lunes, 27 de mayo de 2002/ la voz de la escuela
> CONSERVACIÓN
Los limpiadores de la naturaleza
1. LOS EXTRAÑOS HÁBITOS
DEL ALIMOCHE
El alimoche (Neophron percnopterus), el representante más
pequeño de la familia de los buitres, se ha hecho famo-
so por dos peculiaridades: la primera, su llamativo rostro
amarillo, que consigue gracias a un «maquillaje» a base
de pigmentos carotenoides. La segunda, más sorpren-
dente todavía, sus hábitos coprófagos. Vamos, su querencia
por comer las heces de vacas, ovejas, y demás ungulados.
Recientemente, científicos españoles del Departamento
de Biología Aplicada de la Estación Biológica de Doña-
na han demostrado que ambas características están ínti-
mamente ligadas: los alimoches obtienen estos pigmen-
tos amarillos tan «favorecedores» a partir de su dieta de
excrementos. Un trabajo que ha sido publicado por la
prestigiosa revista Nature el pasado 25 de abril.
Pero, ¿por qué los alimoches se comen los excrementos
de otros animales?, ¿qué es lo que aportan? En princi-
pio, problemas en forma de riesgos de infección, debido
al alto contenido en parásitos que presentan. Además, las
heces son una fuente muy pobre de los principales ma-
cronutrientes —contienen menos de un 5% de proteínas
y por debajo de un 0,5% de grasa—. Pero, eso sí, incor-
poran importantes cantidades de carotenoides, unos mi-
cronutrientes, que además de función colorante presen-
tan propiedades inmunoestimulantes y antioxidantes. Los
vertebrados no los pueden sintetizar por sí mismos por lo
que deben adquirirlos a través de la dieta.
Pero no se trata de la única fuente de carotenoides
disponible. De hecho, los alimoches también adquie-
ren estos pigmentos a partir de las yemas de los hue-
vos y de insectos como los saltamontes. Y aquí es donde
llega lo más chocante del caso porque ya no es que no
haya otras fuentes de carotenoides disponibles, que las
hay. Ni tampoco que recurran a las heces para conse-
guir cubrir la cuota necesaria. No, porque la pasión que
demuestra el alimoche por el picoteo de deyecciones le
aporta una cantidad de carotenoides en su dieta muy
superior a la que necesitan para estar sanos. Y teniendo
en cuenta que los excrementos son un riesgo en for-
ma de infecciones parasitarias… es como si les gustase
regodearse en la mierda.
CHULERÍA
El consumo abusivo de este pigmento tiene una moti-
vación clara: la intensa coloración amarilla que los ali-
moches ostentan en su rostro desempeña un papel es-
telar tanto a la hora de encontrar pareja como para
establecer una jerarquía. Y aquí es donde viene lo más
chocante. El mensaje que proclama no es, como cabría
esperar, «mira qué guapo estoy de amarillo». No. Es mu-
cho más retorcido y viene a decir algo así: «Estoy tan fuer-
te y sano que me pongo amarillo de excrementos sin que
me produzcan ningún tipo de infección. Y voy tan so-
brado y soy tan chulo que me puedo permitir andar per-
diendo el tiempo en busca de heces sin apenas valor nu-
tritivo porque, para mí, encontrar comida, no supone
dificultad alguna».
2. UN CONEJO
NO ES UNA VACA
A pesar de que la coprofagia es una práctica extraña
entre las aves, donde, además del alimoche, tan sólo
unas pocas especies de pájaros cantores recurren a
ella como sistema para mantener limpio el nido, hay
algunos animales que no tienen reparos en comerse
sus heces… o las del vecino. Cada uno expone sus pro-
pios motivos. He aquí algunos ejemplos:
Un conejo no es una vaca. Hay aspectos en los que
se parecen, como es el hecho de compartir una die-
ta bastante pobre en nutrientes y muy «indigesta» de-
bido a su alta proporción en fibra soluble. Y hay otros
aspectos que los diferencian. Uno de ellos es el ta-
maño. Incluido el de su aparato digestivo. Todo un
problema en el caso del conejo a la hora de extraer
el máximo rendimiento de su comida. Así que Bugs
Bunny y compañía han optado por una solución que,
socialmente, puede que no esté muy bien vista, pero
que a él le ofrece buenos resultados: hacer que los ali-
mentos pasen una segunda vez por el intestino
para un mejor aprovechamiento. Y eso pasa por
comerse sus propias heces. Y ya puestos, apro-
vechan para ingerir simultáneamente
las vitaminas que produce su flora in-
testinal durante el proceso de fermen-
tación. Toma simbiosis.
LEMURES
Pero los conejos -y también las liebres- no
son los únicos animales a los que el
sistema digestivo no les da más
de sí. Todo lo contrario,
éste es un problema
bastante extendido
entre animales ve-
getarianos de pe-
queño tamaño.
Incluso entre al-
Al alimoche se le conoce
popularmente como churretero o
moñiguero debido a sus
sorprendentes hábitos alimenticios
ciencias < 4 y 5>
guno de nuestros primos lejanos, como los
lemures del género Lepilemur, seguidores
de una dieta basada en hojas de difícil
digestión y a los que no les queda más
remedio que ingerir sus propias heces pa-
ra exprimir todos los nutrientes.
PERROS
Uno de los casos más desconcertantes de
coprofagía es el que protagonizan los pe-
rros, muchos de los cuales desarrollan el
hábito de ingerir excrementos, tanto los
suyos propios como los de otros «colegas»
e incluso otras especies. Un comporta-
miento para el que todavía no se ha en-
contrado una explicación definitiva, y en
torno al cual etólogos y veterinarios es-
grimen un puñado de posibles causas. Des-
de desequilibrios mentales como aburri-
miento, ansiedad, confinamiento o estrés
hasta algún tipo de trastorno ali-
menticio en forma de
deficiencia vitamínica o
enzimática, diabetes,
etcétera. Pasando por la
demanda de afecto.
TORTUGAS
Si a una dieta funda- Los científicos no
mentalmente verde —y por tanto, se ponen de
con ciertas carencias que hay que acuerdo sobre las
cubrir por otras vías— le suma- causas de la
mos el hecho de que los desier- coprofagia de
tos no son precisamente paraí- animales tan
sos alimenticios se empieza a extraños entre sí
entender por qué las tortugas como la iguana, los
del desierto (Gopherus agas- lemures, el conejo
sizzi) no dudan en llevarse de monte y la
a la boca los excrementos liebre, los perros o
de otro para subsanar al- la tortuga del
guna demandas nutricio- desierto.
nales de su organismo.
LA MOSCA DEL ESTIÉRCOL
Tal vez a muchos os sorpren-
da saber que la popular mosca
del estiércol (Scatophaga sterco-
raria) no es coprófaga. O al menos,
no tanto como se podría suponer a 3. EL REY DE LOS ganar fama y prestigio de hacendosos jardineros debido a su que se le venía encima. Con el tiempo, los pastos quedaron
tenor de tan sonoro nombre. Porque si capacidad para limpiar los campos con rapidez y eficiencia. plagados de excrementos que impedían el crecimiento
bien las larvas sí que se alimentan de la COPRÓFAGOS Las heces que entierran abonan el suelo y aumentan su po- de la hierba o la degradaban, haciéndola incomible para
materia fecal —he ahí el motivo por el que Sin ningún género de dudas, si hay algún animal que rosidad, lo que repercute en un mejor desarrollo de la ve- el ganado. Los montones de estiércol acabaron siendo ex-
vemos a estas moscas acudir en tropel a los merece el título de maestro de la coprofagia ese es el es- getación. De este modo también se limita el número de mos- tensos y desagradables criaderos de moscas. El problema se
excrementos, no para consumo propio, si- carabajo pelotero. Y en este caso, también sus razones había convertido en una monumental crisis económica y
no para preparar la guardería de sus futuros son incontestables: Su fuente de alimento son las proteí- ecológica que todos los años volvía baldías más de 2 millo-
retoños—, los adultos son unos consumados nas abandonadas y las bacterias que se desarrollan en los nes de hectáreas de pastos, al tiempo que las poblaciones
cazadores de otras moscas e excrementos de los animales vegetarianos, que no dudan El escarabajo pelotero tiene el de moscas alcanzaban proporciones epidémicas. ¿Cómo
insectos. en recolectar formando pelotas que empujan hasta su gua- cuerpo ancho y color negro. Son era posible si en Australia había escarabajos peloteros? Lo
rida para después darse el banquete. Para los escarabajos fáciles de reconocer por la que no sabían los colonos es que las variedades nativas só-
peloteros la importancia de las inmundicias ajenas ha lle- costumbre de elaborar en parejas lo gustan de las deyecciones pequeñas, duras y redondea-
gado a trascender incluso el ámbito alimenticio para una bola de estiércol en la que la das de los animales del país, y no podían encargarse de las
convertirse en una filosofía vital. Toda su vida gira en tor- bovinas, mayores y más blandas. Pero a grandes males, gran-
hembra deposita un huevo
no a la mierda: los machos se afanan en formar las bolas des remedios. La solución pasaba por la importación de
más grande con las que impresionar a las hembras, y cuan- otras variedades de escarabajos peloteros habituados a
do lo consiguen no dudan en regalársela a modo de pre- manejar este tipo de materiales de alto riesgo. Y los más cua-
sente de bodas… y también como garantía para su pro- cas dañinas y se destruyen los huevos de los parásitos, lo lificados eran los africanos. Acostumbrados a los desechos
genie ya que la hembra deposita los huevos sobre ella que frena la propagación de enfermedades bacterianas. de los elefantes, aquello sería un juego de niños para
sabedora de que, cuando nazcan, los pequeñuelos estarán Ese mismo prestigio fue el que hizo que en una ocasión los ellos. Y hasta allá se los llevaron. Y por allá siguen laboran-
bien alimentados. granjeros australianos, desesperados, reclamasen su ayuda. do para tranquilidad de los granjeros.
Y por si no fuera suficiente, y a diferencia de la mayoría de Cuando se introdujo por primera vez el ganado vacuno en
los animales coprófagos, sus hábitos culinarios les han hecho Australia, los colonos poco podían imaginarse el problemón > Miguel Barral