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CONFIGURACIONAL
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EXORDIO 5-6
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX el pedagogo sueco
J. H. Pestalozzi (1746-1827) propuso ideas orientadas a activar el apren-
dizaje de los estudiantes mediante la observación, la generalización y las
conclusiones personales para estimular y potenciar el desarrollo de su pen-
samiento. Promulgó que el niño debía ser orientado para aprender a través
de la observación, de la práctica y mediante el uso natural de los sentidos.
Por otro lado, la década de 1990 fue designada la década del cere-
bro; las librerías están llenas de obras dedicadas a entender el complejo
funcionamiento de la mente y el cerebro humanos; las revistas publican
artículos experimentales; la tecnología intenta imitar el funcionamiento del
cerebro; en internet existen más de 10.000 páginas dedicadas al estudio de
la mente y se han patentado mundialmente diversas teorías y herramientas
fundamentales para desarrollar la potencialidad de la mente, tales como:
la inteligencia emocional, la programación neurolingüística, el instrumento
de dominación cerebral, el mapeo mental, el mapeo de información, las in-
teligencias múltiples y los pensamientos: lateral, convergente y divergente
(García, 2002).
“El fracaso del siglo pasado se llama educación. Las escuelas si-
guen utilizando un anquilosado y arcaico sistema de impartir no solo co-
nocimientos que ya han sido rebasados, sino también otros que ya no son
vigentes” (García, 2002, p.5). Los docentes se han convertido en instructo-
res, son dictadores de cátedras, su misión ha sido impartir y transmitir co-
nocimientos que ya no son vigentes, que han caducado. Además dicho sis-
tema considera de manera errónea que todos los estudiantes son iguales,
que aprenden al mismo ritmo, a través de los mismos canales y que tienen
los mismos intereses, preferencias y estilos para aprender; esto conduce a
fracasos escolares en las diversas áreas del saber, lo cual es grave si tene-
mos en cuenta el contexto de pobreza en que viven nuestros niños y niñas.
Si esta situación persiste será muy difícil que ellos puedan salir adelante
en la vida y ser exitosos y felices, que constituyen los principales anhelos
humanos, si seguimos a Aristóteles, uno de los más grandes pensadores
en la historia de la humanidad. Por otro lado, este escenario educativo los
pone en una situación de desventaja social, sobre todo si analizamos el
contexto socio-económico y cultural de procedencia de estos niños y ni-
ñas, que en su gran mayoría provienen de barrios marginados y sectores
abandonados por las instituciones públicas, sin esperanzas de equidad en
cuanto a la calidad de la educación que reciben.
CAPÍTULO 1
CONFIGURACIÓN PSÍQUICA
HUMANA
Por otro lado, Vygotsky (1995) estableció un vínculo entre los pro-
cesos intra-psíquicos y la actividad individual o interna del sujeto, y los
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CAPITULO 1. PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
otro. “Una necesidad sólo puede ser realmente satisfecha a través de una
determinada adaptación a la realidad. Más aún, no existe nada que pueda
considerarse como una adaptación por la adaptación misma; siempre está
dirigida por la necesidad” (p.37). Según Vygotsky este es un axioma inex-
plicablemente descuidado por Piaget.
CAPÍTULO 2
EL PENSAMIENTO HUMANO COMO
CONFIGURACIÓN BIOGENÉTICA,
NEUROPSICOLÓGICA
Y SOCIOCULTURAL
en las formas sociales de su actividad. La acción del niño comienza con los
señalamientos y órdenes de la madre y termina con su propia acción. Al
principio el niño se subordina a las órdenes de la madre, luego comienza a
utilizar su propio lenguaje como medio que determina su comportamiento
hasta realizar la acción autorregulada, voluntaria, social por su origen y
mediatizada por el mundo objetal y el lenguaje.
Luria (1979) señalaba que las leyes de los procesos nerviosos que
tienen lugar en el cerebro constituían la base psicológica, el medio para la
realización de las acciones psíquicas voluntarias, pero no podían explicar
su esencia. Subrayaba el papel creador, formador de las fuentes sociales
que mediatizaban la aparición de la actividad consciente. Ellos determinan
la aparición y el funcionamiento de dicha actividad utilizando los mecanis-
mos naturales que tiene el sujeto. Esta premisa natural unida a los proce-
sos fisiológicos del cerebro adquiere forma social y el cerebro humano co-
mienza a funcionar de acuerdo a las leyes de los sistemas funcionales que
se formaron mediante la mediatización social de la actividad consciente.
Por otro lado, la actividad del ser humano se direcciona por con-
figuraciones mentales complejas, denominadas superiores, espirituales o
trascendentales. Entre estas configuraciones mentales complejas están las
necesidades intelectuales que impulsan al ser humano a la configuración
de nuevos conocimientos, la necesidad de comunicación, así como la ne-
cesidad de ser útil a la sociedad y ocupar un lugar importante y significativo
en ésta. Según Alexander Luria3, uno de los rasgos caracterológicos de la
actividad consciente del ser humano es que su actividad no está determina-
da por representaciones e impresiones vivas y dinámicas recibidas y cap-
tadas del entorno o por las pautas de la experiencia individual directa, sino
que el ser humano refleja las exigencias y requerimientos del entorno con
una profundidad extraordinaria. Los seres humanos tenemos la capacidad
de abstraernos de la impresión directa, profundizar en nexos profundos y
en relaciones entre procesos y eventos, conocer las causas de las situacio-
nes y acontecimientos y orientarnos hacia las regularidades más profundas
que hemos distinguido.
(Heidegger, 1951)
42
CAPÍTULO 2. PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
CAPÍTULO 3
PARTICULARIDADES
NEUROPSICOLÓGICAS DE LOS
NIÑOS Y NIÑAS
DE LA PRIMERA INFANCIA
Podemos considerar como muy bien lo afirma Palau (2001) que las
actividades realizadas por los bebes en esta etapa, corresponden a reac-
ciones a señales, es decir reflejos, logra encontrar objetos escondidos y
utiliza objetos para atraer a otros. A partir de los 6 meses el bebé busca
objetos que le atraen aunque se los hayan escondido y emite sonidos o re-
pite nuevos sonidos que escucha, y según Puche, et al (2009), al iniciar los
10 meses ya puede responder a las palabras, frases, como “mira”, “ven”,
“toma”, “dame”, lo que le permite seguir instrucciones sencillas.
Cada vez son más sorprendentes los avances que tienen los bebés
en este primer año de vida, en el que, como se ha mencionado, se confi-
guran los primeros esquemas sensomotores, el bebé repite conductas y es
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CAPÍTULO 3. PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
A partir de los 6 meses puede asir objetos pequeños con dos dedos,
meter y sacar objetos de diferentes tamaños en un recipiente ancho, jugar
a tirar y recoger objetos, y en los últimos 3 meses antes del año el bebé
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PA R T I C U L A R I D A D E S N E U R O P S I C O L Ó G I C A S D E L O S N I Ñ O S Y N I Ñ A S D E L A P R I M E R A I N F A N C I A
lograr tirar, rodar y botar los juguetes, puede hacer cosas sencillas: mecer
una muñeca, pasear un gato de juguete; tapar y destapar cajas para coger
el objeto que se encuentra dentro y beber por sí solo de un jarrito (Palau,
2001).
Puche, et al (2009), afirma que a los 3 años de edad, los niños son
capaces de generalizar una acción, un ejemplo de ella es el desplazamien-
to. Hacia el final de este período se observan conductas que evidencian
coincidencias con la causalidad y la lógica de los adultos. Según Palau
(2001), la lógica infantil tiene como característica fundamental su egocen-
trismo o ausencia total del sentido social de interindividualidad. El lenguaje
infantil es egocéntrico y es reflejo de la configuración de su lógica y de su
pensamiento.
Es relevante señalar que el niño puede agrupar objetos por sus ca-
racterísticas, selecciona un objeto igual a otro por su color o por su forma,
descubriendo su uso, hacen actividades en las que muestran que com-
prenden los objetos como instrumentos para alcanzar metas (Puche, et al.
2009); es decir identifican los objetos según su función, utilizando el juego
simbólico para recrear objetos. El juego simbólico, como sujetar un plátano
e imaginar que es un teléfono, es el primer paso hacia el pensamiento abs-
tracto. Los estudios han demostrado que este tipo de juego, que comienza
hacia los 2 años, está vinculado a la habilidad social y lingüística. Tiende a
incluir el juego de rol, la solución de problemas, el diálogo social interactivo
y la búsqueda de metas, e involucra a varias zonas cerebrales (Morris,
2011).
En esta etapa, según Palau (2001) y Puche, et al. (2009) los niños
desarrollan su motricidad fina cuando colocan en práctica los movimientos
de sus manos, ellos inician en este segundo año de vida a garabatear con
un lápiz, luego a trazar rayas verticales, al año siguiente trazan líneas ho-
rizontales y cruces, y luego consiguen reproducir un círculo, cuando llegan
a los 3 años. Disfrutan de juegos donde pueda armar rompecabezas, cons-
truir torres y reconstruyen el mundo por medio del dibujo. En general Morris
(2011) afirma que en esta etapa el niño desarrolla las habilidades motoras
gruesas y finas, que ahora le ofrecen la capacidad de escalar, saltar, correr
y dibujar.
Morris (2011) manifiesta que a los 3 años, los niños tienden a supe-
rar a las niñas en los ejercicios viso espaciales y en ciertos tipos de coor-
dinación mano-ojo, como la construcción de puzles. Esto se debe a que el
hemisferio derecho del cerebro (que interviene más notablemente en los
ejercicios espaciales) es más activo en los niños, mientras que las niñas
tienden a desarrollar ambos hemisferios a la misma velocidad.
Debe animarse a los niños de 5 años a ser tan activos como sea
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PA R T I C U L A R I D A D E S N E U R O P S I C O L Ó G I C A S D E L O S N I Ñ O S Y N I Ñ A S D E L A P R I M E R A I N F A N C I A
Otras de las habilidades que destaca Palau (2001), son las siguien-
tes:
Quinto año
Sexto año
CAPÍTULO 4
REFERENTES EPISTEMOLÓGICOS
PARA UNA TEORÍA DEL
PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
• Se apoya en la transdisciplinariedad.
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R E F E R E N T E S E P I S T E M O L Ó G I C O S PA R A U N A T E O R Í A D E L P E N S A M I E N T O C O N F I G U R A C I O N A L
Para destacar la gran diferencia que existe entre este concepto fun-
damental de autorrefencia y la antigua discusión sobre auto-organización,
Maturana y Varela (1984, 2003, 2004) han propuesto el nuevo término de
autopoiesis. Es pertinente señalar que Luhmann (1998) elige de manera
deliberada el concepto de producción (o poiesis, a diferenciar de praxis)
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R E F E R E N T E S E P I S T E M O L Ó G I C O S PA R A U N A T E O R Í A D E L P E N S A M I E N T O C O N F I G U R A C I O N A L
rativo.
• El pensamiento configuracional no
debe ser considerado como una serie de procesos
especiales que existen en algún sitio en calidad de
complementos por encima y aparte de los cere-
brales, sino como una expresión subjetiva de esos
mismos procesos, como una faceta especial, una
característica cualitativa especial de las funciones
superiores del cerebro.
• El pensamiento configuracional no es
algo independiente en sí mismo, pero tampoco es
un proceso igual a lo fisiológico, sino un producto o
cualidad especial estrechamente relacionado con lo
fisiológico. Este es un ejemplo de cómo se pudiera
comprender la configuración entre lo fisiológico, lo
cultural y lo propiamente psíquico.
• El pensamiento configuracional es un
sistema autorreferente y autopoiético.
• El pensamiento configuracional es
un sistema complejo que está integrado por otros
sistemas complejos que pueden ser considerados
subsistemas.
CAPÍTULO 5
ONTOLOGÍA Y EPISTEME DEL
PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
de “dulce” a un amor.
Köhler (1967) afirma que la respuesta que los filósofos han dado a
nuestra cuestión es bien conocida: “ya que no puedo percibir directamente
lo que otra persona experimenta, mi única evidencia con respecto a sus
procesos mentales procede de la observación de su cuerpo”. Más exac-
tamente: “aquello que me proporciona tal información es lo que acontece
en la superficie de dicho objeto; pero los acontecimientos de este género
no tienen nada en común con las experiencias actuales de la persona que
tenemos enfrente” (p.182). La única conexión entre mi evidencia y dichas
experiencias, es indirecta, por cuanto las experiencias son inobservables.
Las experiencias específicas tienden a ir acompañadas por las alteraciones
expresivas, igualmente específicas, del cuerpo de la persona en cuestión.
Una evidencia más. Una mañana, hace algunos meses, otro niño
de un año de edad, Elías, gatea por toda la sala de nuestra casa, toma
un objeto que está en el piso y lo mira fijamente, le hablamos de manera
reiterada y nos mira con firmeza, se da la vuelta y anda lentamente hacia la
puerta, sonríe, pero no dice nada, aunque estamos haciéndole preguntas
de manera insistente, le volvemos a llamar por su nombre, se detiene, nos
mira y se devuelve, gatea nuevamente y se dirige hacia la escalera que
conduce a las habitaciones de la casa, se para, se sujeta de la baranda e
intenta subir el primer escalón con su pierna derecha, mostrando un rostro
de felicidad como cuando alguien ha cumplido una meta significativa.
No siempre las cosas son lo que parecen. La luz blanca es una luz
compuesta por los colores del arcoíris, aunque ello no resulte evidente a
nuestros ojos. Hay otro hallazgo relevante que reseñar. Un hallazgo fasci-
nante apoya la idea de que desde que el niño está en el vientre de su mamá
muestra rasgos caracterológicos del pensamiento configuracional. Recor-
damos que, cuando ya estábamos acostados en la cama, de noche, y nos
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ONTOLOGÍA Y EPISTEME DEL PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
Los estudios que hemos realizado (Ortiz, 2009, 2011, 2012 y Salce-
do, 2012) basándonos en la observación intensa, persistente e intencional
de la conducta de niños y niñas en su primer año de vida, apuntan en la
misma dirección.
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CAPÍTULO 5. PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
Fue hace muchos años atrás, a los 30 años de edad de uno de no-
sostros, cuando discerní por primera vez la posibilidad de lo que acabamos
de explicar, en lo que recuerdo como un episodio curioso y memorable. Un
día de verano en Cuba, por la tarde, con un sol “raja piedras”, mientras tra-
bajaba en la terraza de mi humilde casa, me levanté de la mecedora y me
dirigí a mi cuarto, cuando súbitamente pensé en Minurgia. No tenía razón
alguna para pensar en ella, hacía mucho tiempo que no la veía, desde que
teníamos 5 añitos, y nunca más supe de ella, no necesitaba hablar con ella
y sin embargo allí estaba ella presente en mi mente, destinataria plena de
toda mi atención. ¿Por qué?, ¿qué me hacía pensar en ella si la conocí
cuando tenía 4 ó 5 años y nunca más la vi?, ¿qué proceso neural o bioge-
nético subyace en ese pensamiento?
A los diez días de nacido el bebé llora de manera intensa sin pau-
sas, de una forma diferente a lo acostumbrado, supuestamente tiene ham-
bre, necesita su leche cotidiana. La mamá le brinda leche y suelta el chu-
po. Parece que no quiere leche. Se la brinda nuevamente. Cierra fuerte la
boca. No quiere leche, es evidente. Continúa llorando. Quiere algo y lo está
solicitando de manera insistente. De casualidad, nos percatamos que está
mojado. Lo tocamos con más detalle. Está mojado. Se ha orinado. El llanto
es la forma en que comunica su incomodidad. La humedad por haberse
orinado es la causa aparente de su llanto. Esta actitud no es un acto de
pensamiento pero sí un germen importante de éste.
Sería una falacia pensar que las construcciones teóricas que van
dando progresivamente cuenta de la constitución subjetiva del Pensamien-
to Configuracional, puedan dar cuenta de cada comportamiento concreto
del sujeto, como históricamente intentaron muchas de las teorías clásicas
del pensamiento, al relacionarlo y asociarlo a la conducta humana; sin em-
bargo, sí permiten integrar parcialmente sus manifestaciones y seguirlas en
un proceso progresivo de configuración teórica.
Los actos del niño no son el pensamiento mismo, pero podrían ser
manifestaciones de éste. Por otro lado, el yo y el no-yo se relacionan de
manera dialéctica, ni lo uno ni lo otro son interioridad pura o exterioridad
pura, por cuanto yo existo en el no-yo, es decir, en el mundo. Esta relación
dialéctica deriva en el pensamiento, con el fin de proporcionar autonomía
al sujeto.
sentidas espontáneamente)
• Sentimiento de pertenencia.
• Hilvanar razonamientos.
• Estado de vigilia.
• Experiencia sensorio-emocional.
• Autoconocimiento.
p.70)
• Carácter holístico:
• Carácter complejo:
• Carácter sistémico:
• Carácter dialéctico:
• Carácter configuracional:
• Carácter infinito:
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ONTOLOGÍA Y EPISTEME DEL PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
Aplicando esta misma idea de otra forma vemos, como muy bien
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ONTOLOGÍA Y EPISTEME DEL PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
Por otro lado, Morín (2010a) nos regala siete principios-guías para
un pensamiento que conecte, principios que son complementarios e inter-
dependientes, asegurando que “la reforma del pensamiento es de naturale-
za no programática sino paradigmática, porque concierne a nuestra aptitud
para organizar el conocimiento” (p.127). La misma permite conformarse
con la finalidad de la cabeza bien organizada, es decir que facilitaría el ple-
no empleo de la inteligencia. Es necesario que comprendamos que nuestra
lucidez depende de la complejidad del modo de organización de nuestras
ideas.
Por otro lado, Barrera (2010) considera que “el orden representa
disciplina, estructura, sistema. El caos constituye posibilidad, apertura,
creación. Sin embargo, “el caos se estudia desde el orden y el orden lo es
desde el caos. Si se comprende este aspecto, se entiende entonces que
todo orden camina al caos pero que el caos requiere del orden para poder
ser reconocido como creación. Caos sin orden es anarquía y aniquilación”
(p.42). En este sentido, el pensamiento configuracional pareciera caótico y
oscilante, fluctuante, está indagando constantemente, en búsqueda perma-
nente, está orientado al cambio, hacia múltiples y diversas comprensiones
y preparado para tener en cuenta diversas variantes, a mirar diversas for-
mas de comprender al ser humano.
CAPÍTULO 6
EL PENSAMIENTO CONFIGURACIONAL
COMO SISTEMA AUTORREFERENTE,
AUTOPOIÉTICO Y AUTO-CONFIGURATIVO
Eso tiene que ser comprendido con toda exactitud. Para ello Luh-
mann (1998) adopta el esquema conceptual con el que George Spencer
Brown introduce sus laws of form. Un sistema es la forma de una distinción,
por lo que tiene dos caras: el sistema (como el interior de la forma) y el
entorno (como el exterior de la forma). Sólo las dos caras juntas constitu-
yen la distinción, la forma, el concepto. Por tanto, el entorno es para esta
forma tan importante, tan indispensable, como el sistema mismo. Como
distinción, la forma es cerrada. “La distinción es continencia perfecta”, dice
Spencer Brown.
Esto significa que todo lo que puede ser observado y descrito con
esta forma pertenece al sistema o al entorno. Ciertas peculiaridades saltan
inmediatamente a la vista. ¿Pertenece la unidad del sistema al sistema o al
ambiente? ¿Dónde se encuentra el límite de la forma? Lo que separa las
dos caras de la forma, el límite entre sistema y ambiente, marca la unidad
de la forma, y por ello no puede ser localizado en ninguna de sus caras.
“El límite existe sólo como orden de cruzar -tanto de adentro hacia afuera
como de afuera hacia adentro” (Luhmann, 1998, p.54)
Complejidad
En otras palabras:
Autorreferencia y autopoiesis
Para destacar la gran diferencia que existe entre este concepto fun-
damental de autorreferencia y la antigua discusión sobre auto-organiza-
ción, Maturana y Varela han propuesto el nuevo término de autopoiesis.
Por otro lado, Luhmann (1997) precisa que el siglo XVIII descubre
que “el gusto puede juzgar más rápidamente que la razón, porque es capaz
de individualizar sus criterios y legitimarlos mediante auto-observación. De
esta manera, la reproducción se convierte en un problema de duración para
los sistemas con complejidad temporalizada” (p.123).
Luhmann (1997) afirma que “cuando todos los elementos son sólo
acontecimientos, la autorreferencia en sí no da la suficiente información
para ello” (p.125). Esto es válido aún más, si cabe, para los fines, para el
instinto de auto-conservación, o para lo que las teorías hayan llegado a
postular con el objetivo de deducir de la propia descripción del sistema una
respuesta a esta pregunta.
Método de investigación
Nuestra propuesta
el único proceso que reúne las condiciones de ser unidad operativa mental.
El pensamiento configuracional surge cuando la biopraxis desarrolla más
biopraxis a partir de la misma biopraxis. La operación reproductora del pen-
samiento configuracional es la biopraxis.
a) Proceso a argumentar;
b) Supuesto hermenéutico;
d) Ejecución de c).
persona que tiene que ser capaz de llevar a cabo esa descripción para ser
también testigo del proceso en su propio campo de experiencia.
Por otro lado, Vygotsky (1934) indicaba que los verdaderos con-
ceptos (los conceptos científicos) tienen una generalidad máxima. Para
que pueda hablarse de un concepto genuino, éste debe de estar incluido
en todo un sistema general. En este sentido, la tarea que he emprendido
requiere explicitar no sólo la unidad de análisis, sino explicarla necesaria-
mente en el contexto del sistema de síntesis dentro del cual estas unidades
adquieren un significado (Rosa, 1999).
Siguiendo a Rosa (1999) podemos decir que hay dos formas princi-
pales de abordar el conocimiento de la realidad:
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
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Sigmund Freud. Standard Edition, 19. Traducido y editado
por James Strachey. Londres: Hogarth Press and the Insti-
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Bogotá: Magisterio.
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Puche, R., Orozco, M., Orozco, B. & Correa, M. (2009). Desarrollo de Com-
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Vygotsky, L.S. (1929). The problem of the cultural development of the child,
11. Journal al Genetic Psychology, 36, 414-434.