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SAU an GLa ps Rosana Curiel Defossé , Sistema de clasificacién Melvil Dewey DGME. 863, Co7 9 201) Curiel Defossé, Rosana Santiago y el Talisman de ta tax | Rosima Curiel Delossé; ifus, Alejandro Poblete Murguia, - México : SEP : Editorial Porréa, 2011. 86 p.sil.— (Libros del Rincén) y el ISBN: 998-507-469-857-2 SEP 1. Literatura mexicana. 2. Cucuto, 3 ee Literatura juvenil. yl | 1. Poblete Murgufa, Alejandro, i. Hv 1. Sex e n W ) Rosana Curiel Defossé © Rosana Curiel Delossé, 2011 © De las ilustraciones: Alejandro Poblete Murgafa, 2011 Primera edicidn SEP / Editorial Porréa, 2011 DG © Editorial Porréa, S.A. 2011 Ay, Repiiblica Argentina 15 altos, Centro, 06020, México, DF Libros del Rincén Heer mnmnn arte martha ania ls bib ¢ y antiago termind de revisar ‘2 las cosas que Ilevaria al campamento escolar de fin de cursos: la bolsa para dormir, una linterna con pilas, una navaja de explorador, un par de walkie- talkies, una toalla, un libro de rescate y primeros auxilios, un botiquin, una lata de sardinas, tres huevos duros, un bote de miel, una cafia de pescar, una chamarra gruesa, cerillos y una lupa de mucho aumento, “jCudntas cosas se necesitan para dormir dos noches fuera de casa)”, pensd. Su hermano pequefio, Andrés, quien observaba atentamente cada uno de sus movimientos, no entendia para qué llevaba las sardinas, los huevos duros y la miel; las tres cosas le parecian repugnantes, pero Santiago le explicé que la miel sirve pata dar energia, y los huevos y las sardinas tienen proteinas; si llegaran a perderse en medio del bosque, al menos tendrian algo para alimentarse y sobrevivir unos cuantos dias. Se sentia muy inseguro porque esa clase de aventuras siempre le habian provocado cierta angustia. Fl habria preferido quedarse en casa tocando la arménica o jugando con numeros, pero Diana, su mejor amiga, le insistié tanto para que fuera, que decidié probar. —Los campamentos son muy divertidos, Santiago, no pasa nada malo —le dijo Diana—, estoy segura de que te vas a divertir mucho; ademas, necesitas hacer ejercicio © te vas a poner muy gordo. A Santiago jamds se le habia ocurrido eso, pero no descarté que fuera cierto, asi que, muy hecho a la idea, decidid hacer lo mejor de esc campamento aun sabiendo que tendria que soportar al odioso de Ricardo Soler, un nifio guapo y vanidoso que disfrutaba burlandose constantemente de él. Cada vez que le era posible hacfa que Santiago quedara en ridiculo; en realidad, a Ricardo le molestaba mucho que Diana le tuviera tanto carifio a Santiago. Sin embargo, éste pensd que sus decisiones no podian girar alrededor de Ricardo y que lo mejor seria ignorarlo durante el paseo como lo hacia en la escuela. El viaje a Cucumate no ee energia. Era la mas fue muy largo, pero si cansado deportista del grupo, hacfa gimnasia olimpica, nadaba y se la pasaba corriendo de un lado a otro. pues ya casi para llegar al pueblo, el camién se quedé atascado en un lodazal Tal vez se Ievaban tan bien por eso, dl era tranquilo y ella acelerada, a él le gustaban inmenso, por lo que tuvieron que caminar casi una hora para llegar al campamento mientras el chofer conseguia sacar de ahi el vehiculo. Montar las tiendas de campajia les tomé otro largo rato, ademas de lo que tardaron en cavar una trinchera alrededor de las mismas para evitar que los reptiles se acercaran, asi como en recoger la lefia y encender la fogata para preparar algo de comer. A Santiago se le dificultaba entender cémo hacfa Diana pa ra tener tanta 10 las matematicas y ella no las soportaba, pero era buenisima para ciencias naturales, materia que a Santiago le parecia horrible. Sus diferencias eran las que los volvian tan complementarios y tan buenos amigos. Como Santiago no tenia ni idea de lo que se hacia en los campamentos, se imagind que después de comer podria irse tranquilamente a dormir una siesta para recuperarse del ajetreo del viaje, pero, para su sorpresa, las cosas resultaron muy distintas. Una vez que recogicron los crastos de la comida, se turnaron para traer agua del rio y lavarlos, acto seguido, organizaron la primera de todas las caminatas. — LAF! Qué agotador, uno sale al campo para relajarse y descansar, no para andar como un loco de arriba para abajo —le dijo a Diana, quien ya estaba mas que dispucsta para aventurarse a explorar el cerro. —Apenas comienza lo emocionante —respondié ella entusiasmada. Santiago ya no dijo nada pero se puso muy serio. “Esto me pasa por hacerle caso a una nifia”, pensé molesto, al tiempo que comenzaba a caminar con los compaficros del grupo. 12 Eran ya cerca de las seis y media de la tarde cuando por fin llegaron a la gruta donde jugarian a buscar un objeto magico, que estaba escondido en alguna parte de los alrededores de Ja gruta. —El que resulte clegido jamas volvera aser el mismo de antes —les dijo el guia convencido. Santiago se puso a buscar répidamente, fantaseando que la recompensa seria un largo y delicioso descanso, comiendo bombones asados a la luz de Ja luna Ilena. Cada nifo cligié un rumbo diferente; Ricardo, que iba vestido como para un safari, buscaba solo, pues nadie querfa estar cerca de él, pero en voz alta aseguraba que ahora si serfa el triunfador. El problema con Ricardo era que se creia perfecto y se sentia con derecho de molestar y burlarse de Santiago, asi que éste se alejé de ahi, 14 preferid estar solo. Con un palito hurgé entre unos montones de hojas caidas en donde formé un rinconcito mullido y acogedor para sentarse a descansar mientras nadie lo vefa; entonces, tranquilamente, se puso a tocar su arménica para olvidarse del mundo y sentirse libre y tranquilo. Se quedé un buen rato concentrado en su musica hasta que vio salir un conejo de entre unos troncos cafdos que estaban muy cerca de él. Era blanco y las puntas de sus orejas eran negras. Como nunca ~~ habfa visto uno tan bonito, se levanté muy despacio para no asustarlo y se le acereé. El conejito lo miraba como si quisiera decirle algo, Santiago se agachd para acariciarlo, pero en ese momento el animal pegd un brinco y salié corriendo répidamente de ahi. Fue cuando descubrié el envoltorio. Debajo de la hierba encontré un paquete de papel amarrado con un lazo rojo. Lo abrié emocionado y descubrié una vela dorada al lado de un rollito de pergamino amarrado con un listén. Sin esperar un instante mas, corridé emocionado, gritando: ;Diana! ;Guia! jLo encontré! —y Ilegé con el paquete hasta donde estaba el guia. Al escuchar los gritos, los demas compafieros se acercaron corriendo. Cuando se enteraron de que Santiago habfa sido el ganador, lo felicitaron muy contentos, menos Ricardo, quien no pudo disimular un gesto de envidia. Santiago se sentia feliz, no podfa creer que hubiera sido tan facil el reto. Ya saboreaba en su mente los bombones asados que se comeria, cuando el guia tomé la vela, desenrollé el pergamino y leyd en voz alta: —Agquel que en cuentte esla Vela magica, recibir’ la mejor de las Tee empensas.., Los ojos de Santiago brillaron mas que nunca. ——.aSiempTe Y cusndo ven/a las prucbas dle la maldicién de la oscuridad, La sonrisa de Santiago se congeléd, igPruebas?! j;Qué maldicidn?! De seguro habia un ertor, tal vez ése no era el objeto magico. Para su mala suerte no habfa ninguna confusién, de hecho, el guia le indicéd que debfa apresurarse antes de que cayera la noche, pues en la oscuridad todos correrian un gran peligro. Ricardo miré a Santiago sin poder disimular una sonrisa burlona. —A poco te da miedo? —le pregunté. Santiago no le respondié y lo miré aparentando valentia a pesar de sentirse 18 miserable. Su angustia fue peor cuando supo que la siguiente prueba era encontrar el Talisman de la luz al final de la gruta, y que tendrfa que atravesarla iluminado sélo por el resplandor de la vela que no deb/a apagarse, pues en ese instante se pondria en marcha la maldicién de la oscuridad, y tanto Santiago, como sus compajfieros, quedarian atrapados en la oscuridad eterna porque la gruta se cerraria para siempre. Santiago deseaba correr y esconderse donde nadic lo encontrara. Se sentia muy mal y para colmo de su mala suerte, no Ilevaba ni la miel, ni los huevos, ni las sardinas, en caso de que hubiera una emergencia en la gruta. EI guia lo sacé de sus pensamientos cuando terminé de leer cl pergamino: Recomendaciones para el héroe: (ida el Suege, Tscucha tu cofa/én, Ne pierdas de vista ae (utdale dal Vacfo y del 19 20 Santiago no se movia; miraba a sus compafieros como si no existieran y una extrafia rigidez le impedia caminar. —Debo advertirte algo mas —dijo el guia—, si encuentras las puertas al fondo de la gruta, ya estards:cerca de lograr cu objetivo, pero toma en cuenta que esas puertas se pueden abrir una sola vez, si se cierran no volveran aabrirse nunca mas, asi que no pierdas tiempo y cuidate de no quedarte dentro. EI gufa encendié la vela. Sera mejor que te pongas en marcha. Diana se acercé, le dio un abrazo y le dijo en voz baja: —jlU puedes! Demuéstrale al pesado de Ricardo que eres muy valiente. El guia le puso la vela en la mano derecha, pero Santiago no podia moverse. El guia lo tomé por los hombros, lo condujo hasta la entrada de la gruta y de un ligero empujén lo introdujo en ella. ‘a es tu gran oportunidad de convertirte en héroe, y recuerda, tienes que encontrar el talisman antes de que la vela se consuma —dijo el guia y salid. Santiago no sabia qué hacer. Si regresaba, quedaria como un verdadero cobarde y todos acabarfan atrapados en la oscuridad eterna; pero si entraba, moriria de panico. Volvié a mirar hacia afucra; ahi estaba Diana con una gran sonrisa de aliento y a su lado, Ricardo. No picnsas avanzar? ;A poco te da miedo? —pregunt6 Ricardo. Esas palabras fueron como un golpe en el estémago y, sin pensarlo mas, Santiago comenzé a caminar hacia el interior de la gruta. En un principio, la luz de la vela parecia insignificante, pues la del exterior alcanzaba a iluminar la entrada, pero muy pronto la oscuridad invadié la cueva y sdlo el resplandor del fuego alumbraba el camino. Santiago estaba asustado y su miedo no desaparecié al escuchar a Diana gritarle: —Cuida el fuego! ;Te estamos esperando! Su corazén palpitaba aceleradamente y un hueco en la boca del estémago le hacia comprender que ésa era la primera vez que sentia el verdadero miedo. Caminaba despacio, pero muy pronto se percatd de que sus pies estaban mojados a pesar de las gruesas botas que llevaba. En un principio, el charco que pisaba era poco profundo, pero conforme se adentraba en la gruta, se hacia mds hondo y llegé un momento en que sus botas quedaron completamente cubiertas de agua. 24 Nervioso, retrocedié sobre sus pasos, pensando que quiza se habia equivocado de ruta. Nuevamente llegé adonde el agua no era profunda y con su mano izquierda tocé el muro para guiarse y volver a empezar; sintié repulsion al tocar una especie de musgo similar a una grasa lodosa y espesa; sin embargo, sabia que no podfa detenerse. Escuchaba el agua correr, pero ahora caminaba por una especie de bordo que lo mantenia fuera del arroyuelo. Subitamente, una voz muy grave lo sorprendié: —;Estds seguro de que quieres seguir? Santiago traté de iluminarse con la vela para ver quién hablaba, pero no parecia haber nadie junto a él. —;Quién me habla? —pregunté asustado. —Soy la prudente Duda. Quiero ayudarte. ;No has pensado que quizas te engafiaron? Nunca hay que creer por completo en lo que te dicen... Un escalofrio recorrié su piel; jamas se le haba ocurrido esa posibilidad. —Nooo... Diana no me engafiaria —respondid, tratando de convencerse de sus propias palabras. —Estés completamente seguro? Una broma la hace cualquiera... —No, esto no es una broma, es un juego. La Duda solté una fuerte carcajada. — Eso te dijeron? Qué ingenuo eres, pequcho. Si sigues adelante, pronto te dards cuenta de que estas metido en un lio muy grande. Honestamente, yo que tt lo pensaba antes de seguir. Santiago se quedé quicto, dudando, pero de pronto recordé las palabras del gufa: “Escucha a tu corazon...” Y sin dudarlo mas, continué andando. Conforme 6 28 avanzaba, el sonido del agua dejé de escucharse aunque a lo lejos todavia alcanz6 a oir ala Duda: —jNunca confies, Santiago...! jHasta los amigos pueden traicionarte! jNadie dice la verdad! ;Vives en el mundo de la mentira! Nunca habfa sido consciente de lo mal que se sentia al dudar; era como pisar un terreno pantanoso y no se imaginaba vivir desconfiando de la gente, mucho menos de sus amigos. Por suerte, casi de inmediato la voz de la Duda desaparecid y él se sintié mas tranquilo, pero la calma duré poco. No habfa avanzado mucho trecho cuando comenzé a sentir un aire frio que soplaba desde diferentes direcciones y que poco a poco se intensificaba poniendo en peligro el fuego de la vela. Aunque protegfa el pabilo con la mano izquierda, esto le oscurecia el camino y lo obligaba a ir mas despacio. El aire soplaba cada vez con mas fuerza y por un momento tuvo que cubrir la vela casi por completo para evitar que se apagara. Entonces escuché una risita muy ligera y juguetona. Santiago tuvo que detenerse para evitar que la vela se apagara por tanto aire. —Ahbhh, por fin te detienes; pensé que nunca lo conseguiria. —No debo detenerme... —dijo Santiago. —De cualquier manera lo hards tarde o temprano; ademds, no creo q encuentres lo que buscas. nadie ha podido encontra _—pregunté. — La risa se - convirtié en | g el final de la gruta con el fuego encendido. carcajadas y una extrafia voz le respondis: —Soy la Inconstancia, — UffF!, jqué tonteria! la enemiga de la eternidad... Detesto a los que insisten equién mds podria ser? —y a fuerte viento soplé junto en terminar todo lo que empiezan, y peor atin, a los que lo logran; vuelve, te digo. 31 32 Santiago no le respondid y se quedé parado unos momentos considerando la posibilidad de hacerlo; la verdad, le habria gustado atreyerse a dejar todo eso sin pensar en los demas, pero recordé que si habia vencido a la Duda también podria yencer a la Inconstancia, seguramente serfa el Gltimo obstaculo en su camino. —No —dijo con aplomo y casi abrazando la vela siguié adelante. Muy pronto, la temperatura del lugar comenzé a clevarse; parecfa que estaba entrando a un horno, le faltaba el aire y el sudor empapaba su frente y su cuerpo. Le urgia tomar agua; se reprochdé por no haber cargado su cantimplora. Su cuerpo estaba pesado, sus ojos se cerraban. y sentia mucho cansancio. Llegé un momento en que no pudo dar un paso mas y se dejé caer en el piso con la Gnica intencién de dormir. Escuché un sonido como el de una respiracién lenta y profunda que le provocaba mucho suefio. —;Qué me pasa? ;Por qué me siento asi? —pregunto. —Estdaaas en el reeeeino de la flojeceera —respondié una voz lenta y grave—. Aquiiii lo duunico que hay que haceeer es echarse a dormiiiir —dijo entre bostezos. —Pero tengo que llegar... Debo encontrar el ‘lalisman de la luz. ;Fstoy muy lejos? duécermete, tienes muuuucho ticeempo. Deceja que la vela se apaaaague... Lo importaaaante en la viiiida cs no cansaaaarse. Santiago se fue recostando hasta quedarse dormido y pronto empezé a sonar: volaba con toda tranquilidad sobre un gran bosque cubierto de pinos, cuando muy alo lejos comenzaba a escuchar la voz de Diana y de sus compafieros gritando su nombre. Santiago bajaba despacio y descubria que estaban atrapados por gruesas races que casi los cubrian por completo. Entonces comenzaba a descender més para liberarlos, pero perdia el control y se desplomaba vertiginosamente. Casi a punto de estrellarse contra el piso, desperté de un salto. Estaba empapado en sudor, sentia que se asfixiaba y lo tinico que escuchaba eran fuertes ronquidos de la voz que ahora dormia; por suerte Sacando fuerzas de donde pudo, se levanté y volvié a caminar hasta que la temperatura volvié a ser normal y recuperé su energia. No podria resistir mucho tiempo mas en esas condiciones; la vela ya llevaba casi tres cuartas partes extintas y no habfa sefiales del fondo de la gruta por ninguna parte. Volver a la entrada seria imposible pues quedaria a oscuras antes de llegar siquiera a la mitad. Si no encontraba el talisman rapido, todo serfa una catdstrofe. No pudo més con su angustia y comenz6 a llorar. Lloré y Hloré hasta que las lagrimas, al caer, hicieron un sonido parecido al de un aguacero; sin embargo, después de un rato, cuando ya no tuvo més ldgrimas en los ojos, todo quedé en silencio y recordé estas palabras: —No pierdas de vista tu objetivo... No podfa darse por vencido y, sin pensarlo més, se levanté y retomé su camino. Anduvo deprisa, dispuesto a llegar al final de la gruta. Su recompensa no tardé y a los pocos minutos logré percibir al fondo de la gruta una pequefia luz que crecia conforme dl se acercaba. —jAhi esta! ;Lo voy a lograr! ;Si, lo voy a lograr! Corrié hasta llegar al sitio de donde provenia la luz y, en efecto, era el final de la gruta, pero todavia faltaba enfrentarse a la ultima parte de la aventura. Frente a dl habia tres grandes puertas de hierro; la luz se escapaba del interior por debajo de las rendijas. En alguno de esos tres sitios encontraria el Talisman de la luz; le quedaba poco tiempo, asi que opté por abrir primero la puerta de la izquierda, era muy pesada y adentro habia una pequefia 37 cueva completamente vacia, empapada por la humedad que escurrfa de las rocas y de las muchas goteras que manteni el piso encharcado. Iacia un calor muy fuerte y con tanta humedad el oxigeno se conyertia en vapor; respirar ahi era agobiante. Santiago se apresuré a buscar el talisman entre los rincones, pero muy pronto comenzé a sentir algo muy parecido a la tristeza. Sus ojos se Henaron de lagrimas y su pecho se sentfa cada vex mas oprimido. Sin saber por qué, comenzd a sollozar y descubrié que la vela se estaba extinguiendo muy rapidamente, al ver esto salié de ahi. De inmediato, el fuego de la vela se reavivo y él dejé de sentir esa opre:s tan desoladora en el pecho. Respiraba profundamente, tratando de calmar su llanto y la tristeza tan honda que antes jamas habfa sentido. 40 —; Qué me pas6? ;Por qué loré asi? —cerré los ojos y se mantuvo atento hasta que escuché claramente: —Cuidate del vacio... jEl vacio! Esa era la peor de todas las sensaciones que habia vivido. La siguiente puerta parecia muy normal, era blanca y bien podria haber sido la de su propia casa, Santiago gird el picaporte y la puerta se abrié con facilidad, adentro el lugar era muy agradable, era una habitacién con dos sillones comodos, una mesa, un televisor encendido, una jatra con limonada y un plato con galletas de chocolate, las favoritas de Santiago. Aproveché para descansar unos momentos, pues pensd que estando relajado podria buscar mejor el talisman, ademas le parecid que merecia una tregua. Ya en ésas, tomé un poco de limonada, comié una deliciosa galleta de chocolate y encendié el televisor sin darse cuenta de que mientras hacfa esto, la puerta detras de él lentamente se iba cerrando, 42 Le llamé la atencién que en todos los canales del televisor sélo aparecian letreros que decian: “Bienvenido a la fantasia, aqui todo es posible y cualquier suefio se cumple”. Santiago estaba tan cansado que comenzé a quedarse dormido y casi estaba a punto de empezar a sofiar cuando escuché lejanamente una voz conocida: —No confundas las sefiales... Abrié los ojos y se levanté de un brinco, tomé la vela y apenas alcanzé asalir antes de que la puerta se cerrara. Entonces la puerta desaparecié y no qued6 rastro de ella, en su lugar ya sdlo habfa rocas. Aunque estaba perplejo, no tenia tiempo de averiguar qué habia pasado, ya lo haria afuera. Por lo pronto quedaba una sola puerta, era dorada y parecia flotar, ast que la abrid con un solo empujoncito. La luz que estallé desde el interior lo dejé ciego por unos instantes. Adentro habia una habitacién repleta de objctos dorados: muebles, joyas, platos, vasijas, esculturas, utensilios, pinzas, juguetes, vasos y monedas, entre muchas otras cosas. Ahi si tendria que encontrar el Talisman de la luz; pero para su decepcién, cada vez que tocaba algo, el objeto perdia el brillo y se tornaba negro. La desesperacién lo invadié; el fuego de la vela comenzs a crecer al grado de casi quemarle el rostro y Ilegé un momento en 44 que los ojos comenzaron a dolerle de tanta luz. Apresurado, tomaba una y otra cosa, pero todo perdia el resplandor al contacto con sus Manos. —;:Dénde estas?! ;Dénde estas, mugroso talisman?! —gritaba desesperado, en tanto que el calor de la vela crecia tanto que casi tuvo que soltarla pues ya le quemaba la mano. Entonces comprendid lo que estaba sucediendo: jera el resplandor que ciega! Salié de ahi corriendo y de inmediato el fuego de la vela volvié a la normalidad, aunque con tanto fuego buena parte de la vela ya se habia consumido. Comprendid que ya no tenia otra opcidn que la de cumplir su cometido. Santiago quitaba piedras, rascaba con desesperacién las rocas de las paredes, escarbaba con pies y manos, pero cada vez tenia menos luz para ver a su alrededor; el tinico lugar que le faltaba explorar estaba entre las rocas que dividfan las dos puertas, ast que se fue directo ahi, pero tropezd y cayé irremediablemente. La vela salié volando y antes de caer al suelo, el fuego termindé por apagarse. Sumido en Ja oscuridad supo que todo estaba perdido. Cerré los ojos y dandose por vencido se quedé tirado en cl piso. Por su mente pasaron todas las imagenes de ese dia: el viaje, el campamento, el conejo, el pergamino, la vela, Diana, los bombones y Ricardo, pero al pensar en éste, Santiago abrié los ojos. Algo muy dentro de él le dijo que no debia intentar salir, asf pasara el resto de su vida buscando el ‘lalism4 traté de incorporarse, sus manos tocaban a su alrededor para encontrar de nuevo el camino y fue cuando, de pronto, tocé un objeto frfo, pequefio y rectangular. En el mismo instante en que lo tomé entre sus manos, aparecié una chispa de luz. Comprendié lo que suced jLo logré! jEncontré cl talisman! Al decir esto, el pequefio amuleto volvié a lanzar otra chispa de luz. La emocién de Santiago era la mds grande que habia sentido en sus siete afios > vida. Lo guards en el bolsillo de su pantalén para no perderlo, pero al hacerlo en: 6 su arménica; en todo su camino al interior de la gruta nunca recordé que la llevaba consigo, se sentia feliz y a oscuras se puso a tocarla. Poco a poco fue recobrando la fuerza perdida y para su sorpresa el talisman comenzé a brillar tanto que, a pesar de estar guardado, iluminaba el interior de la eruta descubriendo un sitio maravilloso, repleto de estalactitas y rocas de miles de colores y formas impresionantes. Santiago se quedé impactado al ver todo aquello. Habfa valido la pena todo el miedo y el cansancio que sintid sdlo por haber descubierto esa maravilla. Sin dejar de tocar, comenzé a andar hacia la salida. Tenia tantas cosas que contarles a sus companeros y tantas preguntas que hacerle al gufa, que no queria perder un minuto mas. El regreso le parecidé muy corto; de hecho, casi al llegar a la entrada pensé que le hubiera gustado seguir ahi mas tiempo, pero al fin llegd a la salida con el talisman en la mano y ahi descubrié una inscripcién que tenia en el centro: EREDNOPSER SUT SATNUGERP. Sus compaferos lo recibieron con gritos y porras. Diana corrié a darle un abrazo tan fuerte que hasta lo levanté 40 50 del piso, con todo y que ella era muy delgada; entonces Santiago les mostré con orgullo el pequefio Talisman de la luz. — Qué dice ahi? —pregunté Santiago al guia, quien parecfa tan sorprendido como él. —Fse es un enigma que algiin dia tu tendrds que descifrar, y cuando lo hagas podr4s compartirlo con nosotras. Lo que si te puedo decir es que nadie habia podido recuperar el ‘Talisman de la luz, porque todos aquellos que lo intentaron antes perdieron el valor y la perseverancia a mitad del camino. Las recompensas sélo se consiguen cuando se llega al final de las metas y tt llegaste a pesar de todos los obstaculos y del miedo que sentias. ‘Te felicito, Santiago, y te admiro mucho. —Quiero preguntarle algo —dijo Santiago. Abri una puerta equivocada, pero salf a tiempo y no entiendo por qué no se debe entrar ahi si todo adentro era tan cémodo. —Porque en la fantasia, todo parece perfecto, pero no es real y tarde o temprano te atrapa y te destruye. Te vuelves débil porque dejas de luchar. —Entonces, jpor qué existe? —Para probar tu voluntad. 52 Santiago se quedé unos momentos pensando en la respuesta del gufa. —Pero encontré el talisman donde menos habfa imaginado —dijo Santiago. —Las cosas que uno busca con el corazén siempre aparecen, pero no donde creemos ni de la manera que lo imaginamos. Por eso te adverti que debias estar atento y no confundir las sefiales. Lo importante es que has vuelto con el talisman y nos salvaste a todos. Eso merece la mejor de las porras y un buen premio: un banquete de bombones asados a la luz de la luna. Los nifios, emocionados, aplaudieron y le brindaron una porra; hasta Ricardo tuvo que admitir que Santiago habia sido muy valiente y merecia su admiracién. Por la noche, en su bolsa de dormir, Santiago descansé como pocas veces en su vida, con el talisman en su mano y tratando de descifrar en suenos el significado de esa inscripcién que, presintid, le daria muchas nuevas sorpresas, pero sobre todo supo algo maravilloso que le dio un nuevo brillo a su mirada: que siempre y cuando tuviera valor, él seria mas grande que cualquiera de sus problemas. Enttevista a Rosana Cutieb Defossé eo) Por Miguel Angel Rosas Ortega, 2do. grado de primaria Por qué escogiste el nombre Ae So el persov Ae Ael cuento? El nombre de Santiago es de origen griego y significa un ser noble, creativo, al que le gustan la naturaleza y los colores; que no solo idealiza las cosas sino que las lleva a cabo. Esas cualidades son las que yo queria que tuviera mi personaje. éDonde estA Cucumate? Esta donde tu quieras porque es un lugar que existe en la imaginacién; puede estar cerca de tu casa o del mar, en la montafia, en el desierto o en otro planeta. CQué te MotLvo A escribir el curento? Cuando yo era nifia me parecia a Santiago en su forma de ser. El es un nifio timido al que le gusta observar la naturaleza y prefiere pensar en muchas cosas —sobre todo palabras—, a correr y brincar; pero también es inseguro y temeroso. Por eso quise decirle a los nifios, a través de esta historia, 2 que hay que enfrentar las cosas para poderlas superar. Santiago descubrird lo que quiere decir La scripeLow Ael talisman Si, le sucederan mas aventuras en los otros cuentos de la coleccién de Porrta infantil: Santiago y fos dobraks, Santiago en la feria del nunca acabar, Santiago y el zorro de Hatsune, Santiago en el mundo de me da la gana y préximamente, Santiago en el pantano. Ahora tii eontiniia ba enteevista. 857-2 nevos recos? 2Qué tan lejos e: x chal DEL ANE eae Rue

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