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El Vaticano podría intervenir a una congregación argentina

Publicado el Junio 9, 2010 por alfredosilletta


El Vaticano podría intervenir a una congregación argentina
09/06/10
Es por denuncias de de manipulación de sus miembros y malos manejos económicos.
La muy conservadora comunidad religiosa católica argentina Verbo Encarnado –de gran expansión desde
su creación en 1984– quedó por segunda vez en casi una década en la mira del Vaticano luego de una
serie de denuncias de familiares de sus miembros que acusan a sus autoridades de conducir con mano
de hierro la congregación, ejerciendo actitudes de manipulación y sometimiento. La posibilidad de que la
Santa Sede la interviniera nombrando un comisario pontificio suscitó que su fundador y principal
autoridad, el sacerdote Carlos Buela, elevara su renuncia al Papa, con el evidente fin de sortearla,
objetivo que (sólo momentáneamente) parece haber conseguido.
Al fundamentar su renuncia, Buela dice que empeñó “gran parte de mi vida en fundar y llevar adelante el
Instituto del Verbo Encarnado”. Pero señala que “ahora estoy entrado en años y con algunos problemas
de salud, al mismo tiempo que el Instituto creció mucho”. De hecho, acota que “la infinita providencia de
Dios lo ha hecho florecer en muchos lugares y en abundantes vocaciones”. Tras afirmar que “hemos
tenido que atravesar por numerosas dificultades, entre los consuelos de Dios y las persecuciones de los
hombres”, le agradece al Papa “el haber impedido el envío de un comisario pontificio al Instituto”.
Pese al fuerte hermetismo que rodea al caso, Clarín pudo determinar que ya habían sido designado dos
veedores: el arzobispo emérito (retirado) de Corrientes Domingo Castagna y monseñor Alfredo Zecca, ex
rector de la UCA, quien habría visitado la sede principal del Instituto, ubicada en San Rafael, Mendoza.
No es la primera vez que un comisario pontificio toma cartas en el asunto. En torno al año 2000, cumplió
esa tarea el actual arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, quien concluyó que el concurrido seminario
de San Rafael debía ser cerrado.
El Vaticano asumió la recomendación –tomada en acuerdo con las autoridades del Episcopado
argentino– y resolvió su cierre y el traslado de la sede principal de la comunidad a una diócesis cercana a
Roma. Entonces, la principal acusación era que las autoridades del Verbo Encarnado desobedecían a las
jerarquías eclesiásticas. Sin embargo, el Verbo Encarnado resistió la decisión y consiguió, finalmente,
esquivarla. Pero ahora las denuncias de familiares reabrieron el caso. También habría cuestionamientos
al manejo económico del Instituto.
El padre Buela siempre abrevó en las corrientes más conservadores de la Iglesia. Y decidió fundar su
propia congregación para plasmar allí su ultraortodoxia. El proceso de cierta modernización que
experimentó el Episcopado en los últimos años llevó a que su seminario se convirtiera en refugio de los
aspirantes al sacerdocio disconformes con el aggiornamiento.
Por caso, varios miembros del seminario de Paraná que dirigía monseñor Adolfo Tortolo, cuando pasó a
manos del moderado monseñor Estanislao Karlic, buscaron refugio en el de San Rafael.
Los críticos de Buela le achacan utilizar técnicas de captación y manipulación que le permitió a su
seminario ser en unos pocos años uno de los más concurridos, sino el más, del país.
Conservadora y con conflictos previos
Verbo Encarnado es una congregación ortodoxa y muy conservadora, de gran crecimiento en los últimos
años. Con presencia en más de 30 países, y en los 5 continentes, posee 1.500 miembros. Se instaló en
San Rafael en mayo de 1984. A partir de 1990, se transformó en casa de formación y hoy alberga a 100
seminaristas, 14 sacerdotes, diáconos y hermanos coadjutores, según publica en su Web.
Este no es el primer conflicto que mantiene con la Santa Sede. En diciembre de 2000 el papa Juan Pablo
II dispuso la clausura del seminario de San Rafael debido a que había incurrido en reiteradas
desobediencias a la Iglesia. La comunidad desafió la orden y a principios de 2001 apeló la medida ante la
Santa Sede. Desafiante, Buela dijo en una homilía: “Nos quedamos en San Rafael porque aquí están
nuestros muertos, nuestros libros y nuestras raíces”. Finalmente, el Vaticano dio marcha atrás con su
decisión.
Clarín 9 de junio

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