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El ceibo.
En las riberas del Paran, viva una indiecita fea, de rasgos toscos,
llamada Anah. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la
gente de su tribu guaran con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor
a la tierra de la que eran dueos. Pero llegaron los invasores, esos valientes,
atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les
arrebataron las tierras, los dolos, y su libertad.
Anah fue llevada cautiva junto con otros indgenas. Pas muchos das
llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un da en que el sueo venci a
su centinela, la indiecita logr escapar, pero al hacerlo, el centinela despert, y
ella, para lograr su objetivo, hundi un pual en el pecho de su guardin, y
huy rpidamente a la selva.
El grito del moribundo carcelero, despert a los otros espaoles, que
salieron en una persecucin que se convirti en cacera de la pobre Anah,
quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. stos, en venganza por la
muerte del guardin, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La
ataron a un rbol e iniciaron el fuego, que pareca no querer alargar sus llamas
hacia la doncella indgena, que sin murmurar palabra, sufra en silencio, con su
cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenz a subir, Anah
se fue convirtiendo en rbol, identificndose con la planta en un asombroso
milagro.
Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectculo de
un hermoso rbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que
se mostraba en todo su esplendor, como el smbolo de valenta y fortaleza ante
el sufrimiento.
Francisco de Quevedo.
7) Analizar sintcticamente.