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2/256 20 cop La Argentina del Centenario. campo intelectual, vida literaria y temas ideoldgicos* Camas AuoasinaNo ‘Beara SARLO {SOMOS NACION? Es un hecho reiteradamente sefialado —por In critica ¥ por sus propias protagonistas-— que la generacién del ‘900 dooarrollé una actividad Itereria y propagunateticn cen toro a los temas del nacionalismo cultural, También parece ser una comprobacién undnimemente acoptada que, en. un procesa que cuuaienza con el modernismo y tiene st primera condensacién en os afios del Centens- rio, Is funcién del escritor adquicre perfiles profesiona- Jes. Lilentureros eolocar ambos fonémenoe en relacién de autoimplicecién, deseribiendo los nexos que en nues- ta opinién se establecen entre un conjunto de temas ‘deolégicoe, el agcenco de una nueva figura social —la el eseriter ‘profesional’ y Ia prospexidad correlativa de ‘ideologics de artista’. La emergencia de un campo intelectual? socialmente diferenciado formaba parte del proceso mas vasto da modernizacién que afectaba a la sociedad argontina y * Publieade en Mixpanérica, N¥ 25-26, 1960, 161 ‘que habia recibido su impulso mds resuelto desde In dé- ‘cada de 1880. El cielo politico y econémice inieindo bajo Ja primera presidencia del general Roca habfa compor- tado una modificacién profunda de las relaciones cconé- micas y de la estructura sotial, ast como un acelerado ‘proceso de urbanizacién en Buenos Aires y el érea lito- ral, Fl régimen politico que habia eristalizado bajo Ix gestidn de la llamada generacién del ochenta —liberal ‘en sus formas institucionales y oligérquieo en su funcio- namiento efectivo— fue el requisito de ese proceso y el ustodio de sus eomponentes basicos: Ja gran propieded terrateniente y su aliado, el imperialismo britdnico. ‘aeia Jos primeros afios del nuevo siglo ese movi- miento arrojaba todos sus resultados y consocuencias. Si, como se verd enseguida, la progresiva constitucién del eampo intelectual debe ser situada dentro de esta transformacién mds inclusiva, que generaba une mayor complojidad de las relaciones sociales y el surgimiento ae extegorias con funciones més especificadas, hay que obscrvar a eu vez que ese mismo proceso de transforma- ign de} everpo social habria de suscitar reacciones y respuestas diversas en las filas de Jas capas intelectua- Jes en formacién. Categoria socia) en proceso de defini ign, a 1a biisqueda todavia de la legitimaciOn ideol ca de aus funciones dontro de Ia divisién del trabajo, se desarzolla fuertemente condicionada por el control oli- garquico del aparato cultural. En su interior hallerfan ‘eco y problematizacién aspectos bésicos del ciclo histéri- co comenzado en el riltimo cuarto del siglo precedente. La més significativa de estas reaeciones —por le large repereusién de algunos de sus planteos, por el peso cul- tural de lae figuras empefiadas en ev difusign— fue la suscitada en tomo al tema de !a ‘identidad nacional’. La primera historia de la jiteratura argentina, el debate sobre el significado del‘Martin Fierro, que inauguré el capitulo de la critica culta del poema de Hemnéndez, y algunes libros claves del proceso intelectual argentino, we © 32 tionen su rats en ese fermento ideclogico que ha sido de- nominade también “primer necionalismo” o “nacionalis- mao cultural’ La inguietud por la identided nacional no era nueva, en las élites politico-intelectnales de In Argentina.) Ya en 1883, Sarmiento la habia procamado; *{Somos na- ign? ¢Naci6n sin amalgams de materiales acumulados, sin ajuste ni cimiento? Argentinos? Hasta dénde y des- de eudindo, bueno es darse cuenta de ello”, Pero la rea- nudacin de la cuestién en el periode del Centenario dio Tngar & un nuevo tipo de cristalizaciones ideologicas, al- ‘ganas de las cuales prefigurarfan el tono de la impug- nacién a que serfan sometidos, veinte aiios después, los valores politicos y culturales del liberalismo.* EL BORIZONIY WEOLOGICO Ahf tenemos, por una parte, la repercusi6n local de ‘ese proceso de “revisién de las certidumbres democréti- as, racionalistas y progresistas"® que so respira en las principales capiteles europeas desde fines del siglo XIX. Bn aquellos paises donde la burguesfa ha conquistado sa dominio con Ia implantacién del eonstitucionalismo libo- ral, sus efrculos dirigontes se dividen entre los que pro- ponen proseguir ef movimiento de democratizacién de la vida polftica y cultural y los que se muestras escSpticos ante el porvenir, atemorizados ante la escala creciente ol movimiento obroro y el desafio de socialistas y anar- quistas, Por otra parte, mniontras fracciones de la bur- guesia liberal giran hacia posiciones conservedoras, en Jos medios politicos y litorarios dal conservaduriemo tradicional, de inspiracién mds menos menérquica, te forjan muevos mitos para oponer a le cultura laica y po- sitivista y enfrentar In era de la potitien de masas. Por la sugestién que ejercaria en algunos de los propulsores do In reaccién nacionalista del Centenario, hay que ha- 163 ® (FO evsys Dr cer agt-mencién espacial del surgimiento de! naciona- lismo franeés, eatélico y mondrquico. Movimiento sin gravitacién politica, su irradiacién en los efrculos inte- Testuales no era ajona a la eficacia literaria de sus prin- cipales exponentes: Barrés, Maurras, Leén Dandet. En un alvel menos inmediatamente politico, set Temos el éxito mundano creciente de las flosofias ‘epiritualistas y de lo que se ha lamado “reaccién idealiste contra la cioncia’, Nietzsche, con au re- chazo del flistefamo moral de la sociedad burgue- say al lamado a edificar una civilizacin superior Fundada sobre una ética de sefiores, hacia fortuna on las diversas bodes literarias, 1a rioplatense entre ellas, ("No rocuardo quién doseubri tn to- mo de Nietzeche en la biblioteca del Municipio. ‘Nos volvimos todos nietsscheanos, Necesitaberios xeformar trgentemente la sociedad”)? Otro componente del clima ideolégico del diez, signi- ficativo para el objeto que estamos considerando, fue el hispanismo, El espiritu de conciliacién hacia Espafia y Ja reconsideracién de la “herencia espafiola’, que toms auge en toda Hispanoamérica particularmente después de la guerra hispano-norteamoricana, comportaban un viraje respecto de la tradicién liberal decimonénica ¥ abrirfan pase a una nueva visién del pasado, alimentan- do uno de los mitos de la hora: el mito de la raza." Bajo 4] influjo do esta nueva actitud, algunos intelectuales argentinos de la generacién del 900 leerdn en los escri- tos de Unamuno ode Ganivet su propia inquietud por la tradicién y el reclamo de un renacimiento del “alma na- ional”. En Ricardo Rojas y en Manuel Gélver esto seré transparente y explicito, Mencionemos, finalmente, a @ Ariel y el “arielismo”, una suerte de condensacién de va- ios de Jos temas ontmerados. 1 libro de Rodé —men- saje “a la juventud de América”— fue acogido con entu- sinamo on los cfrculos literarios del continente y ello obedecié al hecho de que més que difundir el conjunto 164 i 1 t FOSs ew rupee Row (uRvewn de t6picos después identificados con el “arietismo”, tavo Ja virtud de recogerlos y codificarlos en una visién de conjunto. Como es sabido, el contro de la obra do Rods constitu- ye una impugnacién de Ja civilizacion triunfante en los Estados Unidos, utilitaria y voleada a la bisqueda del pprogreso material. Ante ella, Ariel propone un ideal de vi- da desinteresada, donde se conjugan el mensaje moral el cristianismo con el esprit armocioso dela culture. ‘Sa ga. Paro este programe tico y eststico a ia ver, que ‘seria recibido eon complacencia también en los circulos de las oligarquias hispanoamericanas, iba acompaziado de otros tépicos no menos corrientes hacia el 900.8 Sin re- negar del liberalismo y asumiendo sus principios, Rods hhace elarmades advertencias contra loa peligros de la de- mocracia y 6] cosmopolitismo: “El presuroso crecimiento de muestras democracias por la incesante agregacién de ‘una enorme moltitud cosmopolita, por la efluencia iami- «gratoria, que se incorpora a un nticleo débil para verificar un activo trabajo de asimilacién y encauzar el torrente Jnamano eon los medios que ofrece Ia solidez secular de la estructura social, el orden politico seguro y los elementos de una cultura que haya arraigado intimamente, nos ex- pone en el porvenir a los peligros de 1a degeneracién de- ‘mocrética, que ahoga bajo la fuerza ciega del niimero to- da nocion de calidad, que desvanece en Ja conciencia de las sociedades todo justo sentimiento del orden, y que, i= rando su ordenacién jerdrquica a la torpeza del acaso, conduce forzosamente & hacer triunfar las més injustifl- cadas e innobles espiraciones"? LA MEDIACION DE LA HISTORIA ‘Todos esos elementos formaban parte del horizonte ‘ideolégico del Centenario. Tenerlos presentes puede ayu- dar a identificar de dénde se tomaron en préstamo cier- 185 tas nocidnes y ciertas entegorfas, pero no nos puede ex: plicar por qué se tornaron activas y operantes en deter~ minado segmento del campo intelectual. Fue necesaria a mediacidn.de un conjunto de circunstancias bistéricas para que un grupo de aeeritores argentinos buseara, ha- cia esos afios, en esos elementos del horizante ideol6gico, Jos medios para elaborar una respuesta a una realidad ue pexeibian como problemiitica. Veamos esto brove- mente. En primer término, el dato més ostensible: ta inmi- gracién, que habia llenado de extranjeros y de hijos de extranjeros las ciudades. Rsta presencis, que era obser- vada con aprensién creciente dentro de la élite de “viei criollos”, formaba parte, en realidad, de 1a polftiea pues- ta en préctica por las clases dominantes locales desde el tltimo tercio del siglo XOX. Tradveta el programa conee-_ ido ya por los hombres de la organiza nacional, que incufa la inmigracién como medio no sélo de poblar el desierto, sino también de borrar los buibitos que se iden- ‘fieaban: con e] caudillismo y la barbaric rural. Se trata~ ‘ba de crear “desde arriba” le sociedad civil que deberia convertirge en el soporte de un Estado nacional moderno de tipo eapitalista, Pero la inmigracién Uegarfa « la eampatia en escasa medida. El monopotio de I 08 de grandes propictario socal obstrlia el proseso Te ceso de colonizacién un dato predominantemente urban ee los extranjeros sobrepasarin en niimero a los habitan- tes nativos en la ciudad de Buenos Aires y tendrén tn peso docisivo en la composicidn demogréfica de las prin- ciples cindades del Hioral, Hacie 1910 el fendmeno es- £4 on su apogeo, La dimensién cuantitativa de la inmi- gracisn, sin embargo, no nos revelaria todos sus efectos si no la insertéramos en el conjunto de transformacio- nes que estaban modificando le articwlacion mnismna del mundo social y politico desile 1880: urbanizacién acele- 106 rada, modificacién de le estructura productiva y emer- gencia de clases y categorias sociales nuevas que susti- tufan la ostratificacién precapitalista precedente.!® En todo ello la inmigraciOn fue un ingrediente basico. Dicho en otros téxminos: no sélo se Uenaba de extranjeros e} espacio social, sino que la smplitud y la eonfiguracién ‘mieana de ese espacio cambiaba. Aunque como pais periférico y dependiente, la Angen~ tine creefa. Aumentaban las cifras de sus exportaciones, agropecuarias asi como la extensién de sus vias férreas; se secularizaban lag instituciones de la sociedad civil y el capital extranjero, después de la crisis de 1890, volvia a ‘mostrerse confiado en el orden de la replica oligérqui- ca, El Centenario de la Revolucién de Mayo celebraria es- tos triunfos. Pero los cambios habian introducido tam- biéa las tensiones, los conflietos y ol tipo de lucha de clases de! mundo capitalista. La protesta obrera, el anar- quismo, el sociolismo. También las demandas y presiones de las clases medias por democratizar el régimen politico y los eanales de acceso a las instituciones culturales. He- ‘ia 1910, 1a cucotion de Ja identidad nacional se hallaré centretejida con el eoo de esta nueva realidad. PROFESION: ARTISTA Eslos datos —-modernizacisn, secularizaciéa, inmigra- cién—extendioron su impulso transformador hasta la es- fera de los actividades intelectusles, Rasgos de lo que Jo- 86 Luis Romero lamé el “espfritu del Centenario”! —

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