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de las Culturas del Mundo

Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist
CORREO

Vol. VII, número 66, 15 de julio de 2010. CEDICULT Director: Leonel Durán Solís

En este número:

• Renacimiento de Haití mediante la cultura: UNESCO

• Pocas palabras, mucho látigo

• El príncipe azul se va a la guerra

• Disney se apoderó de los cuentos de hadas y los vació de contenido

correodelasculturas@gmail.com
Patrimonio

Renacimiento de Haití mediante la cultura:


UNESCO

E
n su primera reunión, celebrada los días 7 y 8 de julio en la sede de la
UNESCO, el Comité Internacional de Coordinación (CIC) para la Salvaguarda
del Patrimonio Cultural Haitiano determinó que, entre las acciones prioritarias
que se han de llevar a cabo, deberán figurar el fortalecimiento de las capacidades
institucionales, la realización urgente de inventarios y la preparación de planes de
salvaguardia del patrimonio cultural de Haití.
“Nuestro propósito es multiplicar y diversificar los proyectos culturales de la
manera más creativa posible”, declaró en la sesión de apertura de la reunión la
Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, después de haber destacado que “la
comunidad internacional es cada vez más consciente de que la fuerza rehabilitadora
de la cultura es un factor esencial en la reconstrucción”.
La Directora General anunció también la creación de un comité internacional
de donantes para hacer posible la aplicación de las recomendaciones del CIC en
cuatro ámbitos: el patrimonio mundial, tanto cultural como natural; el patrimonio
inmaterial; el patrimonio mueble constituido por las colecciones museísticas, los
archivos y las bibliotecas; y las industrias culturales. Este nuevo comité de donantes
se reunirá a principios de 2011 para examinar las primeras propuestas de proyectos.
El CIC, órgano creado por la UNESCO, agrupa a diez expertos haitianos e
internacionales, bajo la presidencia de Marie-Laurence Jocelyn Lassègue, Ministra
de Cultura y Comunicación de Haití. Su misión es coordinar el conjunto de las
intervenciones que se efectúen en el campo de la cultura en este país, así como
movilizar los recursos necesarios para poderlas llevar a cabo. El CIC ha establecido
una “hoja de ruta” en la que se precisan las primeras acciones que deben realizarse
con urgencia y a plazo medio.

2
Por ejemplo, en lo referente al patrimonio cultural y natural, el CIC ha
recomendado que se empiece con premura la realización del inventario de la ciudad
de Jacmel –candidata a la inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial– y de la
capital del país, Puerto Príncipe, con la participación de técnicos haitianos. El CIC
también ha propuesto a la UNESCO la creación de un observatorio de la vitalidad
del patrimonio inmaterial para averiguar qué expresiones culturales corren mayor
peligro de desaparición, especialmente en las zonas más afectadas por el terremoto.
Asimismo, ha recomendado que se organicen la puesta a salvo de archivos, libros
y otros bienes culturales muebles y la formación paralela de conservadores y
restauradores locales para preservarlos. Por último, el CIC ha recomendado que
se acopien datos relativos a las industrias culturales y se elaboren instrumentos
metodológicos para este sector, tomando en consideración la artesanía como fuente
de creación y factor de desarrollo económico, social y cultural.
Son numerosos los donantes que han respondido hasta la fecha al llamamiento
de la UNESCO en favor de Haití. La ayuda material y financiera proporcionada hasta
ahora está destinada principalmente a la educación. “En cambio, en lo que respecta
a la cultura, nuestra Organización acaba de recibir tan sólo muy recientemente una
primera contribución”, según precisó Irina Bokova en su alocución al CIC. Se trata
de una donación efectuada por una institución budista de la República de Corea
con vistas a prestar apoyo al proyecto “Obras teatrales en los campamentos de
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
desplazados de Puerto Príncipe”.
Irina Bokova recordó en su intervención que la UNESCO había invertido hasta este
momento unos 450,000 dólares de su presupuesto ordinario para financiar en Haití
proyectos culturales, entre los que figura el de la salvaguardia del Parque Histórico
Nacional, sitio del patrimonio mundial ubicado al norte del país que reviste una gran
importancia simbólica para los haitianos. Este sitio está integrado por la Ciudadela,
el palacio de Sans Souci y los edificios de Ramiers, que datan de principios del siglo
XIX y son testigos de la época de proclamación de la independencia de la primera
República Negra del mundo. Fuente: UNESCOPRESS

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Reseña

Pocas palabras, mucho látigo

E s posible que con el tiempo las imágenes arañen más y los desperfectos de un
relato sean irreparables. El testimonio de un esclavo escrito hace más de un
siglo y medio cala hoy por lo inconcebible de la bestialidad y el salvajismo del ser
humano. Cala porque el sometimiento está todavía aquí, porque la libertad no está
al alcance de cualquiera. De hecho, el mensaje de Vida de un esclavo americano
escrita por él mismo, por Frederick Douglass en 1845, fue recogido por los activistas
y los defensores de los diversos movimientos de liberación de los años sesenta en el
interior de Estados Unidos pidiendo el fin definitivo del racismo.
La condición de Douglass como la voz más representativa del movimiento negro
antiesclavista hizo que se buscaran en sus escritos las claves para saber cómo dirigir
las luchas de liberación en el siglo XX. Uno de los pasajes más recordados de esta
figura del abolicionismo procede de un discurso que dio en 1857, 19 años después
de haberse fugado del estado de Maryland a Nueva York en busca de su libertad: “Sin
lucha no hay progreso. Aquellos que dicen estar a favor de la libertad pero desprecian
la agitación política son hombres que quieren cosechar sin haber sembrado; quieren
la lluvia sin el rayo y el trueno; el océano, sin el horrible estruendo de sus caudalosas
aguas”, y lo sentencia poniendo por delante su vida y la de otros para conseguirlo.

La lucha de Frederick Douglass contra el látigo llegó hasta la campaña de Barack


Obama en 2008, camino de la Casa Blanca. En poco tiempo, el primer candidato
afroamericano del Partido Demócrata fue comparado con el estilo de los grandes ora-
dores del siglo XX, junto a John F. Kennedy y Ronald Reagan. Pero Obama estableció
una conexión indudable entre la trayectoria política de Douglass y la suya propia. En
varios de sus discursos electorales hizo referencia con especial énfasis a la idea de
que “el poder no concede nada sin luchar”. Douglass estaba en su temario cuando
ejercía como profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Chicago.

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Obama debía decantarse entre dos modelos de la historia norteamericana: el radical
y enérgico Douglass o el retórico y observador Abraham Lincoln. El primero dijo del
segundo, al inaugurar un monumento en homenaje al decimosexto presidente de
EEUU, que fue “eminentemente el presidente de los blancos, totalmente dedicado
al bienestar de ellos, mientras que los negros no fueron para él más que hijastros”.
A pesar de ello, Douglass le reconoció su valor por poner punto final a la esclavitud
no por la fuerza de sus palabras, sino por la sutileza de sus estrategias políticas. Para
los analistas de aquellos días, el primer afroamericano en ejercer el cargo presidencial
decidió situarse justo entre la inspirada vehemencia y la templanza de Frederick
Douglass.

La crueldad del látigo


A Douglass le costó encontrar el equilibrio entre lo correcto y lo que es posible. Pasó
sus primeros 20 años de vida entre la esclavitud, la resistencia y la rebelión. En este
relato, que ahora se traduce por primera vez al castellano de la mano de la editorial
Capitán Swing, se encuentra lo que se esperaba: sangre, sudor y ni una lágrima. Lo
inimaginable es la bestialidad de las ocurrencias del esclavismo.
Bajo la influencia de la esclavitud hasta alguien con “cualidades celestiales”,
como recuerda Douglass, se transformaba en un bárbaro violento: “El corazón más
tierno se volvía duro como la piedra y la mansedumbre dejaba paso a una furia de
tigre”. El esclavista, tras Cultura ibérica. Finales
los numerosos S. III,losinicios
amos ante S. II a.C.
que tuvo que arrodillarse el
líder abolicionista, usa las palabras con moderación y con generosidad el látigo, es lo
suficientemente cruel como para infligir los castigos más severos, lo suficientemente
astuto como para utilizar los más bajos engaños, tan inflexible que carece de
conciencia reprobatoria, tan serio que no tolera bromas, que no ríe y sólo habla para
ordenar, es colérico e incapaz de controlar sus nervios. El esclavista ve con los ojos
del temor y la amenaza.
En España todavía no ha desembarcado la narrativa esclavista, calificada como
el primer género literario específicamente norteamericano, pero varias docenas de
narraciones de este tipo aparecieron antes de que viera la luz la autobiografía

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de Douglass durante el periodo en el que la esclavitud fue legal en EEUU. En ellas, tal
y como cuenta Angela Davis en el prólogo de esta primera edición en castellano de
Vida de un esclavo americano escrita por él mismo, los abolicionistas conocían bien
el efecto que causaban en el público las descripciones de la violencia contra mujeres.
Douglass tiene varias de esas realmente crueles. Una de ellas es el apaleamiento
de la tía Hester al comienzo del libro. “A menudo me despertaban al amanecer los
gritos estremecedores de una tía mía, a la que el capataz solía atar a una viga y
azotaba su espalda desnuda hasta que se cubría literalmente de sangre”, se lee en
uno de los recuerdos del escritor cuando tenía menos de diez años.
A esa edad su comida consistía en una basta harina de trigo hervida. “A esa cosa
se la llamaba gachas. La traían en grandes bandejas o en pesebres y lo servían sobre
el suelo. Entonces llamaban a los niños, como si se tratara de una piara de cerdos,
y como una piara de cerdos íbamos y devorábamos las gachas, ayudándonos unos
de conchas de ostra, otros de tablillas y otros a manos desnudas, pero ninguno con
cuchara. El que comía más rápido comía más, y el que fuera más fuerte se aseguraba
el mejor sitio, pero eran pocos los que quedaban satisfechos con el pesebre de
comida”, escribe Douglass sobre su memoria infantil.

Leer para ser libre


Antes de que la mujer de uno de sus señores terminara maltratándolo, le inició en la
lectura. Él cuenta que se juntaba con niños blancos para seguir su aprendizaje, que
completaba con los carteles de la calle. Más tarde montaría una pequeña escuela
clandestina para compañeros. La lectura iba haciéndole “cada vez más humano”,
devolviéndole la fe en la huida hacia la libertad. Cuando en 1838 llega disfrazado
de marinero y con sus papeles de libertad falsos a Nueva York se convierte en un
hombre libre.
A los tres años de su libertad da su primera conferencia y un artículo de 1850
del diario Liberator, el periódico abolicionista más importante de la época, publica
una crónica en la que Douglass ya muestra sus dotes que le convertirían en el primer
gran orador afroamericano. “Muchas personas del público parecían incapaces de

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dar crédito a las afirmaciones que hacía sobre sí mismo y no se creían que realmente
hubiera sido un esclavo. No podían concebir cómo un hombre, sólo seis años
después de conseguir la libertad y que no había ido a la escuela en toda su vida,
pudiese hablar con tanta elocuencia, con un lenguaje tan preciso y un pensamiento
tan poderoso”, contaba el texto.
Frederick prefirió la muerte a la esclavitud, no tenía nada, no sabía cuándo había
nacido, ni cuál era su apellido. Eligió Douglass por el protagonista de La dama del
lago, poema de Walter Scott publicado en 1810, cuya influencia, paradójicamente,
también llegó a los antagonistas del abolicionista: el Ku Klux Klan toma su costumbre
de incendiar cruces de un pasaje del mismo poema de Scott.
Su vida como hombre libre empezó el 3 de septiembre de 1838 y terminó
ayudando como consejero a Abraham Lincoln durante la Guerra Civil, y luchando por
las medidas constitucionales que garantizaron el derecho al voto y otras libertades
civiles para los negros. Fue una voz poderosa de los derechos humanos hasta que en
1865 vio cómo la esclavitud quedó abolida en todo el territorio de EEUU.

Fuente: www.publico.es/culturas/
Redactó Peio H. Riaño

Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

William Henson, esclavo fugadoen los años


20 del siglo XIX

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Culturas orales

El príncipe azul se va a la guerra

L
a historia de la literatura oral en España llegó en un coche a Ureña,
Valladolid, a fines de junio. En él viajaban hasta seis de los hispanistas
y estudiosos algunos algo mareados todavía tras cruzar el Atlántico la
noche anterior que entre ayer y hoy tienen que responder a la pregunta con
la que el director de la Fundación Joaquín Díaz los ha reunido: «¿Qué es la
literatura popular?» José Manuel Pedrosa descuelga el móvil: “Vamos a hablar
de esa literatura que es oral, que se transmite de forma anónima y que varía
continuamente”, cuenta este profesor de Literatura de la Universidad de
Alcalá de Henares, camino del encuentro.
El estudio y la recuperación de esa literatura hecha por el pueblo y
para el pueblo, que los expertos reconocen que en Europa al menos está
desapareciendo, ha encontrado un aliado inesperado para sus géneros más
breves: “Las canciones, los chistes, las leyendas urbanas se han revitalizado
gracias a Internet”, explica.
Juan José Prat, estudioso del folklore formado entre EEUU y España,
había subrayado días antes, desde su despacho en el campus segoviano de la
Universidad IE, el nuevo horizonte: “Es un entorno con nuevas condiciones de
juego. Un entorno donde lo oral y lo escrito se confunden. El rap, por ejemplo,
es expresión oral, urbana, que se transmite a través de Internet de manera
rapidísima. Los derechos de autor, además, se adaptan muy mal a este nuevo
mundo en el que el libre acceso modifica su autoría”, añade este folclorista
de ida y vuelta.
Para los géneros patrimoniales, como el cuento o el romance, Internet no
contribuye tanto a su revitalización como a su registro. “Muchos antropólogos,
etnólogos, folkloristas están rescatando producciones de diversos pueblos, de

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todos los continentes, que forman parte de su patrimonio inmaterial, de su
memoria al fin y al cabo, que si no se rescataran desaparecerían”, explica
Carmen Ramírez a mitad de camino entre Sevilla, donde es profesora
universitaria de Filología Francesa, y Ureña, donde disertaría sobre la
“noción de maravilloso”, que según ella antecede a cualquier relato o
narración de ficción.

Prat: “En las culturas orales la memoria es mucho más fuerte”


“La web está permitiendo que se abran muchas páginas en las que se
vuelca todo ese patrimonio”, añade Ramírez, que pone el ejemplo de la
Biblioteca Virtual Cervantes, una inciativa de la Universidad de Alicante que
digitaliza y pone a disposición del público obras de diversos soportes. Las
conclusiones y la bibliografía que cada uno aporte se incorporán a una nueva
sección dedicada a la cultura popular inaugurada recientemente.
Juan José Prat remarca también ese interés histórico: “Las sociedades de
escritura son sólo un punto en la historia de las sociedades. Nosotros, en
Europa, lo hemos olvidado porque ya no hay sociedades ágrafas. Pero las
culturas estuvieron desarrollándose durante una eternidad antes de acudir a la
escritura. ¿Cómo renunciar a conocer de dónde venimos?”. La cultura escrita,
añade, extrae su memoria al ponerla por escrito, con lo que la reduce. “En las
Cultura
culturas orales la memoria ibérica. Finales
es mucho S. III, inicios S. II a.C.
más fuerte”.
Prat acude a un ejemplo para actualizar su crítica a esa renuncia: “La
memoria, en verdad, no interesa. Esto de la memoria histórica parece que sólo
trata de recuperar los cuerpos para honrarlos. También hay que estudiar la
memoria de toda esa gente. Hablar de sus recuerdos, de cómo los construyen,
cómo los convierten en relatos.”

El papel de la escuela
El escritor Antonio Rodríguez Almodóvar, compilador de los Cuentos al
amor de la lumbre (Alianza), señala que la escuela, de quien dependía en

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buena medida la supervivencia de esa memoria oral, tampoco ha ayudado.
“En toda Europa, la escuela oficial, la escuela bienpensante ha sentido siempre
un fuerte rechazo de la cultura popular. No sólo de los cuentos, también de
las leyendas, los romances. Lo que ha contribuido a su deterioro. Porque su
medio natural casi no existe: ya no hay tertulias campesinas, por ejemplo, que
era donde se transmitían, donde se contaban”.
Entre los motivos que explican ese arrinconamiento de la cultura popular,
Almodóvar no duda en señalar los ideológicos: “A la cultura oficial le
repugnaba que la heroína de Las tres naranjas del amor tenga un hijo con el
príncipe antes de casarse. Que Juan el oso fuera hijo de una mujer y un oso
les producía una repugnancia insalvable para el espíritu pequeño-burgués. O
que Blancaflor sea la hija del diablo. “

Pedrosa: “Las leyendas urbanas reflejan nuestros miedos cotidianos”


José María Pedrosa destaca circunstancias específicamente españolas
de ese abandono: “La cultura dominante en España durante el franquismo
miraba hacia el pasado, al Siglo de Oro. En la República, se había intentado
mantener y recuperar todo ese legado, sobre todo la generación del 27,
que fueron precursores y reivindicaron la cultura oral y tradicional. Pero luego,
fueron extranjeros los que nos enseñaron a mirar hacia nuestra literatura oral”.
Entre ellos, Pedrosa cita a Margit Frenk, hispanista de 85 años, nacida en
Alemania y que vive en México desde 1930, quien llegó a España por primera
vez en los años cincuenta para estudiar nuestro patrimonio oral.

Un interés creciente
“Hay una especie de destino fatal que hace que lo oral, el cuento, cuando
es el pueblo el que lo cuenta, confrontado con el relato de la academia, tan
regulado, estructurado y jerarquizado, acabe siendo arrinconado”, según
Carmen Ramírez. Esta especialista en Las mil y una noches, reinvidica además
la necesidad de superar ese prejuicio que asocia lo popular con lo vulgar.

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“Decir literatura popular, hoy, es decir literatura para el vulgo, cuando no es
verdad, porque hay un trasvase continuo”, explica.
La rehabilitación a través de la escuela, considera Rodríguez Almodóvar,
“es básico”, algo que su compañero de viaje, José Manuel Pedrosa, cree
que ya se está produciendo. “Ahora hay un movimiento muy poderoso en
las escuelas, de maestros que han integrado los juegos, las canciones de la
literatura tradicional; de cuentacuentos que participan en actividades orales
en las bibliotecas, que va haciendo que los niños retomen el contacto con la
tradición oral”, dice.

La web es un entorno donde lo oral y lo escrito se confunden


Ese trabajo de recuperación no ha calado todavía en la oferta de estudios
universitarios, aunque sí en la demanda de los jóvenes universitarios. “En
los programas universitarios la literatura oral sigue marginada. Aunque
ahora los jóvenes tienen un interés creciente: hay muchas tesis, muchas
investigaciones en curso sobre estos temas”, explica Pedrosa. Ya hay , eso sí,
algunas universidades que han empezado a ofrecer asignaturas que se llaman
específicamente de literatura oral, o etnopoética, como la propia Universidad
de Alcalá.
“Este simposio era necesario porque hemos llegado a un punto en que
Cultura
se habla casi de oídas”, ibérica.
explica el Finales S. III, inicios
organizador, S. II a.C.
Joaquín Díaz, y director
de la fundación homónima, refiriéndose a los problemas para definir qué
entendemos hoy por literatura popular. “Pero no sólo nos interesa por razones
académicas, también para que muchos maestros que trabajan con la oralidad,
sepan con qué están trabajando”, añade Rodríguez Almodóvar.

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El registro escrito de esta literatura escurridiza, que cambia cada vez que
se transmite, ha servido para fijar mucha producción que de lo contrario, en
Europa al menos, quizá se habría perdido. Caperucita roja, Blancanieves y los
siete enanitos o Las mil y una noches, recopilados por escrito, perviven más
allá de los lugares y culturas en los que aparecieron.
“Caperucita era una historia de miedo, que sólo se daba desde el centro
de Francia hasta los alpes italianos. En su origen era de tradición oral. Pero ha
sido la fuerza literaria de las traducciones las que han acabado imponiéndola
como un cuento popular también en España”, cuenta Antonio Rodríguez
Almodóvar, cuya versión La verdadera historia de Caperucita roja está editada
por Kalandraka.

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“La escuela oficial ha rechazado la cultura popular”
No siempre, sin embargo, el registro escrito ha sido fiel a una tradición oral
a menudo demasiado esquiva para los cánones oficiales. “La Bella Durmiente
ha quedado como una mujer pasiva, que se despierta sólo cuando el príncipe
le da un beso. Pero en la segunda parte del cuento, que los hermanos Grimm
suprimieron en su versión, es una heroína muy activa, que tiene que sacar
adelante a sus hijos en un ambiente muy hostil, sin ayuda del marido. El
príncipe azul se va a la guerra y la deja frente a las insidias de la suegra, una
ogresa que quiere devorar a sus propios nietos porque no está de acuerdo con
la boda entre ella y su hijo”, explica Rodríguez Almodóvar.

Leyendas urbanas
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Los cuentos ya no se narran, salvo en los casos en los que se ha convertido
en algo especializado: cuentacuentos, maestros, etc... La tradición oral como
tal, por tanto, no sobrevive, según Juan José Prat, pero sí que hay otros géneros
que nos son contemporáneos y que siguen vivos. Y cita las leyendas urbanas,
a las que José Manuel Pedrosa ha dedicado una extensa investigación: La
autoestopista fantasma y otras leyendas urbanas.
«Las leyendas urbanas –resume Pedrosa– son actualizaciones de algo
que es muy antiguo y reflejan muy bien nuestros miedos. Al igual que las
canciones reflejaban muy bien las alegrías, o los cuentos, reflejaban los ideales,

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lo abstracto, las leyendas urbanas reflejan lo que nos resulta inquietante en
relación con lo cotidiano».
La necesidad de desarrollar metodologías de análisis para la literatura
popular es otra de las razones que hacen pertinente el debate, según Mariana
Masssera, hispanista mexicana. Y para el análisis de lo que circula y se registra
en Internet, especialmente, según Juan José Prat: “Es un cambio importante,
pero necesitamos herramientas para comprenderlo”.

Entre lo oral y lo escrito


La literatura popular incluye tanto las producciones orales como las obras
registradas por escrito. La interacción entre un campo y otro es permanente.

Anónima y cambiante
A pesar de que hay obras de autores que se han integrado en la tradición
oral, debido en parte a que están directamente inspirados por arquetipos y
narraciones populares, en esencia se trata de producciones anónimas, que
varían con cada nueva narración.

Compiladores
No es raro que los compiladores no se limiten simplemente a registrar la
tradición oral tal y como la encuentran, sino que introducen variaciones en
función de criterios personales, sociales o políticos, incluso. La supresión de la
segunda parte de ‘La Bella Durmiente‘, en la versión de los hermanos Grimm,
es un ejemplo clamoroso.

Géneros vivos
Los chistes, las leyendas urbanas, las canciones de fútbol, son algunos de los
casos de literatura oral revitalizados gracias a Internet. Básicamente, los más
fáciles de memorizar.
Fuente: El País

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Literatura y cine

Disney se apropió de los cuentos de hadas y


los vació de contenido

El director de cine argentino Alejandro Malowicki no titubea al afirmar que “el


cine estadunidense ha desaparecido a la infancia” y que “Disney se apropió de los
cuentos de hadas y los vació de contenido”. Se podrá estar de acuerdo con él o no,
pero sabe de lo que habla: desde hace más de dos décadas, este cineasta de 66 años
se especializa en cine infantil, una de las ramas del séptimo arte quizá más ignoradas
por la crítica especializada.
En 2002, Malowicki fundó la cátedra de Realización y Producción de Cine y Tv
para Niños y Jóvenes de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la Universidad
de Buenos Aires. Asimismo, viaja regularmente a Cuba para dictar un taller de cine y
televisión para niños y jóvenes en la prestigiosa Escuela Internacional de Cine de San
Antonio de los Baños.
Desde esos lugares, Malowicki defiende el derecho de los niños a contar con
un cine propio que aborde cada etapa evolutiva y cognitiva que va transitando un
individuo durante su infancia. En su opinión, con tanques “para toda la familia”
como Shrek, el ogro verde de los estudios Dreamworks, o la Alicia en el país de las
maravillas que Tim Burton dirigió para Disney, Hollywood no hace más que hacer
Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
desaparecer la infancia.

Infancia desdibujada
“En aras de un consumo comercial han hecho desaparecer como espectador
privilegiado a la infancia. Por tanto, la infancia está completamente desdibujada, tan
es así que no se puede decir que estas películas estén dirigidas a los chicos”, apuntó
Malowicki, quien también es profesor titular de la cátedra Dirección y Producción
de Cine y TV para Niños de la escuela de cine del Instituto Nacional de Cine y
Artes Audiovisuales en Buenos Aires. “Lo del cine estadunidense no es en absoluto

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ingenuo; tiene guiños a los adultos y a la infancia para contar con la mayor cantidad
de espectadores posible.”
Esto no quiere decir que una película para chicos no pueda ser disfrutada por un
adulto. “Yo pienso que si hago una película pensada para un espectador que está en
la primera infancia y está bien dirigida, esa película es gozada por un individuo de
90 años también. Ahora, si yo pretendo hacer una película con la que goce todo el
mundo es imposible que yo logre este resultado”, apuntó.
A lo largo de su carrera
escribió, produjo y dirigió decenas
de cortometrajes, documentales,
telefilmes y programas de televisión
para niños, muchos para la televisión
pública. Su primer largometraje
para niños fue Pinocho, en 1987.
En 2008 estrenó Las aventuras de
Nahuel, que combinaba técnicas
de animación con títeres y que
rescataba leyendas aborígenes.
Admirador de cineastas como el francés Michel Ocelot (Kirikou y la hechicera)
y el japonés Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro, Ponyo), afirma que “el cine
estadunidense no es el único” y que países como Francia, Alemania, Italia, España,
Brasil e incluso Argentina tienen una larga tradición en cine infantil. De hecho, señala
que en este momento se están produciendo 10 películas infantiles en el país.
“El cine estadunidense toma al espectador como objeto de consumo, no como
sujeto de derechos”, disparó Malowicki, para quien, de esta forma, se supeditan
las necesidades primarias de un niño en la primera infancia, como la posibilidad de
identificarse con sus miedos, con sus alegrías, con sus deseos, a una visión de la
sociedad alejada de su entorno.

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Bruno Bettelheim, referente
Actualmente preside la Asociación de Productores de Cine para la Infancia
en Argentina, que cuenta con un observatorio audiovisual para la infancia y la
adolescencia, cuyas investigaciones tienen como fin hacer frente a la fuerte tendencia
a la homogenización y promover la heterogeienidad de contenidos.
“En el mundo globalizado no se enriquece al niño a partir de la diversidad
cultural, sino que se le muestra un gusto único y se le aleja de sus necesidades reales
para inducirlo a otras que ni siquiera son propias de su etapa evolutiva, como ir a
comer una hamburguesa para conseguir el muñequito de una película”, opinó.
Uno de los grandes referentes de Malowicki es el austriaco Bruno Bettelheim,
considerado uno de los sicoanalistas infantiles más influyentes del siglo XX, autor del
célebre libro Sicoanálisis de los cuentos de hadas que analiza la importancia de los
cuentos de hadas para los niños y su contenido simbólico.
“Las angustias de un chico de cinco, seis años son muy fuertes. Son angustias
existenciales que muchas veces no puede comprender porque le falta experiencia de
vida. Los cuentos de hadas tocan centros existenciales, por eso sobrevivieron 300
años”, apuntó Malowicki.
Sin embargo, no ve con buenos ojos la mayoría de las adaptaciones de los
cuentos de hadas de Disney, a la que considera “una gran apropiadora de cuentos”.
Incluso, el primer largometraje de la factoría creada por Walt Disney fue un cuento de
Cultura
hadas animado, Blancanieves ibérica.
y los siete Finales
enanos,S.en
III,1937,
iniciosalS.que
II a.C.
siguieron muchos
otros como Cenicienta (1950) y La bella durmiente (1959).
“Disney lavó el contenido de los cuentos, tomó sólo las anécdotas. Esto no quita
que sean películas muy bien hechas, con grandes dibujantes, que hicieron aportes
importantísimos al arte del dibujo animado. Sin embargo, ¿qué hay del cuento en
Blancanieves? ¿O en Pinocho? La gente terminó creyendo que la mentira era una
característica infantil, cuando lo que (el autor del libro Las aventuras de Pinocho)
Carlo Collodi, estaba diciendo que por temor al adulto, el chico a veces miente.”

Fuente: Dpa/La Jornada

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Directorio

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

DIRECTOR GENERAL
ALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELLÓ

SECRETARIO TÉCNICO
MIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY

SECRETARIO ADMINISTRATIVO
EUGENIO REZA SOSA

COORDINADORA NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONES


LOURDES HERRASTI

DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS


Y DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDO
LEONEL DURÁN SOLÍS

EDITOR
MARIANO FLORES CASTRO
correodelasculturas@gmail.com

ÉSTA ES UNA PUBLICACIÓN DEL


CENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT)
DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS POR LOS RESPECTIVOS AUTORES


DE LOS ARTÍCULOS, NOTAS Y FOTOGRAFÍAS.

MÉXICO, D.F., 15 DE JULIO DE 2010.

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