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El hombre es capaz de saber, y no slo eso: es capaz de considerar ese saber como
verdadero o falso. Juan Pablo II dice que toda verdad alcanzada por el hombre ha de ser
universal por su carcter de ley objetiva, lo que es verdad debe ser verdad para todos y
siempre.
- El silencio, la tranquilidad del callar y tornarse tranquilo, libre y desligado de toda intencin.
- La soledad, que permite retirarnos a nuestro interior, con nosotros mismos. En ella se despierta
la responsabilidad de los actos y las palabras.
- La espera, la paciencia.
A su vez, estas virtudes o actitudes parecen integrarse entre s; y cada una marca un vital
fluir desde la virtud misma al actuar libre y verdadero. As, el recogimiento silencioso permite
la apertura perceptiva y sensitiva, y es correlativo con el hablar verdadero (la verdadera
palabra), ya que lo dicho desde la plenitud del silencio, es corporizacin del espritu: la
palabra se tie de un sentido interno que es verdadera forma. De la soledad brota la profundidad
y la apertura, la capacidad de recibir y conservar, de poseerse a s mismo y, con todo esto, de
vivir en comunidad que significa dar a los decms y poder recibir de ellos. Con el descanso
tambin nos tranquilizamos, nos permite contemplar lo esencial y lo permanente; nos prepara
para el verdadero trabajo. Por ltimo la espera nos aleja de la impaciencia de actuar enseguida,
cuando todava no a llegado la hora oportuna en la que somos nosotros mismos al expresarnos o
actuar. Hay un tiempo para cada accin, y no debemos vomitar nuestras palabras o actuar
compulsivamente, perdiendo el sentido, la oportunidad de darle un significado verdadero a
nuestra vida. Teniendo en cuenta la espera, la accin se produce como un fluir, realmente como
una accin y no como un simple acontecer ms.