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Definiremos primero cl modelo médico para, a continuaciés compararlo con el modelo de intervencién, remos aqui la claty Fl modelo médico se basa en una serie de “pensamientos qu se refieren a teorias”; en efecto, el médico posee un saber tedrin acumulado que se traduce en términos de conocimientos (biologi, fisiologia y patologia). Conoce el cuerpo sano, las diferentes tuncie nes y las diferentes enfermedades. De estas tiltimas conoce la causas, las manifestaciones o sintomas y los medios de tratamien to. Estos conocimientos estan limitados, por supuesto, a lo que nvestigacién y la practica médicas han permitido sacar a la Iuz,, a lo que el desarrollo de la bioquimica ha aportado en la elabors cién de medicamentos. Dichos conocimientos se articulan en tor no a la nocién de norma, Esta, en el modelo médico, es la fronten que separa la “salud” de la “enfermedad”. La enfermed, da en referencia a la concepcidn de lo que es la salud, el cuerpo « buen funcionamiento. FI conjunto de “sentimientos, actitudes , acciones” que se desprende de estos conocimientos acumulados, de la utilizacién de la separacion enfermedad-salud es de orden di verso; en primer lugar, se trata de aplicar la norma y el saber a k situacion particular del “paciente”; a continuacion, se trata de de cir de qué sufre la persona, de “diagnosticar su enfermedad”. Des pués de ello, y apoyandose siempre en estos conocimientos, # Prescribira un tratamiento que tiene como fin curar al enfermo } Por lo tanto, reconducirle a la norma. El médico es, en esta coyun tura, aquel que sabe, el que prescribe, el que curara ios males qu el otro sufre, lad es trata Este modelo es cuestionado hoy por ciertos miembros del cuer Po médico que buscan otra relacion entre médico y enfermo, estt €8, considerar a la persona en el conjunto de sus facetas biologi cas, psicologicas y sociales, y no solamente desde la enfermedad que ella sufre. Las medicinas lamadas “suaves”, el desarrotlo de las especializaciones en enfermedades psicosomaticas, la deame dicalizacion de ciertos cuidados contribuyen —en el mismo medic médico— a la busqueda de un modelo distinto del que acabamor de describi a nF £1 modelo médico*? en el que se han inspirado los trabajadores: tie hemos tranaerdo lon termine (dhagndsticn soa tratamiento social) y hemos intentado elaborar un saber organizado de las “en: vez, dejado de ver lo esencial: la fuerza dinamica de la vida (social), 41 { da, que va a examinar esta realidad con los interes mos en escena, lo querramos © no. Ademas, nuestra intervencié, comienza a transformarnos a nosotros al mismo tiempo que a la s} tuacion, a causa de las relaciones reciprocas’.49 Eon la intervencion social, la modificacién de la situacion co mienza desde el primer contacto entre el trabajader social y los in teresados. El trabajador social llega casi como intruso en un con texto cuyas circunstancias no conece previamente; no sabe nada le queda todo por descubrir, 1os datos de la situacion se encuen tran en posesion de los propios interesados. Los usuarios no sola mente son los que conocen su situacion; también son ellos los qu conocen las soluciones mas apropiadas para sus problemas y la, que convienen mejor a sus deseos y proyectos. La sitnacién-del trabajador social no es, entonces, la de la pei sona que sabe, que va @ aportar remedio, que va a curar. Se he convertido en aquel que va a descubrir una situacién desconoci \dos, que vae interpelarlos para encontrar las soluciones mas adaptadas y qui en el curso de este proceso— va a introducir cambios, pero va ser tambien él mismo transformado gracias al intercambio y a juego de las reciprocidades. El segundo elemento de fondo que distingue el modelo de inter ‘on del modelo médico es la toma en consideracion prioritaris de los aspectos positivos y dindmicos de la situacion de la perso na. La huella del modelo médico y psicoterapéutico nos ha condi cionado fuertemente a analizar toda situacién social en términos de patologia y de enfermedad. Nos hemos vuelto capaces de perci bir todo “lo que no funciona”, todo lo que se aleja de las normas sociales admitidas en un lugar y en un tiempo dados Este acento puesto sobre la patologia ha impregnado también cl TSC y el TSG. Jean-Francois Médard definis asi el concepto ve “desorganizacion social”, que él aproxima al de anomia, de Dusk heim: “La desorganizacién social [se define} como una disminucss: de la influencia de las regias de comportamiento existentes sobre Jos miembros individuales del grupo [...). [Esta] acarrea el debilita miento de Ia solidaridad de grupo y, « partir de ahi, el conflicto 5 la desintegracion.”#4 Propone a continuacién apovarse sobre ¢ concepto de desorganizacién social, con el fin de construir un “me stodo de reorganizacion de las comunidades: la organizacion comu Unitaria”. “Partiendo, no de las diversas posiciones doctrinale. de la idea de desorganizacion de la sociedad, nos parece que dis ponemos de un punto de partida relativamente sélido: la organiza a2 cién comunitaria es ante todo un esfuerzo deliberado de recons truccién social al nivel de la comunidad local.”*5 sta manera de poner de relieve la “patologia social” implica la existencia de una idea de “salud social”, de la vida social que se hha conocido, que no se tiene ya, que se ha perdido, que se ariora atin y que se desea reencontrar, ¢Se trata de la busqueda de un Sparaiso perdido”?, ede la busqueda de la vida de pueblo —mitica y mitificada— que compensaria todos los males de Ia vida moder- ha, que permitiria al hombre vivir al abrigo de todos los desatinos de Ja vida ciudadana y urbana? Todo ocurre come si se estuviera ala bisqueda de ese pasado que ya no existe y que probablemen- te no ha existide jamas. Se habla, entonces, de re-encontrar, re construir, re-organizar, re-crear, re-constituir, re-habilitar una vi da social ideal que se ha perdido: la de la mitica aldea rural, 1 modelo de intervencién social toma como base de apoye los elementos positives y dinamicos existentes, tanto en una interven- cién con individuos y familias como con Unidades de vida social mas amplias. En lugar de centrar la atencion en los puntos “enfer mos” 0 “desorganizados”, se la centra en los cambios en curso, en las fuerzas en presencia, en las modalidades particulares de co: municacion y de relacién entre las personas y los grupos, en las potencialidades, en sus dinamismos. Esta voluntad de enfocar lo positivo constituye un cambio radical de aproximacion en TS y ne cesita un decondicionamiento y una nueva perspectiva por parte de los trabajadores sociales, La imagen utilizada por Edgar Morin :nizacion del conocimienta nos parece que iJustra completamente nuestro propésito: con respecto al problema de Ia or; E ca (ptolomeica) a la vision heliocéntrica (copernicana) del mundo, la primera oposicién entre las dos vi el principio de seleccion /rechazo de datos: los partidarios del geocentrismo recbazaban como no significatives los datos. inexplicables segiin su vision, mientras que los otros se for: daban en estos datos para concebir el sistema heliocéntrico, cl momenta inciorta del transito de la vision geocentri- jones residia en Entonces, a simple permutacin entre Tierra y Sol fae mu- cho mas que una persmtacién, ya que fue una tran: x) en elemento peritérico y de un ele emia tiene los cldn del centro (la Tie mento periférico (el Sol) en centro, El nuevo sis mismos componentes que ¢l antigua (los planetas} y utiliza a menudo los mismos calculos, Pera toda la vision del mundo ha cambiado.2® 43 La mirada puesta sobre una situacién la colorea y le propore, na juegos ce luces diversos. La situacién es, tal vez, la misma, ro nuestra manera de verla la transformara. Asi, un barrio 1m modesto de la periferia de una ciudad sera aprehendido de man ra muy diferente si nuestra mirada pone de relieve en primer | gar la tasa de desocupacién, e] ausentismo escolar de los adole centes y la tasa de alcoholismo de las mujeres en el hogar; 0 si acento es puesto, sobre todo, en el gran numero de asociacion, realmente activas, las redes importantes de ayuda mutua y de s lidaridad, el aspecto cuidado de los espacios verdes comunes y abundancia de los lugares de encuentro y de intercambio inforim les existentes. Estas dos maneras diferentes de aprehender el mi mo barrio pueden parecer caricaturescas. Sin embargo, no lo so Basta con pedir a cada trabajador social que interviene en un mi mo territorio que describa las principales caracteristicas de es area geografica, para tener cuadros bastantes diferentes. Si cst descripciones fuesen comunicadas a los habitantes, éstos, proby blemente, encontrarian irreconocible el cuadro: Pero gcual de estas dos imagenes de un mismo barrio nos pe mite, en cuanto trabajadores sociales, llevar a cabo una accion ¢ lectiva que aporte los cambios deseados por la poblacién, que hag a los habitantes mas aptos para controlar y resolver sus probleme colectivos? ¢Cual de estas dos imagenes nos brinda los mejore puntos de apoyo para llevar a término una intervencién colective ¢Cudl de las dos imagenes de su propio barrio dara a los habitar tes deseos de movilizarse, de hacer cosas juntos? Ciertamente, segunda, El acento puesto sobre los a elimina los problemas descrit tralizacién lo qu pectos positives y dindmicos n sen la primera imagen; es la cen mbia, Lo que en una imagen es central, en} otra se vuelve un fenomeno secundario y periférico. jUna verdade ra revolucién copernicanal A nivel de ‘actitudes, sentimientos y acciones®, el modelo & intervencién social preconiza ponerse de antemano en una pos: cién activa y optimista, y llevar hacia esta perspectiva a los uss ios. Se trata, pues, de poner el acento sobre la esperanza, de su brayar y valorar los aspectos positives, de utilizar un pequeni cambio —por minimo que sea— como palanca de dinamisma El modelo de intervencion, tal como acabamos de definirlo, tw ma sus fuentes tedricas, por un lado, de las concepciones de Cas 44 Rogers, para quien los individuos son guiados —en sus comporta- P mientos y en sus actos— por necesidades de crecimiento, de salud a. Concepto de cambio*® ‘ambio “significa una modificacion, una reorganizacion, una vasieion, un desplazamients en la naturaleza o en ta civeecion de una estructura o de un proceso. Desarrollo, a diferencia de ‘carn bio’, implica un cambio continuo en el tiempo".*? Asi, el concepto de cambio explicita una modificacion que puede ser brusca, rpi da ¢ incluso inesperada, 0 bien puede ser progresiva, inserta en una evolucién lenta, que se llama entonces desarrollo concepto de cambio no define nila direcoion exacta del des- fo precioa, lampooo, ai fag modifcacioned’'la diteccion dc lo Geeplazamientos eon buena positives @ negativass desigy Uno de los aspecios esenciales del concepto de cambio y el que lo hillizacion del concepto de cambio requiere Ia definiciOn provia aué te quiere carnbier, para qué y quién quiere camblatlo, qué © mala Por otra parte, la utilizacion de este concepto nos aporta una herramienta valida de medida y de evaluacion. En efecto, la eva- 45 be ov parsed v as. £ usuoduios of anb sai Us Bpo} Us SsuOmEMS se] Fe1apisuod UaIquMy” 1194 ap ersueUI vse O[UL Oo] A CLAN Of 4 209 GeZeE! pp o: annua PLoVoIpeauos UO!OE[aL Ns Ua otOTWUIST;UODN ep puro|qoud | 4e1tH ayjuiiad sou UO1DoU PSG p¢,’919 “UoIovoTUNUIONT sqiozad U ‘OLMB\UOO RS B OpEHY| altIaMalqnrostptn eeuoo wapedsd op sop so) ‘sesasieq nb 0] poy Feu: # waai| SOU UOIDa;peNtOD op o1dacuoD [4 So] ot0D sape) ‘SaLuISEXe0D sowID05 sapEPUD ap ou ‘ono unsye exed ofeur sa tu ap opeynsos 9 sa <— ua aa Ds onutay 2 ab of ‘opMeredutos 4apod ered 094 of a181x9 onbiod of, wropisuos as enb noep aiainb ols, “odnu ap v ‘oved un wip epes sounsow oF seq oun! 89 [210s odureo 9p ouang sa anb p atz1a19uU09 anbj ‘oa sa anb of ap offaq so a! ant B ep Bpia v] soured 29s epand>s :eiuoioIp ap sou opunur fe reir eX ones, wey SOU SarepEsoqr|oo109 Ns 9p soo vpED a1UEUIDILeISUOD IHIDOSIp v OpeUasua UeY SOLE 249}1P SO] anosou ap aired r04eur eB] Y “UO!DIIPENUOD ap |p :[eID08 eoNovId 9P anu oIadse ONO rvsDpIsOD B Baal] SOU apagaid onb or nfuos u opsap “oypay 3 youspuadaps pisos odirP9 9) a sey anb yenjdsouo eusreu Bou sns £ uray Lun ap [Epos prouspuadepsaqny ap odaouey “> ug}21po.quos ap oxdeou0g “q pe PZT@INIWU BL ap EAE coun waspepsaa ep adn nuos ajuoueanaaya 0 SPA ayes aquauioyusaedy sezrny ap olan! 12 9 ‘ 1 v uarsiser nb se] & wesinduyy of onb seziony sel ant oqures op uoLIEM IS poy ua ayuasard visa “Juo|oyjad [aatu BO TeNpIAIpU! 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Ouvtleres, Cel, Deva a ‘epPepsnt gS all ante ainamico 18: Déveiogipement comomunaataire rural ef urbain, Réponse francaise, op cit. Ver, entre otros, Leaper, RA. B., Le travail social sommuneuesire Men SinellieTHAAS csftpspianda porte ie Mes 6 LHR ODEN Etre HT AG mieatiiuisie Gitelapyeeetarratat, Riuacaaplippdas: RL Fa Bri relaciones del nedoTpulotsh: Briwitumeitno-dotidaaoR2en terminos de equilibrie & a APR § 1fRuinn. Milica, sitaeemisnieg weanibihasn:“enesiye Br ei NusnarYobk; Héeporiiernaticialseaitiona 2 was jetar mes igs DAY HEY ve LSidtenreyathesdides Nimallet@eTh SAMUI PLANTS ERATIVE vaiimsocise comemaaaahaisbeeil iF irtbet}) NUE27 IMAG fleNEABIAS. DEGO FAGGN sales WH Fa MPrOEORE CaF AEA REEPA ATS en Mable, USI! nus et Barve LaIENY BIB LLIN TO RRAATIDS, 1969, 20. Pané, Simone pDynamiquelies uedapes AEE wildeniae dpe gn Rewnersionce éotial:wol, cls pNhd peredo Gactauploncataiesenee aa AWeGo, de conflicto, de movilizacién personal. La contradiccion ¥ 21oMadspeildlene,is\eutrepiopahifcrentesnciementes de Sar NlAaRIHE fexchriiqne: cle tea tocpel coq dake grpaysas| Fa ialersFaAcoR. ‘Pratiques So- Silom Pina ver alca 22nMounstefeplatte a ado, el nuevo equilihrio se vera constante spwil aecist sin caammuxiauteipen:Gomite dlenterét Teodes daules ianeaiies, de rensinaciaciak inenerlan wevassyitiitomovignes becad t OF ortamen', Fepaen Rai ur St a que todos los ebnaclonedia Laciyinse ISTEtidos 24, Tievant, Sophie, “Les Etudes de communauté et la ville: heritage et Problémes', en Sociologie du Travail, N.° 2, Paris, Dunod, 1983 48 50 SEE gua Pan WeRMeban aesieaioneateice laa fnrmetionsitisnen 29: le dle Chicago ~ Naissaywe URL HER US CENA NORISTAGE ENE THRE GOR Pp de Aeitievante Fopbip.#RI GhuiPozTia resicencia social de Levalois, dirigi- or pan dit Drie ta tectodomoeepitainolt rdeicsPen) yoSApP, Breve iigiggeale spr'FOG TFRE France, oulouse, Puivar, 1978, sfdirdlstoire du travail sovial de groupe et évo Gee Baice: cst 66. 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