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Bien por la Universidad

Juan García de Quevedo

19 Jul. 10

Ya era tiempo. La Universidad de Guadalajara se pronunció y muy bien, con un lenguaje cuidado, usando las palabras
exactas, pronunciamiento y afirmaciones inatacables sobre un tema que llenó de vergüenza y terrible ignorancia,
terrible ignorancia, a la diputación jalisciense pasada: la reforma del artículo 4 de la Constitución Política del Estado. Y
lo más grave es que esa iniciativa la presentó la diputación priista, negando en todo su historia doctrinal, su liberalismo
de formidable alcance, su laicismo que no se presta a discusión alguna. Al reformar el artículo 4 de la Constitución,
para decirlo en términos suaves, la diputación priista llenó de oprobio al priismo jalisciense. Varias veces se discutió en
la Comisión permanente del PRI pero la decisión ya estaba tomada por esa fuerza incalculable que ha tomado el
priismo clerical, el priismo, al igual que el panismo, de sacristía. Recibiendo órdenes de la alta jerarquía eclesiástica se
dejó de ser lo que se era, lo que se había sido y seguramente lo que se deberá ser.

Bien por la Universidad que rescata lo mejor de nuestro Estado, su laicidad. Y bien por la Universidad que plantea la
reforma como ideológica, es decir falsa creencia o simplemente creencia sin más. Con esa reforma se volvió a poner al
orden del día la contradicción entre ciencia y creencia, entre posiciones religiosas y posiciones científicas. La ciencia
respeta tanto a la religión que no se ocupa de ella, por tanto, todo hombre puede creer lo que quiera o no creer en nada
trascendental. El laicismo, por otra parte, permite todas las creencias o ninguna, porque sólo se es libre en una
sociedad laica y sólo puede ser democrática una sociedad laica. Para decirlo con toda claridad: sólo puede haber
pensamiento científico y libertad de pensamiento en una sociedad laica. Sin libertad de pensamiento y de expresión,
que es lo que distingue al hombre porque toca de manera esencial a su conciencia, el hombre sería instinto y
animalidad pura. Sin libertad no hay ética posible, pero tampoco filosofía y todas las ciencias quedarían atrapadas en
las fronteras que marcan el dogma y la intolerancia.

Lo he dicho y escrito mil veces: que las mujeres que antes que nada son católicas no aborten, que cumplan
cabalmente con sus creencias; pero las mujeres que consideran que la religión nada tiene que ver con la autonomía de
su voluntad y de su cuerpo, que lo hagan. Porque también existen mujeres católicas que en la existencia del cuerpo
doctrinal del catolicismo pueden encontrar referencias teológicas modernas para hacerlo. El mal absoluto está en que
la mujer viva un embarazo no deseado, no querido, porque ese embarazo determinará para siempre su vida. Pero si
aparte de las condenas clericales, la legislación las criminaliza, se atenta contra la mujer en todos sentidos y se atenta
contra la libertad y se acota y estrecha en todos sus límites la libertad social.

Esa olvidable legislatura parecía más bien una asamblea cardenalicia preconciliar que una asamblea de hombres
libres. La sociedad laica todo lo permite: médicos que recurriendo a la objeción de conciencia no practiquen un aborto,
mujeres violadas que exijan se les practique un aborto por no ser algo querido. Criminalizar el cuerpo de la mujer es
inaudito por parte del priismo cuando se tiene en la dirigencia nacional a una mujer considerada como progresista e
inteligente.

Por otra parte, está la investigación médico científica que necesita toda la libertad para sus trabajos e investigaciones.

El mundo se legisla desde el mundo, no desde el cielo, con los saberes y conocimientos de los hombres, no con
revelaciones eternas e inmutables. Si queremos vivir como hombres libres, en una sociedad libre, con aspiraciones
éticas que propongan como principio la libertad del hombre, reafirmemos nuestro laicismo y como bien dice el texto
publicado por el Consejo General Universitario de la UdeG: aprovechen, señores diputados, "esta oportunidad histórica
de asumir este tema como un problema de salud pública y derechos humanos."

Fuente: Periódico El Mural.

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