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(Fabin Sevilla)
Espere al otro barco le grit un marinero al seor, hay uno cada media
hora! El seor, descorazonado, estaba regresando a la orilla cuando vio a su
nariz que, sobre un pauelo extendido en el agua, navegaba a poca velocidad.
As pues, no has subido al barco? Ha sido todo una broma? pregunt el
seor. La nariz miraba fijamente ante s, como un viejo lobo del lago, y no se
dign volverse siquiera. El pauelo navegaba dulcemente como una medusa.
El ojo de la ta Nen
(Bernardita Hurtado Low)
Ya de tarde, tristes y con las manos vacas, todos volvieron a casa, los
sobrinos hablaban de encargar a la capital un ojo de vidrio para la ta Nen, los
vecinos opinaban que a ella le sentaban muy bien las gafas de sol, la abuela
deca que sera mejor tener un ojo con hilo verde y la Cot ya pensaba en
dibujarle uno de largas pestaas, pero al llegar a la casa recibieron la primera
sorpresa, por la ventana abierta escapaba un concierto de violines, y en la
cocina, la ta Nen coma leche nevada y lea poemas de Neruda con sus dos
ojos bien puestos! S, el izquierdo y el derecho.
Desde entonces, todas las maanas podemos ver a la ta Nen que muy
temprano va de paso a contemplar vida con sus verdes ojos y por las tardes
riega las flores para llenar de color sus pupilas.