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Resistencias

Los sindicatos afirman que es un adelanto del paro general de septiembre

Madrid colapsó por una huelga del metro

El gobierno nacional de Rodríguez Zapatero tuvo que hacer frente a otro


conflicto, además del paro de subte: un masivo paro general en todo el País
Vasco

Oscar Guisoni, desde Madrid


Página/12, Buenos Aires, 29-6-10
http://www.pagina12.com.ar/

Una virulenta huelga en el servicio de subterráneos dejó ayer paralizada la capital española. Los
sindicatos se negaron a poner en marcha los servicios mínimos, la policía intentó infructuosamente
asegurar al menos el servicio que conecta la ciudad con el aeropuerto y el gobierno de
centroderecha que gobierna la región anunció sanciones a los trabajadores. En el País Vasco un
paro general culminó con tres detenidos y multitudinarias manifestaciones en los grandes núcleos
urbanos. Desde las centrales sindicales advirtieron al gobierno socialista que lo visto es apenas un
anticipo de lo que se espera en septiembre, cuando se lleve a cabo la primera huelga masiva
contra la administración de Rodríguez Zapatero.

La huelga había sido decidida la noche anterior en una áspera asamblea sindical y el motivo
principal es el rechazo de los sindicatos al recorte del cinco por ciento de los salarios aplicado por
el gobierno de Esperanza Aguirre, auténtico halcón del Partido Popular con aspiraciones
presidenciales. Los trabajadores decidieron ignorar la obligación legal de mantener servicios
mínimos, algo inusual y calificado por la prensa local de “medida salvaje”, lo que transformó a
Madrid en un auténtico infierno. La red de subterráneos es una de las más grandes del mundo y
mueve cada día 2,2 millones de viajeros. Sin ella, la ciudad colapsó.

La respuesta del gobierno local, en coordinación con el ministro del interior de Rodríguez Zapatero,
Alfredo Pérez Rubalcaba, fue desplegar una cantidad inusual de policías e intentar
infructuosamente mantener el contacto con el aeropuerto internacional de Barajas. A dos días del
comienzo del mes de julio, inicio de la temporada veraniega en la península, el paro afecta los
intereses turísticos, núcleo duro de la golpeada economía española.

Mientras los sindicatos anunciaban que la huelga había sido un éxito absoluto –no circuló ni un
solo metro durante muchas horas– y exhibían su voluntad de continuar hoy con ella, el gobierno
nacional tenía que hacer frente a otro conflicto, esta vez un masivo paro general en todo el País
Vasco motorizado por los sindicatos nacionalistas. A tono con la tradición política vasca, a la
huelga no le faltó nada: piquetes en las entradas de polígonos industriales y grandes empresas,
carreteras cortadas, una catenaria de ferrocarril saboteada, escaramuzas con la policía,
manifestantes detenidos. Cada vez está más claro que con la llegada del verano no sólo se ha
recalentado la atmósfera. Según los sindicatos regionales, el paro tuvo un seguimiento del 75 por
ciento, el gobierno socialista en Bilbao lo cifró en el 22 por ciento de la actividad privada y un 8,65
por ciento en la administración pública.

Por si no fueran suficientes los problemas, las huelgas de ayer sorprendieron al gobierno del PSOE
mientras se encontraba enredado en la áspera disputa política que se ha abierto entre sus propias
filas a propósito de la sentencia del Tribunal Constitucional que dejó sin efecto parte del estatuto
autonómico de Cataluña. La reforma del “estatut” es una fuerte apuesta electoral de los socialistas
que gobiernan en Barcelona y que aspiran a renovar mandato en las elecciones de la próxima
primavera y el texto había sido impugnado ante el Tribunal Constitucional por el Partido Popular.
Luego de años de disputa y fallos que nunca llegaban a buen puerto, el lunes se conoció al fin la
sentencia que ha dejado satisfecho a Zapatero, preocupado al PP y muy enojados a los socialistas
catalanes, que la “acatan pero no aceptan”.

Con grandes frentes políticos y sociales abiertos, a nadie le sorprendió la caída de la Bolsa de
Valores. El Ibex madrileño cayó ayer el 5,45 por ciento, la tercera mayor caída de un año pródigo
en descensos vertiginosos. La causa, según los principales analistas económicos, es la fragilidad
de la banca privada. El BBVA, uno de los principales bancos del país, cayó el 7,24 por ciento y el
Santander, un 6,79 por ciento.
Pero los españoles mucha cuenta no se dieron porque estaban esperando a su selección, que
anoche se enfrentaba a Portugal. La espera ayudó a disimular molestias y temores de una jornada
desquiciada, la primera de lo que promete transformarse en un caliente verano político en la
península.

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Correspondencia de Prensa
29 de junio 2010
Colectivo Militante - Agenda Radical
Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay
redacción y suscripciones: germain5@chasque.net

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