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Cariruro IL EL AMBITO Es dificil trazar las fronteras que separan la epistemologia de sus disciplinas mas préximas. Al igual que para cualquier problema de definicién, nos encontramos con una dificultad de vocabulario y, por lo tanto, de libre decisién, que determina no lo verdadero y lo falso, sino lo conveniente. Para ir un juicio, hay que tener en cuenta el uso més extendido y el mas razonable. Cuando ambos criterios concuerden, se intentara establecer la defi- nicién, la delimitacién del dominio mas recomen- dable. Pero la dificultad esta también en que, sea cual fuere el sentido precisado de la palabra, las fronteras que asi se habran trazado continuarén siendo imprecisas, puesto que los problemas de la epistemologia se centran a veces en ambitos que habran quedado fuera de dichas fronteras. Hay que tener en cuenta, por consiguiente, estas reservas al leer Jo que viene a continuacién. I. —Epistemologia y teoria del conocimiento En principio, la relacién de la epistemologia con Ia teoria del conocimiento es la existente entre a especie y el género, limiténdose la epistemologia a una sola forma de conocimiento: el conocimiento cv LA EPISTEMOLOGIA cientifico. No obstante, la diferencia desaparece cuando el género se ve reducido a una sola especie, como en los autores que conceden el nombre de conocimiento tan sélo al conocimiento cientifico, considerando el resto como un juego verbal sin aleance cognoscitive. Esta era la actitud de los neopositivistas vieneses y la del posterior empiris- mo légico. Asi, Carnap sélo reconoce como valida la teoria del conocimiento cuando esta se reduce a la epistemologia, y més coneretamente, al andlisis logico de la ciencia. En Francia, L. Rougier, que esté de acuerdo en este punto con el empirismo l6gico, es autor de una obra titulada Traité de la connaissance que, como é mismo dice, hubiera debido Hamarse para ser més exacta Structure de Ia connaissance scientifique; tal como afirma en la conclusién sobre «La nouvelle théorie de la con- naissance», cree que hay un tinico conocimiento: el cientffico. De ello puede deducirse que esta tesis es ya una tesis filosdfica y no cientifica. Sin duda alguna, es la misma ciencia la que debe trazar sus propias fronteras, aceptar 0 rechazar este 0 aquel tipo de especulaciones. Hay «falsas ciencias» que hace ya tiempo resolvieron este problema; Descartes ‘se jactaba de que «no le engafiaban las promesas de un alquimista, las predicciones de un astrénomo, ni los embustes de un mago»'. Pero no obstante, ya el mismo Descartes hacia depender la ciencia de Ia metafisica, del mismo modo que el Arbol se alimenta por la rafz. Actualmente es la ciencia quien debe decidir si otorgar 0 no un cardcter cien- tifico a las investigaciones sobre la telepatia, o incluso simplemente a Ia fisiognomonia o la grafo~ 1 Diseurso dol mitodo, Primera Parte. EL AMBITO 18 logia, y también a las disciplinas agrupadas bajo nombre de «ciencias normativas». Por el con- trario, no es un problema cientifico saber si hay 0 no posibilidades de conocimiento més alla de la ciencia. Esta cuestién deriva de una teoria general del conocimiento, uno de cuyos objetos es situar el conocimiento cientifico entre otras formas de conocimiento. Existen, 0 no, procedimientos de conocimiento que sigan otros caminos que los de la ciencia? Algunos han aludido a facultades no intelectuales o parcialmente intelectuales como el corazén, que «tiene sus razones que la razén no conoce», o bien, la intuicién entendida como un «instinto iluminado por la inteligencia»: ello jus- tificarfa la autenticidad de un conocimiento mistico © metafisico. Otros proponen encaminar nuestras facultades hacia otra direccién, hacia «la intuicién de las esencias», fandando asf una ciencia fenome- nolégica més allé de la ciencia factual. A pesar de que se rechacen estas pretensiones, nos hemos en- caminado, por ello mismo, hacia una determinada filosofia del conocimiento. Admitiendo la separacién teérica entre la epis- temologia y la teoria del conocimiento, hay que reconocer que, efectivamente, la distincién no puede observarse siempre. En primer lugar debido puramente a razones de vocabulario; a falta de un sustantivo simple y adecuado que dé origen a un adjetivo y un adverbio’, la expresién «teoria del conocimiento» puede reemplazarse facilmente por una palabra mucho més cémoda: «epistemologia». Se ha intentado solucionar el inconveniente idean- do Ja palabra «gnoseologian, pero este neologismo 2 ata difoultad no existe ovmar palabras compuests, Pondiente, dn debido a Ie aptitnd de esta longus & “Erkenninieorie, con el ndjtivo. corres 16 LA EPISTEMOLOGIA no ha arraigado en absoluto; en italiano se usa a veces, pero en francés e inglés es muy raro, siendo una palabra pedante y casi inexistente en alemén si no es bajo el término clasico Erkenntnis- theorie o Erkenntnislehre. Asi pues, se opone facil- mente el punto de vista epistemolégico al ontol gico, el dualismo epistemolégico del sujeto cono- cedor y del objeto conocido al dualismo ontolégico de alma y cuerpo, ete. En la confusién entre ambos términos hay razones mucho més profundas que un simple motivo de vocabulario. Se comprende perfectamente por qué Piaget, por ejemplo, toma como sinénimos «epistemologfa» y «teoria del co- nocimiento». Tanto en la evolucién de las socieda- des como en el desarrollo del individuo, la ciencia y el espiritu cientifico van formandose progresiva- mente sin llegar nunca a un limite. En estas con- diciones cualquier tipo de epistemologia genética, tanto si se trata de la historia de las ciencias como de la psicologia infantil, se amplia necesariamente en una teoria del conocimiento, ya que esta intenta recorrer todos los estadios de lo que actualmente se lama conocimiento cientifico; en otras palabras, considerar el conocimiento bajo determinadas for- mas que podemos considerar precientificas y a las que no podemos negar un valor cognoscitivo, puesto que preparan los progresos ulteriores*. ‘oponiionesy funda Templis exposition + deupa do ln natarsiczey capacidad del conocimient Soutos y-del ercdico que puede storgércies; Te Hintérice que parte de Ia Antigiedad rege ‘ocabuiarlosenailon, pas ‘Sieién de 1961, Ia Bh Shismas palabras: eB Ye ite ocupa de Ton problemas de in natertlera, de low Unites y valides del conociniento y dc ln ereencaw. La EL AMBITO MW Il. — Epistemologia y filosofia de In ciencia Todavia es mucho més dificil establecer la dife- rencia entre la epistemologia y la filosofia de la ciencia, debido a la elasticidad de esta viltima expresin. Si se toma en un sentido amplio, la epistemologfa forma parte de uno de sus capitulos, o bien, es una de las formas de practicarla. Uno de los autores de Lectures sur la philosophie de la science distingue cuatro aspectos diferentes de filosofar sobre la cienciat: el estudio de sus relaciones con el sabio y con la sociedad, el esfuerzo para situar a la ciencia dentro de los valores humanos, las espe- culaciones que se hacen a partir de los resultados obtenidos de la ciencia para desembocar en lo que mis exactamente se ha Hamado Ia filosofia de la naturaleza, 0 sea, el andlisis légico del lenguaje cientifico. Después de ello, confiesa tomar la xiltima acepcién, la tiica que en efecto puede coincidir con lo que designa el nombre de epistemologia. Algunos van mucho mis lejos y salvan las dife- rencias entre ambas nociones. En efecto, desean desligar a la epistemologia de todo prejuicio con la filosofia y evitan, por ello, el uso de esta viltima palabra. A ello se han inclinado naturalmente aquellos que sélo reconocen como ‘inica forma de conocimiento el conocimiento cientifico, exeluyendo asi toda filosofia incapaz de someterse a un andlisis cientifico, y ademas con la condicién de que este mismo anélisis se realice a través de métodos cien- tificos. Otras razones, independientes de una posi- cién antifiloséfica, han actuado en el mismo sen- lopedia italiane sustituyy la palabra epistemologia por la de gnowologne Becsrete ta nyetpebe tolersells (iTohyeois ll mioess opm’ nan cualguice tipo de’ reiciéa entre epatemol M4 Felgh, Hi; Brodbeck, Me, Readings tw the philosophy of scence, phge. 31, ‘Century Crofts, Nasva York, 1953. 18 LA EPISTEMOLOGIA tido. En la época actual la epistemologia se aleja cada vex mas de los filésofos para pasar a manos de los sabios. Una de las caracterfsticas de la epis- temologia actual es, pues, la progresiva aceptacién de sus problemas por los sabios especializados; no se debe a una moda pasajera, sino a que las recien- tes crisis que han sufrido las diversas ciencias y las revoluciones por las que han pasado han obligado a aquellos que las practicaban a preguntarse por sus propios fundamentos. No es un juego de pa- labras decir, como Brunschvieg, que los progresos de la ciencia no son siempre progresivos, ya que también pueden ser reflexivos; en este mismo as- pecto G. Frey hace una distincidn entre los progresos lineales y los circulares’, Este progreso reflexivo 0 circular ilustra el desarrollo contempordneo de las epistemologfas que pueden calificarse de internas y regionales: internas ya que estan elaboradas por Sabios interesados; y regionales porque cada una se construye de acuerdo con las necesidades de una determinada ciencia. Desde principios de siglo, los matemiticos y no los filésofos se han preocupado por eliminar las antinomias y resolver las crisis de los fundamentos; a través de las vias y medios del formalismo logistico se reconocen las limitacio- nes internas de los formalismos. Sin embargo, el problema de la relatividad de la longitud, duracién y velocidad lo han tratado los sabios, y cuando Bergson quiso intervenir —sus primeros estudios se centraron, no obstante, en la mecénica— tuvo muy pronto que renunciar a ello. Poco después, Hleg6 a ridiculizarse mas de un fildsofo al pretender interyenir en la querella del indeterminismo en la humaine ot a causalité physique, pigs. 489-945 fncomchah, pigs 3B EL AMBITO 19 que se enfrentaban los fisicos de la teorfa de los cuantos. Por lo tanto, es cierto que la reflexién sobre la ciencia, reanimada actualmente por los impe mentos que surgian en el interior de la ciencia, tiende cada vez mis a replegarse en una disciplina cientifica, al aludir por una parte, a un instrumento de precisién el lenguaje logistico, y, por otra, al intentar multiplicar sus relaciones con los hechos, sean estos de origen histérico o de origen psicoge- nético. Sin embargo, aunque uno intente limitarse a lo que es propiamente reflexién sobre la ciencia, no puede desprenderse por completo de una de- terminada filosofia. Primeramente se constata que, en efecto, algunas de las grandes epistemologias de nuestro tiempo han permanecido estrechamente asociadas a una filosofia, tanto si la sugerian como si la confirmaban, determinéndola: por ejemplo, Meyerson, Cassirer, Brunschvieg, Eddington, Bachelard y Gonseth. Junto, o mejor, sobre las epistemologias regionales, subsisten problemas de epistemologia general que, seguramente, pueden ser tratados por el sabio, Be ase sobrepasan su privilegiada competencia especialista. En un momento de extrema dit sién del trabajo cientffico, una epistemologia in- terna puede ser al mismo tiempo general al re- ‘eurrir a una relacién interdisciplinaria en la que ¢1 filésofo no puede ser sustituido, o bien, en la que el sabio es sustituido por el filésofo. Por siltimo, epistemologfas internas y regionales dificilmente jen dejar de tratar, tarde 0 temprano, proble- que podrian calificarse de paracientfficos por hecho de que continiian siendo el motivo de jaracién de los sabios cuyos métodos no permiten oposicién; estos problemas también podrfan 20 LA EPISTEMOLOGIA Iamarse filoséficos, puesto que forman parte de la tradicién filoséfica. Sin duda alguna, el retorno reflexive sobre los principios y métodos de una ciencia no ocurre siempre en una filosofia. Asi, la metamatemitica de Hilbert o de Gadel, que es un discurso sobre el lenguaje matemético, actiia de acuerdo con los métodos formales, los de la légica matemitica. Debido al indefinido desdoblamiento de la reflexion —pues cualquier metalenguaje puede tomarse a su vez como objeto de un metalenguaje superior—, y a medida que vayamos clevandonos en la jerar- quia de los metalenguajes, iran reapareciendo pro- gresivamente, en las discusiones entre sabios y bajo formas nuevas, viejos problemas filoséficos; los sabios se separaran, como pobres filésofos, en dos clanes que no llegarén a comprenderse en los dos sentidos de la palabra: ni ponerse de acuerdo en una solucién ni comprenderse entre si. Un ejemplo particularmente instructivo nos lo ofrecen precisamente las ciencias l6gico-matemiticas: du- rante mucho tiempo se enfrentaron las certezas a las interminables controversias, tema de los filésofos. En un determinado nivel de reflexién y en lo que muy bien podria Hamarse filosofia de su ciencia, reaparecen en los légicos y matemiticos discusio- nes sin salida entre plat6nicos y nominalistas; dis- cusiones que son tan diferentes por su contexto y argumento como por su viejo problema metafi- sico sobre el que se enfrentaron ya en la Edad Media los realistas y nominalistas. Por un lado tenemos a Bolzano, Frege, Hermite, el Russell del comienzo y el actual Church; y por otro, a Helm- holtz, los vieneses, Quine y Goodman®. 4 En mu prefacio de Fondements dee matéma 1c de Gonteth (Blanchard, Pavia 1926), pags, VI-VIT, J- Hadamard habla de "cextraordinarie retornosn EL AMBITO : 21 Si se quiere distinguir a la epistemologia de la ciencia, habra que hacerlo por una diferencia de extensién, ya que la epistemologia es una parte de la filosofia de la ciencia y, hoy més que nunca, por su espfritu y métodos; seré también porque se ex- tiende en una zona intermedia entre la ciencia y la filosofia, Hegando al Kmite de ambas. III. —Epistemologia y metodologia gHay que considerar a la epistemologia y me- todologia como dos disciplinas distintas y simple- miente conexas, o al contrario, incluir a la metodo- logia dentro dela epistemologia como uno de sus elementos? E} Vocabulario de Lalande las considera por separado. En él se lee que la epistemologia «no es propiamente el estudio de los métodos cientificos, que es objeto de la metodologia y forma parte de la légican; sino que la epistemologia es «esencialmente el estudio erftico de los principios, hipotesis y resultados de las diversas ciencias». Asi, Ia métodologia surge de la légica, de la que seria una «subdivision». Actualmente esta division no es valida, debido especialmente a razones his- " toricas accidentales y ya muy pasadas de moda. Hacia 1900 en Ja enseiianza universitaria francesa, se acostumbraba dar a la palabra légica un sentido muy amplio?. Se la dividia en dos partes: la légica tee leeds achat teeters oe funtrovervian metafisen ididor en iealitas > aetualmente se comocen foxx, [a time clase atin, ne ctualmente, no deberiamor lgion de aquelia epoca, 22 LA EPISTEMOLOGIA general, que hace abstraceién de los objetos, mate- ria del conocimiento, y cuya parte principal es la 16- gica formal; y la l6gica especial o aplicada, que estu- dia los métodos propios de cada una de las diversas ciencias*. La metodologia se hallaba incluida dentro de la légica, como una de sus partes. Tal extensién de la palabra légica ya no concuerda con lo que hoy conocemos por dicha palabra. Aunque se ase- meje a ella, la metodologia no le pertenece en ab- soluto. Por ello, no hemos crefdo conveniente aiiadir aqui una ribrica sobre epistemologia y légica. Descartando la idea de que la metodologia forma parte de la légica, ghay que yuxtaponerla a la epistemologia? Es dificil hacer un estudio critico de los principios de las diversas ciencias, de «su valor y objetividad», como dice Lalande, sin pre- guntarse al mismo tiempo sobre la naturaleza y valor de los procedimientos a través de los cuales se forman las ciencias y legan a un conocimiento cientifico. Piaget destaca con razén que «la reflexion epistemolégica nace siempre con las “crisis” de esta o aquella ciencia y que sus “crisis” resultan de alguna laguna de ios métodos anteriores que van a ser superados por la aparicién de nuevos métodos»’, Integra, pues, el andlisis de los métodos cientificos a la epistemologia. En efecto, los dos tipos de investigacién dificilmente pueden disociar- se. Cuando H. Poincaré ponia de relieve el papel del razonamiento recurriendo a la aritmética, lo hacia con la metodologia; pero, con la importancia que en mateméticas han tomado la nocién de re- currencia y el uso de los procedimientos recurren- ciales es casi imposible no estudiarla en episte- ¥en, Jo, Lagu de Rabiar, que ata de 1886, ee Sta setter vere are EeAmprronipaws 5 2G ss mologia, relacionéndola con las restantes ciencias. En una de las més amplias corrientes de la episte- mologia contemporinea, la que surge del empirismo l6gico, se han multiplicado los estudios sobre la induceién, sobre las condiciones de verificacién 0 confirmacién de las proposiciones experimentales. sin pensar jamés en encontrar un punto de se- paracion. Debemos situar, pues, a la metodologia dentro del campo de la epistemologia, no dentro del de la légica. IV. — Epistemologia y ciencias del hombre Las ciencias del hombre, como tales, ofrecen a la epistemologia uno de sus objetos. En principio, su relacién con estas ciencias es parecida a la que tiene con las ciencias matematicas 0 con las de la naturaleza. En relacién con ellas la epistemologia se sitéa en un nivel superior desde donde las do- mina; ciertamente, las domina desde un nivel mis ‘© menos alto. Puesto que la reflexién epistemol6gi nace directamente de las dificultades del trabajo cientifico, se mantiene todavia muy cerca de lo especifico de este trabajo: por ejemplo, la episte- mologia interna de las mateméticas se ve fuerte- mente influida por el espfritu y métodos de las matemticas y parece completamente ajena a ciencias del hombre. Mientras que, por la misma raz6n, los anélisis a que pueden someterse y las ‘controversias con las que se enfrentan los historia- dotes, psicélogos, economistas o lingiiistas sobre mo abordar y conseguir sus estudios ain estan mmpletamente influidos por las investigaciones ismas, objeto de estas ciencias. Pero, por su 24 LA EPISTEMOLOGIA EL _AMBITO es naturaleza se distinguen, del mismo modo que una metaciencia se distingue de la ciencia sobre la que trata, Y mientras la reflexin se aleja de su objeto, abarcando un campo més amplio, va desligindose poco a poco de lo especifico de su objeto. La epis- temologia general, Ia relacionada con todas las ciencias, no afecta a las ciencias del hombre y, por ello, parece que no tiene relacién alguna con las matemiticas ni con Ia fisica. Pero las cosas no son tan sencillas. Podemos preguntarnos si en algunos aspectos, por un cam- bio completo de perspectiva, la epistemologia en su totalidad no dependeré de las ciencias del hombre. En primer lugar se constata, efectivamente, que ello se confirma en las instituciones sociales, al menos en Francia. Tanto en Academias, como en Universidades, como en el CNRS, el lugar de la cpistemologia esta junto a las Hamadas ciencias camorales» 0 chumanas». Bachelard ocupaba un puesto en la Academia de Ciencias Morales y Poli- ticas y tenfa la catedra de Ja Facultad de Letras y Ciencias Humanas. ;Representa un atraso en Jas instituciones, un fenémeno de supervivencia? No cabe duda alguna; pero también deben haber algunas razones menos accidentales, ya que con frecuencia dudan aun los mas indicados para «hacer cienciay de la epistemologia. Cabe recordar que Brodbeck, por ejemplo, de entre las cuatro ma- neras de filosofar contaba con la ciencia y, por su parte, abandona el estudio de sus relaciones con el sabio y con la sociedad, considerando a la ciencia como una actividad humana y un fenémeno social. Reichenbach asigna a la epistemologia tres tareas sucesivas!?: la primera surge de la psicologia y. tcichenbach, Tl, Experienes and prediction, § 1, University of Chiengo 1938. Press sociologia y se inseribe en el «contexto del descu- brimiento»; a continuacién, en el contexto de la justificacién» habria un trabajo de «reconstruccién racional» del proceso del descubrimiento; y por Wiltimo, una tarea esencialmente erftica, ya comen- vada en la reconstruccién racional, pero ahora completamente desligada de sus relaciones con los factores empiricos del descubrimiento. La tarea propia del epistemélogo seria la tercera; pero esta presupone la segunda y esta a su vex a la primera. Si lo hemos entendido, hay dos maneras, una d criptiva y otra critica para tomar a la ciencia como objeto de estudio: sea que exista a titulo de orden psicolégico, sociolégico ¢ historico; sea que pretenda aleanzar una verdad impersonal e intem- poral. Podemos considerar ajenas a la epistemologia la historia de la ciencia y la psicologia del descubri- miento cientifico, ya que pertenecen a las ciencias empiricas unidas al conocimiento de hechos que forman parte del marco espacio-temporal; mien- tras que el andlisis légico de la ciencia es de otra naturaleza. Para determinar esta primera opcién hay que tomar inmediatamente una segunda: se acusara la separacién entre ambos érdenes de investigacién? ; gse admitira que la epistemologia, completamente distinta de la historia, psicologia y sociologia, debe servirse, mis 0 menos amplia- mente, de informaciones que se le puedan propor- cionar? En el primer partido se han agrupado los epistemélogos unidos al empirismo légico. Sus tra- bajos tienen por objeto lo que hoy lamamos ciencia, es decir, la ciencia presente, lo que anula cualquier alusién a su historia pasada; en esta ciencia se toma como objeto de anélisis todo lo objetivo, o sea, su lenguaje, lo que descarta cual- 26 LA EPISTEMOLOGIA quier intrusién de clementos mentales. Esta ma nera de entender a la epistemologia ha sido expe- rimentada; pero no por ello han sido cerradas las demas vias de acceso. zAcaso, limitar su andlisis a la ciencia del siglo, rechazando la manera cémo esta se ha ido construyendo, no haria que gran parte de lo que le precede y le ha preparado, jncluida la cieneia clasica, retornara a una prehis~ toria de la ciencia, o al menos, a una especie de Edad Media cientifica? Y, por otra parte, gno se corre el peligro de caer en un extremo nominalismo al considerar tan sélo el significante, como si este se bastara a sf mismo y no tendiera aun significado? Por ello, también se puede retroceder y, ya que la ciencia es una obra del hombre, asociar a su ana- lisis los datos que las ciencias del hombre puedan darle, Hay que otorgarle, en consecuencia, otro concepto que se base en el anélisis epistemologico de datos histéricos 0 psicolégicos. Los epistemé- logos franceses prefieren, a menudo, el camino abierto por Whewell y Mach, sacando datos de la historia de las ciencias. Los autores que siguen a Hegel o a Marx tampoco se olvidan del desarrollo histérico nide las influencias sociales. Por otra parte, la ciencia ya no es propiamente lo que se Uice en los libros; esta en el espiritu del que sabe leerlos, y, primero, en el de quien los ha escrito. La epistemologia s6lo debe hacer una historiola anime, porque los pensamientos, al buscar la ver- dad, no se encadenan causalmente como hecho: no sabria desinteresarse totalmente de las estruc- turas mentales que favorecen o contrarian la apari- cién de las ideas cientificas. R. Berthelot estudi la mentalidad «astrobiolégica»; L. Rougier teriza las mentalidades «ontolégica», «animista», «simbolista»; R. Lenoble explica cémo el «naci- EL _AMBITO at miento del mecanismo», o sea, el espiritu cientifico moderno, ha exigido un esfuerzo muy dificil para desligarse del «naturalismo» del Renacimiento™: estos trabajos, de arden histérico y psicoldgico, no estén totalmente desligados del campo epistemo- logico. Si en la segunda parte de su carrera G. Ba- chelard realiz6, paralelamente a sus trabajos de epistemologia, investigaciones sobre la imaginacién poética que le valieron el interés de un amplio ptblico, no hay que olvidar tampoco que las ha anticipado en una obra sobre La formation de esprit scientifique, contribution a une psychanalyse de la connaissance objetive, en la que hace un andlisis de orden psicolégico con bases histéricas. En esta obra precisamente ofrece una aproxima- cién sobre una de las nociones de la epistemologi la de obstaculo epistemolégico. Al igual que Piaget podemos pensar que, aunque sin establecer un estricto paralelismo entre onto- génesis y filogénesis, el estudio de las fases por las que el nifio pasa ala Hamada edad de razén —en la civilizacin occidental es el momento en que el nifio adquiere las estructuras intelectuales que le permiten un pensamiento cientifico—, a veces puede provocar, por la experiencia, controversias epistemoldgicas sobre el origen de esta o aquella nocién cientffica, por ejemplo la de niimero; 0 bien, la de este’ aquel principio de causalidad. Todo ello se veré mucho més claro en el capitulo siguiente dedicado a las diversas nociones de la epistemologia. 1 Berthelot, R., La penstede A: do primero en fs Rae de métaphysine ae paralogiamer du rationale, Pe nsisanee da mdcanisme, ¥riny Ps AB Vein, Paris, 1938. robistogie, Payot, de morale, 1982 LA EPISTEMOLOGIA En cuanto al problema de las relaciones de la epistemologia con las ciencias del hombre, la posi- cién que nos parece mas adecuada es la siguiente: por una parte, no hay que limitar la epistemologia ‘a un andlisis cientifico, lo que seria provechoso, pero nos darfa un concepto reducido y parcial; hay que tener un campo de investigaciones mas amplio, siendo las principales investigaciones las que se centran en la construccién progresiva de la ciencia, nacimiento y desarrollo del espiritu cientffico, inves- tigaciones por las que es indispensable recurrir a las ciencias del hombre. Por otra parte, no hay que clasificar a la epistemologia entre las ciencias del hombre ni colocarla en el mismo plano que algunas de las ciencias en las que ella es objeto, incluso si en la practica no es siempre clara la distincién entre el fin y los medios, entre el propésito del epistemélogo y las ensefianzas que, para lograr su finalidad, pide a la sociogénesis y a la psicogénesis. Los epistemélogos americanos aluden generalmente en sus andlisis a las fuentes del lenguaje formali- zado: mas, por ello, no se debe considerar a la epistemologia como ciencia formal. Simétricamente, la frecuente alusién de los epistemélogos europeos a las fuentes de las ciencias humanas no parece raz6n suficiente para incluir a la epistemologia en dichas ciencias. En cuanto a los motivos de como- didad administrativa que estas nociones pueden suponer, evidentemente no deben figurar aqui.

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