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Porque las enzimas son esenciales para un sistema inmune sano

Por la Dra. Ellen Cutler, Townsend Letter for Doctors and Patients - Junio 2006

Traducido por Cathy van Riel – junio 2010

Los que trabajamos en la medicina y en los cuidados sanitarios reconocemos la importancia de


mantener un fuerte sistema inmune para mantener nuestro cuerpo libre de enfermedades y
para ayudarle que todos sus sistemas y procesos metabólicos actúen con plena eficiencia.

La mayoría de la gente no se realiza la importancia central de las enzimas para mantener un


sano funcionamiento inmune, ni el papel vital de la terapia con enzimas para reducir o aliviar
los síntomas dolorosos y debilitadores de las enfermedades inmunes crónicas.

¿Qué es una enzima?

Normalmente no nos paramos a pensar en las enzimas, pero sin ellas nuestro cuerpo no podría
ejecutar la mayoría de sus funciones más básicas. En su papel como catalizadores orgánicos,
las enzimas hacen posibles las millones de reacciones bioquímicas que tienen lugar a diario.
Son motores potentes que conducen todos los procesos corporales, incluyendo la respiración y
la circulación. Digieren alimentos, transportan nutrientes, eliminan deshechos tóxicos,
purifican la sangre, entregan las hormonas, ponen en equilibrio el colesterol y los triglicéridos,
nutren el cerebro, construyen las proteínas en los músculos, y alimentan y fortalecen el
sistema endocrino. En una escala más grande, las enzimas ralentizan el proceso de
envejecimiento y apoyan el bienestar y la homeostasis (la capacidad del cuerpo para conseguir
equilibrio en sus muchas funciones).

Las enzimas son especialmente importantes para el funcionamiento inmune sano. Las células
sanguíneas blancas son especialmente ricas en enzimas, lo cual les ayuda a digerir y destruir
cualquier sustancia extraña -- como virus y bacterias – que invaden el cuerpo. Los
investigadores han identificado más de 3.000 tipos de enzimas en el cuerpo humano, cada una
con su función única. Cada día literalmente millones de enzimas ayudan a renovar, sostener y
protegernos, y ellas mismas se renuevan y cambian con un ratio increíble.

Mientras que nuestro cuerpo utiliza sus enzimas una y otra vez, las enzimas pueden solamente
efectuar una cierta cantidad de trabajo antes de agotarse y tener que ser remplazadas. Una
pobre alimentación, el estrés digestivo, las enfermedades y los traumas también las reducen.
El envejecimiento también reduce la cantidad de enzimas que produce nuestro cuerpo. Por
esto tenemos que reponer constantemente nuestras reservas. Si no lo hacemos, nuestro
cuerpo sufre.

Las enzimas pueden ayudar a mantener un sano sistema inmune

Los profesionales de la salud y escritores de muchas diferentes disciplinas enfatizan la


importancia y la complejidad del sistema inmune y sus interconexiones con otras partes del
cuerpo. Todos aspiramos a tener un sano sistema inmune de defensa. La terapia enzimática es
una de las herramientas más importantes que puedes utilizar para conseguir esta meta.
El sistema inmune no tiene un órgano central regulador, como otros sistemas corporales. El
sistema circulatorio tiene el corazón; el sistema respiratorio tiene los pulmones; y el sistema
digestivo tiene el estómago y los intestinos. Pero los componentes del sistema inmune están
localizados en todo el cuerpo, se comunican entre ellos mediante las células inmunes. Por
ejemplo, the bone marrow, thymus gland, y el bazo se consideran parte del sistema inmune.

La función primaria del sistema inmune es seguir alerta de invasiones por microorganismos
que causan enfermedades y de distinguirlos de las propias células corporales. Cualquier cosa
extraña del cuerpo (por ej un antígeno) es un potencial enemigo. Una vez que el sistema
inmune entra en una de estas sustancias invasoras, empieza una respuesta muy compleja.

El sistema inmune es responsable del mantenimiento cuando estamos bien y de curarnos


cuando estamos enfermos. Está sobreconstruido para asegurar su efectividad, con cientos de
mecanismos de control y de líneas traseras de defensa. Todavía no se entiende mucho del
sistema inmune, pero sabemos suficiente para realizarnos que es esencial para sobrevivir. Por
este motivo todos deberíamos hacer lo que podamos para mantener una sana función
inmune.

Los alimentos no digeridos pueden debilitar el sistema inmune

Según mi experiencia clínica las 2 causas subyacentes primarias de la disfunción inmune es una
mala digestión y las alergias alimentarias, que ocurren cuando el cuerpo es tan sensible a
cierto alimento que no es capaz de digerirlo como es debido. Cuando esto ocurre, el alimento
no digerido va por la corriente sanguínea donde el sistema inmune lo toma por invasor
enemigo y lo ataca.

Durante mucho tiempo los médicos y investigadores pensábamos que la pared intestinal
bloqueaba estas partículas para evitar que entraran en la sangre. Pero ahora sabemos que no
es así. Estudios sugieren que las personas con sensibilidades tienen las paredes intestinales
más porosas que las sin sensibilidades, lo cual significa que más partículas de alimentos
pueden pasar a la sangre. Esto parece crear un círculo vicioso porque la inflamación que ocurre
con la respuesta inmune pueden debilitar aún más las paredes intestinales, especialmente si
hay una localizada respuesta alérgica al alimento no digerido. Con el tiempo, este efecto
cascada puede abrumar el sistema inmune.

Aunque todavía no comprendemos el método exacto de detección, sabemos que el sistema


inmune siente estas partículas de alimentos no digeridos (antígenos), las etiqueta de invasores
extraños, y empieza a bombear anticuerpos, como la inmunoglobulina G. Estos anticuerpos
atacan y neutralizan estos antígenos reuniéndolos formando complejos inmunes circulando
(CICs). El problema es, que estos complejos inmunes son muy inflamatorios. Pueden crear
daño dentro del mismo cuerpo, incluso aunque estén presentes durante solo un breve periodo
de tiempo. Afortunadamente el cuerpo es consciente de este hecho y tiene un mecanismo de
defensa, gran cantidad de células conocidas como macrófagos que pasan a la acción para
extraer los CICs de la corriente sanguínea. Si los CICs son bastante pequeños, los macrófagos
usualmente son capaces de comerlos como los comecocos Pac Men y de transportarlos al
hígado o al bazo.
Los problemas surgen cuando los macrófagos se saturen tanto con CICs que ya no son capaces
de removerlos de la sangre. Cuando ocurre esto, os CICs tienden a depositar su contenido en
ciertos tejidos y órganos, como riñones, articulaciones y paredes de vasos sanguíneos, donde
desencadenan condiciones inflamatorias que finalmente lleven a enfermedades.

Donde se instalan los CICs depende en gran parte de dos factores: (1) herencia y (2) debilidad
en un órgano, sistema de órganos u articulación causada por lesión o trauma. Por esto los
síntomas de las sensibilidades pueden variar tanto de una persona a la otra. Mientras que una
persona pueda desarrollar dolor articular, otra puede tener migraña. Aún otra experimentará
enfermedad renal o incluso fallo renal cuando los riñones tengan tantas cicatrices que ya no
pueden funcionar.

Desordenes autoinmunes

En el peor de los casos, los CICs confunden el sistema inmune de tal manera que pierde su
capacidad de distinguir entre lo que pertenece al cuerpo y lo que no. Empieza por atacar
tejidos y órganos perfectamente, como si fueran antígenos. Este proceso prepara el escenario
para serias enfermedades autoinmunes, como esclerosis múltiple (MS), artritis reumatoide,
lupus, tiroiditis, pancreatitis crónica, enfermedad pulmonar, inflamación renal crónica, colitis
ulcerosa o enfermedad de Crohn. (1) Y la infección por varios virus y bacteria puede llevar a
enfermedades auto-agresivas, como hepatitis infecciosa y sífilis, que puede causar inflamación
del músculo cardiaco.

La terapia con enzimas puede ser muy efectiva para ayudar al cuerpo a arreglárselas con una
sobrecarga de CICs. Las preparaciones de enzimas previenen el ataque autoinmune mediante
la reducción de inflamación, rompiendo complejos inmunes, y ayudando a los macrófagos. (2)
Por ejemplo, la proteasa puede ayudar a romper virus y otros infectantes de cuerpo. (3)

Las personas con desordenes autoinmunes deberían siempre ser comprobadas por una pobre
función digestiva, ya que la buena digestión y un sano sistema digestivo son claves para ayudar
funcionando el sistema inmune.

Un intestino sano apoya un sano sistema inmune

La capa de mucus que cubre la pared intestinal realmente sirve de importante centro de
comunicación para el sistema inmune. Cuando sustancias dañinas, como bacterias, parásitos,
alérgenos y toxinas, consiguen entran en le intestino, ese mucus alerta al sistema inmune de
enviar fuerzas para defender el resto del cuerpo contra los daños.

Si esa capa es dañada, se vuelve demasiado permeable para evitar que partículas de alimentos
la traspasen. Esto causa una cadena de eventos que active al sistema inmune; la producción de
complejos inmunes en circulación.

Tomar Probióticos protege el intestino

Hay dos grandes razones por ingerir probióticos como lactobacillus acidophilus para promover
la salud intestinal.
La primera es que incrementan la producción de una sustancia conocida como
inmunoglobulina secretora A (IgA). Este anticuerpo liga con las partículas alimentarias
intestinales, evita que estas se adhieran a él y que traspasen la capa mucosa.

Otra razón para ingerir probióticos es ayudar a mantener un sistema equilibrado de microflora
en el intestino. Varios cientos de especies de bacteria residen principalmente en el intestino.
Estos microorganismos pueden tener un tremendo impacto sobre nuestra salud, para mejor o
para peor.

Los probióticos trabajan juntas con las bacterias presentes en el intestino para crear
condiciones menos hospitalarias para microorganismos dañinos y sustancias extrañas.

Mantener el equilibrio de nuestra microflora intestinal es vitalmente importante porque


cualquier desequilibrio (por ej, disbiosis) puede tener un efecto global sobre el cuerpo y sus
sistemas, causando todo tipo de enfermedades. Al otro lado, un intestino sano apoya un
cuerpo sano – uno que es menos vulnerable a serias dolencias, como enfermedad cardiaca,
cáncer, diabetes y artritis.

Actividad del colon y salud inmune

A pesar del papel central de la salud intestinal para determinar la salud inmune y el bienestar
general, pocas personas se sienten confortables hablando de esta particular área de la
anatomía humana, incluso con sus médicos. Pero los problemas del colon afectan a muchísima
gente. Y si tu colon no funciona como es debido, el resto de tu cuerpo tampoco lo hará y se
verá comprometida tu inmunidad.

Cuando el intestino funciona correctamente, los nutrientes de los alimentos son absorbidos
con eficiencia por el cuerpo y los deshechos se recolectan para su excreción. Cuando hay un
problema, las toxinas – como la basura celular, los deshechos bioquímicos, hormonas y la bilis
– son liberadas en el cuerpo para dañar a los tejidos e inhibir el funcionamiento de las células
blancas sanguíneas que luchan contra las enfermedades. Además, puede sufrir la absorción de
nutrientes. El resultado global es un sistema inmune debilitado y un incremento de la
susceptibilidad a una variedad de problemas de salud y de enfermedades. Así, las heces
irregulares pueden parecer simplemente una inconveniencia, pero en realidad significan
problemas más grandes.

¿Qué es un "normal" movimiento del colon? Básicamente son heces suaves, bien formadas
que salen sin demasiada presión; entre 3 veces al día y 3 veces a la semana. Heces que parecen
como pequeñas pellets usualmente significa falta de fibra en la dieta. Esto se puede remediar
añadiendo más vegetales a la dieta.

La flatulencia es otro signo de distrés intestinal. La causa más común de los gases son
alimentos no digeridos en el intestino delgado. Los culpables suelen ser carbohidratos --
azúcares y levaduras – que no se rompen porque hay insuficientes enzimas. Cuando este
alimento no digerido pasa al intestino, se vuelve un banquete para las bacterias que resides
allí, y esto es lo que produce gas. Usualmente la ingesta de un espectro completo de enzimas
digestivas lo mitigará.
¿Qué es un espectro completo de enzimas digestivas?

Una enzima digestiva de buena calidad contiene una mezcla de enzimas en las siguientes
dosificaciones: amilasa (3,000 a 9,000 DU), lipasa (150 a 450 LU), celulasa (200 a 600 CU),
lactasa (75 a 225 ALU), invertasa (75 a 300 SU), peptidasa (1,000 a 3,000 HUT+), alfa
galactosidasa (10 a 30 GAIU o 25 a 75 AGSU), glucoamilasa (2 a 12 AGU) y malt diastasa (75 a
300 DP). Hay que asegurarse que el producto también contiene pectinasa, xilanasa,
hemicelulasa, fitasa y/o beta-glucanasa. Estas enzimas también ayudan a procesar los
nutrientes de los alimentos.

Estrategias para crear un sano sistema inmune

He desarrollado varias estrategias básicas para ayudar a mis pacientes a mantener un sano
sistema digestivo y un fuerte sistema inmune. Enumero algunos de los más importantes.

Manejar la ingesta de carbohidratos para reforzar el sistema inmune

El azúcar en sangre tiene una potente influencia sobre el sistema inmune. Se ha reportado que
un nivel disminuido de células blancas en sangre ha sido asociado con desequilibrios en el
azúcar en sangre como resultado de una dieta alta en azucares refinados y carbohidratos
simples. (6) Un sobrecrecimiento de hongos y/o bacterias es otro resultado común de comer
demasiado azúcar y almidones porque estos microorganismos prosperan con azúcares
fermentados y carbohidratos. (7)

Podemos evitar altos y bajos en nuestra energía y ánimo eligiendo carbohidratos que animan a
estables niveles de azúcar en sangre. Siempre sugiero a mis clientes de evitar la mayoría de
granos, incluyendo el trigo y los azúcares refinados, como caramelos y cakes. Los buenos
carbohidratos incluyen todas las frutas y vegetales, quinoa, alforfón, arroz salvaje y maíz.

Una de las claves para mantener un nivel equilibrado de azúcar en sangre es digerir los
carbohidratos que comes, lo cual se puede conseguir mediante el uso de una buena enzima
digestiva. También ayudará a reducir los antojos de dulces y otros carbohidratos malos.

No tenemos control sobre muchos riesgos para la salud, pero si sobre lo que metemos en
nuestra boca.

Mejorar la función inmune al reducir tu carga tóxica

Otro importante factor para crear y mantener un sano sistema inmune es reparar y minimizar
la carga tóxica que asalta a diario nuestro cuerpo en el mundo moderno industrializado.
Cuando las toxinas nos asaltan o se acumulan en el cuerpo, la capacidad del sistema inmune
para protegernos puede ser abrumada. Esto a menudo resulta en alergias alimentarias.

Cambiar la dieta y utilizar enzimas digestivas son dos buenas estrategias para ayudar a
detoxificar el cuerpo y volver al estado de equilibrio, u homeostasis. Si quieres tener un cuerpo
sano libre de toxinas, es importante mantenerse lejos de ciertos alimentos.

Sugiero que el lector evite los siguientes ítems:


* Refinados azúcares y otros refinados carbohidratos

* Cafeína – esta sustancia adictiva inhibe la capacidad natural del cuerpo para detoxificar.

* Alcohol es también adictivo y causa degeneración de células.

* Alimentos y bebidas con alto contenido en sodio – una alta ingesta de sal puede causar una
deficiencia de potasio, importante mineral para mantener músculos sanos, incluyendo el del
corazón.

* Edulcorantes artificiales

* Aditivos alimentarios

* Colorantes alimentarios

* Alimentos genéticamente alterados

La mayoría de cultivos comerciales son rociados múltiples veces por pesticidas, fungicidas y
herbicidas antes de llegar a las estanterías del supermercado. Ya que estas toxinas pueden
poner una extra carga en tus procesos digestivos y en su sistema inmune, comer lo más
orgánico posible ayudará tu cuerpo a funcionar lo mejor dentro de sus posibilidades.

Detoxificar de trauma y estrés

En cualquier discusión sobre toxinas y su impacto sobre el funcionamiento inmune, no


debemos olvidarnos del estrés emocional y psicológico que se añaden a la carga tóxica y cómo
las enzimas pueden ayudar a reducir nuestra vulnerabilidad física a estos efectos tóxicos.

Un sitio donde experimentamos los efectos fisiológicos del estrés es en el tracto


gastrointestinal (GI). Los científicos se refieren a él como el “segundo cerebro" del cuerpo. Por
esto tiene sentido que las emociones juegan un enorme papel en una sana digestión.

La literatura médica también ha explorado en profundidad como las emociones suprimidas


que a menudo acompañan al estrés pueden contribuir a la toxicidad y preparar el panorama
para una enfermedad física. La mente consciente puede ser capaz de ignorar los factores
estresantes, pero la mente subconsciente – y nuestras células – se acuerdan. Estas memorias
subliminales desgastan el cuerpo, específicamente los sistemas inmune, nervioso y endocrino.
El impacto físico es muy real.

Ya que suprimir tus emociones puede ser tan dañino tienes que encontrar las maneras
apropiadas para expresarlas. Construye oportunidades para la liberación en tu vida. He aquí
una lista de técnicas que comparto con mis pacientes para ayudarles a reducir la carga tóxica
del estrés:

* Practicar técnicas de relajación como meditación y yoga. Estas prácticas no solo alivian estrés
y tensión, incrementan la circulación a órganos y glándulas. La meditación no siempre tiene
que practicarse de manera formal, se puede hacer cuando paras ante un semáforo rojo o
cuando estás en una cola en el banco.
* Escuchar música o aprender a tocar un instrumento musical.

* Reírse es otra potente herramienta para limpiar y sanar.

* Escribir sobre tus experiencias vitales en un diario, donde puedes decir qué piensas y ser
quien realmente eres sin miedo.

* Siempre buscar terapia cuando es apropiado.

* También he utilizado remedios homeopáticos y enzimas para la salud emocional.

Una buena nutrición: la pieza central de la salud inmune

Literalmente miles de estudios han documentado los efectos beneficiosos del estilo de vida
sobre la inmunidad. Pero la pieza central de un estilo de vida sano es una buena nutrición, que
depende de sensibles elecciones alimenticias y, evidentemente, una buena digestión y la
absorción de nutrientes. Los sistemas corporales no pueden funcionar de manera óptima si no
reciben un adecuado apoyo nutricional. Con una óptima función inmune tu cuerpo sabe
defenderse contra casi todo. La terapia con enzimas es la clave.

La Dra. Ellen Cutler es diplomada en quiropraxia y medicina. Es autora de 4 libros, incluyendo


The Food Allergy Cure y MicroMiracles: Discover the Healing Power of Enzymes. La Dra. Cutler
es fundadora del BioSET[TM] Method que se enseña en el BioSET[TM] Institute en Mill Valley,
California.

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