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Capitulo 1: Los suelos. POR: EDUARDO BESOAIN M, a} 1.1, INTRODUCCION Los suelos derivados de cenizas volcénieas tienen relevante importancia en el desarrollo de numero: sos paises de Asia, Africa, Amériea y, en menor escala de Oceanfa y Europa, Son suelos que estén distribuidos en las regiones eruptivas recientes, preferentemente alrededor del cfrculo de actividad volednica circumpacifico y bajo condiciones ambientales muy diversas: se han descrito en Japén, Corea, Filipinas, Indonesia, Malasia, Regién Pacitica de América, diversos pafses en Africa, en Europa, en la Unién Soviética asf como en numerosas islas oceénicas. Para América, los suelos de cenizas volednicas han tenido una importancia destacada en el desarrollo agricola, que ha sido una de las bases del crecimiento econémico del continente asi como un factor de estabilidad social (Samper, 1966) Los suelos de cenizas volednicas —Andosoles~ poseen una serie de propiedades muy particulares —baja densidad aparente, carga variable, elevada retencién de agua a 15 bars, elevado contenido orgénico, alta fijacién de fosfato, etc.— que los diferencia de los suelos provenientes de otros materiales parentales. Ello también ha determinado que los suelos de cenizas volednicas hayan sido clasificados en categorfas separadas en los sistemas vigentes en Estados Unidos, Japén, FAO/ UNESCO, Nueva Zelandia y Francia. Esas propiedades se originan debido a la presencia dominante en [a arcilla de un conjunto de minerales no-cristalinos y para-cristalinos que condicionan, en Git ma instancia, su comportamiento y utilizacién agricola. Esta suma de particularidades de los suelos voleénicos unida a su importancia en la produccién de alimentos y recursos forestales, es lo que incentiva poderosamente su estudio, En base a la evaluacién efectuada por FAO/UNESCO para el Mapa Mundial de Suelos (1975), con siderando s6lo los Andosoles y excluyendo aquellos del sur-este de Asia y Europa, éstos cubren alrededor de 124 millones de hectéreas, lo cual representa el 0,84%, aproximadamente de Ia super ficie terrestre (Leamy; Smith et al, 1980) Para Chile, la importancia de los suelos derivados de materiales volcénicos radica en que represen: tan entre el 50-60% del total de las 5.400.000 hectéreas de suelos arables que el pals dispone, (Peralta, 1978). Es en estos suelos donde se desarrotla gran parte de la produccién cerealera y gana dera; ademas, una parte considerable de los bosques se establecen sobre suelos volcénicos. Mella y Kihne (1983) han calculado que entre la Regién Metropolitana y la X Regién, ambas inclusive, los suelos volednicos cubren 5.288.000 has, lo cual magnifica la importancia que estos suelos tienen en Chile. El conocimiento cientifico de los suelos de cenizas volcdnicas es relativamente reciente y uno de los primeros trabajos conocidos es el de Seki, “Zwei vulkanogene Lehms aus Japan” publicado en 1913. Posterior mente, en 1931, Grange y en 1933 Taylor, estudiaron suelos derivados de cenizas volednicas en Nueva Zelandia. E1 comportamiento anomalo de esos suelas hizo presumir a Taylor la existencia de alofén, Harada, en 1933 describié suelos de cenizas volcénicas en la provincia de Tottori y Shiori, en 1935, analiz6 el alofan desde un punto de vista quimico, en depésitos de pémez de Kitakami, en Japon, 26 La etapa moderna en el estudio de los suelos de cenizas volcénicas se inicié, probablemente, con el trabajo de Birrel y Fieldes, en 1952, sobre varios suelos derivados de cenizas rioliticas y andesiti- cas, incluyendo Ia identificacién de Ia arcilla. Establecieron que el alofan era el mineral responsa- ble, especificamente, de las propiedades fisicas de los suelos, incluyendo las dificultades de disper- sién. Algo antes, en Japén, Sudo en 1949 habja iniciado trabajos que explicaban la formacion det opal y la presencia de cristobalita y zeolita en tobas pumiciticas de Yokote-machi (Akita) y sobre la alteracién de los vidrios voleénicos y la formacién de alotén y haloisita (1953). Mas tarde, Aomine y Yoshinaga (1954) publican el trabajo sobre los minerales de arcilla de los suelos de ceni zas volcdnicas bien drenados de Japén, usando en la identificacion difraccién de rayos X (DRX), andlisis térmico diferencial (ATD), microscopfa electrénica (ME) y anélisis quimico (AQ). Sor- prendentemente, las microfotogratfas revelaban la presencia, junto a los esférulos de alofan, de otras particulas alargadas fibrosas, respecto a las cuales los autores sefialaban: “no esté claro si las particulas semejantes a cabelios son alofén, pero son peculiares a los suelos de cenizas voleé nicas”. Se trataba de la imogolita, que seria descubierta por los mismos autores 8 afios més tarde en los depésitos de Kitakami. Sin duda, el mayor conocimiento sobre los suelos de cenizas volcdnicas y sus minerales proviene de Nueva Zelanda, Japén y Hawaii, donde se crearon verdaderas Escuelas encabezadas por Fieldes y Birrel en el Soil Bureau de Wellington, por Aomine, Yoshinaga, Wada y Sudo, en las Universi dades de Kyushu y Tokio de Japén respectivamente, y por Sherman y Uehara en la Estacién Experimental de Agricultura de Hawaii. Otros paises como Francia, Australia, Espafia, Estados Unidos, han contribuido con trabajos importantes al conocimiento de estos suelos. En América, casi todos los paises andinos iniciaron los estudios de los suelos de cenizas volcanicas en Ia década de 1960, destacando aquellos efectuados en Colombia (Luna, 1969, 1972; Cortez, 1972; Mejia, Konhke y White, 1969; Guerrero et af, 1972), Costa Rica (Sainz Maroto, 1966; Dondoli y Torres, 1954; Lopez, 1963), El Salvador (Rico, 1964), México (Aguilera, 1969, 1972), Argentina (Etcheverre, 1972), Pert (Zavaleta, 1969; Zamora, 1969), Panama (Martini, 1969a, 1969b), El interés por los suelos de cenizas voleénicas ha quedado de manifiesto en cinco reuniones inter- nacionales dedicadas a ellos: — Transactions, Joint Meeting Commission IV & V of the International Society of Soil Science, Palmerston, New Zealand, 1962 — Meeting on the Classification and Correlation of Soils from Volcanic Ash, Tokyo, 1964. Soil Map of the World FAO/UNESCO Project. — | Panel sobre suelos derivados de cenizas volednicas de América Latina, Turrialbe, Costa Rica HICA/FAO, 1969, — Il Panel sobre suelos volednicos de América, Pasto, Colombia, Universidad de Nerifio, ICA/ FAO, 1972. — Meeting of Soils with variable charge, Palmerston, New Zealand, 1981. Auspiciada por la Sociedad Neozelandesa y la Sociedad Internacional de la Ciencia de Suelos. Se han editado algunas monografias o revisiones sobre estos suelos o sus minerales incluyendo aquellas de Wada y Harward (Amorphous clay constituents of soil. Adv, Agr. 1974), Wada (Allo- phane and Imogolite, 1977); Fieldes y Claridge (Allophane, 1975); Ugollini y Zasoski (Soils derived from tephra, 1979); Ferndndez Caldas y Tejedor Salguero (Andosoles de las Islas Canarias, 1975) 27 Chile no ha quedado a la zaga del estudio sobre los suelos voleénicos, como lo confirman dos fe chas importantes. En 1964, auspiciada por la Sociedad Agronémica e INIA, se efectué en Valdivia la 1 Mesa Redonda sobre Suelos Volcdnicos, en fa que se presentaron 17 trabajos sobre tépicos de génesis, morfologia, clasificacién, fisica, quimica, mineralogia y fertilidad de suelos. En 1982, bajo el patrocinio de la Facultad de Ciencias Agrarias, Veterinarias y Forestales de la Universidad de Chile e INIA, se efectué la 12 Reunién de Especialistas en Suelos Volcénicos, en la cual se resu: mieron cerca de 200 trabajos sobre la actividad desplegada en el campo de le Geologia y Volca- nismo, Mineralogia, Materia Orgénica, Econom(a del Nitrdgeno, Manejo, F isico-quimica, Proble mas del Fésforo y Fertilidad de suelos volcénicos. El progreso es evidente. Si bien con anterioridad el Ministerio de Agricultura habfa hecho estudios de reconocimiento de suelos de cenizas volednicas, un fuerte impulso se inicié en 1954 luego de las conferencias que el edafélogo y naturalista neozelandés Ch, S. Wright diera sobre los suelos de Chile. Junto a Carlos Diaz y Manuel Rodriguez, maestros de la edafolog{a chilena, entregé una nueva visién de los suelos. volednicos de acuerdo a su experiencia en Nueva Zelanda y otres islas del Pacifico. Establecié analogias genéticas y morfolégicas can los suelos de Chile y concibié como muy probable la exis tencia de alofén en las arcillas como base para explicar sus propiedades. Las ideas de Wright esti mularon no sélo el interés por los suelos volednicos sino provocaron una profunda variacién de enfoque de los edafélogos chilenos. Puede asegurarse que la etapa moderna de los estudios de Suelos Volcénicos en Chile comenzé con la Ilegada de Wright. Se iniciaron una serie de trabajos en el orden genético. Por ejemplo, Leén y Polle, en 1958, esta: blecfan la estrecha analogia en composicién y propiedades de los Andosoles chilenos con los Yellow Brown Loams de Nueva Zelanda, Simultdneamente Besoain en Espa‘ia, mediante ATD, AQ y ME pudo demostrar la existencia predominante del alofén en los Trumaos y de haloisita-7A, en los suelos Rojos Arcillosos, Este autor y colaboradores, estudié posteriormente la composicion de las arenes y arcillas, la relacién entre los minerales y los factores de formacién, las relaciones existentes entre los suelos, los minerales y las glaciaciones del Cuaternario, asi como los procesos de formacién y transformacién de los minerales y las propiedades de los suelos (Besoain: 1958, 1963, 1964, 1969, 1974, 197, 1981). Diversas instituciones han hecho contribuciones importantes al conocimiento de los suelos volcé: nigos de Chile, destacando entre ellas: El Proyecto Aereofotogramétrico, entre 1960-1963, bajo auspicio de la OEA, si bien Ilevado a cabo con propésito tributario, efectué con la cooperacién del Ministerio de Agricultura, ef reconocimiento generalizado de la zona central y sur de Chile, una parte importante de! cual fueron los suelos volednicos, El Instituto de Investigacion de Recursos Naturales, IREN, de ls CORFO, continuador del Proyecto Aereofotogramétrico, ha llevado a cabo una serie de trabajos sobre suelos volcanicos, particularmente en la IX y X Regién. — El Departamento de Suelos de la Escuela de Agronom(a de la Universidad de Concepcién, el cual desarroll6, a partir de 1960 diversos trabajos de investigacién sobre los suelos volcénicos bajo la direccién de Schenkel y colaboradores. El esfuerzo de este grupo originé un verdadero centro de estudios sobre suelos volcénicos, destacando las investigaciones de Espinoza (1965, 1967, 1969, 1975) asi como numerosas tesis de grado sobre estos suelos y sus propiedades. — La Facultad de Ciencias Basicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, bajo la direccién del profesor Schalscha, inicié en la década del 60 numerosas investigaciones sobre propiedades 28 de los suelos volednicos, especialmente en el orden quimico y fisico-quimico, destacando los trabajos efectuados por Zunino, Galindo, Appelt, Escudey, etc, Parte de estos trabajos han proseguido en la Universidad de Santiago. — Las Facultades de Agronomia e Ingenieria Forestal de las Universidades de Chile y Austral de Valdivia, han hecho varios aportes al estudio de estos suelos. De gran interés han sido los traba- jos de Peralta (1979, 1981) sobre Reconocimiento y Clasificacién de suelos volednicos en rela ci6n al desarrollo de los bosques 0 la aptitud forestal y la composicion de la materia orgénica, asi como los trabajos sobre alteracién acelerada in vitro de las cenizas frescas (Luzio y Vera, 1980, 1967) 0 a la génesis y mineralogia y el efecto de algunos extractantes en la movilizacién de ciertos elementos del suelo (Grez, 1977, 1981) — E1 Departamento de Agricultura de la CORFO, Seccién de Suelos y Aguas, bajo la Direccién de S. Aleayaga, efectud diversos estudios sobre suelos voleénicos, destacando aquel sobre la Isla de Pascua, los suelos de Nadis de la Provincia de Osorno, los suelos de Ia isla de Chiloé, etc Gracias a la visién de don Manuel Elgueta G., y al esfuerzo y entusiasmo de Carlos Diaz V. y Ma nue! Rodriguez Z., et Ministerio de Agricultura organiz6 un Departamento (DECAT, DECARAF, Departamento de Agrologia, DIPROREN) que centraliz6, a nivel nacional y mantuvo, durante casi 40 afios, los trabajos de Reconocimiento y Clasificacién de ios Suelos de Chile, y, a través de su laboratorio, la caracterizacién y el estudio de las propicdades de los suelos. Fue ese Ministerio quien actud en calidad de Organismo Oficial en la nominacién de las series, su nomenclatura, con: feccién de mapas, ete. Una parte considerable de lo que en Chile se conoce en suelos emand de las actividades auspiciadas por ese Ministerio, y atin este mismo libro sobre los suelos de cenizas volednicas descansa, en gran parte, sobre la base de trabajos que ese Organismo desarrollé origi nalmente, Conjuntamente con FAO/UNDP, el Ministerio de Agricultura participé a través de INIA y DIPRO- REN en el Proyecto de Estudios y Reconocimiento de Suelos Chilenos, entre 1964-1970, durante el cual se efectuaron trabajos importantes en los suelos volednicos, destacando aquel de Aomine (1971) sobre las propiedades quimicas de los Trumaos, et de Scheffer y colaboradores (1970) sobre la microbiologia de esos suelos y el de Culot y colaboradores (1973) sobre la productividad ¥y manejo de los suelos chilenos Desde 1939 y bajo el liderazgo de Elias Letelier, el Ministerio de Agricultura a través del Departa mento de Genética y Fitotecnia y desde 1964 a través del Instituto de Investigaciones Agropecua: rigs, ha llevado a cabo gran parte de los estudios sobre manejo de suelos, particularmente en fertili- dad, produccién y nutricién, con énfasis en suelos volcdnicos. En la actualidad INIA esté desarro- llando un extenso programa de investigacién sobre los suelos voleénicos de Chile, en el que se investigan las causas de algunos comportamientos, especialmente, fa fijacién de fosfato en suelos Trumaos, conjuntamente con el estudio de propiedades fisicas, quimicas, mineralégicas y nutricio- nales de esos suelos. Es el nico programa nacional que al respecto se esté desarrollando en Chile. 1.2. CONCEPTO DE SUELOS VOLCANICOS Los suelos derivados de cenizas volcdnicas ofrecen una serie de particularidades que los diferencia Profundamente de los suelos provenientes de otros materiales: tienen una distribucién geogréfica especifica, poseen un origen comin y exhiben propiedades caracter sticas. Sin embargo, al hablar de estos suelos conviene precisar lo que se entiende por suelos y cenizas volednicas. 29 Se sabe que las cenizes voleénicas pueden dar origen a suelos muy diversos, como podsoles, oxiso: les, latosoles, regosoles, etc., segiin las condiciones e intensidad con que actuen los factores de formacién: clima, vegetacién, topogratfa, organismos y tiempo. Pero existe un grupo de suelos que tiene una derivacién genétiea comin y que se identifica con las cenizas volednicas como mate- rial parental a través de propiedades caracteristicas y diagnésticas: los Andosoles (FAO, 1968, 1975) 0 en un concepto més amplio, los Andepts (USDA, 1975). Los Andosoles, sin duda, repre: sentan la unidad modal mas caractersticas de (os suelos derivados de cenizas volcénicas. Las cenizas volednicas se definen como un material pirociéstico, de naturaleza pulverulenta, y cuyo tamafio varia desde el polvo inpalpable hasta el limite de las arenas (< 2 mm). Las cenizas estan constituidas predominantemente por vidrios", y la formacién de los Andosoles esté subordi- nada a la existencia del vidrio volednico, y a una elevada superficie de contacto, ademas de una condicién de drengje libre, un nivel minimo de precipitacion anual, que en Chile se sitda alrededor de 800 mm, y un periodo de tiempo que usualmente no excede los 25.000 afios. Como veremos posteriormente, esta cifra ultima es muy general. Sin embargo, los Andosoles pueden originarse de otros materiales piraclésticos que no son cenizas, como pémez, escorias basicas muy vesiculares, algunas tobas y aglomerados voleénicos (Birrel, 1964) e incluso basalto (Sieffermann y Millot, 1968; Moineraux, 1965). Estas Gltimas son mas bien excepciones. Es por ello que es preferible, a veces, referirse a suelos derivados de materiales piroclésticos en lugar de cenizas volcdnicas, aunque ello también impone limitaciones. Todos los suelos derivan, en dltima instancia, de un material sedimentario 0 depésito de piroclasticos, esto es, de una piroclastita, o si se restringe a cenizas, a una tefra’™® segiin la nomenciatura de Thorarinsson (1944). Los términos depésito pirocléstico, ceniza volcénica 0 tefra lo emplearemos indistintamente para sefialar el material original de los suelos volednicos, Si bien en este Capitulo nos referimos principaimente a los Andosoles 0 Andepts que, como veremos seguidamente no son sinénimos, y que en Chile estén representados por los Trumaos, Nadis y suelos Pardo Arcitlosos, todos ellos derivados de cenizas holoeénicas o del Wurn superior, no excluiremos otros suelos derivados de piroclastitas pleistocénicas, como los suelos Rojas Arci Hlosos, los suelos de pémez riolitica de la Cuenca de Santiago y la V1 Regién, asi como los suelos provenientes de arenas volcénicas recientes, e6licas 0 aluviales, debido a la importancia que para Chile tienen asi como por ciertas coincidencias genéticas con los Andosoles. 1.3. NOMENCLATURA Y CLASIFICACION Los suelos derivados de cenizas volednicas modernas se conocen con diversos nombres en el mun: do: Trumaos (Chile y Argentina), Kuroboku, Kurotsuchi, Andosol, Humic Allophane Soils, Forest Soils, Brown Forest Soils (Japén), Yellow Brown Loams o Alfisols (Nueva Zelanda), Tal: petate (Nicaragua), Polvillos 0 Andosuelos (Espafia), Black Oust Soils, High Mountain Soils 0 Andosols (Indonesia), Andepts (Estados Unidos). Sin embargo, el nombre de Ando, con la deri vacién de Andosol o Andept, ha prevalecide con connotacién general, + Existen cenizas en las que predominan fragmentos de roca, accesorios 0 accidentales, que constituyen las conizas 0 tobas liticas. “*un deposito de tetra constituye una tefrita. Sin embargo, esa denominacién podria confundirse con fa roca ‘Zgnea twtrita, un basaito de olivino, con feldespatoides y plagiociasa, equivalente efusivo de las theralitas. Tetra roviene del griego tephra = coniza. 30 El nombre de Ando Soils se originé durante el reconocimiento de los suelos de Japon efectuado por edafdlogos americanos entre 1945-1949 (Simonson, 1979). Este nombre era especifico para designar suelos derivados de cenizas volcdnicas, que tenfan un horizonte Ay grueso y obscure (15-30% M.0,}, con reaccién moderada a fuertemente dcida, bajo nivel de bases de cambio (2.9 ‘meq/100 g) elevado contenido de alumino de cambio (3-8 meq/100 g) y una relacién sflice: sesquidxidos en la fraccién coloidal del horizonte A variable entre 1,3 - 2,0 en los suelos de Honshu y de 0,4 - 1,3 en los suelos de Kyushu. La primera publicacién que introdujo el nombre de Andosoil fue hecha por Austin, en 1948. EI nombre Ando proviene del japonés Anshokudo, un término connotativo de uso comtin para un suelo obscure (= an}, coloreado (= shoku) y suelo (= do). El nombre de Ando Soil fue parcial mente retenido en el nuevo sistema de nomenclatura desarrollado en los Estados Unidos (Soil Survey Staff, 1975), as{ como en el sistema elaborado por FAO (1968), y en la Clasificacién de Duchaufour (1978) E} sistema de Taxonomia americano (1975) definié el Suborden Andepts dentro del Orden de los Inceptisoles, para suelos que tienen una baja densidad aparente, un alto contenido de alofén o que tienen un elevado contenido de piroclésticos, y CIC elevada, desarrollados en regianes humedas, que pueden exhibir alguna translocacién de arcilla o aluminio o hierro en el horizonte B, pero sin iluviacion suficiente como para adquirir horizontes diagndsticos tal como el harizontes espédico 0 arailico. Espect icamente fos Andepts son Inceptisoles que 1. Tienen a una profundidad de 35 cm 0 a un contacto litico 0 paralitico, si uno es mas delgado ‘que 35 cm, uno o ambos de: a) densidad aparente (2 1/3 bar de retencién de agua) de ta fraccién tierra fina, inferior a 0,85 g/ml en el horizonte A, en el horizonte B (cémbico) 0 ambos. b) un complejo de cambio dominado por componentes amorfos; 0 ©) 60% 0 mas del suelo (en peso} son cenizas volcénicas vitreas, lépilis u otros materiales piroclésticos, 2. No tienen un régimen de humedad Aquico u otras caracteristicas de humedad que exhiben los Aquepts. Los Andepts comprenden los siguientes Grandes Grupos: Cryandepts: Andepts que tienen un régimen de temperatura cryico o pergélico. Durandepts: Otros Andepts que tienen un duripén, el cual posee su limite superior dentro de un metro de la superficie del suelo, Hydrandept: Otros Andepts que tienen arcillas que se deshidratan irreversiblemente en agre. gados del tamafio de la arena y grava Placandepts: Otros Andepts que tienen un horizonte plicico dentro de 1m de la superficie de! suelo en la mitad o mas de cada pedon Vitrandepts: Otros Andepts que no son tixotrépicos y en el cual el promedio en peso de la retencién de agua a 15 bar de a fraccién tierra fina es < 20 por ciento para todos los horizontes que estén a una profundidad de 25 cm y 1 mo entre 25 em y un contacto litico 0 paralitico si uno es més delgado que 1 m. Eutrandepts: Otros Andepts que tienen una saturacién bésica de 60 por ciento o més en algan subhorizonte entre una profundidad de 26 a 75 om. Dystrandepts: Otros Andepts. La mayorfa de los Andepts se ha formado a partir de cenizas volesnicas, pero otros se han otiginado a partir de rocas pirocldsticas, de rocas sedimentarias o rocas /gneas extrusivas bésicas. La mayoria de los Andepts contiene probablemente, o han tenido algo de vidrio, debido @ que el vidrio se altera répidamente en climas himedos. Por eso, algunos Andepts pleistocénicos 0 del Holoceno temprano, contienen sélo trazas de vidrio. En climas con una estacién seca pro: longada, los Andepts pueden tener elevada saturacién de bases, un epipedin mélico y un dui pn. Bajo climas humedos, tienen un epipedén cémbico u écrico (USDA, 1975) En el sistema de clasificacién de la FAO/UNESCO para e! mapa mundial de suelos (FAO, 1968) se definié el grupo de los Andosoles (T) como: Suelos desarrollados a partir de materiales vitreos, que tienen una densidad aparente inferior a 0,85 g/ml (medida a la capacidad de campo en la fraccién tierra fina), al menos en algunos subhorizontes hasta 50 cm de la superficie, y un complejo de cambio dominado por compo: nentes amorfos; no tienen horizontes diagndsticos (excepto si estén enterrados a mas de §0 cm de la superficie) salvo un horizonte de gley a més de 50 cm de la superficie, un horizonte A © .un horizonte cémbico, Los Andosoles se subdividen en: a) Andosol mélico (Tm): Andosoles que tienen un horizonte A mélico (tienen color subido, ‘con chroma inferior a 3,5 en humedo y 5 en seco; un porcentaje de saturacién de cationes de cambio superior al 50% y contenidos de materia orgénica de mas de 1% a una profundi dad superior a 18 cm). b) Andosol himico (Th): Andosoles que tienen un horizonte Gmbrico (se distingue del hori- zonte A mélico en que el porcentaje de saturacién de bases es inferior al 50%) €) Andosol derico (To): Andosoles que tienen un horizonte A écrico (se distinguen de los hori- zontes A mélico © Gmbrico por un color menos subido, o un tenor de materia orgénica infe rior al 1% sobre 18'¢m 0 a una profundidad inferior a 18 em) d) Andosol vitrico (Tv): Andosoles que se diferencian de los anteriores por la ausencia de un horizonte A mélico o Gmbrico, una textura més gruesa que la limosa (franco arenosa) hasta menos de 50 cm de profundidad y por Ia ausencia de una consistencia “grasosa”. En la clasificacién de Duchaufour (1970-1978) se da una gran importancia a la materia organi ca en tanto su accién sea prolongada y la vegetacién natural se haya establecido en un largo pe rfodo de tiempo, Considera una clase especial (IV) para los Andosoles, distinguiendo: a) clase de los Andosoles de paises frios, y b) los Andosoles de paises tropicales. En la primera consi dera el grupo de los Andosoles humiferos desaturados y en la segunda, Andosoles saturados y desaturados, Con el uso y transcurso del tiempo, la clasificacién de los Andepts, en el sistema Taxondmico ‘Americano, ha revelado una serie de defectos taxonémicos y conceptuales que han determinado na intencién de correccién muy elaborada y avanzada basada en la sugerencia de G. Smith (1978) “A preliminary proposal for reclassification of Andepts and some Andic subgroups”. 31 2 Esta proposicién ha constituido la base de discusi6n de ICOMAND", et cual ha introducido el nombre de Andisol preservando, por razones de difusién, el concepto de Ando. El concepto central de Andisol es aquel de “un suelo desarrollado a partir de cenizas volcénicas, pémez, arenas y otras eyectas volcénicas o de materiales pirocldsticas, con un complejo de cambio que esté dominado por compuestos de Al, Si y humus amorfos @ los rayos X, 0 una matriz dominada por vidrios, y teniendo uno o més horizontes diagnésticos diferentes a un epipedén écrico. La densidad aparente es siempre comparativamente baja en la mayoria de los horizontes, aunque los valores absolutos varfan con el grado de alteracién, la humedad de! clima del suelo y, en algunos pocos, con el grado de cementacién por silice u otros cementos. Los horizontes diagnésticos mas comunes son un epipedén Gmbrico, o mas reramente, uno mélico y un horizonte cémbico o un epipedon écrico y un horizonte cémbico. En los climas més dridos, podria haber un duripén, mientras que en los més hiimedos, no es raro encontrar un horizonte plécico”. Dentro del suborden Andisol se incluyen los siguientes Grandes Grupos: Aquands: Andisoles que tienen drenaje artificial 0 un régimen de humedad squico. Borands: otros Andisoles que tienen un régimen de temperatura frigido o ertico, Xerands: otros Andisoles que tienen un régimen de humedad xérica Ustands: otros Andisoles que tienen un régimen de humedad Ustico 0 un duripan o ambos. oe heNe Tropands: otros Andisoles que tienen un régimen de temperatura isomésico 0 isocélido o un régimen de temperatura hipertérmico. Udands: otros Andisoles que tienen un régimen de humedad udico o periidico, Como esta nueva clasificacién no estd oficializads ni aceptada, no sera tratada en éste ni otros Capitulos de este libro, 1.3.1. Distribucién mundial de los suelos de cenizas volednicas Los Andosoles y suetos relacionados se localizan preferentemente en las regiones eruptivas recien- tes, bajo climas regularmente himedos y en condiciones de drenaje adecuados. La existencia de Andosoles es dependiente ademés, ya sea de la edad del material de origen o de la intensidad de la meteorizacién; en tal sentido, la persistencia de los Andosoles esté limitada en el tiempo. Las regiones de! mundo donde estos suelos se sittian coinciden con la existencia de voicanes, 10 cual a su vez, se asocia @ zonas tecténicas del planeta. Es por ello que la distribucién de los suelos voleénicos es geogréficamente predecible. Las regiones volednicas mas importantes de la tierra son, de acuerdo a Chariguin, 1963; Holmes, 1962 y Rittman, 1963, las siguientes: 1. La regién voleénica y tecténica circumpact como el Oceano Pacifico y sus islas. 2. El territorio volcénico Mediterréneo El sector volednico Atlantico a lo largo de la costa oeste 4, El territorio volednico de Africa Oriental y Oriente Medio. ica, que incluye las costas de Asia y América, asi e ICOMAND: International Committee on the Classification of Andisols 33 La actividad voleénica reciente o histérica esté representada por alrededor de 716 volcanes que han tenido erupciones en tiempos histéricos (Rittmann, 1963). En el Cuadro 1 se resumen algunos de los lugares donde se han descrito suelos derivados de cenizas volednicas, agrupandolos segiin regiones climéticas e incluyendo, hasta donde ha sido posible, el tipo de suelo, la mineralogia de las arcillas, la edad, el clima, la vegetacién y la clase de material parental. Este Cuadro se complementa con la Figura 1 que muestra la distribucién esquemética planetaria de estos suelos. Puede verse que los Andosoles no estan distribuides en zonas amplias, como ocurre, por ejemplo, con los Vertisoles o Podzoles, sino siempre estan ligados a centros de actividad volednica; puede verse, ademés, que los Andosoles se desarrollan en una amplia variedad de climas, desde subpolares a tropicales, siempre que tengan humedad suficiente, con exclusion casi completa de climas dridos 0 semiéridos, La vegetacion, de acuerdo al clima, puede ser selva tropical Iluviosa, bosque de conifera, tundra, pradera, etc. Gran parte de los Andosoles se distribuyen en torno al circulo voleénico Circumpacifico, dentro del cual se han deserito en las Aleucianas (32), Alaska, Kamchatka (33), las islas Kuriles (33), Japon (25); Korea (44); Filipinas (24), las isles Molucas y et archipiélago Malayo (21) que repre: senta el centro volednico mas activo de la tierra; Nueva Guinea y Paptia (43), Nueva Zelanda (27), el sector sur de Australia, Hawaii (22), Isla de Pascua (40), islas Fidji y Nuevas Hébridas (20), asi como la mayorla de las islas ocednicas, incluyendo Kermadec, Tonga (42); Samoa, Polinesia fran. cesa (45), etc, En América del Sur se han descrito Andosoles en Chile (28), Argentina (29), Pert (36), Ecuador (1), Colombia (3). En América Central se conocen en Panamé (2), Costa Rica (4), Nicaragua (6), El Salvador (6), Honduras briténicas, Guatemala, México (12) y Antillas Menores (7, 9, 10). En América del Norte, suelos voleanicos se encuentran en regiones del oeste de Estados Unidos, especialmente en los estados de Oregén y Washington (39), al norte de California (38) En Europa se encuentran suelos de cenizas volednicas en Italia (26), Grecia, en el Massif-Central de Francia y en el Laacher Wulkan.Gebiete, Siebengebirge y Westeifel de Alemania (30), en Ruma. nia (31), en la isla dan Mayen de Noruega (34) y gran parte de Islandia (35) En Africa, se han descrito Andosoles en el Camerin y Nigeria (13), Etiopia y Somalia (16), Sudén (15), Kenya y Uganda (14), Tanzania (16), el Congo y Madagascar (19). Las islas atlénticas de los archipiélagos Canarias (8) y Azores (11) también poseen Andosoles 1.3.2. Distribucién de los suelos volednicos en Chile Exceptuando una zona libre de voleanismo moderno entre Atacama y Aconcagua (27° 30’ — 32° 20’ I.s.), el resto del pa/s se ha caracterizado por ser teatro de una intensa actividad volednica, preferentemente Terciaria en et extremo norte y Terciaria y Cuaternaria en el sector sur, la cual ha determinado que grandes superficies del territorio estén cubiertas con sedimentos pirocldsticos cenizas, pémez, arenas volednicas. Sin embargo, los suelos producidos son bastante heterogéneos, con evidente subordinacién @ la edad y condiciones ambientales. Aunque se acepta que las cenizas voleénicas constituyen un material parental fuerte, de intrazonalidad impositiva, el clima, actuando a través de la precipitacién, y la extensién del tiempo son los factores que, ademas de! material parental, han determinado la formacién de Trumaos, Suelos Rojo Arcillosos y Pardo Arcitlosos. En los Nadis, ademés de estos factores,el relieve ha tenido importancia decisiva. Aunque se dispu: siese del material parental adecuado, es evidente que un Trumao no podria generarse bajo las condiciones ambientales que prevalecen en el extremo norte de Chile. ‘CUADRO 1. Paisas que poseen suolos denvados de ceniasvolednieas. Alguns eemplos. ‘Sci poart ier besa st TipedeSuelo Matai Paranal sc ad tis Vonstacon Fetoences {ZONA TROPICAL Y SUBTROPICAL sector ote Andon comes endeines Alon een Troplennstopies Bosauemate ght y Benes cir cing semprverce (1988) ovate Cordes oven Andosl con Alois egolia, —ecete Venable ropes! Goraue votes! Colmet Osage rf a \vosecena valle: alot Simadesturssempreveres 1957 500 "4.500% anamd Araosies con Pameznetives Alot, hsowsta Recents ‘ropa lawaso Ste opie! ‘ron an choos a ‘dapansloce (a0) Colome Andories Cente volcines Alon, howta Recents Subvomes/imontine Fortis himade Mejia ra, (19691 o Pais resente i (9975), Bron (9721 Er seundor Vale se Zapontin Adore Ccenzeewolcneae Alon, tbe, Recent (7), ‘Traprstnamsco —cultwor wand y Carise @ Talos carat Nicrngue Costa fecitica ——Andosol Cenzasbaiteo- loth, alowta rite ‘Tropes namedo —_cultwos Coimet-Deegne a. @ $00" 1800 ndeitce dace (aor0r ‘atin Frances Gundeloupe et Andale Censesy arene Alon, halosta-7A, Recta ‘ropes named cultwae Coimer-Dangey a Mersmeue sodesinese= avert, et {epee (1965) 0m lebron: lal Cana Tensile Coneas badness, Alon. tals, Castel subwopeal Lauraeha ermine Casey ® Hiewo, Gomera Virandpts, ‘onclessv mogoits gta recente coxmco maui ——fya-beza ‘Teedor (19751 00-800 Andorot/iera aque Parca again UaSen Viernes Ando! 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Seta opie nes Quanta (1972, 1974) S00 toe Prestecon 8 Tropes lhinaho Sane rope Tan 19840 raceme (rohumedo de prac Ducal y Sotpraotoaes ‘monte i) Prestocon » Tropeateens Boscuefmatoral a Sherman y Swe weoene diruco (1500- sa wopea! Ingest 2000 m) Tropica dare Longaratnan y Silo (on 000m (peat eoente Troms: won! 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(331 Norge tae rast Gran pane dela covensent {ean periatron) Sunlor oleae dos ios So Virdee? Andocoee Cconaervolesncas cena ances sndertorocteae cena y bee pores plenonts olin, detent Alin nao, ‘errncul, 306 Allin, fleepto Prabiemente Bien Hotocenaarecnte Subooler,fsremente subpote Suopoter him de “sree” (Catmaors, Popul aus ee) oie: argue sbsrtca (oromines Forts Goene ee) Simonson y Alege: 967 ac (1968) ero (1970; Sokolov yKarayers (96st Ley Seren (1982), shannanston (1860) ‘Bamara (1968) Zanes (1988), a7 Figura 1. Distribucién esquemética global de los suelos derivados de cenizas volcénicas, principal- mente Andosoles. Las zonas sombreadas corresponden a las de mayor densidad volcénica. Los lugares espec/ficos donde se han descrito pueden verse en ef Cuadro 1 (segiin Besoain, 1969, 1983). En relacién a los suelos, tres zonas climéticas pueden definirse en Chile: la zona érida, la zona de transicién semidrida y la zona himeda En (a zona érida (18° - 28° 1s.) @ una altitud media de 3.000 m y una precipitacién inferior @ 100 mm anuales, las cenizas, pémez, ignimbritas y lavas rioliticas,daciticas y andesiticas han estado sometidas a una meteorizacion y lavaje minimos, con un régimen orgénico muy débil. Los vidrios volednicos se transforman lentamente y no se forman minerales amorfos 0 fo hacen en proporcién extremadamente baja. Con algo mas de humedad se favorece, en cambio, la formacién de minerales cristalinos, como esmectita, illit, clorita o minerales interestratificados, siendo su contenido, en todo caso, muy bajo. En condiciones menos éridas hay mayor formacién de arcilla, pero no existen antecedentes de que se forme alofén. En realidad las diferencias entre los suelos derivados de cenizas volednicas y otros materiales parentales son minimas y los suelos originados por las cenizas volcénicas son aridisoles, incluyendo Xeropsamments, Ustipsamments, Ustorthents, Xerorthents, etc La distribucin de los suelos derivados de materiales piroclésticos se presenta en el Cuadro 2, excluyendo aquellos de la zona desértica. En la zona de transicién semiérida/mediterrénea (33° 30’ - 34° 30’ |.s.) se encuentran depésitos de pémez riolitica en las llanuras de sedimentacion del Area Metropolitana y la VI Regién que han dado origen a los llamados Suelos Pumiciticos. Estos sedimentos han constituide tobas, més (© menos consolidadas, cuyo origen no est bien dilucidado, ya que se atribuyen a depésitos lahéri- cos 0 corrientes de barra de la 28 Glaciacién (Karzulovic, 1958), 0 cineritas edlicas (eolocinaritas) provenientes de voleanes andinos, retransportadas por los ris Mapocho y Maipo (hidrocinaritas), CUADRO 2. Distribucién de los suelos derivados de materiales piroclésticos en la zona central y central-sur de Chile Serie Zona Climética Suotos Fisiogratia ‘Material Parental Tipo de Suelo representativa De transicion semiérida/ —_Pumieiticos Depresion Central Cenizasrioliticas Xerie Durandepts Pudahuel mediterrénea pumiciticas Cordillera Andina Cenizas basdltica- Typie Vitrandepts alin andasiticas. y pomez dacltica, escoria Pracordillera Andina _Cenizas basiltico- Entie Vitrandepts Los Prados Trumaoe andes(ticas Depresién Central Cenizas baséltico- ‘Typie Distrandepts Arrayén andesiticas Cordillera de la Costa Cenizas baséltico- ‘Typie Hvdrandepes Lastarria andesiticas Sadie Depresién Central Ceonizas baséltico- Typie Placandepts Alerce andesiticas Homeda a subhimeda Suelos Pardo Arcillosos Depresién Central Cenizas basicas Andic Haplumbrept ——-Perquenco Pracordillera de los Conizas voledinicas Typic Rhodustults Colliputth ‘Andes y de la Cordillera bésicas Suetos Rojo Arcillosos : da ls Costa: Depresién Andeptic Haplohumults Crucero Central po Depresién Central Arana tate y Dystrie Xeropsemments Arensles oledinicas cc M Cordillera Andina ‘Arenas bassltico- ‘Andie Haplumbrent ——_-Caburga andesiticas 39 y distribuidas como sedimento aluvial en Ia cuenca de Santiago, Melipilla, Alhué, ete. (Borgel, 1966). Por otra parte Guest y Jonez (1970) consideran que estas tobas son simplemente ignimbri tas pleistocénicas. Tal teor{a se considera ser muy verosimil En la zona subhumeda/hameda, con precipitacion anual superior a los 800 mm, las cenizas voled: nicas han originado custro grupos principales de suelos: los Trumaos, los Nadis, los suelos Rojos Arcillosos y los suelos Pardo Arcillosos, Trumaos y Nadis provienen de cenizas bésicas de edad Holacénica 0 post-Wurm (Besoain, 1969), en tanto que los suelos Rojo Arcillosos tienen una edad presumible RissWurm (Laugenie et al, 1975) 0 Mindell-Riss (Besoain, 1969; Lauer Besoain, 1983). Los suelos Pardo Arcillosos, conside rando sus propiedades y mineralogia intermediaria entre los Trumaos y suelos Rojo Arcillosos, tienen, sin duda, una edad mas avanzada que los Trumaos, pero son considerablemente menos evolucionados que los suelos Rojo Arcillosos; posiblemente su origen se situa a fines del Wurm. (Tardiglacial). Los Trumaos, fladis y suelos Pardo Arcillosos se incluyen en el Orden de los Inceptisoles, sub. orden de los Andepts y Umbrepts, en tanto que los suelos Rojo Arcillosos se clasifican en el Orden de los Altisoles y Ultisoles En la zona subhimeda a himeda deben incluirse también los suelos derivados de arenas volcé: nicas aluviales de la VIII Regién y los suelos originados a partir de arenas volednicas eélicas o de depositacion directa de la Cordillera de los Andes. Los primeros constituyen Psamments, dentro det Orden de los Entisoles, mientras que las arenas edlicas son Inceptisoles o Entisoles del sub- orden Andepts, Umbrepts u Orthents, Dentro de los Trumaos, que representa el conjunto de suelos de cenizas volcénicas mas impor- tantes de! pais, pueden establecerse divisiones de acuerdo a su posicién fisiografica, que de hecho implica una cronotoposecuencia, distinguiéndose Trumaos de cordiliere y precordillera andina, Trumaos de la Depresién Central y de la Cordillera de la Costa. Un grupo particular lo constituyen los Andosoles de la Isla de Pascua que no serdn considerados en este estudio. La distribucién de los Trumaos se inicia en la VI Regién con ia serie Limanque, Vitrandept situado en la Depresi6n Central y el suelo Sierra de Bellavista, Dystrandept emplazado en la precordillera andina (34° 30’ S). Hacia el sur, como se ve en ta Figura 2, tos Trumaos aumentan su extension y frecuencia, especialmente en la precordillera de los Andes, de manera que llegan a formar un manto précticamente continuo alrededor de los 36° 30" S. En la Depresién Central, formaciones aislades de Trumaos de origen aluvial (Wright, 1965) que comienzan a los 35° 30'S se van desa rrollando en forma paulatina hacia el sur de modo que a los 39° S, casi toda la superficie entre ambas cordilleras se encuentra cubierta con Trumaos. Mas al Sur aparecen los Nedis, en topogratias planas y terrazas de la Depresién Central, Mella y Kuhne (1983) han calculado que la superficie ocupada por los Trumaos y Nadis entre Santiago y Puerto Montt alcanza a 3.334.000 hectareas y 423.000 hectéreas respectivamente Los suelos derivados de aluvium voteénico tienen una localizacién bien precisa ya que, dentro de io-Bio, se distribuyen el torno al cono aluvial del rio Laja, entre los 37° - 37° 5° lat. sur. No forman Andosoles sino Entisoles (Xeropsamments, Xeroumbrepts). Son suelos recien tes y su superficie se ha estimado ser de 347.400 hectdreas (Mella y Kuhne, 1983) la cuenca del 40 Los suelos Rojo Arcillosos se inician como formaciones aisladas en la precordillera de la VII Re gidn, frente a Talca (36° 20'S). Ganan importancia y frecuencia a medida que se avanza al sur, alcanzando su mayor expansién entre los 37° - 41° |.s. Wright (1965) ha encontrado suelos Rojo Arcillosos en la isla de Chiloé. Los suelos Rojo Arcillosos, de edad Pleistocena, se incluyen en los Grandes Grupos Palehumults y Rhodoxeralfs, y ocupan una superficie estimada en 665.300 hecté reas (Mella y Kahne, 1983). Los suelos Pardo Arcillosos estén localizados en la Depresién Central, IX Region. Constituyen un grupo de gran interés, por cuanto su representante, la serie Perquenco, es la Gnica en la cual se pre- sentan caracteristicas intermediarias entre Trumaos y suelos Rojo Arcillosos. Es probable que estudios més acuciosos de reconocimiento y laboratorio amplien la extensién de estos suelos. Mineralégicamente, Besoain y Gonzdlez (1977) han asignado propiedades intermediarias a las series Llenquehue y Quiriquina, ademés de la serie Perquenco, Mella y Kiihne (1983) clasifican los suelos Pardo Arcillosos como Inceptisoles, Andic Haploumbreps, y le asignan una superfi cie de 32.800 has. Finalmente, los suelos derivados de arenas volednicas de depositacién directa, constituyen una extensa formacién situada en la cordillera misma en lugares sometides directamente a la accion de los voleanes, entre los 38° a 47° |.s., como una formacién practicamente continua, pero que ya se inicia en forma aislada a partir de los 36° 30’ al sur del volcan Chillin (Wright, 1965). Estas arenas, de naturaleza basdltico-andesitica, mezcladas parcialmente con intercalaciones de cenizas y pomez, constituyen Inceptisoles, Andepts, Umbrepts u Orthents, siendo su superficie, solo entre la VII y X Regan, aproximada de 432.000 hectéreas. En la Figura 2 puede verse la distribucién de los suelos derivados de materiales piroclisticos en la Regién Central Sur de Chile, de acuerdo al mapa original de Wright (1965). 1.4, ORIGEN DE LOS SUELOS VOLCANICOS Todos los suelos valeénicos desarrollados en la zona Central y Central-Sur de Chile, esto es, Tru: maos, fladis, suelos Pardo Arcillosos, Rojo Arcillosos, suelos derivados de Arenas Volednicas y suelos Pumiciticos, provienen de materiales pirocldsticos que incluyen cenizas, arenas, pomez 0 formas retransportadas de estos materiales: aluvium, eolium, Todos estos suelos estan relacionados a la actividad volcdnica Cuatemaria, ya que @ los suelos Rojo Arcillosos se le atribuye una edad Pleistocénica en tanto que los otros suelos que son considerablemente mas jévenes, provienen de voleanismo Worm 0 post-Wurm (Besoain, 1969) Esto no es claro para las tobas rioliticas pumiciticas de la cuenca de Santiago y VI Region, a las cuales se les atribuye una edad situada en la 28 Glaciacion (Briuggen, 1950; Karzulovic, 1958) 0 mas reciente (Borgel 1966). No se tienen referencias respecto a la edad de las cenizas parentales de los suelos Pardo Arcillosos, pero puede presumirse que sea Artica o del Wurm superior En el Cuaternario de la regién centro-sur de Chile, se produjeron abundantes eyectas volcanicas y esa actividad, junto a las acciones glaciales del Pleistoceno, contribuyeron a remodelar gran parte de! paisaje. Los sedimentos glaciales, glaciofluviales y fluviales de esta zona tienen alguna subordi nacién, directa o indirecta, con la actividad volcdnica. Estos sedimentos, que llenaron la Depresion a Figura 2. Distribucién esquemética de los suelos derivados de cenizas voleénicas en el sur de Chile. Sobre la base del mapa original de C.S. Wright (1965). 42 longitudinal y que alcanzan espesores variables entre 500 y 2.000 m, se alternan con potentes de- Pésitos lahdricos, un hecho que corrobora la poderosa accién volednica de este periodo. Como se ver posteriormente, la alternancia de acciones glaciales y volcdnicas constituye, probablemente, una constante del Cuaternario andino. Todas las observaciones hacen suponer, sin embargo, que el volcanismo chileno se encuentra en vias de extincién: muchos volcanes estén destruidos por erosién o han estado inactivos por perio: dos prolongados; otros estén limitados a una actividad fumardlica. demas, son sintométicas las fases explosivas de los volcanes basélticos y la presencia de fenocristales de feldespato en algunas coladas de lava. Illies (1960) considera que en la cadena voleénica del sur de Chile, las potentes emisiones del Pleistoceno antiguo concluyeron y que en la actualidad el volcanismo est reducido 2 una fase de emisiones sueltas, especialmente cenizas. Casertano (1962) y Stone e Ingerson (1934) tienen opiniones semejantes. Resulta evidente que la potencia de los depésitos de cenizas volcénicas, obviando su modo de de- positacién, disminuye en el sentido oeste-este hasta concluir abruptamente en la vertiente oriental de Ia Cordillera de la Costa. Esta ditima unidad, que exhibe relieves maduros, con una topogratia de cordones fuertemente peneplanizados, sirvié como muro de contencién tanto a los glaciales andinos como a las cenizas mismas, que en ningiin punto la cruzan, con la excepcién de la serie Lastarria, un Typic Dystrandept emplazado en plena cordillera a los 30° 40’ S y 72° 45" W. Por el contrario, puede constatarse que el material cineritico va engrosindose fuertemente en la proxi: midad de los voleanes, concluyendo en un punto donde todo esté cubierto por escorias gruesas 0 lavas recientes. La estratificacién de las eapas de cenizas también se incrementa a lo largo de cual: quier radio en direccién al volcan (Wright, 1965) Los suelos de cenizas volcénicas exhiben estados de desarrollo y, consecuentemente, mineralogias muy diferentes: mientras en los Trumaos predominan arcillas no-cristalinas © para-cristalinas, en los suelos Rojo Arcillosos éstas son fundamentalmente de tipo 1:1, haloisite-7A y “fire-clay”; mientras que los suelos Pardo Arcillosos exhiben una mineralogfa intermediaria entre los Trumaos y Rojo Arcillosos. Si bien son cenizas volcénicas las que constituyen el material parental de estos suelos, su estado de evolucién denota diferencias fundamentales, sobre la cuales, sin duda, e! tiem o ha jugado un rol determinante. Admitiendo que las cenizas parentales baséltico-andesiticas de los suelos Rojos y Trumaos, eran comparables y que en el curso de su formacién, factores como e! clima, el relieve y los organismos permanecieron constantes, entonces el grado de evolucién reffe- jaria esencialmente la accién del tiempo siendo, en tal caso su extensién la responsable del desarro- Ho y mineralogia de los suelos, Pero ello, por supuesto, no es tan simple y no podemos subordinar s6lo al tiempo la causa de estas diferencias, ya que circunstancias como las glaciaciones pleistoce nas y 1a continuidad de los procesos volcénicos, influyeron fuertemente el curso de la evolucién: — Los episodios glaciales acaecidos, probablemente a partir de! Riss, han influido el desarrollo de los suelos Rojo Arcillosos, modificando, alterando o truncando, en muchos casos, los perfiles originales y ain legando a acelerar su desarrollo por la intervencién de interglaciales més calu 0808. Los suelos Rojo Arcillosos no son s6la “Trumaos evolucionados” sino suelos que exhiben una larga y compleja historia de meteorizacion de diffcil evaluacién. Lo que actualmente obser vamos son més bien relictos de paleosuelos y no los suelos originales, — El voleanismo de! centra-sur de Chile no ha sido un episodio Gnico o aistado sino una actividad intermitente, pero sostenida que, en el curso del tiempo ha adicionada, en mayor o menor 43 grado, cenizas frescas a los suelos de la regién. Esta adicién trosposférica que no ha interrumpi- do el proceso de formacién de los suelos, ha constituido un evidente factor de rejuveneci miento. En las proximidades de los centros volednicos de a cordillera andina, 1a adicién de cenizas, a veces a través de erupciones paroxismales, ha conducido @ la formacién de suelos enterrados, perfiles acrecionarios 0 suelos estratificados, como ocurre, por ejemplo, con el suelo Chanleufa formado por depésitos provenientes de los volcanes Puyehue y Aatillanca, el suelo San Patricio, en las proximidades de las termas de Tolhuaca, os perfiles estratificados de Carran y Llitén, descritos por Leén y Polle (1956) o los suelos Ral y Liquifie, descritos por Mella y Kahne (1983). En muchos casos las tefras han sepultado la vegetacién existente e ini- ciado un nuevo periodo de formacién de suelos sobre un substratum fresco, fenémeno que se ha observado limitadamente en las proximidades de le laguna de la Invernada, cerca de la planta hidroeléctrica de Los Cipreses (Besoain, Mella y Lara, 1968). Es frecuente observar, especial: mente en la precordillera de los Andes de la VIII y IX Regién, una columna estratifigrdfica discordante en la que suelos Rojo Arcillosos estén enterrados por Trumaos. Ejemplos de esta situacién se encuentra en el camino de Collipulli a Jauja, préximo al rfo Renaico o en varios lugares marginales ai rio Colt6n, en la VIII Re El examen mineraldgico del horizonte A de los suelos Rojo Arcillosos revela que sus arcillas poseen junto a minerales kanditicos y otros de 14, una proporcién importante de especies no-cristalinas, ademés de vidrios volcénicos poco alterados y minerales ferromagnesianos. Estos hechos confirman la adicién troposférica de cenizas modernas, sin relacion genética al suelo. Subsiste el problema de algunos suelos rojos de Talea y Cautin derivados de tobas. 2Se pueden asi- milar a los suelos Rojo Arcillosos? éProvienen de materiales priroclésticos? Algunos suelos rojos situados al sur del golfo de Arauco, por ejemplo, los suelos Cafiete y Peleco, parecen ser conside tablemente antiguos, probablemente de edad Pliocénica. éDerivan de sedimentos volednicos o ma- rinos? Lo mismo cabe preguntarse respecto al suelo Metrenco: des realmente un suelo Rojo Arci- lloso voleénico 0 corresponde a un suelo mas antiguo atin? 1.4.1. Transporte y depositacion de las cenizas volcénicas Los mecanismos de transporte, distribucion y depositacién de las cenizas volednicas desde el crater hasta constituir el material parental de! suelo no esté suficientemente estudiado en Chile. Si bien todo suelo volednico se ha originado, en ultima instancia, a partir de un depésito, el modo como ta ceniza llegé @ constituir ese depésito es un antecedente de interés ligado a la génesis del suelo. La extensa y rica red fluvial de la regién centro-sur de Chile, el relieve ondulado, las glaciaciones del Pleistoceno, la relativa proximidad de los volcanes, el régimen edlico dominante, y el encajona: miento de la Depresién Central entre ambas cordilleras son factores que han influido la localiza cién de los depésitos de cenizas y por lo tanto, de los suelos. Bajo tales circunstancias, son admisi bles s6lo formulaciones muy amplias, Wright (1965) y Langohr (1971, 1974) han sugerido algunas hipotesis que intentan explicar el origen de los suelos volcdnicos en Chile y nos referimos funda mentalmente a ellas, 1.4.1.1, HIPOTESIS DE WRIGHT Wright (1965) considera que los suelos de cenizas volednicas no se han formado a través de un proceso Gnico ya que éste pudo variar de acuerdo a las condiciones impuestas a los agentes de distribucién por el relieve, e! ambiente o el tiempo. Los suelos, segtin Wright, se formaron a partir de cenizas emplazadas segiin cinco modos de depositacion: 1) edlica directa o depositacion sub aérea, 2) aluvial, 3) mediante corrientes de barro o depositacion lahdrica, 4) retransporte aéreo en forma de loess volcénico 0 loess tefritico y §) transporte glacial. 1.4.1.1.1. Depositacién aérea directa 0 subaérea de cenizas: suelos originados a partir de depésitos directos estén localizados preferentemente en la cordillera o precordillera andina, en lugares de influencia volcénica, sobre laderas abruptas 0 escarpadas, La mayoria de los suelos son estratifica dos, con escaso o nulo desarrollo orgénico entre las estratas. Algunos son suelos incipientes, de tipo regosol-andosélico (Wright, 1965) 0 Renker-Andosol (Muckenhausen, 1976), Orthents 0 Umbrepts (USDA, 1975); otros son definidos Andepts. Ejemplos de suelos formados por deposi tacién directa de cenizas son: — Serie Raliin, Umbric Vitrandept, derivado de cenizas y arenas volcanicas andes{tica-basdltica, con intercalaciones de estratas de pémez dacitica. Descrito a 10,5 km al oriente de Ensenada, camino a Raldn. ~ Suelo Chanleufi, Udic Vitrandept, derivado de cenizas volednicas bésicas, sobre arenas y escorias basdlticas; Descrito a 17 km al este de las terrazas de Puyehue, camino a Antillanca (ver Figura 3). — Serie Ceburga, Andie cryumbrept derivado de piroclastitas basicas. Descrito al centro-norte y nororiente de la hoya hidrografica del rio Pucén, 1.4.1.1.2, Depositacion aluvial: Trumaos formados in situ por alteracién de una forma de aluvium volcénico segin Wright (1965) estén ampliamente representados en la Depresién Central. Los aluviums se habrian originado por depositacién masiva de cenizas, en los rfos y cursos de agua luego de tas grandes erupciones volcénicas de tipo parax{smicas. E| volumen, de los sedimentos fue tal, que taponé los rfos y éstos, al derramarse, formaron los t(picos abanicos aluviales 0 conos de deyeccién de un material esencialmente volcénico. Ejemplos de suclos formados a partir de aluviums volednicos son los siguientes: ~ Serie Asrayan, Typic Dystrandept, derivado de aluvium volednico depositado sobre substratum aluvial, Descrita a 20 km al sureste de Chillén, proximo a Quiriquina. Serie VilcUn, Entic Dystrandept, derivado de aluvium volednico depositado sobre limo aluvial mezelado con arenas, Descrita en la Estacion Experimental Carillanca, al noreste de Temuco, Serie Temuco, Entic Dystrandept, derivado de un aluvium volednico mezelado con loess voled ni¢o sobre gravas aluviales frescas. Descrito a 5 km de Quillén, por camino a Selva Obscura — Serie Limanque, Umbrie Vitrandept, derivads de un aluvium voicénico de cenizas bésicas. Des crita a 6 km al este de Chimbarongo, por camino a Codegua — Serie Pueblo Seco. Typie Dystrandept, derivado de un aluvium volednico andes{tico-basaltico, Descrita a 4 km al noreste de Pueblo Seco, camino a Diguillin. 1.4.1.1.3. Depositacion lahdrica: Se conocen varias referencias de depositacién de lahares 0 co- rrientes de barro, provacadas por subito derretimiento de la nieve y hielo de los conos volcédnicos, que arrastran enormes voltimenes de piroclisticos, ejemplos de las cuales las constituye la erupcion del Calbuco, en 1961 (Rittmann, 1963) 0 la del volcén Nilahue, en Carrén, en 1955 (Leén y Polle, 1956). Wright (1965) sefiala que abanicos aluviales, en posiciones inclinadas, originados por co. rrientes de barro gigantes o avalanchas, son frecuentes al pie de la Cordillera de los Andes; estos 45 Profundidad en cm Horizontes f—o ac 2c |__55 - 3cs Figura 3. Suelo Chanleuté (Umbric Vitrandept). Fotografia de un perfil ubicado en la X Regién, Provincia de Osorno, Comuna de Entrelagos. Se observan, claramente, las estratas de piroclésticos que constituyen el suelo. lahares han transportado, a veces bloques de piedra de grandes dimensiones, semejantes a bloques erraticos, en un medio de densidad alta. En otros casos, en cerros escarpados, con pendientes sobre 48°, y en sitios préximos a los volcanes, al ser destruida la vegetacién por cenizas calientes, incen- dios o gases toxicos, la erosién del suelo procede répidamente provocando deslizamientos que se acumulan como gruesos depésitos coluviales. Suelos con alto contenido de alofan 0 imogolita fuer- temente tixotrépicos, sustentados por capas de pémez hidratadas, son particularmente inestables y susceptibles al deslizamiento en perfodos de actividad volcénica o sismica, adquiriendo el fend- meno en tales casos, proporciones de catéstrofe, Hechos de esta naturaleza ocurrieron durante los terremotos de 1960 en los alrededores de los lagos Pellaifa y Rupanco y margenes del rio Gol-Gol (Wright y Mella, 1963). Ejemplo de un suelo formado a partir de sedimentos lahéricos seria, pro- bablemente, el siguiente: 46 Serie Victoria, Entic Dystrandepts, derivado de sedimentos lahdricos antiguos mezclado con cenizas voleénicas mas modernas, depositado sobre substratum de brecha volcanica més o me- nos alterada, Incluye bloques erréticos. Descrito a 25 km al norte de Victoria, por carretera Panamericana, 1.4.1.1.4. Depositacién indirecta en forma de loess volednico: Wright (1965) considera que una parte importante de los suelos situados en los cordones externos, piedmonts o terrazas altas de la Cordillera de los Andes, se han formado a partir de depositaciones subaéreas indirectas de cenizas, tuna forma que él llama “loess volednico”. Se trata de depositaciones secundarias provenientes de cenizas voleénicas que fueron transportadas, por la red fluvial, iuego de las grandes erupciones, hacia las partes bajas de la Depresion Central, depositéndose como un aluvium voleénico sobre los planos, terrazas y cuencas de los rios. Los vientos dominantes del oeste secaron los depésitos, soltaron las particulas y este material, en forma de nubes de polvo o loess volednico, fue redistri- buido sobre los cordones andinos, Seria esta, realmente, una forma de loess tefritico, de compo sicién més homogénea que un depésito de ceniza subaérea y con mayor contenido de cuarzo y silice opalina. Ejemplos de suelos formados @ partir de loess voleénico serfan los siguientes — Serie Santa Barbara, Typic Dystrandepts, derivada de un loess andesitico-baséltico. Descrita a 5 km noreste de Santa Barbara, — Suelo Maitén, Typic Dystrandepts, derivado de loess volednico andesitico-riolitico, depositado sobre sedimento aluvial antiguo. Descrito a 22 km al este de San Clemente. 1.4.1.1.5, Depésitos de cenizas transportadas por hielo glacial: en la opinién de Wright (1965) los suelos Rojo Arcillosos estén conectados, directa o indirectamente, a un transporte original de ceni 2as por los glaciales del Pleistoceno. Este grupo de suelos, que exhibe una larga historia de meteor zacién, parecen haberse originado cuando cenizas 0 loess voleénico cayeron en un paisaje helado cubierto por hielo glacial el cual, al desplazarse, habria sido el vehiculo que transporté las cenizas hasta su emplazamiento actual. Ejemplos de suelos originados por este transporte glacial serfan los Rojo Arcillosos, como ser: — Serie Collipulli, derivado de cenizas o loess voleénico, descrito a 6 km al este de Collipulli — Serie Fresia, derivada de cenizas o loess voleénico, descrito a 22,5 km al oeste de Osorno, en el camino @ Pucatrihue. Langohr (1971, 1974) ha analizado el modo de transporte y depositacién de las cenizas volcénicas constituyentes de Trumaos y Nadis. Considera que las teorfas de Wright (1965) no explican satis- factoriamente la estratigrafia y !a distribucin de los suelos 1. La topograffa ondulada, sobre la que descansan los Trumaos, bien drenados, excluye la opcion para la sedimentacién de aluviums volednicos en forma de abanicos; ademés, no logra explicar la localizacién de estos sedimentos en la cumbre de un certo, en el limite oeste de los Trumaos, donde la transicién con los suelos no-volcénicos es abrupta. Ain cuando tal teorfa puede expli- car la topograffa plana y estratificada de los Nladis, no explica la presencia de piedras del sub- stratum en los horizontes inferiores de estos suelos, 2. La toria de las corrientes de barro no explica la estratificacién, fuerte o débil, del material parental de los Trumaos. Ademés, en el caso del suelo Arrayain, situado en la Depresién Central, a7 que descansa en toda su extensién sobre una toba no alterada y con limites de contacto abrup. tos, ninguna de las teorias de Wright podria haber originado el suelo, ya que ninguno de esos depésitos podria cubrir tan exclusivamente un substratum que se asocia especificamente a ese suelo. 3. La hipétesis de la depositacion aérea directa de cenizas como origen de los Trumaos falla, segdn Langohr (1971, 1974) porque = no concilia lo abrupto del limite oeste de fos Trumaos, ni su limite altitudinal, que no sobre pasa los 250 m. — no explica que suelos de cenizas voleénicas de varios metros de grosor estén separados por pequefias distancias de suelos no-volcanicos. = no se encuentra en los Trumaos una marcada estratificacién textural que debiera existir cuando un sedimento edlico es transportado y clasificado, = no explica la presencia de fragmentos o gravas del substratum en los horizontes inferiores de fos Trumaos o Nadi, 4, La hipétesis del loess voleénico, es decir, retransporte edlico de un aluvium voleénico desde las hoyas de los rios hacia la precordillera por accién de los vientos dominantes, explicar ia la ausen- cia de estratificacién de los perfiles, pero no concuerda con Ia transicién abrupta hacia el oeste. La existencia de algunos rfos corriendo de norte a sur en el limite oeste de estos suelos da cred bilidad a la teorfa, pero puede comprobarse que las riberas oeste de dichos rfos estén también cubiertas por gruesos depésitos de cenizas, lo que descarta la hipétesis. No obstante, Langohr, admite que, probablemente, cierta clase de loess voleénico ha tenido importancia en la forma: cidn de los Trumaos. 1.4.1.2. HIPOTESIS DE LANGOHR Langohr (1971, 1974), ha formulado una hipétesis sobre la depositecion y distribucién de las ceni- 20s volednicas parentales de Trumaos y Nadis, basada en el transporte glacial, que intenta conciliar tanto el emplazamiento y distribucién actual de los suelos con las caracter isticas litoestratigrficas de los depésitos. La hipétesis admite que las cenizas parentales fueron transportadas por glaciales del Gltimo per iodo, equivalente a la glaciacién alpina Wurm, Las cenizas 0 mas probablemente, una forma de loess, se deposité mezclada con nieve sobre los glaciales andinos en sitios cercanos a los voleanes, incorporéndose, entonees, al hielo, Transportadas hacia la Depresion Central como morrena interna* de acuerdo al movimiento normal de los glaciales, fueron depositadas como mo- rrena de ablacién a la retirada del glacial. Langohr (1974), concibe que, al menos en la regién de los tagos, los lébulos de Ios glaciales coalescieron en la DepresiOn, formando une gran masa de hielo que, como una cubierta heleda, se desplaz6 hacia el oeste. Este gran glacial alcanz6 s6lo el segundo rango de colinas situadas al este de la precordillera de le Costa, cuya altura (400-500 m) no pudo ser sobrepasada. Langohr considera que los sedimentos fluvioglaciales de las lanuras de acu- mulacién 0 lavaje (Qutwash Plein) deben haber sido depositados bajo le cubierta de hielo que cubria la regién y no en el frente de los glaciales que ocupan actualmente los lagos del sur. De esta + Morrena interna: estén constituidas por materiales englobados por el hielo. Cierta proposicién aleanza el fondo el glacial y aby, junto con el material arrancado del cauce, constituye las morrenas del fondo. 48 manera se explica la presencia de capas de piedras en la parte inferior de los perfiles de Niadis y la existencia de estos suelos sobre la pendiente de las terrazas. Respecto a la toba o substratum no alterado que se encuentra bajo algunos Trumaos de la Depresién Central (Arrayén, Diguillin, Santa Bérbara) relacionados a los glaciales de piedmont y capa glacial, Langohr la identifica como una morrena de fondo y no a corrientes de barro. Finalmente, la falta de estratificacién de los Trumaos de la Depresi6n Central es atribuida por Langohr (1974), a una homogenizacién gradual de las cenizas, originalmente estratificadas en el hielo glacial debido a su depositacién subaérea, debido a movimientos internos del hielo y al efecto de mezcla provocada por la desglaciacién La hipétesis del transporte glacial de Langohr (1971, 1974), explica razonablemente bien el emplazamiento actual de gran parte de tos Trumaos y Nadis del sur de Chile, Sin embargo, sub: sisten algunas interrogantes: 1, De acuerdo a esta hipétesis, gran parte de los Trumaos y Nadis iniciaron su génesis cuando las cenizas se depositaron como morrena de ablacién durante el retroceso del glacial, presumible- mente durante la 3° fase glacial a fines del Wuirm*, hace aproximadamente 20-25,000 afios. Sin embargo, tanto entre los Trumaos como Aladis existen diferencias morfolégicas, quimicas, fisi cas y mineraldgicas que se pueden atribuirse a diferencias de edad o desarrollo: Por ejemplo, el suelo Corte Alto es muy diferente al suelo Chanleufa y este al Trumao Bramadero, En conjun: to, los Trumaos y Aladis, no pueden considerarse coeténeos. No hay antecedentes que indiquen que la actividad voleénica haya concluido abruptamente junto a la actividad glacial 2. La hipétesis no explica la posicién de algunos Trumaos en altura. Por ejemplo, es muy impro- bable que las cenizas de! suelo Lastarria, distante 90 km de la Cordillera de los Andes y situada entre 500-700 m de altura en plena Cordillera de 1a Costa, hayan llegado a ese emplazamiento ‘transportadas por hielo glacial, ya que ningiin glacial pudo sobrepasar esa altura. Similarmente, deben descartarse, en este caso, el transporte de cenizas por corrientes de barro, aluviums o loess volcénico. Lo mas verosimil es el transporte aéreo directo, pero atin en este caso es dificil explicar la localizacién del suelo y lo abrupto de sus limites, Es indudable que las cenizas transportadas por el viento han tenido importancia como material parental de algunos Trumaos, un hecho que lo confirman los extensos depdsitos de cenizas y pomez que constituyen el material parental de las series Raliin, Chanleufii y Liquifie, que cubren més de 800.000 has en el sector cordillerano de l2 X Regién (Mella y Kuhne, 1983) con marcada estratificacion de sus perfiles. Se conocen, ademés, algunas erupciones histéricas que han deposi tado piroclésticos en volimenes importantes. Si bien gran parte de las cenizas de la erupci6n del volcén Quizapt en 1932, cayeron en Argentina, una parte permanecié en Chile, incorporéndose 2 los suelos 0 formando suelos nuevos a nivel local. En ausencia de una cubierta arbustiva, se esti mulé el lavaje acelerado de las cenizas por les Hluvias, no asi donde la vegetacién existia. Sin embargo, Besoain, Mella y Lara (1968) observaron capas de cenizas del Quizapu, de 30 cm de espesor, en sitios preservados cerca de la planta hidroeléctrica Los Cipreses, distante 19 km del volcan, en la cual se haba desarraliado un Vitrandept con horizonte A muy orgénico, * La dltima glaciacion, equivalente al Wirm alpino, tiene una duraci6n aproximada de 87.000 afios. Incluye tres fases glaciales, con periodos de 10.000, 47.000 y 30.000 afios cada uno, aproximadamente. Desde esa ultima fase hasta la época actual, han transcurride 22.000 affos, que constituyen el Holoceno (Zeuner, 1955; Cailleux, 1956). 49 Se calcula que la erupcién del voleén Nilahue, en 1956, arrojé un volumen de 40 x 106 m3 de piroclasticos que se depositaron principalmente sobre los valles del Nilahue y Riflinahue (Cofré, 1956; Len y Polle, 1956). A 16 km del crater, las cenizas aleanzaban un espesor de 1,6 m, 5 om en Llifén y 0,5 em en Temuco, distantes 23 y 183 km al volcén respectivamente, El embancamien- to del r/o Llifén por piroclésticos gruesos y cenizas en suspensién origind una corriente de barro que, en forma de abanico, se deposité en el valle mismo aleanzando un espesor de 1m, Estos depésitos han pasado a constituir material parental de suelos. En realidad, la informacién disponible sobre e! Holoceno chileno y la ditima fase glacial det Warm es bastante incompleta y las inferencias sobre el transporte de las cenizas, considerando la estrati gratia y morfologia actual de los depésitos y suelos pueden ser francamente especulativas El decaimiento de la actividad volcdnica en el curso del Holoceno supone que ésta debe haber sido més intensa y frecuente en los primeros 6.000-10.000 afios de ese perfodo, siendo entonces proba ble que depésitos importantes de cenizas se hayan depositado en el centro-sur de Chile bajo otro régimen eélico. Si bien en Chile los vientos dominantes son los del oeste, existen también el “puelche’ que sopla en los cajones cordilleranos de este a oeste. Este viento pudo adquirir consi- derable potencia a fines del Wurm 0 en la fase holocénica Artica cuando atin existe una masa de hielo lo suficientemente grande como para crear un centro de alta presién capaz de provocar el descenso de masas de aire hacia el exterior (Leén y Polle, 1956). Tal viento pudo arrastrar cenizas volcanicas hacia el oeste. Sin embargo, si este mecanismo hubiese operado, s6lo los Trumaos mas antiguos, por ejemplo, las series Corte Alto, Puerto Octay o parte tal vez del Trumao Santa Bérba- ra, podrfan haberse originado de ese modo. En el curso de! Holoceno, sobre todo a partir de la fase subértica/Alleréd, el retroceso del hielo debe haber estado tan avanzado que no pudo esti mular el desarrollo de vientos fuertes del este, y por ello, no se puede atribuir a este agente una importancia decisiva en el transporte de las cenizas parentales de los Trumaos. Faltan antecedentes para visualizar con claridad cémo ocurrieron los fendmenos de transporte y localizacién de las cenizas voleénicas que formaron los suelos. Como lo sugiere Wright (1965) lo mas probable es que no haya sido uno, sino varios los agentes y procesos, que independientes 0 asociados, actuaron de acuerdo a las condiciones determinadas por el ambiente, el relieve y el tiempo. Una acuciosa investigacion tefrocronolégica y tefroestratigréfica de los suelos y depésitos piroclésticos podra aclarar en el futuro las dudas que actualmente tenemos. Sin embargo, para los suelos volcdnicos de la cordillera, se disponen de excelentes antecedents cronolégicos, climéticos y boténicos emanados de las investigaciones de Auer (1959, 1960) 1.5. MORFOLOGIA DE LOS SUELOS VOLCANICOS Las catacteristicas morfolégicas de los suelos de cenizas volednicas varfan segin el grado de altera cién del material parental, lo que es consecuencia, a su vez, de la intensidad y extensién con que han actuado los factores de formacién. Resulta claro comprender que las circunstancias bajo las, cuales estos factores han operado, no han sido uniformes, y son precisamente estas diferencias, las que han determinado la existencia de seis grupos de suelos volednicos con caracteristicas y propiedades bien definidas: Trumaos, Nadis, suelos Rojo Arcillosos, suelos de Arenas Volcénicas, suelos Pumiciticos y suelos Pardo Arcillosos. Algunas caracter sticas f(sico-quimicas y minera \6gicas de los suelos se muestran en el Cuadro 3. 50 1.5.1. Trumaos El suelo, en conjunto, tiende a ser franco, friable, usualmente con estratificaciones deposicionales claramente distinguibles o con diferencias de color nitidas entre el suelo y el subsuelo. Ocasional. mente, una 0 més capas del subsuelo podrian ser pumiciticas y cementadas (Wright, 1965). Se desarrollan bajo un régimen de temperatura mésico o térmico y un régimen de humedad istico, Gdico 0 perhidico. En el sistema de la Taxonomfa de Suelos (USDA, 1975), l@ mayor{a de estos suelos se clasifican como Dystrandepts o Vitrandepts. En general, el perfil de suelo muestra una secuencia de horizontes: A, AB, 2C, 3C1, 3C2, 4C, 5C 6A, AB, 2Bt2, 2813, 3B14. Horizonte A: es un epipedén mélico o mbrico, que puede alcanzar 80 0 més cm de espesor, en hdmedo, con colores muy obscures a pardo griséceos muy obscures (10 YR 2/2 - 3/2). El color Puede persistir largo tiempo después de someterse a condiciones de laboreo. El contenido de car: bono orgénico puede variar entre un 8 a 40%, siendo los valores usuales variables entre 12-16% Las texturas son frecuentemente francas, EI horizonte B: es un tipico horizonte cémbico, con o sin una estructura de débil desarrollo, cuya profundidad total podrfa alcanzar 1 0 mas metros; en himedo el color es pardo amarillento obscu- To a pardo amarillento (10 YR 4/4 - 5/6) y varia segin el grado de desarrollo. La textura podria variar desde franca a franco limosa o arcillosa. Contiene abundante carbono orgénico, el cual alcanza entre el 2-5%. Usualmente muestra escasa iluviacién de arcilla El horizonte C podrfa ser idéntico al horizonte B, excepto por la atenuacién o ausencia de activi- dad biolégica; sin embargo, el contenido de carbono orgénico puede tlegar al 0,5-2%. Por otra parte, este horizonte podria ser originado por cualquier substratum, por completo diferente al material parental de los horizontes superiores. Frecuentemente el un cambio abrupto en textura, compactacién, consistencia y otras propiedades. mite inferior es claro y denota El suelo total es muy poroso, con densidades aparontes bajas que varian desde 0,6 - 0,9 g/em®, ero que se incrementa en el horizonte C. La actividad biolégica es Optima, alcanzando las ratces ¥ Poblacion de lombrices, algunos metros de profundidad. Cuando seco, el suelo es esponjoso; cuando hémedo, da la sensacién de ser grasoso o jabonoso; apretandolo fuertemente entre los dedos, exhuda agua. Mineralégicamente las arcillas estén constituidas por alofén componentes para-alofénicos, imogo. lita y varios filosilicatos (esmectitas, cloritas) en diversa proporcién. Es frecuente detectar en esa fraccién minerales primarios como cristobalita, plagioclasa, ete. 1.5.2, Nadis En el sur de Chile, entre los paralelos 38° 30’ a 43° 00’, los suelos de cenizas volednicas deserrolla: dos en condiciones de drenaje impedido o inundacién estacional se llaman Nadis. Estos suelos se han desatrollado bajo un régimen de temperatura mésico o isomésico y un régimen de humedad dico a peridico. Los Nadis se han originado a partir de cenizas volednicas holocénicas, como los CUADRO 3. Propiadadesfisicas, uimicas y mineraldgieas de suelo representativos derivados de materiales piroeésticos de Chile Centr es 20) Gransiometi rt © Fex03 Senta sn Claieein tin. Hontonte “em (i) Bee OA 188 158 Awe Limo Avila Trumact Orme Tyme a a 043 m3 79 otk 990 Orstranaept Ht a 18 99 85 os: as a7 total 6 72 95 076 «73S. 5393 oS BRED a 10087) oe Dak aaa 12 80108 sas ‘ede ‘ore oct 31 + woos et so 8 ot 3308 <1 75S a0 wae oa 7 mS 07 «<1 aaa BT cs zon 1326, 2 ir es a Te) fe 2a: vas 4011 B72 S73 a Pura Arcos: Porguenzo Haniumbrepe Rt os si7 80 5B AS BS 18a? aS y ny wo seo twp 624722 2 0 «78 55 8 6 ee miso 402896248 mez? a Palomar ne 738 ter 708 8 608 m2 SS ‘renae AAraneeDystne oa 22 Voicimene Xeropsamenent ae zs0 108s a7 23 on urenaept s me aa suc att np 80 mo 28 on 2a Ma 6 wo 202 wa 201 35 23 58 22 gto 307108 2a Noe 'aa 78 ma 208 siMBOLOGIA, B= Allin vo Vermeuiaa 50. = Stice oping Re Hatown78 Se = Eenectna Ha-A = Minor 14-8 SNC. Siemon noenatalinas GS = Gite Fm Palamtoe AI = Mineral doraanie ena acca So = Gowthita Ig 52 Trumaos, pero depositados sobre topografias planas a levemente onduladas de sedimentos fluviales © fluvioglaciales. Usualmente los Nladis soportan una cubierta boscosa relativamente baja y que parece ser reciente (Alcayaga et al, 1966). Existen algunos ejemplos de Nadis que se asocian no con Un paisaje glacial sino con antiguas terrazas (suelo Pitrufquén) © con depositaciones lacustres (va- rios Nadis de Chiloé: Wright, 1965). Con excepcién de Chile y, tal vez en Argentina, los Madis no tienen equivalentes conocidos en otros lugares del mundo. Comparados con los Trumaos adyacentes, los Nadis no guardan ninguna correlacion estratigrafica con ellos, Tienen una densidad aparente muy baja (0,4 - 0,6 a/m3) y un horizonte eémbico. Durante los me- ses de invierno, el nivel fredtico puede alcanzar la superficie. El contenido de carbono orgénico del horizonte superior es considerablemente més elevada que en los Trumaos (ver Cuadro 3) y usual mente sobrepasan el 30%, En los sectores mas humedos el contenido de carbono organico frecuen: temente satisface los requerimientos de un epipedén histico (Langohr, 1971). Ordinariamente los suelos son muy obscuros, con cromas de 1 4 2, a veces, cero, os cuales cambian graduaimente hacia pardo pélido, gris 0 pardo rojizo en el subsuelo profundo. El suelo es a veces francamente esponjoso, turboso, y deja filtrar lentamente e| agua en profundidad (Colmet-Daage, 1978). La estructura del suelo, definitivamente granuler, esté desarrollada més fuertemente que en el subsue- lo; cuando se seca adopta la forma de prismas bien desarroliados. En los Nadis, particularmente en el subsuelo profundo, hay formacién fuerte 0 débil de cutanes de arcilla. El arraigamiento de las plantas es variable segiin la posicién @ que se presenta une capa de arcilla dense que impide la penetracién de las raices, incluso cuando el suelo se encuentra drenado (Alcayaga et al, 1966) Los fladis tienen propiedades fisico-quimicas y mineralégicas semejantes a los Trumaos pero di- fieren en morfologfa. Son parecidos a los Pseudogley en cuanto al régimen de inundacién estacio- nal debido al impedimiento de drenaje y al desarrollo de una napa a 30-40 em bajo la superficie. Pese a los problemas de drenaje, el moteado en los Nladis, tanto en el suelo como en el subsuelo, es més bien incipiente. Sin embargo, un rasgo carecteristico es la presencia de una fina pero general: mente continua capa cementada, de algunos milimetros de grosor, de éxidos de hierro, manganeso y silice en la zona de contacto con el substratum glacial o fluvioglacial. Este depésito, muy duro, frdgil de color pardo obscuro llamado “‘ierrilio" es responsable, en gran medida, de los problemas de drensje, y corresponde a un tpico horizonte plécico. La mayoria de las veces esta fina cubierta ‘érviea esti incluida en una zona, de varios centimetros de grosor, enriqueciddos por dxidos de hierro. Usualmente, inmediatamente bajo la capa de “tierillo” y consolidando las arenas y gravas superficiales del substratum, se encuentra un cemento duro, de color blanco amarillento, rico en gibbsita y sflice no-cristalina, cristabalita y plagioclasa (ver Figura 5) La mayorfa de los Nadis presenta una estratificacion mucho menos marcada que los Trumaos, siendo escasos los fragments mayores de 2 mm. Sin embargo, es frecuente la presencia de piedras redondeadas ocasionalmente formando une capa alineada de piedras (Wright, 1965) Mineralogicamente, las arcillas estén constituidas principalmente por alofan, componentes para~ alofénicos, minerales de 14A en baja proporcién, silice opalina en el horizonte A, cristobalita y gibbsita, Usualmente la presencia de alofan se asocia a una génesis en un medio bien drenado; sin embargo, el hecho que estos suelos con hidromorfismo estacional tengan arcillas dominantes alofanicas, los constituye en suelos excepcionales. 53 Mella y Kahne (1983) clasifican a los Rladis como Placandepts ya que se desarrotlan bajo un clima muy hémedo y tienen un horizonte plécico, con agua saturando el suelo sobre el pan por varios meses en el afio, Langohr (1971) los ha clasificado como Placic Durandepts; sin embargo, las fases més hamedes, que desarrollaban un epipedén histico, los clasificaba como Histic Placandepts, pese a que en este Gran Grupo no se han definido atin Subgrupos t/picos. Los fadis frecuentemente muestran una secuencia de horizontes Oi, A, E, 2Bt1, 2812, 2Cs 6 Ap, E, 2Be, 2Bt1, 2Cs. La profundidad media del perfil es de 65-70 cm (ver Figura 5) El horizonte Oi es un horizonte superficial con abundante contenido orgénico ligeramente des: compuesto. El horizonte A es un epipedén histico que puede alcanzar mas de 10 cm de espesor, con colora: ciones parda muy obscura (10 YR 2/2 en himedo) a pardo griséceo muy obscuro (10 YR en seco). Las textures son franco limosas y la estructura granular fina, moderada a fuertemente desarrollada; es algo plastico y pegajoso en himedo y el limite inferior es difuso. Es muy rico en humus écido, El horizonte E es menos orgénico que el horizonte A, pero su color es an pardo muy abscuro (10 YR 2/2 en humedo); la textura es franco limosa a franco arenosa muy fina; es friable, pero algo duro en seco; la estructura es de bloques subangulares; ligeramente plistico y algo adhesivo; Imite inferior difuso El horizonte BE es pardo obscuro (7,3 YR 3/2 en humedo) a pardo-pardo obscuro (10 YR 4/4 en. seco), de textura franco limosa; friable, con terrones algo duros cuando secos; estructura de blo: ques subangulares medios que se rompen a grinulos gruesos cuando himedos; resistentes y dificil: mente rehumedecibles cuando secos; algo pléstico y adhesivo; limite difuso, El horizonte 2Bt1 es pardo rojizo obscuro (5 YR 3/3 en hiimedo) pardo amatillento palido (10 YR 4/4 en seco); de textura franco limosa; firme en seco; con estructura de bloques fuertemente desa: rollada a prismética; los prismas secos son muy duros y tenaces; moderadamente pldstico y pega: joso en humedo; con desarrollo ocasional de un moteado pardo rojizo (5 YR 4/4); con raices finas oxidadas, poros abundantes y Ifmite inferior abrupto y lineal. El horizonte 2Cs es pardo, con sectores pardo obscuros (10 YR 4/3, 7,5 YR 4/6 en himedo) ama: rillo pardusco (10 YR 6/8, en seco), de textura franco arcillo limosa, que incluye, ocasionalmente, pequefias piedras; firme y duro en seco; estructura de bloques subangulares muy giuesos, regulares, que se quiebran a prismas gruesos, bien formados, que resisten la presién; moderadamente adhesivo y moderado a fuertemente plastico en humedo; el limite inferior es difuso El horizonte 3Cs es pardo fuerte (7,5 YR 5/6, en hémedo) y pardo amarillento (10 YR 5/8, en seco); de textura franco arcillo limosa, incluyendo pequefias piedras ocasionales; firme y duro en seco; estructura de bloques subangulares medios fuertemente desarrotlados; en himedo, los pris: mas se deshacen en bloques angulares finos y grénulos gruesos; moderadamente adhesivo y mode: radamente plastico, en humedo; limite inferior abrupto, 1.5.3. Suelos Rojo Arcillosos Volcdnicos Con el nombre de suelos Rojo Arcillosos se designa, colectivamente, a un giupo de suelos coinci dentes en color y textura, provenientes de diferentes materiales parentales como granito, micaes: quitos y pizarras, sedimentos marinos terciatios, basaltos y andesitas. Otro grupo proviene de cenizas 0 loess volcénico antiguos el cual fue designado por Wright (1965) Red Volcanic Clays Soils 0 Arcillas Volcdnicas Rojas. Roberts y Diaz (1959) los incluyeron dentro de los suelos late- riticos Pardo-rojizos. Argumentos morfolégicos y mineralégicos (Besoain, 1969) indican que, en efecto, estos suelos derivan de cenizas o materiales piroclésticos, un hecho importante desde el punto de vista de la edafogénesis y mineralogénesis por cuanto estos suelos representan una fase avanzada en la secuencia de alteracién de las cenizas volcénicas, Sus caracteristicas y estado mine. ralégico (color, contenido y composicién de la arcilla y Oxidos extractables) no guardan relacion con el ambiente actual, presumiéndose que su edad se situa en algiin interglacial del Pleistoceno, hecho que los constituye en paleosoles. Finalmente, algunos de estos suelos, por ejemplo, la serie Collipulli y especialmente la serie Metrenco, parecen tener un estado de alteracion y desa- rrollo més avanzado que otras series del grupo, como Fresia y Cudico, las cuales guardan algunas analogias con los Trumaos. Los suelos Rojo Arcillosos aparecen como formaciones aisladas en la Provincia de Talca (36° 6° 1.s,), confinadas a los cordones precordilleranos andinos; més al sur, ganan anchura aleanzando hasta la vertiente oriental de la Cordillera de le Costa, uniéndase a los suelos Rojos derivadas de granito y micaesquito. Hacia el occidente, frecuentemente estan limitados por Trumaos, Comparados con los Trumaos y Nadis, los suelos Rojo Arcillosos Volcanicos no son estratificados, aunque presentan discontinuidades horizontales en textura, color y estructura. Si bien muchos de estos suelos se encuentran en relieves ondulados suaves de la Depresién Central, también se Presentan en relieves fuertemente ondulados de la precordillera de los Andes Los suelos Rojo Arcillosos se han desarrollado bajo un régimen de temperatura mésico y un régi- men de humedad dstico 0 udico, Los suelos Rojo Arcillosos muestran perfiles relativamente profundos (1,5 - 4,0 m) con un hori zonte argilico. La fraccién arena raramente sobrepasa e! 10%. El epipedén es usualmente ambrico, con contenidos de carbono orgénico de alrededor de 2- 4% hasta 50 cm de profundidad. Sin embargo, el contenido orgénico del horizonte A alcanza frecuentemente valores de 6 - 10%, un hecho que es consecuencia de la contaminacién en la superficie, de cenizas volcdnicas modernas, que han desarrollado componentes aloténicos. Las arcillas estan dominadas por minerales kanditicos, especialmente haloisita-7A 0 formas de “fire-clay” (Besosin, 1969; Fajardo, 1975; Besoain y Gonzalez, 1977). Todos estos suelos contie- nen algo de alofan en el horizonte superficial. Los suelos Rojo Arcillosos exhiben una secuencia de horizonte que frecuentemente es: Ap, Bt, Bt2, Bt3, 2BC 6 C. EI horizonte A puede ser pardo rojizo obscuro (5 YR 3/4 en himedo), franco arcillo limoso, friable a firme, ligeramente duro cuando seco, con estructura gruesa moderadamente desarrollada, ligeramente pegajosa, moderadamente plastica cuando himeda El horizonte B, en conjunto, es frecuentemente pardo rojizo (5 YR 3/4) a rojo obscure a pardo rojizo obscuro (2,5 YR 3/2-5 YR 3/3 en hémedo); muy arcilloso, firme, con estructura de blo: ques angulares fuertemente desarrollados y fuerte fisuracién vertical o estructura fuertemente 56 prismética, que se quiebra con dificultad a bloques medios o finos, angulares; con depositacién de ‘6xidos de hierro en la superficie de los prismas, cerosidades de arcilla semejante a slikensides muy comunes en la superficie de los prismas; muy pegajoso y plastico en hdmedo; con limites inferiores abruptos. EI horizonte C es rojo obscuro a pardo rojizo obscure (2,5 YR 3/6 a 3/4 en himedo); firme a muy firme; con estructura prismética gruesa fuertemente desarrollada, que se quiebra con dificultad a bloques medios y finos; todos los prismas exhiben cerosidades de arcilla en \a superficie; ocasional: mente, depositaciones de manganeso y otros sesquiéxidos en la superficie de los prismas; extrema damente adhesivo y plastico cuando himedo incluye fragmentos de rocas andesiticas alteradas. 1.5.4, Suelos derivados de arenas volcdnicas En esta categorfa estén incluidos los suelos derivados de arenas volcénicas de la Depresién Interme. die, depositados en forma de aluvium en el cono de deyeccién del rfo Laja, entre los rios Itata y Rarinco, y los suelos derivados de depésitos aéreos directos de arenas y cenizas, emplazados sobre los cordanes y valles intramontanos de la Cordillera de los Andes. 1.5.4.1. SUELOS DERIVADOS DE ARENA VOLCANICA EN LA DEPRESION INTERMEDIA Los suelos provenientes de aluviur volednico, por ejemplo, las Familias Arenales, Coreo, Sta. Tere: sa, ete,, son Entisoles derivados de arenas basélticas 0 arenas baséltico-andes/ticas muy modernas, de una edad no superior a los 500-1.600 afios, provenientes del grupo volednico Antuco. El limite oeste del depésito aluvial se sitta al este de la Cordillera de la Costa y @ 20 km de la con fuencia del r/o Laja con el Bfo-Bio. Desde el limite oriente al occidente de estos sedimentos existe una gradacién de tamafios que culmina con arenas muy fines. Los suelos se han desarrollado bajo un régimen de temperatura térmico y de humedad dstico. Son suelos estratificados, con texturas arenosas gruesas, medias y finas. Estén depositados sobre topograt as planas a suavemente onduladas de la Depresion Central por formacién de dunas. Son suelos de tipo A-C con profundidades que pueden alcanzar algunos metros. Algunas series tienen problemas de drenaje y presentan la formacién de un orstein en profundidad (Serie Santa Teresa) La mayoria de los suelos incluyen en el perfil estratas delgadas de cenizas volcénicas (Serie Core y Arenales) o estén incorporadas en el perfil, Este hecho evita que el drenaje sea excesivo. Frecuentemente los suelos muestran una secuencia de horizontes Ap, 2C1, 2C2 y se clasifican como Dystric Xeropsamments o Andic Xeroumbrepts. El horizonte Ap es pardo muy obscure (10 YR 2/2 en hamedo); textura arenosa; no pléstico ni adhesivo; friable en hiimedo y suelto en seco con estructura de grano simple. La actividad biolégica es moderada y el contenido orgénico bajo. El Iimite inferior es claro y lineal El horizonte 2C1 es negro (10 YR 2,5/1 en himedo) ; de textura arenosa, no pldstico ni adhesivo; friable en himedo, suelto en seco; con estructura de grana simple, las raices son escasas y el limite es lineal y claro. 56 El horizonte 2C2 es de color gris obscuro (10 YR 3/1 en himedo); de textura arenosa; no piléstico ni adhesivo; con estructura de grano simple. Tiene baja actividad bioldgica con raices escasas. El limite inferior es lineal claro El horizonte 3C2 es de color gris muy obscuro (10 YR 3/1 en himedo); de textura arenosa, no plistico ni adhesivo; con estructura de grano simple. Con rafces escasas y muy baja actividad biolégica. 1.5.4.2, SUELOS DERIVADOS DE ARENAS VOLCANICAS EN LA CORDILLERA ANDINA. Son suelos provenientes de depésitos directos de arenas volcdnicas, cenizas y pomez e incluyen la Familia Los Nevados (serie Coyén, Rinconada y Nevados) situados entre 700 - 1.500 m, la Familia Liaima (series Llaima y Huerere) situadas entre 650 - 1,400 m de altitud, y la Familia Caburga (series Caburga y La Compaiifa) situadas entre 450 - 1.400 m. En general, estos sedimentos se depositan sobre una topografia fuertemente ondulada, escarpada, con pendientes entre 15 - 30% 0 més, Provienen fundamentalmente de arenas piroclésticas basicas, mas 0 menos escoridceas, estratificadas con capas de cenizas y pémez 0 mezcladas parcialmente con cenizas voleénicas. Frecuentemente, estos suelos estin depositados sobre un substratum de gravas finas, esto es, escorias muy porosas (Familia Caburga, Los Nevados) o sobre un substratum de arcillas compactadas (Familia Llaima) El suelo es muy himico, fuertemente melanizado, muy friable, con abundancia de agregados re- dondeados debido a la actividad de la fauna del suelo. En profundidad, aumenta la compactacién y el contenido de arcilla, y en consecuencia, la plasticidad y adhesividad, con excepcién de los perfiles donde hay arenas pumiciticas. Los subsuelos son de color pardo-amariliento, © pardo 0 rojizo excepto donde intervienen las arenas basélticas. Todos estos suelos se han desarrollado bajo un régimen de precipitacién pertidico 0 Udico y de temperatura mésica, Usualmente presentan una secuencia de horizonte A, C1, C2, A, ABIr, 2C y se clasifican como Hydric Dystrandepts, Andic cryumbrepts o Andeptic udorthents. El horizonte A es pardo muy obscuro (10 YR 2/2 en hdmedo), de texturas franca, usualmente no plastica y no adhesiva; friable en humedo, suelto en seco; estructura granular media a fina, mode- rada; con raices firias y medias abundantes a muy abundantes. Limite lineal claro. EI horizonte € es pardo emarillento obscuro (10 YR 3/4) a pardo grisiceo muy obscuro (10 YR 3/2, en himedo); de texture franco arcillasa a franco arenosa; plastico y adhesive a no-plastico ni adhesivo; muy friable en humedo, blando a ligeramente duro en seco; estructura de bloques subangulares gruesos y fuertes a débiles moderadas, El limite inferior es lineal abrupto o gradual Son suelos que, en general, tienen drenaje excesivo; son fuertemente estratificados, algunos con estratas de escorias frescas visibles en lineas continuas 0 con estratas de pémez riolitica o dacitica En otros casos, la columna estratigrafica incluye suelos enterrados, como la serie Llaime. 87 1.5.5. Suelos pumiciticos Los suelos derivados de tobas pumiciticas rioliticas se encuentran distribuidos heterogéneamente {en las llanuras de sedimentacién de la cuenca de Santiago y la VI Regién. Son suelos que se dis tribuyen sobre topografia de lomajes suaves y disectados, con pendientes complejas de 3 - 5%, bajo una vegetacion esteparia dominante de Acacia cavenia, Se han desarrollado bajo un régimen de temperatura térmico y de humedad xérico, Sin embargo, existen diferencias apreciables de precipitacion, ya que en la cuenca de Santiago ésta alcanza @ 340 - 400 mm pero alrededor de 600 - 700 mm en la Vi Regién. Los suelos son delgados a moderadamente profundo; frecuentemente entre 40 - 60 cm de profun- didad poseen un duripén silicico que dificulta o impide el paso del agua y las rafces, Los suelos pumiciticos se clasifican como Xeric Durandepts (serie Alhué, Pudahuel, Caleuche, Culiprén). Usualmente exhiben una sucesién de horizontes: A, Bt, AB, 3C1, 3C2, 3C3 (Mella y Kuhne, 1983). EI horizonte A es parde a pardo obscure (10 YR 4/3 en himedo), y pardo amarillento claro (10 YR 6/4 en seco). La textura es franco arenosa, ligeramente plistica, no adhesiva; friable, con estructura de bloques subangulares y angulares gruesos y débiles. Rafces finas abundantes; débil mente poroso, Limite inferior claro lineal El horizonte Bt1 es pardo a pardo obscuro (10 YR 4/3 en hémedo) y pardo amarillento palido (10 YR 6/4 en seco}; de textura franca, ligeramente plistico y adhesivo; con estructura de bloques subengulares, gruesos, medios y finos; con ra/ces comunes y porosidad escasa, Fragmentos de pomez de tamafio medio, escasos. El limite inferior es ondulado abrupto, El horizonte 2AB es de color pardo amarillento (10 YR 5/4 en himedo) y pardo amarillento claro {10 YR 6/4 en seco); de textura franco arenosa; ligeramente pléstico y adhesivo; con estructura de bloques subanguleres, medios y débiles. Raices finas comunes; con fragmentos de pémez for: mando estratas finas que exhiben segregacién, en forma de peliculas, de éxidos de hierro y man: ganeso. El limite inferior es lineal y abrupto, EI horizonte 3C1 es pardo pélido (10 YR 7/3 en himedo) y blanco (10 YR 8/2 en seco); de textu: ra franco arenosa; no plastico ni adhesivo; suelto en hamedo y en seco; no estructurado; carece de raices, Muestra bandas delgadas en forma de estratas de color amarillo en humedo, El Iimite infe- rior es lineal y abrupto, El horizonte 3C2 es de color pardo amarillento claro (10 YR 6/4 en himedo} y pardo muy palido (10 YR 7/3 en seco); de textura franco arenosa; no pléstico no adhesivo; firme en hémedo y extremadamente duro en seco; sin estructura, Carente de raices y poros, Al fragmentarse, en los planos de ruptura se observan acumulaciones de éxidos de hierro y manganeso, bajo los cuales se ha formado un cemento silicico, El limite inferior es lineal y abrupto EI horizonte 3C3 tiene color amarillo (7,5 YR 6/6 en himedo) y pardo muy palido (10 YR 7/3 en seco); de textura franco atenosa; no pléstico ni adhesivo; duro en seco, friable en himedo. Sin estructura, Carece de raices. 58 La fraccién arcilla contiene haloisita-7A, asociada a una importante proporcién de elementos no- cristalinos (vidrios hidratados 0 semihidratados), componentes para-alofénicos y minerales acom- pafiantes como esmectita, vermiculita, albita, cuarzo, etc, (Gonzalez y Besoain, 1976). 1.5.6. Suelos Pardo Arcillosos Estos suelos, representados Gnicamente por la serie Perquenco, derivan de cenizas volcénicas basi as, que se encuentran en la Depresién Central de la IX Regién sobre un substrato de brecha vol Génica, Son suelos muy interesantes ya que tienen propiedades intermediarias entre los Trumaos y los suelos Rojo Arcillosos. Besoain y Gonzélez (1977) inclufan junto a ta serie Perquenco, las series Llenquehue (Andeptic Haplohumults) y Quiriquina (Andeptic Haploumbrepts), ya que como Ia serie Perquenco ten‘an arcillas constituidas por alofén y haloisita-7A en proporciones similares. Es probable que, en base a nuevos antecedentes, la superficie de los suelos Pardo Arci- Hlosos se incremente en el futuro, Son suelos desarrollados bajo un régimen de temperatura mésico y de humedad Gdico, que ocupan una topografia ligeramente ondulada a plana; bien drenados. Bajo una vegetacion de parque abierto con predominio de roble (Nothofagus obliqua) y laurel (Laurelia sempervirens). Son suelos delgados @ moderadamente profundos clasificados como Andic Haplumbrept. Exhiben una sucesién de horizontes: Ap, AB, BC y C. El horizonte A es pardo obscuro (10 YR 3/2,5 en humedo) a pardo griséceo obscuro; de textura franco arcillo limosa; ligeramente plastico y pegajoso; friable en hémedo, suelto en seco; estruc: tura de bloques subangulares medios y finos; con abundancia de poros finos y raices. El limite inferior es irregular 0 difuso. EI horizonte BC es pardo obscuro (7,5 YR 3/2 en humedo) y amarillento obscuro (10 YR 3/4 en seco); de textura franco arcillo limosa, plastica y adhesiva; friable en himedo y suelta en seco; estructura de bloques subangulares; raices y poros finos moderados comunes, Limite ondulado abrupto El horizonte € constituye un substratum formado por una brecha voleénica fuertemente me- teorizada, 1.6. FACTORES DE FORMACION DE LOS SUELOS 1.6.1. Material Parental Trumaos, Nadis y suelos Pardo Arcillosos se han formado fundamentalmente a partir de cenizas volcdnicas baséltico-andes{ticas. Se conocen, sin embargo, algunos casos de Trumaos provenientes de la alteracién de mezclas de pomez y cenizas o arenas volcdnicas situados en la cordillera andina en sitios relativamente cercanos a tos volcanes (Series Ralun, Liaima, Chanleufi). En otros lugares de Chile, no incluidos en este estudio, existen Trumaos derivados de escorias voleénicas y arenas basélticas, como es el caso del suelo Pululil, cerca del voleén Apagado, en Chiloé continental, al sur del seno de Reloncavi (Peralta et a/, 1979) 0 del suelo Vaitea, en la Isla de Pascua (Besoain, Len y Wright, 1972). Estos ejemplos son més bien excepcionales, ya que la masa de los suelos sefialados se hen formado de eenizas. 59 En referencia a los suelos Rojo Arcillosos, Wright (1965) sostenfa que “derivan de un depésito superficial que, muy probablemente, consistia originalmente de cenizas o loess volcénico con ele- vado contenido de vidrios y minerales asociados. No ha sido comprobado que estos suelos pro: vengan principalmente de vidrios voleénicos, pero la probabilidad es muy fuerte’ El origen de estos suelos se ha prestado a una larga discusién. Provienen de cenizas? éDerivan de antiguas tobas o simplemente de rocas andesiticas 0 basélticas? 2 de sedimentos glaciales no volcénicos? Wright (1965) considera que estos suelos derivan de cenizas volcénicas por los siguientes hechas: — La mineralogia de las arcillas es fundamentalmente haloisitica, una especie que es un término siguiente al alofén en la secuencia de alteracién de os vidrios. — En sectores del centro sur de Ia cordillera andina, donde la colurnna estratigrafica muestra una secuencia continua de cenizas cuya edad se incrementa de arribe hacia abajo, la estrata mas profunda tiene un estado de alteracién similar al de los suelos Rojo Arcillosos de la Depresién Central. Mineralégicamente, el progreso es gradual desde un estado alofénico a otro haloisitico (Besoain, 1964) — Aunque no estén estratificados como los Trumaos o Nladis muestran discontinuidades horizon: tales en textura, color, estructura, etc., demostréndose en el laboratorio el cambio en a clase de los minerales residuales de acuerdo a las caractersticas de campo. — Los suelos Rojo Arcillosos no s6lo se presentan en relieves ondulados suaves sino en topogratfa de cerro en Ia precordillera andina. En la mayor‘a de los casos, las discontinuidades son tales que son indicativas de estratificaciones deposicionales que tienden a seguir fielmente las curvas del relieve. —, Algunas veces, la presencia de una estrata de un color marcadamente diferente o textura, de la impresin de un depésito de lodo, originalmente cementado, pero ahora muy meteorizado". Aparte de estas consideraciones, Besoain (1958, 1969) pudo demostrar definitivamente, la presen. cia de vidrios voleénicos, parcialmente desvitrificados, fibrosos, coloreados en las arenas de varios suelos Rojo Arcillosos (Collipulli, Fresia, Contaco, Cudico), y en cantidades que aumentaban con la profundidad del perfil. Esta evidencia permite adscribir el origen de los suelos Rojo Arcillosos a cenizas volcénicas. Los suelos Pumiciticos provienen de la alteracién de tobas de cenizas rioliticas, originalmente, eolocineritas retransportadas por el sistema fluvial del Mapocho, Maipo, Cachapoal (hidrocineritas) Bérgel (1966) considera que estas cenizas constituyen un episodio reciente en la secuencia sedi mentaria de la cuenca de Santiago, Borde (1966) y Tricart (1965) han sugerido que estos depdsitos se formaron por corrientes de barro, originadas por el deshielo glacial, que transportaron cenizas riolfticas eruptadas por volcanes situados dentro de los valles. De acuerdo 2 Guest y Jones (1970) estas tobas son ignibritas producidas por nubes ardientes originadas por volcanes locales, Se trata ria, simplemente, de tobas soldadas * Wright, al referirse a este “mud-shower horizon, probablemente alude a las cenizas vitreas finas que con la Muvia forman osferitas lamadas cominmente “bolas de lado" y que, en terminologta pirectéstica, se denominan pisolitas. Los depdsitos lititicados formados por estos materiales se clasitican como tobas pitoliticas 60 Las tobas estan constituidas por cenizas finamente granuladas, de color blanco, pardo claro 0 rosa: do. La masa esté formada por fragmentos de vidrio que engloban trozos mayores de pémez y frag: mentos Ifticos de tamafio variado, asf como cristales de minerales ferromagnesianos. La potencia de los depésitos vara desde algunos centimetros a metros, El elevado contenido de silice de esta toba vitrea unido a un régimen de humedad xérico y de tem- peratura térmico han determinado la formacién de Xeric Durandepts sin o con muy bajo desarrollo de alofan, Los suelos derivados de arenas voleanicas aluviales en le Depresién Central han formado Xerop. samments 0 Xeroumbrepts, es decir, suelos incipientes de desarrollo escaso, Estos sedimentos aluviales descansan sobre un lahar, llamado “lahar del Laja”, en el cual MacPhail (1966) determind una edad radiométrica de 18.000 + 300 afios. La causa de la depositacion de estos sedimentos no se conoce con certeza, Wright (1965), supone que el aluvién, que de hecho fue una forma de lahar, se originé por ruptura de la barrera de lava @ ‘través del frente de la laguna del L.aja, la cual arrastré una gran masa de arenas voleénicas acumula das por erupciones sucesivas del volcén Antuco Nuevo y que se depositaron como un aluvium por el rio Laja y sus afluentes. Respecto al lahar del Laja, MacPhail (1966) considera que fue provo: cado por la evacuacién sibita de arenas y cenizas acumuladas en la caldera periglacial (somma 0 “"yoledn Laja") el cual se depositd como avalancha en valle del rio Laja y sus afluentes Las arenas son fragmentos clésticos, englobadas frecuentemente en una matriz fina y consisten en materiales volcénicos como cristales fracturados de plagioclasa y piroxenos y fragmentos de lavas basdltica y andesitica. Estos tltimos varfan desde aquellos que tienen una masa fundamental crip: tocristalina ineluyendo plagioclasa hasta fragmentos vitreos con fenocristales de plagiociasa, olivino y piroxeno. No son tan comunes los vidrios en los fragmentos de roca. Con las arenas se mezelan cenizas volcénicas en mayor menor grado. Los suelos derivados de arenas volednicas subaéreas constituyen Umbrepts, Orthents 0 Andepts en la cordillera andina, Las arenas son de naturaleza basdltico-andesitica, escoridceas, vesiculares, con texturas que varfan desde arenas gruesas @ muy finas. Casi todos los suelos contienen cenizas volednicas intercaladas con Jas arenas. Incluyen minerales pesados como olivino, hiperstena, piroxenos monoel(nicos, hornblenda y epidota, Es frecuente que los perfiles exhiban capas de pémez o lépilis alternantes de naturaleza dacftica. Les arenas tienen un alto contenido de vidrios vesiculares de color marron obscuro a clara. La naturaleza de los piroclésticos y el clima influyen mareadamente el desarrollo de tos suelos. La composicién y profundidad de! manto de ceniza o arena varia de lugar en lugar y la profundi: dad promedio de los suelos, en pendientes de 30 y 25% es de casi 3 metros, La profundidad max ma de un depésito, medida en el valle del r{o Gol-Gol, fue de 8 metros. Wright (1965) indica que la columna estratigrafica de las cenizas varia de acuerdo al tipo de actividad volednica de la vegin circundante, pero la mayoria de Jos suelos situados sobre las pendientes de los cerros exhiben capas reiteradas de materiales finos y gruesos que varian desde la ceniza andesitica (es més comin) arenas gruesas rioliticas 0 daciticas pumiciticas a basdlticas (menos comunes) y fina esco: ria basdltiea (rara). Las transiciones entre estas estratas son abruptas. 61 Las cenizas voleénicas son particulas fragmentarias, vesiculares, ricas en vidrio finamente dividido ¥ 8 esta condicién, que determina une superficie especifica elevada, la que permite explicar la rapidez de los procesos de hidrdlisis y alteracién con la formacién répida y abundante de compo. nentes no-cristalinos, con predominio de alofén, en etapas tempranas del desarrollo de los suelos. Comparadas con las cenizas, las arenas voleénicas tienen una superficie especifica inferior y el desarrollo de los suelos seré en consecuencia, més lento @ igualdad de precipitacién. Los suelos derivados de arenas voleénicas de la cordillera andina, formados por arenas més poro: sas, escoridceas y ricas en vidrios que las arenas aluviales de la Depresién Central, han formado suelos més desarrollados que éstos, Puesto que estén sometidos a una precipitacién considerable- mente mayor, este factor debe influir decisivamente en el desarrollo del suelo. Frecuentemente en los Trumaos se detecta la presencia de minerales de 14A, esmectitas o minera: les interestratificados en baja cantidad (Gonzélez y Besosin, 1976). Su origen no es claro, pero se supone que pueden haber sido formados por alteracién de materiales dentro del crater ¢ incorpo: rados a las cenizas en el momento de la erupeién, Estos minerales también se observan en suelos recientes, como los Vitrandepts Ralun y Chanleufé cuya edad restringe la posibilidad de neofor- macién in situ, Es posible, sin embargo, que esos minerales provengan de la alteracién de minerales ferromagnesianos que existen en las piroclastitas parentales de estos suelos. Es interesante hacer notar que se he observado en Trumaos y suelos Rojo Arcillosos la presencia generalizada de fragmentos sélidos de rocas diversas provenientes del conducto y paredes de! voledn © basamento subvolednico (fragmentos accesorios y accidentales, respectivamente). Este fenémeno explica la presencia de fragmentos de granito grafico y minerales metamérficos (clorita, epidota, mimerkita, plagioclasa sericitizada, saussititizada, etc.) en la fraccién arena de suelos como Corte Alto, Puyehue, Osorno, Chanieufa (Besoain, 1969; Besoain y Sepulveda, 1981), asf como en suelos Rojo Arcillosos, como las series Fresia, Gontaco, Cudico, Collipull 1.6.2. Clima A nivel mundial, los Andepts se desarrollan en una amplia variedad de climas, que varian desde los frios y hémedos a los templados y tropicales lluviosos (ver Cuadro 1); también se desarrotlan bajo én seca prolongada e incluso se han descrito bajo regimenes xéricos en climas mediterraneos 0 bajo regimenes Usticos de climas semidridos a subhémedos (Flach, Holzhey et al, 1981). Esto conlleva un problema de definicién: el concepto de Andept es mucho mas amplio que el de Andosol e implica una mayor tolerancia climatica. Los Andosoles, si bien se forman bajo una amplia variedad de climas, exige un nivel de humedad mfnimo bajo el cual no pueden desarrollarse. climas que incluyen una estaci En Chile estimamos que el nivel minimo de precipitacién para formar Andosoles se situa entre 800 - 1.000 mm anuales. El Andosol més septentrional que existe es la serie Limanque, situado en la VI Regién, un Umbric Vitrandept derivado de un aluvium volcdnico baséltico-andesitico, desarrollado bajo un régimen de humedad xérico (800 mm) y de temperatura térmico, Las tobas rioliticas de la cuenca de Santiago y la VI Regién no han formado Andosoles tanto por el régimen de precipitacién (350 - 700 mm anuales) como por la naturaleza del material parental, compactado y altamente silicico. La serie Alhué, por ejemplo, es un Andept (Xeric Durandept) ero no un Andosol 62 Los suelos de arenas voleénicas se desarrollan en areas climatolégicas bien diferentes: aquellos si ‘tuados en la Depresién Intermedia, derivados de aluvium voleénico se desarrolian bajo una precipi: tacin media de 1.000 - 1,500 mm anuales (régimen dstico) y una temperatura media de 13°C (régimen térmico). En cambio los suelos derivados de arenas volcénicas de depositacion directa, de la Cordillera de los Andes, se han desarrollado bajo un régimen de humedad Udico © peridico y de temperatura mésica (2,000 ~ 5.000 mm y 11 ~ 14°C promedio anual). Pero ademas, la distribucion de la precipitacién es muy diferente: los suelos de arenas aluviales soportan practicamente 4 - 5 meses secos en verano y otofio, lo cual se acenttia por la capacidad de absorcién de calor de las arenas negras; en cambio, los suelos de arenas eélicas de Ia cordillera tienen una distribucién mas uniforme de la precipitaciOn, sin veranos secos. Estos factores, unidos a diferencias de textura de las arenas parentales, han determinado un desarrollo muy diferente entre ellos, con abundante formacién de alofén en los suelos de la cordillera, Los suelos Rojo Arciliosos han soportado un largo historial climatico, incluyendo la accién de Uno (Laugenie et a/, 1975) 0 dos interglaciales més cdtidos (Lauer y Besozin, 1983). Se sospecha ue el suelo Metrenco es alin més antiguo pudiendo derivarse de sedimentos voleénicos pliocénicos. La escasez de informaciones paleocliméticas en Chile restringe, por supuesto, el valor de estos antecedentes; no obstante, es indudable que las caracteristicas de los suelos Rojo Arcillosos ~elevado contenido de arcilla y 6xidos extraibles, dominancia de minerales de arcilla cristalinos- as{ como indudables analogias con oxisoles y suelos ferraliticos tropicales (Laugenie et al, 1975; Colmet Daage et a/, 1978) confirman periodos prolongacios de evolucién, en un medio climético mas caluroso y bajo un régimen pluviométrico mas acentuado. 1.6.3. Tiempo o duracién del desarrollo del suelo Considerado el tiempo como un factor de formacién independiente o aislado, no juega rol alguno en la formacién de los suelos. Concebido como una duracién de la accién del conjunto de factores de formacion, adquiere entonces, un valor decisivo. Es evidente que el desarrollo de una sucesién de tipos de suelo a partir de substratos diferentes, a igualdad de condiciones ambientales, no pro cede con igual velocidad. De ahi que la evaluacién més realista del tiempo es aquélla que compara el desarrollo de materiales parentales y ambientes similares. La edad absoluta de un suelo puede determinarse, bajo circunstancias favorables, ya sea usando métodos estratiar4ficos, dendrocrono- égicos, radiométricos, palinolégicos, etc. Sin embargo, esa informacién, sin apoyo de referencias Paleocliméticas o refiriéndola solo a las condiciones actuales, tiene un valor limitado, Mientras més préximo a nuestra época haya sido el perfodo de formacidn de un suelo, mayor pro- babilidad habré de evaluar exitosamente el efecto del tiempo ya que habré mayor garantfa de prevalencia en la operacién uniforme de los factores formadores. Ello es particularmente adecuado en el caso de los Andosoles o Andepts, ya que la mayorfa son suelos recientes, formados durante el Holoceno, perfado cuya duracién fluetia entre 15.000 - 20.000 afios. Se sabe, sin embargo, que durante el Holoceno hubo variaciones climéticas, incluyendo fases alternantes frias, templadas, humedas 0 més calidas, tanto en los Estadios (Preboreal, Boreal, Atléntico...) como en los Inter: estadiales. Si bien estos cambios han sido mucho mas suaves que en el Pleistoceno, deben haber afectado el desarrollo de los suelos, Ahora bien, puesto que muchos suelos volcénicos tienen data- cién histérica, puede en ellos medirse su desarrollo y evolucién con gran precisién. 63 La evolucién de las cenizas volcdnicas y la formacién de los suelos se encuentra intimamente ligado a la formacion de minerales de arcilla, pudiendo concebirse que el proceso, bajo esa perspective, se lleva a cabo en tres etapas: 1. Paso de una ceniza parental (tiempo cero) a un suelo incipiente, un Ranker 0 Syrosem, v. gr., Psamments, Vitrandept, sin formacién de alofan o imogolita, pera con desarrollo de minerales para-alofénicos, complejas de Alo Fe-humus, sitice opalina, 2. Formaci6n de un Andosol, con elevado contenido de alofén, imogolita o ambos, disminucién de la silice opalina y, en etapas mas avanzadas, formacion progresiva de haloisita y gibbsita Fuerte disminucién del vidrio original. 3. Transformacién de los Andosoles en otro tipo de suelos de acuerdo a las condiciones ambienta: les: reemplazo del alofin, imogolita y componentes para-alofénicos por haloisita de 10 y 7A, aumento de la gibbsita, el contenido de arcilla y los xidos de hierro, La primera etapa puede desarrollarse en el término de algunos decenios a siglos, dependiendo de le naturaleze de la ceniza parental y del ambiente, Durante la erupcién del voleén Quizapu, aunque gran parte de las cenizas fueron desviadas hacia et este por los vientos dominantes, permanecieron en Chile algunos bolsones de cenizas en lugares preservados; en uno de ellos, situados cerca de la legura de La Invernada, en la VII Regién, en el término de 36 afios se habfa desarrollado un Vi trandept con un horizonte A fuertemente orgénico (Besoain, Mella y Lara, 1968). Cenizas bésicas eruptadas por el volcan Sakurajima en Kagoshima, Jap6n, 1914 (Shinagawa, 1962) y el Novorupta en la Isla de Kodiac, Alaska, en 1912 (Rieger y Wunderlich, 1960) formaron, en 48 afios, Andoso- les incipientes, Soerianegara (1969) describié la formacion de un suelo regosblico, Entic Umbran- dept, con sefiales de iniciar un proceso de latolizacién, en la isla Putjang, Java, derivado de cenizas pumieiticas eruptadas por el voleén Krakatoa en 1883, bajo condiciones de trépico humedo. En las Nuevas Hébridas, Quantin (1972) comprobé que la meteorizacion de las cenizas volcdnicas bajo tn clima tropical muy humedo era tan veloz que al cabo de unas decenas de afios se habia formado tun suelo poco evolucionado, con un horizonte humifero y elevado contenido de alofén. Quantin indicaba que en un millar de afios, podr fa desarrollarse un Andosol bien desarrollado en esas con diciones. Bajo el régimen de verano himedo y fresco y nieve en invierno que prevalecen en Hokkaido, Ya: mada (1968) calculé que la diferenciacién de horizontes, a partir de la ceniza volcénica cruda, requeria los siguientes per fodos de tiempo: — Horizonte C 0 (AJC + 100 afios — Horizonte AC 0 A(B)C 500 - 1.000 afios — Horizonte ABC : 1,000 afios Sin embargo, como indica el autor, una diferenciacién real frecuentemente no se puede realizar debido tanto a la delgadez del depésito de ceniza como a la sucesién de depositaciones, combina: das con un rapido desarrollo del suelo. Por ejemplo, dos depésitos sucesivos de cenizas podrian asumir la apariencia de ya sea un horizonte A grueso o de horizontes A y B en lugar de dos sets de harizontes A, B y C, 64 La segunda etapa de evolucién puede tener una duracién de siglos a decenas de siglos, Formado un Andosol, este muestra la tendencia a permanecer en ese estado; los mecanismos que desarralla el alofan —accién buffer frente a las vatiaciones del pH; formacién de complejos estables érgano-Al u 6rgano-Fe~ tienden a estabilizar e! suelo frente al ambiente. Wada y Aomine (1973) indican que en Japén los Andosoles pueden adquirir madurez dentro de 5,000 afios, Los Andosoles pueden permanecer varios miles de afios en ese estado en tanto persista el alofén coma componente mayoritario de las arcillas. Esto, por supuesto, es muy variable, influyendo el régimen pluviométrico, el abastecimiento de silice, la exposicién 0 profundidad de los horizontes © estratas, el tipo y petrografia de los piroclésticos y la edad de los depésitos, Por ejemplo, en un estudio reciente sobre suelos derivados de cenizas rioliticas en Nueva Zelanda de edades de 20.000 y 42.000 afios bajo diferentes precipitaciones, Parfitt, Russell y Orbell (1983) evidenciaron que el contenido de alofin aumentaba y el de la haloisita disminufa con el incremento de la precipitacion y el lavaje a través de suelo. Los autores consideran que en este caso, el clima y el material parental jugaban un rol mas importante que e! tiempo de alteracién Alofén e imogolita son fos minerales dominantes en las arcillas de los horizontes B de Andosoles japoneses de 5.000 a 10.000 afios; en suielos mas antiquos, estos minerales se transforman en haloi: sita y gibbsita (Wada, 1977). También en Japén, Yoshinaga y Yamagushi (1970) y Tazaki (1971) detectaron alofén en suelos derivados de pémez en Kurayoshi, Tottori, de una edad de 32.000 afios. Gibbs (1968) detecté alofén en el suelo Tyrau de Nueva Zelanda, derivado de cenizas rio ticas-andesiticas, de una edad de 13,000 - 14,000 afos y en el suelo Mairoa, de cenizas mixtas, de 30.000 afios. La presencia de alofén depende también del material parental. El horizonte B del suelo Papakauri de Nueva Zelanda, un Dystrandept proveniente de escorias de basalto de olivino de 17,000 aiios, contiene componentes para-aiofanicos, aldmina hidratada, gibbsita, minerales primarios y vidrio, ero no alofén. Se supone que este suelo se encuentra en un estado final de pedogénesis (Mizota, 1982) La tercera etapa es la mas problemética de precisar ya que se encuentra intimamente ligada a la transformacién del alofén en haloisita, En diversos suelos japoneses, los depésitos de cenizas conte: niendo haloisita varfan entre 6,000 a 10,000 afios (Wada y Aomine, 1973). En algunos Andosoles de Japon, Aomine y Miyaushi (1963) y Aomine (1966) han determinado tiempos de 8.000 a 9.000 afios para la transformacién del alofén en haloisita bien cristalizada. Besoain (1969) considera que en Andosoles chilenos, bajo clima mediterréneo, el alofan puede persistir entre 18.000 a 22,000 afios, luego de fo cual se desestabiliza mas o menos répidamente. En Costa Rica, las arcillas de los horizontes IIB3 y IIC del suelo Cervantes, un Umbric Vitrandept derivado de lava escoridcea basél tica, de una edad probable de 13.000 afios, son esenciaimente alofénicas, pero contienen algo de haloisita (Besoain, 1972). Bajo condiciones tropicales, cenizas volednicas basélticas de la isla St Vicent, en las Antillas, se han transformado integramente en haloisita en un perfodo de 4.000 afios (Hay, 1960). En Nueva Guinea, la haloisita se ha encontrado en cenizas volednicas de 300 - 2,000 afios de edad (Bleeker y Parfitt, 1974), y en la formacién de pémez de Taupo, en Nueva Zelanda, en el paelosol Mapara, asi como cenizas de Rotongeio, ambas de una edad de 1.800 aos, Mcintosh (1979) ha probado la existencia de haloisita autigénica Resulta evidente que estas grandes diferencias de edad en las cuales puede formarse haloisita, impli ca un problema de mineralagénesis, esto es, sila haloisita necesariamente debe formarse a partir del 66 alotén, si esta formacién acurre sélo cuando el alofén reacciona con soluciones ricas.en silice 0 si los vidrios -y feldespatos— pueden alterarse directamente a haloisita, Este es un problema muy interesante que se trata con més detalle en el Capitulo 2 sobre las mineralogias de los suelos volcdnicos. Las mediciones absolutas de la velocidad de alteracién son relativamente escasas. Bunting (1967), Por ejemplo, sefiala que en El Salvador, un depésito de ceniza de 1 m de espesor se transformé integramente en suelo en 2.993 + 360 afios, Io que implica una velocidad de formacién de 35 - 45 em/1,000 afios; en Krakatoa, al oeste de Java, bajo un régimen tropical himedo, las cenizas volcé: nicas formaron en 45 afios un suelo de 35 cm de grosor y en Mt. Shasta, California, lodos volcéni cos de 205, 566 y 1.000 afios no mostraban alteracion alguna. Cenizas volcénicas de 6 a 8 afios del valedn trazu, Costa Rica, bajo un clima de altura (9°C y 2.000 mm promedio anual), han desarrollado en ese periodo 2,5 -2,8% de material <2 41 lo cual signi: fica una formacién de arcilla de 0,33% anual. Debe admitirse, sin embargo, que una parte consi derable de ta fraccién <2y debe haber Ilegado con la ceniza parental misma; otra parte, sin embargo, es producto de alteracién (Besoain, 1972). Si la velocidad de formacién fuese de 0,2 9 anuales, entonces este sedimento deberia formar un suelo con 60% de arcilla en alrededor de 250 afios, Ruxton (1968) calculé cual es el periodo de persistencia o vida del vidrio en cenizas volcanicas daciticas de Papa, Nueva Guinea, datadas por el método del C14. Para ello admitié que la almina permanecfa constante en el curso de la meteorizacion y que el vidrio se alteraba invariablemente en alofén, Ruxton encontrd que la descomposicién del vidrio sigue la reaccién: =Co+ okt siendo C la concentracion del vidrio al tiempo t; Co la concentracién inicial del vidrio yk una constante, La descomposicin de! vidrio puede ser escrita como una ecuacién en la cual: Vidrio + agua [con grupos dcidos y otros componentes } > Alofan + solutos Como |a velocidad de reaccién es proporcional al contenido de vidrios, esta reaccién tiene analo: gias con las reacciones quimicas de 1®° Orden, En le ecuacidn, uno de los reactantes —agua- agrega en forma permanente, siendo los solutes eliminados del sistema; con ello se evita el estable- cimiento de estados de equilibrio que pudiesen frenar las transformaciones ulteriores. Es obvio que el agua, en cantidad, velocidad y temperatura es el factor més importante en la alteracion de la silice, Ruxtan ha calculado que el promedio de pérdida de silice por unidad de drea en Papia es de 4 - 6 mg/em?/afio; en basaltos de Hawaii aleanza a 3,8 mg/em?/atio y en areas montafiosas humedas de Estados Unidos ésta es de 2 mg/em?/afto. se El factor tiempo no puede tratarse independientemente de los demas factores de formacién, par ticularmente del clima y de! material parental. Un suelo es la resultante de una suma de acciones —climaticas, bidticas— sobre un substrato parental en las que las condiciones actuates son solo una parte de su historia genética. Por eso, la edad o desarrollo de un suelo, como extrapolacién 0 gene: ralizaci6n de las condiciones ahora vigentes, tienen un valor limitado 68 En Chile no disponemos de bastantes informaciones para intentar establecer una cronologia de los suolos. Los datos absolutos son muy escasos. {Cusl es el periodo de persistencia del alofan? éCuén- do comienza a formarse haloisita? éCudndo ésta se hace dominante? Existen, sin embargo, algunos antecedentes. En la Regidn de los Lagos, en el cruce del camino de Puerto Varas a la carretera Panamericana se encontré bajo una morrena fluvio-glacial del Wirm tardio cubierta por el suelo Puerto Octay una turba de 50 cm de espesor que inclufa un tronco de érbol bien conservado el cual, mediante anélisis de C14 dio una edad de 40.000 afios. Bajo la turba yacia una capa de 50 cm de un paleosol \imoso fuertemente alofénico (Colmet- Daage et al, 1978). En Los Pellines, en el camino de Frutillar @ Puerto Varas, en la zona de confluencia de la serie Puerto Octay y el Nadi Frutillar se encontré bajo el suelo una capa de turba que, por C14 dio una edad de 15.000 afios. La turba recubre un horizonte aloténico de 40 cm de espesor bajo el cual se encuentra la morrena glacial (Colmet-Daage et af, 1978) Las investigaciones de Auer (1958, 1960) y Salmi (1941) han proporcionado una cronologia absoluta del volcanismo Holoceno, vigente para la regién sur de Chile y Argentina, Auer encontré 5 capas de cenizas que se repetfan exactamente entre los 41° - 62° |.s. La disposicién de las ceni- 2as V su alternancia con capas de turba permitieron no s6lo Ia cronologia absoluta sino la evalua- cién de la flora y el clima asociado durante el Holoceno, Estos datos fueron confirmados, poste- riormente, mediante andlisis de radiocarbono. La capa O es la mas antigua y se presenta siempre sobre material morrénico de a ditima glaciacién (Warm). La cronologia de tas capas es la siguiente: Capa O : post-glacial, més de 9.000 afios de edad; clima seco y caluroso. Capa! : post-glacial tard{o, 9.000 afios de edad; clima continental. Capa Il: subboreal, 4,000 - 5.000 aftos de edad; clima seco y caluroso. Capa III : subértico, 1.800 - 2.000 afios de edad; clima frio y himedo. Capa IV : actual, 1.000 afios de edad, clima ocednico, hamedo. Estas capas que se depositan sucesivamente, representan, segiin Salmi (1941) un ritmo de explo: siones sinerénicas de la actividad voleénica que se produjo desde los 40° |.s. hasta la Tierra del Fuego durante el Holoceno. Tal sucesion es muy importante y permite datar con precision el suelo Raln, ya que el perfil de este suelo muestra las cinco capas sefialadas por Auer, como se observa en la Figura 4. Es licito extrapolar esta cronologia a otros suelos semejantes de la cordillera andina como las series Liquifie y Chanleuta. Un intento de establecer cronologia para algunos suelos voleénicas chilenos y su inferencia a su composicién mineralégica se presenta en el Cuadro 4. Capas voleénicas y su cronologia, en afios, segin Auer (1949). > 9,000 Figura 4. Fotografia de un corte en ef suelo Raldn. (A): pueden verse claramente en el perfil las capas de cenizas datadas y estudiadas por ‘Auer (1949, 1958, 1960) y Salmi (1941) en el sur de Argentina y Chile. (B): detalle de las capas 0, 1, 1 y parcialmente /a capa Ill. El perfil esté situado a 22 km al este de la frontera Argentina, por la carretera internacional. 9 68 En referencia a los suelos derivacios de arenas volcénicas no se tienen dataciones precisas, aunque resulta evidente, dados los usualmente bajos contenidos de arcilla, la ausencia de horizontes gené- ticos, la alteracién incipiente de las arenas parentales y la composicién mineralégiea de las arcillas, que se trata de suelos recientes. Los suelos formados por arenas de depositacién directa en la Cordillera de los Andes, si bien han formado suelos més evolucionados que los suelos de arenas aluviales, no son, aparentemente, mas antiguas que éstas si toma en cuenta el estado de alteracién de los minerales. En cualquier caso, la incorporacién periédica de arenas y cenizas volcénicas constituye un factor de rejuvenecimiento permanente de esos dos suelos. Las arenas voleénicas de depositacién aluvial de a Depresién Intermedia son materiales, geolégica y pedoligicamente, juveniles. Descansan, en gran parte de su extensién, sobre sedimentos lahdricos modernos a los que MacPhail (1966) asigna una edad de 15.000 £ 500 afios, pudiendo ser ésta incluso inferior. Estratigréficamente, el depésito aluvial debe ser mas moderno. Moreno (Com. Pers, 1983) es de opinién que estas arenas tienen una edad de 500 a 1.500 afios como maximo. Todas provienen del volcén Antuco nuevo, un voleén cuya edad no debe ser superior a los 2,000 afios, Como se observa en el Cuadro 4 resulta claro en los suelos voleénicos que a medida que la edad se incrementa, disminuye el contenido de alofén y aumenta el de haloisita-7A hasta hacerse dominan- te en los suelos Rojo Arcillosos, 1.6.4. Vegetacion No puede sefialarse que exista una asociacién directa de tipos de suelos volcénicos con una flora especffica, ya que las mismas especies se repiten tanto en Trumaos como Rojo Arcillosos y Nadi La vegetacién asociada a Jos suelos de arenas volcénicas aluviales o a los suelos pumiciticos es simi lar a la existente en los suelos no-volcénicos colindantes. Lo mismo puede decirse para los suelos derivados de arenas volcénicas subaéreas de la cordillera, Es decir, la flora asociads a los suelos vol: cénicos parece depender, primariamente, de la situacién fitogeogréfica 0 ecolégica en la cual el suelo se ha desarrollado. Sin embargo, es posible que falten antecedentes més acuciosos de las rela: ciones entre los suelos y la composicién flor{stica. Estudios Ilevados a cabo por Peralta (1977) indican que, en efecto, existen relaciones mas estrechas entre los suelos y tipos forestales, particu: larmente en Puyehue, en la cordillera de Osorno y en Cayutie, lo mismo que en varios sectores del Bullileo, Peralta considera que estas relaciones son particularmente claras en formaciones de suelos incipientes, como aquellos desarrollados sobre escorias basilticas de la cordillera, en el sector de Contao, Chiloé continental. Los Trumaos se asocian preferentemente a bosques de hojas siempre verdes, incluyendo laure! (Laurelia sempervirens, L. serrata); canelo (Drymis winteris); lingue (Aetoxicum punctatum) y, especialmente en el sur, ulmo (Eucryphia cordifolia); también se asocian con bosques mixtos de podorcarpus, incluyendo el mafifo (P. nubigenus), el coigiie (Nothofagus dombeyi) y el alerce (Fitzroya cupressoides). E| roble (Nothofagus obliqua) constituye una especie importante para los Trumaos situados en la Depresi6n Central y precordillera andina al sur del rfo Maule. Al norte del rfo Maule, los Trumaos pueden albergar una vegetacién mixta de parque abierto-estepa con Una cubierta herbécea y arbustos de espino (Acacia cavenia) y robles aislados 0 una cubierta arbus- tiva continua de maqui (Aristotelia chilensis), boldo (Boldea bouldus), ete. En algunos sectores precordilleranos se han introducido plantaciones de pino oregén (Pseudotsuga texifolia) CUADRO 4. Composicién mineralogica de la fraccion arcilla (< 2 11) de algunos suelos volcdnicos en referencia a su edad probable f Serie Santa Barbera Perquanco Fresia Colliputli Puriciticos: Alhud Metrenco ‘Arenas eélieas: Nevados, Caburga, etc. 1.000 - 2.000 5,000 - 8.000 > 15.000 800 - 1.500 "28.000 ? 100,000 > 260.000 ? Mindell-Riss? > (450.000 + 60.000 ahos! Giinz-Mindell? Edad en afos Alot Haloisita Imogolite Gibbsita Otras** | | Chateuta 1,000: estrata superior fetes ” + Liguiie 9.000: estrata inferior tee a * | Raton * Proto-alofén © componentes pars-alofinicos y slofén, sitice opalina ** Contione “fre-clay” Clorita, esmectita, esmectita-dorits, vermiculite 69 70 De acuerdo a Wright (1965) no puede estrictamente sefialarse que los fladis se asocien a una flora especifica, ya que ésta cambia desde los Nadis més septentrionales (Serie Freire) a los del sur {complejo Alerce-Huiti) y varfa, ademés, de acuerdo a condiciones locales. No obstante, la condi- cién hidromérfica, determinada por las caracteristicas del perfil, la precipitacién, la posicién en relieve planos y las temperaturas medias algo mas bajas de la region, determina que en los Nadis se desarrolle una mayor selectividad de especies y, en los sitios més humedos, une t{pica vegeta: cién de pantano, Es por ello que los Nadis son ricos en Myrtéceas, Berberidéceas, Junciceas y Cyperdceas. En general, el crecimiento herbéceo varia desde uno ralo a raquitico a otro muy denso, con abundancia de musgos, especialmente Sphagnum, Bryum y helechos (Filic(neas). Una caracte. ristica adicional y general a los bosques de fladis es el arraigamiento superficial del sistema radicu: lar de los arboles. El aspecto mas generalizado de la vegetacién de los Nadis es el matorral higromérfico, incluyendo canelo (Drymis winteris), tept (Tepualia stipularia), ciruelillo (Embotrium coccineum), pillopilio (Ovidia pillopitio), radal (Berberis buxifolia), ademés de especies como la Gunnera chilensis, Ver- bena corymbosa, Lomatia chilensis, L. ferruginea, Sophora tetraptera, Menos comin, pero de importancia local, se encuentra la patagua valdiviana (Myrceugenia planipe), la pitra (Myrceugenia pitra), Ie luma (Myrtus luma), mafifo (Podocarpus nubigensis), ademas de Saxegothea conspicua, Pilgerodendron uviferum, avellano (Gevuina avellano}, Eucryphia cordifolia, taique (Desfontainea spinoza), alerce (Fitzroya cupressoide), Weinmmania trichosperma. En sitios algo elevados, el érbol mas prominente es el roble; en lugares mas htimedos predomina el Nothofagus nitida y en aquellos mas frios, el N. dombeyi. Hasta hace s6lo algunas décadas existié entre Puerto Montt y el Iago Llanquihue un amplio sector de Nadis cubierto por grandes alerces. El matorral periférico a los Nadis se encuentran especies como el maitén (Maitenus boarial, la quila (Chusquea quila) y Tiaca (Caldcluvia paniculata) Los suelos provenientes de arenas voleénicas de la Cordillera de los Andes, estén emplazados en sitios relativamente cercanos a los centros volcénicos, sobre pendientes fuertes (28 ~ 37°) y abrup tas. En estos paisajes de montafia, la formacién de un manto de cenizas esté asociado al clima regional, cubierta vegetal y la naturaleza de las cenizas depositadas. Segin Wright (1965), al norte del paralelo 36° el clima es demasiado seco para permitir el desarrollo de una cubierta cerrada; en ausencia de tal cubierta, toda la ceniza fina que alcanza el suelo se elimina a través del agua o del viento, permaneciendo s6lo el material més grueso, especialmente aquellos provenientes de erup ciones paroxismicas cuando se acumula en corto tiempo, una gran cantidad de material fino y grueso. Es necesario cierto grado de humedad en el ambiente, no s6lo para el establecimiento de una cubierta forestal que proteja los depésitos de cenizas nuevas sino para promover una répida alteracién de los vidrios voleénicos y formar componentes amorfos que aglomeren Ia ceniza. En la proximidad de los volcanes y a Io largo de toda la extensién de estos suelos, el manto de cenizas estd ausente 0 reducido; s6lo se encuentran cenizas muy gruesas, lépilis y bombas intercalados con mantos de lava. Como caracteristica de todos los bosques de esta regién cordillerana, es un sistema radicular de arboles y arbustos muy préximos a la superficie. Wright (1965) cree que esto podria ser una res puesta a un nivel de disponibilidad de bases resultante de las periédicas adiciones de material fresco a la superficie. El sistema radicular consiste en una trama densa de raices grandes y pequeéias con centradas en los primeras 20 - 30 em del suelo, de tal modo que el entramado se entremezcla y forma una cubierta continua, firme pero superficial. Este sistema resulta vital para la estabilidad de los bosques en pendientes tan fuertes (Wright y Mella, 1963) n Segin Wright (1965) el tipo de bosque usual en estos suclos de montafia es una formacién siempre verde compuesta de laurel (Laurelia serrata), olivillo (Aetoxicum punctatum), canelo (Drymis winteris) y diversas especies de Nothofagus, con tendencia, este iltimo, a segregarse en grupos puros, al igual que el coigue. Entre las especies deciduas, se encuentra el firre y lenga {N. Antare- tica y N. pumilio). La araucaria y alerce (Araucaria araucana y Fitzroya cupressoide) muestran la tendencia a segregerse formando bosques puros. En lugares aislados, especialmente al norte del ro Maule, se presenta el ciprés (Pilgerodendron uviferum). Sobre el limite de! bosque prospera una cubierta que incluye diversas especies de Berberidaceas, Vaccinidceas y Epacridéceas. A mayor altura, aparece una vegetacién subalpina coincidiendo con una fuerte disminucién del espesor de la capa de ceniza La flora asociada a los suelos derivados de arena volednica de la Depresién Intermedia esté consti tuida por una flora esteparia representada por especies como el quillay (Quillaja saponaria), boldo (Boldea boldus), maitén (Maytenus boarial, litre (Lithraea caustica), maqui (Aristotelia chilensis), arrayan (Myrceugenia apiculata), peumo (Cryptocaria rubra), mosqueta (Rosa canina), etc. La cu- bierta herbacea esté representada por especies como la avenilla (Avena fatua), yuyo (Brassica cam. pestris), vinagrillo (Rumex acetocella), correhuela (Convolvulus arvensis), ete. En lugares himedos y mal drenados se encuentra el junquillo (Juncus procera), hualtata (Senecio buglossus), menta (Menta piperita), etc. En varios lugares se han introducido importantes plantaciones de pino insig ne (Pinus radiata) Los suelos derivados de toba de pémez riolitica, representados por ia familia Alhué (Xeric Duran dept), se encuentran en la zona mesomérfica llamada Estepa de Acacia cavenia, la cual, en la De presién Central adopta su expresin mas tipica. La especie dominante es la Acacia cavenia, que se asocia a drboles y arbustos pequefios, entre los que se encuentran el maitén (Maytenus boaria), molle (Schinus dependens), talhuén (Talguenea quinquinervia), palqui (Cestrum palqui), boldo (Boidea boldus}, litre (Lithraea caustica), quillay (Quillaja saponaria), etc. Los suelos Rojo Arcillosos no estén asociados a ninguna flora especifica, Usualmente se desarro- Ilan bajo una vegetacién natural de bosque mixto de roble (Nothofagus obliqua), coigue (Notho: fagus dombeyi, tepa (Laurelia serrata), rauli (Nothofagus procera), laurel (Laurelia sempervirens), olivillo (Aetoxicum punctatum), ulmo (Eucryphia cordifolia), tineo (Weinmannia trichosperma), canelo (Drymis winteris), etc. Esta flora no difiere de aquella asociada a tos Trumaos situados en la Depresin Intermedia. En diversos lugares, an en sectores ganaderos y agricolas de los suelos Rojo Arcillosos, se han llevado a cabo plantaciones de pino insigne (Pinus radiata) En general, bajo cubierta de bosque, los Andosoles desarrollan un horizonte A mds o menos pro- fundo, irregular, muy obscuro, pero no negro, con un grado de humificacién elevado, pero inferior al de los suelos desarrollados bajo una cubierta de pradera, Bajo cubierta de pradera, los Andosoles desarrollan un horizonte A muy rico en humus, fuertemen- te melanizado, profundo, A menudo su desarrollo es mayor que bajo cubierta de bosque (Len, 1962). 1.6.5. Relieve Los suelos derivados de materiales piroclisticos se encuentran en Chile en todo tipo de situaciones topograficas y en alturas que van desde el nivel del mar a algunos miles de metros en las montafias. 72 Para la formacién de los perfiles es importante el relieve sobre el cual se deposita la piroclastite parental, sean planos, terrazas, formas onduladas, escarpados, ya que ello estimulard el movimiento del agua en el perfil y las condiciones de estabilidad del suelo, La condicién fisica de las cenizas frescas hace que éstas sean muy susceptibles a la erosién Fisice a través del agua y el viento. En relieves abruptos, con la cubierta vegetal deteriorada por explota ci6n excesiva, la erosién puede ser muy activa y las cenizas acumuladas después de una erupeion fen gran parte son arrastradas por ta lluvia 0 cursos de agua de modo que, las posibilidades de for macién de suelos son precarias. Durante las erupciones del volcén Nilahué, en 1956, gruesas capes de cenizas se depositaron en relieves abruptos cereanos al voledn Llifén. Después de algunos meses, gran parte de las cenizes hab/a sido erosionada por las lluvias y transportadas como un sedi mento aluvial a las partes bajas de la Depresi6n Central (Leén y Polle, 1956). Existiendo una cubierta vegetal, las cenizas volednicas pueden acumularse a través de erupciones intermitentes formando capas de algunos metros de espesor aun en pendientes abruptas. Mella y Wright (1963) han descrito suelos de cenizas y arenas volednicas en pendientes sobre 45° alrededor del lago Pellaifa, Rupanco, margenes del rio Gol-Gol, etc. Sin embargo, en esa situacién, la condi cidn tixotrépica de las capas alofénicas estimuladas por movimientos sismicos, crean condiciones de gran inestabilidad, capaces de provocar peligrosos deslizamientos y avalanchas, Los Trumaos pueden desarrollarse en topografias muy abruptas hasta planicies y terrazas de la Depresién Central. Wright (1965) considera que la unidad topografica més caracterstica de los ‘Trumaos la constituye la precordillera andina 0 ““eeja de montafia’” que corresponde a un piedmont que se desarrolla paralelamente a la Cordillera de los Andes desde Chillén hasta Villarrica. En esa unidad los suelos son en parte derivados de cenizas subaéreas, pero la mayoria proviene de loess volcanico redepositado. Los verdaderos suelos provenientes de depositaciones edlicas directas se sittan mas proximos a la influencia de los volcanes. En las dreas depositacionales de la Depresion Central, los suelos derivan principaimente de aluviumn o loess volcénicos. Los fladis se encuentran emplazados en la Depresién Central, sélo en topografias planas a suave: mente onduladas, rellena por sedimentos glaciales, fluviales o lahdricos. Sobre estos depositos, & invariablemente, se encuentran sedimentos fluviales 0 glacio-fluviales (Lauer, 1968) ms modernos sobre los cuales se asientan los Nadis. Es indudable que los Nadis fueron depositados con posterio: ridad a la Ultima glaciacién, es decir, son holocenos. Comparados con los Trumaos adyacentes, situados sobre topograffas onduladas, los Nladis no ma- nifiestan ninguna correlacién estratigrafica con ellos, Parece evidente que la condicién topogratica plana ha influido fuertemente la génesis particular de estos suelos. Los suelos Rojo Arcillosos se encuentran distribuidos sobre paisajes ondulados de la Depresién Central, pero también se presentan en topograffas més abruptas de la precordillera andina Los suelos Pardo Arcillosos se distribuyen en la Depresién Central, en relieves suavemente ondula- dos. Similarmente, los suelos derivados de aluvium volcénico se distribuyen sobre las topogratias plenas a levemente onduladas del valle del rio Laja y sectores aledatios, También los suelos Pumic(- ticos se distribuyen sobre relieves planos a ondulados de las lanuras de seclimentacién de la cuenca de Santiago y la VI Regién. 73 Finalmente, los suelos derivados de arenas volcanicas eélicas se encuentran exclusivamente en to- pogratias de cerros o plateaus de la Cordillera de los Andes a partir de la VIII Regién 1.7. GENESIS DE LOS SUELOS VOLCANICOS Si bien los suelos volednicos chilenos provienen de materiales piroclasticos —arenas, cenizas, pémez— can elevado contenido de vidrios, los procesos genéticos que los han originado son bastan- te diferentes. La magnitud y duracién de la accién de los factores de formacién, v. gr., la natura: leza y petrografia de los pirocldsticos parentales, las condiciones ecoldgicas, el relieve, han sido la causa determinante de las diferencias entre estos grupos. Es por ello que conviene considerar la gé- resis referida a cada grupo en particular En esencia, la génesis de los Andosoles 0 Andepts esté ligada a la alteracién de los vidrios volcéni: cos, a la sintesis del alofén e imogolita y @ la formacién de complejos érgano-alofénicos u érgano- Al. La transformacién posterior de alofén en haloisita implica no s6lo un cambio de propiedades sino un cambio en Ia tipologia del suelo, Un clima hémedo es condicién indispensable para su formacién. 1.7.1. Trumaos Potencia y frecuencia en la depositacién de las cenizas juegan un rol importante en la formacion de los Andosoles, Cuando ocurren erupciones paroxisticas, que depositan sobre un suelo ya forma. do, capas de cenizas de 80 0 mas em de espesor, Ia vegetaciOn existente queda enterrada y significa, casi invariablemente, la formacién de un suelo nuevo que no va a ser asimilado por el suelo ente: rrado (Gibbs, 1968). En cambio, los depdsitos intermitentes de cenizas provocan, usualmente, pocos dafios a la vegetacion establecida y Ia interrupcién del ciclo organico es muy corta. En esas condiciones, los minerales depositados en el suelo son rapidamente incorporados al perfil Depositaciones intermitentes de cenizas han sido un fendmeno frecuente en Chile, ademas de constituir un factor de rejuvenecimiento de los suelos y una fuente proveedora de cationes. En la Proximidad de los volcanes la situacién varia, ya que las depositaciones de cenizas son mas poten: tes y frecuentes, Alli, la permanencia de una cubierta vegetal es problemética, Sin embargo, en sitios mas distantes, pero bajo la influencia directa de los volcanes, es frecuente encontrar suelos estratificados, que son el resultado de depositaciones periddicas de cenizas alternadas, a veces, con gruesas capas de pomez u otros pirocldsticos. Un ejemplo de este tipo de suelos lo constituyen las series Chanleufé, Raldin y Liquifie, En este ambiente de erupciones ceiteradas, es frecuente que el perfil incluya dos o més horizontes Al, muy orgénicos, enterrados, limitados por un horizonte B. Ocurre, a veces, que cuando las estratas de cenizas que separan los horizontes organicos son del gadas, terminan siendo asimiladas, constituyendo, de este modo, un horizonte organico enterrado muy grueso (suelos acrecionarios) La incorporacién de un depésito de cenizas frescas sobre un suelo ya formado ejerce influencia sobre los horizontes subyacentes, especialmente porque determina un mayor abastecimiento de silice que estimula, a su vez, la formacién de haloisita a partir del alofén. El efecto de la adicién de cenizas frescas a la superficie del suelo ha sido estudiada por Wright (1965), el cua! pudo comprabar la répida alteracién de los minerales agregados. Por ejemplo, depé: 74 sitos de cenizas finas consistentes en vidrios volednicos de color claro, con abundancia de plagio- clasa, depositados en suelos proximos al lago Ranco por la erupcién del voledn Carrén en 1955, fueron reexaminados después de 6 afios. Aunque era dificil ubicar los restos de este depésito en el suelo, se encontraban cenizas ain en las axilas de los érboles, troncos huecos u hoquedades de las rocas. Las muestras tenfan color gris obscuro, de textura arenosa y muy himicas; consist{an prin- cipalmente en vidrio poroso muy alterado y no se observaban feldespatos. La CIC se habia incre- mentado desde 3,8 meq/100 g en la ceniza recién depositada, a mas de 60 meq/100 g luego de 6 afios, aunque debia presumirse que este valor estaba influido por el contenido organico. Es decir, en un lapso de 6 afios, del depésito de ceniza andesitica baséltica fresca, bajo una precipitacion de 2.000 - 2.500 mm, habia desaparecido la plagioclasa, e! vidrio estaba severamente atacado, se habfan producido geles de silice y aldmina coloidal, probablemente formas de protoalofan, asi como una gran cantidad de complejos érgano-minerales, El estudio de los procesos de alteracién de las cenizas voleénicas en Chile ha puesto en evidencia que la relacion SiO/AlO3, que representa los elementos estructurales, es elevada en las cenizas frescas, pero decae fuertemente en los suelos y especialmente en la fraccién arcilla. Por ejemplo, el andlisis elemental de las cenizas eruptadas por los voleanes Nilahue, en 1955, Liaima en 1959 y Hudson en 1971, da relaciones SiO2/Alp03 de 3,81; 4,05 y 6,00 respectivamente. En promedio, para los suelos, esta relacion varia entre 2,5 - 3,5 y para las arcillas correspondientes entre 1,0 - 1,8. Ello indica que durante el proceso de meteorizacién, la lixiviacién de la sflice es mayor que la de la alumina (Besoain, 1969) Las cenizas volednicas, a consecuencia de su condicion fragmentaria, es decir, debida a la porost dad, la permeabilidad, superficie especifica elevada, la homogenidad de las particulas y Ia labilidad quimica de los vidrios, poseen una alta susceptibilidad a la alteracién, Ohmsa (1964) ha resurnido el proceso de alteracién de las cenizas volcénicas de Japon en cinco puntos: 1, Las cenizas recién depositadas tienen fuerte reaccién dcida, pero los materiales que determinan esta reaccion son répidamente lavados por las lluvias, de modo que la reaccién del deposito se aproxima, casi inmediatamente, a la neutralidad. 2. Debido a que la ceniza estd formada por particulas pequefias con elevada superficie especifica, se admite que los procesos de meteorizacién ocurren répidamente y a cierta profundidad. Como consecuencia, en la etapa de alteracién inicial se libera una considerable cantidad de bases y el depésito de cenizas se torna alcalino 3. Las bases liberadas en esta etapa temprana son eliminadas en un per iodo de tiempo relativamen: te corto debido a la humedad del clima de Japén. En este lapso la alteracion de los silicatos tiene lugar bajo la influencia de la reaccién bisice del depésito de ceniza, de manera que geles de silice y elimina se encuentran simulténeamente en el depésito. 4, lones hidratados de Si y Al se combinan débilmente al comienzo, pero al final, y gradualmente, se forma alofén. 5. A medida que la meteorizacién progresa, el alofan paulatinamente cristaliza a haloisita hidra- tada o gibbsita Ohmasa (1964) considera que la alteracién de las cenizas volednicas es el resultado de una meteor: zacién alitica, con la consecuencia de produccién de una gran cantidad de alofén y aluminio libre ¥, Por lo tanto, aptitud para adsorber grandes cantidades de fosfato y retener humus. 75 La alteracién répida y masiva de los vidrios volednicos y minerales primarios determina la existen: cia abundante de nutrientes, lo cual permite el desarrollo muy répido de una cubierta vegetal en condiciones adecuadas de humedad. Los restos vegetales usados por los organismos de! suelo, des: compuestos y mezclados con substancias coprogénicas, se asocian estrechamente con las capas superiores del suelo, Las primeras etapas de desarrollo de los suelos de cenizas voleanicas seré un suelo obscuro, humifero, fuertemente orgdnico sobre una capa de ceniza poco meteorizada, es decir, suelos semejantes a los Regosoles, Rankers, Vitrandepts 0 Andeptic Orthents. Los tiempos de formacién de estos suelos son s6lo decenas de afios. Con el curso del tiempo se sintetizan considerables cantidades de alofan, compuestos para-aloféni 0s, imogolita y otros, formandose tipicos Andosoles con horizontes A, E, Bt1, Bt2, CB, como la serie Santa Barbara, El perfodo de formacién de un Andosol, dependiendo de las condiciones ambientales, puede ser relativamente corto, de algunos cientos de afios, pero el perfodo de per- sistencia de los Andosoles, es decir, en tanto el alofén sea la especie dominante, probablemente no supera los 20,000 - 25.000 afios en las condiciones ambientales que prevalecen en Chile (Besoain, 1974) ‘A medida que el proceso de meteorizacién progresa en el tiempo y bajo el estimulo de soluciones siliceas provenientes de depositaciones de cenizas frescas, el alofén tiende a formar haloisita u otros minerales cristalinos. Si el ambiente favorece Ia desilicatacién, entonces se forma gibbsita, aunque esto no es tan claro para los Andosoles de Chile. La existencia de una estacién seca anual afecta las propiedades quimicas y fisicas del horizonte superficial (Wada, 1977) y estimula la transformacién del alofén en haloisita Conforme el alofan se transforma en haloisita u otras especies, desaparecen las propiedades carac: teristicas de los Andosoles: baja D.A., CIC variable, fijacion de fosfatos elevada, etc. Las condicio: nes de intrazonalidad impuesta por las cenizas voleénicas son superadas por la impronta zonal del ambiente, No se conoce con precision la duracién de esta etapa (18,000 ~ 20,000 afios?) y son escasos los suelos que, mineralégicamente, pueden admitirse como intermediarios, con la excep: cién de la serie Perquenco, Lienquehue y Quiriquina, con contenidos similares de alofan y haloi- sita @ lo largo del perfil En una etapa post-andos6lica, el desarrollo del suelo puede seguir diferentes direcciones determi nadas por el ambiente con fuerte impresién zonal. En climas temperados con humedad suficiente, el desarrollo del suela tiende, probablemente, hacia el desarrollo de Tierra Parda, Braunerde, v. gt. Ochrepts 0 Udalfs. Bajo climas himedos y frios, pueden formarse Podzoles (Besoain, 1969), pero en climas tropicales a subtropicales, sometidos @ procesos répidos de mineralizacién orgénica, la destruccién de los minerales procede répidamente incrementéndose el contenido de arcillas y Oxi dos de Fe, formandose Latosoles u Oxisoles (Dudal y Soepraptohardjo, 1960) 1.7.2. Nadis Los fadis tienen muchas propiedades comunes con los Trumaos, en el orden mineralégico, qu imi: co y en algunas propiedades fisicas, pero difieren en morfologfa, génesis y comportamiento. Se semejan a los Pseudogley, en cuanto a que se encuentran sometidos a inundacién estacional, de bido al drenaje impedido y al desarrollo de una napa fredtica desde 18 a 36 cm bajo la superficie (Wright, 1965), pero difieren de estos suelos, en que el moteado del subsuelo es incipiente, raro 0 76 inexistente. La presencia de un horizonte plécico, llamado comtinmente “fierritto’, frégil, de color pardo obscuro, impide la penetracién de las raices y crea conjuntamente con horizontes arcillosos una condicién de marcada impermeabilidad, La génesis de este grupo excepcional de suelos volcanicos se asocia a una topograffa plana, a un régimen de humedad Udico y de temperatura Isomésica y, probablemente, a la depositacion inter: mitente de cenizas o loess volednico, Sobre su formacién existen, sin embargo, algunas dudas: ¢Se depositaron las cenizas en un medio acuético? 2,8) que contiene turmalina, horn: blenda, augita, diépsido, abundante hiperstena y granos escasos de enstatita; epidota slo se en cuentra en el horizonte junto a escasas particulas de zircon. Entre los opacos naturales se encuen tra magnetita y entre los opacos de alteraci6n granos rojizos y pardo-amarillentos derivados de ta 87 meteorizacién de granos primitivos de magnetita y augita. La fraccién liviana (d < 2,8) esta consti tuida por vidrios voleénicos frescos y mas o menos desvitrificados, escasa proporcién de cuarzo y plagioctasas alteradas y algunas ldminas de biotita, Tal composicin, con excepeidn del estado de alteracién y cantidad de las plagioclasas, no es marcadamente diferente a la que exhiben los Trumaos. La mineralogia de las arcillas, sin embargo, es muy interesante, ya que estd constituida basieamente por cantidades similares de alofén y haloisita-7A en todos los horizontes, ademas de gibbsita, fel despatos, cuarzo y cristobalita en baja proporcién. La reaccién al test del NaF es moderada. (Besoain y Gonzélez, 1977) De acuerdo a la secuencia de alteracién de los vidrios volednicos, {a haloisita se ha formado en el tiempo a expensas de alofan y por ello, el suelo Perquenco debiera ser mas antiguo que los Tru- maos, pero considerablemente més joven que los Rojo Arcillosos, constituidos esencialmente por haloisita-7A y formas de “fire-clay”. Esto ultimo considerando los contenidos relativamente bajos de arcilla y Oxidos extraibles, la ausencia de horizontes B texturales, etc. Si la secuencia de alteracién de las cenizas volcdnicas en condiciones adecuadas de humedad y dre- naje tiene valor universal, como lo hemos considerado, entonces la cantidad de haloisita debiera ser indicativa de la edad relativa de los suelos, Sobre la base del anélisis de algunos cientos de muestras que mostraban predominio del alofén en los suelos més jévenes y de haloisita-7A en los mas antiguos, Besoain y Gonzélez (1977) agruparon los suclos de cenizas volcénicas de la region central: sur del pais de acuerdo al balance de contenidos relativos de alofan/haloisita-7A (A/HI* de la arcilla en cinco categorfas. La relacién A/H indica el estado evolutivo de los suelos en correspon- dencia con la secuencia de alteracién Vidrios volednicos + Alofin > _Haloisita que siguen las cenizas en et tiempo. La agrupacién fue la siguiente: 1, Suelos eminentemente alofénicos: incluye las series Alerce, Freire, Puyehue, Nueva Braunau, Raliin, Chanleufts, etc. En estos suelos, la relacién A/H tiende a infinito por la ausencia de haloisita 2, Suelos alofénicos con escaso contenido de haloisita: incluye series como Arrayén, Diguillin, Osorno, Puerto Octay, Santa Barbara, Lanco, Corte Alto, Frutillar, etc. La relacion A/H es alta ye que la formacién de haloisita es incipiente, con bajo grado de cristalinidad. 3. Suelos intermediarios con contenidos similares de alofén y haloisita: incluye series como Per: quenco, Quiriquina y Lienquehue. EI balance A/H se aproxima a le unidad ya que no hay pre dominios de una especie sobre otra; sus contenidos son equivalentes. * EF lotin se estimé a partir de la intensidad de la reacciéin endotérmica a baja temperatura, por ATD, por los orcentajes de disolucién en NaOH y por la reaccién con NaF (test de Fieldes y Perrott, 1966). La haloisita-7A se evalué por la intensidad del espaciado (001) a 7,41A, por ditraccién de rayos X 88 4, Suelos “limites”: incluyen series como La Unién, Valdivia, Mafil, Agua Fria, Tregualemu, Estos suelos contienen alofén y haloisita-7A, con incremento paulatino de esta diltima y disminucién proporcional del alofén en profundidad, sin que exista un limite definido que seftale un cambio abrupto, pero el balance A/H se hace < 1. El suelo Valdivia difiere de todos los demas por el elevado contenido de clorita en la arcilla 5. Suelos con haloisita y algo de alofén: estén representados por tas series de suelos Rojo Arcillo- sos: Collipulli, Fresia, Cudico, Araucano, Mirador, etc. Originalmente, los autores reservaban esta categoria para ios suelos “con alofén estable y caolinita", ya que en ella se inclufan las series Calle-Calle y Lastarria que contienen dominantemente caolinita y un silicato no-eristalino al que lamaban alofén estable, de acuerdo a una antigua nomenclatura de Tamura y Jackson (1952); estas series incluyen, ademas, una elevada proporcién de gibbsita. Esta categor‘a es mas apropiada reservarla a los suelas Rojo Arcillosos ricos en haloisita. La relacién A/H es muy baja y tiende a cero debido a la baja proporcién de alotén, Es evidente que el contenido de haloisita-7A del suelo Perquenco impide situarlo junto a los Andepts, pero si en los Umbrepts, La relacién A/H sefiala, ademas, la conveniencia de revisar la clasificacién de series incluidas dentro de los “suelos limites” (La Unién, Valdivia, Agua Fria, Maitil, Tregualemu), debido a los elevados contenidos de haloisita-7A en el perfil 1.7.5. Suelos derivados de arenas volednicas Las arenas voleénicas han originado dos grupos de suelos bien detinidos por su posicién topografi 2: los situados en posicién plana en la Depresin Central de la VIII Regin y aquellos expuestos sobre relieves abruptos de la Cordillera de los Andes entre los paralelos 36° 30’, frente a Chillén, y los 47° 1s. en la XI Regién, Si bien estos suelos provienen de materiales parentales que caen bajo una misma categor’a granulométrica ~arenas~ diieren entre sf respecto a su modo de empla zamiento (depositacién aluvial versus depositacién aérea directa), condiciones ambientales (regi menes istico y térmico versus peridico/adico y mésico), mineralogia (arenas baséltices a baséltico— andestticas con baja proporcién de vidrios versus arenas baséltico-andesiticas, fuertemente esco: riéceas ricas en vidrio y entremezcladas con cenizas). Estas diferencias han determinado que su énesis y, en consecuencia, sus propiedades y composicién de las arcillas sean distintas. Por ello, las consideraremos en forma separada 1.75.1, SUELOS DERIVADOS DE ARENAS VOLCANICAS EN LA DEPRESION INTERMEDIA Estos suelos derivados de arenas aluviales basélticas-andesiticas, estén depositados sobre terrazas aluviales y planos aluviales 0 depositacionales. Son sedimentos muy jévenes, de una edad no supe rior a los 600 - 1.500 afios (Moreno, Com. Per. 1983}, cuya granulometrfa varia desde arenas gruesas a muy finas, Aigunas series presentan intercalaciones o mezclas de cenizas volednicas. Los suslos exhiben bajas contenidos de arcilla y s6lo en pocos casos se sobrepasa e! 10%; similar- mente, los contenidos de materia organica son muy bajos y no superan el 3,0% en el horizonte A con la excepeién de las series Anilehue y Tijeral cuyo contenido orgénico alcanza el 4,5%. Se observa, en general, que a mayores contenidos de arcilla, aumenta la proporcién de limo y arenas finas (0,25 - 0,1 mm) y muy finas (0,1 - 0,05 mm) y, viceversa, los suelos que presentan predomi nios de arenas gruesas (1,0 - 0,5 mm) y medias (0,5 - 0,25 mm) se asocian a bajos contenidos de limo y arcilla a9 Bajo contenidos de arcilla denotan un material parental juvenil, con escaso grado de evolucién y carencia de horizonte genéticos y por ello la mayoria estan situados en el Orden de los Entisoles 0 Inceptisoles, incluyendo los subgrupos Psamments (Familia Arenales, Coreo, Santa Teresa) y Umbrepts (Familia Anilehue y Tijeral). Otras series como Mesamdvida, Duqueco, Ninhueno, Renaico, Vergara, Coigue, Corbureo, Huelehuico, etc., estan incluidas de acuerdo al concept de Familias de Suelos empleado por Mella y Kuhne (1983) en la confeccién del mapa de los suelos voleinicos. La mineralogia de las arcillas, determinada por andlisis combinado de RX, ATD, IR, AQ*, esté constituida principalmente por una asociacidn de silicatos no-cristalinos que, en algunos casos no se trata de alofén genuino, sino mas bien de una forma de alofén primitiva (Zcomponentes para- alofanicos? éprotolofanes?) y filosilicatos, particularmente haloisita-7A © caolinita mal cristali zada, esmectita, vermiculite y minerales primarios como feldespato y cristobalita. Algunas arcillas contienen algo de mica, clorita y escasa cantidad de cuarzo. Los espectros 1R de las arcillas presentan, con excepcién de la Familia Arenales, bandas a 3.700 y 3.620 cm-1 que, junto a otras situadas a 1.100 y 915 cm-t sefialan Ia existencia haloisita-7A, hecho que io carroboran fas demés técnicas empleadas. De acuerdo a la relacién de intensidad de absorcién de las bandas a 3.700 y 3.620 om-1, segiin el método de Nagasawa y Miyasaki (1975), la haloisita varia desde formas incipientes a otras mejor organizadas. Como regia, Ia haloisita pre- senta mayor contenido en el horizonte A de los suelos, un hecho que indica mejores opciones de cristalizacion en ta superficie que en profundidad Los diagramas de ATD muestran la factura de los silicatos no-cristalinos, como un endotérmico inicial moderado y una reaccién exotérmica de desarrollo escaso. Sin embargo, en algunos casos como en Ia serie Anilehue, la curva de ATD es tipica de alofan, con algo de montmorillonita. La serie Tijeral incluye, ademas de alofén, vermiculita, montmorillonita, illita y mayor cantidad de haloisita-7A, Si bien las relaciones Si02/AlzO3 resultan utiles para confirmar el diagnéstico mineralégico obte- nida por otras técnicas como RX, IR 0 DTA, no lo son en este caso por la presencia en a arcilla de minerales como feldespato y cristobalita, altamente siliceos que elevan esta razén La naturaleza det silicato-no cristalino en estas arcillas no esté bien precisada, Al respecto, Camp: bell, Young et a! (1977) determinaron en la arcilla (< 2 um) de un Andosol {Vitrandept) de Nueva Zelanda de 1.700 afias, {a existencia de aldminosilicatos pobremente organizados y que correspon- dia a una mezcla de vidrios volcénicos finamente dividides y un producto de alteracién con las propiedades de los geles de aliiminosilicatos sintéticos. Se trataba, seguramente, de un compuesto de organizacién primitiva, proveniente de la alteracién de los vidios, cuyas curvas de ATD se mos traban semejantes a las obtenidas para los suelas de arenas volcénicas de la Depresion Intermediaria Cualquier andlisis genético sobre estos suelos debe considerar tres factores fundamentales: 1, La juventud de los depésitos: son depositaciones aluviales de arenas, cuya edad probable es de 500 - 1.500 afios, Descansan sobre un tahar de aproximadamente 15,000 afios (Mac Phail, 1966) * AX. difraccién de rayos X; ATO: andlisis térmico diferencial; IR espectrofotometria infrarroja; AQ: andlisis quimico. 90 2. La composicion mineralégica de las arenas, constituidas por minerales ferromagnesianos, inclu: yendo anfiboles, piroxenos, olivino, ademds de fragmentos de lavas basdlticas y andesticas més © menos porosas. 3. El clima, con una precipitacién de 1.000 - 1.500 mm, con practicamente cuatro o cinco meses secos en verano y temperaturas altas en ef horizonte A, precisamente por la mayor capacidad de absorci6n de calor de las arenas negras, Se considera que los componentes alofénicos se han formado por alteracién de los vidrios in situ mas que por co-precipitacién a partir de soluciones. Probablemente se trata de compuestos con mayor contenido de silice que la de un alofan comin. Esto podria ser la explicacién del por qué la fuerte banda de absorci6n IR de las arcillas no se encuentra @ 1.000 cm-1 sino desplazada @ 1.040 - 1.050 em-1. Como se sabe, la posicién de esta banda varia con el grado de polimerizacién de los tetraedros Si-O-Si que, a medida que la meteorizacién avanza, se despolimerizan y cambian a enlaces Si-O-Al (Russel, 1969; Kanno et af, 1968) La componente esmectitica se ha originado por alteracién de los minerales ferromagnesianos y especialmente abundante en los suelos que tienen problemas de drenaje (series Anilehue, Arenales, Huelehuico, Santa Teresa, Coigue, Tijeral). En tal ambiente, con abundancia de abastecimiento de cationes provenientes de la alteracién de la arena, se dan las condiciones adecuadas para la sintesis in situ de la montmorillonita. Otra parte proviene de Is alteracin de las micas o de Ia basificacién y silicatacion de silicatos no-cristalinos, Simulténeamente, la alteracién de los feldespatos ha conducido a la formacién de Ia haloisita-7A 0 caolinita mal cristalizada, No es probable que estas especies se hayan formado por resilicatacién del alofén por las limitaciones de tiempo de desarrollo que impone la juventud del depésito, aunque no puede descartarse totalmente ese origen En algunas series se encuentran pequefias cantidades de vermicutita, un hecho que coincide con los mayores contenidos de montmarillonita; es muy probable que exista alguna filiacién genética entre ambas especies. La serie Vergara es una excepcién, ya que contiene una elevada proporcién de caolinita, vermiculita y clorita. Tal mineralogfa resulta muy légica si se considera que el material parental de esta serie consiste en arenas mezcladas con cenizas volednicas y material granitico rico en muscovita y cuarzo. Resulta claro que la alteracién de la mica ha determinado la génesis de ta vermiculita y clorita de esta serie. La fraccién primaria asociada en los minerales de arcilla no contiene o solo tiene una baja cantidad de cuarzo. Ello es debido tanto a la escasez de cuarzo en las arenas parentales como @ que el pe do de alteracién a que estos suelos han estado sometidos ha sido demasiado corto para concentrar el cuarzo —mineral resistente— en los perfiles. Un esquema de los pracesos de mineralogénesis probables que han ocurrido en los suelos de arenas voleénicas de la Depresion Intermedia se muestra en !a Figura 9 1.7.5.2, SUELOS DERIVADOS DE ARENAS VOLCANICAS EN LA CORDILLERA ANDINA Estos suelos originados por depositacién directa de arenas voleénicas en pendientes inclinadas, abruptas o plateaux de la cordillera andina estan presentados por Udorthents y Umbrepts (Familia 91 clorita-Mg § ————_____> vermieulita clorita-Al mica ___. caolinita | minerales __________, esmectita _______, interestratificados ferromagne- 2:1/2:2 sianos protoalofan vidrios ___, componentes alofan p. alofanicos ' plagioclasa haloisita Figura 9. Esquema de los procesos de mineralogénesis que probablemente ocurren en los suelos derivados de arenas volednicas de la Depresién Intermedia (Besoain, 1983). Los Nevados y Caburga) y Dystrandepts (Familia Liaima). Otros suelos de estas caracteristicas, por eiemplo, Choshuenco, Rupanco, Quillehue, Pucén, Atacalco, Momolluco, ete., estudiados por Wright y Mella entre 1960-1964, estén asimilados a las Familias mencionadas. Son suelos que ‘ocupan una vasta extension entre los paralelos 36 - 47° lat. sur pero s6lo a partir del paralelo 38° constituyen una formacién practicamente continua, Wright (1965) les llama "‘steepland soils” Comparados con los suelos de arenas aluviales de la Depresién Intermedia, estos suelos estén més desarrollados: tienen mayor contenido de arcilla, mayor contenido orgénico, con fuerte melaniza: cién del horizonte A y exhiben una intensa actividad biolégica. En ello influye la naturaleza del material parental, muy estratificado y variable, que alterna estratas pumiciticas con capas de ceniza fina andesitica y arenas escoriéceas baséltico/andesiticas, y la mayor precipitacién, que fluctua des- de 2,000 mm, en el limite norte a 5.000 en la IX y X Regién. Ademés, la precipitacién tiene una distribueién mas uniforme durante todo el afio, de modo que no hay una estacién seca, Estos fac- tores determinan que los procesos de meteorizacién actuen con més intensidad en la cordillera que en ta Depresin Central Disponemos de informacion analitica muy limitada en estos suelos de modo que !as apreciaciones genéticas estén basadas principalmente en observaciones de terreno, las experiencias de Wright descritas en su libro The Volcanic Ash Soils of Chile (1965) y las comunicaciones verbales de A. Mella quien estudié con Wright, primero, y posteriormente en detalle la mayoria de estas formaciones, La precipitacién que reciben estos suelas determina no s6lo que la alteracion sino Ia lixiviacion sea mas intensa. Esta situacién puede confundirse por el hecho que los suelos estan recibiendo adicio- nes de cenizas frescas, la cual es responsable de le arenosidad superficial de los pertiles y de la reaccién ligeramente dcida o neutra de la mayor‘a de los suelos, Observaciones microscdpicas han demostrado que los materiales frescos incorporados se meteorizan rapidamente (Wright, 1965) Se ha observado que las unidades de estructura —granulos, terrones, bloques~ tienen mayor resis- tencia a la ruptura que unidades homélogas desarrolladas en suelos al norte del paralelo 38; las mas 92 estables, estén rodeadas por una fina cubierta de oxidos de hierro, mezclado, probablemente con silice (Wright, 1965). Cuando los agregadas del subsuelo se aplastan entre los dedos, se observa un cambio de color desde 5 YR 3/4 6 7,5 YR 3/2 (pardo rojizo obscuro 0 pardo obscura) a amarillo obscuro (10 YR 4/4). Tal hecho sugiere, segin Wright (1965) que los coloides inorgénicos podr fan estar cubiertos por coloides himicos, lo que concuerda con la observacién de que los trozos de pémez alteradas, frecuentes en las estratas del subsuelo, estan fuertemente unidas al humus. Cuan: do estas pémez se calientan, cambian su color desde pardo o amarillo parduzco a casi blanco. Parece evidente que una considerable cantidad de humus se mueve a través de los suelos, pudiendo admitirse que la lixiviacién del suelo es fuerte y est4 probablemente intensificada por dcidos orgé: nicos provenientes de los horizontes superficiales. En las laderas escarpadas, los suelos se forman s6lo en la medida que exista una cubierta vegetal de soporte; no pueden formarse en ambientes demasiado secos que limite el establecimiento de una cubierta forestal completa y permanente, condicién que esté implicita en su génesis. Debido @ la profundidad de tos perfiles, que pueden aleanzar a més de 8 metros, a su elevada poro: sidad y al sostén que proporcionan las raices de los drboles, estos suelos, si se comparan con otros suelos de montafia, no son susceptibles a la erosion. En condiciones naturales, los suelos tienen suficiente capacidad para almacenar lluvia, el movimiento del suelo es minimo y hay pocas eviden: cias de deslizamiento 0 derrumbe, Sin embargo, como lo seftala Wright (1965) se trata de suelos potencialmente inestables. Interferencias més bien pequefias sobre su ambiente natural pueden provocar avalanchas y deslizamientos, Raleos de bosques situados en las laderas de las montafias, con el objeto de establecer praderas, producen inevitablemente erosién, con destruccién de tierras agricolas en el fondo de los valles. Bajo condiciones de tensidn extrema que ocurren durante los movimientos s{smicos, el conjunto del suelo de una ladera entera se hace altamente inestable, pu- diendo desplomarse y provocar avalanchas de barro. La inestabilidad proviene de la naturaleza del suelo, fendmeno que ha sido estudiado por Wright y Mella (1960, 1963). Son suelas muy estratificados, siendo cada estrata diferente a la siguiente. Las capas pumictticas, por ejemplo, absorben grandes cantidades de agua en sus poros, en cambio, las esttatas de arena baséltica, se secan répidamente, Entre ambas capas generalmente existe otra de ceniza andesitica alterada rica en coloides amorfos. Cada una de estas estratas podria desplegar inestabilidad bajo determinadas circunstancias. Las capas pumiciticas, cuando se saturan, adicionan un considerable peso a la carga que gravita sobre las laderas. La arena basdltica, cuando seca, es suelta y se desliza libremente, de modo que durante un verano, cuando grandes arboles han sido derribados por el viento y el manto de ceniza se rompe, lo hace justamente en esta capa de arena, Las capas de ceniza andesitica, ricas en alofan, cuando estén hémedas, constituyen un horizonte lubricante que probablemente es la causa principal de Ia erosién espectacular que se produce en las, laderas de las montafias. No obstante, la disposicién de las raices de los arboles resulta ser muy efi caz para contrarrestar esta grave debilidad fisica en la composicidn estratigratica de los depésitos. A pesar del elemento de inestabilidad inherente al sistema, los suelos de montafia, en sus condicio nes naturales, son suficientemente estables como para registrar, en gran medida, la impresion zonal de la formacién del suelo. Por ejemplo, cuando la Iluvia es elevada, los perfiles muestran abundan tes signos de lixiviacién; por otra parte, el proceso de melanizacién del suelo, a medida que la meteorizacién progresa, parece funcionar normalmente. Wright (1965) sefiala que los perfiles de suelo podrfan exhibir caracteristicas poco usuales debido al hecho que el movimiento del agua en el suelo tiene un fuerte componente lateral, de modo que 93 elementos solubles perdidos desde las partes altas de las laderas podrian reemerger en posiciones més bajas. Suelos altamente silfcicos en la parte alta de los cerros podrfan mostrar un horizonte A2, delgado, lixiviade, con un estatus de bases muy bajo, mientras que la misma clase de horizon: te descolorido podria encontrarse en las partes bajas, pero con un estatus de base relativamente alto, debido al proceso de "retorno” de los compuestos solubles a la superficie del suelo. En algu: ‘nos casos, estas dreas de enriquecimiento del suelo estén bien delimitadas por la distribucién de las, especies que componen el bosque. En resumen, los suelos dominantemente amorfos, fuertemente melanizados, sometidos a una mo: derada o fuerte meteorizacién y lixiviacién; son suelos moderadamente acumuladores de cenizas, desarrollados en un ambiente frio y himedo, derivados de materiales piroclésticos —arena, cenizas— moderada a altamente silicicos. 1.7.6. Suelos Pumiciticos Estos suelos estén representados por la Familia Alhué, cuya serie representativa es el Xeric Duran: dept Alhué. Otras series derivadas de tobas pumiciticas rioliticas, como las series Culipran, Puda: huel, ambas Durandepts, y la serie Caleuche, un Duraqualf, estén asimiladas a la Familia Alhué de acuerdo al concepto de Familia empleado por Mella y Kubne en este trabajo (1983) Estos suelos estan situados en areas de sedimentacién de la Depresién Central y valles interiores de la Region Metropolitana y provincias de O'Higgins y Colchagua, en la VI Regidn, Las tobas rioliti cas, bajo las condiciones semidridas imperantes, han desarroliado suelos diferentes a los Andosoles originados por cenizas voleénicas © pomez de la region centro-sur del pais. Ambos grupos de sue: los, no obstante tener en comun un material parental rico en vidrios voleénicos, difieren en el orden sistematico, morfolégico y mineralégico, asi como en la mayoria de las propiedades. No se conace con precision la edad de estos sedimentos, pero probablemente son mucha mas mo: dernos que la 2? época glacial asignada por Karzulovie (1958) o Bruggen (1950), En tado caso, su origen parece ser nubes ardientes originadas por erupciones volcénicas en el valle mismo. Se trata fa, entonces, de ignimbritas rioliticas pumiciticas Estudios efectuados por Gonzélez y Besoain (1976) demostraron que le fraccién arcilla est constituida por una asociacién de constituyentes no-cristalinos, haloisita-7A, minerales 2:1 inciu yendo esmectita, vermiculita y mica, y diversos minerales primarios como plagioclasa, minerales ferromagnesianos escasos, etc, as diferencias entre las series solo pod ian establecerse en el orden cuantitativo. Si se comparan las caractersticas mineralégicas de las arcillas de los Andosoles con Ia de los suelos derivados de toba riolitica, se observan diferencias pronunciacas motivadas tanto por la naturaleza del material parental como por las condiciones de clima bajo las que se ha desarrollado estos sue los. En los Andosoles, la pluviometr ia elevada, la naturaleze basica de las cenizas, la granulometria més fina y la adecuada permeabilidad del substrato, determina que la arcilla esté dominada por componentes no-cristalinos, principalmente alofén, con participacién minoritaria de filosilicatos (Besoain, 1974; Aomine et af, 1972; Gonzélez y Besoain, 1975). En los suelos de toba riolitica, do minada por vidrios sil/cicos y con permeabilidad resttingida por la compactacién del substrato, en condiciones de pluviometria baja (régimen de humedad xérico y de temperatura mésico}, los com ponentes més importantes son la haloisita-7A, montmorillonita y vermiculita; la mica existente es un mineral primario detritico, La formacién del alofan ha side muy restringida, 94 Resulta evidente que las condiciones climéticas y el drenaje influencian decisivamente la evolucion mineralégica de las cenizas volednicas, Ello es resaltante cuando se comparan materiales parentales afines: un depésito de pémez riolitica moderna situada en Ensenada, en las proximidades del rio Petrohué, bajo una precipitacién de alrededor de 3.000 mm, est constituida esencialmente por alofén e imogolita, incluyendo una baja cantidad de vermiculita y clorita (Colmet-Daage et a/, 1978). Tal composicién y, en consecuencia, las propiedades son muy diferentes a las que exhiben los suelos derivados de pémez riolitica de la Regién Metropolitana Existen también relaciones entre mineralogia y granulometria, En las fracciones més finas de la arcilla de las tobas pumiciticas se concentra la haloisita-7A y los mtinerales de 14A, mientras que los minerales primarios lo hacen en la fracci6n gruesa, Con las informaciones disponibles la formacién de los filosicatos en estos suelos s6lo puede esbo- zarse en forma generalizada. La génesis de ta haloisita-7A, por ejemplo, est sometida a serias objeciones teéricas, admitiendo que se ha desarrollado en las condiciones ambientales actuales, que no favorecen el desarrollo de minerales kanditicos. Es probable, por ello, que la asociacion de especies 1:1 y 2:1 puedan evidenciar la accién de dos fases climaticas distintas La primera de estas fases corresponderia a una de elevada pluviometria y temperatura, con marca: da estacionalidad, determinantes de un ambiente de meteorizacién écida, con intensa lixiviacién de cationes, adecuado a la sintesis de la haloisita-7A, probablemente via alofan. La fase climética actual, con notoria acentuacién del caracter semidrido, ha estimulado la formacién de las especies 2:1. Es cierto que Ia formacién de Ia haloisita-7A se vio favorecida por la calidad del materiel Parental —vidrios rioliticos y plagioclasa— pobre en bases; este puede también ser el factor que explique el limitado desarrollo de la montmorillonita y vermiculite pese a las condiciones favora: bles que indujo esta segunda fase climatica Admitiendo la formacién de los minerales 2:1 durante una fase climética con fuerte restriccién de la humedad, la presencia de estos minerales podria ser consecuencia de la operacién de dos me- ccanismos principales: — por alteracién de minerales ferromagnesianos, que se encuentran en baja proporcién en la pé- mez riolitica, La meteorizacién de la augita, didpsido y otros, producir fa e! Mg2* indispensable para la sintesis de los filosilicatos 2:1, Estos minerales serian, en consecuencia, autigénicos, productos de alteracién pedogenstica — por transformacién de la mica primaria a través de hidrafacién y difusion de K*, pasando por un estado vermiculitico, en primera instancia, y luego a montmorillonita, Esta hipétesis ha sido sustentada por varios autores (Aomine et a/, 1972; Kawai, 1972; Shoji y Masui, 1969) para ex plicar la presencia de esmectitas en Andosoles de Japon, Se trataria de minerales transformados. Un esquema de la formacién de los minerales de arcilla en estos suelos se muestra en la Figura 10. Usualmente los perfiles muestran la presencia de un duripan que dificulta o impide el paso del agua © el desarrollo de las rafces. Se trata de un tipico duripén silicico, con poca adicion de éxidos de hierro, formado por lavaje de la silice soluble hacia las partes bajas del suelo, pero siempre dentro de él 96 +H20 — coloides de Vidrios deidos —-—-—» ssilice/aldmina. ——» (fase alofénica) Fase mas bases ens himeda : haloisita-7A Mica Fase semi- arida/sub- vermiculita himeda ‘solucion, hidy6lis. Coes disolucion, hidrélisis | ‘magnesianos as esmectita Figura 10, Esquema de los procesos de mineralogénesis que probablemente han ocurrido en los suelos derivados de tobas pumictticas rioliticas de la Regién Metropolitana y VI Regién (segun Gonzélez y Besoain, 1976). 1.8. BIBLIOGRAFIA AGUILERA, N. 1969, Distribuci6n geografica y caracterfsticas de los suelos derivados de cenizas volednicas de México. |, Panel sobre Suelos Derivados de Cenizas Volednicas de América Latina, Turrialba, Costa Rica: A6.1. - A6.12 ALCAYAGA, S., J. ASTUDILLO., M. NARBONA, et af, 1966. 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