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Primera edicion, 1997 D.R. © 1997, Universidad Nacional Autonoma de México (CRO DE INVESTIGACIONES INTERDISCIPLN EN 'Y HUMANIDADES ‘Ciudad Universitaria, 04510, México, D.F. Impreso en México/Printed in Mexico ISBN 968-36-5935-7 BIODIVERSIDAD, NATURALEZA Y CULTURA: LOCALIDAD Y GLOBALIDAD EN LAS. ESTRATEGIAS DE CONSERVACION* Arbore Escobar Mas de la quinta parte de las especies que existen hoy en la tierra esta en peligro de desaparecer antes del afio 2020. Estamos en el umbral de un gran epi- sodio de extincién, comparable en la escala geologi- ca al que tuviera lugar al comienzo del Cretaceo hace 66 millones de afios y que viera desaparecer a los dinosaurios y a muchas otras especies de vida. Al contrario de los cinco antiguos periodos de extin- cion masiva —causados por grandes explosiones volcanicas, el movimiento de las placas continenta- les o inmensos meteoritos—, el actual es causado por la actividad humana. Al menos 12% de las espe- cies de mamiferos y 11% de las especies de pajaros fueron clasificados en peligro de extincién en 1990, y hasta el 10% de todas las especies podria estar “Arturo Escobar es antropélogo, profesor asociado de la Universidad de Massachussetts, Amherst, Estados Unidos. condenado a desaparecer por década entre 1975 y el 2015. Gran parte de esta pérdida tendria lugar en los bosques tropicales de Asia, Africa y América Latina, los cuales albergan al menos e! 50% de todas las especies conocidas de plantas y animales del mundo. 50 mil hectareas de dichos bosques sucum- ben cada dia a las actividades destructivas del hom- bre; 20 millones por afio; 600 mil de ellas en Colombia, 600 mil en México. Solo le toma diez minutos a un hombre, usando una sierra eléctrica, cortar un arbol de 10 metros de diametro y mil afios de existencia. Asi de facil se va la vida.! Esta “perdida de la biodiversidad” —como se la ha bautizado recientemente en los cada dia mas numerosos foros internacionales y tratados cientifi- cos sobre el tema— es alarmante no s6lo por su magnitud sino por sus implicaciones para la especie y ordenes humanos. Las razones para deplorarla y tratar de detenerla van desde las pragmaticas hasta las éticas. Nuestra dependencia de la naturaleza es atin considerable; la alimentacién, la medicina, y muchas otras necesidades humanas dependen de ella. Las ganancias economicas que dejarian de per- ibirse si los bosques tropicales desaparecieran serian inmensas; mas del 40% de todos los medica- mentos del mundo contiene ingredientes activos derivados de plantas tropicales, y el valor anual de éstas asciende a 40 billones de dolares; la cura para enfermedades tan horribles como el linfoma Hodg- kins y la leucemia infantil se logré a partir de plan- tas tropicales; una de cada diez plantas podria con- tener ingredientes activos contra el cancer. Otros usos de los bosques no son menos criticos: 2 billo- nes de personas en el Tercer Mundo dependen de la ; ‘ lefia para cocinar y de los productos de los bosques para sobrevivir; millones de toneladas de dioxido de carbono son absorbidas anualmente por los bo: ques del mundo, al tiempo que millones son emit das por la deforestacion acelerada. Un papel similar juegan otros dos ecosistemas igualmente amenaz: dos, los manglares y los arrecifes coralinos, esen- ciales para la reproduccién del mundo acuatico. Nuestro conocimiento de la biodiversidad es pre- cario. Solamente 1.4 millones de especies han sido clasificadas por la ciencia moderna, de un estimado total que oscila entre los 10 y los 100 millones. Los bosques tropicales son una verdadera biblioteca genética que se esta perdiendo para la humanidad y la ciencia a pasos agigantados. Con ellos también perece el sofisticado conocimiento farmacologico, botanico y alimenticio de la biota que poseen los chamanes, curanderos y poblaciones nativas de es- tos ecosistemas. Es necesario documentar y preser- var tanto este conocimiento como las especies, asi sea en “bancos de genes”, antes de que desaparez- can. Mas aun, se impone una gran aventura cientifi- ca y social para detener la destruccion sistematica de la vida. Estas y muchas mas son las cifras y argumentos que se esgrimen para crear conciencia sobre el nue- vo problema —la “pérdida de la biodiversidad”— y para justificar grandes proyectos para contenerla. La irrupcion de la biodiversidad en el teatro mun- dial del desarrollo y la ciencia es muy reciente. Apa- rece a finales de la década de los 80 en los circulos de la conservacion biologica, y alcanza su concre- cion mas alta en dos documentos clave: Estrategia global para la diversidad, publicado por el World Resources Institute (wei, Instituto Mundial para los | Recursos Naturales), localizado en Washington, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (puma), y la Unién Internacional para la Conservacion de la Naturaleza (uicn, recientemente convertida en World Conservation Union); y la Con- vencién sobre Diversidad Biolégica, firmada por 154 paises en la “Cumbre de la Tierra” de Rio de Janei- To en junio de 1992, y ya ratificada por muchos. Desde antes de su aparicién oficial, ya estos docu- mentos habian motivado airadas criticas por parte de intelectuales y activistas del Tercer Mundo, para quienes la conservacién de la biodiversidad se pro- yecta como un monopolio de institutos y agencias localizadas en los paises ricos del Norte, controla- das por éstos.? Se vislumbran de este modo dos posiciones polarizadas, aunque no independientes ni mutua- mente excluyentes: por un lado, la posicién encar- nada en los documentos mencionados, para la cual Ja conservacién de la biodiversidad sélo puede ase- gurarse a partir de su estudio cientifico y utilizacion econémica en forma sostenible; esta utilizacion se lograria a través de proyectos integrados de conser- vacion y desarrollo gerenciados por entidades com- petentes, cuya productividad esté regida por la bio- tecnologia y su rentabilidad resguardada por estric- tos derechos de propiedad intelectual, tales como las patentes. Por el otro, aquéllos para quienes este tipo de propuesta encarna una nueva forma de “bioimperialismo”, la privatizacion de la naturaleza para beneficio de los habitantes del Norte y el des- pojo a las comunidades locales de sus recursos ancestrales. En este trabajo pretendemos resefiar 10 ambas posiciones y analizar varios temas de espe- cial importancia dentro de la problematica de la bio- diversidad, cuales son los derechos de propiedad intelectual, la biotecnologia, la relacion entre género y biodiversidad, y el caracter de los conocimientos locales e indigenas de a biodiversidad. Comenzare- mos por analizar la definicién misma de la biodiver- sidad como una instancia del conflicto. EXISTE LA BIODIVERSIDAD? NATURALEZA, LENGUAJE Y REALIDAD SOCIAL “La biodiversidad —dice uno de los bidlogos lideres mundiales en la materia— es la clave de la perma- nencia del mundo como lo conocemos” (Wilson 1992: 15). No es dificil entonces imaginar por qué la cuestién de la biodiversidad ha motivado tanto inte- rés entre tanta y tan diversa gente: ambientalistas, ecdlogos y ecécratas, bidlogos y bidcratas, desarro- llistas, geneticistas, agricultores, quimicos, politicos, campesinos, activistas, lideres religiosos, companias multinacionales de semillas, alimentos y farmacos, e infinidad de organizaciones no gubernamentales (oNGs). Todos estos actores han sido tocados por la causa de la conservacién de la biodiversidad y moti- vados a unirse al coro de discursos sobre ella. Un sentido de urgencia prevalece en las discusiones, lo cual no siempre favorece el analisis de alternativas, sino mas bien a los que mas y mas fuerte hablan, es decir, a los que detentan el poder de la ciencia, el capital y la politica. Una nueva élite de expertos en. aL biodiversidad ya se esta haciendo sentir en todos estos foros. {Pero existe algo llamado biodiversidad, distinto y diferente de la infinidad de seres vivos —plantas, animales, microorganismos, homo sapiens— con todas sus interacciones, intercambios, deseos, ener- gias, visibilidades e invisibilidades, cocreaciones y mutuas destrucciones? El hecho de nombrar una nueva realidad nunca es inocente. Desde dénde se le nombra? {Qué vision del mundo refleja y pone en movimiento? {Por qué se inventa ahora una nueva forma de nombrar la vida, precisamente en el ocaso de un siglo que ha visto niveles y tipos de destruc- cién sin precedente? ;Qué esta en juego en este nominalismo, y para quiénes? {Cual sera la produc- tividad del nuevo discurso? No en vano hay confu- sion sobre qué es la biodiversidad. Significa algo muy distinto para un bidlogo que para un ejecutivo de una compaiiia farmacéutica o un poblador del bosque tropical hamedo. Veamos como. Se entiende la diversidad biolégica —reza el Articu- lo 2 de la Convencién sobre Diversidad Biolégica de Rio— como Ja variabilidad de organismos. vivos de cualquier fuente, incluidos, inter alia, los ecosis- temas terrestres y'marinos 'y otros ecosistemas acuaticos y los complejos ecologicos de que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada espe- Ge, entre las especies y de los ecosistemas. Mas concretamente, desde el punto de vista de la biologia moderna se habla de varios niveles de di- versidad biolégica: la diversidad genética, la diver- sidad de especies y la variacién de individuos y poblaciones dentro de una especie biolégica dada, 12 y la diversidad de ecosistemas. Algunos agregan a esta lista la diversidad funcional, refiriéndose a las diferentes funciones que cumplen distintas especies dentro de un ecosistema dado (wri 1993: 147). versidad genética, diversidad de especies y de indi duos dentro de una especie, y diversidad de ecosis temas constituyen la base de la clasificacion y estudio de la biodiversidad por la ciencia moderna. Para un “cazador de genes” al servicio de una multinacional farmacéutica, la biodiversidad es algo muy distinto; su percepcion de las especies estara filtrada por la posible utilidad médica 0 bio- quimica de ellas. Su relacién con las comunidades locales se reducira a obtener informacion sobre los usos actuales de las plantas. Por iiltimo, para las po- blaciones de los bosques tropicales, la biodiversidad atin no existe. Una concepcion muy distinta del bos- que rige la vision y la practica del entorno, como bien lo expresa un poblador tailandé: El bosque es la fuente de las corrientes de agua que usamos para beber y cultivar. Nos proporciona materiales para construir casas y herramientas. Pre- servamos el bosque para que cada afjo, cuando haya necesidad de reparar el Muang Faai (sistema tradi- cional de irrigacion), haya un lugar donde encontrar la madera necesaria. Vamos al bosque todos los dias a recoger lefia; lo usamos para poner a pastar a nuestras vacas y biifalos, para recolectar bambi, hongos comestibles, frutas y verduras. Cuando nos enfermamos, dependemos del bosque para las hier- bas medicinales. Reparamos el techo de nuestras casas con materiales del bosque; alli encontramos lo que necesitamos para la vida. El bosque nos ha rega- lado sus bondades, y por eso lo respetamos. (cit. en. 13 Como veremos, esta vision es profundamente lo- calizada, nacida de la practica diaria, e inmersa en una relacién estrecha entre historia, identidad y bos- que. Muy distinta es la concepcion abstracta y globa- lizante de biodiversidad como objeto de estudio cientifico 0 como fuente de “productos” y ganancias. éPueden estas concepciones ser reconciliadas? :Pue- de establecerse un didlogo fructifero entre elas? De- safortunadamente, las tendencias dominantes no son conducentes a este propésito. EI nuevo término, “biodiversidad”, ha perdido toda especificidad en cuanto a lugar, tiempo y contexto y se basa en una mera simplificacion te6rica aditiva, Las especies se han convertido en cantidades en vez de retener sus cualidades especificas ¢ irremplaza- bles. Esta pérdida terica allana el camino para la substitucion econémica de especies, 10 cual solo conduce a la pérdida real de las especies. (Weizsac- ker 1993: 124) Solo a partir de una definicion donde la locali- dad no cuente puede lanzarse una estrategia que asegure la incorporacion progresiva de comunida- des y especies a los mercados mundiales de la bio- diversidad. Pero el didlogo tampoco es una tarea completamente imposible. En algunos espacios, como veremos, se propicia. Digamos entonces que no existe la biodiversi- dad en sentido absoluto; estamos ante un concepto que —como el desarrollo sostenible en sus dias— busca articular una relacion especifica entre natura- leza y sociedad. La biodiversidad se erige como una nueva interfase entre Estado, naturaleza y sociedad y queda inmersa a su vez en el espacio de la econo- mia mundial. Es tarea del pensamiento critico el discernir qué tipo de articulacién se urde, asi sea presentada como algo natural y neutral. Las concep- tualizaciones actuales de la biodiversidad no son inocentes; se construyen a partir de experiencias historicas y culturales que se esconden en su seno. Tanto como el estudio de los aspectos biologicos 0 ‘econémicos, entender la biodiversidad demanda un anilisis cultural de las premisas que le dan basa: mento. Enfrentaremos las dos concepciones princi- pales —la biodiversidad desde el capitalismo y la Ciencia, por un lado, y la biodiversidad desde la au- tonomia cultural y el derecho a la diferencia, por el otro— para saber qué nos puede ensefiar la una acerca de la otra. LA BIODIVERSIDAD DESDE EL CAPITAL Y LA CIENCIA Sugerir que el capital y la ciencia constituyen una plataforma conjunta para pensar y tratar la biodi- versidad no es afirmar algo obvio. La modernidad ha considerado a la ciencia como un conjunto de verdades objetivas independiente del contexto his- torico. Sin caer en la simpleza de. aseverar que la ciencia siempre esta “al servicio del capital”, es ne- cesario resaltar, como lo han demostrado estudios criticos recientes, que ni siquiera la ciencia escapa a la historia; la ciencia es también un constructo so- cial? Este juicio es igualmente valido para los conocimientos no‘ modernos, que propician orde- 15 nes sociales no capitalistas. El ecélogo mexicano Enrique Leff (1986) ha argumentado que en las sociedades modernas la acumulacion de capital requiere la articulacion de las ciencias al proceso productivo, de tal forma que el conocimiento de- viene en parte de las fuerzas de produccién. Esto no equivale a reducir la ciencia al capital sino a reconocer su relacién dialéctica y ambigua. Esta relacion es cada vez mas reconocida por los mismos cientificos; como lo afirma uno de los bidlogos mas celebrados del momento al referirse al papel del conocimiento en la extraccién de mate- rial genético del Tercer Mundo durante casi un siglo, “los cientificos académicos son parte integral del proceso de extraccién” (Janzen 1992: 50). Es también visible en los nuevos discursos de la bio- diversidad. Un reporte del wri de gran influencia (1993), dedicado al concepto de la “prospeccion de la biodiversidad” y el uso de recursos genéticos para el desarrollo sostenible, abiertamente propo- ne poner el conocimiento cientifico al servicio del capital de las compahias farmacéuticas, entre otras. Nace un nuevo experto, dice el reporte el “prospec- tor de la biodiversidad” (biodiversity prospector). Estos serian bidlogos, taxonomistas, o simples reco- lectores de muestras de plantas y otras especies cuyo material genético o bioquimico pudiera resul- tar en valiosos productos comerciales. Para el wri, estamos ante una verdadera “carrera de genes” (gene rush), similar a la carrera del oro en la Cali- fornia del siglo xx. Bien Hevada a cabo, la bioexploracién puede contri- buir a cumplir tanto los propésitos de la conserva- cién como los de la economia, y al mismo tiempo 16 incentivar los avances médicos y agricolas necesa- rios para combatir las enfermedades y sostener los crecientes nimeros de humanos. (wrt 1993: v) Aunque ni la Estrategia global ni la Convencion usan este mismo lenguaje, su razon de ser es la arti- culacion de economia, Estado y biodiversidad. Asi lo deja entrever el subtitulo de la Estrategia: “Pautas de accién para salvar, estudiar y usar en forma sos- tenible y equitativa la riqueza bidtica de la tierra”. Se prevé que esta articulacion sea obtenida a partir de ciertas innovaciones institucionales, gerenciales y tecnol6gicas. Se admite que los recursos biolégi- cos tienen valor social, ético, cultural y econémico (wai/uien/PNuma 1992: 23); se asegura que se debe conservar la biodiversidad “como cuestion de pri cipio, de supervivencia y de beneficio econémico” (McNeely 1992: 15); y se afirma que “la conservacion de la biodiversidad es una preocupacion de toda la humanidad” (Convencion sobre diversidad biolégica, preémbulo). Sin embargo, al menos el 90% de la mayoria de los documentos sobre la biodiversidad escritos desde esta perspectiva esta dedicado a aspectos cientificos, economicos e institucionales; las cuestiones éticas, culturales, y de las poblacio- nes locales no pasan de una mencién piadosa. Es, pues, una vision desde la cumbre del poder, que reproduce la vision del mundo compartida por aquellos que lo rigen. Es por esto que, ya en nuestro medio, se concluye un estudio con la admonicion de que “tenemos que hacer comprender a nuestros dirigentes que la conservaci6n y uso sostenible de la biodiversidad puede llegar a convertirse, para el pais, en su mejor negocio” (Rodriguez Becerra 1993: 17 268). La pregunta critica pertinente aqui seria: éMejor negocio de qué tipo? {Para quién? Tratemos de resumir el enfoque dominante del problema. Este generalmente incluye, después de la declaracién de principios, los siguientes puntos: un somero enunciado de las causas de la pérdida de la biodiversidad, incluyendo las razones por las cuales es importante conservarla; una formulacion de estrategias para la conservacidn; y la estipulacion de las medidas cientificas, institucionales y econd- icas necesarias para desarrollar la estrategia. De ‘acuerdo con el caracter del documento, éste puede incluir discusiones sobre el estado del conocimien- to cientifico, el papel de la biotecnologia y los de- rechos de propiedad intelectual (a ser discutidos en secciones subsiguientes), la cooperacion econémica y tecnolégica entre paises desarrollados y paises pobres econémicamente pero ricos en material ge- nético, el caracter de las politicas nacionales, los posibles usos de los recursos biolégicos y los meca- nismos econémico-tecnologicos que harian posible el uso sostenible de dichos recursos.° El listado de causas de la erosion de la biodi- versidad generalmente incluye causas inmediatas y secundarias, sin iluminar la relacion de éstas con Procesos socioeconomicos mas profundos —asi se mencione de paso como factores causales la exis- tencia de “desigualdades entre paises ricos y pobres” y los efectos de ciertos programas de desa- rrollo—. Las “amenazas a la biodiversidad” mas nombradas son la pérdida de habitats por la expan- sion de actividades humanas, la introduccion de especies en habitats no propios y la fragmentacion que ocurre cuando las especies nativas son reduci- 18 das a pequefias areas silvestres (wri 1993: 149-151). ‘También se mencionan la degradacién de los entor- nos por destruccién de vegetacién, el incremento en Ja poblacion y Ja deforestacion. Al hablar de la reducci6n del pool genético, se mencionan el creci- miento de la poblacion, la pobreza, el consumismo (los McDonald’s gringos, por ejemplo, compran car- ne de ranchos en América Central que antes eran bosques) y los cambios climaticos como la fuente del problema, y la agricultura moderna, la industria y la medicina (biotecnologia) como las soluciones (Myers 1988). Cuando se menciona la “sobreexplo- tacion” de los recursos como una de las causas, rara vez se explora en detalle qué causa la sobreexplota- cidn y quién se beneficia con ella.” {Cuales son las prescripciones para la conserva- cién que surgen de este diagndstico? gEstas incluyen rubros programaticos, institucionales, académicos, tecnologicos y econémicos, conteniendo los posi bles mecanismos de compensaci6n a los paises po- bres por proporcionar materiales e informacion genética? Estas medidas estén guiadas por el objeti- vo global de la conservacion, expresado en la Con- vencién de la siguiente forma: Los objetivos de la Convencion, a ser perseguidos de acuerdo a sus provisiones pertinentes, son la con- servacion de la diversidad bioldgica, el uso sosteni- ble de sus componentes y la reparticion justa y equi- tativa de los beneficios obtenidos con base en la utilizacién de los recursos genéticos, incluyendo el acceso apropiado a dichos recursos y la transferen- ia apropiada de las tecnologias pertinentes, y toman- do en cuenta todos los derechos existentes sobre esos recursos y ‘tecnologias, y la financiacion ade- 19 cuada. (Convencién sobre diversidad biolégica, ar- ticulo 1, Objetivos) La mayoria de las medidas a ser implementadas esté encaminada a la proteccién de habitats. Entre las medidas recomendadas figuran las siguientes: provisién de recursos financieros a nivel internaci nal; la formulacién de politicas y planes nacional de conservacién, lo cual requeriria a su vez de.in- ventarios nacionales de biodiversidad, definicién de reas protegidas, legislacion apropiada que asegure la proteccion de especies, mecanismos de conserva- cién ex situ (tales como colecciones especializadas y bancos de genes), protocolos para la evaluacién del impacto ambiental de nuevos proyectos sobre la biodiversidad, y consideracion de opciones para el uso sostenible de los recursos biolégicos. Aniivel internacional, la entidad mas importan- ” te a cargo de financiar proyectos para la conserva- ci6n de la biodiversidad es el Fondo Global para el Ambiente (Global Environment Facility, cer), alber- gado en el Banco Mundial. Establecido en 1990 como proyecto conjunto del Banco Mundial, el Pro- grama de las Naciones Unidas para el Desarrollo (enup) y PNUMA, el GeF ha sido objeto de controversia para los paises pobres. No es claro para éstos por qué el Banco Mundial —entidad que no se conoce precisamente como protectora del ambiente— deba estar a cargo del Fondo. Se cuestiona igualmente el proceso de toma de decisiones por el cual se regiria el Fondo. Aunque inicialmente se pretendia que el poder de decision estuviera en manos de los donan- tes (todos paises del Norte), en reuniones subse- cuentes en 1994 se adopt6 un complicado sistema 20 mixto que permite alguna injerencia en las decisio- nes a los paises usuarios del Fondo. Alli también se negocié un monto de aproximadamente 2 billones de d6lares para el Fondo, de los cuales aproximada- mente el 40% seria dedicado a proyectos de conser- vacion de la biodiversidad. Uno de los puntos mas contencioso de la Con- venci6n firmada en Rio y qué motivara que Estados Unidos se abstuviera de firmarla es lo referente a la transferencia de tecnologia y los derechos de pro- piedad intelectual. En la Convencién se reconocié la soberania de cada pais sobre sus recursos aunque, como veremos, ya de hecho existe la posibilidad de patentar practicamente toda forma de vida y ma- terial genético. La Convencién (articulo 16) contem- plaba la necesidad de incentivar la transferencia de biotecnologias basadas en el uso de la biodiversidad_ a los paises pobres, aunque respetando los dere- chos de propiedad intelectual. Para los Estados Uni- dos esta estipulacion era inaceptable por ir contra sus intereses —especialmente aquellos de la indus- tria biotecnolégica—. En abril de 1994 la ratificacion del tratado por parte del gobierno de Clinton inclu- yo una serie de “enunciados de entendimiento” que pretendia “enviar un mensaje claro al resto del mun- do sobre como Estados Unidos espera que sean implementadas las provisiones de la Convenci6n”.” Estos principios de interpretacion se refieren particularmente a la transferencia de tecnologia, los derechos de propiedad intelectual y la financiacion de la Convencién.,Los derechos para patentar pro- ductos, proteger los productos patentados y el pago de regalias son considerados como absolutos y no negociables. Mas éspecificamente, se sugiere que las 21 provisiones del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (Garr), acerca de los acuerdos sobre pro- piedad intelectual ligados al comercio (Trade Re- lated Intelectual Property Rights, rer) sirvan de cri- terio para toda transaccion concerniente a la biodiversidad. Como es bien sabido, la batalla con respecto a los Tew fue perdida por los paises del Tercer Mundo en el marco del Garr, los cuales con- sideraban que los tw sélo afianzarian el control de las tecnologias por los paises desarrollados, aumen- tando el costo que tendria que pagar el Tercer Mun- do para acceder a ellas. Los paises ricos impusieron su vision de que la proteccion a la propiedad inte- lectual debe ser cada vez mas universal y generali- zada. Todo debe ser patentable. Ya es un lugar comin reconocer que los paises ricos en biodiversidad deben ser compensados de alguna forma por sus productos. Nos referimos a este aspecto en otra parte. Es necesario por ahora en- fatizar que los derechos de propiedad intelectual son considerados como esenciales para la utilizacion adecuada de la biodiversidad. Regresando al con- cepto de exploracion de la biodiversidad, vale la pena mencionar algunas de las propuestas al respecto. El wai, por ejemplo, pronostica el desarrollo de toda una industria de prospeccién de la biodiversidad, la cual demandaria una nueva serie de actores ¢ inter- mediarios que faciliten cl acceso a los recursos gené- ticos y bioquimicos y su transferencia a las indus farmacéuticas, agricolas, 0 biotecnolégicas. estos intermediarios se encontrarian los in: privados 0 publicos de la biodiversidad, agentes pri- vados que negocien la recoleccion de muestras con comunidades locales y las comunidades mismas. Pai- 22 como Costa Rica, Indonesia, México, Brasil, Viet- nam y China ya estan desarrollando actividades de este tipo bajo contrato con intermediarios que traba- jan para las grandes companias multinacionales. Los intermediarios incluyen compaiiias especializadas, recolectores privados y entidades académicas o de in: vestigacion, tales como los jardines botanicos, espe- cialmente de los Estados Unidos.* {Por qué tanta actividad en ahos recientes? Por un lado, se percibe que lo que pudiera estar en jue- go es de un valor muy alto. El mercado para pro- ductos con base biologica estaria en la capacidad de crecer casi exponencialmente. Los estimativos del valor del mercado de medicamentos con base en productos naturales van desde los 16 billones de dolares (wei 1993) hasta los 43 billones (Kloppen- burg y Gonzalez 1993). Por comparacién, la venta de semillas comerciales —productos de la biotecno logia de las ultimas dos décadas— lleg6 a 15 billo- nes en 1989, y la de fragancias, tintes y cosméticos con base biologica a 90 millones de délares. Aunque es posible que se esté exagerando el valor potencial de los bosques tropicales para estos fines, o el inte- rés duradero de la industria en ellos, es indudable que el futuro es promisorio. Asi lo entendid Costa Rica al firmar recientemente un contrato con la compahiia Merck & Co., la mas grande multinacional farmacéutica del mundo, para la recoleccién siste- matica de muestras de los bosques relativamente preservados de este pais. Para algunos, tales como cl wai, el contrato entre Merck y el Instituto Nacio- nal de Biodiversidad (onG privada) es un ejemplo a ser emulado por unos paises. Para otros es un caso claro de biopirateria ¢ imperialismo.” 23 Como el creciente nivel de exploracién de la biodiversidad demuestra: “mientras que en el pasa- do sélo los parientes cercanos de los cultivos podi- an ser utilizados en programas de cruzamiento genético, hoy en dia estan a nuestro alcance los genes de toda la biota” (we 1993: 13). Al “alcance” de quién, y qué genes? Aqui entran de nuevo los bidlogos, etnobidlogos, taxonomistas, botanicos, fi- toquimicos y otros expertos en productos natura- les. Se ha vuelto costumbre reiterar en tratados cientificos lo poco que sabemos sobre la biodiversi- dad." Esta percepcion de “falta de conocimiento” no proviene solamente del interés cientifico; tam- bién debe verse como un dictado de la economiza- cion de la biodiversidad, aunque la demanda por mas y mejores conocimientos surge no solamente de la élite ecolégica mundial en instituciones como el wri y el Banco Mundial sino de los mismos cienti- ficos. Un nuevo espiritu parece estar creciendo en- tre los mismos taxonomistas que hace escasos diez, afios se dedicaban desinteresadamente a descubrir y clasificar por todo el mundo, lupa en mano y desa- fiando mil peligros, las mas reconditas de las espe- cies. El nuevo espiritu tiene una voluntad utili- taria o de servicio. No afecta a todos los bidlogos, ni es dominante, pero si estuviera en las manos de algunos de los cientificos mas reputados en Ia bio- logia de la conservacion y la sistematica biologic: asi seria. La propuesta mas articulada para una nueva practica biologica en el area de la diversidad natural pertenece a dos bidlogos norteamericanos, Daniel Janzen y W. Hallwachs (Janzen 1992, Janzen et al. 1993; Janzen y Hallwachs 1993). Janzen ha sido uno de los arquitectos del programa de conservacién en Costa Rica, incluyendo el acuerdo con Merck & Co. (Janzen et al. 1993) y uno de los popularizadores de Costa Rica como modelo para el Tercer Mundo. Den- tro de la economia discursiva que ha inventado la biodiversidad mundial como problema y aventura, es importante contar con un modelo.!' También es importante contar con personal cientifico a la medi- da de la tarea. Janzen acepta y elabora el punto de articulacion de la vision de la biodiversidad desde la ciencia y el capital: “hay que conocerla para usarla, y hay que usarla para salvarla”.'? Castiga a los taxo- nomistas por su ingenuidad, es decir, por descubrir y clasificar tantas especies con el solo proposito de publicar los resultados en las revistas del Norte para avanzar en sus carreras, al tiempo que las grandes compaiiias tomaban nota y lanzaban sus proyectos de desarrollo de productos. Sin abando- nar los mas altos criterios de investigacion cientifi- ca, contintia Janzen, los bidlogos deben lanzarse a la ‘ciencia aplicada. El papel de “prospectores” los espera. Es hora de que todos los usuarios de la bio- diversidad —cientificos, comunidades, ecoturistas, administradores de reservas, corporaciones, etc.— paguen por el uso de la biodiversidad. Es hora de que aquellos que proporcionan la informacion bio- logica —cientificos y comunidades— también se beneficien. La vision de Janzen y Hallwachs alcanza di- mensiones utopicas en su reciente propuesta para hacer un inventario masivo de la biodiversidad, Este “inventario de todos los taxa de la biodiversidad” (Janzen y Hallwachs 1993) se realizaria inicialmen- te en un Area relativamente bien conservada del 25 mundo, tal vez en Costa Rica, de unas 50 mil a 100 mil hectareas de extension. El inventario llevaria unos cinco afios y costaria cerca de 100 millones de dolares. Su replicacién en otros sitios (tal vez 20) seria mas rapida y barata. Involucraria a los cienti- ficos de la taxaesfera (la comunidad internacional taxonomica), asi como instituciones nacionales, in- ternacionales y locales. Ya que la mayoria de la taxaesfera es “extra-tropical”, el proyecto deman- daria el entrenamiento de un numero elevado de parataxonomistas, paraecdlogos y paracuradores —algo asi como los paramédicos de la biodiversi- dad-—. Este elemento de la propuesta tiene aspectos democratizantes de la produccién de la ciencia po- tencialmente valioso.!? Mencionemos brevemente, para concluir esta secci6n, la forma en que la visién de la biodiversi- dad desde las instituciones del Norte y las organi- zaciones internacionales ha encontrado eco en Co- lJombia. Este pais en general ha seguido lo que podria lamarse la linea oficial tercermundista. Esta linea —definida sobre la marcha en ministerios y entidades de planeaci6n de las capitales del Tercer Mundo— busca negociar las condiciones de los tra- tados y estrategias sin cuestionar a fondo la vision que las inspira. Si bien la experiencia de cuarenta afios de desarrollo sugiere que el espacio abierto al Tercer Mundo para maniobrar en los ambitos inter- nacionales es reducido, este proceso de negocia- cién, sin embargo, tiene su importancia. Asi, por ejemplo, la contrapropuesta de la Comision Econd- mica para América Latina (cepat) a la vision del Nor- te del desarrollo sostenible, encarnada en el reporte de la Comision Bruntland, enfatiza aspectos tales 26 como la deuda ambiental, las desigualdades mun- diales, la equidad, el pluralismo cultural y la nece: dad de considerar a la ecologia como un sujeto po! tico (Escobar 1994), Algo similar se esta dando con respecto a la biodiversidad en los espacios de la planeacion poli- tica ambiental en Colombia. La vision gubernamen- tal tercermundista, compartida por algunos dirigen- tes nacionales, enfatiza aspectos tales como la conservacion in situ y el acceso a colecciones ex situ, la transferencia de recursos financieros y tecnologi- cos en condiciones aceptables, una participacion significativa en el Ger, el derecho sobre los recursos genéticos —y la regulacién de acceso a éstos, por foraneos— basado en la soberania nacional, y la necesidad de cooperacién Sur-Sur, incluyendo un posible cartel de paises con megadiversidad biolé- gica (véase, por ejemplo, Casas 1993). Asimismo, hay mayor conciencia en los niveles nacionales de que la biodiversidad no es s6lo una cuestién técni- ca sino también politica, lo cual se traduce en una apertura mas atrevida, aunque aun problematica y restringida, a la negociacion con las comunidades locales. Para otros, se deben aceptar los principios de la Convencién y aquellos enunciados “en los magni- ficos documentos del wri, la uicn y el pNUMA” (Rodri- guez 1993: 262), y elaborar estrategias nacionales acordes con las limitaciones y obstaculos que el marco internacional conlleva. Entre las acciones nacionales se incluyen el Estudio Nacional de la Bio- diversidad, el Proyecto Biopacifico, la politica fores- tal, especialmente el Plan de Accion Forestal para Colombia (parc) y el fortalecimiento del sistema de Parques y reservas.!4 La proliferacion de discursos sobre la biodiver- sidad en Colombia tiene una productividad que de- be ser evaluada en muchos niveles: en el nivel inter- nacional, en términos de la participacion del pais en la formulacion de estrategias tercermundistas con cada vez mayor poder de negociacion vis-a-vis con el Norte; en el nivel nacional, con base en la efectividad de las nuevas legislaciones y capacidad del Estado para proteger la naturaleza de la ecodestruccion y el apoyo a la investigacion cientifica, partiendo del hecho de que es poco atin lo que se conoce sobre la biodiversidad en Colombia y sus posibles usos co- merciales (Cardenas y Correa 1993);!5 de acuerdo con la creacion de espacios, donde otros actores, especialmente las comunidades y movimientos so- ciales locales, produzcan sus propios discursos y practicas sobre la diversidad biologica y cultural, asi sea apropiindose los espacios oficiales. Los discursos de la biodiversidad estan propi- ciando un inesperado momento tedrico, politico y social para la redefinicion de Ja relacion naturaleza-so- ciedad y la produccion de la naturaleza. Estamos ante una nueva red de produccién simbélica y social donde miltiples actores, con muy variadas perspec- tivas, luchan por parcelar la realidad social y natu- ral a partir de sus propias interpretaciones ¢ intere- ses. Por lo pronto, podemos afirmar sin necesidad de mayor suspicacia o espiritu critico que la vision que se esta labrando en la practica a partir del capi- tal y la ciencia refleja el mundo del poder social. Ni las visiones de los grupos locales ni sus intereses quedan representados en la perspectiva dominante. No podria ser de otra manera porque los actores relevantes son las élites, mientras que los grupos 28 locales se perciben como sin mayor poder.'® No en vano lo local (grupos indigenas 0 étnicos, mujeres, campesinos) se menciona sdlo de pasada en los documentos resefiados y en forma mas bien carita- tiva.'” Nunca se explica satisfactoriamente ni cuales son ni como se van a proteger los derechos locales, comenzando con el derecho a la diferencia. Como tampoco se explica en qué consistira el “uso soste- nible” de los recursos por aquellos que definen la vision de “condzeala, consérvela, tsela”. LA BIODIVERSIDAD DESDE LA CULTURA Y LA AUTONOMIA LOCAL El mismo fermento tedrico-practico que se vive a nivel del aparato oficial del desarrollo también se manifiesta con fuerza en muchos espacios locales. Tal vez donde mas se ha avanzado en la teorizacion de una perspectiva diferente es en la India y Malasia, gracias a importantes movilizaciones populares por la defensa de los bosques y contra el Garr y las poli- ticas estatales, y a la presencia de ciertas ONGs que pro- yectan dichas luchas en espacios internacionales.'® La teorizacion alternativa de Ia biodiversidad y su conservacion tienen lugar en el marco de un proyec- to mas ambicioso de generar “alternativas al desa- rrollo”, es decir, la superacién del imaginario con- vencional del desarrollo de tipo eurocentrico; de hecho, la problematica de la biodiversidad ha sido un catalizador importante en repensar el desarrollo." En cuanto a la diversidad se refiere, el proyecto te6- 29 = rico avanza simulténeamente como critica a las pro- puestas dominantes y como propuesta de conceptua- lizacién altemativa. Ambos aspectos se entretejen a partir de varios elementos clave: 1. las causas de la erosion de la biodiversidad; 2. la vision economizan- te y reduccionista de la biodiversidad por parte de la ciencia moderna y la presentacién de otra forma de entenderla; 3. los derechos de propiedad intelectual. De esta labor creativa surge una caracterizacion de la vision dominante de la biodiversidad como una for- ma de bioimperialismo, por un lado y, por el otro, un proyecto para la biodemocracia.”” EI punto de partida es la resistencia a una con- cepcién de la biodiversidad impuesta como univer- salmente valida gracias al “ecomesianismo globali- tario” (Gudynas 1993; Lohmann 1993) que no solo hace invisible la multiplicidad de concepciones loca- les sino que contribuye a destruirlas al traducirlas a los lenguajes de la economia y ciencia modernas. Se trata de obligar a las comunidades locales a que acepten un lenguaje unico para que asi se compro- metan con unos objetivos acordados con anteriori- dad en Washington o Ginebra. Se arguye que la biodiversidad es un recurso global. Este argumento equivale a una forma de interven- cién colonial. Se fijan reglas globales, se demanda una disciplina global, pero en la agenda no se inclu- ye la necesidad de compartir globalmente la rique- Za, (Agarwal 1992: 299) A pesar de que se reconoce que las poblaciones locales tienen “derechos”, el énfasis de las propue: tas dominantes es el manejo, la planificacién, Ia ut lizaci6n. Se evade la cuestién del control; ademas, 30 é épara qué se conserva la biodiversidad?, zen be- neficio de quién se utiliza? Estas preguntas nunca se hacen con claridad en los ambientes desarrollis- tas (Cooper 1991: 106). Son otras las causas de la destruccién de la di- versidad que se perciben si se abandona la perspec- tiva globalitaria. Desde una posicion critica socio- ecoldgica, las raices de la crisis de la biodiversidad del Sur se encuentran en el Norte, no solamente por- que con 20% de la poblacion consume 80% de los recursos del mundo, sino porque el Norte ha pre- tendido imponer estilos de vida antiecoldgicos al mundo primero a través del colonialismo y luego a través del desarrollo. En la globalizacion de los sis- temas de vida eurocéntricos radica la verdadera causa de la crisis. Para los criticos, la causa princi- pal de la pérdida de habitats es su destruccion por megaproyectos de desarrollo, tales como la des- truccién de carreteras y represas, la mineria y la industrializacion acelerada. Por otro lado, los mode- los de desarrollo han impuesto el monocultivo en la agricultura, la ganaderia y la foresteria, con el pre- texto de aumentar la productividad. La sustitucion de la diversidad por la uniformidad, por la Revolu- cién Verde y otros proyectos financiados por enti- dades tales como el Banco Mundial —acompafiada por factores tales como el envenenamiento de la tie- tra por insumos quimicos, la destruccion de bos ques para abrir paso a la ganaderia, la comerciali- zaci6n de las semillas y el sobrecultivo de especies en mar y tierra— Ha agravado la crisis de la natura- leza. Son las corporaciones, los Estados, y la buro- cracia del desarrollo a todo nivel los responsables de buena parte de esta crisis. 31 nuir la base genética, aumenta la vulnerabilidad a plagas y a otros factores. El horror de la aniquila- ci6n total de un cultivo por una plaga (maiz en Esta- dos Unidos, papa en Irlanda, café en Brasil) no ocu- rriria en sistemas diversos. La diversidad, por el contrario, disminuye los riesgos; con menos unida- des de un mayor numero de especies y con practi- cas como la rotacién de cultivos, se minimiza el riesgo de plagas y se maximizan la reciprocidad, la simbiosis y la mutualidad biol6gicas. La sostenibili- dad depende de la diversidad ya que ésta propicia interacciones miltiples que ayudan a subsanar los efectos de perturbaciones ecologicas en cualquier parte del sistema. Los ecosistemas diversos favore- cen la auto-regulaci6n y los fines multiples, no slo el “crecimiento” de un producto (pulpa, por ejem- plo). La coevolucién de especies no ocurriria sin la diversidad. Es por esto que “no se conservara la diversidad hasta que la logica de la produccién no se base en la diversidad” (Shiva 1993: 71). A nivel social, los sistemas homogéneos destruyen las estructuras so- ciales y convierten a la naturaleza y a la gente en de- pendientes del mercado, lo cual a su vez genera inestabilidad econdmica y politica y por tanto ma- yor presion sobre los recursos.” Se disocian episte- mologica y socialmente produccion, consumo y con- servacién sin reparar en que estas tres esferas son indisolubles en la practica cultural local —los mora- dores forestales 0 los pescadores artesanales de los. manglares son al mismo tiempo productores, con- servadores y consumidores de la biodiversidad—. No es sorprendente entonces que desde la perspec- tiva critica, tan apresuradamente esbozada, las es- 34 trategias dominantes para la conservaci6n de la bio- diversidad equivalgan a “poner al zorro a cuidar a las ovejas” (Weizsacker 1993). Ofrecen la enferme- dad como la cura, al tiempo que se culpa a las victi- mas y se exonera a los culpables. Ignoran quién pro- duce, conserva y consume la biodiversidad (las comunidades locales), a la vez que intentan montar un sistema donde la biodiversidad sera producida industrialmente por la biotecnologia y el capital, mientras que los productores originales —reduci- dos a personal paraecol6gico con funciones restrin- gidas— son convertidos jen consumidores de la bio- diversidad industrialmente producida! “Se puede salvar el planeta y hacer plata al mis- mo tiempo” (Gray 1991: 72). Este capitalismo verde tiene sentido para aquellos que se han acostumbra- do a tener a su disposicién toda la biosfera, es decir, para los “omnivoros” modernos, como los denomi- na el ecélogo inda Ramachandra Guha (en prensa) en oposicion a las “gentes del ecosistema”, cuya subsistencia depende primordialmente de los entor- nos locales y para quienes la busqueda de mercados para su biodiversidad no se ha convertido en una Preocupacion seria. Mas aun, para algunos de los grupos locales, como en el caso de Tailandia discu- tido por Lohmann (1993), los esfuerzos locales van mas bien encaminados a desligarse de los mercados translocales, o al menos a subordinar sus vinculos con éstos a la vida social y cultural local. Ellos valo- ran su biodiversidad, pero no solamente en térmi- nos de mercado. Esta valoracion no economizada se hace invisible en el discurso burocratizado para el cual, repetimos, los actores relevantes no son los productores y conservadores de la biodiversidad 35 | sino sus enemigos —el Banco Mundial (!), la Agencia Internacional para el Desarrollo (ain), la industria, el a bien pagada burocracia internacional— o las bien intencionadas pero igualmente normalizadas ones del Norte, tales como el wa. El lobo a cargo del cuidado de las ovejas. La vision alternativa que surge de este ejercicio critico se articula como una propuesta para la bio- democracia, los derechos intelectuales populares y una practica politica ambientalista por parte de los movimientos sociales. La base de la biodemocracia es el control y autonomia locales de los recursos naturales. Mas alla de este criterio basico se insiste en las siguientes medidas: detener la destruccion de habitats por parte de los megaproyectos de desa- rrollo; eliminar los subsidios a aquellas actividades que erosionan la diversidad; apoyar las formas de vida basadas en la conservacién de la biodiversidad; reconocer los derechos de las comunidades sobre sus entornos; redefinir productividad y eficiencia; y reconocer la naturaleza cultural de la biodiversidad, aceptando la vigencia de otros valores fuera de los monetarios (Shiva et al. 1993; Shiva 1993, 1994). Pa- ra asegurar la conservacion se requiere una episte- mologia ecolégica y holistica, una practica cultural que valore la diversidad, y un orden social que no permita la normalizacion y economizacion total de la vida. Hay razones adicionales para basar las tareas de conservacién en lo local. S6lo el cultivo in situ de la diversidad garantiza la evolucion continuada y dinamica de los recursos genéticos y la creacion de nuevas practicas culturales por parte de los campe- sinos para su uso eficiente. Estos recursos cultura- 36 les y genéticos son la base del desarrollo sostenible y podrian contribuir a la ciencia. Para lograr estos objetivos, sin embargo, es necesario que la conser- vacién in situ no se vea solamente como la preserva- cién del medio biofisico, como en la ideologia de los parques y areas de reserva, sino como la preserva- cidn de los sistemas tradicionales y de su capacidad de innovacién biolégica y cultural. En pocas pala- bras, la conservacion de la biodiversidad requiere de la afirmacion de las culturas locales y su organi- zacion social (Kloppenburg y Gonzilez 1993). Se trata de vislumbrar “una racionalidad productiva alternativa que incorpore los procesos culturales ecolégicos como fundamento del proceso producti- vo" (Leff 1992: 65). jCuales seran las estrategias sociales y politi- cas que permitan desarrollar el proyecto de la con- servacion desde la perspectiva de la autonomia lo- cal? Dadas las tendencias privatizantes actuales, uno de los elementos fundamentales para una estra- tegia alternativa es la proteccion legal de los recut sos. Los derechos de propiedad intelectual impul- sados por el carr (proxima seccién) son vistos por estos criticos como derechos a la pirateria intelec- tual (cuando el conocimiento de una comunidad se declara de propiedad intelectual de otro) y a la bio- pirateria (cuando la recoleccion de formas vivas se leva a cabo por actores translocales), las cuales conducen a la pérdida de la diversidad. En la India, la Coalicion Popular para la Biodiversidad, reciente- mente creada, ha elaborado pautas para la preven- cion de la pirateria de ambos tipos a través del Acta para los Derechos Intelectuales Comunitarios (Com- ‘munity Intellectual Rights Act, cia) y el Acta y Pro- 37 cedimiento para la Coleccién de Especies (Collector's Act and Schedule). Las actas vienen acompatiadas de formas sencillas que las organizaciones locales pue- den usar para registrar sus recursos, formas de co- nocimiento e innovaciones.? Aunque el cia usa en parte el lenguaje del arr, también lo subvierte. La diferencia es palpable: El cina se propone los siguientes objetivos: 1. prote- ger la biodiversidad y los derechos locales recono- Gendo su valor intrinseco, 2. proteger el estatus de propiedad comin de la biodiversidad; 3. mantener el conocimiento del uso de la biodiversidad en el espa- cio intelectual comunal para asi hacer posible el acceso de las comunidades al conocimiento yuso de la biodiversidad; 4. asegurar que las comunidades locales, como propietarios legales de la biodiversidad, reciban la parte justa de los beneficios derivados de la comercializacion del uso de la biodiversidad. (Third World Network and Research Foundation... 1994: 6; cursivas mias.) Notese que la palabra “propiedad” ha sido ex- cluida del acta por considerarsela inadecuada para describir los sistemas locales de conocimiento dadas ‘sus connotaciones de privatizacion, mercantilizacion y comercializacion. El conocimiento local queda me- Jor descrito bajo el rubro de “derechos intelectuales comunales”. EI marco convencional s6lo reconoce el modelo de innovacion tecnologizado del Norte y hace invisibles los sistemas informales de innova- cion de los agricultores del Sur. El cira, por el con- trario, contempla el derecho al uso de la biodiversi- dad sin la adquisicién de derechos privados. Seria imposible describir en detalle la complejidad de las actas. Valga la pena anotar que éstas incluyen pro- 38 visiones para la colaboracién con otras comunida- des, con el Estado y con expertos, mecanismos de compensacion monetaria y no monetaria, Protoco- os para la coleccién de muestras, formas de regis- tro de recursos e innovaciones, etcétera. Estamos ante una propuesta que desafia las construcciones mas fundamentales de la moderni- dad —propiedad, individuo, mercado, economia— y que por lo tanto se erige en forma de resistencia a a economizacion de la naturaleza y de la vida. Es también un intento de romper el monopolio de la definicion de la biodiversidad Por parte del Norte y sus aliados en el Sur. No es una propuesta ingenua, ya que contempla formas de relacion con los meca. nismos dominantes, incluyendo la utilizacion de la biodiversidad en conjunto con la ciencia y el capital. En estos casos, sin embargo, las transacciones se vislumbran con el propésito de defender la vision local de la biodiversidad. Veremos qué tan factible es esta estrategia. Por lo pronto, nos referiremos brevemente a cuatro aspectos cuya importancia para el éxito de la estrategia popular amerita men- cidn especial. Estos son los derechos de propiedad intelectual, la naturaleza de los conocimientos loca- les, la relacion entre mujer, género y biodiversidad y la biotecnologia. 39 COMERCIO INTERNACIONAL, PATENTES Y LA. PRIVATIZACION DE LA VIDA. La presente lucha por el control de la biodiversidad biologica no es nueva, aunque si lo sean el contexto en que se da y los mecanismos que se estan emple- ando. El contexto tiene que ver con las tendencias a Ja liberalizacion del comercio bajo el Garr y los me- canismos con la privatizacion de la naturaleza cada vez mas extendida en conjuncién con la biotecnolo- gia. El antecedente inmediato de las presentes ten- dencias es la privatizacion de las semillas mejoradas logradas inicialmente a partir de técnicas tradicio- nales de cruzamiento y luego por manipulacion ge- nética. Asi se cre6 en 1961 la Uni6n para la Protec- cin de Nuevas Variedades de Plantas (urov) con el objetivo de promover y proteger los derechos de los “criadores de plantas” (Plant Breeder’s Rights, rar), la mayoria de los cuales son grandes agroindustrias del Norte. La recoleccion de semillas por el mundo entero se dio por muchas décadas sin compensa- cién alguna, bajo el presupuesto de que los recursos genéticos son el “patrimonio de la humanidad”; una vez convertidos en “semillas mejoradas” en los labo- ratorios del Norte, sin embargo, los mismos recur- sos adquiridos sin costo pasan a ser mercancias por las cuales deben pagar todos, incluyendo sus produc- tores originales en el Tercer Mundo.2 La presién sobre los paises pobres para que adoptaran regimenes de propiedad intelectual fue resistida por éstos durante la década de los 70 y parte de los 80; eran los afios en que se hablaba de un nuevo orden econémico internacional y de for- 40 mas mas justas de transferencia de tecnologia (Sie- beck et al. 1990). En 1983, esta resistencia desem- bocé en la Resolucién Internacional sobre Recursos Fitogenéticos, de la Organizacion de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci6n (FA0), en la cual se declaraba que dichos recursos son herencia de la humanidad y por tanto deben estar disponibles sin restriccién alguna. Esto no les cayé bien a los agroindustriales, dando comienzo a la lla- mada “guerra de semillas” (Kloppenburg 1988a, 1988b). En 1989, la Fao realizo una “interpretacion acordada” de la Resolucion del 83 en la cual se reco- nocen explicitamente los “derechos de los agriculto- res” (Farmer's Rights) y de los par. Se reconocian entonces los derechos de los campesinos asi como otras formas de producir conocimiento (Kloppen- burg y Gonzalez 1993). Si a los cientificos se les re- compensa por su investigacion, también deben ser recompensados los campesinos, quienes por siglos han mantenido las variedades y practicado la inno- vacion genética. Estas disposiciones tampoco fueron bien vistas por los paises ricos, quienes para la segunda mitad de la década de los 80 habian vuelto a ganar el con- trol de las negociaciones. Un factor fundamental pa- ra lograrlo fue el cambiar el teatro de los debates; ya no serian la Fao ni la Organizacion Mundial para la Propiedad Intelectual, que como entidades de las Na- ciones Unidas estaban bajo el control mayoritario de los paises del Sur, sino el carr el escenario principal para las discusiones sobre propiedad intelectual. El argumento escueto hoy en dia es que la falta de una adecuada proteccién a los derechos intelectuales constituye una barrera injusta al comercio interna- 41 cional y por tanto debe ser sujeta a sanciones por el catr.*> Se enuncia al principio de los “derechos de propiedad intelectual ligados al comercio” (Trade Related Intellectual Property Rights, Trir). Bajo la amenaza de restricciones comerciales, y dado el cre- ciente clima de idolatria de los mercados propicia- do por la ofensiva neoliberal, muchos paises en de- sarrollo han aceptado las prescripciones del Garr a pesar de que numerosos estudios muestran que los beneficios de hacerlo son ambiguos.”* La linea ofi- cial es que la adopcién de leyes para la proteccion de la propiedad intelectual es necesaria para el desarrollo y el comercio; la verdad es que se adop- tan bajo presion y amenazas, asi se hable en algu- nos ambitos de la necesidad de un “sistema soste- nible de comercio internacional” (Arntzen, Hemmer y Kuik 1992).?7 En cuanto a la biodiversidad, algunos conclu- yen que los re buscan “mantener la centralizacion del control sobre la biodiversidad que ha existido desde los tiempos coloniales” (Fowler 1992: 273). Adoptar regimenes de patentes en las condiciones actuales de desigualdad —tan solo 1% de las paten- tes existentes pertenece a ciudadanos del Tercer Mundo, y menos del 5% de las patentes concedidas en éste es usado alli en procesos de produccién— no es una estrategia benigna. El hecho es que no solamente es la presion del Garr o de la nueva Orga- nizacion Mundial de Comercio la que esta forzando la patentacion de la vida; avances en biotecnologia, inteligencia artificial e informatica estan modifican- do hasta lo que puede o no ser considerado como vida. Estan, de hecho, reinventando la vida. A partir de 1980, varias decisiones en Estados Unidos y 42 Europa han permitido la patentacion de formas de vida creadas 0 modificadas en el laboratorio, tales como microorganismos, ratones con alta suscepti- bilidad al cancer (el famoso “onco-ratén”), cultivos © animales producidos a partir de material genético modificado (maiz, algod6n, ostras), material celular © secuencias de genes (por ejemplo, del espermato- zoide humano), pero también de individuos indige- en Panama, Papiia Nueva Guinea y las Islas Salo- mon, descritos como j“objetos aislados de inte histérico”!, organismos crecidos en caldos de culti: vo a partir de genes naturales, etc.® Con cada deci- sion favorable en estos casos se allana el camino para la privatizacion total de la vida organica. “AMBIENTALISMO” Y CONOCIMIENTO LOCAL Es necesario insistir en que las especies no son la unica victima de la pérdida de la biodiversidad. Jun- to aellas desaparecen los conocimientos y practicas locales de la naturaleza. Toda estrategia de conser- vacion debe considerar este hecho a partir de una premisa fundamental, la cual es que a nivel local se da usos distintos a la biodiversidad porque la practi- ca local esta regulada por un sistema de significados de la realidad material y social distinto al de la modernidad. Utilizacion y significado son caras de una misma moneda esculpida por la practica cultu- ral. Dicho simplemente, muchas poblaciones locales no ven ni sienten ni se relacionan con la realidad como lo hacemos’ los modernos. Dentro de la mo- 43 dernidad, como lo han demostrado filosofos tales como Heidegger, Habermas y Foucault, existe una separacién radical entre el orden humano y el mun- do natural. Asi, la naturaleza se percibe como algo externo a lo humano; esta percepcion es acentuada por la separacion sujeto-objeto mantenida por la epistemologia positivista de la ciencia. Dada la rela- cion mutuamente constitutiva entre modernidad y capitalismo, la externalizacion de la naturaleza se traduce en su apropiacion sin limites. Historicamente, sin embargo, esta actitud es re- ciente. Muchos pobladores del Tercer Mundo toda- via no experimentan la realidad de esta manera. Campesinos, indigenas, grupos tribales, etc., mantie- nen una practica basada en la continuidad entre los mundos fisico, humano y espiritual. El conocimien- to local de la realidad es una practica localizada mas parecida al arte o a la artesania que a la ciencia abstracta; es generalmente incorporado y performa- tivo, algo asi como tocar un violin, por ejemplo, y se encuentra profundamente inmerso en la vida social, localizado en espacio y tiempo. No esta exento de teoria, pero ésta funciona bajo reglas distintas a las de la ciencia moderna. Mas que de una “tradicion", el conocimiento local depende de aprender hacien- do; involucra una serie de capacidades para la im- provisacion frente a situaciones concretas. El cono- cimiento “ecolégico" local, por ejemplo, se obtiene a través de procedimientos practicos en interaccion con el ambiente mas que a partir de un sistema de co- nocimientos preexistente. Aunque la historia hace posible el aprendizaje a través del tiempo, la expe- riencia personal también es indispensable para este tipo de conocimiento. Muchos estudios han demos- 44 trado como, por ejemplo, los campesinos peruanos seleccionan y mejoran sus variedades de papa de acuerdo con las condiciones micro de cada chacra. No hay dos chacras iguales.’? Esto no quiere decir que la interaccion de los grupos locales con sus entornos sea siempre benig- na. Tanto como el mito de su ignorancia es necesa- rio evitar el de la “sabiduria ambiental primitiva”. Ambos mitos se originan no en la realidad sino en la busqueda de historias ya sea de destruccion ambiental, por parte de los desarrollistas, o de ede- nes ambientales primitivos, por parte de muchas ones ambientalistas. Ni la imagen del salvaje noble en armonia total con el entorno ni la del primitivo irracional que todo lo destruye porque no lo entien- de se conforman con la realidad; son construccio- nes etnocéntricas. El grado en el cual una sociedad de subsistencia especifica mantiene o no una ideo- logia de conservacion es una pregunta empirica: Todos tenemos ideas sobre el ambiente natural. Esto no significa necesariamente que aquellos que viven como productores directos tengan grandes co- nocimientos sistematicos, aunque en general los productores de subsistencia poseen conocimien- tos detallados sobre el funcionamiento de muchos aspectos de sus ambientes biologicos. La experien- cia ha probado que mucho de este conocimiento es verdadero y eficiente, parte es contraproducente y mal concebido, y parte es incorrecto pero funciona aproximadamente bien. (Dahl 1993:6) Hay que enfatizar que los conocimientos locales no existen en “estado puro” sino en hibridaciones mas 0 menos felices con elementos de la modernidad dominante. Como las culturas (Garcia Canclini 1990), 45 los conocimientos son hibridos de tradiciones y modernidades diversas. Pero estas hibridaciones no hacen irrelevante el hecho de su diferencia. Como lo demuestra el hermoso trabajo de los antropélogos Gudeman y Rivera (1990), los campesinos colombia- nos andinos todavia conservan un modelo propio de a economia, asi éste se encuentre permeado por las construcciones modernas. Este modelo se constitu- ye a través de la practica. Las culturas hibridas, en resumen, encarnan diferencias socialmente signifi- cativas; en estas diferencias yace el germen de pro- puestas alternativas (Escobar y Pedrosa 1993). Sin embargo, en las condiciones de desigualdad en que se da el encuentro de estos grupos con la moderni- dad, las concepciones locales se ven progresivamen- te erosionadas; “poco a poco los campesinos pier- den sus conocimientos técnicos y la degradacion ambiental de la tierra se hace mas comin” (Martinez Alier 1991: 635). Y aparece un problema de escala: Por otro lado, los conocimientos locales con fre- cuencia no son suficientes para entender los cam- bios que vienen de niveles nacionales 0 transnacio- nales. Pero no hay que asumir que las. practicas populares desaparecen del todo. En su interaccion con expertos externos, la gente local aprende a usar Jos lenguajes dominantes con algin éxito y logra cierto control sobre las condiciones del encuentro. Es por esto que la circulacion de lenguajes tales como cl desarrollo sostenible y la biodiversidad tie- nen cierta productividad en los niveles locales. Los grupos populares son cada vez mas adeptos a apro- piarse para sus fines los instrumentos dominantes de producci6n sociocultural, incluyendo el ambien- talismo, el cual se convierte en un arma politica. 46 La ciencia moderna comienza a darse cuenta que los lamados “conocimientos tradicionales” pue- den ser un complemento util en la conquista cienti- fica de la biodiversidad. El acercamiento de la ciencia al conocimiento local es positive aunque problema: tico. Se juzga, a la manera occidental, que estos co- nocimientos existen en “la mente” de algunas per- sonas (chamanes, ancianos, curanderos) y que se refieren a “objctos” discretos (plantas y especies cuyo “valor” 0 “utilidad” médica 0 economica sera revelado por su poseedor al experto moderno. Po- cas veces se piensa que los conocimientos locales son complejas construcciones culturales que invo- lucran no objetos en si sino procesos profunda- mente localizados y relacionales, Al ser introducidos en la politica de la ciencia moderna, los conocimien- tos locales son refuncionalizados en términos mo- dernos, perdiéndose asi la resistencia al mercado y a la valoracién crematistica que las practicas locales encarnan (Martinez Alier 1992), Un sistema de cono- cimiento localizado —y que ademas exhibe una epistemologia diferente— no puede ser facilmente abstraido de lo local para “traducirlo” en el lengua- Je de la ciencia. Aun la metafora del bosque tropical como una “biblioteca” de informacion que debe ser grabada antes de que desaparezca asume Ia exis: tencia de un lenguaje de lectura y decodificacion universal, lo cual podria no ser cierto. Es muy importante entonces analizar en detalle cémo el encuentro entre conocimiento local y conoci- miento experto se desarrolla en la practica para que cl encuentro entre la gente local y los expertos, plani- ficadores, etc., no siempre tenga lugar a contravia. El momento tedrico-politico de la biodiversidad que 47 vivimos puede facilitar un diélogo mas real de sabe- res ecolégicos. Aunque la antropologia y la etnobio- logia estan preparadas en términos generales para dicho didlogo, atin hay barreras conceptuales que superar. Por ejemplo, partir, como lo hacen algunos etnobidlogos, del presupuesto de que todos los seres humanos disciernen el orden natural de la misma for- ma —es decir, que todas las culturas perciben “el plan de la naturaleza” en formas similares, asi lo cla- sifiquen de modos diversos—, es negar la posibilidad de naturalezas diferentes y la alteridad de las per- cepciones, y cegarse a ver que la idea de un plano tini- co de la naturaleza podria ser una construccién mo- derma Ni las comunidades locales ni sus conocimien- tos, valga la aclaracion, son homogéneos. Como to- da sociedad inmersa en la historia, las locales son heterogéneas, conectadas a sistemas regionales y globales, construidas. Pero esto no quiere decir que no haya diferencia. El hecho simple de la diferencia anuncia una practica politica alrededor de la biodi- versidad de origen profundamente cultural. Las es~ trategias de conservacién no pueden ignorar este hecho. MUJER, GENERO Y BIODIVERSIDAD El parrafo cuatro, seccin g, de la Agenda 21 (Con- ferencia de las Naciones Unidas... 1992), acordada en Rio, sugiere “Reconocer y promover los métodos tradicionales y el conocimiento de los pueblos indi- 48 genas, enfatizando el papel especial de la mujer, que sean relevantes para la conservacion de la biodiver- sidad y el uso sostenible de los recursos biolégicos [...". Es interesante de por si que en éste y otros documentos similares la mujer y los indigenas se incluyan en un mismo costal, reafirmando asi el es- tereotipo de toda sociedad patriarcal (y racista en el caso de los indigenas) de que la mujer esta mas cer- cana a la naturaleza —por su papel en la reproduc- cin biolégica y social—. Mientras que se asocia al hombre con la cultura, el trabajo, las actividades ver- daderamente “creadoras”, la mujer es intuitiva, el hombre piensa; mientras que la mujer cuida el ho- gar y la chacra, el hombre aventura, tumba monte, descubre y hace mundo (es decir, explota). El interés oficial por la relacion entre mujer y biodiversidad se remonta al inicio del discurso de la Mujer en el Desarrollo (Mep) a finales de la década de los 70, cuando las entidades de desarrollo interna- cional “descubrieron” que la mujer no sélo habia do ignorada por los programas de desarrollo sino afectada negativamente por éstos. Como resultado del debate que se dio desde entonces en circulos feministas y del desarrollo, el enfoque MED esta sien- do reemplazado en parte por las perspectivas de Género en el Desarrollo (cep) y Género, Ambiente y Desarrollo (cap), las cuales buscan subsanar algu- nas de las fallas del enfoque desarrollista inicial. De esta forma, el Gep busca no sélo mejorar las condi- ciones de vida de las mujeres y su papel en la pro- duccién —es decir, su “integracion al desarrollo” Ppropuesta por el Mep— sino hacer explicitas las dife- rencias de género, entre hombres y mujeres y en- frentar las relaciones de desigualdad que existen 49 entre ellos —por ejemplo, a nivel de la division se- xual del trabajo—. GD y Gap no serian entonces sim- ples enfoques productivistas dertro del marco patriarcal existente, sino que buscarian el empode- ramiento (empowerment) de la mujer tanto a nivel individual como colectivo. Lo que se pretende, para resumir, es cambiar “la distribucion genérica del tra- bajo en el hogar y en la sociedad” asi como “las va- loraciones desiguales que en lo cultural y en lo poli- tico se tienen sobre el desempefio de hombres y mujeres en la sociedad [...]. Se trata de transformar los términos de su vinculacion de manera que se garantice la equidad de su participacion econémica, social y cultural” (Leén de Leal 1993: 17). {Podran las estrategias y discursos de la biodi- versidad contribuir a este objetivo? Aunque la Agen- da 21 incluye un capitulo titulado “Accién global sobre la mujer para el desarrollo equitativo y sos- tenible”, es poco lo que se conoce en concreto sobre la relacion entre mujer y biodiversidad, aun- que ya empiezan a aparecer los primeros estudios en la materia (Harcourt 1994, Abramovitz 1994, Ofosu-Amaah 1994, Badri y Badri 1994, Shiva 1994). Estos estudios estén encaminados a cumplir los siguientes objetivos: 1. documentar el papel de 1a mujer en la conservacién de la biodiversidad y sus conocimientos sobre ella; esto también incluiria es- tudios de las percepciones de la mujer acerca del ambiente, su participacion en proyectos ambienta- les, tecnologias tradicionales de conservacin, res- ponsabilidad por la seguridad alimentaria y la sa- lud, y su creciente posicién como cabeza del hogar; 2. formular e implementar politicas de género en relacién con la biodiversidad, especialmente pro- 50 gramas definidos desde la perspectiva de la mujer que mejoren las condiciones en que ella se relacio- na con el ambiente; estas politicas incluirian otros aspectos, tales como el entrenamiento de mujeres profesionales y paraprofesionales para trabajar en programas de biodiversidad, y talleres para hom- bres en los mismos programas sobre la importancia del género a nivel social y personal; 3. redisefiar las estrategias internacionales, incluyendo la biotecno- logia, desde la perspectiva del género y las cultu- ras locales en general. {Por qué se piensa que la mujer juega un papel importante en relacion con la biodiversidad? La cer- cania entre mujer y naturaleza no es esencial (“por- que asi es la mujer"), sino por historica. La misma subordinacién de que ha sido objeto en regimenes patriarcales, especialmente modernos, la coloca en los margenes sociales, a cargo del sustento diario, lo cual, en sociedades rurales, significa cercania a la tierra. La division sexual del trabajo la coloca en la casa y en la tierra, de tal forma que para la mujer los problemas ambientales son. necesariamente problemas de supervivencia, Si bien es cierto que hay un ecologismo de los pobres —una resistencia de los pobres a empefiar sus recursos y verlos sim- plemente como mercancia (Martinez Alier 1992)— este ecologismo tiene un importante componente de género. En muchas partes del mundo, las muje- res construyen la naturaleza a través de su practica diaria. Para algunas ecologas feministas la destruc- ci6n de la naturaleza por el hombre es la otra cara de la moneda, de la subordinacién de la mujer por el hombre y de la gente del Tercer Mundo por la del primero. La violencia contra la mujer y la violencia 51 contra la naturaleza son igualmente aspectos del mismo problema: la separacion de lo humano y lo natural, de la sociedad y la naturaleza, efectuada por la modernidad capitalista. En términos generales, la tarea que se impone es la de reconstruir las conexiones entre los ordenes humano y natural —suspender la subordinacion de la naturaleza a la cultura— y la descolonizacion de la regeneracion. Sin regeneracion no hay susten- tabilidad. La concepcion patriarcal de la reproduc ion es la de una tierra y un vientre pasivos y una semilla activa. Pero el cuerpo de la mujer y la tierra son precisamente los sitios activos de la regenera- Gidn. Las especies no seran regeneradas por la inge- nieria genética, para la cual el principio activo no es ya ni siquicra las semillas sino la mente de los inge- nieros. “La politica de conexion y regeneracion pro- porciona una alternativa a la politica de fragmenta- cion_y separacion que esta causando la crisis ecol6gica” (Shiva 1994: 142), Es ademas una politica de solidaridad con la naturaleza que reconoce la continuidad entre los mundos natural y humano. Para sus adalides, no es un romantico Hamado a “regresar al pasado” sino una forma de asegurar la proteccion de la vida (y no la de la propiedad, como con los ‘i?}; no una integracion al “mercado libre”, sino el fundamentar la sociedad y la economia en la produccion y regeneracion de la vida; no, finalmen- te, una ciega participacién en la comercializacion de la biodiversidad, sino mas bien una estrategia de re- sistencia a ella. Este programa surge de la vision de la biodi- versidad desde la cultura y la autonomia local ya discutida. La efectividad de ambos proyectos no de- 52 be ser juzgada con respecto al logro de “objetivos” sino en la medida en que se conviertan en impor- tantes desafios simbolicos en los espacios local, na- cional ¢ internacional. Como veremos en el proximo apartado, todo parece indicar que la biotecnologia leva todas las de ganar. Los grupos populares no se niegan a la biotecnologia per se; buscan que ésta participe en otros proyectos de vida que no subor- dinen a la mujer y al hombre del Tercer Mundo. Para lograr este objetivo, una de las estrategias a seguir es la del desafio simbolico, es decir, la resistenc cultural, Esta resistencia nutre hechos politicos y movimientos sociales cuyos efectos sobre las politi cas dominantes no son despreciables. ‘nunciamos, para terminar, algunos criterios adicionales que requeririan una perspectiva de género en esta area. Una de las tareas fundamenta- les de todo enfoque feminista es la de investigar la forma concreta en que las diferencias biologicas devienen socialmente en la clasificacion de “hom bres” y “mujeres” legitimando, en las sociedades patriarcales, la subordinacion de un polo por el otro. {En qué forma estas construcciones encarnan relaciones concretas entre mujer y naturaleza, hom- bre y naturaleza? {Como se interpreta y evalita cul- turalmente la relacion entre mujer y naturaleza socialmente construida? ;Como teorizar en términos de género la cercania historia entre mujer y natu- raleza en comunidades especificas? En qué practi- cas particulares —de conocimiento, de relacion con el entorno, con otras mujeres y hombres, con la comunidad— se encarna dicha cercania? {Qué rela- cion tienen estas practicas con el manejo y conser- vacion de la biodiversidad? ;Podria decirse que el ecologismo de los pobres tiene un componente im- portante de género? Dentro de la economia politica, a construccion social del género se entiende en los términos mas restringidos de la division sexual del trabajo. é mo ha sido modificada esta division por el mercado y el desarrollo? Si el desarrollo ha desfavorecido a la mujer, gen qué forma esta relacionada su exclu- sion con la degradacion ecologica y la erosion de la biodiversidad? ,Queé tipo de politicas podria alterar esta situacion y convertir a las mujeres no ya en vic- timas sino en actores importantes en la historia de la biodiversidad? Convertir la relacion mujer-biodi- versidad en sujeto politico requeriria de historias de mujer-biodiversidad de las cuales atin no dispo- nemos. Porque hay otras historias por contar que no se encuentran en las paginas de la biodiversidad ya escritas desde la ciencia, el patriarcado y el capital. BIOTECNOLOGIA: {NI MALDICION NI PANACEA? Si hay una fuerza que pareciera militar contra todas esas historias que apenas si se empiezan a escuchar en los circulos del poder es la biotecnologia, con la cual concluimos este trabajo. Estamos ante una expansion de la capacidad de la tecnologia para afectar la vida no vista desde la alborada de la revo- lucién industrial hace dos siglos. Nos referimos a las lamadas “nuevas biotecnologias” originadas en la recombinacién del an de microorganismos en la década de los 70. Los avances iniciales se han mul- tiplicado a través de rapidos avances en biologia mo- lecular y celular tales como la ingenieria genética de plantas y animales (facilitada por el famoso “cation de genes” creado por Dow Chemical), la transferencia de embriones, la creacion de organismos completos a partir del aislamiento y cultivo de células y teji- dos, y la fusion de células, entre otras. Las esferas de aplicacion de las nuevas técnicas van desde la agricultura y la ingenieria biomédica hasta la pro- duccién de perfumes, “semillas artificiales”, clona- cién, control de la contaminacién, mercado de ali- mentos y drogas especializadas, etcétera. Ya los criticos comienzan a vislumbrar las mal- tiples formas en que las nuevas tecnologias afec ran al Tercer Mundo. “Una verdadera carrera biotec- nolégica esta tomando lugar entre los principales paises avanzados [...] la pregunta no es si afectara 0 no a los pobres, sino cémo y con qué consecuencias” (Hobbelink 1991: 7). Para otros conocedores de la materia, Las nuevas técnicas |...) cambiaran radicalmente el contexto del estudio y planeacion del cambio tecno- logico en el Tercer Mundo. Pensamos que el grupo de nucvas tecnologias conocidas bajo el rubro gené- rico de “biotecnologia” sera a la Revolucion Verde lo ésta fue a las pricticas y variedades tradiciona ‘s de plantas. (Buttel, Kenney y Kloppenburg 1985: ) Se teme especialmente por el impacto de la re- volucién biotecnologica sobre la agricultura dada la capacidad de la técnica para manipular el llamado “cuarto recurso” —es decir, el material genético, con- siderado como recurso vital a la par de la tierra, el agua y el aire (Hobbelink 1991)—. El biotecndlogo moderno esta en capacidad de escribir y “editar” el material genético a su antojo después de aprender a descifrarlo. La técnica de cultivo de tejidos, por otro lado, haria crecer artificialmente todo tipo de organismo vegetal, animal o humano. Se sobrepasan asi las barreras reproductivas naturales a medida que la revolucién biotecnolégica avanza con arrolla- dor paso y al compas de billonarias ganancias. Una cosa es cierta: la biotecnologia “existe para hacer dinero. |... Su desarrollo depende de la exis- tencia de una sociedad afluyente dispuesta a pagar por los nuevos productos” (Ratledge 1992: 4). El costo de transferir un segmento de Abn de una célu- laa otra es de un millon de délares en promedio. Es por esto que, “con algunas excepciones, la biotec- nologia no funciona para los pobres a nivel local” (Ibid.: 18). Para otros, a pesar del potencial de la bio- tecnologia para aumentar la brecha entre ricos y pobres, es imperioso que los paises pobres desarro- Hen su’ capacidad biotecnolégica, al menos en esfe- ras tales como la agricultura, la salud y el control de la polucion (Zimmerman 1992). De hecho, Colombia parece ser uno de los paises del Tercer Mundo que se ha adentrado en la “biotecnologia intermedia” con la creacién de varios centros de investigacion biotecnolégica. Algunos sugieren que en vez de ob- sesionarnos con la biotecnologia hablemos de bio- conocimientos; mientras que la primera tiene a la ingenieria y la ganancia como principios rectores, los segundos fundamentarian un enfoque del cono- cimiento hacia las necesidades de la agricultura, la medicina y los recursos naturales no supeditado a la necesidad de producir productos patentables. 56 En el marco de la biodiversidad, se asume que la conservaci6n de ésta depende de la biotecnologia. El Garr logré ligar casi indisolublemente el comercio ala biodiversidad, y ambos a la tecnologia. Este liga- miento es un efecto de discurso, sin querer decir con esto que la tecnologia no es importante para la conservaci6n. Antes de ver cémo, es importante des- mentir dos creencias comunes. La primera es que la biotecnologia reemplazara practicas agricolas con- taminantes; esto no es necesariamente cierto. Ya se ha hecho famosa la historia de la produccion, por parte de algunas multinacionales, de variedades de cultivos resistentes a los herbicidas que ellas mismas producen jpara asi aumentar las ventas del agente quimico! La segunda concepcién falsa es que la bio- tecnologia contribuira a la conservacion de la di- versidad. Como lo afirma la critica Vandana Shiva (1993), es mas probable que ocurra lo contrario, dada la historia de creacion de uniformidad por la tecnologia moderna, su tendencia centralizante, el énfasis en la monoproductividad, etc. Podra la bio- tecnologia propiciar la diversidad de productos, pero esto no equivale a defender la diversidad de la vida. Por otro lado, es muy posible que la biotecno- logia contribuya a desplazar del mercado muchos productos naturales del Tercer Mundo, especialmen- te a partir de técnicas tales como-el cultivo de teji- dos. De hecho, el desarrollo de la biotecnologia en el Norte debilita el poder de negociacion del Sur; el Norte usa la biotecnologia para sugerir que la vida natural ya no es tan importante. Buena parte de la discusién sobre la biodiversidad quedaria en nada si se sigue esta ruta; hacerlo, sin embargo, seria des- 57 conocer que “la preservacién de la biodiversidad en sus ecosistemas no es solamente necesaria para seguir mejorando las especies domesticadas exis- tentes, sino también para preservar las opciones disponibles a nuestros hijos” (Middleton, O'Keefe y Moyo 1993: 59). 2Qué utilidad tiene entonces Ia biotecnologia para el Tercer Mundo y las comunidades locales? En un trabajo anterior (Escobar 1994), sugeriamos la existencia de tres regimenes para la produccion social de la naturaleza: un régimen de naturaleza organica, basado en la continuidad de los mundos natural, humano y espiritual, regulado por los cono- cimientos locales y la practica social local; un régi- men de naturaleza capitalizada, basado en la explo- tacion desmedida de los recursos naturales y regulado por la ciencia reduccionista, los imperati- vos de ganancia y la sociedad de clases; y un régi- men de tecnonaturaleza, basado en las nuevas cien- cias y biotecnologias, cuyo propésito es la ingenieria de la vida, y el cual podria tener aspectos de con- servacion de la naturaleza, ya que ésta pasa a verse como recurso importante en si misma, a ser valori- zada por la ciencia y el capital pero de todas formas sin destruirla. Especificabamos que en la medida en que para los humanos no existe naturaleza fuera de Ja historia, los tres regimenes son, estrictamente ha- blando, de naturaleza construida, aunque sus orige- nes se encuentren en matrices histérico-culturales diferentes (premodernidad, modernidad y posmo- dernidad). Para los grupos locales situados en las “areas calientes” de la biodiversidad, los tres regi- menes coexisten. Mientras que defienden el régimen organico, son afectados por la capitalizacion de la 58 naturaleza (plantaciones de palma, por ejemplo, 0 camaroneras) y comienzan a preguntarse qué ven- tajas podria traerles el régimen en ascenso de tec- nonaturaleza. Si los grupos locales se ven abocados a un régi- men de naturalezas hibridas, no lo estaran también a una practica de tecnologias hibridas? Hibridiza- rian las técnicas de base cultural tradicional con las técnicas modernas (intensivas en uso de recursos y energia) y las nuevas tecnologias (informatica, bio- tecnologias diversas), tratando de minimizar las del segundo grupo y de mantener el control posible so- bre las del tercero. Cuales serian las condiciones sociales que favorecerian este tipo de estrategia? {Qué practica politica haria posible visualizarla como proyecto colectivo? {Qué otros actores —Esta- do, cientificos, ones, industria— podrian ser incorpo- rados parcialmente a su desarrollo? No seria desca- bellado sugerir que los grupos locales estarian mas abiertos a este tipo de vision que aquellos que, por su ubicaci6n en las estructuras de poder, se encuen- tran firmemente anclados en uno u otro régimen. No se pueden minimizar los obstaculos que existen para una estrategia de este tipo. La arrolla- dora marcha de la tecnologia es uno de ellos. Uno de los mas recientes avances es la nanotecnologia con fines biologicos. En pocos afios sera posible contar con pequenisimos dispositivos inteligentes en el cuerpo —del orden de los 50-300 micrones, con un limite de miniaturizacion ahora pensado en 0.1 mi- crones— provistos de sensores quimicos y de pos bilidad de accion autonoma en cada érgano, di- sefiados para cumplir multiples funciones. La “nano- rrevolucion” conectara directamente los tejidos a 59 computadores moleculares. Los marcapasos parece- ran en comparacion cosa de una época antiquisima. El cuerpo, finalmente, entrara a la cibernética a nivel molecular. El problema sera el costo. Solo los muy ricos tendran acceso a estos nanocomputadores. Se abren de nuevo las preguntas de siempre en relacion con la tecnologia: ;Quién se beneficia? ;Quién contro- la? ,Quiénes son no solamente excluidos sino incor- porados a los efectos? ;Tecnologia para qué? Pero sin duda habra una diversidad de cuerpos y orga- nismos que ya la ciencia ficeion estara imaginando. CONCLUSION: MOVIMIENTOS SOCIALES Y DIVERSIDAD, En muchas partes del Tercer Mundo, el ciclo de degradacion ambiental, escasez de recursos y con- flicto social ha dado lugar a movimientos sociales vigorosos que enfrentan a pobres y poderosos (mul- tinacionales, companias de madera, constructores de embalses, latifundistas, etc.). Se insinita un nuevo ti- po de conflicto social de clase donde las luchas se enfocan en la naturaleza. Las movilizaciones contra la construcci6n de la represa Narmada, 0 contra la politica nacional de privatizacion de los bosques co- munales en la India, por ejemplo, han aleanzado pro- porciones inusitadas. En este pais y en otras partes del Tercer Mundo, los grupos locales van tabran- do poco a poco un vocabulario de la protesta basa- do en la no-violencia, la afirmaci6n de la cultura y s una defensa de la autonomia de los recursos. No 60 la naturaleza en si, como podria verse 0 desearse desde la perspectiva del ambientalismo global, sino del sistema de uso local y su valor social. Estos mo- vimientos parecen insistir en que no puede haber naturaleza sin justicia social (Guha, en prensa). Los movimientos ambientales populares son ca- da vez mas mediatizados por la ciencia y la tecnolo- gia. Como hemos visto, el lenguaje de la biodivers dad reiine, en el espacio que crea, a los movimientos sociales con el capital, cl Estado, y la ciencia en la lucha por el significado y practica del desarrollo. En. lugares como el Pacifico colombiano, las luchas por la diversidad cultural son luchas por las construc- ciones de la naturaleza. Estas luchas tienen cosas importantes que ensefiarnos acerca de lo que la “naturaleza” es y puede llegar a ser en el futuro cer cano. El debate sobre la biodiversidad esconde un conflicto profundo sobre la definicion de la vida y los modos posibles de existencia. ZQué esta pa do con Ia vida en el umbral det siglo xxi? ,Como nos relacionaremos con aquello que los modernos Ha- man naturaleza? El dialogo entre las perspectiva que hemos esbozado tiene que seguir avanzando. Ciencia, capital y movimientos sociales se encuen: tran abocados a una dificil lucha entre ellos que los acerca y los aleja a medida que negocian el signif cado de la biodiversidad biologica. Eso que ahora lamamos biodiversidad estara con nosotros por un tiempo, pero ni su significado ni lo que esta en juc- go pueden darse por sentado. 61 ® Buena parte del reporte del wri (1993) es dedicado a este acuerdo. Las condiciones monetarias del acuerdo son onerosas; Merck pagara a Costa rica un millon de délares —al ser invertidos por insio en el entrenamien- to de bidlogos y actividades de conservacién— por el derecho a conducir labores exploratorias por dos afios, Yip de las regalias que pudieran derivarse de dichas, labores. © Véase, por ejemplo, Gentry (1993: 32) en el contex- to del Pacifico, Janzen (1992), Janzen et al. (1993) wri/ UIcN/PNUMA (1992). La productividad discursiva del modelo radica en Que otros deben emulario y que esta emulacién es siem- pre imperfecta, debiendo ser renovada a cada paso con mayor ahinco. Como modelo, Costa Rica exhibe las carac- teristicas deseadas: “un porcentaje alto de area silvestre preservada, poblacién altamente educada, poblacion indigena reducida [!}, y capacidad cientifica considerable” (wei 1993: 5). Veamos como redefine Janzen a Costa Rica desde esta perspectiva: “Costa Rica es una corporacion con 50 mil km? de tierra, de los cuales 12 mil km? son de invernaderos en donde viven 500 mil especies. Dicha corporacion posee 3 millones de accionistas, a cada uno de los cuales le corresponde 1,500 usb de Pm. Los costa- rricenses aspiran a un nivel de vida normalmente asocia- do con 10 mil-15 mil usp de pt por aio” (1992: 30). La uti- lizacion de la biodiversidad proporcionaria la diferencia. Aunque parezca cruda, esta definicion es la conclusion logica de la ecomonizacion de la diversidad preconizada por los documentos aqui reseiiados. " Un enunciado complementario es: “Pagar el 5% de la biodiversidad para salvar el otro 95%" (Janzen 1992: 31). La realidad pareciera ser todo lo contrario: pagar (sacrificar) el 95% para salvar el 5%. 64 + EL que el entrenamiento de paraprofesionales locales tenga efectos democratizantes dependeria esencialmente de las comunidades y sus organizaciones. Nada aseguraria que los paraprofesionales no fuesen reinscritos en una Jerarquia rigida donde los profesionales y “doctores” sigan detentando el control. Aunque Janzen enfatiza la necesidad de incorporar a la poblacién local, y su derecho a ser com- pensada por la informacion, su vision del proyecto sigue siendo eurocéntrica. Son las instituciones del Norte y sus contrapartes a nivel nacional en el Sur las encargadas de montar y gerenciar el proyecto. Fl texto del reporte se pue- de obtener en Internet del servicio gopher de la Universidad de Pennsylvania, 0 de sus autores (djanzen@mail.sas. ‘upenn.edu; whallwa@mail.sas.upenn.edu). \ Fsta nota no pretende reseiiar las politicas nacio- nales actuales —Io cual estaria muy por fuera del alcan- ce del presente trabajo— sino resaltar la forma en que los discursos internacionales condicionan, aun en el nivel de posibilidades, lo que puede pensarse y hacerse en el nivel gubernamental en ¢l Tercer Mundo. 1 estado del conocimiento sobre la biodiversidad en Colombia es tra- tado en la valiosa coleccién de Cardenas y Correa (1993). 45 Enrique Forero, actualmente en el Jardin Boténico de Nueva York, es tal vez. el mayor conocedor de Ia bio- diversidad en el Chocd biogeografico. Colaborador de A. Gentry, e! trabajo de Forero no es tan conocido en el pats como ¢! del norteamericano. Véase especialmente Forero y Gentry (1989). Otras obras sobre la biodiversidad en el Pacifico son Gentry (1993) y LE. Forero (1980). Este iilti- mo trabajo se refiere a la etnobotanica cuna y waunana, especialmente los usos médicos de las plantas. Fue parte de un estudio mas amplio, “Investigacién boténica del Choco”, dirigido por Gentry. Uno de los objetivos princi- pales del Proyecto Biopacifico (ce#/pxt> 1993) es la siste- matizacion de los conocimientos modernos y tradiciona- les de la biodiversidad del litoral. 65 '8 Para la Estrategia, el actor fundamental a nivel nacional son los estamentos de planeacion que son los que poseen “verdadera autoridad” (wri/uicn/PNuma 1993: 35). Aunque este documento le dedica un capitulo a las estrategias de conservacion a nivel local, éstas son con- cebidas desde la perspectiva de la economizacion y esta- tizaci6n de la accién social. Esta percepcion surge de una concepcion tradicional del poder, dentro de 1a cual el nivel local esté desprovisto de todo poder sociak esta poblado de gente pobre ¢ ignorante, ubicada fuera de la civilizacion. ¥’ La mencidn de los grupos indigenas y locales en la Convencién (preambulo y articulo 8, apartado j) se hizo a insistencia de oncs del Tercer Mundo, principalmente la red del Tercer Mundo (Third World Network). El mismo WRI reconoce que estas menciones no garantizan los dere- chos locales (1993: 160). Para un anilisis critico de la Convencion, véase Middleton, O'Keefe y Moyo (1993). '* Las mas importantes de estas oncs son el Third World Network y el World Rainforest Movement, ambos con base en Penang, Malasia, y la Research Foundation for Science, Technology and Natural Resource Policy (Fundacion de Investigacion para la Ciencia, la Tecnolo- gia y la Politica de Recursos Naturales) en la India, dirigi- da por la fisica y ecdloga feminista Vandana Shiva. Hay otras oncs ambientalistas de importancia en el sur y sureste de Asia. '° Para una discusién del proyecto de “alternativas al desarrollo”, véase Escobar (1995). 2% Esta seccién se basa principalmente en los siguien- tes textos: Shiva et al. (1993), Shiva (1993, 1994), Sachs (1993), Middleton, O'Keefe y Moyo (1993), Agarwal (1992), Fowler and Mooney (1990), Kloppenburg (1988a), y numerosos reportes y discusiones en las conferencias sobre biodiversidad y el Ger en el servicio computarizado EcoNet. 2! La literatura sobre los efectos negativos de la Revo- lucion Verde es demasiado numerosa para resefarla en este trabajo. Véase Fowler y Mooney (1990) y Escobar (1995) para un resumen de ella. ® Como decia Marx, al expandirse el mercado cada vez. un mayor nimero de gente tiene que construir sus necesidades como una necesidad de mercancias. La gen- te comienza a verse ella misma como mercancia, es decir, como individuos cuya tinica posesion es su capacidad de trabajo. 23 Estos materiales fueron preparados en mayo de 1994 por la Research Foundation for Science, Technology and Natural Resource Policy y el Third Word Network como una contrapropuesta al Garr. *4 La historia de la mercantilizacion progresiva de la semilla es relatada en Kloppenburg (1988b). 2 Véase Declaracién Ministerial de la Ronda Uruguay, “Principios Generales que Rigen las Negociaciones”, cin B, parrafo 5. 26 Un estudio comisionado por el Banco Mundial, por ejemplo, concluyé que la adopcién de derechos de pro- piedad intelectual similares a los de Estados Unidos por los paises pobres representaria costos adicionales para éstos en cuanto a administracion y pago de regalias. Des- 66 67 mintié asimismo el argumento de que la ausencia de derechos intelectuales disminuye el flujo de capitales externos y la transferencia de tecnologia. Concluyé, por waltimo, que la leccion clara es que los paises pobres deben doblegarse a la voluntad de los ricos dada la posi- bilidad real de repercusiones y sanciones por parte de éstos (Siebeck et al. 1990). Las distintas formas de pro- Piedad intelectual (patentes, secretos comerciales, var, copyright y marca registrada), asi como los tratados internacionales pertinentes, se discuten en Sherwood (1990), (Fowler 1992) y Kloppenburg, ed. (1988a). 7 E] mismo libro enfatiza la necesidad de resolver el problema de los costos ambientales incorporados a pro- ductos del Tercer Mundo y que no son reconocidos como tales en el precio que los paises ricos pagan por ellos —el llamado free-rider issue, es decir, el hecho de que los consumidores del Norte reciben un subsidio ambiental al consumir mercancias del Sur cuya producciéi: afecta el ambiente sin compartir el costo de dicho efecto—. El cart no ha encarado este problema en forma adecuada. ** Muchos de estos casos son resenados en publica~ ciones especializadas tales como Trends in Biotechno- logy, Bio/Technology y Biotech Reporter. Discusiones cri ticas de estos casos se dan en foros tales como el servicio computarizado EcoNet, Seedling, publicacin del Genetic Resources Action International (Grain, Barcelona), y el Rural Advancement Foundation International de Canada. ®° La teorizacion y andlisis de casos de “conocimien- to local” han avanzado en los iillimos aiios, especial- mente en relaci6n con los conocimientos agricolas, medi: cinales y ecologicos. La mayoria de estos estudios han sido realizados por antropologos en muchas partes del Tercer Mundo. Véase, por ejemplo, los volimenes de Dahl (1993), Milton (1993) y Hobart (1993). 68 3° EI debate en etnobiologia entre las posiciones “rela- tivista” —que afirma que todo sistema taxonémico una construccién humana, no un reflejo “exacto” o mas 0 menos correcto de la realidad externa— y la “comparati- va”, que busca analizar las diversas formas en que k culturas organizan una misma realidad externa, es rese- ado en el trabajo reciente de Berlin (1992). La ‘posicion comparativa (mas bien estructuralista y positivista) pu de remontarse a Boas y Lévi-Strauss, mientras que la rel tivista 0 constructivista se surte de la filosofia contem- poranea del lenguaje. BIBLIOGRAFIA Abramovitz, Janet, “Biodiversity and Gender Issues: Recognizing Common Ground”, en Wendy Har- court (ed.), Feminist Perspectives on Sustainable Development, Zed Books, Londres, 1994, pp. 198- 212. Agarwal, Anil, “Sociological and Political Constraints to Biodiversity Conservation: A Case Study from. India”, en O. T. 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Se tiraron 1 000 ejemplares, mas sobrantes, sobre papel cultural de 75 gramos. En su composicion se utilizaron tipos Lucida Bright de 14, 12, 11, 10, 9, 7 y 5 puntos. El cuidado de la edicién estuvo a ‘cargo de José Luis Perdomo Orellana y Josefina Jiménez Cortés con la colaboracién de Carlos Lopez y Ma. Elena Olvera del ceci de la unas. La formacion tipografica la realiz6 Isauro Uribe con la colaboracion de Alida Casale. La impresion se realiz6 en los talleres de la Compafiia Editorial Electro-Comp, S.A. de GV. Calz. de Tlalpan 1702, Col. Country Club, México, DEF.

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