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1
Esta es la última parte de la serie de movimientos sociales publicada en la revista Política el 12 de
octubre de 1989 núm. 23.
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Véase el primer artículo de esta serie.
3
Eder, Klaus, Política núm. 12.
En su versión más reciente -después de sobrepasado el capitalismo concurrencial, el capitalismo
monopólico, la multinacionalidad o la transnacionalidad- , la nueva época de la posmodernidad supondría
nuevas formas de relaciones sociales, esta vez diferentes de las que existían en las etapas de la expansión
del capitalismo. Sin embargo ya ha pasado bastante tiempo -mediados de los años setenta- desde que se
anunció el paso de la transnacionalización de las relaciones de producción a su mundialización, pero este
proceso todavía no se ha cumplido 4.
De ahí que la idea de la existencia un nuevo sustrato en el que se mueven los sujetos sociales no habría
alcanzado el grado de realización deseado y las clases sociales mantendría todavía su existencia. Allí, los
movimientos sociales, no podrían sino compartir este sustrato con ellas. Sin embargo los cambios en las
relaciones de producción no se pueden minimizar. Desde los años setenta existen -efectivamente y en
forma cada vez más poderosa- lazos estrechos y profundos en el mercado mundial; al mismo tiempo, ha
sido necesario fortalecer a los Estados nacionales y -por consiguiente- a los acuerdos entre las clases
internas, a fin de presentar un frente común contra esa entelequia que significaría la burguesía mundial.
Sin embargo, la supuesta mundialización del mercado -con las consecuentes simplificaciones de la lucha
política- inmediatamente generó reacciones concretas y empíricas, que se relativizaron hasta convertirse,
en algunos casos, efectivamente en una ideología. El caso más significativo ha sido el de estados unidos,
que después de los años setenta ha debido establecer complejos mecanismos para defender su burguesía
criolla frente al desarrollo de empresas multinacionales, en las cuales ellos mismos son sus principales
protagonistas.
Este fenómeno no sólo ha ocurrido en los países desarrollados, Chile, por ejemplo a pesar de la férrea
dictadura y de haberse abierto -económica y políticamente - al mercado mundial, como ningún otro país
en el mundo, ha tenido que responder internacionalmente a acuerdos parciales entre sus clases y
fracciones de clase. Tan es así, que sectores importantes de la burguesía están dispuestos a abandonar a
Pinochet y a aliarse con aquellos sectores -antagónicos- que les permitan defenderse del crecimiento del
mercado mundial. Tanto en Chile como en Estados Unidos los movimientos sociales se han tenido que
adecuar a esta situación que los supera a nivel mundial: debido a la generalización de los intereses del
capital; y en su dimensión interna, a los sectores de clase cada vez más fuertes.
El Estado posmoderno.
Como expresión del desarrollo material (manifestada profusamente en el último tiempo), en el plano
político el análisis del estado de Bienestar no puede negar el carácter de clases de este Estado; más bien
lo afirma. Como lo hace notar Offe 5, dado el empate de fuerzas en una época de crecimiento económico
la colaboración de clases criticada tanto por la izquierda como por la derecha, es más el resultado de la
existencia de una lucha que de su desaparición.
Si bien la crisis mundial de los setenta podría cuestionar la viabilidad del Estado de Bienestar, no es
menos cierto que -como el mismo Offe lo destaca 6- tanto las alternativas neoliberales como las
socialistas no parecen tener los suficientes recursos de poder como para ser capaces de generar una nueva
situación política; más bien lo que se ve probable es la instauración de un nuevo estado de Bienestar,
sobre el replantiamiento del reparto de la riqueza nacional.
Si bien la reedición de este tipo de Estado pudiera ser cuestionable, lo que si es altamente improbable es
el establecimiento de una relación a escala internacional que haga prácticamente desaparecer a los
estados nacionales y por tanto asimismo a las relaciones de poder entre clases que lo sustentan. Lo que si
es cierto es que en este tipo de Estados han aflorado intereses de grupos y de clases que siempre
estuvieron presentes, pero que habían sido relegados por otros más prioritarios y vitales, ligados a la
producción y a la sobrevivencia. Estos intereses son los que han sido reivindicados por diversos grupos
4
Michalet, a mediados de los setenta, anunciaba que a fines de siglo más de la mitad de la producción
mundial se realizaría fuera de las fronteras nacionales, lo que llevaría rápidamente a la mundialización y
a la necesidad de plantearse un modo de producción planetario es decir un nuevo Capital (me refiero a
la obra de Carlos Marx). Le capitalisme mondial, Charles Albert Michalet PUF. 1976. En este mismo
sentido escribía Wladimir Andreff, Profits et structures du capitalisme mondial. Calman Levy 1976.
5
Offe, Claus. El poder del mercado, la legitimidad política o la fuerza organizativa, de la que por
ejemplo han gozado un grupo o una clase (sic) durante un largo tiempo puede limitarse...También puede
ser que otro grupo abra canales de influencia, genere nuevas alianzas o una posición hegemónica por
medio de la convocatoria a nuevos valores, ideales y visiones. El Estado social y el cambio político,
revista Política núm. 3, El Nacional.
6
Offe, Claus, ob. cit.
de la sociedad; pero, aunque no son exclusivos de ellos, ante la incapacidad de los partidos aparecen
particularizados por considerarlos también como intereses prioritarios y generales.
7
Bohórquez Garrido. Ob. cit. Este autor demuestra la cada vez más estrecha relación entre movimientos
sociales y partidos políticos. Es así como distingue las siguientes tendencias y ejemplos de grupos
adscritos a estas tendencias: Político sociales, Comité de Lucha inquilinaria del centro (CLIC);
Sociopartidistas, Unión Popular Valle Gómez (UPVG); Organizaciones Autónomas Partidistas, Unión de
Vecinos y damnificados 19 de septiembre (UVYD); Autónomas autogestoras, Unión de Colonias Trabajo
y Libertad (UCOTYL); Colaboracionistas Autogestoras, Centro de Estudios Tepiteños.
ensayo socialista con empanada y vino tinto vuelva a ser viable, a pesar del tiempo y de los actores
sociales demasiado conocidos.
En definitiva los movimientos sociales no son más que la expresión de un momento en el desarrollo de la
sociedad, íntimamente ligados a intereses de clase. Estos movimientos sociales han sido utilizados
ideológicamente tanto por el partidismo tradicional como por supuestos nuevos agentes de la política. En
un mundo en desarrollo, la absolutización de los sujetos sociales conlleva el riesgo del desvío de la lucha
de los intereses generales de un pueblo, en donde -naturalmente- debieran estar inscritos los intereses de
los movimientos sociales realmente existentes.