo del Valle
En 1938 se descubrieron en su extremo occidental
En el límite de la zona de cultivo y al este de la pirá- varios bloques de esta construcción donde se veía
mide, se encontraba el Templo del Valle. Poco sabe- parte de esta decoración. A través de su extremo oc-
mos de él a parte de su emplazamiento (hacia 1990 cidental se accedía al Templo Alto.

54 | Egiptología 2.0
Templo del Valle

Conectado a la calzada, en su cara este, y a la muralla de la pirámide, en su cara oeste, la función del Templo
Alto, también denominado Templo Funerario, era la de dar cabida a las ceremonias y ritos en honor al faraón,
una vez fallecido.

Actualmente, lo poco que conservamos de esta edificación son los restos de su pavimento, realizado en basal-
to, así como las bases de sus columnas de granito. Al igual que en la calzada, los muros de este templo habrían
estado decorados en su totalidad con bajorrelieves. Se desconoce cómo sería realmente esta construcción,
pero se estima que tendría unos 52 m de norte a sur y 40 de este a oeste, además, habría contado con un am-
plio patio porticado y a cielo abierto, un santuario y dos cámaras laterales.

Muralla

Rodeando la pirámide, a unos 10 m de sus lados, se encontraba la muralla. Ésta tendría, aproximadamente, 8
m de altura y su construcción se llevó a cabo, una vez más, con caliza de Tura. Hasta la actualidad no nos ha
llegado ningún resto de la misma, pero lo que sí se conserva es parte del pavimento de piedra caliza que cubría
el espacio entre ella y la pirámide.

Fosos

El complejo funerario de Khufu cuenta, al menos hasta el momento, con siete fosos, cinco de ellos asociados a
su pirámide y dos a las Pirámides de las Reinas. De los fosos asociados a la Gran Pirámide dos se encuentran
en la cara sur, dos en la cara este, y un tercero alineado a la parte norte de la calzada (también al este de la pi-
rámide). Los tres fosos del lado este fueron descubiertos vacíos, sin embargo los dos de la zona sur guardaban
gratas sorpresas...

En 1954 se descubre en uno de estos pozos, de unos 31 x 5 m y cubierto con 41 losas de piedra caliza (algunas
de más de 15 T), una barca desmontada en 1.224 piezas. En el mismo pozo se encontraron, además, inscrip-
ciones que incluían el nombre de Djedefre, hijo y sucesor de Khufu y responsable, al sucederle en el trono, de
los funerales de su padre.

Barca solar de Khufu (Imagen: Zolakoma).

Egiptología 2.0 | 55
Después de su restauración y ensamblaje, este barco, realizado en madera de cedro y de 43’4 m de eslora,
puede verse desde 1982 en un museo creado especialmente para él junto a la Gran Pirámide. La proa y la
popa de esta embarcación tienen terminaciones papiriformes y sobre su cubierta existen varias estructuras: un
baldaquino, en la parte delantera; un toldo, hacia la mitad del barco; y una cabina en la popa. Además, la em-
barcación cuenta con seis pares de remos de unos 7 m, dos de ellos situados en la popa, para dirigir el barco
del faraón.

Al descubrir este foso ya se supo que existía otro en la cara sur, pero no fue hasta 1987 cuando el Consejo de
Antigüedades Egipcias y la National Geographic Society examinaron este segundo foso. Para ello se introdujo,
por un orificio de 9 cm, una pequeña cámara gracias a la cual se descubrió otro barco desmontado. Actualmente
el profesor Sakuji Yoshimura, de la Universidad de Waseda en Japón, es el encargado de ir extrayendo partes
de esta embarcación y de restaurarlas para, en un futuro, reconstruirla y exponerla en el Grand Egyptian Mu-
seum.

Pirámides subsidiarias

Además de la pirámide del faraón, este complejo funerario cuenta con otras cuatro construcciones de este tipo,
tres de ellas conocidas como las Pirámides de las Reinas, y una cuarta, descubierta hace relativamente poco,
y denominada Pirámide de Culto. Todas estas pirámides subsidiarias se situaron al este de la de Khufu.

De estas construcciones las de mayor tamaño son las Pirámides de las Reinas, las cuales tienen entre 44 y 47
m de lado, no son exactamente iguales, y unos 30 m de altura. Cada una de ellas contaba, en su cara este, con
una pequeña capilla. Se cree que estas pirámides pertenecieron a Hetepheres I, madre del faraón y propietaria
de una tumba cerca de su pirámide (que es la que se encuentra más al norte), y a sus esposas: Meritites, cuya
pirámide es la del centro; y Henutsen, con su pirámide al sur.

La cuarta pirámide, más pequeña que las anteriores con unos 23 m de lado y 12 de alto, y situada cerca de la
esquina sureste de la construcción de Khufu, la conocemos desde el año 1992 cuando fue descubierta semien-
terrada. De esta construcción únicamente quedan restos de sus tres hiladas inferiores y una sala escavada en
la roca. Puede que esta pirámide hubiera estado dedicada al ka del faraón, como una reminiscencia de la tumba
sur del complejo funerario de Djoser.

Pirámides de las Reinas


56 | Egiptología 2.0 (Imagen: Wikimedia Commons).
Mastabas

Familiares y funcionarios quisieron ser enterrados cerca de su rey. Con este fin se creó un gran cementerio con
más de 70 mastabas para estos personajes. Tanto al este como al oeste de la muralla se distribuyeron estas
construcciones en hileras paralelas, las del este dedicadas a los familiares, y las del oeste (más grande) a los
funcionarios del rey. Al sur también encontramos una hilera de estos enterramientos. Todas estas construccio-
nes han perdido su revestimiento, pero es probable que también estuviera realizado con piedra caliza de Tura.

Mastabas de la necrópolis este (Imagen: Wikimedia Commons).

Bibliografía Sobre el autor

EDWARDS, I. E. S. (2011). Las pirámides de Egipto. Sandra Pajares se licenció en Arquitectura Superior
Crítica. Barcelona. mostrando especial interés por la Historia de la Arqui-
tectura. El antiguo Egipto es su mayor pasión, lo que
KEMP, B. J. (2008). El Antiguo Egipto. Anatomía de le ha llevado a realizar diversos cursos sobre el mun-
una civilización. Crítica. Barcelona. do faraónico (especialmente sobre su arte).

LEHMER, M. (2007). The Complete Pyramids. The Creadora del blog “Bajo las arenas de Kemet” donde
American University in Cairo Press. El Cairo. analiza y estudia la Arquitectura del antiguo Egipto.

PARRA, J. M. (2001). Las pirámides. Editorial Com- Especializarse en esta materia y un futuro Máster en
plutense. Madrid. Egiptología son dos de sus grandes metas.

PARRA, J. M. (1998). Los constructores de las gran- https://bajolasarenasdekemet.wordpress.com


des pirámides. Alderabán. Madrid.
https://www.facebook.com/Bajo-las-arenas-de-Ke-
met-962643477111733/timeline/

https://twitter.com/BajoArenasKemet?lang=es

Egiptología 2.0 | 57
Mujer en el antiguo Egipto
María Isabel Cubas Contreras

Tausert, Señora de las


Dos Tierras

Tausert. Tumba de Irinufer, TT290 (Imagen: Corbis).

Cuando pensamos en mujeres que llegaron a gobernar Egipto a me-


nudo recordamos a la famosa Hatsepshut o a Cleopatra VII, a pesar
de que esta no llegó nunca a gobernar en solitario, sino que siempre
hubo un faraón a su lado, ya fuera un hermano o su propio hijo. Mucho
menos conocida para la gran mayoría es la reina Tausert, de finales
de la XIX dinastía.

Como la mayoría de mujeres que llegaron a gobernar en solitario, a


Tausert le tocó vivir una época turbulenta, debido a las rivalidades fa-
miliares que ocasionó la enorme descendencia de Ramsés el Grande.

Cuando el faraón Merenptah, decimotercer y único hijo varón supervi-


viente de Ramsés II, falleció se produjo una crisis dinástica en Egipto:
El legítimo heredero, Seti II, vio usurpado su trono, al menos en el sur
del país, por un personaje de nombre Amenmose (o Amenmés) por un
periodo breve de tiempo, de tres a cinco años. No se sabe con exacti-
tud cuándo ocurrió esto, aunque la mayoría de los historiadores creen
que fue a principios del reinado de Seti II.

Los orígenes de este usurpador no están claros, y se ha discutido so- Dibujo de la Reina Tausert
bre si era hijo de Seti II, o bien un miembro de una rama secundaria de (Imagen: Emhotep.net).

58 | Egiptología 2.0
la familia ramésida, puede que otro de los muchos nietos de Ramsés II.

Desaparecido Amenmose, Seti II reinó por un corto periodo de tiempo, dejando como heredero a un joven de
nombre Siptah. Debido a su juventud se repitió la misma situación acontecida unos siglos antes con Hatsepshut
y Tutmosis III: el poder se confió provisionalmente a la regente, en esta ocasión Tausert, madrastra de Siptah.

Cronología del fin de la XIX dinastía, según ‘‘Historia del antiguo Egipto” de Ian Shaw (Imagen: El Templo de Seshat).

Según el historiador griego Diodoro de Sicilia, Tausert (1188-1186 a.C.) fue la quinta mujer en gobernar Egipto
como faraón. Pero antes de esto fue la segunda “Gran Esposa Real” de Seti II. Sin embargo, los orígenes de
Tausert son desconocidos, ya que nunca se menciona a sus padres ni posee títulos que indiquen su ascen-
dencia real; en su tumba solo aparece su titulatura como reina de las Dos Tierras. Probablemente fuera una
descendiente más de Ramsés II.
Sí sabemos que fue madre de un príncipe llamado Seti Me-
renptah, que falleció siendo aún un niño. La muerte prematu-
ra del heredero dejó el trono en manos del hijo de una esposa
secundaria del faraón, llamado Siptah, a pesar de que era un
joven enfermizo, cuya momia ha desvelado que tenía la pier-
na izquierda inútil por la poliomielitis.

Su juventud y mala salud dejaron el gobierno en manos de la


regente y de un canciller de origen sirio llamado Bay, “aquel
que estableció al rey sobre el trono de su padre”, según una
inscripción.

Después de un reinado efímero, el enfermizo Siptah murió y


fue entonces cuando Tausert vio la oportunidad para hacerse
con el control absoluto de Las Dos Tierras.

Al igual que un faraón masculino, Tausert adoptó los títulos


reales y se hizo llamar Sitre Meritamón Tausert, es decir, “Hija
de Re, Amada de Amón, Tausert”. Este último, su nombre de
nacimiento, significa “La poderosa”, un nombre muy apropia-
do para la que sería el último faraón de la gloriosa XIX dinas-
tía.

El reinado de la reina-faraón

Aunque Manetón nos habla de un reinado de siete años, muy


probablemente fuese más corto, ya que la reina empezó a
calcular los años de reinado a partir de la muerte de Seti II,
sin tener en cuenta los años durante los cuales fue regente
de Siptah.
Momia de Siptah y detalle de los pies
Su reinado podría haberse limitado a un par de años, durante
(Imagen: Ancient Egypt - History and Chronology).

Egiptología 2.0 | 59
los cuales reanudó los contactos comerciales con otros
países y realizó una política de construcción: de sus
obras arquitectónicas hoy día solo quedan vestigios
en Tebas, Abidos, Hermópolis, Menfis y Heliópolis. En
cuanto a su tumba, es la segunda mujer, después de
Hatsepshut, en tener una tumba en el Valle de los reyes
(KV 14). Más tarde, dicha tumba sería usurpada por Set-
nakht, su sucesor y padre de Ramsés III, destruyendo
los cartuchos de la reina-faraón.

También hizo construir su propio templo funerario, que


estaba situado al sur del famoso Rameseo de Ramsés
II.

Se sabe también que continuó la explotación de las mi-


nas de turquesas del Sinaí y su nombre ha aparecido en
objetos en Palestina y Nubia, indicador de la continua-
ción de los contactos comerciales con esas zonas.

Todo esto nos permite deducir que su reinado, aunque


breve, fue pacífico y relativamente próspero.

Pero desgraciadamente tras la muerte de la reina, y


como sucediera años antes con Hatsepshut, se inició
una damnatio memoriae contra esta mujer. Según el Pa-
piro Harris, Setnakht, su sucesor, aparece como salva-
Hathor. KV XIV dor, iniciando una campaña de destrucción de la memo-
(Imagen: Magical Egypt). ria de Tausert. Como ya he dicho, incluso se apropió de

la tumba que Tausert había comenzado a construir en el Valle de los reyes, inscribiendo su nombre sobre el de
la reina-faraón.

Reconstrucción del Templo de Tausert (Imágenes: Egyptian Study Society).

60 | Egiptología 2.0
Bay

Tausert

Localización de la tumba de Tausert. El canciller Bay contó con el raro privilegio de ser enterrado en la necrópolis real,
señal del poder que alcanzó (Imagen: The Captain’s Log) y supuesta momia de Tausert (Imagen: Wikimedia Commons).

En cuanto al destino de la momia de la reina, se pensó que Setnakht habría destruido sus restos como parte
de esa campaña para borrar su nombre de la historia. Pero parece que la momia hallada en el escondrijo de la
tumba de Amenhotep II junto a la de Siptah, y que está parcialmente destruida, podría ser la de Tausert. Final-
mente, la reina-faraón de efímero reinado consiguió vencer a la destrucción de su memoria.

Bibliografía Sobre el autor

SHAW, I. (2007). Historia del antiguo Egipto. La esfera Mª Isabel Cubas Contreras nació en la localidad tole-
de los libros. Madrid. dana de Talavera de la Reina en 1989.

BEDMAN, T. (2007). Reinas de Egipto, el secreto del Su afición por el antiguo Egipto comenzó desde pe-
poder. Alianza. Madrid. queña y fue lo que la llevó a estudiar la licenciatura en
Historia en la Universidad de Alcalá de Henares entre
JACQ, C. (2000). Las egipcias. Planeta. Barcelona. 2007 y 2012.

Actualmente es bloguera de ‘’El templo de Seshat’’,


dedicado al mundo del antiguo Egipto, y del blog de
reciente creación ‘’La gaceta de Menfis’’, donde se
pueden encontrar las últimas noticias egiptológicas.
Además es colaboradora esporádica en el blog sobre
Historia Universal ‘’Historiae’’.

http://eltemplodeseshat.blogspot.com.es

https://www.facebook.com/eltemplodeSeshat?fref=nf

Egiptología 2.0 | 61
Historia
Laura Huertas López

Los inicios de la dinastía XVIII:


desarrollo histórico, y
situación de Egipto desde
finales del Segundo período
Intermedio hasta la Expulsión
de los Hiksos
El final del Segundo período Intermedio estuvo
marcado por las sucesivas luchas que enfrentaron a
los soberanos hiksos (XV dinastía de Manetón) que
gobernaban el norte de Egipto desde principios de
este periodo con capital en la ciudad de Ávaris, y los
soberanos egipcios (XVII dinastía), que gobernaban
el sur desde Tebas. Según Ryholt, existió un reino in-
dependiente en Abydos, que actuó como estado-ba-
rrera entre ambos bandos. Con ello, cuando se dan
los primeros conflictos armados contra los hiksos,
los reyes tebanos controlaban la zona comprendida
entre Elefantina y Cusae, en el Egipto Medio, al mis-
mo tiempo que llevaban a cabo una política de re-
construcción de monumentos, lo que caracterizaría
posteriormente a los soberanos de la XVIII dinastía.

El interés por la conquista de territorios hacia el norte


puede que estuviera impulsado en gran medida por
la necesidad de los soberanos tebanos de aumentar
sus recursos frente al control económico del que dis-
frutaban los templos.

Durante este proceso la ciudad de Tebas recupera-


ba su importancia junto al dios local tebano Amón,
que fue adoptando una categoría nacional, llegando
a sincretizarse con Re y dando lugar al dios Amon-
Re, considerado creador y padre del Universo. A la
vez su clero fue adquiriendo cada vez más relevan-
cia, prestigio y poder. Antes de aplicarse a la recon-
quista del territorio hikso, los soberanos tebanos se
encargaron de establecer y afianzar su poder en el
reino de Kush. Con esto es posible que Kamose, el
Hatshepsut. Metropolitan Museum último faraón de la XVII dinastía, conquistara Buhen,
(Imagen: Robin Taylor).

62 | Egiptología 2.0
una importante fortaleza situada en la segunda cata- Estos soberanos tebanos de los que hablamos son
rata, como estrategia para asegurar que durante el según la lista de reyes del papiro de Turín: Seqen-
periodo de reconquista del norte del país, las ener- enre Taa II, Kamose y Ahmose, siendo este último el
gías se concentraran exclusivamente en un frente. fundador de la XVIII dinastía de las listas de reyes de
Paradójicamente es innegable que había nubios de Manetón. Seqenenra Taa aparece en un relato cono-
Kerma en el ejército de Kamose y Ahmose, aunque cido como La querella entre Apofis y Seqerenre, con-
no podemos decir si estaban allí de forma voluntaria servado en el papiro Salier I. En él se da una explica-
o forzada, fenómeno que se explica porque muy pro- ción mítica al inicio de las hostilidades entre ambos
bablemente la cultura de Kerma estaría formada por reyes, explicando que Apofis, el rey hicso contempo-
un conjunto de tribus de las cuales no todas acepta- ráneo, acusó a Taa de que los hipopótamos del Alto
ban la autoridad del rey nubio. Egipto hacían mucho ruido y le impedían dormir.

“Y después de muchos días tras esto, el rey Apopi envió un mensajero al príncipe
de la Ciudad del Sur con la comunicación que le habían sugerido sus escribas y
sus sabios. Y el mensajero del rey Apopi llegó adonde el príncipe de la Ciudad
del Sur. Se le condujo ante el príncipe de la Ciudad del Sur. Entonces se le dijo al
mensajero del rey Apopi -¿Por qué has sido enviado a la Ciudad del Sur? ¿Y por
qué has emprendido este viaje hacia mi?. Y el mensajero le respondió: -Es el rey
Apopi quien me envía a ti para decirte: Haz que se abandone el estanque de los
hipopótamos que está al este de la ciudad, pues impiden que el sueño acuda a
mi ni de día ni de noche. El ruido que ellos hacen repletos los oídos de las gentes
de su ciudad.”

Lefebvre, op.cit, pp.143-147 y J. M. Serrano, Textos para la historia antigua de


Egipto, Cátedra, Madrid, 1993, pp.108-109.

Sabemos que Seqenenre Taa II murió en combate gracias a su momia, que pre-
senta signos ocasionados por una muerte violenta a base de heridas en la cabeza
producidas por un arma blanca. El reinado de su sucesor, Kamose, continuó con
la política de su padre, consiguiendo la victoria sobre Teti (aliado de los hiksos) en
Nefrusi, así como la conquista de Hardai, una primera incursión a Ávaris (capital
hiksa), la intercepción de un correo enviado por Apofis al rey de Kerma y cam-
pañas exitosas en Nubia que consiguieron tomar Buhen. Con esto último la vía
hacia las minas de oro quedaba libre para los egipcios.

El sucesor de Kamose fue su sobrino o hermano, Ahmose, quien gobernó durante


veinticinco años y cuatro meses
según Manetón. Con él se consi-
dera el inicio de la XVIII dinastía,
siendo por tanto el fundador de un
nuevo periodo para la historia de
Egipto: El Imperio Nuevo. Esta di-
visión cronológica tiene sus bases
en el hecho de que Ahmose ex-
pulsó definitivamente a los hiksos
Sarcófago de Kamose. Mu- de Egipto con las conquistas de
seo Egipcio de El Cairo Menfis y Ávaris, extendiendo el te-
(Imagen: Wikimedia rritorio egipcio hasta Sharuhen, en
Commons). Palestina, para así asegurarse de

la protección del país frente a las amenazas extranjeras. Esta


política se refleja en la autobiografía del militar Ahmose, hijo de
Ebana, que sirvió al Estado egipcio hasta tiempos de Tutmosis I.
Ahmose llevó a cabo también una importante política constructi-
va, repleta de una gran cantidad de proyectos que pretendían pri-
vilegiar al dios Amón y que difícilmente pudieron llevarse a cabo
en su totalidad durante su vida. El gobierno del sucesor de Ah-
Parte superior de la momia de Seqerenre Taa
mose, su hijo Amenhotep I, estuvo muy centrado en el desarrollo
(Imagen: Wikimedia Commons).

Egiptología 2.0 | 63
Tutmosis I. Museo Egipcio de
Turín (Imagen: Luca Manca).

64 | Egiptología 2.0
administrativo y monumental del templo de Amón en Karnak y de otros cen-
tros importantes del país como la ciudad de Abydos, destacando sus monu-
mentos funerarios en Deir el-Bahari y sus construcciones en la isla de Sai.

Su política no fue totalmente pacífica, pues conocemos expediciones al Sur


de Egipto, que se llevaron a cabo con el objeto de completar campañas
anteriores, cuyas victorias beneficiaron a la economía egipcia. Amenhotep
I no tuvo descendencia masculina y estamos muy mal informados de los
progenitores del sucesor, Tutmosis I, cuya madre, Seniseneb, solo recibió
el título de “madre del rey”. Por ello tradicionalmente se ha considerado
que Tutmosis era hijo del rey y que su madre habría sido una concubina.
Conocemos dos esposas de Tutmosis I, la favorita, Ahmose, cuyo origen no
queda tampoco claro, y Mutnofret, siendo esta última “hija del rey”, por lo
que podría haber sido hija del faraón Ahmose.

En cambio, la reina Ahmose ostentó los títulos de “hermana del rey” y “gran
esposa real”, siendo dudoso si fue hija del mismo Amenhotep I. Shaw pro-
pone que su nombre podría sugerir que la reina era miembro de la familia
ahmósida, quizás por parte del príncipe Ahmose-Ankh, lo que explicaría que
el matrimonio con la reina hubiera permitido a Tutmosis acceder al trono en
caso de que este no fuera hijo de Amenhotep I. Con Ahmose, Tutmosis I
tuvo a dos niñas, Nefrubity y Hatshepsut, y con una esposa desconocida a
dos hijos que no llegarían a reinar, Amenmenes y Wadjmose.

Aunque hay dudas acerca del primero, quizás hijo de Ahmose. De segun-
da esposa real, Mutnofret, nació el futuro Tutmosis II, que reinaría durante
pocos años. Tutmosis I continuó la actividad constructiva, tanto en Karnak
como en otros centros importantes de Egipto (Abydos, Guiza, Menfis, Om-
bos...) y envió expediciones al exterior del país, llegando en Nubia hasta la
cuarta catarata y evitando en la región de Siria-Palestina (Retenu para los
egipcios) un enfrentamiento directo con Mitanni tras lo que se dirigió hacia
Niy, al Sur. Este recorrido aparece descrito en las autobiografías de las tum- Ahmose-Nefertari. Museo del Lou-
bas de los funcionarios Ahmose Pennekhbet y Ahmose hijo de Ebana, que vre (Imagen: Wikimedia Commons).

se construyeron en tiempos de Tutmosis III.

El sucesor de Tutmosis I, fue su hijo Tutmosis II, que según los


estudios cronológicos no duró más que tres años en el poder,
periodo en el que se calmaron las revueltas en Nubia y se ven-
ció definitivamente al reino de Kerma, tal y como se describe
en una estela grabada en la isla de Sehel, al Sur de Assuan.
Durante su reinado destaca la escasez de obras constructivas,
siendo incluso ausentes en el Norte de Egipto y centrándose
exclusivamente en la zona de Karnak, Napata, Semna, Kum-
ma y Elefantina. Este rey se casó con su hermana de padre,
Hatshepsut, con quien tuvo una hija, Neferure, de modo que
fue con una esposa secundaria, Iset, con quien tuvo un hijo
varón, el futuro Tutmosis III.

Tras su muerte, muchos de estos reyes y reinas de finales de


la dinastía XVII y principios de la XVIII, fueron adorados como
deidades del más allá, especialmente en Deir el-Medina (donde
habitaban los obreros de las necrópolis), como consecuencia
del efecto que tuvieron sus políticas para el desarrollo posterior
del país. Así, destacan Amenhotep I y su madre Ahmés-Nefer-
tary, a los que se les consagraron varias capillas para que se
le rindiera culto, donde aparecen representados de color negro
Tutmosis I o azul como divinidades del más allá. Tras este proceso de
(Imagen: Wikimedia Commons). reconquistas y reunificación, los soberanos de la recién nacida

Egiptología 2.0 | 65
dinastía XVIII, gobernando desde Tebas, se inspiraron en las políticas llevadas a cabo por los soberanos egip-
cios del Reino Medio al mismo tiempo que adoptaron elementos transmitidos por los hiksos a la sociedad
egipcia, con lo que el país se abrió paso a un periodo de estabilidad y consolidación como nación en el plano
internacional. Etapa de máximo esplendor y hegemonía, que se prologaría hasta la XX dinastía y dejaría ecos
en la historia posterior del país hasta el punto de que hoy día es la imagen del Imperio Nuevo y sus famosos
reyes, la que define la idea del Egipto faraónico.

Ahmose-Nefertari. Neues Museum (Imagen: Wikimedia Commons).

Bibliografía Sobre el autor

DRIOTON, E. y VANDINER, J. (1973). Historia de Laura Huertas López, nacida en Algeciras en 1991.
Egipto. Buenos Aires.
Máster en Egiptología por la Universidad de Liverpool,
GARDINER, A. H. (1994). El Egipto de los faraones. graduada en Historia por la Universidad de Sevilla,
Barcelona. actualmente estudiante de Antropología Social y Cul-
tural.
LEFEBVRE, G. (2003). (trad. J. M. Serrano) Mitos y
cuentos de la época faraónica. Madrid. Especializada en la administración política durante el
reinado de Hatshepsut, su investigación se centra en
MANETHO. (1980). (trad. W.G. Waddell). Aegyptiaca. las diferentes áreas administrativas y sus conexiones
Loeb Classical Library. Londres. entre sí a lo largo del inicio de la Dinastía XVIII.

PARRA, J. M. (2009). Historia del Antiguo Egipto. Ma- Consciente de la gran importancia de la labor divul-
drid. gadora de cualquier historiador, ofrece vídeos de di-
vulgación egiptológica en su canal de Youtube: Lau-
RYHOLT, K. S. B. (1997). The Political Situation in ra-Egiptologia.
Egypt during the Second Intermediate Period. Copen-
hague. https://www.youtube.com/channel/UCkgDVOO3Q-
Ta8A0vRJtQPgPg
SERRANO, J. M. (1993). Textos para la historia anti-
gua de Egipto. Cátedra. Madrid. https://www.facebook.com/Lauraegiptologia?fref=ts

SHAW, I. (2007). Historia del Antiguo Egipto. Madrid. https://twitter.com/NiloLaura?lang=es

66 | Egiptología 2.0
Faraones
Heródoto de Halicarnaso

La XXV dinastía egipcia


La XXV dinastía egipcia, la llama-
da dinastía kushita (751-656 a.C.),
es la última que se desarrolló du-
rante la fase cronológica del Ter-
cer Periodo Intermedio (1069-664
a.C.), contemporáneamente a la
XXIII dinastía (818-715 a.C.) y a la
XXIV dinastía (727-715 a.C.). Esta
dinastía estuvo formada por cinco
monarcas (Piy, Shabaqo, Shabitqo,
Taharqo y Tanutamani), y se basó
en la dominación del reino de Kush
(así llamaban los egipcios al reino
de Napata, en la antigua región
histórica de Nubia, en lo que hoy
es Sudán) sobre el reino egipcio,
muy fragmentado y debilitado po-
líticamente durante los siglos que
duró el Tercer Periodo Intermedio.
La base fundamental del gobierno
Taharqo. The Ashmolean Museum, Oxford (Imagen: Clive Jones). kushita en Egipto fue el dominio

militar. Gracias a las intensas relaciones entre el rey y su ejército a lo largo de toda la dinastía, los reyes kus-
hitas pudieron controlar militarmente Egipto durante más de 80 años, puesto que eran incapaces de controlar
políticamente una extensión tan grande como su tierra nativa y un reino egipcio unificado. Debido a esto, los
principados que habían gozado de una gran autonomía durante la época de los faraones libios la conservaron,
de tal modo que ciudades como Tanis o Sais siguieron gobernadas por príncipes locales sometidos a la admi-
nistración descentralizada kushita.

Cronología según Ian Shaw de las dinastías egipcias del Tercer Periodo Intermedio (Imagen: Ian Shaw, 2014).

Egiptología 2.0 | 67
La conquista kushita de Egipto

Después de afianzar su dominio político sobre toda Nubia, con reconocimiento de su autoridad por parte de los
egipcios incluido, el soberano kushita Piy (751-720 a.C.) llevó a cabo una expedición militar en Egipto en torno
al año 730 a.C. con la excusa de ayudar al príncipe Peftjauawybast (dinastía XXIII) de la ciudad de Heracleó-
polis, asediada por la coalición formada por el príncipe Tefnakht de la ciudad de Sais y el príncipe Nimlot de la
ciudad de Hermópolis. A medida que Piy fue avanzando, la mayoría de las ciudades egipcias a lo largo del río
Nilo fueron capitulando excepto Menfis, que tuvo que ser tomada al asalto. Lejos de querer destruir sus tradi-
ciones culturales, Piy no solo no saqueó y profanó los templos egipcios, sino que adoró a los dioses de Menfis
y Heliópolis, tras lo cual recibió el homenaje de los soberanos provinciales y fue reconocido como rey de Egipto
y Kush. Este nombramiento no implicó la unión política de Egipto, puesto que en el norte se permitió (al menos
durante el resto del reinado de Piy) que los dinastas locales conservaran el control de sus provincias.

El nuevo rey pronto restauró y amplió el


templo kushita más importante, el templo
de Amón en la montaña sagrada de Djebel
Barkal, cuya construcción fue iniciada por
Tutmosis III (XVIII dinastía) y ampliada por
Ramsés II (XIX dinastía). Construyó una
sala hipóstila que se cerraba con un mo-
numental pilono, delante del cual edificó
un patio porticado que remató con otro pi-
lono. No contento con esto, Piy usurpó las
esculturas del templo de Soleb construido
por Amenhotep III para formar la avenida
de esfinges con cabeza de carnero que
conducía a este último pilono. Además,
en Djebel Barkal mandó erigir una estela
de granito en la que narró la conquista de
Egipto. En la parte superior de la misma
Dibujo de la parte superior derecha de la estela triunfal de Piy aparece Piy ante los dioses Amón-Ra y
(Imagen: Historiae 2014). Mut, acompañado de su esposa y del rey
Nimlot de Hermópolis, y debajo de ellos están arrodillados y vencidos los gobernantes de Bubastis, Leontópo-
lis y Heracleópolis. Convertido ya en rey de Egipto y Kush, Piy pasó el resto de su reinado en Nubia, donde a
su muerte fue enterrado en la necrópolis de El Kurru, en una tumba que contaba con elementos de influencia
egipcia, como una superestructura piramidal y un ajuar funerario con shabtis, y con elementos evidentemente
kushitas, como el sacrificio y enterramiento cercano de sus caballos más queridos.

La montaña sagrada de Djebel Barkal en la


68 | Egiptología 2.0 actualidad (Imagen: Wikimedia Commons).
La ideología real de la dinastía kushita

A lo largo del reinado de la XXV dinastía se llevaron a cabo pequeños pero significativos cambios en la ideo-
logía de la realeza egipcia. En lo que respecta a la iconografía real, en la diadema del rey se representó con
regularidad un doble uraeus, que simbolizaba el control tanto sobre Egipto como sobre Kush; se dejó de ver
la corona azul y se volvió habitual la corona-gorro kushita característica, tanto en su forma básica como con
bandas adicionales; y se representó físicamente a los reyes con mayor amplitud de hombros y musculación del
pecho, símbolo de su juventud y su buena forma física.

Por otro lado, en lo que respecta al modo de transmisión de la realeza, cabe destacar que en Kush un rey no
era necesariamente sucedido por su hijo, sino en ocasiones por su hermano (como sucedió con Piy y después
con Shabitqo), lo que contrastaba con el sistema de sucesión patrilineal egipcio. Por último, las ampulosas y

monótonas titulaturas reales del Periodo Libio (XXII-


XXIV dinastía) se sustituyeron por otras más sencillas
que recordaban al estilo del Reino Antiguo.

Precisamente fue el Reino Antiguo donde los monarcas


kushitas buscaron la legitimidad ideológica para gober-
nar Egipto, erigiéndose como defensores de ese glorio-
so pasado al trasladar (a partir del reinado de Shabaqo)
la residencia real de Napata a Menfis, y al construir sus
tumbas reales en El Kurru (excepto Taharqo, que la hizo
en Nuri) a su estilo, con una superestructura piramidal,
una capilla para ofrendas situada al este, y una cámara
funeraria abovedada decorada con escenas y textos de
los libros funerarios del Reino Nuevo.

Para bien o para mal, toda esta simbología real de los


soberanos kushitas se perdió tras el final de la XXV di-
nastía, en el momento en el que Psamético I reunificó
políticamente Egipto y dio comienzo a la fase cronológi-
ca de la Baja Época (664-332 a.C.).

Busto de Piy con la corona-gorro nubia típica


(Imagen: Quatr).

Las dos caras de la moneda, Shabaqo y Shabitqo

La relativa autonomía política de la que habían goza-


do los gobernadores locales del norte egipcio, des-
tacando sobre todo los de la ciudad de Sais, que for-
maron la efímera XXIV dinastía, duró escasamente
debido a que el hermano y sucesor de Piy, Shabaqo
(720-706 a.C.), impuso su autoridad sobre todos los
gobernadores provinciales con una nueva campaña
de conquista en torno a su primer año de reinado, el
Ubicación aérea de las tumbas en El Kurru de cuatro de los 720 a.C. El traslado de la principal residencia real a
reyes kushitas de la XXV dinastía (Imagen: Google Maps). Menfis, producido seguramente en el segundo año

de reinado de Shabaqo, se realizó tanto por gestionar políticamente mejor el inestable reino egipcio como para
conectarse ideológicamente con los reyes del Reino Antiguo.

En la misma ciudad, Shabaqo hizo obras de consolidación en las tumbas de los toros Apis diseñadas por
Jaemuaset, hijo de Ramsés II, y perseveró en la política religiosa de proteger los templos y favorecer al clero
de Ptah. En esa línea, el testimonio documental más importante de su reinado es la Piedra de Sabaqo, una

Egiptología 2.0 | 69
Detalle de un busto del rey kushita Shabiqo (Imagen: Pinterest).

gran losa de granito negro que recoge una de las


cosmogonías egipcias más importantes que se con-
servan en la actualidad, elaborada por el clero de
Menfis y descubierta en 1805 por el conde de Spen-
cer.

En ella las principales temáticas tratadas son la crea-


ción del mundo por parte de Ptah, dios supremo que
dio nacimiento y existencia a todas las cosas, y la
afirmación de Menfis como la gran capital de Egipto.

Desgraciadamente, de las 61 columnas de jeroglífi-


cos verticales, más de 25 están dañadas por su uso
como piedra de molino en una época post faraónica
indeterminada. Piedra de Sabaqo (Imagen: Wikimedia Commons).

Respecto a su política constructiva más allá de Men-


fis, su obra mejor conservada es la ampliación del
pequeño templo de Medinet Habu, iniciado por Hats-
hepsut y Tutmosis III en la XVIII Dinastía, realizada
para enterrar allí a su hermana Amenardis, Divina
Esposa de Amón. Por otro lado, en Karnak Sabaqo
realizó varios proyectos, entre ellos un templo, cono-
cido popularmente como “el tesoro de Sabaqo”, del
que en la actualidad solo nos queda la columnata de
acceso; la prolongación de la avenida que conduce
al santuario de Ptah, y otras intervenciones en el re-
cinto de Montu, en el norte de la ciudad. Después de
una quincena de años de reinado, Sabaqo imitó a
su hermano al ser enterrado en una pirámide en El
Kurru acompañado de sus caballos favoritos.

Al morir Sabaqo asumió el poder Shabitqo (706-690


a.C.), hijo de Piy y probable corregente con su tío
Estatua de Amenardis I, Divina Esposa de Amón en la durante sus dos últimos años de vida. A diferencia
XXV dinastía (Imagen: Wikimedia Commons). de su predecesor, que había seguido una política

70 | Egiptología 2.0
de conciliación y apaciguamiento del imperio neoasirio de Sargón II (721-705 a.C.), Shabitqo integró a Egipto
en la coalición rebelde contra la Asiria de Senaquerib (704-681 a.C.) formada por Palestina y Fenicia. Después
de una serie de victorias asirias, Senaquerib asedió y tomó la estratégica ciudad de Jerusalén, tras lo cual los
egipcios decidieron retirarse y volver a casa para lograr salvar así la casi totalidad de las fuerzas de la expe-
dición. Con respecto a ambos reyes aun hay muchas preguntas que la arqueología no ha podido responder,
como la muerte de Shabitqo. Según Manetón, fue asesinado por su hermano y sucesor Taharqo, el mismo que
había dirigido sus fuerzas en Palestina, pero, si tenemos en cuenta la religiosidad nubia, es poco probable que
esto sucediera así.

Relieve del rey neoasirio Assurbanipal (Imagen: Wikimedia Commons).

Taharqo y las invasiones asirias

Taharqo (690-664 a.C.) fue el soberano kushita más destacado de la XXV dinastía, tanto por sus construccio-
nes en Egipto y Nubia como por sus conflictos bélicos con el imperio neoasirio de Asarhaddon (680-669 a.C.).
Durante los veintiséis años que abarcó su reinado (contando como reinado también los periodos de invasión
asiria de Egipto), Taharqo llevó a cabo una ambiciosa política constructiva inspirada en la arquitectura del Reino
Antiguo.

En Medinet Habu borró los cartuchos del pilono construido por Sabaqo, y en su lugar se hizo representar tra-
zando un surco de replanteo y moldeando ladrillos en presencia de Amón, lo que le convertía simbólicamente
en el constructor del edificio. En el recinto de Karnak construyó a modo de vestíbulo dos imponentes quioscos
abiertos ante el segundo pilono, frente al santuario de Ramsés II, y un tercero en el acceso al templo de Jonsu.
En éste, situado en el patio de los bubástidas y frente a la entrada principal del templo, aun se conserva una de
las muchas columnas papiriformes que debieron conformar el monumento original, conocida como la columna
de Taharqo.

También, junto al lago del templo de Amón, Taharqo mandó edificar un templo rectangular consagrado a Osiris
de singulares características, como la ausencia de una puerta de entrada a pie de calle, ya que en su día el
único acceso al interior del templo consistía en una rampa que comunicaba con el lago sagrado tras un recodo
en ángulo recto. Asimismo, la fachada ciega del sudoeste cuenta con unas ondulaciones en sus bloques que
simbolizarían el nun, es decir, el mar primigenio de donde surgió la vida. En el reino de Kush, en la región de
Dongola, Taharqo restauró y amplió el templo de Kaua, amplió el templo de Amón de Djebel Barkal, y levantó
santuarios en lugares como Sanam Abu Dom, Meroe, Qasr Ibrim, Buhen y Semna.

Egiptología 2.0 | 71
Finalmente, al morir fue el único de la
XXV Dinastía que se hizo enterrar en la
necrópolis de Nuri, bajo una pirámide
muy apuntada de bloques de piedra con
la parte superior recubierta por una capa
de yeso blanco que luego se pintaba. En
la superficie también se encontraba la
capilla funeraria, que tenía el aspecto de
un templo con pilono y donde cada día se
depositaban las ofrendas al difunto.

Para poder entrar hasta el lugar del sepul-


cro debía bajarse por una rampa o escali-
nata situada antes de la capilla funeraria,
a diferencia de otras tumbas. Al final del
camino estaba la cámara funeraria, pre-
cedida por una o dos cámaras de techo
abovedado y con decoración de textos Reconstrucción del templo de Jonsu con la columnata construida por
funerarios. Taharqo (Imagen: Algargosarte).

La política interestatal promovida por Taharqo du-


rante sus dos primeras décadas de reinado, basa-
da en intrigas para sublevar contra Asiria a sus rei-
nos dominados en la costa siropalestina (citando
como ejemplo la revuelta de Sidón o la de Tiro en
los años 70 del siglo VII a.C.), llevó a Asarhaddon
a marchar contra Egipto en el 670 a.C.

Después lograr cruzar el desierto del Sinaí gracias


al apoyo de los beduinos, que les dieron camellos
y provisiones, el ejército asirio venció a la resisten-
cia egipcia y tomó y saqueó Menfis. Como parte
del botín, los asirios capturaron a la familia real,
no así al propio rey, que huyó a Nubia dejando
que Asarhaddon anexionara Egipto y Kush al ya
inmenso imperio neoasirio.

Finalizada la campaña y hechos los juramentos de


lealtad de los gobernadores del Delta al rey asirio,
Aspecto actual de la pirámide de Taharqo en la necrópolis Asarhaddon regresó a Nínive, pensando que tenía
de Nuri (Imagen: BBC). por fin neutralizado a Egipto. Sin embargo, apro-
vechando la ausencia asiria, Taharqo consiguió hacerse de nuevo con el favor de los nomarcas, y, tras un rápido
avance de su ejército, reconquistó la ciudad de Menfis y volvió a reinar en Egipto.

Asarhaddon no tardó demasiado en ser avisado de la nueva si-


tuación, por lo que volvió a marchar hacia Egipto sin llegar esta
vez, ya que murió en el camino. En el trono asirio fue sucedi-
do por su hijo Assurbanipal (668-631 a.C.), quien quiso terminar
la obra conquistadora de su padre invadiendo por segunda vez
Egipto en el 667 a.C. y haciendo que Taharqo volviera a huir al
sur.

Una vez consolidada la conquista las tropas asirias se retiraron


hacia el Delta, seguramente porque tuvieron que sofocar un le-
vantamiento de la zona que acabó con todos los rebeldes eje-
cutados, y después volvieron a Asiria. Por no haber participado
en tal rebelión, Assurbanipal nombró al nomarca de Sais, Necao
(padre de Psamético, el que finalmente reunificaría Egipto con
Estatua oferente de Taharqo (Imagen: Iskrako).

72 | Egiptología 2.0
la expulsión de los asirios y la fundación de la XXVI dinastía), gobernador de Menfis.

La arquitectura funeraria kushita

Los dos principales rasgos de la arquitectura fu-


neraria de la Dinastía kushita fueron el temple-
te situado delante de la entrada del templo, tal y
como se puede ver en los cuatro lados del templo
de Amón en Karnak, y la sala de la Barca en la
sala hipóstila. Aunque en general los kushitas se
dejaron aculturar por los egipcios, y no al revés,
el estilo más africano del arte kushita se observa
especialmente en el carácter de los relieves, que
muestran al rey y a todas las demás personas
como figuras atléticas con el cuello corto, los la-
bios gruesos y la frente estrecha.

La influencia cultural de la arquitectura egipcia en


El rey kushita Taharqo representado como una esfinge la kushita no acabó en el momento en que finali-
(Imagen: BBC). zó la XXV Dinastía. Las pirámides nubias poste-

riores, con una inclinación de sus caras de 70º y una altura de 20-25 metros, no se inspiraron en las majestuo-
sas pirámides del Reino Antiguo egipcio, sino en las pirámides de Deir el Medinah, Gurna, Dra Abu el-Naga,
o las alzadas sobre tumbas privadas tebanas en el Reino Nuevo, debido probablemente a que Tebas era un
centro de culto a la diosa Mut, consorte de Amón y venerada protectora de la Dinastía kushita. Por otro lado,
estas tumbas reales se diferenciaron de las egipcias tanto en los edificios de culto como en el tipo de cámara
sepulcral, puesto que, junto a la cara oriental de la pirámide, se alzaba la cámara de sacrificios, un pequeño
templo mortuorio de una sola habitación generalmente. Asimismo, la cámara funeraria estaba labrada en la roca
debajo de la pirámide, llegando a ella mediante una rampa que arrancaba del lado oriental de la misma.

Fuera de lo que son las tumbas reales, la arquitectura funeraria destinada a grandes personajes de la XXV
dinastía, como los gobernadores tebanos, por ejemplo, se caracterizó por la construcción de enormes tumbas
subterráneas en el valle de Assasif, que se extiende delante del templo de Hatshepsut.

Por encima del nivel del suelo, unos altos pilonos de ladrillo señalaban la entrada a la sepultura, a la que se
accedía a través de escaleras y pozos que comunicaban los diversos niveles subterráneos hasta la cámara
funeraria. La principal novedad de estas tumbas privadas eran los pozos de luz a los que se podía acceder
mediante escaleras, y en cuya parte trasera había una puerta falsa que conducía a la cámara funeraria.

Pirámides meroíticas de Nubia


(Imagen: Christophe | 73
Cerisier).
Egiptología 2.0
El final de un sueño

Tras ser coronado en el templo de Amón de Djebel


Barkal, el sucesor de Taharqo, Tanutamani (664-656
a.C.), fue grandiosamente acogido en Tebas. Tras
conquistar rápidamente Menfis y el Delta en general,
desde Asiria se envió un gran ejército que no solo
volvió a tomar el Delta y llegar hasta Tebas, sino que
expulsaron al rey a Nubia.

Después de esta humillante derrota, Tanutamani no


volvió a Egipto. Al morir, fue enterrado en una tumba
de El Kurru similar a las de sus predecesores, con
una superestructura piramidal y una subestructura
con el pasadizo, una antecámara y la cámara fune-
raria.

A pesar de que no se encuentra en buen estado de


conservación, se sabe que la cubierta de la cáma-
ra es abovedada y que su decoración imita un cie-
lo nocturno con un fondo de color azul y estrellas
amarillas de cinco puntas. Los soberanos kushitas,
si bien durante varias generaciones siguieron recla-
Estatua de Tanutamani con la corona-gorro y el doble mando de forma nominal su autoridad sobre Egipto,
uraeus (Imagen: Egypt Search). nunca fueron capaces de volver a recuperarla.

Bibliografía Sobre el autor

SHAW, I. (2014). Historia del Antiguo Egipto. La esfera Heródoto de Halicarnaso nació en Tenerife en 1990,
de Libros. Madrid. mostrando desde pequeño su afición por el conoci-
miento de lo sucedido en el pasado. Se licenció en
GRIMAL, N. (2011). Historia del Antiguo Egipto. Akal. Historia por la Universidad de La Laguna en 2013,
Madrid. mostrando interés sobre todo por la historia antigua
de Egipto y Próximo Oriente, la Historia del Siglo XX,
LARA, F. (1998). Diccionario biográfico del mundo an- la creación de la imagen real en la edad moderna, y
tiguo. Egipto y Próximo Oriente. Aldebarán. Madrid. la Historia militar antigua y contemporánea. Desde fe-
brero de 2014 lleva el blog “Historiae”, en el que trata
MOLINERO, M. A. (2016). “El Occidente de Tebas de enseñar la Historia de la Humanidad, independien-
en el Tercer Período Intermedio y el Período Tardío. temente del nivel de conocimientos del lector, y de una
Nuevos paisajes rituales y tumbas-templo monumen- forma en la que se trata de combinar el rigor, la pro-
tales”. En Las manifestaciones artísticas del antiguo fesionalidad y la veracidad, con la sencillez, la ameni-
Egipto. Curso de Egiptología 2015-2016 de la Asocia- dad y la visualidad. Además, es redactor habitual en la
ción española de Egiptología. sección de Historia de la web “Que Aprendemos Hoy”.

WILDUNG, D. (2004). Egipto. De la prehistoria a los https://historiae2014.wordpress.com


romanos. Taschen. Madrid.
https://www.youtube.com/channel/UCR-OTmE-
AUTORES, VARIOS. (2013). Egipto. National Geogra- 9GhQ-4lNeFVhb0Kg
phic. RBA. Barcelona.
https://www.facebook.com/groups/394312347417735

https://twitter.com/HistoriaeBlog

74 | Egiptología 2.0
Personajes
Amairani Avid Nava

El destino final de
Cleopatra: Hollywood

Monedas con la efigie de Cleopatra (izq.) y Marco Antonio (der.). Bronce, 57 d.C. (Imágenes: Universidad de Newcastle).

‘‘Cómo se atreven tú y el resto de tus bárbaros a incendiar mi biblioteca? ¡Actúa como un conquistador todo
lo que deseas, Poderoso César! ¡Viola, asesina, saquea miles, incluso millones de seres humanos! ¡Pero ni tú
ni tus bárbaros tienen derecho a destruir ningún pensamiento humano!”.

Elizabeth Taylor como Cleopatra. Film homónimo de 1963.

La historia del Antiguo Egipto reconoce a tres reinas -entre muchas en tantas dinastías y siglos-, como las más
influyentes, poderosas y “hermosas”: Hatshepsut, Nefertiti y Cleopatra. De esas tres, únicamente la última ha
conseguido un lugar imperecedero en la cultural popular o pop culture que acrecentó su fama en el siglo veinte.

Gracias al séptimo arte, Cleopatra ha sido recordada hasta nuestros días como la bella seductora interpretada
por la actriz británica Elizabeth Taylor, envuelta en un triángulo amoroso que desafiaría cualquier novela victo-
riana. Y es curioso, pues la fascinación por dicha reina, que poco tenía de egipcia y mucho de griega (su propio
apellido, Filópator significa en griego “amante de su padre”) pocos se preguntan cuándo o dónde empezó. Si
tornamos la mirada a la historia podemos saber que el interés por la fatídica quasi leyenda de Cleopatra co-
menzó, precisamente, desde que existió. El fin de su reinado, que culminó con el supuesto suicidio de Cleopa-
tra hacia el año 30 d.C., marcó la caída del último “imperio” del mundo antiguo. Octavio, el primer Augusto del
Imperio Romano, el primer César, anexa Egipto a los territorios romanos y con ello, marca una nueva historia
para Occidente.

Sin embargo, Cleopatra no sería el primer monarca derrocado del mundo antiguo y su historia pervivió más de
mil años después siendo una de las más adaptadas, escritas y representadas pictóricamente. Mujer astuta, va-
liente, culta, amante de la gran biblioteca de Alejandría y que, pese a lo perpetuado por la meca del cine acerca
de su apariencia había conquistado a uno de los hombres más fascinantes de la antigua Roma, Julio César. Y
ya que se mencionó el look de Cleopatra, cabe mencionar que descubrimientos arqueológicos recientes, mues-
tran a una reina con un tremendo perfil griego: nariz aguileña, mentón prominente, expresión severa. No obs-
tante, es también probable que, dado a los cánones estéticos de la época, fuera considerada realmente bella.

Egiptología 2.0 | 75
De los primeros recuentos históricos que se con-
servan acerca de la vida de Cleopatra son los de
Casio Dio y Plutarco. De hecho, como sucede a
menudo con la meca del cine, escenas icónicas
que aparecen en diversas adaptaciones cinemato-
gráficas de la vida de Cleopatra incluyen el famo-
so episodio descrito por Plutarco donde una joven
Cleopatra se presenta ante Julio César envuelta
en una alfombra: “Fue por este medio de Cleopa-
tra, se dice, que César se cautivó por vez primera
puesto que mostró ser una coqueta atrevida” (Life
of Julius Caesar, XLIX.3). Plutarco deja bastante
en claro que la fascinación que sentía el gran ge-
neral romano por la reina egipcia se basaba en
sus “artimañas” femeninas mas no hace una alu-
sión específica a la belleza que se le atribuye hoy
día.

Incluso, la más famosa imagen que se conserva-


ba de Cleopatra -hasta antes del descubrimiento
de distintas monedas con su efigie- es el busto en
mármol que resguarda el Altes Museum de Berlín,
confirma ciertas características del “perfil griego”
que ya se mencionaba. Difícilmente, para el ojo
no conocedor, se podría pensar que dicha imagen
pertenece a una reina egipcia. La representación
helenizada de Cleopatra con semblante pensativo
y peinado romano dejan entrever la controversia
que marcaría su vida y que resultaría tan fascinan-
te en tiempos modernos: de origen griego, enamo-
rada de Egipto pero atrapada en un idilio romano.

Casio Dio, senador e historiador romano en su


Busto de Cleopatra. Mármol, 30-40 a.C. Historia Romana, fue uno de los primeros autores
Altes Museum, Berlín (Imagen: Carole Raddato). latinos que escribirían sobre la supuesta belleza
que le ha sido atribuida Cleopatra con el paso del tiempo. Escribe así:

‘‘Pues era una mujer de belleza incomparable y, en esa época, cuando estaba en la flor de su juventud, era
incluso más despampanante; poseía a su vez una voz encantadora y el conocimiento de hacerse agradable a
todos. Era maravillosa al escuchar y mirar, con el poder de subyugar a todos incluso a un hombre satisfecho
en el amor y bastante mayor, ella consideró como parte de plan conocer a César y confío a su belleza toda su
pretensión al trono. Por tanto, pidió ser admitida ante su presencia y, al obtener dicho permiso, se adornó y
embelleció a sí misma para así aparecer frente a él vestida del modo más majestuoso y a la vez inspirador de
lástima. Cuando hubo perfeccionado sus artimañas entró a la ciudad (pues había estado viviendo fuera de la
misma) y por la noche, sin el conocimiento de Ptolomeo, entró a palacio”.

Cfr. Dio, Roman History (XLII.34.4-6). Traducción Universidad de Harvard.

Gracias a las interpretaciones históricas de diferentes personajes romanos, el recuerdo del “último faraón” egip-
cio prevaleció, y no solo eso, sino que la historia de Cleopatra, al coincidir con la caída de un Imperio (el egipcio)
y el nacimiento de otro (el romano).

En contraste a los escritos de los egiptólogos modernos en cuanto a la importancia histórica de la fatídica reina
egipcia, como se ha visto, se encuentran aquellos de su belleza que incluso otros autores clásicos ponen en
debate, lo cual únicamente aumentaría su popularidad en épocas venideras. Plutarco de nuevo, en la vida de
Marco Antonio -y muy probablemente por las desesperadas medidas que Cleopatra utilizaría para salvar su
reino- se pronuncia dubitativo en cuanto a la reina, sin otorgarle el mismo halago que cuando escribía la vida
de Julio César:

76 | Egiptología 2.0
“Pues su belleza, se ha dicho, no era totalmente incom-
parable en sí misma, ni tal para sorprender aquellos
que la mirasen sino que le otorgaba un encanto irresis-
tible y su presencia, combinada con su la capacidad de
persuadir en su hablar y el carácter demostrado en su
comportamiento hacia otros, poseían cierta cualidad es-
timulante. Había incluso dulzura en el tono de su voz
y su lengua, como un instrumento de muchas cuerdas,
convertía a cualquier lenguaje que deseara…”.

Cfr. Plutarch, Life of Antony (XXVII.2-3).

Asimismo, ciertos poetas de la época Augusta la con-


virtieron en una villana al estilo de una tragedia griega,
considerándola una “extranjera seductora”. Propercio la
llamaría en sus elegías “reina puta”; en las Odas de Ho-
racio la encontramos como “monstruo fatal”; Lucano en
Pharsalia la denigra como “la vergüenza de Egipto”. Así,
del tan propiciado debate en cuanto a la belleza de una
mujer, una belleza “dañina” tanto como la de Helena de
Troya, se puede inferir que si en realidad no hubiera sido
atractiva, sus detractores lo hubieran señalado.

El propio Lucano lo repite constantemente llamándola


“impura” y “dañina”. Pese a esto, se podría decir que
debido al hecho de que eran poetas elegíacos, el tono
de su verso tendía hacia el dramatismo histórico lo cual
tampoco prueba ser una fuente demasiado confiable.
Cleopatra y Julio César, 1866
(Imagen: Jean-Leon Gerome). Después de estos escritos, la figura de Cleopatra se
vuelve a retomar hasta el s. XVII con Anthony and Cleo-
patra de William Shakespeare ; las Pensées de Pascal;
Caesar and Cleopatra de George Bernard Shaw (1898),
principalmente. A partir del s. XVI con el auge del Barro-
co y posteriormente, en el Neoclasicismo, la sociedad
comienza a tornar los ojos al pasado, añorando el or-
den, la simetría, el misticismo y lo exótico de las tierras
lejanas.

Durante el Romanticismo del s. XVIII, y buena parte del


s. XIX, era obligatorio para los jóvenes de la alta socie-
dad y educación viajar a oriente y conocer las tierras
lejanas y su cultura.
Elizabeth Taylor en la icónica escena de la alfombra.
Cleopatra, 1963 (Imagen: Twentieth Century Fox). Y no solo eso sino que dichos viajes marcaron el co-

mienzo del redescubrimiento arqueológico de Egipto, entre otros.

Con el nacimiento del séptimo arte, era de esperarse que diversas historias clásicas fueran representadas, tal
como sucedió con Shakespeare o Shaw en su momento. El s. XX vio más de 50 adaptaciones cinematográficas
de la vida de Cleopatra, basada en distintas obras literarias, recuentos históricos, nuevas historias, pinturas, etc.

La reconstrucción de una imagen “viva” de la desaparecida reina y su fatídica historia se apoyó de los recuentos
de su belleza ya mencionados con anterioridad e incluso pinturas, principalmente del s. XIX donde, pese a tener
una influencia del romanticismo, se representa una figura más acercada históricamente pues presenta ropas
griegas y nemes egipcio. La popular adaptación de 1917, protagonizada por la estrella de cine mudo Theda
Bara es considerada en la actualidad un filme perdido. Únicamente se conservan algunas escenas, memora-
bilia, posters e información de la producción y actores. Debido a los bailes exóticos y vestuario atrevido para la
época es probable que el negativo haya sido destruido.

Egiptología 2.0 | 77
Tres “Cleopatras”, tres diferentes adaptaciones cinematográficas: 1912, 1917 y 1963 (Imágenes: Archivo).

En las adaptaciones de la meca del cine, Cleopatra siempre ha sido interpretada por mujeres “blancas”. Incluso,
en la adaptación de Cecil B. DeMille, uno de los personajes es ridiculizado por preguntar si Cleopatra es blanca.

Diferentes debates existen al respecto de la raza de Cleopatra, lo cierto es que, históricamente es poco proba-
ble que haya sido de raza negra. La dinastía Nubia se había extinguido siglos atrás del reinado de Cleopatra
con la llegada de Alejandro Magno y, por supuesto como es bien sabido, Cleopatra era griega.

Esto se resalta aún más en la adaptación homónima de 1963, protagonizada por Elizabeth Taylor y Richard
Burton y basada directamente en el Antony and Cleopatra de Shakespeare.

Cléopâtre essayant des poisons sur des condamnés à mort. Alexandre Cabanel, 1887 (Imagen: Wikimedia Commons).

Antony and Cleopatra. Sir Lawrence Alma-Tadema, 1885 (Imagen: Wiki Art).

78 | Egiptología 2.0
Conclusiones

La interpretación histórica de Cleopatra es este artículo no se limita únicamente a su “belleza” sin importar que
el personaje aludido fuera bella o no. Lo importante es tomar en cuenta que, para poder explicar su importancia
en la cultura pop o actual, se decidió valerse de escritos históricos clásicos que le dan primacía a este concep-
to sobre otros. Después de todo, Cleopatra vivió en una época de gran misoginia. Para los romanos, solo el
hombre era digno de gobernar. La mujer aprendía solo a mentir y manipular así que para Casio Dio o Plutarco,
Cleopatra hacía esto a la perfección.

Si bien, para un escritor de la época, ¿de qué otra artimaña sino de la belleza podría valerse una mujer para
influenciar la vida de hombres de gran reputación como Julio César? Jamás pensarían que era por su inteligen-
cia o su amor a Egipto, su ascendencia griega u otras características políticas y estrategas que pudiera tener
Cleopatra. El hecho era que dos generales romanos de gran reputación habían perdido la cordura, abandonado
a sus esposas, otorgado poder político a una mujer.

Esta tragedia por evidentes razones interesó en gran medida a los románticos, que basándose en la lectura
del Antony and Cleopatra de Shakespeare, le otorgaron a Cleopatra la fama imperecedera que hoy tiene. La
reina Ptolemaica se convierte entonces en una Ofelia de Millais. Muere trágicamente, se vuelve loca antes de
ser humillada. Su destino fatídico es su único amor. Lo importante sería entonces, para los egiptólogos, histo-
riadores y aficionados seguir buscando fuentes que nos conecten hacia el verdadero ser personal de Cleopatra
y no solo su apariencia física.

Bibliografía Sobre el autor

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A su vez, es artista y editora freelance de ClioArs Stu-
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SHAW, I. (2004). The Oxford History of Ancient Egypt.


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tion. Oxford University Press. New York.

MILES, MARGARET M. (2011). Cleopatra: A Sphynx


Revisited. University of California Press. London.

Egiptología 2.0 | 79
Arte
Gerardo P. Taber / Rodrigo A. Cervantes Navarro

Un contrapeso de menat
conmemorativo del heb-sed del
faraón Psamético I en el Museo
Nacional de las Culturas de
México. Contexto histórico e
identificación
La conquista asiria de Egipto
En el primer tercio del siglo VII a.C. el medio oriente se con-
vulsionaba bajo el estruendo de las ruedas de los carros y
las lanzas que se alzaban para la conquista en nombre del
dios Aššur. En ese tiempo, todos los pueblos del mundo
conocido pagaban algún tipo de tributo o sucumbían ante el
poderío del ejército asirio. En este sentido, el país del Nilo
no fue la excepción y en el año 671 a.C. las fuerzas del rey
Aššur-aha-iddina (Asarhaddón, c. 681-669 a.C.) invadieron
Egipto. Aunque unas décadas antes, durante el reinado de
Śïn-ahhe-eriba (Senaquerib, c. 705-681 a.C.) esta conquis-
ta se intentó evitar por vía de la diplomacia egipcia; que
apoyó abiertamente las revueltas de los diferentes reinos
de la región de Siria-Palestina. Estos episodios fueron re-
gistrados, posteriormente, en distintas fuentes como en los
relatos del célebre Heródoto de Halicarnaso (c. 484-425
a.C.) quien anotó en el segundo libro -dedicado a la musa
Eὐτέρπη (Euterpe)- de su obra στορίαι (historíai) “los nueve
libros de historia” este pasaje:

Pero, cierto tiempo después, ocurrió que Senaquerib, rey


de árabes y asirios, lanzó un gran ejército contra Egipto;
pues bien, como era de esperar, los egipcios de la cas-
ta guerrera no quisieron prestarle ayuda. Entonces el sa-
cerdote, sumido en un apurado trance, penetró en el sa-
grario del templo y se puso a gemir ante la imagen por el
peligro que le amenazaba. Y mientras estaba deplorando
su suerte, de improviso le entró sueño y, en la visión que
tuvo, creyó ver que se le aparecía el dios y le daba ánimos
Contrapeso de collar menat con el preanomen del asegurándole que no sufriría desgracia alguna, si salía al
faraón Psamético I. 664-610 a.C. Fayenza moldeada. encuentro del ejército de árabes, pues él, personalmente,
Museo Nacional de las Culturas, N. Inv. AF-E-Pres-73. le enviaría socorros. Con su confianza puesta, como es na-
Ciudad de México (Imagen: Gerardo P. Taber).

80 | Egiptología 2.0
tural, en esas palabras, tomó consigo a los egipcios que quisieron seguirle y acampó en Pelusio (pues la ruta
de acceso a Egipto pasa por allí); y por cierto que no le siguió ningún miembro de la casta guerrera, solamente
buhoneros, artesanos y mercaderes. Cuando los enemigos llegaron a aquel lugar, sobre ellos cayó durante la
noche un tropel de ratones campestres que royeron sus aljabas, sus arcos y, asimismo, los brazales de sus
escudos, de modo que, al día siguiente, muchos de ellos cayeron cuando huían desprovistos de armas… Y en
la actualidad se alza, en el santuario de Hefesto, una estatua en piedra de este rey con un ratón en la mano y
una inscripción que dice así: ‘‘Mírame y sé piadoso’’. (Schrader, 1992: 433-434).

Asimismo, hay varias menciones de la resistencia de los pueblos semitas contra el poderío militar asirio en el
libro de ‫( ב םיִכָלְמ‬Melajim Bet) “Segundo Libro de los Reyes” de la Biblia, de las cuales destaca:

Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá
delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entra-
rá en esta ciudad, dice Jehová. Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor
a David mi siervo. Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de
los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de
muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó. Y aconteció que mien-
tras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron
a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo. (2a Reyes 19:32-37 versión de Casiodoro de Reina).

Pero a pesar de estas acciones, el propio Asarha- como en el religioso, ya que desde el inicio de su
ddón conquistó y saqueó la ciudad de inb ḥḏ (ineb reinado impulsó un verdadero “renacimiento saíta”
hedj) “Menfis” y controló todo el Bajo Egipto; lo que en las artes (cfr.: Clayton, 1994: 520) y dedicó varias
obligó a que el faraón, de origen nubio, Taharqa (c. construcciones a los dioses de la tierra del Nilo. Al
690-664 a. C., de la dinastía XXV) huyera hacía el morir Asurbanipal -el último gran rey de Asiria- Egip-
sur. El rey asirio impuso un gobierno tributario y nom- to se independizó de iure; ya que sus sucesores
bró a Necao I (c. 672-664 a.C., de la dinastía XXVI) fueron incapaces de reponer el poderío del imperio
como rey en Sais, ciudad situada al oeste del delta neoasirio ante las potencias del imperio medo y del
del Nilo, bajo su égida; pero Asarhaddón abandonó imperio neobabilónico que, en un movimiento de te-
Egipto para sofocar otras revueltas en su imperio nazas, se cerraban sobre las capitales de Nínive y
(cfr.: Masó, 2013: 113-114). Esta situación fue apro- Assur, que finalmente cayeron en los años 612 y 614
vechada por Taharqa, quien alentó numerosas rebe- a.C. respectivamente (cfr.: Masó, 2013: 129-132). La
liones en contra del gobierno saíta. Al escuchar de caída del imperio asirio catapultó al país del Nilo, de
estas insurrecciones, Asarhaddón preparó -al más nueva cuenta, como una potencia; sumándose así al
puro estilo asirio- una campaña punitiva; pero mu- repertorio de los cuatro poderosos reinos: Lidia, Me-
rió antes de poder volver a pisar suelo egipcio. Sin dia, Babilonia y Egipto, que se dividieron el antiguo
embargo, el ímpetu beligerante contra el faraón kus- medio oriente del último tercio del siglo VII a.C.
hita lo retomó su heredero al trono Aššur-bāni-apli
(Asurbanipal, c. 668-627 a.C.) quien tomó cartas en Los medios que utilizó Psamético I para asegurar su
el asunto y resolvió la situación de manera tajante al posición, en los convulsos tiempos que le toco vivir,
invadir, una vez más, Egipto; esta vez llegando has- son desconocidos; aunque sobrevivieron leyendas
ta w3st (waset) “Tebas” (cfr.: Masó, 2013: 116-119). como la narrada por Heródoto en su libro dedicado
Esta situación orilló a que el último monarca nubio, a Euterpe:
Tanutamani (c. 664-656 a.C.) se replegase definitiva-
mente a sus dominios originales en el actual Sudán. Los doce reyes, entretanto, se conducían con justi-
cia, pero, al cabo de cierto tiempo, con ocasión de
En el norte, Necao I murió durante una de las in- un sacrificio que ofrecían en el santuario de Hefesto,
cursiones nubias, ordenadas por Tanutamani, y fue cuando, el último día de la fiesta, se disponían a rea-
sucedido por su hijo Psamético I (c. 664-610 a.C.) lizar unas libaciones, el sumo sacerdote les llevó las
quien al asegurar su posición, proclamó de facto la copas de oro con que solían ofrecerlas, pero se equi-
independencia de Egipto del yugo asirio. En reali- vocó de número y les llevó once cuando ellos eran
dad, esta pudo lograrse debido a que Asurbanipal doce. Entonces Psamético, el que en la fila ocupaba
se encontraba ocupado en una guerra contra Elam, el último lugar, como no tenía copa, se despojó del
en el actual Irán, por lo que se desentendió del asun- casco, que era de bronce, lo tendió al sacerdote e
to egipcio ya que no contaba con tiempo o recursos hizo la libación. Todos los demás reyes, por su parte,
suficientes para sofocar otra rebelión en un lugar tan llevaban también cascos y en aquel instante preciso
distante del centro del poderío asirio. De este modo, los tenían puestos. Psamético, pues, tendió el suyo
Psamético I contó con tiempo suficiente para conso- sin poner en ello mala fe alguna, pero los demás, ca-
lidar su poder; lo cual logró tanto en el plano político yendo en la cuenta, relacionaron lo que había hecho

Egiptología 2.0 | 81
Psamético y el oráculo que les había vaticinado
que sería único rey de Egipto quien de ellos hicie-
se una libación con una copa de bronce. (Schra-
der, 1992: 445-446).

Lo más probable es que esta anécdota no sea ve-


rídica, pero su valor histórico radica en que deno-
ta los problemas políticos que se suscitaron en la
época en que Psamético I accedió al trono y el ad-
venimiento de la dinastía XXVI, el último linaje na-
tivo que gobernó Egipto antes de la conquista del
imperio persa aqueménida, y con la cual el país
del Nilo salió de lo que se denomina actualmente
como el Tercer Período Intermedio (c. 1076-723
a.C.) para entrar en su última etapa de esplendor,
conocida como Período Tardío o Baja Época (c.
722-332 a.C.). Psamético I ubicó su capital en su
natal Σάϊς (Sais), cuyo nombre egipcio original era
š´w (shau), y formalizó una alianza con Giges (c.
680-644 a.C.) rey de Lidia para dotar a su ejérci-
to con huestes de mercenarios carios y griegos;
éstos últimos permanecieron en el delta del Nilo,
sobre todo en la ciudad de Ναύκρατις (Naucratis)
ubicada en el brazo de Canopo. Con este poderío Detalle de un fragmento de cornisa que figura al faraón Psamé-
militar primero controló el Bajo Egipto y después tico I ofrendando a una deidad en forma de serpiente; El-Ras-
destruyó los últimos bastiones leales a la dinastía hid (Rosetta), 664-610 a.C. Basalto tallado. Obsequio del rey
kushita en el Alto Egipto, logrando que la ciudad George III al British Museum, Núm. Inv. EA 20. London, UK.
de w3st (waset) aceptase su autoridad como el le- (Imagen: Captmondo, GFDL & Wikimedia Commons).

La fiesta sed

Durante la Baja Época se retomaron y reinterpreta-


ron muchos de los cánones artísticos y tradiciones
del Reino Antiguo (c. 2543-2120+25 a.C.) en un in-
tento de legitimar a la nueva dinastía y de enarbolar
el poder del faraón sobre las fuerzas extranjeras que
constantemente amenazaban a la tierra del Nilo. Uno
de las más importantes acontecimientos que conjuga-
ba los conceptos anteriormente mencionados era el

ḥb sd (heb-sed) vocablos que literalmente


significan: “fiesta sed” (aunque algunos autores los
traducen como “jubileo real”) que se realizaba para
renovar la fuerza física y el poder mágico del monar-
ca, para que él pudiese seguir prodigando estabilidad,
vida, fuerza y salud a Egipto. Esta festividad se cele-
braba, idealmente, al cumplirse el trigésimo aniversa-
rio de la coronación del faraón para posteriormente
repetirse cada cinco o siete años y, al parecer, duraba
varios días (cfr.: Shaw & Nicholson, 1995: 256); razón
por la que sólo los faraones con un reinado longevo
cuentan con registros de este importante suceso (cfr.:
Wilkinson, 1992: 145). Los orígenes del heb-sed se
pierden en la noche de los tiempos; aunque desde el
Período Predinástico (c. 5300-3000 a.C.) se tienen re-
Busto que representa a un faraón, posiblemente Psamético gistros de su realización. Al parecer, es una evolución
I. 664-610 a.C. Granito tallado. En colección desde antes de un antiguo ritual de regicidio en donde se disponía
de 1956 en el Metropolitan Museum of Art, Núm. Inv. X.358. del monarca que ya había pasado sus años de juven-
New York (Imagen: Collection Photo MET, OASC & IAP). tud y vigor (cfr.: Bárta, 2015: 489-492).

82 | Egiptología 2.0
La secuencia exacta y las acciones que el faraón realizaba en el heb-sed aún no son claras; pero las evidencias
-que sobrevivieron al cruel embate del tiempo- muestran que el monarca debía realizar varios rituales que lo
situaban como el regente de varios asuntos mundanos; de tal manera se le representaba arando la tierra, con-
tando el ganado y fundando edificaciones. Pero, en estas actividades los dioses estaban presentes, razón que
les confería sacralidad. El evento más importante parece haber sido una carrera ritual que el rey debía realizar
para demostrar que aún se encontraba en buen estado físico. La culminación del heb-sed se daba cuando el
faraón era investido con las coronas del norte y del sur por los dioses, usualmente Horus y Seth como personi-

ficaciones del Alto y el Bajo Egipto, justo en el doble pabellón sd (sed). Por último, el monarca erigía una

columna ḏd (djed) que simbolizaba la estabilidad de su reinado y disparaba flechas hacia los cuatro puntos
cardinales para, mágicamente, mantener alejados a los enemigos del país del Nilo.

Detalle de un dintel que figura al faraón Senusret III en el doble pabellón sed; Nag el-Madamud. 1837-1819 a.C. Caliza
tallada. Museo de Antigüedades Egipcias, Núm. Inv. JE 6189. El Cairo
(Imagen: Soutekh67, GFDL & Wikimedia Commons).

En el caso de Psamético I, es seguro que pudiese tuberancia rectangular con una perforación longitu-
celebrar al menos su primer heb-sed, ya que en los dinal. Cuenta con 11 cm de alto, 5.5 cm de ancho y
54 años que permaneció en el trono tuvo suficiente 0.5 cm de espesor y se encuentra manufacturado en
tiempo para asentar sus reales y dejar bien cimen- fayenza egipcia moldeada. En su recto y verso pre-
tadas las bases de su dinastía y el nuevo renombre senta inscripciones dispuestas en una sola columna
alcanzado por Egipto a nivel internacional. Pero, a a cada lado, las cuales son idénticas.
diferencia de otros monarcas longevos, aún no se ha
descubierto algún relieve o un complejo monumental En este caso, las inscripciones se leen de arriba ha-
que de cuenta de su “fiesta sed”. Sin embargo, exis- cia abajo y de derecha a izquierda. Los jeroglíficos
ten otros artefactos que corroboran la mencionada registran el egipcio medio; escritura que se seguía
celebración, como el caso que se expone a conti- utilizando en contextos religiosos y ceremoniales
nuación. aún en la Baja Época (cfr.: Allen, 2010: 10). Un ele-
mento que sin duda resalta en la inscripción es el
Descripción, análisis epigráfico e interpretación
de un contrapeso de menat conocido trilítero šnw que también se conoce
como “cartucho”; éste se utilizaba para indicar tanto
El artefacto en cuestión se resguarda y exhibe al el praenomen y el nomen, es decir; los nombres de
público en las nuevas salas del Egipto faraónico del entronización y nacimiento de los monarcas egipcios
Museo Nacional de las Culturas (MNC) de México. (cfr.: Leprohon, 2013: 17-19). En este caso, dentro
Se trata de una placa de forma trapezoidal, en su
parte proximal y circular en su parte distal con bor- de este “cartucho” se encuentra inscrito:
des rectos. En su parte superior presenta una pro- w3ḥibr´, cuya transcripción es: uahibra y que pue-
de traducirse como: “rejuvenece (o resurge) el cora-

Egiptología 2.0 | 83
Contrapeso de collar menat con el preanomen del faraón Psamético I. 664-610 a.C. Fayenza moldeada. Museo Nacional
de las Culturas, N. Inv. AF-E-Pres-73. Ciudad de México (Imagen: Gerardo P. Taber).

Jeroglíficos en el contrapeso de collar menat con el preanomen del faraón Psamético I. Restitución de Gerardo P. Taber y
Rodrigo A. Cervantes utilizando JSesh, an Open Source Hieroglyphic Editor de Serge Rosmorduc.

zón de Ra”. Este es el nombre de entronización de Psamético I quien, probablemente, escogió los tres fonogra-
mas que construyen este enunciado, el cual era mucho más que un nombre; era una declaración de restaura-
ción del poderío real que se conjugaba perfectamente con los objetivos políticos de la dinastía saíta (cfr.: Ray,
1990: 196-199 y Leahy, 2011: 550-568).

En concreto, la transliteración de la inscripción de esta obra es:

ḏd mdw ḥb sd nb ḥb sd ʿš3 wr n(y) nyswt bityt w3ḥibr´ mi r´ ḏt

Cuya transcripción es:

djed medu heb-sed neb heb-sed asha ur ni nisut bitit uahibra mi ra djet

La cual puede traducirse como:

“Palabras dichas en cada festival sed, y en todos los grandes festivales sed, del rey del Alto y Bajo Egipto Uahi-
bra (Psamético I), quien es como Ra por siempre.”

La inscripción es una fórmula de invocación mágica para que el faraón celebrase el heb-sed para el que se
manufacturó este artefacto y que también fuese capaz de estar presente en muchos más; deseándole por an-
tonomasia un largo reinado bajo la égida del dios Sol. Lo más probable es que esta inscripción corresponda al
634 a.C., año en que, idealmente, se cumplió el trigésimo aniversario de la coronación de Psamético I; aunque
este longevo monarca vivió otros 24 años más y posiblemente celebró más de una “fiesta sed”.

84 | Egiptología 2.0
Para conmemorar tan importante suceso, se inscribieron este tipo de fórmulas mágicas en los objetos litúrgicos

y votivos relacionados; como es el caso de este contrapeso de un mnit (menat), que consistía en
un collar de cuentas en forma de luna creciente y un contrapeso al que se anudaban los cordeles. Este elabora-
do abalorio servía como instrumento musical en algunos contextos religiosos asociados a la diosa Hathor, quien
recibía el epíteto de “gran menat”. Al parecer, el sonido producido por este collar era un medio que transmitía
el poder de la diosa (cfr.: Wilkinson, 1992: 173). En este sentido, es probable que durante el heb-sed algunas
sacerdotisas dedicadas al culto a Hathor tañeran estos instrumentos para que ella se manifestase ante el faraón
y que después se ofrendasen amuletos para que esta acción siguiera ocurriendo por toda la eternidad. De tal
manera, existen otros ejemplares similares al contrapeso de collar menat con el preanomen del faraón Psamé-
tico I que se resguarda en el Museo Nacional de las Culturas de México: uno en el Musée du Louvre en Paris,
Francia y otro en el Los Angeles County Museum of Arts (LACMA) en California, USA; éste último contiene la

misma fórmula mágica con la diferencia que se inscribió el nomen de Psamético I: psmṯk, cuya
transcripción es: psametek y que puede traducirse como: “compañero de Metik” (cfr.: Ray, 1990: 196-199 y
Leahy, 2011: 550-568).

Menat. Dinastía XVII, 1539-1292 a.C. Fayenza egipcia moldeada. Metropolitan Museum of Art, New York.
(Imagen: Reprografía de Aldred, 1971: 18).

Contrapeso de collar menat con el preanomen del faraón Psamético I. 664-610 a.C. Fayenza egipcia moldeada. Musée
du Louvre, Paris (Imagen: Guillaume Blanchard, DFDL & Wikimedia Commons).

Contrapeso de collar menat con el nomen del faraón Psamético I. 664-610 a.C. Fayenza egipcia moldeada. Obsequio de
Frank J. y Victoria K. Fertitta a Los Angeles County Museum of Arts, N. Inv. M.80.198.115. California
(Imagen: Collections LACMA).

Egiptología 2.0 | 85
Comentarios finales

Como ya se ha mencionado en otros textos, la co-


lección egipcia del Museo Nacional de las Culturas
de México es parte de un conjunto de más de dos
millones de objetos provenientes del antiguo país del
Nilo que se conservan en más de 850 colecciones
públicas en 69 países alrededor del mundo.

Muchas de esas obras aún esperan, hierática y pa-


cientemente, un estudio minucioso como el que se
presenta, de manera sintética, en este artículo; el
Fachada del Museo Nacional de las Culturas. Ciudad de cual esperamos sea de utilidad para los interesados
México (Imagen: INAH). en la historia y cultura del antiguo país del Nilo.

Bibliografía Sobre el autor

BAINES, JOHN & MALEK, JAROMIR (1988). Dioses Gerardo P. Taber realizó sus estudios de arqueología
templos y faraones. Vol. I & II. Graham Speake (ed.). en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de
Col. Cultural Atlas Series. Andromeda Oxford Ltd. & México y se ha especializado en el estudio de las cul-
Checkmark Books. Folio. Barcelona. turas del medio oriente y el Mediterráneo antiguo, con
especial interés en el Egipto faraónico. Ha impartido
ALDERED, C. (1971). Jewels of the Pharaohs. Egyp- numerosas conferencias y cursos sobre el arte, la reli-
tian Jewelry of the Dynastic Period. Thames & Hud- gión y la escritura del Egipto faraónico.
son. London.
También fue investigador de diversas exposiciones
ALLEN, J. P. (2010). Middle Egyptian. An Introduction internacionales. Es autor del libro Medu Netscher,
to the Language and Culture of Hieroglyphs. 2nd Edi- las palabras divinas que fue aceptado en los acervos
tion. Cambridge University Press. Cambridge. de la Bibliotheca Alexandrina en Egipto en el año de
2008.
CLAYTON, P. A. (1994). Chronicle of the Pharaohs.
The Reign-By-Reign Record of the Rulers and Dynas- Actualmente desempeña su labor como investigador
ties of Ancient Egypt. Thames & Hudson. London. del Museo Nacional de las Culturas de México, en el
área de investigación y curaduría del Egipto faraónico
HERÓDOTO DE HALICARNASO (1992). Historia. Li- y el Mediterráneo antiguo y se encuentra trabajando
bro II Euterpe. Col. Biblioteca Clásica Gredos N. 3. en el proyecto Kemet en Anáhuac, que busca analizar
Traducción y notas de Carlos Schrader. Gredos S.A. y contextualizar las obras faraónicas que se encuen-
Madrid. tran en México.

LEPROHON, R. J. (2013). The Great Name. Ancient https://kemetenanahuac.wordpress.com


Egyptian Royal Titulary Col. Writings From The Ancient
World N. 33. Society of Biblical Literature. Atlanta.

MASÓ, F. F. (2013). Las civilizaciones de Mesopota-


mia. Col. Historia National Geographic, Vol. IV. Natio-
nal Geographic Society. España.

RAY, J. D. (1990). “The names Psammetichus and


Takheta.” En: The Journal of Egyptian Archaeology
Vol. 76. The Egypt Exploration Society. London. pp.
196-199.

SHAW. I. & NICHOLSON, P. T. (1995) The British Mu-


seum Dictionary of Ancient Egypt. The British Museum
Press. London.

WILKINSON, R. H. (1992). Reading Egyptian Art. A


Hieroglyphic Guide to Ancient Egyptian Painting and
Sculpture. Thames & Hudson. London.

86 | Egiptología 2.0
Colecciones
Bartomeu Egea Resino

Colección egipcia del


Museo Episcopal de Vic

Exterior del Museo Episcopal de Vic (Imagen: Patrimoni gencat).

Hace ya 125 años. El 7 de julio de 1891, el obispo de Vic, Josep Morgades y Gili, inauguraba el nuevo Museo
Episcopal de Vic (MEV), que reflejaba el interés que, desde finales del siglo XIX, se había generado por el arte
de la Edad Media, recogiendo el esfuerzo realizado por un grupo de intelectuales y clérigos de Vic de la época
de la “Renaixença” para recuperar el patrimonio artístico catalán. Sus primeras instalaciones ocupaban el espa-
cio situado sobre el claustro de la catedral y del palacio del obispo. Desde 2002 unas modernas instalaciones
acogen sus tesoros.

Sala de arqueología del Museo Episcopal de Vic, siglo XIX (Imagen: MEV).

Egiptología 2.0 | 87
Los antecedentes de la creación del Museo Episcopal hay que buscarlos en dos hechos: la Exposición Arqueo-
lógica Artística de Arte Retrospectivo celebrada en 1868 en Vic y organizada por el Círculo Literario, con el
canónigo Jaume Collell y Bancells como líder; y en el descubrimiento del templo romano en el año 1882, y la
consiguiente creación de la Sociedad Arqueológica de Vic que se encargó de la creación de un Museo Lapidario
núcleo embrionario de la futura colección arqueológica del museo. Esta Sociedad fue presidida desde los inicios
por el mismo obispo Morgades.

Una magnífica colección de obras maestras de pintura y escultura del románico y del gótico catalán, junto con
unas destacadas colecciones de arqueología, orfebrería, tejido, forja, vidrio y cerámica. Un fondo de valor ex-
cepcional integrado por más de 29.000 piezas.

Máscara funeraria, madera policromada. Sokar, Madera policromada y doble escarabeo (Imágenes: MEV).

La colección egipcia integrada en la de arqueología esta formada por aproximadamente un centenar de refe-
rencias, formada a lo largo del siglo XIX mayoritariamente, en base a material procedente del mismo Egipto,
adquirido en El Cairo y Alejandría, así como de yacimientos arqueológicos de la costa mediterránea occidental y
de donaciones realizadas a lo largo del tiempo por particulares siendo las mas significativas, las de Don Ramiro
Miralpeix, Don Joaquin Badia i Andreu y las de Don Federico Rauret (General Auditor de Guerra en el Tribunal
Mixto de Alejandría).

Libro de los Muertos (Imágenes: MEV).

88 | Egiptología 2.0
Cabe destacar un ejemplar del ‘‘Libro de los Muertos’’, escrito en hierático y decorado con dibujos que comple-
mentan y explican los textos presentados en columnas verticales y la Momia y sarcófago antropomorfo de la
cantora de Amón Nadegaubastisred.

El sarcófago en cuya tapa están reproducidos los


rasgos idealizados de la fallecida, muestra la cabe-
za cubierta por una pesada peluca sobre la que el
halcón Horus extiende sus alas protectoras, lleva un
ancho collar “Usekh”.

En el registro vertical hay inscrita en escritura jeroglí-


fica una oración de ofrendas al dios de los muertos,
Osiris, para que provea el “ka” de la sacerdotisa de
todo lo necesario para su supervivencia en el Más
Allá, y está presidida por la figura del dios chacal
Anubis, guardián de las necrópolis y embalsamador
principal.

El cartonaje está formado por varias capas de tejido


de lino y yeso, la última de las cuales está estucada
y decorada con motivos religiosos. Bajo el ancho co-
llar “Usekh” hay un colgante con la efigie de la diosa
leona Sacmis y una ave con la cabeza de carnero de
Amón que extiende sus alas en un gesto protector.

Una columna vertical central separa los cuatro genios


funerarios encargados de la conservación de las vís-
ceras. Los textos jeroglíficos de la ofrenda funeraria
Momia y sarcófago de Nadegaubastisred (Imágenes: MEV). están dirigidos a Ptah-Sokar-Osiris.

Bibliografía Sobre el autor

BAQUÉS ESTAPE, LLORENS. (1971). ‘‘Las piezas Bartomeu Egea (Barcelona 1953), después de una lar-
egipcias del Museo Episcopal de Vich’’. Información ga trayectoria empresarial, dedica toda su atención al
Arqueológica, num: 6. Boletín informativo del instituto estudio del antiguo Egipto, estudia prehistoria e histo-
de prehistoria y arqueología de la diputación provincial ria antigua y etnoarqueología, colabora habitualmente
de Barcelona. en blogs y foros que promuevan el conocimiento de la
egiptológica, así como en docencia, acercando el AE
Webgrafía a los escolares.

http://www.museuepiscopalvic.com Desde 2005 administra el sitio web: egipte.cat, don-


de a manera de repositorio gráfico, recopila el legado,
http://egipte.org/wordpress/?page_id=216 que del antiguo Egipto, exista en la Mediterránea oc-
cidental.

http://egipte.org

https://www.facebook.com/egipte-org-Projecte-Ue-
mot-62080254459

https://twitter.com/projecteuemot

https://instagram.com/projecte_uemot

Egiptología 2.0 | 89
Museos
Sara López Caiz / Moisés González Sucías

El Museo Arqueológico
Nacional de Madrid

Fachada principal del Museo Arqueológico Nacional (Imagen: Wikimedia Commons).

El Museo Arqueológico Nacional fue fundado en Desde su creación la sede prevista para el Museo
1867 por Isabel II, siguiendo la tendencia europea de Arqueológico Nacional fue la actual, el Palacio de
crear grandes museos nacionales destinados a mos- Biblioteca y Museos Nacionales, un gran edificio de
trar los testimonios del pasado propios de cada país. nueva planta concebido en 1860 y situado en el Pra-
Con su creación se daba respuesta a la demanda de do de Recoletos, cuya construcción necesitó más de
reunir en una única gran institución las colecciones treinta años y tres proyectos arquitectónicos para su
de antigüedades, dispersas en diferentes estableci- culminación en 1892.
mientos, con el fin de representar la historia de Espa-
ña, desde los orígenes a los tiempos más recientes, De 1867 a 1893, el Museo ocupó provisionalmente el
y ofrecer un panorama de las antiguas civilizaciones Casino de la Reina, antigua finca de recreo cercana
del resto del mundo. a la actual glorieta de Embajadores de Madrid, que
el Ayuntamiento de Madrid había regalado a la reina
La idea encontró impulso en el desarrollo que la ar- Isabel de Braganza en 1817.
queología alcanzó en esos momentos, así como en
la toma de conciencia del riquísimo patrimonio cultu- Entre 2008 y 2013 se ha desarrollado la reforma del
ral que, a causa de invasiones, guerras y desamorti- decimonónico edificio en el que se ubica el Museo
zaciones, se encontraba en peligro de desaparición Arqueológico Nacional y la reinstalación de su expo-
y era necesario proteger. sición permanente.

El nuevo Museo debía reunir, conservar y estudiar El edificio se ha acondicionado logrando que sus es-
estos bienes para ponerlos al servicio de los ciuda- pacios se distribuyan más racionalmente, sean más
danos, contribuyendo de este modo a su formación accesibles, dispongan del equipamiento tecnológico
e instrucción. necesario y respondan a los criterios de confortabi-

90 | Egiptología 2.0
lidad y seguridad requeridos para hacer cómoda y Egipto. Probablemente dichos viajes despertaron su
placentera la estancia en él. interés por este país y por su historia, lo que le llevó
a adquirir alrededor de 300 piezas. Se trata mayo-
La ampliación de las áreas públicas permite ofrecer ritariamente de amuletos, escarabeos, y estatuillas
a los visitantes una zona de acogida en condiciones de divinidades de bronce, aunque también merecen
idóneas, exponer nuevas colecciones, ofertar una atención especial las momias de animales, las escul-
amplia variedad de actividades simultáneamente y turas en madera y piedra, las cerámicas, los vasos
poner a su disposición nuevos servicios. La renova- de alabastro, los objetos de adorno personal, y los
ción museográfica de las salas de exposición incor- ushebtis. Ignoramos cómo, cuándo y en qué lugar
pora todos los medios técnicos y de comunicación concreto de Egipto las adquirió, aunque no parece
que pueden favorecer la puesta en valor de las co- descabellado pensar que procedan de alguno de los
lecciones y la comprensión del discurso expositivo muchos anticuarios que en ese momento trabajaban
histórico propio del Museo, convenientemente actua- en este país. Tras su muerte, Rosario Laiglesia, su
lizado y reinterpretado a la luz de los nuevos descu- viuda, decidió vender toda la colección al Museo, he-
brimientos científicos. cho que se produjo el 10 de Noviembre de 1876.

Procedencia de la colección egipcia Víctor Abargues, era un arquitecto de reconocido


prestigio, con muchos medios económicos y bastan-
Desde sus comienzos el Museo Arqueológico Na- te bien relacionado políticamente. Parece que visitó
cional recibió o adquirió antigüedades egipcias por Egipto por puro placer, como turista, antes de 1877,
parte de instituciones públicas, de particulares, e in- y fue entonces cuando adquirió alrededor de unas
cluso, algunos hechos históricos dieron lugar, a la 200 piezas, entre las que cabe destacar el conjunto
adquisición de piezas egipcias que fueron a parar a de amuletos, collares, vasos de alabastro, ushebtis y
los fondos de dicho centro. estatuillas de divinidades de bronce. Desconocemos
el contexto arqueológico de todas ellas, aunque se-
Cabe destacar las colecciones de cuatro españoles, gún Abargues, proceden del Alto Egipto.
varias donaciones y adquisiciones, que forman el
grueso de la actual colección egipcia: Tomás Asensi, Las piezas fueron adquiridas por compra por el Mu-
Víctor Abargues, Eduardo Toda y Güell, y el Padre seo Arqueológico Nacional en dos lotes distintos. El
Francisco Roque Martínez. En cuanto a los hechos primero, el 3 de Abril de 1877 y el segundo, 27 de
históricos: la inauguración del Canal de Suez, el via- Septiembre de 1879. En 1881, organizó una gran
je de la Fragata Arapiles y el descubrimiento de la expedición al Mar Rojo, Etiopía y a Africa Occidental
“Segunda Cachette” de Deir el Baharí. por encargo de la Asociación Española para la Ex-
ploración de Africa. Su influencia le permitió solicitar
La Colección de Antigüedades Egipcias del Museo ayuda logística al entonces Ministerio de la Guerra
consta de unas 10.000 piezas, un número no muy (armas, municiones, tiendas de campaña, etc.), y
elevado si la comparamos con la de otros museos in- muy posiblemente gracias a esta ayuda tuvo el pre-
ternacionales. Alrededor de una tercera parte, llegó a texto perfecto para presentarse ante las autoridades
finales del siglo XIX y comienzos del XX de la mano de Abisinia, como “cónsul español” en dicho país y
de españoles que se adentraron en Egipto como co- “comendador de varias órdenes”, cuando en reali-
merciantes, políticos, diplomáticos, religiosos, turis- dad todo ello era falso, tal y como nos lo cuenta un
tas, etc., y que adquirieron estas piezas por compra despacho del cónsul español en El Cairo, quien tuvo
o como fruto del reparto de excavaciones realizadas relación con Abargues en Abisinia.
por ellos en Egipto. No obstante, el interés de Es-
paña por Egipto en esas primeras etapas del redes- Sin duda alguna, el primer egiptólogo español fue
cubrimiento fue bastante escaso, y de hecho, sólo Eduardo Toda y Güell. Entre 1884 y 1886, fue cónsul
una persona, Eduardo Toda y Güell, es nombrada en español en El Cairo, y desde su llegada a Egipto tuvo
estudios realizados sobre egiptólogos de prestigio o contacto con Maspero, y al parecer fue éste quien le
sobre viajeros y exploradores que estuvieron duran- introdujo en el conocimiento de la historia de Egipto y
te el siglo XIX o comienzo del XX en Egipto. Nubia. Fue el único español del siglo XIX que excavó
en Egipto, en concreto la tumba del noble Senned-
Tomás Asensi fue el primer español, que aportó una yem, en Deir el Medina, transcrita por él mismo como
importante cantidad de piezas al Museo. Conocemos Son Noten y fechada en la XX dinastía. El 7 de ene-
muy poco sobre su vida, fue Caballero de la Real ro de 1886 embarcó a bordo del vapor Bulaq junto
Orden de lsabel la Católica, vicecónsul de España con Maspero, Wilbour, Grébour, Bouriant e Insinger,
en Niza y Director de Comercio de Estado. Es muy y estando en Luxor recibieron la noticia del descubri-
posible que gracias a este último cargo tuviese que miento de una tumba en la orilla occidental, la prime-
viajar con cierta frecuencia y de manera especial a ra intacta que se había hallado hasta el momento en

Egiptología 2.0 | 91
Bajorrelieve con la representación de un cáprido, 1539-1077 a.C. (Imagen: Sabrina Carlson).

Barca con tripulación, 1939-1760 a.C. (Imagen: Sabrina Carlson).

92 | Egiptología 2.0
Parte superior de una escultura de
Ptolomeo II o III, 332-30 a.C.
(Imagen: Moisés González Sucías). Egiptología 2.0 | 93
Egipto. Desconocemos por qué le fue encomendada sonalidades europeas como la Emperatriz de Fran-
la tarea de excavar dicha tumba a Toda, quizá por- cia, el Emperador de Austria, los príncipes de Prusia
que el Servicio de Antigüedades estaba enfrascado y Holanda, y por parte de España, entre otros, el en-
en el desescombro del enorme templo de Luxor. El tonces alcalde de Madrid Manuel María Galdo, quien
vaciado de la tumba duró tres días y parece que sólo adquirió en este país algunas piezas egipcias, entre
se contó con siete hombres. En ella encontraron nu- ellas algunas estatuillas de divinidades de bronce y
merosos objetos, pero por desgracia sólo uno entró una momia de Ibis, que fueron donadas al Museo
a formar parte de los fondos del Museo. Se trata de en 1870. El Director General de Instrucción Pública,
una caja de ushebtis, cuyo titular se llama Ja-Bejent. Ruiz Aguilera, propuso en un escrito fechado el 26 de
Su interés por el país fue más allá, y formó su pro- agosto de 1869 que Facultativos del Museo Arqueo-
pia colección de objetos egipcios. Una colección, sin lógico Nacional viajaran a Egipto, acompañando a la
contexto arqueológico, aunque sí precisó el lugar de misión diplomática que España enviaba, con la in-
procedencia (Saqqara, Luxor, Deir el Medina, Assiut, tención “no sólo para ver y estudiar los monumentos
Assuan, Gumah, Deir el Bahari, Gebel Ein y Akhr- y antigüedades egipcias, sino para traer las que de
nin). Su importancia, radica no sólo en la gran can- éstas pudieran adquirir”. El transporte de los objetos
tidad de piezas que la componían, sino también en comprados correría a cargo de los buques de la Ar-
la variedad temática de éstas. Hoy en día, se halla mada. Por desgracia, esto no se pudo conseguir, y
repartida en dos museos: se perdió una oportunidad de oro de incrementar los
fondos egipcios del Museo.
Biblioteca Museo Víctor Balaguer de Vilanova i la
Geltrú (Barcelona). La colección está compuesta por Viaje de la Fragata Arapiles
101 objetos y fue donada a dicha institución por E.
Toda y Güell en 1886. Dos años más tarde de la inauguración del Canal
de Suez, tuvo lugar el viaje de la denominada Fra-
Museo Arqueológico Nacional de Madrid. La colec- gata Arapiles al Oriente Mediterráneo. Un viaje lleno
ción fue adquirida por compra el 15 de Enero de de problemas y contratiempos, motivados, principal-
1887, y consta de más de 1.300 piezas. En Líneas mente, por el escaso presupuesto con el que conta-
generales, se trata de amuletos, estatuillas de divini- ban los componentes de dicha Fragata. En verano
dades de bronce, escarabeos, vasos de alabastros, de 1871, partió de Nápoles rumbo a Oriente. España
conos funerarios, objetos predinásticos, vendas de mandaba una comisión científica bajo la dirección de
momias, ostracas con inscripciones en hierático, de- Juan de Dios de la Rada y Delgado, arqueólogo y
mótico y copto, estelas de piedra, máscaras funera- conservador del antiguo Departamento de Prehis-
rias, cestos, y zapatos de cuero. toria y Edad Antigua. La importancia histórica y ar-
queológica de este viaje queda plasmada en la obra
La última gran donación fue la realizada por el Pa- de Rada y Delgado.
dre Francisco Roque Martínez, párroco de la Iglesia
de San Francisco en Alejandría. No se sabe cómo La Arapiles, visitó numerosas ciudades como Sira-
adquirió su colección, toda sin contexto arqueológi- cusa, Atenas, Troya, Constantinopla, Mitilene, Es-
co ni procedencia, pero lo cierto es que cuando la mirna, Castro, Cos, Tigani, Jaffa, Cesarea, Chipre,
donó al Museo entre 1923 (8 de Abril) y el groso de Rodas, Beirut, Port Said, y por supuesto Alejandría.
ésta, el 27 de Septiembre de 1930, constaba de casi De los 86 días que duró el viaje, sólo dos perma-
300 piezas. Es una colección muy variada en cuan- neció en esta última ciudad, en concreto el 4 y el 5
to a temática: amuletos, ushebtis con inscripciones, de septiembre. Sin embargo, los medios económicos
estatuillas de divinidades de bronce, esculturas en con los que contaban eran más que escasos e impi-
madera, y quizá lo más interesante a resaltar es el dieron que España se hiciera con una buena colec-
conjunto de vasos de alabastro de pequeño tamaño. ción de objetos egipcios, tal y como hubiera sido su
deseo. Únicamente se pudo adquirir una cabeza de
Importantes también fueron los particulares que do- granito de un faraón joven, de época ptolemaica.
naron o vendieron piezas egipcias al Museo Arqueo-
lógico Nacional y algunos hechos históricos, de los Donación del Gobierno egipcio
que habría que resaltar los siguientes:
Algunos años más tarde, en 1891, tuvo lugar el des-
Inaguración del Canal de Suez cubrimiento de la “Segunda Cachette” de Deir el Ba-
hari, perteneciente a la familia Abdel Rasul. En este
El 11 de diciembre de 1869 y tras unas costosas escondrijo, cuya dirección la llevó a cabo el Servi-
obras realizadas ese mismo año por F. Lesseps, se cio de Antigüedades egipcio, se hallaron un total de
inaugura el Canal de Suez. Este hecho convocó, en ciento treinta y cinco sarcófagos cuyos titulares eran
una fastuosa ceremonia, a una gran cantidad de per- sacerdotes y sacerdotisas de la dinastía XXI y XXll.

94 | Egiptología 2.0
Momia de Nespademu, Periodo Ptolemaico (Imagen: Sabrina Carlson).

El Gobierno egipcio, decidió ceder parte de las antigüedades descubiertas a diferentes museos del mundo,
y entre ellos estaba el Museo Arqueológico Nacional. Le tocó el lote número 13, sin lugar a dudas, el menos
numeroso en cuanto a piezas: cinco sarcófagos cubiertos de inscripciones pertenecientes a Pairusejer, Anje-
fenjonsu, Thy, Rum y el quinto anónimo, sesenta y seis ushebtis de fayenza, y dos cajas funerarias de madera,
una de ellas de ushebtis. El propio cónsul español en El Cairo al escribir al Ministerio de Estado Español, ya
mostró el malestar ante el escaso número de objetos que componían el lote destinado a España, a pesar de
que reconoce que ésta no era una gran potencia y por lo tanto tomaba pocas decisiones en materia de cultura
internacional.

Vaso predinástico, 3500-3200 a.C. y estela de la dama Iutsasus, 380-343 a.C. (Imágenes: Sabrina Carlson).

Egiptología 2.0 | 95
excavaciones arqueológicas sistemáticas realizadas
en Ehnasya el Medina (Heracleópolis Magna) y en
diversos yacimientos nubios.

Por su parte, la colección de Oriente Próximo anti-


guo está formada por un número reducido de piezas,
fechadas entre la Prehistoria y la época romana e
incluye cerámicas, inscripciones, ladrillos, sellos o
bronces procedentes fundamentalmente de Meso-
potamia y Persia.

En la actualidad, la colección egipcia, está situada


en las salas 33, 34 y 35. El hilo conductor de la ex-
posición es el Río Nilo, en el tramo que fluye des-
Vista general de una de las vitrinas expositivas de el Sudán Medio hasta su desembocadura en el
(Imagen: Moisés González Sucías). Mediterráneo a través de un gran Delta. En torno a
este río se desarrollaron en la Antigüedad las cultu-
El antiguo Egipto en el Museo Arqueológico Na- ras nubias en el actual Sudán, y las faraónicas en
cional Egipto, países separados por la primera catarata del
Nilo. Ambas culturas presentaron muchas similitudes
Las milenarias culturas de las orillas del Nilo están y a la vez enormes contrates, pero mantuvieron en-
representadas básicamente a partir de colecciones tre ellas un diálogo constante durante miles de años.
que son fruto de la investigación directa de los téc- Respetando su propia especificidad y su contexto,
nicos del Museo durante los últimos cincuenta años. en ocasiones se exhiben juntos objetos procedentes
de ambas regiones para explicar ciertos temas.
La muestra se organiza en tres grandes apartados:
la sociedad, que revisa desde la vida cotidiana de En términos visuales se han elegido dos colores para
los habitantes del Nilo hasta la figura del faraón; el establecer la procedencia geográfica de los objetos:
panteón egipcio, con los múltiples dioses y prácticas amarillo para los de Egipto y marrón claro para los
religiosas; y la muerte y sus rituales asociados. de Nubia.

De Egipto y Nubia el Museo conserva objetos desde Las huellas se manifiestan en los restos arqueológi-
la Prehistoria hasta la época romana y medieval, vin- cos, siendo los más importantes para las coleccio-
culados al mundo religioso y funerario (sarcófagos, nes del Museo los encontrados en las excavaciones
ushebtis, amuletos, momias, estelas, esculturas de de Nubia y de Heracleópolis Magna. Se exhiben en
divinidades, etc.), muchos de ellos procedentes de dos vitrinas que serán renovadas periódicamente.

Segunda planta del Museo donde se encuentra ubicada la colección egipcia (Imagen: MAN).

Los mensajes se leen en documentos con distintos soportes, anotados en diferentes lenguas y escrituras, como
la lengua egipcia con sistema jeroglífico, hierático y demótico, así como en copto, griego, meroítico, paleonubio
o árabe. El espacio y el tiempo La sala 33 ofrece información sobre la geografía, la historia y la cronología. Un
mapa del Nilo, acompañado de un audiovisual, muestra su recorrido desde Jartum al Mediterráneo, mientras
que otros dos definen el territorio de Egipto y de Nubia. Están acompañados de una cronología comparada con

96 | Egiptología 2.0
riódicamente. Los mensajes se leen en documentos con distintos soportes, anotados en diferentes lenguas
y escrituras, como la lengua egipcia con sistema jeroglífico, hierático y demótico, así como en copto, griego,
meroítico, paleonubio o árabe.

La sala 33 ofrece información sobre la geografía, la historia y la cronología. Un mapa del Nilo, acompañado de
un audiovisual, muestra su recorrido desde Jartum al Mediterráneo, mientras que otros dos definen el territorio
de Egipto y de Nubia. Están acompañados de una cronología comparada con las diferentes etapas de su histo-
ria que abarca miles de años.

La arquitectura de esta sala


evoca al río, el eje conductor
del discurso museográfico.

Se invita al visitante a ha-


cer un recorrido por el Nilo,
acompañando a las barcas
que lo surcaron para conocer
su paisaje, su ecosistema,
los métodos de producción,
así como las gentes que po-
blaron sus riberas; animales,
plantas, máquinas, utensilios
para el control del agua, son
los objetos y dibujos que se
muestran en la larga vitrina
sobre la cual se halla una
espléndida acuarela del Nilo.

La visita continúa descu-


Vista general de una de las salas dedicadas al antiguo Egipto briendo objetos relacionados
(Imagen: Lorenzo Plana). con la sociedad egipcia y nu-

bia y con su vida cotidiana. Esculturas, piezas y mo-


nedas con los nombres de algunos faraones, objetos
de tocador, sandalias, vasos para ungüentos y per-
fumes, joyería, utensilios domésticos y armas, nos
informan de como debió desarrollarse la vida diaria
de estos pueblos.

Las manufacturas, realizadas por excelentes artesa-


nos, nos han legado tejidos y ejemplares bellísimos
de fayenza, de alabastro, y de cerámica, sobre todo
la hecha en Nubia.

En la sala 34 nos introducimos en el dominio de lo


religioso, en primer lugar en Egipto. Una vitrina con
las distintas versiones sobre la creación del mundo
inicia el recorrido.

A continuación, el panteón egipcio muestra divinida-


des antropomorfas, o hibridas, con cuerpo humano
y cabeza de animal, o bajo el aspecto de un animal,
el elegido para manifestarse por su misteriosa natu-
raleza.

A estos los momificaron, y en ocasiones los intro-


dujeron en sarcófagos, o sus vísceras en vasos de
alabastro. Cada dios fue acogido en una ciudad, jun- Estela de Taesjeret, 950-900 a.C.
to con una diosa consorte y un hijo, formando las (Imagen: Carlos Moreira).

Egiptología 2.0 | 97
Parte superior de una esculura de
bronce de Sekhmet, 664-332 a.C.
98 | Egiptología
(Imagen: Moisés González
2.0 Sucías).
‘‘triadas’’ que garantizaban la continuidad de la vida.

Todas las divinidades fueron veneradas en su templo, al que solamente tenía acceso el faraón y los sacerdotes
encargados del culto y de los rituales. El pueblo egipcio, por el contrario, elevaba plegarias a divinidades más
cercanas o a intermediarios entre ellos y las grandes deidades en capillas contiguas al templo.

Los amuletos y escarabeos protegían a las personas, y los marfiles mágicos ahuyentaban a los genios malva-
dos y a los animales venenosos. Desde la conquista de Egipto en 332 a.C. por Alejandro Magno, el país se verá
influido por movimientos artísticos, religiosos y filosóficos helenísticos y romanos, originándose un auténtico
sincretismo entre ambos panteones.

En Nubia La religión puso de manifiesto una fusión de creencias y una asimilación de dioses. Amón fue vene-
rado como dios supremo. Pronto se constata una fuerte influencia helenística. A partir del periodo meroítico se
incorporan al panteón deidades vinculadas al mundo africano. El cristianismo se introdujo en Nubia de forma
gradual y, tras la conquista del país por los árabes, se practicó la fe islámica.

La conciencia de la muerte es una característica de la


persona como individuo y como ente social. ¿Que hacer
con los muertos para que sobreviviesen en el Más Allá?
En Egipto preservar sus cuerpos, proporcionarles una
tumba o casa de eternidad y realizar los ritos funerarios.

Las piezas relacionadas con estos temas se muestran


en las salas 34 y 35. El cuerpo era soporte del alma,
por lo que era necesario conservarlo mediante la momi-
ficación. Tras bañar al difunto en el Nilo se extraían las
vísceras que se depositaban en los vasos canopos.

Después de ser vendado, era cubierto con una máscara


y pectorales, con una malla de fayenza o con un simple
sudario, como puede verse en las dos momias expues-
tas en el Museo.

Posteriormente, la persona era depositada en un ataúd


o ‘‘Cofre de vida’’, decorado con imágenes y textos má-
gicos que expresaban las formas de renovación, trans-
formación y supervivencia del difunto. En las salas se
exhiben cinco ataúdes.
Estela de Seankhiptah, 1785 a.C.
Las tumbas o ‘‘casa de eternidad’’ (Imagen: Carlos Moreira).

Las tumbas nubias pueden presen-


tar un túmulo rodeado de cráneos de
bóvido que cubre el enterramiento, o
una pirámide como superestructura y
una cámara bajo el suelo. En Egipto la
tumba poseía una capilla accesible a
los familiares, con las paredes decora-
das con escenas de la vida cotidiana,
de la comida funeraria y de los rituales
llevados a cabo por sacerdotes.

Aquí se celebraba el culto. Estaba se-


parada de la cámara subterránea por
una falsa puerta y un pozo. Pirámides,
mastabas e hipogeos son los tipos
más comunes.
Sarcófago de Taremetchenbastet, 664-525 a.C.
(Imagen: Carlos Moreira). La cámara sepulcral. Recreación

Egiptología 2.0 | 99
Se trata de una recreación hecha con objetos originales de las dinas-
tías XXI y XXII (a excepción de la momia que es moderna). Además
del sarcófago, han sido introducidos los vasos canopos, los ushebtis
o figurillas funerarias, objetos de tocador y collares. Las imágenes que
rodean la vitrina reproducen textos del ‘‘Libro del Amduat’’, extraídos
de la tumba de Tutmosis III. Alrededor de la cámara se exhiben objetos
procedentes de otros ajuares funerarios.

La supervivencia y la ‘‘salida al día’’

El video relata las veinticuatro horas del ciclo solar, su recorrido durante
el día y durante la noche hasta el nuevo amanecer, así como el deseo
del difunto de unirse al viaje del sol para renacer con él. Las imágenes
muestran los objetos expuestos: la barca de la estela funeraria, la ven-
da de momia, el ataúd con textos del ‘‘Pequeño Amduat’’ y represen-
taciones del difunto llegando al umbral de la estancia infernal, donde
prosigue su camino conducido por genios que le guían hasta Osiris.
Este, personificado por una estatuilla, permanece en el mundo inferior
mientras que el dios sol Ra, convertido en un escarabeo, renace de
nuevo por la mañana y con él, el difunto renacido.

En la actualidad el Museo Arqueológico Nacional, desarrolla una serie


de programas internos con la finalidad de estudiar y catalogar el amplio
patrimonio procedente del antiguo Egipto:

Estudio y catalogación de los ushebtis

Estatua de Harsomtus-em-hat, La colección de ushebtis del Museo es una de las más importantes
664-610 a.C. de todos los museos del mundo por su número y calidad. Estas figu-
(Imagen: Carlos Moreira). rillas funerarias, muy características del antiguo Egipto, constituyen
una fuente inagotable de información sobre los títulos y los nombres de las personas a las que pertenecieron.
La tipología, las inscripciones y los materiales de que estuvieron hechos también proporcionan datos esenciales
para su estudio. La catalogación y el estudio de los ushebtis avanza paulatinamente.

El objetivo final es la publicación On line, del catálogo de estas piezas por parte del Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte. El catálogo se está haciendo en fichas PDF español-inglés, siguiendo las normas de la base
de datos BIS (Base Internacional de Shabtis). Se utiliza el Tesauro Internacional de Egiptología, se están co-
piando las inscripciones con el programa GLYPH y se incluyen 4 fotografías de cada pieza.

En la actualidad se están estu-


diando los ushebtis del Reino
Nuevo y del Tercer Periodo Inter-
medio, materiales que serán los
que se incluyan en el Volumen I
del catálogo.

Estudio y catalogación de los


ataúdes egipcios de la Dinastía
XXI

Los ataúdes de la dinastía XXI


son, quizá, las piezas mas desta-
cadas de la colección egipcia del
Museo Arqueológico Nacional.
Proceden de la donación que el
Gobierno egipcio realizo en1887
tras el descubrimiento del es-
condrijo de Deir el Bahari, donde Algunos de los ushebtis expuestos, varios periodos (Imagen: Sara López).

100 | Egiptología 2.0


estaban depositados los cuerpos
y los ataúdes de los sacerdotes
del dios Amón.

Otro ataúd entró formando parte


de la colección de E. Toda. La de-
coración externa relata motivos
religiosos e iconografía sagrada
que será estudiada e interpreta-
da con detenimiento, así como
las inscripciones que los cubren.

El estudio de los ataúdes egip-


cios y su iconografía continúa.
Se espera que el Prof. Niwins-
ki acuda a España en un futuro
próximo para hacer una revisión
de los ataúdes fechados hasta
ahora en la dinastía XXI, y esta-
blecer una datación más precisa
Parte superior de la tapa de un Sarcófago, 1500-1100 a.C. de los mismos, sus posibles reu-
(Imagen: Carlos Moreira). tilizaciones, etc.

Estudio y catalogación de la colección de antigüedades del Oriente Próximo

La colección de antigüedades del Oriente Próximo ingresó gracias a las ventas hechas al Estado por D. Julio
Martinez Santa Olalla en 1975 y por otros coleccionistas particulares como Rivadeneira en el siglo XIX. Las pie-
zas proceden de Mesopotamia y Persia. Este proyecto se realiza en colaboración entre el Museo Arqueológico
Nacional y la Universidad Autónoma de Madrid. Se estudiara, catalogará y fotografiara toda la cultura material
procedente de estos lugares, que cobra una importancia excepcional tras los acontecimientos bélicos recientes
en toda la región y la perdida de una buena parte de su patrimonio.

Estudio y catalogación de las piezas procedentes de Heracleópolis Magna

Los objetivos son estudiar las piezas procedentes del yacimiento egipcio en el que excava actualmente la Mi-
sión Arqueológica española, cuyos inicios se remontan a 1966. Las piezas, relieves de pared y falsas puertas
halladas en la necrópolis del Primer Periodo Intermedio / inicios del
Reino Medio y conservadas hoy día en el Museo gracias al reparto
de excavaciones que se hizo hasta 1980, están siendo incluidas en
el registro e inventario general de la excavación, junto a los otros
hallazgos realizados entre 2000 y 2013 procedentes de la citada
necrópolis y que en muchas ocasiones forman parte del mismo
complejo arquitectónico.

Todos los hallazgos están incluidos en una base de datos en Acces


con fotografías y dibujos, y pronto se iniciará la redacción de la
memoria de esta necrópolis para su publicación.

Estudio y catalogación de la colección egipcia de Tomás Asen-


si

El proyecto tiene como finalidad poner al día esta importante colec-


ción egipcia que fue adquirida por el Museo Arqueológico Nacional
en 1876 a la viuda de D. Tomás Asensi.

La colección consta de más de 70 piezas de carácter muy diverso:


amuletos, escarabeos, ushebtis, máscaras, recipientes, y escultu- Fragmento de la tumba de Satbahetep y
ras, y de distintos materiales: bronce, oro, madera, piedra, y arcilla. Neferkhau (Imagen: Carlos Moreira).

Egiptología 2.0 | 101


102 | Egiptología 2.0
Exposiciones
Sara López Caiz / Gerardo P. Taber / Moisés González Sucías

Khaemwaset. El príncipe
arqueólogo

Cuarto hijo del faraón Ramsés II y la reina Isetneferet, Khaemwaset es uno de los hijos más conocidos del
monarca, ya que sus contribuciones a la sociedad egipcia fueron recordadas durante siglos. Ha sido descrito
como el primer egiptólogo debido a sus trabajos en la identificación y restauración de tumbas y templos. Fue
Sumo Sacerdote de Ptah, gobernador de Menfis y príncipe heredero. Murió a los 56 años de edad, en el año
55 del reinado de su padre.

Le Musée Départemental Arles Antique, muestra hasta el próximo 22 de enero de 2017, una selección de más
de 140 piezas procedentes del Musée d’Art et d’Histoire de la ville de Genève, el Musée d’Archéologie Médi-
terranéenne de Marseille, el Musée du Louvre y el British Museum, entre otros, con la finalidad de acercarnos
a la figura del príncipe Khaemwaset, considerado el primer arqueólogo de Egipto por su contribución a la res-
tauración, recuperación y catalogación de monumentos funerarios, templos y edificios históricos y conocer los
vínculos de este con su padre Ramsés II.

La exposición cuenta además con reconstrucciones realizadas por Jean-Claude Golvin, que nos permiten con-
templar en todo su esplendor como eran las antiguas ciudades de Tebas o Pi-Ramsés. Comisariada por Alain
Charron (comisario científico de la exposición) la muestra nos ofrece una oportunidad única para conocer la
figura del cuarto hijo del faraón Ramsés II.

Egiptología 2.0 | 103


La exposición se organiza en 7 ámbitos: Un hijo de Ramsés
II, un príncipe y un sacerdote del dios Ptah, el Serapeum, los
sabios y los eruditos, Egipto y la ciencia, la tumba del príncipe
y la posterioridad.

Khaemwaset fue el cuarto hijo del faraón Ramsés II y de la rei-


na Isetneferet, quienes vivieron durante la dinastía XIX (Rei-
no Nuevo). Ramsés II gobernó el país del 1279 al 1213 a.C.
Su largo reinado fue una época de esplendor, gracias a las
enérgicas políticas hacía el exterior e interior del Estado, las
cuales favorecieron la economía y el desarrollo de las artes.

Se considera que Khaemwaset nació alrededor del año 1270


a.C. y que murió a una edad avanzada, tan sólo unos pocos
años antes que su padre. En realidad, Khaemwaset fue de-
signado como el príncipe heredero, entre los años 50 y 55 del
reinado de Ramsés II; pero su muerte colocó en el trono a su
hermano menor Merenptah, décimo-tercer hijo del faraón.

Desde muy pequeño Khaemwaset acompañó a su padre,


Ramsés II en varias campañas militares. Alrededor del año
13 del reinado de Sety I se sofocó una rebelión en las tie-
rras de Kush (en el actual Sudán). Aunque para esas fechas
Khaemwaset debió ser un niño de unos tres o cuatro años de
edad, se le representó en uno de los relieves del templo de
Beit el-Wali, en Nubia, como un valeroso joven a bordo de un
carro de guerra.

Khaemwaset estuvo presente en la célebre batalla de Ka-


desh, a orillas del río Orontes, y en otros asedios de ciudades
de la región. Para ese entonces, el príncipe debió contar con
unos 15 o 16 años de edad y figura en los relieves del tem- Estatua colosal de Ramsés II
plo de Abu Simbel conduciendo a los hijos capturados de los (Imagen: Moisés González Sucías).

Vista general de una de las salas de la exposición (Imagen: Moisés González Sucías).

104 | Egiptología 2.0


de los generales y jefes hititas ante el faraón y los dioses egipcios.
Más tarde, acompañó a su padre en otras campañas militares y se tie-
ne registro, en uno de los relieves del templo funerario de Ramsés II,
conocido como el Ramesseum, que en el año 10 del reinado del men-
cionado monarca, combatió en la toma de la fortaleza hitita de Dapur.

Con una carrera militar tan prestigiosa, lo más lógico es considerar


que este príncipe seguiría al servicio de las armas. Sin embargo no
fue así.

Al regresar a Egipto, después de las numerosas incursiones punitivas


en tierras asiáticas, el príncipe se trasladó al Bajo Egipto alrededor del
año 16 del reinado de Ramsés II, contando con unos 26 o 27 años de
edad. Su objetivo fue la milenaria ciudad de Menfis, donde se convirtió
en sacerdote sem al servicio del templo del dios Ptah, que en ese en-
tonces estaba dirigido por el ‘‘Gran Jefe de Artesanos” (título del sumo
sacerdote del templo de Ptah) de nombre Huy.

Durante este período, Khaemwaset se dedicó activamente a los servi-


cios de la liturgia y estuvo a cargo de los rituales funerarios de varios
toros Apis en el Serapeum. En el año 30 del reinado de Ramsés II,
Khaemwaset fue convocado para anunciar y tomar parte del primer
(heb-sed) el “Jubileo Real” de su padre; función que retomó en varias
ocasiones a lo largo de los años. El príncipe continuó en el servicio del
clero, como sacerdote sem, por varios años y probablemente tomó a
su cargo varios de los trabajos de remodelación y ampliación del tem-
plo de Ptah.

Como sacerdote sem, uno de los principales deberes de Khaemwaset


era realizar los rituales funerarios necesarios para que las esencias
espirituales de los difuntos pudieran reconocer su cuerpo embalsama-
do, su tumba y sus ofrendas desde el Más Allá. De tal manera, es se-
guro que el príncipe oficiara ceremonias en las necrópolis de Menfis.

Estatua de Khaemwaset Probablemente, después de terminar sus servicios religiosos, el prínci-


(Imagen: Moisés González Sucías). pe emprendía largas caminatas entre las innumerables tumbas en for-

ma de mastabas y de inmensas pirámides que habían cons-


truido sus antepasados. Khaemwaset tenía un vivo interés por
conocer más sobre la historia de su cultura. Recordemos que
para él las emblemáticas pirámides que los faraones de la di-
nastía IV del Reino Antiguo mandaron a erigir en la meseta de
Guiza ya tenían más de 1250 años de antigüedad.

Un ejemplo interesante que muestra la admiración y respeto


que sentía por sus antepasados, es el texto que mandó gra-
bar en una escultura del príncipe Kawab, quien fuera hijo del
faraón Khufu de la dinastía IV, quien gobernó del 2509 al 2483
a.C. y que mandó a erigir la célebre “gran pirámide” de Guiza.

Entre las fórmulas protocolarias y la titulatura, Khaemwaset


declaró que rescató y restauró varias obras de “los nobles que
estuvieron antes”. El príncipe no se dedico sólo a las escultu-
ras, como la de Kawab, sino que emprendió un vasto progra-
ma que incluyó varios monumentos del Reino Antiguo como:
el templo solar del faraón Neuserra, la mastaba del faraón
Shepseskaf y las pirámides de los faraones Djoser , Userkaf,
Sahura y Unis, entre otros. Tan sólo hace falta considerar el Relieve de Khaemwaset
tiempo, esfuerzo y recursos materiales que Khaemwaset invir- (Imagen: Moisés González Sucías).

Egiptología 2.0 | 105


Máscara atribuida a Khaemwaset y pectoral del Visir Paser (Imágenes: Moisés González Sucías).

106 | Egiptología 2.0


tió en la documentación, planeación y gestión de estas empresas. Por tales motivos también se le ha otorgado
el sobrenombre de: “el príncipe arqueólogo” porque, efectivamente, realizó labores de este carácter.

Un dato que no debe ser pasado por alto es que la actividad “arqueológica” de Khaemwaset se encuentra
atestiguada por lo menos desde el último periodo en que se desempeñó como sacerdote sem. Sin embargo,
alrededor del año 45 del reinado de Ramsés II el “príncipe arqueólogo”, que para ese entonces ya contaba con
unos 55 o 56 años de edad fue promovido al grado de sumo sacerdote del templo de Ptah. Evidentemente, este
nombramiento le otorgó más facilidades para efectuar sus obras, pero es relevante hacer notar que ya estaba
dedicado a rescatar la memoria de su pueblo antes de obtener un cargo político importante. Esto puede inter-
pretarse como una muestra de su genuino interés por conocer la historia de sus antepasados, en contraposición
con acciones que sólo buscasen el proselitismo político o religioso.

Vista general de dos de las salas de la exposición (Imágenes: Moisés González Sucías).

Los últimos años de Khaemwaset transcurrieron en Menfis, en donde siguió ostentando el cargo de sumo
sacerdote del templo de Ptah. Al parecer continuó con sus trabajos “arqueológicos” hasta su muerte; la cual
ocurrió probablemente poco después del año 55 del reinado del longevo Ramsés II, cuando el “príncipe arqueó-
logo” contaba con unos 65 o 66 años; edad bastante avanzada para la esperanza de vida del mundo antiguo.

Su tumba aún no ha sido localizada aunque probablemente fue sepultado en Saqqara. Aunque mucho tiempo
se pensó que su sepulcro era un sarcófago hallado en el interior del Serapeum por Auguste Mariette entre 1851
y 1853, el cual contenía una figura antropomorfa elaborada en resina, así como varias joyas y ushebtis con el
nombre y títulos del príncipe Khaemwaset.

Sin embargo no hay testimonios para el enterramiento en el Serapeum de Saqqara que se ha propuesto con
frecuencia y, en realidad, su momia era la de un toro sagrado. Por otra parte, a finales del siglo pasado, las
excavaciones arqueológicas realizadas por la Universidad de Waseda de Japón en el norte de Saqqara locali-
zaron los restos de lo que pudo haber sido el ‘‘recinto del ka” de Khaemwaset. Habrá que esperar a que estos
trabajos continúen y a que se reúnan más datos para determinar cual es el lugar de eterno reposo del príncipe.

Pectoral en forma de halcón y detalle (Imágenes: Moisés González Sucías).

Egiptología 2.0 | 107


Ushebtis descubiertos en el Serapeum de Saqqara (Imágenes: Moisés González Sucías).

Las obras del “primer egiptólogo” hicieron eco más allá de su tiempo ya que
fue recordado como un personaje sabio, aún por los propios egipcios de la
antigüedad. Su historia se funde en la literatura mitológica, en donde prota-
gonizó una serie de relatos de carácter mágico que se conocen por textos,
escritos en demótico, del período romano de Egipto, es decir, 1500 años
después de su época.

En estas historias es llamado “Setne Khaemwaset” siendo el vocablo set-


ne una corrupción del término setem que se utilizaba para designar a un
integrante del clero de Ptah. Uno de los relatos narra como el “príncipe
arqueólogo”, tras un arduo trabajo de investigación en las bibliotecas de los
templos, descubre que un “papiro mágico” se encuentra oculto en una tum-
ba de la necrópolis de Menfis del otrora príncipe Naneferkaptah.

Cuando Khaemwaset, después de localizar y “excavar” la tumba, se dispo-


ne a tomarlo las esencias espirituales del propietario del sepulcro, así como
las de Ahwere y Merib (la esposa y el pequeño hijo de Naneferkaptah) se
aparecen y le advierten que el papiro contiene dos poderosos conjuros es-
critos por el mismo Thot, el dios de la sabiduría.

Las animas le advierten a Khaemwaset sobre el peligro de recitar las fórmu-


las mágicas del papiro y le narran la historia de cómo lo consiguió Nanefer-
kaptah y que al hacer esto, cayó sobre él un castigo divino que hizo que per-
diese todas sus posesiones y a todos sus seres queridos. La historia narra
que Khaemwaset no hizo caso de la advertencia y tomó el “papiro mágico”.

Los siguientes días tuvo visiones terribles que le advertían sobre el lúgu-
bre destino que le esperaba si se empecinaba en conservar los conjuros
de Thot. Khaemwaset comprendió que había incurrido en una acción poco
digna y restituyó el papiro a la tumba de Naneferkaptah y, para redimirse, Neferrenpet
(Imagen: Moisés González Sucías).

108 | Egiptología 2.0


también llevo a Menfis los cuerpos embalsamados de Ahwere y Merib desde la lejana ciudad de Coptos, para
que así toda la familia pudiese estar reunida en la eternidad.

Otra historia narra el nacimiento y educación de Sa-Osiris, hijo de Khaemwaset y su esposa Mehusekhe,
quienes se alegraron de su llegada, ya que sólo habían engendrado a dos hijas. Desde muy pequeño el niño
demostró una inteligencia vivaz y grandes aptitudes para la magia.

Vasos canopos de toros Apis procedentes del Serapeum de Saqqara (Imágenes: Moisés González Sucías).

A la edad de 12 años fue convocado al palacio de


Ramsés II por su padre para resolver un acertijo con
el que un cacique nubio había desafiado a la corte
del farón: leer una carta sin romper el sello que la
mantenía cerrada.

Ante el asombro de todos, Sa-Osiris leyó la misiva


sin problema y en el proceso se reveló que el caci-
que nubio era en realidad el hechicero Sa-Neheset,
quien había azotado a Egipto siglos atrás y que fue
derrotado por Sa-Paneshe, un poderoso mago de la
corte de los faraones de antaño. En ese momento,
Sa-Osiris reveló que en realidad él era Sa-Paneshe
y que había regresado del Más Allá para defender
nuevamente al país del Nilo.

La historia narra el enfrentamiento entre estos ma-


gos, quienes hacen gala de prodigiosos hechizos
y poderosos encantamientos. Al final, el hechicero
nubio es nuevamente derrotado y Sa-Osiris / Sa-Pa-
neshe desaparece tras completar su misión. Khae-
mwaset queda desconsolado al perder a su único
hijo, aunque después vuelve a engendrar a otro va-
rón al que también nombra Sa-Osiris en honor al po- Busto de un funcionario de Menfis
deroso mago que crió como si fuera su hijo. (Imagen: Moisés González Sucías).

Egiptología 2.0 | 109


Hoy viajamos a...
Bartomeu Egea Resino

Isla de Sehel

Parte superior de la denominada ‘‘Estela del hambre’’ (Imagen: Bartomeu Egea Resino).

Que ver

Toda isla, especialmente su zona sur, que es la que visitaremos, es un gran depósito de petroglifos sobre grani-
to, esparcidos por todo el lugar y aunque nuestro objetivo principal sea la llamada “Estela del hambre” en las ro-
cas existen inscripciones de varios periodos como los registros de Tutmosis I y los más numerosos ptolemaicos.

El yacimiento que se encuentra rodeado por una verja, esta formado por dos pequeñas colinas llamadas Hus-

Ofrenda de incienso al cartucho de Amenhotep II y Khnumemwesekhet (alcalde de Elefantina) y su esposa Hener, ado-
rando una estatua de Anuket (Imágenes: Bartomeu Egea Resino).

110 | Egiptología 2.0


sein Togug y Bidi Togug, es esta última que se encuentra al este, en la que podemos ver la estela de período
ptolemaico que nos narra la hambruna producida por las pobres crecidas del Nilo y las plegarias realizadas a
los dioses, en tiempos de Dyeser en la III dinastía.

Isla de Elefantina

Aswan

Amarradero

Taquilla
Isla de Sehel

Situación de la Isla Sehel (Imagen: Google Maps).

Como ir

El medio de transporte para acercarnos a la isla de Sehel es mediante una motora, barca que tomaremos en la
corniche de Aswan, en la proximidad del hotel Old Cataract. Mediante este medio en cortos minutos llegaremos
al amarradero de la isla, desde él, y en un recorrido de 500 metros llegaremos a las taquillas. El ticket asciende
a 30 LE.

Amarradero y taquillas (Imágenes: Bartomeu Egea Resino).

Egiptología 2.0 | 111


Funcionario y restos de inscripciones jeroglíficas (Imagen: Bartomeu Egea Resino).

Funcionario ante el faraón Ramsés II (Imagen: Bartomeu Egea Resino).

Recomendaciones

El terreno es muy abrupto al tiempo que ascendente, aunque las vistas sobre los antiguos rápidos de lo que
fue la primera catarata bien vale el esfuerzo, precisando buen calzado para esta excursión tan interesante. El
Vendedor de los tickets dispone de información en castellano en fotocopias del lugar a cambio de una pequeña
propina.

112 | Egiptología 2.0


Escarabeos y escaraboides,
egipcios, egiptizantes y
pseudoegipcios
en la Península Ibérica
Álvaro Luque Lomas

Egiptología 2.0 | 113


Aproximarnos a los escarabeos en la Península Ibérica implica abordar la arqueología protohistórica: Estas
piezas u otros materiales semejantes de factura egipcia, pseudoegipcia o egiptizante, requieren del trabajo
minucioso de aspectos como procedencia, contextualización arqueológica, lectura iconografía (imagen y sím-
bolos) y valoración de los hallazgos como fuente difusora de nuevos conceptos foráneos.

Este análisis arqueológico sobre los escarabeos peninsulares se compone por un total de 118 ejemplares, que
han sido estudiados en sus contextos permitiendo lecturas interpretativas de los datos. Los escarabeos proce-
den de 30 yacimientos distintos de toda la Península Ibérica, habiéndose seleccionado únicamente aquellos
que cuentan con una documentación arqueológica adecuada para el estudio. La ubicación de estos puntos ar-
queológicos viene establecida en un mapa que ilustra la difusión de los escarabeos facilitando la visualización
de su dispersión.

Mapa de la Península Ibérica que señala geográficamente las ubicaciones de cada uno de los 30 yacimientos
arqueológicos de donde proceden los escarabeos y escaraboides estudiados (Imagen: Wikimedia Commons).

Debemos comenzar a desarrollar nuestro análisis Piezas egipcias se les denomina a aquellas que con
por la designación nominal y clasificación para las seguridad se han fabricado en el país del Nilo, pie-
piezas halladas. Esta se establece en dos tipologías zas pseudoegipcias son las que presentan una mor-
distintas: escarabeo y escaraboide. La designación fología semejante a las egipcias, pero cuentan con
de escarabeo es la otorgada por arqueólogos a pie- alguna característica que advierte que el objeto se
zas que genéricamente han sido interpretadas como elaboró fuera de Egipto, y son clasificados como ma-
pequeños amuletos con forma de escarabajo y que teriales egiptizantes aquellos que fuera del entorno
con frecuencia llevan motivos iconográficos e ins- egipcio cuentan con elementos de dicha cultura (Pa-
cripciones en su reverso (Canales Mesa, P., 2013: dró Parcerisa, J. 1976:12).
22). Como escaraboides son designadas aquellas
que carecen de detalles anatómicos propios del in- ¿Pero cuál es el origen de estas piezas? ¿Qué sim-
secto en el anverso de la pieza (Conde Escribano, bolizaban? ¿A quién representaron? ¿Cómo llega-
M. et al, 2005:82), entre sus tipologías podemos en- ron hasta la Península Ibérica?. En Egipto la imagen
contrar ánades, erizos, cabezas negroides, etc (Ca- del escarabajo plasmado como amuleto de pequeño
nales Mesa, P., 2013: 22). tamaño se convirtió en objeto de culto de modo inin-
terrumpido desde su origen hasta la etapa tardorro-
La clasificación a su vez se lleva a cabo en tres ca- mana, adquiriendo distintas connotaciones sobre un
tegorías (egipcias, pseudoegipcias y egiptizantes) mismo núcleo conceptual según el momento históri-
dependiendo de las características que la definan. co, siempre asociado a mitos de creación, fecundi-

114 | Egiptología 2.0


Ejemplar de escarabeo - Escarabeo de tesorillo de Peña Negra. Crevillente, Alicante
(Imágenes: Escolano-Poveda, M. 2010:90).

Ejemplar de escaraboide - Escaraboide de Tossal del Moro en Piñeras. Batea, Tarragona


(Imágenes: Almagro Gorbea M., y Graells i Fabregat, R. 2011:29).

Ejemplar de escaraboide negroide - Escarabeo de Porto do Sabugeiro, Portugal


(Imágenes: según PEREIRA, 1975, citado por Almagro-Gorbea, M. y Torres Ortiz, M., 2009: 536).

Egiptología 2.0 | 115


Ejemplar de escarabeo egipcio - Escarabeo de Cabezo de la Joya, Huelva
(Imágenes: Padró Parcerisa, J., 1976-1978: 492 y López de la Orden, Mª D. y García Alfonso, E. 2010: 295).

Ejemplar de escarabeo pseudoegipcio - Escarabeo de Torrelló del Boverot, Castellón (Imágen: Almagro Gorbea M., y
Graells i Fabregat, R. 2011:27) y ejemplar de escarabeo egiptizante - Escarabeo de Aliseda, Badajoz (Imágenes: Almagro
Gorbea M., y Graells i Fabregat, R. 2011:27).

dad y nacimiento (López Grande, M. J., 1988: 162).

Observando el animal al que representan, este fue


tradicionalmente interpretado como ejemplares del
Scarabaeus Sacer Linnaeus, el escarabajo pelotero
mediterráneo que se asimiló principalmente al dios
egipcio Jepri hasta que Latreille detectó en 1827 que
estas piezas realmente estaban fabricadas a seme-
janza de otra especie, el Kheper Aegyptiorum, propia
del Bajo Egipto (Martín-Piera, 1997, citado por Cana-
les Mesa, P., 2013:7).

A nivel popular la figura del escarabajo (escarabeo),


guardaba lecturas sobre la dinámica del cosmos y
del ciclo vital, que corrían paralelas a formulaciones
teológicas sobre la divinidad solar egipcia, para esta
población los escarabeos poseían un valor mágico
religioso que se adecuaba a las exigencias del indi-
viduo y sus miedos ante el devenir de la vida (López
Grande, M. J., 1988: 162). Pero este amuleto no solo
tuvo adscripciones con la religiosidad del concepto
solar, sino que también se vinculó a deidades egip-
cias diversas como Ptah, Thot o el demiurgo Khepe-
ra (Canales Mesa, P., 2013: 21).
Proceso de recolección, modelaje y transporte del excre-
Según algunos investigadores la clave de la interpre- mento (Imágenes: Martín-Piera, F., 1997:328).

116 | Egiptología 2.0


tación religiosa está en el horror al caos que existía
en la cultura egipcia. El escarabajo era una expre-
sión del Orden Divino, que junto a la facultad de re-
surgir de este insecto, se alegorizaba al mismo sol,
que muere y resucita tras cada noche (Martín-Piera,
F., 1997:327-330).

Además entre las cuestiones de la mitología gene-


rada en torno al escarabajo pelotero egipcio, obser-
varemos que alberga un concepto religioso cultural
sobre el devenir, resurgimiento, renacimiento, meta-
morfosis y engendramiento. Igualmente esta deidad
es la responsable tras la muerte del ser humano de
sus transformaciones y del camino en la otra vida.
El significado varía en función de las facetas a las
que se haga referencia en su designación (Canales Esquemas del proceso de larva a ninfa del escarabajo y
Mesa, P., 2013:8 y 10), pudiendo encontrar más utili- dibujo de la tumba de Ramses VI
dades ideológicas y cultuales. (Imágenes: Martín-Piera, F., 1997:338).

Así en el ámbito egipcio original de uso funerario solían darse tipologías más grandes de escarabeos. Durante
el ritual eran depositados junto al difunto, con frecuencia cerca del corazón, y contaban con inscripciones consi-
derablemente más amplias del Libro de los Muertos (Canales Mesa, P., 2013: 26) cuyo fin práctico era ayudar
al difunto a superar el juicio de los dioses.

Volviendo al tema que abordamos, hay que observar el contexto histórico que vivió la Península Ibérica durante
el I milenio a.n.e. para comprender el registro de estos escarabeos. Será escenario de contactos comerciales,
culturales e interétnicos que pese a que su intensidad y dirección varía espacial y temporalmente, permite el
estudio de distintos tipos de relaciones con diferentes posibilidades de lectura para los escarabeos y escaraboi-
des(Fernández Rodríguez, J. M., 2000:185).

Realmente se trata de piezas muy estimadas en todo Oriente durante el II milenio a.n.e. (Base de datos mu-
seísticos Ceres, I: CE08310). Pero será en el I milenio a.n.e. cuando hacen incursión en la Península Ibérica
abarcando desde el Siglo VIII al IV-III a.n.e. (AlmagroGorbea, M. y Torres Ortiz, M., 2009: 539).

En un principio la mayor parte de los escarabeos eran de procedencia egipcia, siendo Naucratis una de las más
importantes factorías exportadoras a todo el Mediterráneo, activa hasta finales del Siglo VI a.n.e. (Navarro Cía,
O. 2012), coincidiendo con el cese de exportaciones de Egipto, que entraron en retroceso por motivos políticos
internos y externos (Fernández Rodríguez, J. M., 2000:193). A partir de ese momento los focos emisores pasan
a ser talleres de artesanos griegos, etruscos y púnicos. De los cuales irradiarían las piezas pseudoegipcias y
egiptizantes cuya circulación se estima hasta el Siglo III a.n.e. (Base de datos museísticos Ceres, I: CE08310).
Por ello el contexto histórico peninsular de los escarabeos se comprende a partir de un complejo proceso de
aculturación que comienza en el III y II milenio a.n.e., cuando se configuran rasgos culturales fenicios, entre los
cuales está comprendido como amuletotalismán (Fernández Rodríguez, J. M., 2000:193).

Resulta necesario para comprender la ideología con la que manejaron estas piezas, un análisis en la religiosi-
dad oficial fenicia del I milenio a.n.e., coincidiendo con la expansión colonial en occidente. Ya que serían estos
grupos los responsables de su difusión en una primera instancia.

Desde finales del Siglo XI a.n.e., durante el I milenio a.n.e. el prestigio político, cultural y técnico de Egipto
estaba presente en manifestaciones culturales del ámbito colonial y en las zonas sirio-palestinas, el dominio
cultural egipcio desemboca en la moda egiptizante, reflejándose en los rasgos y ciertos conceptos de su cultura
material, sin embargo, es importante aclarar que esta influencia egipcia no caló en el plano religioso, pero sí
que se adquieren rasgos artístico vinculados a la sacralidad, como ejemplos: el naos de los templos, las golas
arquitectónicas egipcias y motivos iconográficos como el uraeus.

En cambio en el ámbito popular se adoptaron divinidades egipcias protectoras pero con un carácter individual
y privado. Queda constatado, que existió una imitación de los productos egipcios incorporándolos a su cultura
material, pero cuya realización en serie (para la actividad comercial) conllevó la perdida de los conceptos origi-
nales y una vulgarización de los materiales (Fernández Rodríguez, J. M., 2000: 193-195).

Egiptología 2.0 | 117


La recepción de estos escarabeos por parte de las relaciones con varias posibilidades de lectura. Así
sociedades indígenas tuvo una amplia aceptación el papel de los escarabeos en las necrópolis, como
(Padró Parcerisa, J., 1976-1978: 508). Su problemá- en otros yacimientos de carácter ideológico, sacro e
tica reside en el carácter mágicoreligioso de los ma- incluso doméstico revelan prácticas de su uso, del
teriales y su correspondiente encaje en la creencia y modo de vida de sus dueños y permiten valorar fac-
religiosidad ibérica, ya que el perfil de esta religión o tores de aculturación.
religiones es difícil de definir por los investigadores.
Resulta complejo interpretar la incursión de las pie- A partir de los materiales estudiados, los contextos
zas debido a la propia heterogeneidad de los grupos arqueológicos pueden ser agrupados en los siguien-
receptores y a sus realidades socioculturales e ideo- tes tipos: Necrópolis: 66 número total y 55.93%.
lógicas, por lo que deben ser estudiados con cautela. Espacios cultuales: 39 número total y 33.05%. Es-
pacios domésticos: 13 número total y 11.01%. Con-
Sin embargo los investigadores coinciden en concluir tinuando en el ámbito funerario, la presencia de es-
que fueron empleados en la península como amule- carabeos y escaraboides en ajuares de incineración
tos protectores en el paso hacia el Más Allá, muy resulta antagónica al ritual egipcio para la conservar
posiblemente tras su uso en vida como talismán apo- el cuerpo (López Grande, M. J., 1988: 162), como
tropaico, como sellos y marcas de propiedad de sus ya mencionamos, aspecto que es revelador y ofrece
dueños, con claras connotaciones de estatus social información sobre el grado superficial del calado re-
(Almagro-Gorbea, M. y Torres Ortiz, M., 2009: 546). ligioso original de los que estos materiales formaban
Un ejemplo de las nuevas connotaciones religiosas parte en Egipto.
que adquirieron en la península lo refleja el ritual ibe-
ro de incineración, del que formaron parte muchos También su presencia en espacios domésticos es
de los escarabeos estudiados aquí, que resulta an- muestra del uso talismánico, así como de piezas que
tagónico a la cosmovisión egipcia en la momificación podrían ser productos exóticos marcadores de ran-
para la conservación del cuerpo, como veremos más go social, en función de sellos personales e incluso
adelante. como objetos que formarían parte del adorno en la
indumentaria a modo de piezas exóticas de prestigio.
Como ya hemos dicho, la difusión por todo el Medi-
terráneo de los escarabeos es fruto del comercio fe-
nicio en el Periodo Orientalizante siendo habituales
ciertos contextos arqueológicos fenicios y púnicos,
con presencia también en el ámbito indígena. El es-
carabeo es uno de los elementos más representa-
tivos del proceso de aculturación (Almagro-Gorbea,
M. y Torres Ortiz, M., 2009: 539). Se refleja en su
amplia diseminación por la cuenca mediterránea
la gran actividad exportadora durante el I milenio
a.n.e., no solo por parte de los colonizadores feni-
cios, sino de individuos de sectores sociales poco
elevados como soldados, que junto con el comercio
de los diferentes ámbitos culturales (etrusco, fenicio,
heleno etc.) lo difundieron como amuletos de magia
común al servicio de los intereses cotidianos a los
que se le sumarían valores teológicos de los mismos
(López Grande, M. J., 1988: 162).

En la observación de los hallazgos arqueológicos el


contexto es imprescindible para la interpretación, ya Gráfico de porcentajes (Imagen: Álvaro Luque Lomas).
que nos aproxima al significado correcto de estos
materiales con la articulación precisa de su yacimien- Una vez analizados los datos que se desprenden de
to o su depósito funerario pudiendo establecer cro- nuestro estudio, de los 118 escarabeos, observamos
nologías y aspectos de su incursión en el territorio. que en la costa atlántica predominan los hallazgos
Para ello la elaboración de un pequeño registro de en necrópolis, mientras que en el territorio de la ac-
hallazgos de escarabeos peninsulares con contex- tual Extremadura encontramos un número muy ele-
to (118 ejemplares estudiados en total), a través de vado de contextos sacros, vinculados a las prácticas
la publicación de sus estudios, supone interesantes religiosas. En el sur peninsular hay un predominio de
datos que evidencian contactos entre las sociedades contextos funerarios para los escarabeos, señalan-
del pasado, donde se observan diferentes tipos de do algún hallazgo relevante de 37 piezas en el san-

118 | Egiptología 2.0


tuario Gorham´s Cave, en Gibraltar. También en la seísticos Ceres, I: CE08310). Más tarde, durante el I
zona del levante peninsular encontramos predominio milenio a.n.e., la presencia de escarabeos está mu-
de contextos funerarios en necrópolis. En el noreste cho más generalizada y se vincula ya con la coloni-
peninsular, coinciden los hallazgos en contextos fu- zación fenicia. Según Almagro-Gorbea, Torres Ortiz,
nerarios. Las características que se han podido va- (2009) y Padró Parcerisa, (19761978) el marco tem-
lorar en la observación de estas piezas comienzan poral en el que aparecen más abundantemente en
por el sector noreste de la Península Ibérica donde la Península abarca desde el Siglo VIII al IV a.n.e.,
encontramos una dispersión llegando hasta el Va- igualmente Fernández Rodríguez (2000) afirma que
lle del Ebro y las costas de la Galia mediterránea en esta misma franja temporal existe una prolifera-
(Almagro Gorbea M., y Graells i Fabregat, R. 2011: ción de los materiales de tipo egipcio y egiptizante,
81), resultan muy raros en el arco noroeste del Me- entre los cuales se encuentran los escarabeos. Es
diterráneo Occidental al aparecer a fines del Siglo importante señalar también, que a partir del Siglo VI
VII a.n.e., a partir de c. 575 a.C. se evidencia una a.n.e. las inscripciones jeroglíficas en los anversos
creciente “divulgación” de su uso (Almagro Gorbea dejan de estar presente, al menos de un modo tan
M., y Graells i Fabregat, R. 2011: 68). En el sur de genérico como en siglos anteriores.
la Península Ibérica se hace evidente la distribución
de los escarabeos egipcios hasta la primera mitad Para los escarabeos pseudoegipcios junto con otros
del Siglo VI a.n.e. coincidiendo con el área de ex- materiales del mismo estilo de fabricación se han
pansión del comercio fenicio (López Grande, María dado fechas desde el Siglo VI a.n.e. (Fernández Ro-
José., 1988: 155). Gadir parece ser el centro distri- dríguez, J. M., 2000:198). En torno al Siglo V a.n.e.
buidor de materiales egipcios (entre ellos los esca- es cuando se producirá la generalización de las pie-
rabeos), para el área sur (Fernández Rodríguez, J. zas con iconografía helenizante (Almagro-Gorbea,
M., 2000). En la costa atlántica y la zona extremeña M., et al 2009: 75), los focos emisores pasan a ser
predominan piezas de factura egipcia, mientras que talleres de artesanos griegos, etruscos y púnicos, se
las de fabricación fenicia e hispano-fenicia están en estiman hasta el Siglo III a.n.e., (Base de datos mu-
menor proporción. En el sur peninsular destaca pie- seísticos Ceres, I: CE08310).
zas atribuidas a talleres egipcios, y en el levante se
registran escarabeos egipcios y pseudoegipcios, con Para comprender estos cambios en el comercio de
predominio de las egipcias. los escarabeos debemos recordar algunos aspectos
históricos; A comienzos del Siglo VI a.n.e. se produ-
Otro aspecto de interés vinculado a los escarabeos jo una serie de cambios que desembocarían en una
es la posibilidad, como algunos investigadores han crisis del sistema socio-económico existente hasta el
apuntado, de que puedan ser auténticos marcado- momento en la Península Ibérica y en gran parte del
res de sexo y edad, algunos estudios realizados al Mediterráneo. Uno de los más relevantes llegó con
respecto revelaron una tendencia a la asociación de el hundimiento del comercio fenicio, interrumpido por
tumbas de mujeres y niños sobre las de hombres el asedio de Tiro y su conquista por los persas, fa-
adultos, en el marco peninsular y mediterráneo (Fer- voreciendo la introducción de comerciantes griegos
nández Rodríguez, J. M., 2000:202). Este fenómeno focenses en nuevas áreas peninsulares (Moneo, T.
podría tener una interpretación sobre prácticas con- 2003:343), el auge y la presencia de colonias estuvo
cretas, vinculadas a las creencias y a las propieda- entre los años 580-550 a.n.e. con nuevos productos
des que se atribuyeron a estas piezas y a su posible exóticos (objetos cerámicos y otras piezas de lujo),
valor mágico en beneficio de estos sectores (muje- dándose un contacto entre el mundo colonial focen-
res y niños) de las sociedades protohistóricas. se y tartesos (Almagro-Gorbea, M. 1987:64) con
importaciones de productos destinados a las élites
Los resultados de este trabajo concluyen el volumen indígenas. Además abrieron nuevas rutas de explo-
más importante de materiales egipcios, pseudoegip- tación hacia las áreas del interior hasta que el cre-
cios y egiptizantes para contextos arqueológicos de ciente poder de Cartago bloquea las naves griegas
necrópolis, coinciden con los estudios de Fernández y su comercio declina a partir del 550 a.n.e. y con él,
Rodríguez, J. M., (2000). Menos frecuente es este el esplendor de la cultura tartésica, a este declive se
tipo de objetos en espacios de culto, y significativa- unen otras circunstancias de orden políticoeconómi-
mente menor para los espacios domésticos. co y el surgimiento en su entorno de una nueva cul-
tura ibero-turdetana (Valiente Cánovas, S. 2007:43).
Si hacemos un pequeño resumen cronológico del El comercio colonial griego focense continúa influ-
papel que jugaron los escarabeos a lo largo de los yendo en la cultura ibérica a través de la región del
siglos en el Mediterráneo, y más concretamente en sudeste peninsular desde donde se alcanzaban las
la Península Ibérica debemos comenzar por el II mi- ricas regiones mineras de Sierra Morena en el Alto
lenio antes de nuestra era. Periodo en el cual fueron Guadalquivir. Los escarabeos de marcado carácter
muy estimados en todo Oriente (Base de datos mu- helenístico proceden de estos contactos coloniales

Egiptología 2.0 | 119


con el mundo griego y púnico.

Volviendo al análisis de los esacarabeos, es importante señalar cómo uno de los aspectos principales es la
observación de sus reversos y su amplia variedad iconográfica. El carácter exótico estaba reforzado por la rica
carga de motivos figurados, inscripciones o grabados albergados en la parte inferior, esta es bastante diversa y
varía en función de su uso, procedencia y cronología (Egipcia, feno-púnica o helenística).

Escarabeo de tesorillo de Peña Negra, Crevillente, Alicante (Imágenes: Escolano-Poveda, M. 2010:86).

En un primer momento la procedencia egipcia de los escarabeos hizo que la presencia de jeroglíficos fuese
predominante.

Escarabeos de Cancho Roano, Badajoz (Imágenes: Almagro-Gorbea, M., et al 2009:73).

Sin embargo los grupos indígenas encontrarían en la iconografía helenística temas más afines a su idiosincra-
sia e ideología (leones, guerreros, escenas de caza, grifos etc.). Correlatos que reflejan aspectos sociocultura-
les y funerarios propios de la vida y la cosmovisión del ibero (Fernández Rodríguez, J. M., 2000:190-197).

Los producidos como mercancía comercial tendrían, lógicamente, una temática iconográfica, simbólica o reli-
giosa más popular. Pero de igual modo, la base del escarabeo puede aparecer sin ninguna grafía, aunque es
menos frecuente. Se ha estimado que la carencia de motivos se debe interpretar como piezas concebidas para
ser integradas en collares, botones, etc.

Las inscripciones jeroglíficas de muchos de estos escarabeos son una fuente de información y un recurso
de datación muy estimable, entre las más comunes destacan los epígrafes reales, cartuchos faraónicos, lau-
datorias religiosas, alusiones a divinidades del panteón egipcio, nombre de personas y fórmulas epigráficas
que reforzarían su función mágica. Igualmente su iconografía recoge motivos religiosos, emblemas, animales,
plantas, lemas y ornamentos (Canales Mesa, P., 2013: 24). En Egipto los faraones utilizaron los escarabeos
como emblema de poder, su vinculación al sol y al dios Osiris les otorgaba legitimidad espiritual, vinculándose
directamente con el ámbito divino (Canales Mesa, P., 2013: 28).

Con respecto a la interpretación iconográfica de los signos jeroglíficos encontramos algunos que pueden ser
considerados como símbolos en sí mismos, como es el caso del disco solar, el halcón o el uraeus. El signo
jeroglífico más frecuente en las inscripciones es el nb que representa el ideograma egipcio del cesto. Este es
habitual tanto en escarabeos de origen egipcio como feno-púnico (Almagro-Gorbea, M. y Torres Ortiz, M., 2009:
542).

120 | Egiptología 2.0


Entre el rico abanico iconográfico de los escarabeos destacan los motivos figurativos zoomorfos, animales rea-
les o míticos, vinculados tanto a la divinidad como a la figura real, el león y la esfinge son ejemplos de ello. Otro
reiterante de esta categoría son las aves (halcón, buitre, y otros de difícil definición). La divinidad solar queda
simbolizada a través del halcón y el ureaus (Almagro-Gorbea, M. y Torres Ortiz, M., 2009: 542).

Con respecto a la iconografía helenística, destacar el protagonismo en esta etapa de motivos de carácter gue-
rrero y heroico (guerreros, caza, lucha, héroes, grifos, leones, esfinges, etc), que serían los más demandados y
apreciados culturalmente por las sociedades surgidas tras el perido Orientalizante (almagro-Gorbea, 1996, p.41
s.;Torres 2002, p. 380 s., citado por Almagro-Gorbea, M. y Torres Ortiz, M., 2009: 545), estos escarabeos con
frecuencia procedían de talleres púnicos y etruscos, en el ámbito ibérico serían interpretados desde la ideología
local, también se plasman estos conceptos en la iconografía monetal de etapa ibero-romana. Los escarabeos
con representaciones iconográficas figuradas deben considerarse de procedencia cartaginesa en su mayoría
(Almagro-Gorbea, M. y Torres Ortiz, M., 2009: 545).

Ejemplar de escarabeo con iconografía figurativa - Escarabeo de Ampurias. La Escala, Gerona


(Imágenes: Almagro Gorbea M., y Graells i Fabregat, R. 2011:52).

Torelli en este ámbito iconográfico (M. Torelli 2002 y rantes o semitransparentes, más tarde se emplea-
120 citado por Almagro Gorbea M., y Graells i Fabre- ron materiales de mayor dureza como basalto verde,
gat, R. 2011: 74-77) descarta una autorrepresenta- diorita, granito, hematita, lapislázuli, jaspe, serpen-
ción del propietario mediante las divinidades, anima- tina, cornalina, amatista, ónice y ágata entre otros.
les reales o símbolos determinados. Simultáneamente se realizaban también en materia-
les blandos como la caliza blanca y la pizarra blan-
Las materias primas empleadas en la fabricación de ca (Canales Mesa, P., 2013: 23). En Egipto los más
estas piezas, así como los metales elegidos para en- valorados eran los realizados en porcelana blanca,
garzar los escarabeos denota a menudo unos valo- cristales de colores, marfil, oro y piedras preciosas
res intrínsecos reconocibles para cualquier individuo, (Canales Mesa, P., 2013: 23).
técnicas artesanales elaborados y metales nobles
como la plata y en menor frecuencia el oro (Base Con la “industrialización” de los escarabeos en el
de datos museísticos Ceres, I: CE08310). Entre los Mediterraneo se comenzó a emplear las técnicas de
diferentes materiales que se emplearon para fabri- pasta o tierra cocida utilizando moldes, La técnica
car los escarabeos que recogemos en este trabajo del vidriado surge de la mano, con distintos tonos
podemos apreciar: pasta vidriada verde, pasta blan- de esmaltado, siendo los más comunes los verdes,
ca, bronce, esteatita, ágata, fayenza, cristal, jaspe, azules y tonos intermedios a estos.
cornalina, lidita, marfil, amatista y cuarzo. La tipo-
logía de escarabeo egipcio emplea la piedra, siendo Los anillos porta escarabeos y escaraboides se ela-
la esteatita o esteatoquisto (silicato de magnesio) la boraron con metales valiosos como oro, plata o bron-
de mayor antigüedad y abundancia. Para la técnica ce. También se han interpretado como colgantes en
de la talla de escarabeos se usaron piedras transpa- su función de adorno personal y elemento ostentato-

Egiptología 2.0 | 121


rio al ser piezas jerárquicas de posición social y amuletos mágicos profilácticos (Fernández Rodríguez, J. M.,
2000:190-197).

En la costa atlántica predominan las piezas fabricadas con pasta (fayenza, vidriadas y no vidriadas), en menor
número están presentas escarebeos de bronce, cristal y piedras semipreciosas. En el Sur Peninsular predo-
minan las piezas de fabricación en pastas claras y parecida proporción en piedras semipreciosas. En la zona
de la actual Extremadura, encontramos documentados escarabeos que mayoritariamente están fabricados en
piedras semipreciosas. En el Levante, piezas de fayenza blanca, en el noreste peninsular destacan los escara-
beos de pasta en distintos tonos de verde azulado, señalando un aumento de piezas en piedras semipreciosas
en la zona más próxima al norte.

Escarabeo de Aliseda, Badajoz. Siglo VII-VI a. C. (Imágenes: Base de datos museográficos ceres.mcu.es).

122 | Egiptología 2.0


Básicamente podemos sintetizar el proceso aculturador de los escarabeos en tres momentos: primero en el
contexto egipcio (país originador de estas piezas) otorga una identidad cultural concreta al objeto, en segundo
lugar son tomados por comerciantes fenicios y soldados, que reciben de su contexto original los materiales y
(en diferente grado) interpretan y modifican conceptos sobre los escarabeos impregnándolos de connotaciones
culturales propias, y finalmente cuando llegan a manos de receptores en otros puntos del Mediterráneo como
la Península Ibérica, donde llegan con connotaciones egipcias, feno-punicas, o helenísticas. Estos grupos indí-
genas receptores que asimilarían y sincretizarían ciertos conceptos (en distinto grado dependiendo de factores
culturales propios en cada territorio) y quizá otorgaran nuevas lecturas a los escarabeos y a la iconografía e
ideas mediterráneas que estos ya traían de los contextos culturales anteriores.

Es decir, señalamos diferentes niveles de calado y sincretismo de estos en los grupos indígenas y en los co-
lonizadores, con matices históricos, geográficos y cronológicos. Para los iberos tendrían su propio significado
pero incorporando aspectos nuevos en la ideología, apoyados por tradiciones orales que se introducen desde
el mundo colonial en el imaginario colectivo de las élites rectoras, según su capacidad de adaptación al ideario
preexistente con su propio substrato cultural, además de ser un elemento renovador de este y de la iconografía.

Los escarabeos peninsulares suponen un verdadero documento arqueológico de la protohistoria mediterrá-


nea, una fuente sobre posibles prácticas, mitos, creencias y conceptos ideológicos que circulan por el ámbito
colonial, especialmente entre las élites indígenas que los adquirían para su uso, por lo que deben ser conside-
rados valiosos testimonios para conocer la evolución del sistema ideológico y sus transformaciones históricas
(Almagro Gorbea M., y Graells i Fabregat, R. 2011: 74-77). Piezas que ayudan a investigadores y arqueólogos
a reconstruir un pasado complejo, donde los contactos culturales y las influencias protagonizan importantes
cambios socioculturales.

Bibliografía Sobre el autor

FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, J. M. (2000). ‘‘Objetos e Nació en 1991 en Los Villares (Jaén), se graduó por la
iconografía egipcia en el mundo colonial e indígena Universidad de Jaén en Historia del Arte con mención
del Extremo Occidente’’. Arte y sociedad del Egipto en Arqueología, para después cursar un Máster de Ar-
antiguo. Ensayos, 171, 185-203. queología en la Universidad de Granada, periodo en
el que participó como ponente en las primeras jorna-
PADRÓ PARCERISA, J. (1976). Los materiales de das de jóvenes arqueólogos de la UGR.
tipo egipcio del litoral Mediterráneo de la Península
Ibérica. (Resumen). Instituto de Prehistoria y Arqueo- Además de haber participado en diversas campañas
logía Universidad Autónoma de Barcelona. arqueológicas, ha colaborado en actividades museís-
ticas vinculadas a la difusión del patrimonio en Jaén,
PADRÓ PARCERISA, J. (1976-1978). “Datos para cuenta con algunos trabajos publicados de investiga-
una valoración del ‘‘factor egipcio” y de su incidencia ción local sobre el patrimonio histórico en el Proyecto
en los orígenes del proceso de iberización’’. Ampu- Ujaen de Innovación Docente Laboratorio de Arte.
rias: revista de arqueología, prehistoria y etnografía.
Nº. 38-40, pp. 487-510. En materia egiptológica ha realizado nivel inicial e in-
termedio de jeroglíficos en UGR y UJA, así como un
LÓPEZ GRANDE, M. J. (1988). “Reflexiones acerca curso en Egiptología de la Universitat Autònoma de
del sentido religioso de los objetos egipcios, egipti- Barcelona.
zantes y pseudoegipcios presentes en la protohistoria
andaluza”. Actas del I Coloquio de Historia Antigua de alvaroluquelomas@gmail.com
Andalucia, Córdoba 1988 / coord. por Juan Francisco
Rodríguez Neila, Vol. 1, 1993, págs. 155-172.

ALMAGRO-GORBEA, M. y TORRES ORTIZ, M.


(2009). “Los escarabeos fenicios de Portugal. Un es-
tado de la cuestón’’. Estudos Arqueológicos de Oeiras.
Vol. 17, Oeiras, Câmara Municipal, 29, pp. 521-554.

ALMAGRO-GORBEA M. y GRAELLSS I FABREGAT,


R. (2011). “Escarabeos del noreste de Hispania y del
sur de la Galia. Catálogo, nuevos ejemplares e inter-
pretaciones’’. Lvcentum XXX. Anales de la Universi-
dad de Alicante. Prehistoria, Arqueología e Historia
Antigua. pág. 25-87.

Egiptología 2.0 | 123


Todos los números de Egiptología 2.0 en:
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124 | Egiptología 2.0


Novedades Editoriales
Introducción al antiguo La Gran Pirámide. Clave
Egipto secreta de la Atlántida

Autor: A. Pérez Largacha / Autor: M. Pérez Sánchez


A. Errandonea Rodríguez Pla

Idioma: Castellano Idioma: Castellano

Año: 2016 Año: 2016

Editorial: Akal Editorial: Larousse

ISBN: 9788446030706 ISBN: 9788416641147


Introducción al antiguo Egipto pretende acercarnos a La Gran Pirámide constituye un permanente foco de
una cultura milenaria que creó algunas de las prime- atracción para visitantes e investigadores, y es fuen-
ras composiciones literarias conocidas, así como los te de inagotables interrogantes acerca de una civi-
primeros textos legales; a una sociedad, plenamente lización capaz de construir, hace miles de años, un
urbana, que realizó importantes avances en todos monumento que todavía hoy nos causa admiración.
los ámbitos del conocimiento.
Esta obra presenta el fruto de un pormenorizado y
Sus grandiosos monumentos (las pirámides), sus pluridisciplinar estudio de la Gran Pirámide partiendo
costumbres funerarias (la momificación), o el despo- de los recursos que ofrece la arquitectura y desvela,
tismo de sus gobernantes (los faraones, dioses ellos uno tras otro, los principales misterios que envuelven
mismos) son de todos conocidos. a esta enciclopedia de piedra: ¿Cómo era la forma
original del monumento? ¿cuándo empezó y acabó
No obstante, pocas veces vamos más allá de esta su construcción? ¿cuál fue la causa última de eri-
estampa, cuando la realidad es que el antiguo Egipto girla? ¿qué motivó su nombre oficial: el ‘‘Horizonte
encierra una historia larga y compleja, durante mu- de Keops’’? ¿dónde podría encontrarse la Cámara
chos siglos conocida (única y sesgadamente) por lo Sepulcral del faraón?.
que transmitió el relato bíblico y por las descripciones
y comentarios que realizaron los autores clásicos. El descubrimiento de un Código Secreto, que «hace
hablar a los números y que se halla asociado a las
Presentamos, pues, una introducción histórica ac- medidas y magnitudes de la Gran Pirámide revelará,
tualizada, visualmente rica, a una civilización que por último, uno de los mayores enigmas de la anti-
entronca con nuestras tradiciones más antiguas y güedad: el nombre de la civilización madre que daría
cuyo devenir, histórico y cultural, abarcó más de tres origen a los antiguos egipcios. Una información que
milenios. puede ser decisiva para esclarecer uno de los miste-
rios más fascinantes de la historia de la Humanidad:
Antonio Pérez Largacha es profesor de Historia an- la ubicación de la Atlántida.
tigua en la Universidad de Castilla-La Mancha (Ciu-
dad Real). Miquel Pérez Sánchez Pla es arquitecto por la Es-
cola T. S. de Arquitectura de Barcelona (ETSAB), y
Autor de numerosos artículos y libros de investiga- Doctor arquitecto por la Universidad Politécnica de
ción y divulgación, entre sus publicaciones más im- Cataluña (UPC). En su tesis doctoral reconstruyó por
portantes destacan: primera vez la forma original de la Gran Pirámide de
Keops. Y mediante el Código Secreto de la geome-
‘‘Tierras fabulosas de la Antigüedad’’ (1995), ‘‘Egip- tría estableció los orígenes del antiguo Egipto.
to en tiempos de las pirámides’’ (1998), ‘‘Egiptoma-
nía’’ (2003), ‘‘La vida en el antiguo Egipto’’ (2004) Dirije Antiguo Egipto XXI y ha publicado el libro “La
así como ‘‘Historia antigua de Egipto y del Próximo Gran Pirámide, clave secreta del pasado”, resumen
Oriente’’ (Ediciones Akal, 2006). de su tesis doctoral. La edición digital es una colec-
ción de 10 libros y un curso online que han recibido
Amparo Errandonea es investigadora de la Univer- una ayuda del Ministerio de Educación, Cultura y De-
sidad Autónoma de Madrid. porte.

Egiptología 2.0 | 125


Novedades Editoriales
Esto no estaba en mi li- La tumba del Visir Rehk-
bro de historia del antiguo mire. TT100, Vol. I.
Egipto
Autor: Josep M. Güell
Autor: J. M. Parra Ortiz Rous

Idioma: Castellano Idioma: Castellano

Año: 2016 Año: 2016

Editorial: Almuzara Editorial:

ISBN: 9788416776160 ISBN: 9788494633416


Eso no estaba en mi libro de Historia del Antiguo El visir Rekhmire desempeñó las funciones de Go-
Egipto es una obra amena, de lectura fluida, destina- bernador de la Ciudad y Visir del Alto Egipto, cargo
da a todos los amantes de la cultura faraónica. responsable de la administración y justicia durante el
reinado del gran faraón Tutmosis III.
Agrupados en seis grandes apartados (Descubri-
mientos arqueológicos, Grandes faraones, El perío- El visir cedió a la humanidad un importante legado:
do amárnico, La sociedad del valle del Nilo, La Gran su tumba (TT100), el sepulcro privado más grande
pirámide y ‘‘Enigmas’’ que no lo son tanto) se estu- de la Dinastía XVIII en la necrópolis tebana, cuyos
dian en sus páginas temas variopintos que capturan detalles consuetudinarios serán analizados en esta
desde el primer momento el interés del lector, como obra.
puedan ser el día a día de una excavación arqueo-
lógica en Egipto, el ascenso al poder de la reina Ne- El primer volumen sobre el estudio de la tumba del
fertiti, las posturas sexuales favoritas de los egipcios, visir Rekhmire ofrece una detallada descripción de la
las cámaras ocultas de las pirámides, los sistemas conocida escena de Los tributos extranjeros.
de iluminación utilizados para excavar las tumbas
del Valle de los Reyes o las conjuras del harén. A lo largo de cinco registros, los representantes de
los pueblos de Punt, Keftiu, Nubia, Retenu y los cau-
Si bien cada uno de estos apartados forma un todo tivos asiáticos y nubios desfilan ante el visir portando
coherente que puede ser leído en conjunto, sus ca- diferentes productos procedentes de sus respectivos
pítulos también pueden ser disfrutados al albur de la países como obsequio destinado al faraón.
curiosidad de cada uno, saltando de uno a otro aten-
diendo al interés de cada momento. De este modo, Los diferentes aspectos de esta escena son exa-
el lector puede asomarse curioso a diferentes ele- minados en profundidad, especialmente el registro
mentos de la vida en el valle del Nilo, y sumergirse correspondiente al pueblo de Keftiu, ya que propor-
en los aspectos menos conocidos de la historia y el ciona claves sobre su controvertida procedencia
diario devenir de los antiguos egipcios. y su presencia en Egipto durante los reinados de
Hatshepsut y Tutmosis III. El autor también plantea
José Miguel Parra Ortiz es licenciado y doctor en diversas hipótesis sobre las posibles causas de la
Historia Antigua por la Universidad Complutense de damnatio memoriae que sufrió el visir en su tumba.
Madrid, donde también obtuvo un máster en Traduc-
ción. Especialista en el Reino Antiguo, sobre todo Josep Maria Güell i Rous nació en Camprodon (Gi-
en complejos funerarios con pirámides, forma parte rona). Tiene un Máster en Egiptología por la Funda-
del equipo del ‘‘Proyecto Djehuty’’, que excava las ció Arqueològica Clos, complementado con estudios
tumbas de dos nobles de la XVIII dinastía (Djehuty del Postgrado en Egiptología del Institut d’Estudis
y Hery) en el cementerio de Dra Abu el-Naga, en la del Pròxim Orient Antic de la UAB.
orilla occidental de Luxor.
Actualmente forma parte del equipo que está docu-
Ha impartido seminarios y conferencias sobre el anti- mentando textual e iconográficamente la tumba del
guo Egipto en diversas universidades españolas, así visir Rekhmire (TT100) en Luxor, imparte cursos y
como en numerosas asociaciones culturales y socie- conferencias divulgativas sobre el Antiguo Egipto,
dades de amigos de la egiptología. además de ser autor de artículos especializados.

126 | Egiptología 2.0


Noticias
Completada la restauración de la capilla de
la barca del rey Tutmosis III en el templo de
Karnak.

Durante más de dos milenios todo faraón que


se jactara de serlo dejó su impronta en los
confines del inmenso e imponente templo de
Karnak, el gran santuario del dios Amón.

Fueron aportaciones dominadas por el caos


y el ego: los monarcas añadían muros, pa-
tios y estatuas a menudo desmantelando las
creaciones erigidas por sus antecesores. Un
universo mágico de retoques y borrones en el
que desde el pasado mes de octubre luce en
todo su esplendor un nuevo inquilino: el san-
La capilla tras su reconstrucción (Imagen: CNRS - CFEETK). tuario de la barca del rey Tutmosis III.

El Centro Franco-Egipcio de Estudio de los Tem-


plos de Karnak ha completado los trabajos de res-
tauración de esta capilla de piedra caliza edificada
por Tutmosis III frente al cuarto pilono de un com-
plejo que cuenta con hasta diez pilonos, seis en el
eje principal y otros cuatro colocados en dirección al
templo de Mut, la consorte de Amón.

Según anunció el ministerio de Antigüedades egipcio


en un comunicado, el santuario fue reconstruido en
2010 pero aún quedaba la operación más delicada:
“sustituir los fragmentos de la losa del techo y un din-
tel, que se habían roto en muchos pedazos”.

El director de la misión, el egiptólogo galo Chris-


topher Thiers, explicó que la tarea se efectuó ma-
nualmente “con ayuda de gatos hidráulicos y muros
temporales, que permitieron la elevación progresiva
de la losa del techo, que pesa 76 toneladas, has-
ta la parte superior de las paredes”. “El bloque fue
más tarde trasladado lateralmente hasta alcanzar su
ubicación original”, agregó el científico, profesor de
la universidad francesa Paul Valéry de Montpellier y
estudioso de la construcciones erigidas en Karnak
durante las épocas ptolemaica y romana.

El resucitado santuario sucumbió tras la construc-


ción de una capilla similar ordenada por Tutmosis Colocación de la cubierta (Imagen: CNRS - CFEETK).
IV. Los restos de su presencia fueron hallados entre
kilómetros al sur de El Cairo. Karnak, orientado en el
1914 y 1954 como relleno del tercer pilono y junto
eje este-oeste hacia el lugar donde sale el sol en el
al noveno muro. Una vez completados los trabajos
solsticio de invierno, suma así una nueva estructura
de limpieza y conservación, el santuario de Tutmo-
al complejo mapa que inauguró hace más de cuatro
sis III se halla preparado para recibir en el museo
mil años Intef II, monarca de la dinastía XI, y que
al aire libre del templo a la menguada procesión de
con el paso de los siglos se convirtió en uno de los
turistas que peregrina hasta el recinto de Karnak, un
centros de culto más formidables de la antigüedad,
cuadrilátero encajado en una muralla de adobe y ro-
ejemplo de una grandiosidad monumental que culti-
deado por el callejero de la actual Luxor, a unos 700
varon decenas de faraones.

Egiptología 2.0 | 127


El Museo de Louvre pide donaciones
para restaurar la mastaba de Akhethé-
tep.

El Museo de Louvre inició el pasado mes


de octubre una campaña pública de do-
naciones para restaurar la capilla de la
mastaba de Akhethétep, encontrada a
principios del siglo pasado en la ciudad
egipcia de Saqqara y que forma parte de
sus fondos.

El Louvre necesita recaudar 500.000


euros antes del 31 de enero para poder
lanzar las obras de restauración de la
capilla funeraria el próximo otoño, según
un comunicado.

Se trata de la séptima campaña pública


de mecenazgo que lanza el museo pari-
siense, la última de las cuales permitió
restaurar la Victoria de Samotracia.

El museo pretende dar una nueva pre-


sentación a ese monumento funerario Mastaba de Akhethétep (Imagen: Egyptophile).

de más de 4.000 años, después de que a principios de


este siglo se encontrara bajo la arena su emplazamiento
original.

El objetivo es “destacar uno de los monumentos más


bellos del Imperio Antiguo”, agrega la nota.

Considerada una de las obras más importantes del


departamento de Antigüedades Egipcias del Louvre,
la mastaba perteneció a un alto dignatario del antiguo
egipto, cercano al faraón.

En 1903 fue trasladada al Louvre, que exhibe la obra en


la que destaca el virtuosismo de sus relieves.

Representación de Akhethétep en uno de los muros Detectan 2 espacios vacíos desconocidos en el inte-
de la capilla (Imagen: Egyptophile). rior de la Gran Pirámide.
Los investigadores del proyecto internacional Scan Pyramids, que utiliza técnicas no invasivas para explorar el
interior de las pirámides, han detectado dos anomalías en la Gran Pirámide, según ha revelado recientemente
el comité arqueológico y científico de dicha misión.

La Gran Pirámide de Gizeh fue erigida por el faraón Keops hace más de 4.500 años y aún sigue rodeada de
misterio. Su orientación astronómica exterior resulta enigmática y también su intrincada arquitectura interior,
compuesta principalmente por un pasadizo descendente, que conduce a la Cámara Subterránea, y un pasadizo
ascendente, que desemboca en la Cámara de la Reina y, a través de la Gran Galería, en la Cámara del Rey.

Esta última sala contiene un sarcófago de granito... vacío. “Creo que la tumba de Keops sigue escondida en la
Gran Pirámide de Gizeh”, afirmó Zahi Hawass, el célebre arqueólogo egipcio.

Tres son las conclusiones que ha presentado el proyecto Scan Pyramids al Ministerio de Antigüedades de
Egipto. Por un lado, y como explica el HIP Institute en un comunicado, “por primera vez en la historia se han
utilizado tres técnicas complementarias (la muografía, la termografía y la simulación en 3D) para ‘‘escanear la

128 | Egiptología 2.0


Estas son las estructuras conocidas en el interior de la Gran Pirámide: un pasaje descendente que conduce a la Cámara
Subterránea y un pasaje ascendente que conduce a la Cámara de la Reina y a la Cámara del Rey
(Imagen: Scan Pyramids Mission).

Gran Pirámide de Gizeh”. La muografía es la radio-


grafía de muones, unas partículas ínfimas proce-
dentes del espacio exterior que llegan a la superficie
terrestre a través de los rayos cósmicos y que pue-
den penetrar materiales sólidos como las rocas o los
bloques de piedra caliza. Las placas sensibles a los
muones, estratégicamente colocadas en el interior
de una pirámide, pueden revelar espacios vacíos.
Los equipos de investigación de la Universidad de
Nagoya utilizan esta técnica en la vulcanología.

Las otras dos conclusiones de la investigación: los


investigadores han podido confirmar la presencia de
una cavidad desconocida en la esquina noreste de
la Gran Pirámide, a unos 105 metros de altura del Las líneas discontinuas señalan los topes de los chevro-
nivel del suelo; y, por último, han podido constatar nes, que los mantienen en posición oblicua
la presencia de un vacío desconocido detrás de los (Imagen: Scan Pyramids Mission).
chevrones que hay sobre el acceso del pasadizo
descendente, aunque “su forma, tamaño y extensión explica Mehdi Tayoubi, el codirector de la misión, a
aún están bajo investigación”, señala el comunicado. este medio.

“Por favor no utilice los términos ‘cámara’ o ‘cámara ¿Qué es esto de los chevrones? El logotipo de Ci-
oculta’, queremos evitar cualquier indicio de sensa- troën tiene dos de ellos, también el de la petrolera
cionalismo. Estamos hablando de cavidades ante- Chevron. Un chevrón es un símbolo heráldico con
riormente desconocidas que han sido confirmadas forma de compás. Sobre la puerta de entrada a la
por la muografía. Ahora se trata de refinar la investi- Gran Pirámide, en la cara norte, hay cuatro bloques
gación y tratar de averiguar el propósito, la posición de piedra colocados de forma oblicua que forman
exacta, la forma y el tamaño de estas cavidades”, dos chevrones. Estas piezas no se colocaban con

Egiptología 2.0 | 129


fines decorativos, sino para proteger un espacio va-
cío y evitar el derrumbe del techo. Hace 4.500 años,
cuando se construyó la pirámide, estos chevrones
estaban ocultos tras unos bloques de revestimiento
que fueron desmantelados a lo largo de los siglos.
“La cuestión es la siguiente: ¿por qué se colocaron
tantos chevrones para proteger un área tan pequeña
al comienzo del pasadizo descendente?”, se pregun-
tan los investigadores.

Los expertos confirman, por tanto, la existencia de


un vacío oculto en el interior de la cara norte que
“podría tener la forma de, al menos, un corredor en
dirección al interior de la Gran Pirámide”. A finales
de octubre se recogerán los datos procedentes de Reconstrucción en 3D de los chevrones desaparecidos
doce nuevas placas de emulsión de muones que han (Imagen: Scan Pyramids Mission).
sido colocadas en el pasadizo descendente. En el
Un grupo de arqueólogos descubre dos tumbas
interior de la Cámara de la Reina también se está
con restos de momias en el sur de Egipto.
recogiendo información procedente de muones y los
resultados de los análisis se obtendrán durante los
Según inforó el pasado mes de octubre en un comu-
tres primeros meses de 2017.
nicado el Ministerio egipcio de Antigüedades, un gru-
po de arqueólogos egipcios ha descubierto dos tum-
La otra anomalía se localiza en la esquina noreste
bas en el oeste de la provincia meridional de Asuán
de la Gran Pirámide. Los telescopios de muones de
que pertenecerían al Periodo Tardío (724-343 a.C.).
la Comisión de Energía Atómica (CEA) de Francia,
Esta ciudad se sitúa al sur de Egipto, en la primera
dispuestos en el exterior de la Gran Pirámide, han
catarata del Nilo, a casi mil kilómetros de El Cairo.
operado durante tres meses y han acumulado unas
cincuenta millones de partículas cósmicas de muo-
nes. Los análisis han revelado la presencia de tres
hendiduras ya conocidas y una nueva cavidad a 105
metros de altura. “Se están desarrollando nuevos
análisis para comprobar la existencia de cavidades
adicionales”, concluyen los investigadores. La Gran
Pirámide sigue rodeada de misterio...

Restos de cartonaje encontrado en las tumbas


(Imagen: Ministry of Antiquities).

Los arqueólogos que forman parte de la Escuela de


Excavaciones, perteneciente al Ministerio, descu-
brieron ambas fosas en unas rocas ubicadas en Al
Agajan, en la citada provincia.

El director general del Departamento de Antigüeda-


des en Asuán, Nasr Salama, dijo que las dos tum-
bas, cavadas en roca, están en mal estado y carecen
totalmente de dibujos y escrituras, pero contienen
restos de momias y sarcófagos.

Escintilador o centelleador electrónico de muones de Delante de cada nicho hay escaleras que conducen
KEK (Japón), instalado en la Cámara de la Reina de la a una pequeña cámara funeraria de forma cuadrada,
Gran Pirámide (Imagen: Scan Pyramids Mission). según explicó Salama.

130 | Egiptología 2.0


El Ministerio señaló además que el ministro de Antigüedades, Jaled al Anani, se trasladó a la zona de excava-
ciones en Asuán para homenajear a los arqueólogos que han realizado este descubrimiento.

La Indiana Jones del espacio que descubre teso-


ros con un satélite.

Sus ojos se han acostumbrado a buscar la aguja en


el pajar. Después de años entrenando sus pupilas,
Sarah Parcak es capaz de hallar tesoros que han
permanecido ocultos e inaccesibles a las excavacio-
nes convencionales. Le basta con lanzar un simple
vistazo a los pliegues de una imagen captada desde
un satélite remoto. No en vano la llaman la Indiana
Jones del espacio. ‘‘Es una nueva disciplina, la ar-
queología espacial’’, explica la directora del departa-
mento de Observación Global de la Universidad de Sarah Parcak, en el yacimiento de Tanis
Alabama. (Imagen: El Mundo).

anunció el hallazgo de una gigantesca plataforma


‘‘Nuestro trabajo consiste en usar diferentes técnicas rectangular enterrada en la villa nabatea de Petra,
para localizar yacimientos arqueológicos a partir del en el sur de Jordania. Las fotografías de drones y
uso de datos y algoritmos’’. A sus 37 años, esta egip- las imágenes por satélite (incluidas aquellas con in-
tóloga catapultada a la fama se ha convertido en la farrojos, usados para medir la radiación de energía)
principal eminencia de un campo desconocido hasta obraron el descubrimiento.
ahora cuya denominación empleó por vez primera la
NASA hace tan sólo una década. ‘‘No soy la pionera. ‘‘Los fotogramas nos ayudan a concentrar nuestro
Hay cientos de académicos especializados’’, esboza trabajo, a saber exactamente donde se debe exca-
Parcak, nieta de un paracaidista curtido en la foto- var. Por eso colaboramos con colegas de otras mi-
grafía aérea durante la II Guerra Mundial. siones arqueológicas y les cedemos el uso de las
imágenes para que puedan confirmar nuestras pis-
‘‘He pasado los últimos 15 años centrada en esto. tas. Estamos ahorrando una gran cantidad de dinero
He dedicado más de 10.000 horas de mi vida a con- y tiempo’’, celebra la especialista, consciente de que
templar y estudiar imágenes por satélite hasta lle- su aventura es una carrera contra el reloj.
gar a comprender lo que observaba’’. Impermeable
a la fatiga, Parcak escudriña las instantáneas de los ‘‘Basta mirar lo que está sucediendo en Egipto, con
lugares más recónditos que proporciona la mayor la presión demográfica y el desarrollo urbanístico, o
compañía de imágenes por satélites del planeta. en Siria e Irak con el expolio y la destrucción del pa-
trimonio. Si uno observa un mapa de Egipto de hace
‘‘Rastreamos un área hasta determinar lo que ocul- 10 años, se da cuenta de que muchos yacimientos
ta su paisaje, topografía o geología. Resaltamos las han quedado completamente arrasados. Si no los
diferencias añadiendo diferentes colores a la tierra encontramos ahora, desaparecerán para siempre’’,
cultivada, las estructuras urbanas, la vegetación, el arguye Parcak, que colabora con las autoridades lo-
agua o los lugares arqueológicos. En todo este tiem- cales auscultando la tierra de los faraones y levan-
po hemos hallado tantas pistas e identificado tantos tando acta de los lugares engullidos por el ladrillo y
objetos que confirmar todos los descubrimientos so- el pillaje.
bre el terreno me llevaría los años de vida que no
tengo’’. ‘‘La gente cree que el expolio comenzó tras la pri-
mavera árabe en 2011, pero lo que demuestra el
La tecnología ha comenzado a desvelar porciones mapa es que el robo de antigüedades arrancó dos
de tierra vírgenes de miradas. Primero fueron los fo- años antes, coincidiendo con la crisis económica
gonazos en alta resolución arrojados por el satélite mundial. Es un fenómeno global cuya dimensiones
los que trazaron el complejo mapa de Tanis, una ciu- desconocemos’’. Un saqueo que amenaza el vasto
dad del antiguo Egipto plantada en el delta del Nilo. tesoro que guardan las arenas del país más pobla-
El rastro de los muros de adobe, las calles y los gran- do del mundo árabe. ‘‘Calculo que los arqueólogos
des edificios residenciales que durante 3.000 años han descubierto y excavado menos del 1% de los
habían sobrevivido bajo las ruinas afloró en el análi- vestigios del antiguo Egipto’’, admite Parcak, volca-
sis de Parcak. Luego fue el turno de los trazos de un da estos días en modelar su proyecto más ambicio-
anfiteatro romano localizados en una tierra de cultivo so. A principios de 2017 lanzará Global Xplorer, una
próxima al aeropuerto Fiumicino de la capital italia- plataforma financiada con el premio de un millón de
na. Su último acierto fue en junio, cuando su equipo

Egiptología 2.0 | 131


dólares que le entregó hace un año el foro TED y que permitirá a cualquier internauta del mundo descubrir a
vista de pájaro nuevos lugares arqueológicos o denunciar las marcas de un robo reciente. ‘‘Es una herramienta
que puede cambiar la arqueología tal y como la conocemos. Hemos decidido comenzar en Perú porque es un
país con una arqueología increíble y una muy buena cobertura satelital. El objetivo es democratizar el proceso
de descubrimiento de lugares arqueológicos y convertir a los internautas en arqueólogos. Será una base de
datos pero también un juego’’, detalla su artífice.

Y, mientras Parcak canta las bondades de la carrera espacial, el satélite ya campa a sus anchas por las expe-
diciones que, asidas aún a la estampa de tumultuosas cuadrillas de obreros, horadan el terruño egipcio.

‘‘Por unos cientos de euros cualquier misión puede contar con estas instantáneas’’, explica la arqueóloga. ‘‘La
calidad de los satélites está mejorando muy rápido, lo que nos permitirá en un futuro próximo visualizar mejor
los potenciales hallazgos. Será una herramienta extremadamente poderosa. Vamos a ser testigos de los descu-
brimientos más formidables. Esto acaba de empezar. Justo ahora estamos aprendiendo a usar el satélite para
detectar nuevos emplazamientos. Nos queda por hallar lo mejor de la historia de la humanidad. En Egipto, Perú
y en cualquier rincón del planeta’’.

Egipto reabre las dos tumbas más


espectaculares de la necrópolis te-
bana.

El ministro de Egipto de Antigüeda-


des, Jaled al Anani, reabrió el pasado
mes de octubre al público las tumbas
del faraón Seti I y la reina Nefertari,
las más importantes de la necrópolis
tebana. Además, se ha rebajado el
precio del “Luxor Pass”, que permite
visitar los sitios arqueológicos de la
ciudad egipcia.

Al Anani hizo el anuncio en un discur-


so en la apertura de la quinta Cumbre
Mundial sobre Turismo Urbano, bajo
el lema Ciudades: cultura local para
Interior de la tumba de Nefertari (Imagen: Wikimedia Commons). viajeros globales.

El mausoleo de Seti I es el más gran de del Valle de los Reyes, y junto a


la tumba de Nefertari, lleva varios años cerrado al público para evitar su
deterioro. La reina Nefertari fue la esposa de Ramsés II, faraón de la XIX
dinastía del Imperio Nuevo (1539-1075 a.C.), mientras que el rey Seti I fue
el padre de Ramses II.

En cuanto al descuento en el ‘‘Luxor Pass’’, que entró en vigor el pasado


mes de octubre, el ministro indicó que la medida fue adoptada para “pro-
mover el turismo en Egipto” y lograr así los ingresos necesarios para la
restauración del patrimonio y la construcción de museos.

El secretario general del Consejo Supremo de Arqueología, Mustafa Amin,


precisó que el primer tipo del ‘‘Luxor Pass’’ ha sido rebajado de 270 a 200
dólares, lo que autoriza la visita a todos los sitios arqueológicos, incluidas
las tumbas de Seti I y Nefertari. Mientras, el precio del segundo, que exclu-
ye la entrada a esas dos tumbas, pasó de 110 a 100 dólares.

Luxor es un gran museo al aire libre que acoge los templos faraónicos de
Karnak y Hatsehpsut, así como el Valle de los Reyes, entre otros lugares
emblemáticos.
Interior de la tumba de Seti I
La quinta Cumbre Mundial sobre Turismo Urbano, de dos días de dura- (Imagen: Wikimedia Commons).

132 | Egiptología 2.0


ción, arrancó en Luxor para analizar las nuevas tendencias del sector y sus desafíos.

Los participantes abordaron temas como el desarrollo sostenible, la organización y el rejuvenecimiento de des-
tinos, la innovación en el turismo urbano, la interacción intercultural y los nuevos modelos de negocio, según la
Organización Mundial de Turismo (OMT).

Hallan una flota de más de 120 barcos grabada junto a la tumba del faraón Sesostris III.

Las excavaciones llevadas a cabo en Abidos, han dado con un sorprendente descubrimiento: una edificación
subterránea abovedada donde fue enterrada intacta una embarcación de unos 20 metros y en cuyas paredes
fueron grabadas imágenes de más de 120 naves. La construcción, de hace unos 3.800 años, ha sido hallada
cerca de la tumba del faraón Sesostris III (1850 a.C.) y data de esa misma época, lo que ha llevado a pensar
que la nave, de la que se han encontrado restos de madera, formaba parte del grupo de naves reales funerarias
asociadas a la tumba de Sesostris III. La flota de ultratumba del faraón que conquistó Nubia.

Los barcos fueron grabados en los muros interiores de yeso blanco y algunos miden hasta un metro y medio.
Las naves, aunque esquemáticas, reproducen mástiles, velas, aparejos, timones, remos y en algunos casos
remeros, según explica el egiptólogo Josef Wegner, en su estudio publicado recientemente en la Revista Inter-
nacional de Arqueología Náutica.

Este profesor asociado de Egiptología en


la Universidad de Pensilvania describe que
intercalados entre las naves se representan
algunos animales como gacelas, ganado y
flores. El retablo no describe una escena
y no parece haber ninguna intención en la
dirección de los barcos, ya que alternan
su orientación al azar. Todos los grabados
fueron creados durante un breve espacio
de tiempo por un grupo de personas con
mayor o menor talento, según Wegner, que
lamenta que no se hayan conservado las
imágenes de la bóveda y que quizá fueran
las más elaboradas.

¿Quién grabó estas imágenes y por qué? Interior de la estructura, similar a una antigua
‘‘No podemos responder a eso de forma embarcación (Imagen: J. Wegner).

definitiva basándonos en lo que se ha conservado’’, respondía el egiptólogo, que especula con que la gente que
construyó la estructura pudo crear el retablo, o quizá un grupo de participantes en una ceremonia funeraria tras
la muerte del faraón Sesostris III trazó las imágenes sobre los muros. Tampoco se descarta que un grupo de
personas consiguiera acceder al recinto tras la muerte del faraón y realizar los grabados. Los arqueólogos han
descubierto que, en cierto momento posterior a la muerte del faraón, ‘‘un grupo de individuos entró en el edificio
y retiró la barca, reutilizando sus tablones’’, explicó el arqueólogo.

‘‘Si bien son numerosas las preguntas sin responder en cuanto a la finalidad de estas imágenes, lo que es único
es la cantidad asombrosa de tantos barcos que aparecen juntos en un solo lugar’’, subrayó Wegner.

Próxima a la entrada de esta estructura se han descubierto además más de 145 piezas de cerámica que ha-
brían sido posiblemente utilizadas para albergar líquidos y que también son objeto de estudio. ‘‘Las ofrendas lí-
quidas forman parte integral del culto funerario personal en las prácticas mortuorias egipcias, pero no aparecen
asociadas normalmente a objetos inanimados’’, indicó Wegner en su artículo antes de señalar que ‘‘potencial-
mente, un vertido masivo de líquidos en la entrada del recinto, entre los que muy probablemente predominase el
agua, podría ser una forma de botar mágicamente la embarcación, encerrada ahora en el interior de su búnker
subterráneo del desierto, de tal modo que podría simbólicamente navegar hasta el inframundo junto con el fa-
raón, al que habría acompañado recientemente en sus ceremonias funerarias’’.

Este acto ‘‘sería coherente con la práctica, de otro modo incongruente, de enterrar embarcaciones en el desier-
to, y expresaría la necesidad de establecer simbólicamente un puente de transición entre el entorno desértico y

Egiptología 2.0 | 133


el uso esperado de la nave para una existen-
cia en el Más Allá, en la que las barcas serían
tan esenciales para viajes y transportes como lo
eran en el mundo de los vivos’’, añadía el egip-
tólogo.

La calzada ritual de Sarenput I sale a la luz


en Qubbet el-Hawa

Una calzada construida por Sarenput I, un no-


marca de la dinastía XII, quien gobernó al servi-
cio del faraón Sesostris I, ha sido localizada en
la necrópolis de Qubbet el-Hawa por una misión
arqueológica de la Universidad de Birmingham
y de la Egypt Exploration Society.

La antigua calzada, de 133 metros de longitud, Embarcaciones grabadas sobre el muro norte de la estructura
se extendía entre la tumba de Sarenput I y la ri- (Imágenes: J. Wegner).

bera del río Nilo. El Ministerio de Antigüedades de Egipto


explicó en un comunicado que “es la calzada más larga
jamás construida en la ribera occidental de Asuán, usada
para acceder a la tumba y para enterrar ritualmente a Sa-
renput I, el primer gobernador de la zona a comienzos del
Imperio Medio”.

Martin Bommas, el director del proyecto de investigación


en Qubbet el-Hawa, donde también trabaja la Universidad
de Jaén, ha revelado el hallazgo de un relieve en el lado
oriental del muro norte de la calzada. El relieve en arenis-
ca azul, un material utilizado en el templo mortuorio de
Mentuhotep II en Deir el-Bahari y en el templo de Satet en
la isla Elefantina, muestra una escena funeraria formada
por un grupo de hombres tirando de un toro que ofrecen
al difunto Sarenput I.

Una excavación junto a la calzada también ha sacado a la


luz una colección de recipientes de arcilla que, según los
arqueólogos, podrían ser vasos canopos en los cuales se
depositaban las vísceras de los difuntos durante el proce-
so de momificación.

Estos recipientes con tapas planas fueron utilizados en la


Baja Época del Antiguo Egipto, según Eman Khalifa, di-
Calzada aparecida bajo la arena de la necrópolis de rectora del proyecto de investigación de los restos cerámi-
Qubbet el-Hawa (Imagen: Ministry of Antiquities). cos. Los restos que hay en el interior, aún visibles, serán

analizados químicamente para conocer su composición y las sustancias empleadas para su conservación.

Una nueva técnica permitirá leer las enigmáticas inscripciones con las que envolvían las momias

Las momias egipcias siguen ocultando secretos. Se sabe, por ejemplo, que los encargados de embalsamar los
cuerpos de los faraones empleaban papiros llenos de inscripciones, pero el contenido de estos textos nunca se
ha podido leer. Una nueva técnica de Rayos X lo hará posible.

Entre las diferentes capas que envuelven las momias egipcias hay cientos de documentos escritos sobre papiro
y tratados de una forma no muy diferente a lo que hoy conocemos como papel maché. El problema con estas
inscripciones es que, para poder leerlas, había que destruir la momia y eso es algo que los arqueólogos no
pueden permitirse.

134 | Egiptología 2.0


Cuerpo momificado de Época Ptolemaica,
300-200 a.C. (Imagen: Brent).

Un equipo de arqueólogos de las universidades de Del sarcófago apenas quedaba nada, comido por
Berkeley, Duke, Stanford y el Colegio Imperial de las termitas. Y sin embargo en el estrecho nicho
Londres ha unido esfuerzos para desarrollar una descansaba, perfectamente conservado pero frágil
técnica de imagen única. La técnica es idea de Mike como una cáscara de huevo, un cartonaje ilustrado
Toth, un experto en imagen del laboratorio de óptica con bellas imágenes: símbolos solares, la cobra y las
avanzada en Berkeley y emplea un acelerador de diosas protectoras Isis y Neftis.
partículas.
El equipo de la egiptóloga española Myriam Seco
La técnica consiste en bombardear las momias con halló una tumba, datada hacia el Tercer Periodo In-
partículas en diferentes longitudes de onda que inte- termedio y con su particular huevo de pascua, en el
ractúan con los elementos del sarcófago y permiten muro perimetral del templo funerario de Tutmosis III
leer las inscripciones de los papiros sin dañarlos gra- en Lúxor, donde excavan desde hace ya nueve años.
cias al contenido en hierro de la tinta.
‘‘Se llevarán a cabo mayores investigaciones para
Lo más curioso es que la nueva técnica permitirá establecer la cronología de la tumba’’, explicó Ma-
destapar un capítulo del antiguo egipcio bastante hmoud Afifi, director del Departamento del Antiguo
desconocido, que es el de la vida cotidiana. Las ins- Egipto en el Ministerio de Antigüedades. Las prime-
cripciones que conocemos en los sarcófagos o en ras valoraciones de Seco sitúan la pieza y el enterra-
las tumbas son textos religiosos o de eruditos, pero miento a comienzos del Tercer Período Intermedio,
apenas se conoce nada de lo que los egipcios escri- en torno a los siglos XI o X a.C., lo que correspon-
bían en el día a día de sus vidas. dería a la XXI o XXII dinastía. La tumba sería por
tanto muy posterior a la construcción del Templo de
Se cree que los encargados de embalsamar recicla- Tutmosis III.
ban los papiros de los escribas que no eran impor-
tantes para envolver las momias. En otras palabras, Según explicó la directora de la excavación, su equi-
lo que esos documentos esconden son cartas y re- po encontró la tumba mientras limpiaban de arena y
gistros comerciales, listas, mensajes entre nobles... piedras el trazado del muro exterior del templo fune-
un fiel retrato, en definitiva, de la parte menos cere- rario del faraón, de la XVIII dinastía. Se trataba de
moniosa de esa civilización. una fosa no muy profunda con una cámara adyacen-
te. El deteriorado estado del sarcófago ha impedido
Egiptólogos españoles descubren un cartonaje que fuera recuperado, mas el cartonaje, una suerte
de momia ricamente decorado en Lúxor de (funda) que envolvía a la momia y se popularizó a

Egiptología 2.0 | 135


partir del Primer Periodo Intermedio, ‘‘se encuentra en buen estado de conservación’’.
Javier Martínez Babón, parte del
proyecto Tutmosis III, ha resaltado
la riqueza del cartonaje, que con-
serva ‘‘una policromía preciosa’’
y que ‘‘no se corresponde con la
sencillez de la tumba’’. Según Ba-
bón, su calidad apunta a alguien
no de la nobleza cercana al faraón,
pero con cierta holgura económica.

Gracias a los detalles de la pieza


funeraria, se han identificado el
nombre y el título del personaje, un
funcionario ‘‘Sirviente de la Casa
Real’’ que respondía al nombre de
Amón Renef.

Como era costumbre, sobre el


cartonaje de lino y otras telas en-
durecidas se pintaron motivos reli- Parte superior del cartonaje de Amon Renef (Imagen: Ministry of Antiquities).

giosos y místicos, como los cuatro


hijos de Horus, cuyo cometido era
proteger las vísceras del difunto.

Para proteger la frágil estructura, el


equipo de arqueólogos de Seco la
envolvió primero en gasas y luego la
acomodó entre espuma.

En una operación llena de tensión,


dos arqueólogas lograron cerrar un
cajón entorno a la momia y el carto-
naje, para después extraerlo del ni-
cho.

Una vez rescatada de la pequeña


tumba, el equipo español procede-
rá a su estudio. ‘‘Sería interesante
hacerle un escáner rayos X para ob-
servar la momia’’ en el interior de la
pieza funeraria, comenta Seco, ade-
más de restaurar el cartonaje para
reforzar su integridad.

La tumba, que esta vez ha dado


un ‘‘interesante descubrimiento’’ en
palabras de Seco, es la número 24
encontrada bajo el Templo de Tut-
mosis III, donde también se ha des-
cubierto una necrópolis con fosas
más humildes u otras dos tumbas de
una necrópolis tardía, sobre las que
el equipo, con espónsores como la
Fundación Botín, Banco Santander,
Cemex y Caja Sol, continúan traba-
Rostro del cartonaje de Amón Renef (Imagen: Ministry of Antiquities). jando.

136 | Egiptología 2.0


Descubierta en Egipto una ciu-
dad de más de 5.000 años de an-
tigüedad

Un cementerio, un poblado y los


restos de la vida diaria que hace
5.316 años transitó su callejero. Es
el fascinante hallazgo firmado por
un equipo de arqueólogos egipcios
en las proximidades de un templo
de Abydos, uno de los principales
centros políticos del Alto Egipto si-
tuado a unos 500 kilómetros al sur
de El Cairo.

‘‘Es probable que la necrópolis y


el poblado pertenecieran a altos
funcionarios y supervisores de las
tumbas reales y las estructuras
Restos cerámicos y utensilios (Imagen: SAEEDCS/2016/YMH). mortuorias de los reyes de la pri-
mera dinastía de Abydos’’, explicó Mahmud Afifi, el jefe del departamento de antigüedades del ministerio de
Antigüedades egipcio en un comunicado difundido el pasado mes de noviembre. El descubrimiento, que data
de principios de la primera dinastía faraónica (3300-2850 a.C.), ha sido localizado a unos 400 metros del templo
del monarca Seti I en Abydos, en la provincia sureña egipcia de Sohag, durante la excavación de una misión
arqueológica egipcia.

En el entramado urbano, el equipo también ha rescatado algunas piezas de la vida de sus moradores como
chozas, vasijas de cerámica, piedras o herramientas de hierro que, según la expedición, podrían pertenecer a
los trabajadores a cargo de construir las tumbas reales. Su presencia demuestra la existencia de una ciudad
habitada por los empleados.

‘‘El equipo ha logrado desenterrar 15 grandes tumbas de adobe que miden en algunos casos hasta 14 por 5
metros. Tienen diseños y estilos arquitectónicos diferentes’’, indicó el jefe del departamento de Antigüedades
del Alto Egipto Hani Abu al Azm.

‘‘Algunos enterramientos tienen mayores proporciones que las tumbas reales de la primera dinastía que se
hallan en Abydos, lo que demuestra la importancia de sus propietarios y de los cargos y la posición social que
disfrutaban en este periodo temprano de la historia de Egipto’’ agregó. Precisamente el hallazgo puede arrojar
luz sobre la renombrada Abydos, que en pleno y árido desierto albergó un cementerio para nobles en el período
predinástico y se convirtió más tarde en la necrópolis de los primeros monarcas de Egipto. A juicio del director
de la misión, Yaser Mahmud Husein, ‘‘algunas de las
tumbas son únicas pues están formadas por más de
una mastaba’’. ‘‘Llegan a tener hasta cuatro. Fueron
empleadas en las tumbas de la primera dinastía en
Saqqara y luego en la tercera por lo que es la prime-
ra vez que se halla en la primera dinastía en Abydos’’
agregó.

Abydos y su extenso complejo guardan aún secretos


bajo sus arenas. En 2014 una misión de arqueólogos
de la universidad estadounidense de Pensilvania,
que ha horadado este terruño durante tres décadas,
halló la tumba y el esqueleto del faraón Senebkay,
un rey desconocido hasta ahora que gobernó hace
3.700 años, durante el decrépito y agitado segun-
do periodo intermedio (1800 a.C. a 1550 a.C.). Un
año antes habían localizado la tumba del también Diferentes tumbas (Imagen: SAEEDCS/2016/YMH).

Egiptología 2.0 | 137


rey Sobekhotep, formada por un enorme sarcófago de cuarcita y más de 60 toneladas. Todos los gobernantes
de la primera dinastía fueron enterrados en Abydos. En la dinastía II, sin embargo, el cementerio real se trasladó
por algún tiempo a Saqqara, donde los monarcas eran enterrados en sofisticados laberintos subterráneos con
gran cantidad de cámaras y corredores. Los últimos reyes de aquella dinastía se reconciliaron con Abydos y la
eligieron para iniciar su vida de ultratumba.

Tomografía del cocodrilo en el que pueden verse los cuerpos de las pequeñas crías (Imagen: EFE).

Encuentran 47 crías momificadas en el interior cincuenta y sesenta huevos.


de un cocodrilo
Los restos del animal portador fueron localizados por
Un escáner 3D del esqueleto de un cocodrilo egipcio, egiptólogos en el desierto de El Fayum, al sur de El
que tiene más de 2.500 años, ha revelado la existen- Cairo, una región conocida por su culto al cocodrilo.
cia de al menos 47 crías momificadas e incrustadas
dentro del cuerpo del reptil. Según explicó la inves- En una exploración de rayos X realizada en la dé-
tigadora del Museo de Leiden, Lara Weiss, se trata cada de los noventa, los expertos aseguraron que
de un descubrimiento ‘‘sorprendente y extraño’’ en el cuerpo tenía dentro solo dos pequeños cocodrilos
un animal de tres metros de largo, que ya ha sido que pensaron que probablemente eran hijos de la
sometido a decenas de pruebas anteriores. madre. ‘‘En las pruebas que se han hecho con an-
terioridad, no se podía distinguir bien la presencia
La tomografía, que muestra a la perfección lo que se del medio centenar de bebés, parecían simplemente
esconde en el interior del animal, fue realizada por la dos grandes bultos’’, especifica la experta.
empresa sueca de tecnología Interspectral, capaci-
tada para llevar a cabo escáneres tridimensionales Este escáner 3D también revela que cada uno de
avanzados. los pequeños cocodrilos fue momificado antes de ser
introducido en el cocodrilo más grande, momificado
La cocodrilo adulta, indica Weiss, fue momificada también.
usando trozos de madera, de lino, tallos de plantas
y cuerda. No obstante, la experta no se explica por La explicación de esta ‘‘extraña momificación’’, se-
qué hay decenas de pequeños cuerpos dentro del gún la investigadora, es que se trata de una ‘‘ofrenda
animal y duda de que las 47 pequeñas momias sean al dios cocodrilo Sobek’’, encarnación del reptil que
hijas propias de la mayor. ‘‘Quizás no había cocodri- navegaba por las aguas del río Nilo y que era adora-
los grandes suficientes en el momento en el que se do, respetado y temido por los antiguos egipcios. ‘‘Es
estaba realizando la ofrenda’’, aventura la experta, muy raro y fue totalmente inesperado, y eso lo hace
que recuerda que un cocodrilo puede poner entre mucho más interesante’’, asegura sobre un animal

138 | Egiptología 2.0


tan adorado como temido por los an-
tiguos egipcios.

El cuerpo del cocodrilo se encuentra


en el Museo Nacional de Antigüeda-
des de Leiden desde 1828 y está en
exhibición en sus galerías egipcias.
‘‘La exploración del cocodrilo tenía
el objetivo de tomar nuevas fotogra-
fías del animal para una exposición
llamada autopsia virtual interactiva’’,
reconoce Weiss, y añade que ‘‘nadie
sospechaba lo más mínimo’’ sobre
este descubrimiento.

El museo ha puesto una ‘‘autopsia


virtual’’ a disposición de los visitan-
tes, que utilizarán una gran pantalla
táctil para descubrir las característi-
cas físicas y el proceso de momifica-
ción. Además, podrán analizar cada
parte del animal y tener un primer
plano “detallado” y en formato inte-
ractivo de los envoltorios de los res-
tos momificados de los pequeños co-
codrilos.

Este es el segundo caso conocido


en el mundo de un cocodrilo momi-
ficado que conservaba un número
tan grande de cuerpos de crías. En
Tomografías del cocodrilo en el que pueden verse los cuerpos 2010, el Museo Británico también re-
de las pequeñas crías (Imágenes: EFE). veló detalles sobre la vida, la muerte

y la última comida (una vaca cuyos restos aún seguían en su estómago) de una cocodrilo madre con 20 crías
incrustadas que había sido localizada en Kom Obmo, un templo al norte de Asuán.

La momificación de estos cocodrilos, destino final que también tuvieron muchos animales del antiguo Egipto,
es entendida como un regalo a los dioses, a cambio de protección o como creencia en la vida después de la
muerte.
Estados Unidos devuelve a Egipto la mano de una momia y otros
cuatro objetos robados

Autoridades de EEUU devolvieron a Egipto además una máscara y un


sudario de una momia, todos ellos robados. La mano, de casi 3.000 años
de antigüedad, fue encontrada por los agentes de aduanas del aeropuer-
to internacional de Los Ángeles en un paquete con la etiqueta ‘‘66 dóla-
res, atrezo para película de ciencia ficción’’.

‘‘En realidad había sido comprada a un traficante en Francia por 1.500


dólares’’, explicó la directora del Servicio de Inmigración y Control de
Aduanas estadounidense (ICE), Sarah Saldaña, durante un acto en la
embajada de Egipto en la que entregó los objetos robados.

La mano se situó durante la ceremonia en un podio y, a pesar de haber


sufrido un robo, se encontraba tan bien preservada que todavía podían
apreciarse las uñas y las arrugas que rodean los nudillos, según dijo a Mano momificada devuelta a Egipto
Efe el arqueólogo Fredrik Hiebert, que colabora con la revista National (Imagen: ABC).

Egiptología 2.0 | 139


Geographic.

Además de la mano momificada, las autoridades estadounidenses entregaron al Gobierno egipcio el sarcófago
de madera de un niño, otro sarcófago, un sudario y la máscara dorada de una momia. En opinión de Hiebert,
una de las piezas ‘‘con más valor emocional’’ de la colección es el pequeño sarcófago que perteneció a un niño
o a una adolescente joven de una familia de clase media.

‘‘Era alguien muy querido por su familia y que fue muy cuidado. Es importante pensar en hace 2.500 años, ha-
cer un viaje al pasado y ver que (el sarcófago) nos ayuda a imaginar la vida social de las familias en el Antiguo
Egipto’’ destacó Hiebert, que colaboró en la investigación con las autoridades estadounidenses.

El pequeño sarcófago, el sudario, el otro sarcófago y la máscara de la momia fueron encontrados por los agen-
tes del ICE de Nueva York que durante años siguieron la pista a un grupo internacional de criminales que se
dedicaba a vender en el mercado negro piezas arqueológicas para luego lavar el dinero ilícito.

Sarcófago de madera de un niño y sudario (Imágenes: ICE).

Primero, en septiembre de 2009, descubrieron uno mundo.


de los sarcófagos en una cochera del barrio neo-
yorquino de Brooklyn y luego, un año más tarde, los El compromiso de los dos países en la protección del
agentes consiguieron incautar un cargamento de legado cultural se materializó este miércoles con la
mercancías egipcias que los criminales trataban de firma de un acuerdo entre Shoukry y el secretario de
introducir a EE.UU. Estado de EE.UU., John Kerry.

Las autoridades siguieron la pista al grupo hasta que El acuerdo de protección cultural, el primero que
lograron arrestar a cuatro personas y recuperar tres Washington firma con un país de Oriente Medio,
millones de dólares, así como 7.000 piezas cultura- busca evitar el tráfico de las valiosas reliquias del
les de Egipto, India, Grecia e Irak. Antiguo Egipto y establece restricciones a la importa-
ción de material arqueológico egipcio con un origen
Como parte de esa operación, bautizada ‘‘la mal- situado entre el 5.200 antes de Cristo y el 1.517 des-
dición de la momia’’, los agentes han realizado 19 pués de Cristo.
registros en residencias y negocios de Estados Uni-
dos, dos personas han sido condenadas y las auto- Desde 2007, el Servicio de Inmigración y Control de
ridades le siguen la pista a un fugitivo internacional, Aduanas de Estados Unidos ha devuelto más de 80
según indicó Saldaña durante la ceremonia. artículos a Egipto, separados en cuatro repatriacio-
nes.
Saldaña y el ministro de Exteriores de Egipto, Sa-
meh Shoukry, formalizaron la devolución de las pie- ¿Son estas las piernas de Nefertari?
zas arqueológicas con la firma de un ‘‘certificado de
transferencia’’, en el que se reconoce que la obra es Cuando egiptólogos italianos entraron en la QV66,
‘‘parte de la herencia cultural egipcia’’ y pertenece al la que luego se identificaría como la cámara funera-
país árabe. ria de la reina Nefertari había sido arrasada ya por
saqueadores en varias ocasiones: pese a todo, el
Según indicó Hiebert, las cinco piezas arqueológicas yacimiento ofreció numerosos hallazgos a la egipto-
saldrán hacia El Cairo en el próximo vuelo y serán logía, entre ellos un par de rodillas que los expertos
recibidas por el Gran Museo Egipcio (GEM), que presumieron serían de Nefertari. Ahora, tras nuevos
aspira a ser el museo arqueológico más grande del y específicos análisis, la egiptóloga Joann Fletcher

140 | Egiptología 2.0


está científicamente más
convencida: las rodillas
son de la hermosa Nefer-
tari, esposa favorita del fa-
raón Ramsés II.

Los resultados de los nu-


merosos test (datación
por radiocarbono, análisis
químicos, reconstrucción
antropológica, pistas ar-
queológicas) sobre las dos
rótulas momificadas, así
como fragmentos de fémur
y tibia que permanecen en
el Museo Egipcio de Turín
(Italia), ‘‘apuntan firmemen-
te a la identificación de los Las piernas conservadas en el Museo Egipcio de Turín (Imagen: ABC).

restos como de Nefertari’’, concluye la investigación internacional, de la que egiptóloga Joann Fletcher es coau-
tora, publicada en la revista Plos One.

Ambas rodillas pertenecerían a una mujer que pasaba los cuarenta en el momento de morir, edad aproximada
con la que Nefertari desapareció del escenario real. Un análisis de rayos X reveló por su parte un fino espesor
cortical, que sin otras evidencias clínicas que aseguren una osteoporosis, demuestra en cambio escaso trabajo
físico, lo que apunta al alto estatus de la momia.

Análisis químicos de los materiales usados en la momificación subrayan esa hipótesis: ‘‘Fueron momificadas
siguiendo un proceso de muy alta calidad, usando los ingredientes más costosos. Una envoltura muy cuidado-
sa, con gran atención al detalle’’, señala Fletcher. Los materiales, según queda recogido en la investigación, se
ajustan a los utilizados para embalsamamientos en el siglo XIII a.C., época en la que se calcula murió la reina
(1255 a.C.)

A partir de las rodillas y los fragmentos de pierna, el equipo de Fletcher calculó la altura aproximada de la mo-
mia: 1,65m, altura media en la época y que coincide además con las medidas de la persona para la que fueron
diseñadas unas sandalias encontradas en la tumba de Nefertari.
Dada la costumbre de los egipcios de reutilizar los ente-
rramientos para otras momias, existía la posibilidad de
que las rodillas no fueran de Nefertari, sino de una época
posterior.

Sin embargo, la datación con radiocarbono confirma una


horquilla entre el final del Segundo Periodo Intermedio
y el Imperio Nuevo, época en la que gobernó Ramsés II
(hacia 1250 a.C., XIX dinastía). La tumba de Nefertari, la
esposa favorita del megalómano faraón y reconocida en
su época por su belleza, fue descubierta en 1904 en el
Valle de las Reinas.

Nefertari Meryetmut, cuya muerte se sitúa en 1255 a.C.,


perteneció a la dinastía XIX y fue la Gran Esposa Real de
Ramsés II, uno de los faraones más poderosos. Su tumba
en el Valle de las Reinas es la más hermosa del antiguo
Egipto por la calidad de las pinturas que decoran todas
las salas.

Descubren varias estatuas en el templo de Amenho-


Radiografía de las piernas momificadas con algún ras-
tro de Artritis (Imagen: ABC). tep III en Luxor

Egiptología 2.0 | 141


Arqueólogos de la misión de conservación del templo
de Amenhotep III y los Colosos de Memnon en Luxor
han descubierto una serie de estatuas entre las ruinas,
representando a la diosa egipcia Sejmet y los restos de
una esfinge de grandes dimensiones.

Las estatuas contarían con ‘‘un gran valor artístico y del


mayor interés arqueológico’’, señaló el Ministerio de An-
tigüedades egipcio en un comunicado. Según ha expli-
cado el director del departamento del antiguo Egipto en
el Ministerio, en la sala hipóstila del templo se han en-
contrado cuatro fragmentos de estatuas de la diosa-leo-
na: tres bustos y un busto descabezado.

La directora de la excavación, Hourig Sourouzian, aclaró


que las estatuas encontradas están ‘‘en muy buen es-
tado de conservación’’ y que encajan con otras piezas
encontradas con anterioridad en el templo.

El templo de Millones de Años de Amenhotep III, como


se le llama a los templos funerarios de los faraones, ha-
bría contado con un gran número de estatuas de la dio-
sa Sejmet, temible hija de Ra con cabeza de leona.

Siguiendo la mitología egipcia, Sejmet, hija del dios sol,


lo defiende en contra de sus enemigos, y protegería al
templo de la maldad, así como de la enfermedad o la
desgracia.

Parte superior de una estatua de la diosa Sejmet En la zona del tercer pilono del templo se han encontra-
(Imagen: Ahram online). do grandes fragmentos de una esfinge ‘‘colosal’’, escul-

pida en caliza, además de una pieza más pequeña, el torso en granito


negro de una deidad. A diferencia de las estatuas de Sejmet, las esfin-
ges están en peor estado de conservación y requerirán de un proceso
de restauración antes de ser expuestas al público.

Pese a que la idea central del proyecto de conservación del Templo


de Amenhotep III es la de exhibir las piezas en su lugar original, Kom
el-Hettan a la orilla oeste de Luxor, las estatuas encontradas reciente-
mente ‘‘han sido almacenadas’’ en depósitos del Ministerio de Antigüe-
dad, por ‘‘razones de seguridad’’, según detalló Sourouzian. ‘‘Una vez
que el yacimiento se organice y proteja, serán colocadas de nuevo en
su posición original’’, añadió la arqueóloga.

Dos imponentes colosos, de casi 20 metros de altura y que pueden visi-


tarse en Luxor, preceden al templo funerario de Amenhotep III, también
conocido como Amenofis III y faraón de la dinastía XVIII.

En el yacimiento se han encontrado más de un centenar de piezas


como imponentes cabezas de estatuas u otras antigüedades religiosas,
40 de las cuales serán expuestas a partir del lunes 12 de diciembre en
una exhibición temporal del Museo de Luxor. Los objetos expuestos
incluirán una colección de amuletos, monedas de época grecorromana,
restos de arcilla y estelas religiosas.

La nueva vida del templo del faraón guerrero


Parte superior de una estatua de la
Dominado tal vez por la misma megalomanía que padecen los políticos diosa Sejmet (Imagen: Ahram online).

142 | Egiptología 2.0


de hoy, Tutmosis III (el faraón guerrero que amplió los dominios del antiguo Egipto hasta limites jamás alcanza-
dos) tampoco perdía ocasión de firmar las grandes obras que alumbró su mandato.’’Cuando el monarca decidió
construir el templo se celebró la ceremonia del estiramiento de la cuerda. Se realizó por la noche y orientada por
las estrellas. Estiraron una cuerda que sería simbólicamente el eje del templo y se señalaron cuatro lugares en
los que, una vez excavados, fueron depositadas piezas que traerían suerte a la edificación’’, cuenta la egiptólo-
ga española Myriam Seco, plantado entre los campos fértiles regados por el Nilo y la pedregosa y agujereada
colina de Qurna, en la orilla occidental de la actual Luxor. En su vasto perímetro, que se extiende a lo largo de
100 metros de ancho y 150 metros de largo, la misión que a las órdenes de Seco horada sus entrañas desde
2008 ha hallado las primeras piedras que depositó el rey durante tan singular y solemne ritual.

‘‘Se solían colocar en las esquinas y es un pequeño tesoro. Hemos encontrado unos monolitos de granito, cuar-
cita y arenisca, los materiales usados en el templo. Los cuatro de mayores proporciones tienen el cartucho del
soberano y la inscripción: ‘Tutmosis III en su templo del oeste en el día del estiramiento de la cuerda’’, detalla
la arqueóloga.

Es mediados de diciembre y la expedición apura sus últimos días. Las cuadrillas de obreros se desparraman
aún por las ruinas del templo de Millones de Años (como se denomina a los templos funerarios del Imperio Nue-
vo) dedicado al apodado ‘Napoleón egipcio’ (1490/68-1436 a.C.). Las nueve campañas han ido desempolvando
un recinto extraviado en mitad de la antigua Tebas faraónica. ‘‘Es un templo en ruinas que nos ha permitido ac-
ceder a una serie de informaciones muy valiosas como su cimentación’’, subraya la sevillana mientras observa
al menguado ejército de trabajadores que, enfundado en “galabiyas” (túnicas), reconstruye la rampa del primer
patio, mutilado hoy por el asfalto de la carretera que cruza a unos metros.

‘‘Es la rampa que conducía a la tercera terraza del


templo. Estaba construida de adobe y recubierta
de losas de piedra’’, explica la directora de la mi-
sión.

Cuadrícula a cuadrícula la edificación va desve-


lando sus secretos. Al cruzar los muros de adobe
(remontados sobre los originales), la mirada se
pierde en los ocho hoyos (cuatro a cada lado de la
rampa) que carcomen el suelo del segundo patio.

‘‘Son ocho maceteros. Es un agujero de nueve


metros de profundidad en la roca madre que llega
hasta la capa freática. Los rellenaban de tierra fér-
til y estaban rodeados de adobe. No requerían rie-
Una cuadrilla de trabajadores egipcios participa en la restaura- go’’, arguye Seco. ‘‘En uno de los huecos hallamos
ción del muro de adobe de la zona oeste del templo, junto a las restos de raíces y hojas secas que corresponde-
ruinas del santuario (Imagen: Proyecto Tutmosis III). rían a una persea, el árbol sagrado de los egip-
cios’’. A ras de suelo, el templo parece un universo cuasi inabarcable que cada otoño auscultan una treintena
de expertos (la mayoría españoles) y 150 obreros en busca de los restos del naufragio.

‘‘Estamos reparando una deuda. Que el templo de una figura de tal trascendencia histórica no estuviese exca-
vado era algo que no encajaba’’, replica el también egiptólogo y miembro del proyecto Javier Martínez Babón.

‘‘Tutmosis III es uno de los faraones más fascinantes y éste su templo de eternidad’’. Martínez Babón habla del
desagravio pendiente entre los muros de una estancia construida fuera del complejo y en presencia del último
paciente rescatado de los enterramientos que se extienden bajo tierra. El recién llegado, socorrido hace tan solo
unas semanas, es una momia cubierta de un espléndido cartonaje. ‘‘Es lo más bonito que he visto. La policro-
mía es magnífica’’, confiesa feliz el especialista. Poco se sabe a ciencia cierta del difunto, un tal Amon Renef
que portaba el título de “Sirviente de la Casa Real”.

‘‘Tenemos que investigar el título para tratar de precisar el cargo. Sería probablemente un funcionario de ran-
go medio’’, avanza Martínez Babón. La primera radiografía del finado ha arrojado luz sobre su interior: ‘‘Las
termitas han devorado los soportes de madera del cartonaje. Solo quedan las vendas que recubren la momia.
Ni siquiera hay amuletos’’. A juicio del académico, el despliegue simbólico dibujado en el cartonaje disculpa el

Egiptología 2.0 | 143


vacío que reina en su interior. ‘‘En realidad,
lleva encima todo lo necesario para un exitoso
tránsito hacia el mas allá. Están, para empe-
zar, la protecciones invocando al sol como el
escarabeo, que es el sol de la mañana, y el
carnero, que representa al sol del atardecer’’.

Residen, además, en su colorida piel las


diosas protectoras Isis y Neftis con sus alas
desplegadas; los cuatro hijos de Horus encar-
gados de custodiar las vísceras del difunto o
los halcones protectores. ‘‘Hay un detalle muy
emotivo en su tumba.

En la parte hundida del sarcófago hemos re-


cuperado los restos de una guirnalda de flores
y hojas secas que debía ser el postrero acto
de cariño de alguien hacia el difunto. Es el to- Cartonaje de Amon Renef, hallado en el muro perimetral sur del
que sentimental’’, concluye. templo (Imagen: Proyecto Tutmosis III).

De la odisea que arrancó a Amon Renef del subsuelo, más allá del muro perimetral sur, levantan acta sus prota-
gonistas, las restauradoras Inmaculada Lozano e Inés García. ‘‘Fue una hazaña’’, corrobora Lozano. ‘‘La tumba
(agrega) era muy angosta y nuestra mayor preocupación era que nos fallara el cuerpo y el cartonaje resultara
dañado’’.

Durante ocho días y en intervalos de diez minutos ambas prepararon el regreso a tierra del funcionario. ‘‘Lo
primero fue retirar los fragmentos del sarcófago que, salvo cabeza y pies, había sido comido por las termitas.
Luego lo limpiamos con una perilla de aire y lo cubrimos de gasas’’, apunta García. El auxilio definitivo resultó la
misión más azarosa. ‘‘Parecía un rescate de alta montaña’’, evoca Lozano. Una vez fuera del nicho, el cartonaje
recobró el hálito con una pasta a base de dióxido de silicio y adhesivo inyectada sobre las diminutas perforacio-
nes realizadas por las termitas en su repliegue.

La sepultura de Amon Renef se suma a una larga retahíla de enterramientos localizados en un recinto y aleda-
ños escudriñados fugazmente a finales del siglo XIX y principios del XX por los egiptólogos Daressy, Weigall y
Ricke. ‘‘Cuando Tutmosis III levanta aquí su templo esto era ya una necrópolis. Hasta ahora hemos excavado
25 tumbas’’, recalca Seco.

Sobre el muro se ha localizado un tumba de época tardía con tres estancias subterráneas con un centenar de
momias hechas trizas y una bella colección de varias decenas de amuletos. “Las habitaciones fueron saquea-
das y las momias quemadas y despedazadas. Lo que encontramos parecían escenas de una película de terror”,
comenta la directora, a cargo de un intrincado plano en el que se superponen épocas y yacimientos.

“Los enterramientos ubicados debajo del templo son del final de la XII dinastía. Allí localizamos las tobilleras de
plata y los brazaletes de oro que nos indican el elevado estatus de sus dueños. En el exterior del muro sur, la de
Amon Renef es una de las tumbas del tercer período intermedio. Y en el lado opuesto, más allá del muro norte,
nos hemos topado con un promontorio de tumbas más humildes de la dinastía XI. De momento, solo hemos
estudiado una parte de la colina en la que fueron enterradas varias mujeres con un reposacabezas, un espejo
y tres mesas de ofrendas de cerámica’’.

Una sucesión de necrópolis que juntas se extienden a lo largo de más de 1.500 años de historia. En la superfi-
cie, entretanto, María Franco colecciona los objetos que rememoran el culto que albergó el páramo (excavado
parcialmente en la montaña) en épocas de Tutmosis III, el “hereje” Akenatón y Ramsés II.

‘‘Mi objetivo es precisamente explicar cómo funcionaba el templo, su día a día’’, esboza la joven, quien prepara
su tesis en la universidad alemana de Tübingen centrada en este inventario. ‘‘Hay desde elementos piadosos
como los exvotos de terracota que llevaría la gente hasta estelas a modo de vínculo del faraón con la divinidad
y las piezas cotidianas como las rasuradoras que usarían los sacerdotes para afeitarse la cabeza, las sandalias
e incluso las herramientas empleadas para arreglar y conservar el templo’’.

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De rescatar la memoria que guar-
dan las ruinas también se ocupa
Linda Chapon, a punto de concluir
una tesis sobre la arenisca que
una vez habitó las paredes del
templo.

‘‘Hay documentados unos 6.400


fragmentos sin contar los de esta
campaña. Algunos aportan mucha
información y otros son un signo
o una línea. Los más pequeños
apenas tienen cinco centímetros
y se hallaron extramuros entre
los desechos de las excavacio-
nes del siglo XIX y XX’’, precisa la
historiadora, becada también por
el proyecto. ‘‘A partir de la base
de datos trato de reconstruir por
Unos obreros en “galabiya” (túnica) excavan en el área externa del norte del ordenador lo que se puede. Cal-
templo de Tutmosis III, donde se han hallado un vertedro de cerámica y un tumba culo que he logrado entre el 15 y
con cien momias (Imagen: Proyecto Tutmosis III). 20% de todo lo que había en los
muros’’, añade. Su ardua labor coincide con el sueño de Seco: transfigurar las tres terrazas en una muestra al
aire libre. “De todo esto, que fue una vez un montículo de arena, queremos hacer un museo en el que el visitan-
te pueda imaginar la planta y el significado de este templo, que fue además un lugar económico y administrati-
vo”, revela la directora de la expedición.

A unos metros, los últimos obreros cruzan una de las áreas ganadas al desierto. “Este era el basurero del tem-
plo. En esta campaña hemos retirado entre dos y tres metros de cerámica rota. La gente venía con su jarra y,
una vez realizada la ofrenda, la arrojaba en este lugar”, señala el rostro de uno de los proyectos más veteranos
de la egiptología española, financiado por el Banco Santander, la Fundación Botín, la compañía mexicana Ce-
mex y la fundación sevillana Cajasol.

Una singladura que ha lavado la cara de una desconocida porción de la necrópolis tebana y que ya barrunta
final de travesía. “Podríamos estar aquí 30 años pero un proyecto no puede ser eterno”, opina Seco, quien cal-
cula que se necesitarán tres años para echar el cierre definitivo a las excavaciones. “El proceso para musealizar
el complejo nos llevará siete u ocho años más. Nos queda, además, mucho material por publicar”.
Fascinado por la hoja
de servicios de “Tut-
mosis el Grande”, Mar-
tínez Babón reconoce
que las pesquisas re-
unidas en patios, pe-
ristilo, sala hipóstila y
santuario han ayudado
a “matizar” la biografía
del general.

“Hemos ampliado su
conocimiento con de-
talles como el hallazgo
de evidencias de sus
campañas asiáticas en
su templo. Lo cierto es
que no esperaba en-
Las restauradoras Inmaculada Lozano e Inés García junto a Myriam Seco y Javier Martínez
contrar tanto y en tan Babón posan con el cartonaje de Amon Renef, hallado durante esta campaña
buenas condiciones”. (Imagen: Proyecto Tutmosis III).

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