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f Produccion y tecnologia fen fa region pampeana Primera Historia Argentina Integral .da_por ol Centro Editor de ‘América Latina 8. A. Buonos Aires Argentina © 1971 Gontro Editor de América Latina S.A Gangallo 1228 - Buenos Aires Seccion Ventas: Rincon 87. Buenos Aires. Hecho el depésito de ley Impreso en la Argentine Printed in Argentina El texto del presente tasciculo ha sido preparado y redactado por Osvaldo ‘Barsky, Horacio Cialardini y Carlos Alberto Crista El asesoramiento general estuvo 8 cargo de Haydée Gorostogui de Torres. de Amorrortu © Hijos S.A Luca 2223, Buenos Aires, fen Junio de 1971 ‘Sumario Produccién y tecnologia en la ‘region pampeana Ta expansion de a produccién agropecuaria hasta la década de 1910 Ua expansion agricola y la fetraceion ganadere y 1a depresién de los aos 20 EI retroceso agricola con ‘expansion ganadera: la guerra y la posquerra La Festitucién de la energia del sector Cos aos recientes: Una fevolucién en la pampa? El sector agropecuario fue y es todavia uno de los puntales de la economia argentina; no puede extrafar por lo tanto que sea uno de los temas preferidos por la investigacién. En el trabajo que hoy publicamos se aborda justamente uno de los aspectos més importantes relacionado con la produccién y productividad, cual es la introduccién y ‘uso de una tecnologia adecuada y moderna. El lector podré comprobar la estrecha relacién existente entre ambas variables - tecnologia y productividad - y las oscilaciones paralelas que se descubren. Asi por ejemplo en los afios que van desde 1920 hasta la crisis mundial, el incremento de la produccién agricola ante la favorable situacion internacional, alcanza niveles muy altos que ya no surgen Unicamente como en etapas anteriores del aumento de las areas sembradas sino de la aplicacién de nuevas formas de cultivo, derivadas del sistema de arrendamiento y de la instrumentacin de nuevos adelantos técnicos que se refleja en la duplicacién del capital invertido en maquinaria y equipos por hectérea cultivada Ms adelante, la agricultura argentina se irla retrasando con relacién a otros paises, frenandose asimismo el ascenso sostenido de la evolucién tecnolégica. El andlisis y conclusiones de los autores se apoyan en una ica documentacién, no siempre bien conocida, razén por la cual el trabajo es un aporte que resulta doblemente interesante para la cabal comprensién de nuestro pasado y presente. Os' . lac prod hast Am sib terri tribu piete Para ca, d pam grup grues cla d clone en vi mo | grafic indio: rable camp some jo as via Lait estri Poses niente 50 no hacia produ usufru hallan una fi merca soste efecto facilit menta lizaber mos, p dian’ a pulper tes” de los nidos” bian m propiet Produccién y tecnologia en la regién pampeana Osvaldo Barsky, Horacio Ciatardini y Carlos Alberto Cristia. La expansi6n de la produccién agropecuaria hasta la década de 1910. A mediados del siglo pasado, si bien la mayor parte del territorio ocupado estaba dis- tribuido entre grandes pro- Pietarios, el control efectivo, Para su ‘utilizacién econémi: a, de las tierras de la region Pampeana por parte de este grupo se veia limitado. El grueso del territorio pertene- cia de hecho a diversas na- ciones indigenas; ademés, y en virtud de causas tales co: mo la poca densidad demo- gréfica y la cercania de los indios, una porcién conside- rable do los habitantes del campo no habia podido ser sometida al régimen de traba Jo asalariado, y levaba toda- Via la vida libre del gaucho. La imposibilidad de vigilar estrictamente las enormes posesiones de los terrate- nientes, cuyos limites inclu- 80 no solian estar marcados, hacia que estos verdaderos productores libres. pudiesen usufructuar parte del ganado hallando en esta actividad tuna fuente de alimento y de mereancias que les permitia sostenerse sin salario. En efecto, la caza de vacas les facilitaba carne para su ali- mentacién y cueros que utl- lizaban a veces por si mis. mos, pero que a menudo ven. dian’ a acopiedores como los pulperos de “pulperias volan- tes". Era el viejo problema de log “vagos y malentrete- nidos” que durante siglos ha- ban molestado a los grandes Propietarios en su empefio de, forjar una campaiia divi dida en grandes empresas —ganaderas _principalmen- te—, en las que trabajara el grueso de la poblacién rural. Los periodos de inestabilidad politica, con frecuente par- ticipacién de tribus indigenas en las contiendas civicas, fa- vorecian, por lo general, nue- vas proliferaciones del gau- chaje. Los estimulos del mercado mundial, en el que se Iban valorizando a saltos los pro- ductos que era posible ex- traer de regiones como ésta, habian determinado la nece- dad de las campafias de Ro- sas contra los indios del Sur, y levarian a la definitiva con: quista de todas las tierras ‘ocupadas por ellos en la cam- aria de Roca hacia 1880. Pero desde antes se hizo ne- cesaria la colonizacién de tie- rras para su aprovechamiento agricola alrededor de la zona ‘ocupada por la cria de ovi: nos, fuente principal de las exportaciones en aquel en- tonces (lana). En parte fue un factor que permitié poblar y estabilizar la situacién en el campo, fortalecer la linea de fronteras, asi como aba- ratar los alimentos y con ello la fuerza de trabajo; pero so- bre todo valorizar las tierras detentadas por los grandes propietarios. ‘Ademés de la conquista del “Desierto” y de la promocién de la colonizacién, el Estado controlado por los terrate- nientes, cuyos Intereses co- inciden en general con la bur- guesia briténica, encaré la realizacién de obras publicas y la creacién de una infraes- tructura de transportes (fe- rrocarriles, puertos, etc.) orientada también por el es. 113 1 Sembradora de trigo. quema de divisién internacio- nal del trabajo que asignaba a la Argentina una especiali- zacién.“agro-exportadora” ta colonizacién agricola se dirigié sobre todo a la pro- vincia de Santa Fe, aunque adquirié también importancia en Entre Rios. Para 1875 ya se habian colonizado 3,5. mi llones de ha. en la primera. En cuanto a las posibilidades de acceso a la propiedad pa- ra el colono, inicialmente ello fue fécil, pero lograda la va~ lotizacién de la tierra que se esperaba de este proceso, se fue pasando répidamente @ formas de arrendamiento y aparceria, con lo que los grandes propietarios adqul- rieron una fuente Importanti- ‘sima de ingresos en forma de renta del suelo. Las empre- sas ferrocarrileras briténicas participaron en este proceso sobre la base de las tiorras que recibfan por contrato a los lados de las Iineas ferro- viarias que establecian, rectamente o a través de la cesién a compafifas coloniza- doras. Los inmigrantes, si bien mu- chos de ellos se_afincaron en ciudades, constituyeron el ‘grueso de los colonos. Es asi ‘como el caudal inmigratorio no se canalizé hacia la cate- goria de asalariados_porma- nentes del campo, que siguie- ron siendo fundamentalmen- te criollos. Entre los asala- riados transitorios, en cam- bio, cumplié un papel deter- minante la fuerza de trabajo migratoria de los. trabajado res “‘golondrinas”, en las dos filtimas décadas del siglo pa- sado y en las dos primeras del actual. En ese periodo de ex- cepcional desarrollo agricola, gran nimero de estos traba- jadores venia al pais por los tres meses que duraba la co: secha, retornando luego. a Europa, lo que habla a las cla- ras de la tremenda escasez de brazos en relacion a la magnitud de la demanda mun- dial de cereales y lino, ya que implica un nivel do salarios elevadisimo. En efecto, su re- muneracién global cubrfa su manutencién durante el pe~ rfodo de actividad, el costo de traslado de Europa a Amé- rica y de regreso al pals de origen, y cierto remanente que era el objetivo de tan importante desplazamiento. La Argentina no se caracte- rizaba por ser un “espacio abierto”, como lo fue por ejemplo Estados Unidos en la época de su colonizacién 0 “marcha hacia el oeste”. Es decir que no.se trata de tie- rras que los colonos encon. traran libres 0 “liberaran” por si mismos en el combate Contra los indigenas alli don- de era necesario, sino que la conquista y monopolizaci6n de las tierras se realiz6 antes de atraer el gran caudal in- migratorio. Por otra parte, se aprovech6 Ia lucha contra los indigenas para liquidar como tal, simultaneamente, al gau- cho, personaje casi’ tan_no- fasto, para los torratenientes gobernantes, como el propio Indio. Se lo colocé ante la ‘opcién de conchabarse como pedn o ser enviado a la fron- tera como soldado. ‘Al ponerse en explotacién répidamente Ia potencialidad econémica del Litoral (que por su proximidad a los puer- tos quedaba mas directamen- te vinculado al comercio ex- terior), se fue acentuando el proceso de desplazamiento, fen términos de peso econd- mico y social, del Interior de la Argentina’ por el Litoral La magnitud del cambio sur- ge claramente si_ se piensa que en épocas anteriores al gunas provincias _andinas eran las provincias trigueras, mientras que a comienzos de los afios 20 la superficie uti- lizada por la agricultura en la 114 pampa habia llegado a casi 42 millones de ha. contra me- nos de un millén en el resto del pais. Para tener una idea do la rapidez de este proce- 80, téngase en cuenta que en- tre comienzos de la década de 1890 y comienzos de la de 1910, la superficie cultiva- da con granos en la rogién pampeana crecié en més de 8 veces. La escasez de brazos con res- pecto a la demanda habla fa- vorecido la mecanizacién de las tareas agricolas por con- sideraciones de rentabilidad de empresa. Ya desde las dl- timas décadas del siglo pa- sado se trajeron del exterior varios tipos de maquinas de traccién a sangre y a vapor conformandose una industria de partes y repuestos, asi ‘como talleres de reparacion. Dejando de lado el rubro tractores, labores tales como la preparacién del suelo, la siembra y la cosecha pasa- ban por un proceso de pro- gresiva mecanizaci6n que cul- minarfa en los afios 20. En esa década la agricultura ar- gentina presentaba algunos indices s6lo comparables con los correspondiente de los EE.UU., asi por ejemplo am- bos paises posefan una cose- chadora por cada 250 ha. de cereales y lino. En los ltimos sels afios previos a la prime- ra guerra el capital invertido fen maquinarias agricolas ha- bia aumentado en un 75%, lo que facilitaba el desarrollo do la produccién industrial de aquel entonces, liberando por un lado brazos, y por otro proveyendo demanda para los talleres y fabricas que aten- dian el campo. La expansién agricola con retraccién ganadera y la depresién de los afios 30 El perfodo de expansién te- rritorial, u ocupacién del te- ~——— ——E DENSIDAD DE LA SUPERFICIE SEMBRADA DE MAIZ Retorenk Cada punto representa 2000 ect ‘o traceignes mayores. de 400 1. Cosechadora de maiz. Lborstorion Fates En la pagina 116: 1, Carretas con bolsas de cereales en la estacion Defferrari del Ferrocarril Sud. 2. Con la crisis del 30 en muchas zonas rurales se vuelve a los antiguos medios de carga: en al grabado corretas en Villarino en 1931. ‘rcv Carl a Nain, 3. Cereales preparados para su embarque en tren. Archivo Ganeral doa Nelén, + rritorio. pampeano para_la actividad productiva agrope- cuaria, continiia hasta media: dos de la década de 1920. Al agotarse esta etapa, ya no podrén, en general, expand se en cuanto a superficie, agricultura y ganaderfa a la vez. En adelante, la expan- sién de la superficie dedica- da a una de ellas se haré ge- neralmente a costa de la otra, En el lapso comprendido en: tre la primera guerra mundial y la crisis de 1929-32 esta cuestién se vio dirimida ne tamente a favor de la agri cultura dado el ritmo soste- nido de la demanda de pro- ductos agricolas pampeanos y la crisis mundial de comer- cializacién de carnes que se hace sentir a comienzos de la década del 20. Se produje- ron asf, durante los afios 20 grandes alzas del precio de venta de los cereales, sobre todo del lino y del’ trigo, aquél més que éste, mientras que el alza del precio del maiz fue menos brusca. Este incremento de la produc- cién agricola se reflejé clara- ‘mente en el aumento numé- rico de los arrendatarios. La técnica de los arrendamien- tos del periodo, y de la sub- ordinacién de lavagricultura a la ganaderia en relacién con el predominio econémico, so- cial y politico de los terrate- nientes, venia dada por los contratos de arriendo combi- nado, es decir la formula que generalmente preveia la obl gacién de parte del chacare- ro, de sembrar lino, trigo y maiz y dejar el campo alfal- fado para su utilizacién_pe- cuaria por el propietario. La crisis del mercado mundial de carnes, sin embargo, so- breviene en 1922, cuando se alcanzaban las existencias de ganado mds altas en cincuen- ta afios, y la depresién de los precios durard hasta los afios anteriores al inicio de la se- gunda guerra mundial. Ello impuls6 @ los terratenientes, en muchos casos, a no recu- erar sus campos al terminar los plazos de arrendamientos, sino dejarlos en manos de los chacareros, procedimien- to que les aseguraba un in- greso mayor (en forma de renta del suelo) que su ex- plotacién directa como pro- ductores ganaderos, Fue éste un decenio de nue- vos adelantos técnicos. En 1921 se habia establecido en el pais la primera fabsjea de cosechadoras. En algunos ca- 808 eran accionadas por un motor independiente. (trac- tor), pero otros modelos con- tinuaban siendo de traccién a sangre, como el resto de la maquinaria mévil, por lo que No e8 extrafio que continie creciendo la cria de ganado caballar. En 1930 las existen: cias de yeguarizos llegan al doble de las de 1888, e ini- cian seguidamente su’ paula- tina declinacion. EI saldo de equipamiento de la década de 1920 aparece en el hecho que entre los quin- quenios 1920-24 y 1930-34, se duplica el capital invertido en maguinaria y equipos por ha. cultivada (a la vez que la su: Perficie cultivada crece), y en 1930 aparece la cosecha- dora de trigo con motor in- corporado. La crisis de 1930 afecté mu- ‘cho més fuertemente los pre- cios agricolas que los gana- deros, ya que éstos se en- contraban deprimidos desde antes, por lo que un sector de terratenientes, los produc- tores de ganado fino para exportacin como “chilled”, pudo asegurarse el manteni- miento de los niveles y pre- cios de exportacién de 1932 con Inglaterra. Por otra par. te, como grandes empresa rlos, los productores de car- nes pudieron adaptarse a las 47 nuevas circunstancias, res- tringiendo las ventas. El fae- namiento de ganado vacuno para exportacion decrecié de 2,7 millones a 1,8 millones de cabezas en promedio en- tre los quinquenios 25.29 y 30-34, decreciondo también el faenamiento para consumo interno. Los agricultores, en cambio, no pudieron, como es légico en el caso de los pe- quefios productores, adoptar tuna conducta similar y asi, a la baja de los precios, corres- onde un incremento impor- tante en la produccién y en el volumen de las exportaciones de productos agricolas como nica forma posible de com pensar la caida de los. pre- cios, dadas las _caracteristi- cas de los contratos de arren- damiento que se detallan mas adelante. Pese a este aumen- to del volumen de la produc~ cién comercializada, muchos agricultores no pudieron evi- tar la ruina, registréndose la liquidacién ‘de gran_némero de chacras. Los afios 1936 al 39 marcan la breve recuperacién de los precios a la salida de la de- presién de los afios treinta, y fue en estos afios cuando se importaron mas de 10.000 tractores para todo el pais. El simulténeo aumento de la difusién de automotores y cosechadoras, desplazando equinos, inicié la declinacién de la cria de éstos, la cual continuaria después de la se- ‘gunda guerra mundial, en re- lacién tanto con un grado cre- clente de mecanizacién de tareas rurales como con el desplazamiento de tierras agricolas hacia la actividad ganadera. La ganaderia expe- jenta también una recupe- racién a partir de esos afios, en relacién con los prolegé- menos de la guerra, en los que se registra un incremento sostenido de la demanda de carnes, especialmente conge- 1, Cosechadora de trigo. 118 ladas, conservadas y enlate- das para la constitucién de stocks militares, es decir que pierde importancia relativa el “chilled”. Las exportaciones de carne se mantendrian en un nivel alto durante la gue- rra_y el quinquenio de pos- guerra, En cuanto a la distribucion global del suelo agropecua- tio, la expansion maxima de la actividad agricola, en los afios 1938-40, lleva su super- ficie en la zona pampeana a algo mas de 21 millones de ha., 0 sea una cifra atin infe- rior, pero cercana al méximo estimado (23 millones) de superficie apta para cultivos anuales, de acuerdo a las ca- racteristicas naturales de los terrenos. Globalmente, entre los primeros afios 20’ y los Gltimos afos 30 la super- ficle agricola habia aumen- tado en aproximadamente 4 millones de hectéreas, des- plazando a la ganaderia en 3,7 millones de ha. y a la cria de equinos en las restantes 300.000 ha. La superficie co- sechada de cereales y lino pas6 de 11,6 a 15,2 millones de ha., correspondiendo a estos cultivos, por tanto, lo fundamental de la expansion general de la agricultura. La superficie de verdeos (ceba- da, centeno y avena que se dejan en ple como forraje) susceptible de pasar répida- mente a agricultura se sextu- plica legando a 4,2 millones de ha. y los rastrojos aumen- tan en casi 1 millén Las existencias de vacunos, en cambio, después de alcan- zar su maximo en la region Pampeana en 1922 con 28,5 millones de cabezas, descien- den paulatinamente’hasta el minimo de 21,11 millones en 1931 y a partir de alli se van recuperando hasta alcanzar 258 millones en 1939, leve- mente por encima dei nivel del afio 20. EVOLUCION DEL REQUERIMIENTO DE MANO DE OBRA PARA EL CULTIVO DEL MAIZ Periods od Horasthombre por ha. (promedio del Rendimiento en uintl Horas-hombre por ‘quintal_ (promedio del periodo) periodo) 9.19" 2 azr 95.30 513’ 16.15 10.51 Ce eer etd 1” zie aa ar Fuente: Coscia Adolfo A. y Torchelli Juan C. La productivided de la ‘mano de obra en el malz Pecuarla. Jullo de 1968. REQUERIMIENTOS DE HORAS-HOMBRE POR HECTAREA, DATOS COMPARATIVOS ENTRE ARGENTINA Y EEUU. -aloos Beerie Argentina 98.197 FEU. cosy Instituto Nacional de Tecnologia Agro- Saale eens sar atr a Sie marina Fuente: Coscla Adolfo A. y Torchelll Juan C. La productivided de a ‘mano de obra en e! malz. Instituto Nacional de Tecnologia Agro- ecuaria. Julio de 1968. 119 En la pagina 121: 4. Seccién condensaci6n y dulceria del establecimiento "Granja Blanca” hacia 1920. 2. Exposicion de aparatos agricolas en el Hotel de Inmigrantes en 1912. El retroceso relativo de la produccién peouaria se tra- duce en el descenso de la superficie ocupadas con pas turas: las artificiales tienen la caida relativamente mas pronunciada, aunque menor en términos absolutos: de 7.4 49 millones de hectéreas, mientras las pasturas natura: les pasan de 355 a 30,5 mi Hones de ha. Los productores agricolas se vieron muy limitados en cuan- to a sus posibilidades de acu: mulacion durante estas dos décadas (1920-40) de gran expansion de la production. El aumento del parque de tractores, por ejemplo, se da a un ritmo lento. Ast es co- mo el nivel de tecnificacién de la agricultura pampeana, que hacia 1920 resultaba, co- mo queda dicho, comparable con el de los ‘paises més avanzados, entra en e303 anos a perder terreno en tér- minos comparativos, y se lle- ga asi a 1947 con un indice de 1 cosechadora por cada 165 ha. cultivadas contra 1 ca- da 120 ha. en Estados Unidos. En cuanto al atraso en que fue cayendo la agrioultura ar- gentina con respecto a la de otros paises, hemos de tener en cuenta las caracteristicas de la economia nacional en su, conjunto ("agroexportado- ra”, es decir especializada en la produccién agropecuaria de exportacién) y la estructu: ra social del campo en parti- cular. La primera determiné tuna evolucién ciclica de la produccién (volumen y com- posicién de ésta) relacionada fon la dindmica de la deman- da internacional de productos agropecuarios, con la consi- guiente imposibilidad de un desarrollo sostenido durante décades, de la produccién, que hubiese podido dar lugar @ una evolucién tecnolégica ascendente igualmente soste- nida. También se debe a las caracteristicas de la econo- mia nacional en su conjunto el que la agricultura haya de- pendido durante mucho tiem po de las importaciones de maquinarias y otros elemen- tos técnicos. En cuanto a la estructura so- lal del campo en particular, si bien de hecho tendieron a mantenerse los arrendamien- tos durante este periodo, en virtud de la prolongada depre- sién de los precios de la produccién pecuaria, ollo se fue dando a través de suce- sivas prorrogas de contrato, por lo que el factor de inesta bilidad incidi6, de todos mo- dos, en la preceriedad de las inversiones, al no poder pre- ver los agricultores su_per- manencia prolongada en los mismos campos. La prohibicion de tener gana do, otra cléusula habitual en los contratos, frend el desa- rrollo de chacras mixtas que aprovecharan mejor |a super- ficie utilizada mediante la combinacién de cultivos con la cria de animales El arrendamiento, en las con- diciones de extrema monopo- lizacin de la tierra prevale- cientes en la Argentina, per mitia a los terratenientes ab- sorber, a través de elevedos cénones, no sélo la renta que tedricamente les hubiera co- rrespondido, sino también parte del beneficio de empre- sario de los arrendatarios, cuando no la totalidad del mismo. Tedricamente, seme- jante situacién hubiese debi- do tender a eliminarse por traslacin de capitales de los chacareros a otras ramas de actividad, pero la pequefiez de los capitales en cuestién no permitia el juego de tal mecanismo. A tal punto que, si la situaci6n de los produc- tores no era decididamente mala en el periodo de precios crecientes (década de 1920) Jo fue en los afios que si 120 guieron inmediatamente al estallido de la crisis. Se re- gistran célculos demostrati vos de que en los afios 1930- 1934 habia cantidad importan- te de chacras explotadas con pérdidas. Ello significa que los terratenientes lograben absorber entonces, en mu- cchos casos, no solo los ingre. 808 computables como renta del suelo y ganancia de em. presario, sino ademés parte del “salario” dol productor, es decir de las sumas repre- sentativas de un salario nor- mal correspondiente al_pro- ductor campesino y a los miembros de su familia que trabajaban en la explotacion. La presién sobre la tierra monopolizeda se aprecia al constatar que, entre 1914 y 1937, la superficie explotada en la regién pampeana apenas aumenté (menos del 2%) mientras que ol nimero de explotaciones lo hizo en un 62% (de 167.100 a 270.440), sin gue variara en medida significativa la distribucion porcentual entre unidades ex: plotadas por sus propietarios Y por arrendaterios. Se de: duce de ello que aumenté el némero de explotaciones arrendadas para la produccién agricola, disminuyendo en promedio su tamano. Ademas se registrd un aumento en los cénones de arriendo. Con- tinuaba también el, proceso permanente, pero lento, de subdivisién de tierras en ma- nos de propietarios, segura- mente mas que nada peque- fos. El retroceso agricola con expansion ganadera: la guerra y la posguerra La situacién més favorable para la ganaderia que para la agricultura iniciada hacia fi- nes de la década de 1930 por Ja constitucién de stocks pre- bélicos de carnes, se acentda lili 1. Arando la tierra destinada a la siembra de lino en 1920. He aqui algunas cléusulas de un contrato de arrendemlento tipico de fa zona Alcorte-Bigand, en la colonia Copacabane, situada en Estacion Bombal. Fue leido por Francisco Netri ‘en una concentraciGn realizada en el local de la Sociedad Italiana de Alcorta el 25 de junio de 1912 donde nacié el movimiento del "Grito de Alcorta”. Art. 2") El seiior... destinaré este terreno puramente para, agicultura obligéndose a sembrar totalmente el campo, pu- diendo s6lo dejar para pastoreo de sus animales un diez por ciento por el cual pagaré treinta pesos moneda nacio- nal c/! por cada cuadra cuadrada y por afo, y cincuenta pesos por afio lo que excediere el diez por clento. Art. 31) El sefior... pagaré a los sefiores... por arrende: miento el 45% del producto total de lo que coseche tri- ado y embolsado libre de todo gasto a elegir del pro- ducto cosechado. Art. 4) El sefior... se obliga a vender a los sefiores la parte que le corresponde de los cereales que coseche, al precio corriente y condiciones de plaza, Art. 5") El sefior... se obliga a trillar y desgranar los cereales de su cosecha con las méquinas de los sefiores © con las que estos seffores autoricen y comprar a los mismos seftores las bolsas vacias para el embolse de los cerealos. Art. 6?) El sefior... no podré disponer en forma alguna de los productos que coseche sin antes haber retirado los sefiores... las partes que les correspondan por arrende- miento y haberles pagado lo que les adeudare. Art. 7) El sefior... se obliga a destruir el abrojo, cha- mico y demas malezas y conservar en buen estado los edificios, alambrados, etc. de que se le haga entrega bajo Inventario, y si asi no lo hiclera, los sefiores.. .. lo haran por cuenta de dicho sefior. En caso de ser invadido por Ja langosta se compromete a combatirla de acuerdo con Ta ley de la materia y si asi no lo hiciere, los sefiores se reservan el derecho de hacer ejecutar los trabajos por cuenta del mismo. | Art. &) El sefior.... se obliga a trabajar bien la tierra, sembrando semillas de buena calidad y en cantidad sufi ciente. Haré la siembra de maiz dando dos rejas, rastrean- do y carpiendo en tiempo oportuno. Y si ef malz naciera mai o fuese comido por la langosta o destruido por la helada, ef sefior... se obliga a resembrarlo siempre que los sefores... se lo indiquen. Todas las semillas, antes de ser sembradas, serén Inspeccionadas por el Adminis- trador del Establecimiento, quien podré desechar y proh- bir que sea sembrada la que no esté en condiciones, | Art. 9") Si el sefor... no levantara la cosecha por cual- quier circunstancia, no trillase o desgranase a su debido tiempo, faculta desde ya a los sefores ... para tomar po: sesién de la cosecha en el estado en que se encuentre y hacer efectuar todos los trabajos por cuenta de dicho sefior. En tal caso, levantada la cosecha y cobrado el arrendamiento, los cereales que correspondan al sefior. serén vendidos por los sefiores.... quienes, descontados de la cuenta de venta los gastos y fo que les adeudare, entregarén el sobrante al sefior. Art. 10.) El sefior... no podré tener més de cuatro cer- dos, de los cuales entregaré a los sefiores... uno enual- mente del peso de ciento veinte kilos més 0 menos, en el mes de julio. Art. 11.) El sefior... no podré sub-arrendar ni transferir este contrato sin permiso de los sefiores. ... nl podré ha- cer trabajar esta tierra con medieros sin consentimiento por escrito Art. 12.) La falta de cumplimiento de parte del sefor. a lo estipulado en este contrato le obliga a pagar los da- | tos y perjuicios a que dé lugar, teniendo derecho, ademas, | los sefiores.... para declerar rescindidos este contrato, sin necesidad de recurrir a tribuneles y pudiendo tomar po- sesién de fa tierra sub-arrendada y disponer de ella on la forma que més convenga, Fuente: Grela, Plécido, £1 grito de Alcorte, historia de la rebellén composing de 1912, Ed. Tierra Nuostra, pégs. 72/4, Rosario 1058. durante el conflict armado. En primer término, se retrae la demanda mundial de_pro- ductos agricolas, sobre todo de aquéllos no directamente vineulados a la alimentacién, como el maiz, en razén del gran volumen de los mismos en relacién con su valor, com- binada con la escasez de bo- degas que, sin embargo, se- guian disponibles para las carnes, En segundo lugar, la guerra habia desviado capa- cidad productiva industrial de las naciones més avanzadas hacia la produccién bélica, por lo que no se encontraba en el mercado maquinaria agricola. ‘Asi es como, después del breve respiro que fueron los afios 1936 a 1939, de buenos precios para la produccién agricola y en los que, como vimos, se_habian importado més de 10.000 tractores, y més de 5.500 cosechadoras en 1938/39, este aflujo de fuerza motriz mecénica quedé précticamente cortado hasta la posguerra. De modo pues que el envejecimiento y re- duccién del parque de maqui naria, la eliminacién de gana- do equino, unidas a la migra- cién hacia las cludades, con: formaron un decremento glo: bal, en todos los niveles, de la energla disponible en el sector agropecuario. Como la superficie agricola se encon- traba en retraccién, los efec: tos no se manifiestan clara- mente como déficit de ener- gia sino en afios posteriores. Mientras en los comienzos del periodo de “sustitucién de importaciones”, en la dé- cada de 1930, las migraciones campo-ciudad y provincias: capital determinaban_dism nuciones de poblacién en el interior del pais (situacién que cambia ahora en algunas provincias con el desarrollo de cultivos industriales fuera de la pampa), a partir de la década de 1940 comienza a adquirir importancia a migra- cién desde el Litoral. La si- tuacién reinante en la agri- cultura no fue ajena a esto, constituyendo un estimulo im- portante para abandonar tal actividad en busca de mejo- res oportunidades de trabajo. Correlativamente, la crisis de 1930 primero, la segunda que- rra mundial después, habian quebrado definitivamente el esquema tradicional de desa- rrollo. “agro-exportador”” con subordinacién de la economia nacional, fundamentalmente, a la politica econémica glo- bal del Imperio Briténico. Con ello habia cobrado impulso cierto desarrollo de la indus- tria liviana en el pats. (proce- 80 conocido como de "susti tucién de importaciones” y al que se aludiera més. arri- ba), sobre la base de inver- siones de capital nacional ‘Al mismo tiempo, la carencia de equipos en que viniese corporizado_permanentemen- te el cambio técnico capaz de elevar la productividad del trabajo, afectaba también a la industria, cuyo. crecimiento tenia caracteristicas de “ex- tensivo”, con grandes reque- rimientos de fuerza de traba- jo adicional. Estos procesos Correlativos acentuaron el movimiento migratorio cam- po-ciudad en un pais ya ante- riormente tan urbanizado, en comparacién con otros paises dependientes, como la Argen- tina Este éxodo agricola se_vio atenuado el dictarse ol Esta: tuto del Pedn y, en 1943, cuando se dictan leyes que rebajan los cénones de los contratos de arriendo y apar- ceria aun 80% de los nive- les de 1940, se prorrogan es- tos contratos por dos afios y prorrogas similares se van jendo después hasta 125 Dado que en esos afios la mayor parte de los arrenda- mientos se pagaban ya en di- nero, al quedar congelados los cénones e iniciarse un proceso inflacionario que, con altibajos, se fue haciendo reciente, quedé fuertemente restringida le participacién del sector terrateniente. Los arrendatarios se beneficiaron apreciablemente con ello, pe- se a que el Estado comenzé a limitar los precios de ven- ta de la produccién (1API) Es asi como, con indice ba- se = 100 para 1935-39, las utilidades de las explotacio- nes_en arriendo, llegarén a 138,7 en 1956/58, mientras que los ingresos que, en con- cepto de renta del suelo, re- n los terrateniontes, ba- jarén a s6lo 68. En consecuencia, se produjo clorta desvalorizacién de las tierras. Los arrendatarios pu- dieron acumular capital en vir- tud de su mayor participacién en los beneficios y del mejor aprovechamiento de la tierra debido a la formacién, ahora permitida, de chacras mixtas. Estos factores, unidos a la desvalorizacién de la tierra y a la politica crediticia del Banco Hipotecario Nacional, les permitieron en muchos casos comprar la tierra, lo que a su vez revirtié en me- jores condiciones de acumu- lacién posterior. Los resulta- dos del sostenido movimien- to de adquisicién de tierras por los arrendatarios pam- eanos, se aprecian al consi- derar que el porcentaje de propietarios pas6 del 39% en 1947 al 69% en 1960. Esta adquisicién de tierras por los chacareros significé disponibilidad, para los anti- guos propietarios, de capital Tiquido que a menudo. invir tieron en la industria manu- facturera, que se encontraba en expansion como queda di- Rendimientos de las cosechas de trigo, girasol y maiz. y Promedios quinquenales 1910 - 1970 2.100 2.050) 2.000 1.980 4.900 4.950 1,800 4.750 1,700 1.650 1.600 1.550 1.500 1.450 4.400 1.350 4.300 1.250 1.200 1.150 1.400 1950 4,000 950 900 850 00 750 700 650 600 580 500 Kilogramo por hectarea cosechada s910/14 1915/19 1920/24 1925/29 1990/34 1995/98 1940744 1945/49 1950/54 1995/58 1960/64 1965/70 Quinguenios — Trise Girasot Maiz Fuente: Carlos A. Cristié y otros. Las actividades agropecuarias, forestales y pesqueras de la Argentina. 1900-68. Sintesis de fuentes y resefia evolutiva. Rosario, 1969. (Inédito) 126 EVOLUGION DE LAS EXPORTACIONES AGROPECUARIAS En Ia pagina 127: PROMEDIOS CUNGUENALSS 1. tos [eae Siscee eee es nace ores | eae aa at wae seen erat soe son maa tomo Fuente Cristi, Carlos A.; Bruera, Beatriz de y otros, Las acti dades agropecuarias, forestales 'y pesqueras de la Argentina 1900/68: sintesis do fuentes y resena evolutiva, Rosario, 1969, Inédito. EVOLUCION DE LAS EXPORTACIONES DE TRIGO Y MAIZ | EN TONELADAS, PROMEDIOS QUINQUENALES | Ouinanio Mate | 1935/39 6.070.000, | 940/40 680,000 Fuente: Cristi, Carlos A.; Bruora, Beatris de y otros, Las acti dades agropecuarias, forestales pesqueras de lo Argentine 1900/68: sintesis de fuentes y rasena evolutiva, Rosario, 1969, Inedito. EVOLUGION DE LA FUERZA DE TRABAJO TOTAL Y DE LOS OBREROS RURALES EN EL SECTOR AGROPECUARIO (en miles) | =F wate 1987 1807 1960 Tous roe roa Oease pay Oat Fay roe Provincis pampeanas 12383 5019 19855 4006 13197 4881 a7, 228 Resto del pats mao eset 1.0702 4023 o20 3000 7995 2009 Total del pais 19033 1.1054 26957 0529 19757 Tea.) 1.4008 SIZ Fuentes: Comité Interamericano de Desarrollo Agricola: Tenencie de Ia tierra y desarrollo socio-eco- ‘némico del sector agricola. Argentina. Washington 1965 y Consejo Nacional de Desarrollo: La mano de |____ 81a en ol sector agropecuario. Buenos Aires, 1964 | 128 cho, con altos médrgenes de beneficio. En la segunda mitad de los afios 30 habia llegado a su nivel més alto la. superficie sembrada con cultivos.anua les, mientras que el volumen méximo.de produccién de los mismos se dio en la primera mitad de los afos 40, preci samente en uno de los peo: res periodos desde el punto de vista de la comercializa. cidn de la produccién. La dis: minucién en los. volimenes de exportacién fue importan- tisima para la agricultura, lle- gando en el caso del maiz a Un nivel de poco més del 10% del nivel anterior. Si tene- mos en cuenta que la produc cién de maiz en el quinque- nio 1940-44 superd por tinica vez en la historia del pais la cifra de 8 millones de ton anuales, apreciaremos hasta qué punto debid haber sido ruinosa la situacién de mu: chos agricultores que debie- ron emplear este cereal en alimentar ganado. porcino. siendo utilizada la mayor par- te como combustible de los ferrocarriles, pagéndose a precios infimos. Los volimenes de produccién de trigo, en cambio, con ser altos no superaron los nive~ les_maximos del quinquenio 1925-29, mientras el lino do- clinaba répidamente. Los ren- dimientos de este ditimo cul- tivo venian bajando desde afios antes, al extenderse a tierras mucho menos que ép- timas para él, y los del maiz también, en parte por mel manejo de suelos. En cam- bio, los rendimientos del tri- go ‘continuaron su aumento Secular en estos afios. El aumento de los rendimien- tos del trigo se vio acentua- do, y la caida de los del maiz, suavizada, por el retroceso de estos cereales en cuanto a superficie, que determiné que se fueran retirando ha- LECHE UTILIZADA EN LA INDUSTRIA ‘ ‘Atlo 1966 Referencias: Un punto cada dos millones y medio de litros 129 (GEE SEMI-ARIDA HUMEDA ZONAS DE LA REGION PAMPEANA EXISTENCIAS DE TRACTORES Y EQUINOS EN LAS PROVINCIAS PAMPEANAS {iilos) ‘ites 1922 5.026 sf | 1930 789 afi | 1937 6.299 19.735 947 5361 25.950, 1960 3.087 3.957 | 1952 4gi2 38.316 Fuente: Consejo Federal de Inversiones, Confederacién General Eeonémica, Programe Conjunto para ol desarrollo agropecuario f Industral. 2 informe, Tomo Ml, pég. 148. 130 I ‘ 1 t cia las zonas més aptas na turalmente para ellos. En el caso del trigo, por ejemplo, entre los periodos 1925-29 y 1950-54 la superficie dedica. da a él en los departamentos y partidos con rendimientos or hectéreas de hasta 1.200 Kilogramos pasa do 57% a 39% del total, mientras las superficies ubicadas en de Partamentos y partidos con rendimientos superiores a los 41.200 kg. pasan, complemen tariamente, de 43% a 61% del total. Naturalmente, no fue desdenable tampoco la influencia ejercida, en el au- mento de los rendimientos, por los trabajos genéticos (semilla mejorada y seleccio- nada) de que fue objeto esta produccién, hacia 1950. Globalmente, la superficie sembrada con granos en todo el pais, después de bajar a 14 millones en 1945-49, se estabiliz6. Los oleaginosos perdieron, entre la década de 1930 y la’ de 1950, un millén de ha., modificdndose ade- mas profundamente la com- posicién del total. El lino, después de su gran expansion en los afios 20, perdié mucho terreno en el periodo que nos ‘ocupa, al caer la demanda mundial a partir de la I guo- ra mundial, debido al creci- miento de la produccin de paises como Estados Unidos y Canadé, que habian sido grandes importadores. Des- plazado por el trigo, el maiz y la ganaderfa, el lino fue pa- Sando a tierras cada vez mas marginales, perdiendo dos de los tres millones de ha. que habia _cubierto, reemplazado en 700,000 por el girasol, que se encontraba en pleno desa- rrolloa partir de la década del 30 por las buenas condi- clones naturales que habia encontrado en la regién pam- Peana y en parte por el ma- localizado_principalmente en la provincia de Cérdoba (300.000) La restituci6n de la energia del sector La Crisis de 1929-32 habia de- terminado el inicio, con alguna Intensidad, y luego la Il que- tra mundial lo habia acentua- do, de un proceso de desarro- Ilo de ta industria de produc- cién de bienes de consumo, sustituyendo biones extranje- ros, cuya importacién resulta- ba ‘imposible 0 fuertemente restringida. Pero hacia el co- mienzo do la década de 1950 se ‘hacfa evidente que esa etapa do desarrollo tendia a agotar sus posibilidades, a la vez que crecian los requeri- mientos de bienes interme- dios y maquinaria de impor- tacién, Por otro lado, el ro- troceso de mecanizacion ex- Perimentado por la agricultu- ra durante la guerra, la limi- tacién oficial de los precios de venta de los productos agropecuarios, y luego la se- quia de 1951/2 limitaron el crecimiento de la produccisn: a la vez que la demanda in- ternacional de los productos tradicionales de exportacion de la Argentina, después de Su crecimiento de posguerra y del leve repunte de la que- tra de Corea, perdia su dina- mismo. Todo esto determiné un estancamiento de las ex- portaciones que, combinado con el incremento que s@ ha cla sentir de los requerimien- tos de importaciones, repor- cute agudamente sobre la balanza de pagos dol pais. La necesidad de incrementar los niveles de exportacion in- dujo la introduccién de medi- das de politica econémica fa: vorables al sector agropecua. rio pampeano, tendencla que se hace mas notoria a partir del cambio de gobierno de 1955, En la primera mitad de 131 la década de 1950 se inician a través del Instituto Nacio. nal de Tecnologia Agropecua- ria, los trabajos tendientes a mejorar las técnicas produe- tivas de! sector. Pero la recuperacién de la agricultura implicd cambios significativos en las técnicas productivas. En efecto, la ma- nto de obra disponible por el sector habla disminuido du- rante toda la década anterior a raiz del desarrollo de la in- dustria liviana nacional que atrajo con sus niveles de sa- larios més altos a la pobla- cién rural. Durante ese mis- mo perfodo la mecanizacién habia permanecido estancada —retrocediendo durante la guerra y produciéndose cier- ta recuperacién en los afios de posguerra, La nueva e pansion de la agricultura se sustent6, entonces, en un ri pido proceso de mecaniza- cién mediante el cual se re- emplazaba la energia perdida como fuerza de trabajo y ani- males de labor. Aparecen en estos aflos la cosechadora de maiz. Pero 8 sobre todo la tractoriza- cién la que resulta represen- tativa, Mientras las existen- cias de tractores en las pro- vincias pampeanas, en los quince afios que van desde 1937 a 1952, crecen en un 94%, en los ocho afios si- guientes se duplican. Ade- més, debe tenerse en cuenta que dado que se introducian tractores cada vez mas. po- tentes, su dotacién, medida en HP, resulta mas del triple. Correlativamente se acentia la disminucién de las existen- cias de equinos: éstos dismi- nuyen en 1,4 millones de ca- bezas en el primer perfodo y en casi 2 en el segundo, Esto timo permitid liberar tierras (dos millones de ha. en la década de 1950) para la pro- duccién. Ello explica la ex: pansién conjunta de la super- La clase obrera rural | | Terminada alrededor de 1920 la inmigracién golondrina, ésta es reemplazade por migraciones internas que conflu- yen hacia la pampa cerealista. I fin del proceso de ocu- | Yacién de tierras, con los trabajos de rotura, liquidacién de malezas, etc., que implicaben y la creciente utilizacién | de elementos mecénicos, posibilitaron que el agricultor y ‘su familia pudieran realizar una parte mayor de las tareas. ‘Asi, en las primeras décadas de este siglo disminuye el | | numero de obreros rurales transitorios. | En el periodo de desplazamiento de la ganaderia por la agricultura la proporcién de obreros permanentes, que en | | 1a pampa era del 57%, baja al 36%, dada su ocupacién mayoritaria en las explotaciones ganaderas. | El movimiento migratorio de este periodo es hacia el Li- | foral_y simulténeamente dentro de esta zona hacia las | grandes ciudades, Ello se expresa en que los trabajadores furales del resto del pais se reducen en un 27%. La ex: Cepcion ests dada por las provinclas de Mendoze, Misio- nes y las del sur, donde el mayor desarrollo de los cul- ‘eve industriales'en unas, ef eumento de la explotacién | de avinos en otras, determina el aumento de la poblacién trabajadora. En a década del 40 el movimiento campo-ciudad prose- quia a ritmo sostenido. Los altos salarios y las oportuni- ; dades de empleo en la ciudad determinan una elevacién | de salarios en el campo donde se busca retener mano | de obra. El retroceso experimentado por la agricultura en esta dé- ‘cada esté ligado a la liquidacién de muchas explotaciones. Pero, si bien muchos chacareros y obreros rursles se des- plazaron hacia las ciudades, esto se vio atenuado por la Expansion del empleo de asalariados permanentes en la ganaderia y el retroceso de la mecanizacién. El trabajador fijo, que reside permanentemente en tierras de sus patrones y recibe de ellos, ademas del salario, techo y comida, mantiene una relacion de clase més des- dibujada y su grado de organizacién es débil, dada su dis- persion fisica. En cambio los obreros transitorlos, a tra vés de la utilizacién del sistema de la bolsa de trabelo Controlada por el sindicato zonal respectivo, mantenian un tipo de relacién con los capitalistas agrarios donde apa- rece nitidamente la venta de su fuerza de trabajo, no sdlo como individuos sino como clase. En efecto, la rotacién 1. Sembradora. 132 | constante de los trabajadores en las distintés unidades de produccion, regulada desde el sindicato, hace desapa- recer /a figura de un patrén fisico determinado, y ubica en cambio la presencia de un patrén colectivo. El proceso de mecanizacién iniciado en la década de! 50 cambiara esta situacién. El trabajo del productor y su familia en las explotaciones agricolas cubriré ya lo funda- | mental de las tareas. Con el desarrollo de la cosecha a granel a mediados de la década del 60, se liquidarén ope- Faciones tales como las del embolsado, carga, ete. que ‘ccupeban ain un numero relativamente alto de obreros. | En este periodo termina practicamente la migracién tran- | sitoria hacia ef litoral en épocas de cosecha, salvo redu- cidas zonas de cultivos intensivos. Es asi como entre 1947 y 1960 disminuyen en la pampa os obreros rurales en un 52%. Ademds dicha disminu- | cién se da casi exclusivamente en los obreros transitorios que bajan un 79%, lo que sefala claramente que el pro- eso dle mecanizacion de las tareas agricolas, que comen- 26 impulsado por los altos costos de la mano de obra, | @ raiz de su escasez relativa y de los altos salarios en las ciudades, operd luego en el sentido de suprimir una alta proporcién de las fuentes de trabajo que existian en el sector agricola. | Actualmente, los obreros transitorios subsistentes encuen- tran ocupacién en el agro no mas de 60 6 70 dias al afio, debiendo complementar sus ingresos con trabajos poco | calificados en las poblaciones en las que viven. Su per- manencia en éstas se explica por la falta de oportunida- des de empleo en las ciudades como consecuencia de | las caracteristicas del proceso Industrial actual. Es dable apreciar, en cambio, que debido a las neceside. des creadas por Jas nuevas modalidades productivas, se | eleva el grado de capacitacion de los obreros permanentes. El censo de 1960 arrojé Ia cifra de 531.000 obreros rurales | en todo el pais, de los cuales 232.000 eran de las provin- cias pampeanas. Dada la profundizacién del proceso de mocenizeot6n su niimero puede estimarse actualmente co- | mo menor. {a porspectiva de estos trebsiadores es, claramente, la | desaparicion de los transitorios y la formacién de una cla- se obrera permanente con caracteristicas que los aseme- jen mas a los trabajadores de la industria, asentada esen- | | cialmente en las grandes explotaciones que utilizan cada | | vez més tecnologia avanzada. | ee 1. Arado de rejas. 133 EXISTENCIAS DE GANADO VACUNO POR RAZAS EN LAS PROVINGIAS PAMPEANAS. (en porc Shorthorn 48 319 A. Angus 40 313 Holando Argentine 2A 188 Hereford 56 93 | Criolla, otras y sin determinar 13.5 18 TOTAL 00 100 Fuente: Censos Nacional 134 1 Ganado en Ia provincia de Buenos Alres. En la pagina 137: 1 Arando con bueyes. ficie agricola y de la produc- cién ganadera, Sin embargo, la produccién del sector agropecuario pam- peano continua estancada, lo que se explica por la baja en los rendimientos. Es que el répido proceso de mecanize- cclén vino acompaftado de un ‘empeoramiento en el manejo de los suelos. Es en esta oca en la que se difunde la nociva formula de ta que- ma de rastrojos; es frecuen- te el abandono de las practi- cas de rotacién necesarias y del barbecho; se incrementa, mas alld de los limites téont camente aceptables, el nime- ro de labores culturales reali zadas anualmente sobre una misma superficie, eto. Este proceso, provocado por la presencia del tractor y el uso todavia incorrecto de su po- tencia se tradujo en degrada- cién de los suelos y descen- so de su fertilidad. Si a ello agregamos que, por ejemplo, la introduccion de la cosecha- dora de maiz provocaba la pérdida del 15 al 20% de la cosecha debido al vuelco de la planta, fenémeno actual: mente en vias de superacion, ubicaremos el porqué de la disminucién de rendimientos sefialada, Entre 1937 y 1960 las exis- tencias de vacunos habian crecido en 10 millones de cabezas, cubriendo casi toda la superficie transferida a la ganaderia por la agricultura y la cria de caballos en esas tres décadas, ya que los ov. nos y porcinos no registran incrementos de_importancia. Por lo demés, aumentd la ca- pacidad receptiva de los cam- pos ganaderos, merced al in- cremento de las praderas ar- tificiales permanentes (2.3 millones de ha. de alfalfa) 'y al reemplazo de un millén de ha. de rastrojos por verdeos. Paralelamente a la expansi6n global de la ganaderfa vacuna se producen, a partir de 1930, cambios de’ importancia en la composicién de las razas. Hacia 1930 la dependencia de la ganaderia con respecto a los mercados exteriores (es: pecialmente el inglés) se ex: presaba en la alta proporcién de la produccién pecuaria que se exportaba (45 %) La regién pampeana, en espe- cial la provincia de Buenos Aires, concentraba mas del 90 % de la raza refinada, por entonces casi tiniea, para car- nes: la Shorthorn. Por el con- trario, hacia 1960, habia cre- cido a niveles similares que ésta, la raza Aberdeen Angus. productora también de exce- lentes carnes y de mayor re- sistencia. Paralelamente, co- mo consecuencia de la mayor demanda de leche, crece sig nificativamente la’ existencia de la raza Holando Argentina, La disminucién que se obser- va_en la categoria censal “eriolla, otras y sin determi- nar”, esté seftalando el refi- namiento operado, si bien el mismo es mayor que el que sugieren las cifras. Efectiva- mente, dentro de “otras” se encuentran razas_relativa- mente nuevas como el cebu, Santa Gertrudis, ete... que os tn mojorando también la ca- lidad de las carnes. Por lo demas, sigue adelante el proceso de mejoramiento de las diversas razas exigido por la demanda mundial de cares, tanto mediante la in- troduccién de reproductores puros de pedigree como a través del inicio de la selec- cién. Los dumentos en las existen- cias de ganado vacuno reper- cuten en la produccién de carne y leche pero, ya que el crecimiento de las razas le- cheras es més répido, ello se traduce en un incremento de la produccién de leche (el doble) més grande que el 135 operado en la carne (un 35 por ciento) No parece arriesgado esti- mar, ademés, que buena par- te de las praderas artificia- les permanentes que se crean durante el perfodo lo hayan sido en las zonas_lecheras donde la tecnificacién influ: ye también a través de otras précticas como el ordefie mecénico, la cria artificial de terneros, etc. Los aftos recientes: zUna revolucién en la pampa’ La evolucién de la econor agropecuaria pampeana en los dltimos afios sefiala una clara diferencia con respecto a las dos décadas anteriores. En efecto, frente al estacan- miento de la produccién en su conjunto que se habia da- do en aquéllas, la década del 60 y, mas especialmente, su segundo quinquenio, se ca racteriza por una apreciable expansion de la produccién. Y ésta se da, por primera vez desde los altos de la expan: sion territorial, tanto en la ganaderia vacuna como en la agricultura. Se rompe asi el cfrculo de hierro que habia determinado desde la década de 1920 que todo aumento de la produccién vacuna debi darse en desmedro de la su- perficie utilizada por la agri- cultura y viceversa La proporcién que represen- taba, en valor, la produccién pampeana en el total del pais, habla descendido rapidamen- te a partir de 1940 —por el estancamiento de la produc- clén pampeana y el rapido desarrollo de los cultivos in- dustriales ubicados fuera de ella— hasta alcanzar a co- mienzos de la década de 1960 el minimo con un 65%. La recuperacién de! peso relati- vo de la regién pampeana es rapido después: en 4965/69 Hlega a casi el 75%. Se trata principalmente del desarrollo del trigo y del maiz y de la vertiginosa expansi6n del sorgo granifero junto con el incremento de las existen- clas de vacunos. En la década de 1960, la su- perficie sembrada con culti- vos anuales para cosecha en las provincias pampeanas aumenta en mas de 2,6 millo- nes de hectéreas, y las exis- tencias de ganado vacuno se incrementan en casi 3,5 mi- Hones de cabezas. Este auge simulténeo de la agricultura y la ganaderia se da en par- te, sobre la base de la super. ficie liberada por los ovinos (disminuyen en 4 millones de cabezas) y por los equi nos que siguen siendo reem- plazados por los tractores y Cosechadoras (diversos estu: dios indican que el parque de tractores contintia creciendo al mismo ritmo acelerado que en la década anterior y que la cosecha mecénica de maiz y sorgo aleanza précticamen- te el 100%). Pero quizé la ra: z6n més importante de la ex- Pansién simultdnea de la pro- duccién agricola y vacuna se encuentre en un intenso pro- ceso de teonificacién mucho més amplio que la simple ‘mecanizacién, que posee ade- més caracteristicas distintas de la de éste en el sentido de que esta destinado funda mentalmente a incrementar a productividad y no simple- mente a reemplazar energia perdida por el sector, como fue la caracteristica dominan- te de los afios 50. Los incrementos de la pro- duccién agropecuaria y las nuevas técnicas con ellos re- lacionadas.plantean a. pre- gunta: jEsté oourriendo una revolucién en la pampa? Se ha sostenido que se trata de una revolucién determinada La especializacién zonal de la produccién pampeana En el texto se ha tratado globalmente la evolucidn agro- pecuaria de la region pampeana. Ello no debe sugerir que se trata de un todo homogéneo. Lo es sdlo en el sentido de su extraordinaria aptitud, en general, para las activide- des agropecuarias de clima templado. ‘Pero presenta z0- nas diferenciadas con distinta aptitud relativa para los diversos rubros que pueden en ella desarrollarse. Por otra parte, la expansién agropecuaria argentina en los renglones fundementales de carne y granos, ha provocado la extension de la “region pampeans” a dreas que estén fuera de la estepa pampasica. Se trata de la mayor parte de la Provincia de Entre Rios, 1a porcién del territorio santafecino anteriormente ocupada con quebrachales y las reas cedidas en el oeste por el bosque pampeano extin- guido-en toda la franja oriental. Esta ultima es una de Jas. causas de la erosi6n en la regién semidrida Desde el punto de vista de las condiciones naturales, la regin admite una primera divisién en humeda y semi Grida. En la primera, los suelos estén constituldos por las llamadas tierras negras, en su mayor parte siendo su régimen de lluvias superior a los 600 mm anuales; en la segunda, los suelos son arenosos y franco-arenosos y el régimen anual de lluvias oscila entre los 500 y 600 mm. Desde el punto de vista de fa produccién, ef CONADE subdivide la regién en 7 subzonas (ver mapa). Esta divi sin tiene en cuenta la produccién que predomina en cada tuna de las zonas. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que ello puede ocultar fendmenos tales como el de que | en casi toda la regién la combinacion agricultura-ganade ria esté generalizada, o como el hecho de que, si bien la principal zona tambera se encuentra localizada en e! norte | de la region pampeana, alrededor de los limites de las provincias de Cordoba 'y Santa Fe, dicha zona aparece bicada en la sub-zona diversiticada perimetral por tratar- se de una regién también fuertemente cerealera y oles- ginosa. La reubicacién de ciertas producciones en funcién de las ‘espectivas ventajas naturales, se aprecia claramente en la evolucion del trigo. En efecto, hacia 1940 la principal zona triguera se ubicaba en el drea noroeste de la region pampeana: desde el limite de la regién himeda con la | sem/-drida y hacia el interior de ésta: la segunda zona se ubicaba en la “sub-z0na agricola del sur”. Hacia fines de la década de 1950 la zona del norte continuaba siendo la mds importante aunque en menor proporcién y se habia desplazado hacia e! este ubieéndose précticamente en su totalidad dentro de la region humeda. Finalmente, en los Ultimos anos de la década de 1960 la zona triguera loca- lizada en la “sub-zona agricola del sur” se ha transfor. mado en la principal, continuando e! desplazamiento del trigo hacia el sudeste. El maiz, @ su vez, se cultiva casi en su totalidad en la sub-zona agricola del norte” Si bien, como ya se ha indicado, la produccién de ganado vacuno para carnes se halla diseminada por toda la pam- pa, pueden sin embargo distinguirse dos sub-zonas que, por razones de tipo de suelos y régimen de lluvias, se han especializado tradicionalmente en la cria e invernada En la “sub-zona de cria” predominan suelos bajos, fécil- mente Inundables, con escasa aptitud agricola aptos en cambio para ganaderia en campos naturales. Esto se tra- duce en que sdlo se cultiva poco més del 13% de las tierras de esta zona y en que la capacidad receptiva de los campos es baja. La “‘sub-zona de invernada”, ubicada en buena parte sobre a regidn semirida, si bien tiene un porcentaje de su: perticie de cultivos mas elevado, posee suelos atectados | por problemas de erosion edlica graves. Es este factor | el que, en gran medida ha determinado la especializacion | zonal, ya que la invernada se basa en el cultivo de prade- | ras permanentes las que, bien mangjadas, contribuyen 2 | Ja fijacién de los suelos y a atenuar la erosién por el alto grado de cobertura vegetal por la casi liquidacion del ré- gimen tradicional de arrenda: miento y la consecuente ad- ministracion de las explote- ciones por sus propietarios u otras formas de gran empre- sa. Por un lado, es evidente que el campesinado arrenda- tario ha dejado de ser un sector numeroso, mientras el proletariado rural decrecia igualmente en conjunto y su composicién variaba en el sentido de una mayor pro- porcién de permanentes y tun grado de calificacion cre- ciente. Pero, a la vez, los cambios producidos no configuran una alteracién de las relaciones sociales fundamentales en el campo, en el sentido de que éstas Se hagan realmente ca- pitalistas sdlo en época re- ciente. La produccién agraria argen- tina ha sido capitalista, oa- bria decir, “desde el inicio”, en forma més evidente en la ganaderia, pero también en la agricultura, pese a la impor. tancia que revestia el campe sinado (nunca las supuestas relaciones "feudales") en otros tiempos Lo que se observa es una ele- vacién del grado de desarro- Hlo del capitalismo en la pro: duccién agropecuaria, en el sentido de una mayor inver. sion de capital por unidad de superficie, elevandose corre- lativamente los rendimientos ganaderos y agricolas medi- dos en la misma forma. El papel de la adquisicion de la tierra por muchos ex arren- datarios (y proletarizacion 0 abandono de la agricultura por muchos también) es cla- Fo en cuanto a la capacidad de acumulacién de estos pro- ductores agricolas, ya que su- primié la transferencia a los terratenientes de la renta del suelo. No se puede aducir fen cambio, como un, factor fundamental que haya esti ican 1. Propaganda del establecimiento “Granja Blanca”. 2. Arando con bueyes. Las nuevas técnicas El inicio del reciente proceso-de cambios técnicos se ubl- ca fundamentalmente en torno a la creacién del Instituto Nacional de Tecnologia Agropecuaria (INTA), en los pri- meros afios de la década de! 50. Cobra luego gran impulso | al difundirse sus primeros trabajos, que coinciden con la aparicién de los CREA, centros de experimentacién agro- pecuaria promovidos por grupos de productores. A titulo de ejemplo se seftalan algunas de las técnicas que més han influido en a produccion: a) La aparicién de las semillas hibridas en el maiz y sorgos. Los hibridos han brindado un cambio notable de rendimiento en la cosecha gruesa y su influencia ha de provocar resultados mayores en el futuro, con el desarro- ilo de nuevas lineas. Si bien su aparicidn provocs algu- nas complicaciones para la cosecha mecénica (plantas de mayor-desarrollo, més pesadas, y, por tanto, més suscep- tibles al vuelco), el trabajo de los genetistas esté permi- tiendo la obtencién de lineas més resistentes a la putre- faccién de la base del tallo (ejemplo: Abati Inta). La uti- Izacion de hibridos en el maiz Wega actualmente a més del 90% de la superficie sembrada. b) Produccién de nuevas variedades de trigo y lino, con mayores aptitudes panificadoras en las primeras y mayor resistencia a las entermedades en las segundas. ¢) Mejoramiento de a maquinaria existente y aparicion de nuevas herramientas orientadas al cumplimiento de un mejor trabajo agronémico. Es de hacer notar el caso de Ja siembra de maiz, donde los fabricantes se ven obliga- dos a esmerarse para doter al mercado de méquinas que Hlenen las fuertes exigencias de los usuarios, quienes, en ‘muy elevado porcentaje, tienen una clara idea de las’ ne- cesidades técnicas de dicho cultivo. d) La difusion de los herbicides, cuyo consumo se du- plica hacia el inicio de la dltima década, revolucionando Jas técnicas de combate de malezas en’ los cultivos en hilera y permitiendo una fuerte accién de desmalezado en pasturas y cosecha fina. £1 cambio en las técnicas cultu- rales de! maiz se profundiza con la difusiGn de la rastra rotativa y la disminucién de la préctica del aporque com- pleto. Esta vieja costumbre, considerada imprescindible durante afios, ha sido causa de pérdidas de rendimiento debido al dafio ocasionado a las raices laterales. 2) En la ganaderia de cria se destacan nitidamente la inseminacion artificial y otros procedimientos de selec- cidn de reproductores, que permiten elevar la calidad y el nimero de terneros de un plantel de madres; este mis- mo efecto tienen las técnicas sanitarias y el incremento de la capacidad de recepcién de animales por unidad de superticie en los campos naturales mediante la inter- siembra y Ia fertilizacion de los mismos con fosfatados. La primera consiste en sembrar directamente entre el ta- piz natural, mediante sembradoras especiales, especies forrajeras leguminosas, con el doble propésito de mejorar 138 la calidad de los pastos naturales por las virtudes de me- joradores del suelo de aquéllas, y prover de més alimen- to por hectérea al ganado. 1) En la ganaderia de invernada es relevante la tenden- cia al reemplazo de Ia altalfa por las praderas consociadas (mezclas variables de gramineas y leguminosas, entre ellas la alfalfa) que, sumada a la técnica del pastored ro- tativo, permiten incrementar notablemente el mimero de animales que puede pastar en cada potrero en un tiempo dado. La suplementacién, que consiste en complementar el alimento vacuno tradicional con heno, silo, tortas de girasol, urea mineral, sales, nucleos proteicos, antibioti Cos, etc., permite, por otra parte, reducir el tiempo nece- sario para el aumento del peso de los animales y funda- ‘mentalmente para suplir la baja de produccidn de las pasturas en los meses de Invierno. EXISTENCIAS DE GANADO VACUNO EN LAS. PROVINGIAS. PAMPEANAS {en miles) 1930 217847 1937 asia 1947 315874 1952 3482216 1960, 340410 1989 aes719 Fuente: Gensos Nacionales y Cristi, Pedro J. Elementos ‘para una polities de carnes. Buenos Aires, 1958, lado la modernizacién de las explotaciones (ganaderas) de los terratenientes, ya que fueron éstos quienes impu sieron el régimen de arrien- do y su mantenimiento du- rante tantos afos. Volviéndonos hacia la econo- mia nacional en su conjunto y hacia la evolucion del mer- cado mundial, encontramos, en cambio, otra légica para este proceso. La concurrencia creciente de otras areas del mundo de caracteristicas naturales ‘se- mejantes a las de la regién pampeana y de un desarrollo capitalista mas acentuado, vionen determinando dificul: tades crecientes para la ex- Pansién de las exportaciones agropecuarlas argentinas. La mayor inversion de capital en esas reas no sélo lleva apa- rejados mejores rendimientos corrientes, sino que evita el deterioro ‘al que las tierras se ven expuestas por una ex plotacién descuidada, EI proceso de concentracién monopolista dominado por modernas empresas extranje- ras, y el relativo estanca- miento de la produccién in- dustrial global debido a la estrechez relativa de los mer- cados de venta, hacen més dificil derivar fondos de in- versién hacia la industria con margenes de beneficios ele- vados, contrariamente a la si- tuacién que se dio entre la crisis de 1930 y los primeros afios 50. La propia situacién de estan: camiento, y el estrangula- miento de la balanza de pa- gos debido en gran parte a la exportacién de utilidades de las inversiones extranje- ras, moviliza los resortes del Estado hacia la promocién de las actividades de exporta- clon, entre las cuales la prin- cipal de nuestro pais sigue siendo la produccién agrope- cuaria. Asi es cémo se ha puesto en marcha, por ejem- plo, una politica crediticia ofi- cial que implica grandes ven- tajas para las inversiones en dicha érea (0 sea, deriva ha- cia el conjunto de la pobla- cién la carga de solventar en parte esas inversions) Resulta, pues, que los gran- des empresarios agropecua. rios, al parecer tomados en- tre una conourrencia cada vez mas aguda que requiere fuer- te reduccién de costos por un lado, y la limitacién de sus oportunidades de inser- cién competitiva en otras ac- tividades econémicas, vuel- can sus recursos a la mo- dernizaci6n de sus empresas por la via que abre el Esta- do abaratando los. recursos financiers, promoviendo ins- tituciones de asistencia téc- nica y la formacién de profe- sionales vinculados a la pro- duccién del sector. Bibliogratia Sigaut, Lorenzo J.z Desarrollo agro- pectario y proceso do Industealiza ‘l6n en la economia argentina. Buo- hos Altes, 1064, Consejo Federal de Inversiones. Instituto de Investigaciones. 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Barsky, Osvaldo: Ciafardinl, Hora clo; Cristls, Carlos; Ferrer, Edgardo ¥ Olivella, Jorge. Informes'sobre le economia’ de los siguientes. distr fos dela Provincia do Santa Fe: San José de la Esquina, Coronda, Los Molinos, Gessler, Irigoyen, L6- pez, Arccena, Flrmat y Chabis. Cristié, Pedro J.: Elementos pare luna politica de carnes. Buenos Al res, 1968. SEAG. Producclén lechera argon tina, Buenos Aires, 1953. Schaefer, Walter E. A: Problemas ‘econdmicos dela’ mocanizacion ‘agraria. Coleccién Agropecuaria del 140 LLN.T.A, Buenos Alres, 1860," pé ginas Sy 6. Miatello, Hugo.: Industries Agrico- las y Ganaderas en la Republica Argentina, pags. 18 y 15. Ministe- tio de Agricultura de la Repiblice ‘Argentina, Buenos Alres, 1901. Ortiz, Ricardo M.: Historla Econ6- ‘mica’ dela Argentina. Buenos Al res, 1955. Marzocea, Angel: Evoluclén de le agriculture Argentine. Diario Le Prensa, 19 de octubre de 1968, Gibertl, Horacio C. : El desarrollo fagrarlo’ argentino. 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