Вы находитесь на странице: 1из 138
oer) _ Antropologia en la Modernidad Petreke en ene ure peut eee NR ai eet e cal eed ec pert ee eee ee a eu eum aay del pacfismo y lugar de realizacion de un mestizaje que representaba la unidad nacional quebrada durante la Violencia. Cuando el campesinado costefo lleva. ba a cabo la mayor movilizacién a favor de la modemnizacion del agro regional, los habitantes de la costa fueron descritos como tradicionalistas y espontaneos. Sin embargo, hoy el Caribe colombiano se debate entre la violencia y el despla- zamiento, y precisamente este libro plantea que la genealogia de esta violencia Pete et eset Re ee diel docs ene re oe ee eae ae Red ge Perea el teams heck en as endian un tradicionalismo cultural sivid de base para respaldar fos podeves locales que usaron la violencia politica contra los campesinos organizados, i nagico, vallenato violencia politica en el Caribe colombiano See Uc nar) ealismo mag Neve te) Cer mh eee uci tudios Culturales Latinoamericanos, Universidad Peer en neon Peeemeai Uae esc ava el cd ec age se logia Andina, Facultad Latinoamericana de Cien- cias Sociales (FLACSO) (Quito, Ecuador). Ha sido profesor de la Universidad de Georgetown (Wash- ington, Estados Unidos) y del Departamento de Historia de la Pontificia Universidad Javeriana (Bo- one mee es Breen ie Cont enon PSone ere eee es les (FLACSO) (Quito, Ecuador). Actualmente es sdor de la Escuela de Cultura y Soci ituto de Altos Estudios N iador), Ha publicado los libros Del nac eee ene a} ro NM ee ee ore aca See i to indigena del Inti Raymi de 1990, en reer nse coy BIBLIOTECA Realismo magico, vallenato y violencia politica en el Caribe colombiano Coleccién Antropologia en la Modernidad Realismo magico, _ vallenato y violencia politica _ enel Caribe colombiano José Antonio Figueroa PROLOCO Joanne Rappaport INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA a Figueroa, José Antonio Belo migco, alee yvolenca police en Clorbi / Jos Atrio. "ver0a. Bool: Insitute Colombiano de Antopologa e Hisiona, 200, | 276. Cantopotog en la moder) | ISBN 978-958-8181-58-5 | | Ces pico 2 | pindocs ease oma 7 abe en cee cae | cop 986.11 | Ctalogacién en la publcacin:Instuto Colombiano de Awopoogis © storia, ANH Ext@rifadg BIBLIOTECA : mrovanot: into 3) = ieee 4 ve. 20m Instituto Colombiane de Antrop olgiae Historia Colecion Antropologia en le Madernidad Correction de estilo yelaboracin de indice Diego Here Gémer Cals Pada Nanee Director Geneiol_ Foto de cations” t io roves oordinadora Grupo de Antropolopa Socal Diese, dapramecda yee Diseno tagramacion y cubieta © Instituto Colombian de Antopolors e Aan Pla Fore Ospina Jefe de Publicaciones Mistri, teas 2009, ist Anon ign wen Gullemo iss uein Ge aes Assent de Publeones, SeL'Gi-%) aioe eee aa vearngonco Plime ec, 1S8N 978.988-910156 Toes ks derechos reserves to pubeccén no pus ‘porcaimente, por ringin medio mnentado o por iver cro del ANH, ‘ 2 repre tlm i 5 ermio prepay Innes Covouns ro: a "i NAlonN 9 CoLona.A ‘CARRERA 66 No. 24-09, BOGOTA D.C. a CONTENIDO Prélogo Instituto Colombiano de Antropologia e Historia Contenido radecimientos y reccnocimientos y Prologo Introduccion |. Gabriel Garcia Marquez: modernidad periférica y narrativa neocolonial LTERATURA, ETNOGRAFIA Y CRITICA CULTURAL ¢PARTICULARIZAR EUROPA O UNIVERSALIZAR LA PERIFERIA? [EL HUMANISMO Y LA CRITICA CULTURAL EN LA PERSPECTIVA POSCOLONIAL CEN AROS DE SOLEDAD: UNA SINOPSIS [LA CRITICA CULTURAL EN UNA MODERNIDAD PERIFERICA: LA METAFORA DEL INCESTO, LA SCLIDARIDAD MECANICA Y LA Costa ATLANTICA COLOMBIANA REPRESENTACIONES DE GENERO ¥ DEL CONTROL MORAL DE Lo PUBLICO EN Ciel AiO5 DE SOLEDAD Las UNIOADES DOMESTIEAS AMPLIADAS DESDE LA ETNOGRAFIA: LA CCONSTITUCIEIY DE LAS ECONOMIAS MORALES EN EL CARIBE COLOMBIANO + Clew Af0s DE SOLEDAD: LA VIOLENCIA, EL LENGUAJE Y UA CULTURA POLITICA COLOMBIANA u 15 27 7 39 49 58 67 85 II. Mestizaje tardio, economia moral y vallenato. esencializacién cultural del Caribe colombiano EL PROYECTO COLOMBIANO DE MESTIZAJE, EL REALISMO IMAGICO Y EL EXCEPCIONALISIIO LATINOAMERICANO » EL MesTZZQE COMO NARRATIVA DE INTEGRACION, NACIONAL EN ANtéRica Lamia LOS AOS SETENTA, LA CRIsis DEL ESTADO NACION Y DEL PROYECTO DE MESTIZNE LAS REPRESENTACIONES INTELECTUALES SOBRE LOS CAMPESINOS ‘Y EL MESTIZAIE TROPICAL DE LA IDENTIDAD NACIONAL COLOMBIANA EL VALLENATO, La ECONOMIA MORAL Y US IMAGENES REGIONALES DEL MESTIZNE EL PROYECTO DE MESTIZAIE Y EL CONTEXTO REGIONAL HONOR, MASCULINIDAD DE LAS ELITES ¥ CLIENTELISIMO EN EL PROYECTO DEL VALLENATO (CULTURA, REGION Y LOCALIDAD EN LA PERSPECTIVA DE FAlS BORDA UI La Asociacién Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC): el campesinado costefio ante el conflict politico, la tradicion y la modernidad La HQUIERDA Y EL CAMPESINADO: AMBIGUEDADES ANTE LO GREMIAL ¥ Lo POLITICO LOPEZ ¥ Los CAMPESINOS: ECONOMIA MORAL DE ESTADO. YVIOLENCIA EN UN CONTEXTO PosMODERNO LAANUC: EstaDo, créDiTo ¥ CAPACTTACION, IQUE ABURRIDOS! (© 1A HoMocENEIDAD AORADA Y NO ENCONTRADA) ‘Amodo de epilogo: poder local y paramiltarismo © la eliminacién de la politica entre los campesinos Conclusion Bibliogratia Indice analitico 130 37 “i 152 165 79 196 209 221 27 235 255 _ AGRADECIMIENTOS Y RECONOCIMIENTOS Este trabajo habria sico imposible de llegar a término gaa a ‘yo que en los iiltimos aftos he recibido de ale pares Rappaport, la directora de mi tesis en radecimiento especial a Joanne Rappaport, ae Be ceown University, material que constituye la base de esta obra. Gu rigurosicad en las méltiples revisiones de ese trabajo —desde que aba en la fase mas intuitiva hasta la fase final—,el apoyo que me dio BR a ciarpatia 6S ie ax oman curvd qu ond con ella, me ensefiaror. principalmente el alto grado de compromiso que trae consigo la docencia. : peat 105 de Teoria Critica y de Realismo Magico e Indige ae idad de California, en Ir- Los con el profesor Horacio Legrés, de la Univer piles er vvine, fueron funcamentales para sistematizar lo que eran alg tuiciones dispersas. e la Universidad al profesor John Beverley de la U ‘Agradezco tambign al p reid de Pittsburgh, cuyo seminario del otono del 2001 y los didlogos fran- cos que hemos tenido ce manera subsiguiente me ayudaron a sistema- tizar importantes contribuciones del debate poscolonial para el caso det eset b cn lempartees Al profesor Mare Chernick, de Geor- Jic{6 un importante seminario en la primavera del 2001 getown, quien dicts un i pein 12, | sobre violencia y politica en Colombia y con ust Ee aa gun fe Ios resultados de este trabajo en la Conferencia de Lat eae "ies Association (LASA), en San Juan, en cl 2006. Ala reales ven gerencias han sido muy stiles en la revision d Kirkpatrick, cuyas sugerencias ml tf este trabajo, y a los profesores Alejandro Yarza y Francisco La Rubi En Colombia, debo especiales reconocimientos a Margarita Cha- ves, del Instituto Colombiano de Antropologia e Historia (Ieanh), cuya invitacion a la XI Catedra Nacional de Historia “Los Colores del Mesti- zaje: Miradas desde la Colonia hasta la Actualidad” me permitio discu- tir por primera vez.en Colombia los resultados finales ce algunos de los apartes de este trabajo. A Marfa Victoria Uribe, ex directora del leanh, ya Mauricio Pardo, ex director del Area de Investigaciones. A Carlos Rosero y a mi hermano Fidel, buen conocedor del vallenato y gran co- leccionista de memorias culturales, quien generosamente recopil6 y me entrego una buena muestra de esta tradicién musical que afortunada © desafortunadamente nos es tan cercana. A Héctor Rojas, Madeleine Alingue, Aldo Olano y Pilar Cuevas. En Quito, a Guillermo Bustos, de la Universidad Andina, quien corganiz6 junto con Christian Biischges y Olaf Kaltmeier, de la Univer- sidad de Bielefeld, el interesante Coloquio Internacional sobre la etni- zacién de la politica en el que tuve la oportunidad de discutir avances de esta investigacién. Al profesor Segundo Moreno y a Christiana Bo- ‘chart, asi como a Fernando Balseca y a Alicia Ortega de la Universiclad Andina Simén Bolfvar. A Diego Herrera (chamén secular), a Ramiro Noriega, a Maria José Calderén y a ‘Maife’. En la Facultad Latinoame- ricana de Ciencias Sociales (Flacso) de Quito, a Adrién Bonilla, Guillau- ‘me Fontaine y Eduardo Kingman. A Gladys Valencia, Bayardo Coronel, alChavo' y a Oswaldo Coronel En Nueva York he recibido el apoyo y he mantenido una larga conversacién con varios amigos: Marcela Echeverri, Forrest Hylton, Lina Britto, Nicolés Ronderos, Berth Picard, Magali, Joaquin Botero, To- bias Reus, Paola Boh6rquez y Carlos Alberto Sanchez. En Washington, con Lucas Izquierdo, Irina Feldman y Roberto Pareja mantuvimos una rica agenda de discusién a lo largo de los tiltimos afios. Este trabajo esta dedicado a mi hijo Elias, quien ha experimenta- do con paciencia y buen humor todos los cambios de ciudad y de pais que hemos hecho en los iltimos aos. A la memoria de Elvira Figueroa ¥; Por supuesto, a Valeria Coronel con quiien hemos lagrado sobrevivir Jos quijotescos emperios de crear unas carreras académicas y sofar pal- ses en una época en la que algunos declararon terminadlas las grandes narrativas. José Antonio Figueroa ste libro surge de un doble exilio, Su autor, José Antonio Figue- oa, es un costefio colombiano radicado en Quito y educado en Ecua- “dor, Espana y Estaios Unidos, cuya produccién intelectual anterior aba en torno al movimiento indigena ecuatoriano. Su reflexi6n sobre Inconformacion y tansformacion de una imagen de la Costa Atlantica ten el imaginario lterario y politico colombiano representa un retorno fas tierra natal. José Antonio recibié su entrenamiento como antropo- expandir gus horizontes a la teorialiteraria, ha- “Togo y después decidis Giendo un segundo doctorado en estudios literarios latinoamericanos. Bste libro, que es una adaptacién de su tesis doctoral (de la cual tuve el Privilegio de ser ditectora) presentada en el Departamento de Espafol Portugués de la Universidad de Georgetown, intenta unir las aproxi- siones te6ricas literarias con la mirada empirica de las ciencias s0- sider, es deci, "como costeiio y expatriado, como cientifico social y literato, Figueroa © ogra introducirnos a una compleja mirada acerca de lo que significa la Costa Atlantica; asi que su mirada viene en parte de sus salidas y entra- das, tanto de la antropologia como de la Costa. Renlisino magico, valenato y violencia pottien en el Caribe colombin- ‘no examina la creacién por los intelectuales colombianos en la segunda Imitad del siglo XX de una imagen de la Costa Atléntica, un lugar su- ‘puestamente marcado por la tranquilidad, el tradicionalismo y la acep- facién de la dominacién terrateniente, imagen que se apropia —con algo de incongruencia— para representar al pais entero, Analiza un grupo de textos prodicides por figuras politicas (el presidente Alfonso Lopez Michelsen y algunos politicos regionales), autores literarios (el Premio nobel Gabriel Garcia Marquez) y cientificos sociales (el recién fallecido soci6logo Orlando Fals Borda, fundador cle la metodologia de |a investigacién-accién participativa), todos con raices costenas. Mientras que las complejas relaciones que aparecen en la obra de Garcia Marquez tienen su eco en la etnografia colombiana del siglo XX, ‘mostrando una Costa entrecortada por una violencia —particularmente de sgénero— que se autoconsume, en el ambito sociolgico y politico la regién se transforma en el ejemplo de una cultura tradicional pacific: la “cultura anfibia” de Fals Borda, un pueblo simbolizado por la felicidad del vallena- to tan promovido por los politicos (y como nos muestra Peter Wade, en su libro Misica, men y nacisn, por la industria musical). El acercamiento que hace José Antonio a Ciew ais de soledad gira entre lo literatio y lo etnografico, reivindicando el deseo de tantos an- tropélogos de ensefiar el texto como acompafiamiento a monografias etnograficas (especialmente, The People of Aritama, de Gerardo y Ali- cia Reichel-Dolmatoff, etnografia magistral que, inexplicablemente, no se ha traducido al castellano). José Antonio hilvana entre la novela de Garefa Marquez y Ia etnogratia, sefialando cou el espacio doméstico es el lugar de desenvolvimiento de una economia moral neocolonial caracterizada por asimetrias de poder, tanto econémico y social (de ints book stall ashe won clare owges a cronment, process al hegenony =p tis ook | sal use dhe ward culture fo suggest an encironent, oe Foes ni print cremains) on srs oe ene sl oversea tp bya spesictie atthe hs yah series of etal ftndes Ii cular hal we can sek ct he range of megs nd ies coe by the phrases ‘eloging Worn a plac’, “eng a home ina place™ (Said, 1983, pp. 8). stl conformided y pertenencis aparece la distancia también po- demos lar, el rts: (Sad, 1985, p. 15) Es fundamental detenerse en lo que entiende Said por cultura don {uinaute, para ver en toda su dimensién el papel que otorga ala critica, Para Said, la cultura dominante es aquella que, consciente de su artifi. calidad, ha dejado de lado esa conciencia de lo artificial y ha suftico un Proceso de naturalizacién."* Said argumenta sobre el proceso de natu- ralizacion de la cultura a partir de una zeflexién de Auerbach acerca de 1a importancia de las metéforas de la filiacién y de la afiliaci6n, en los sentidos de pertenencia cultural, Para Auerbach, las metaforas de la fi- liacion remiten a un sentido natural de la pertenencia, que se apoya en imagenes biolégicas que fortalecen el establecimiento dle relaciones asi- ‘métricas entre los miembros de la sociedad, mientras la afiliacién reco- yoce el cardcter social o artificial de la pertenencia y permite imaginar relaciones mas horizontales entre los miembros, Edward Said sostiene que el momento de canonizacién ocurre cuando las metéforas de la filiacién conquistan laa metéforas dle la afi- liacién, al naturalizar el mundo de la artficialidad. En este caso, el °° GAM this ten: hoes ws that nde consionsnes placed at a ses wodal eit ud it this couscous af Unt erp wich tis bate lero: te fo af hat I alerts. Ou the one hand, th indiidl mind nostra sory co sone the colt le, context, or stuation it whch finds elf On te thr och precisely looms of this auweness a work selsituating, a sonstve reson tote Sauna clture~ is that the éudidalconscioness ial natualy an erly ¢ mee ld of he ltrs but a storia at socal actor nt, And becuse of tt perpen, RSH ntoucs crests a distinction here a nly bon cenjority and along ng, heres distance or emg alo cal eric ai 1883 p19) Said habia venido rellexionando sobre esta nocén de cultura cuando trabajaba si ‘multneamente en los textos Oricutlisno (1978) y The World, the lat and ik cee (21983, y tenia plena conckencia cel proceso de maturalizacion quvsufrenleccneve dos que son artifcalmente consrudos. Enel caso del orintalismo,indags cote a Impacto que la naturalizaién del concepto Oren Lave tanto en la constuceon de {un canon orientalista, como en las empresas coloniales. Por otro late, como dive el iismo Sai, su fuente de inspiracion para esta nocién de lo candnice ex Nietzsche, {tuien define enguaje como constructor de verades que sonilusioneay qu howe, {lvidado que lo son Sai 1978, 203). Estaartificalidad naturalizada'se capresso 4 nocion de Orient, al que define como un gjrcito movil de metdforas moteinden { mtopomorismos, embeleidosretcrcay poéticament,y que luege de un igo fempo de uso aparecen como una verdad firme, candnicay bigatoris parla gente (Gai, 1978, p. 203. crc deen ene ann ic cs ra an psi ats ones 8 e res emus reat eee dinero a er ap te rnd pny nal dvr a 8 (eset ec say coo dee rete Bachna ops eu per seal, Sno Corton como vane oye so hoy c en la socieded. Su secular conciencia (Ged px obey mes ce Chern cree et ons Ste teaur pu scutes ean pa ‘ele rte enlcrad aman cao hr reve G88 929 De manera resumida, se diria, entonces, que la perspectiva de permite una aproximacin a os textos iterarcs yerogréics en tanto productos culturales situados en el mundo y en ae permi Ja literatura més alla del tex Bsto permite leer las etnografias y co de la critica literaria y de las etnografias pemodees st = al i é los ochenta (Clifford, 1988; Tyler, 1984; ran vigor en la década de los oc! Filfedy hiner 1560 La ove consul de Si, que ere ba ion de la cultura como un cam r ente trabajo, es la consideraci ; : Fel loptayepeilent, au use dea nein de acura itica que resulta de un tratamiento secular y distanciado de los he- thos cultures Yalorando una distancia activa ypatipativs respecte os ica de la cultura pro- Wios valores culturales, Said mostré como la eritica de la cultura pro instinctual fli “The second allrntive taf te crite to recognize the diferenc betacen instinctual fil foci encanta st Spy a a ron ences fy mend waen cet Here Sassen oe aes frig fate th err ech ancora wi erature oes fhe egal etre of he rary es ‘aie mensc ci sens (at 193,20 critica cultural desde nociones como la libertad, el disenso, la humani- dad o la razon, Said mostr6 que el humanismo no es sélo un patrimo- rio peculiar de Europa, ni se asocia solo a los elementos disciplinares y a la imposicién colonial, como muchas lecturas posfoucaultianas y pos- modernas enfatizan machaconamente (Escobar, 1992; Clifford, 1988; Chakrabarty, 1992). En el campo de la etnografia existen algunas propuestas que per- miten pensar en la critica cultural. No entiendo por critica cultural la critica especular que los etndgrafos de paises tanto del capitalismo me- tropolitano como del capitalismo periférico hacen a “Occidente", a la “*modernidad’, al “desarrollo” o al “progreso”, por medio de desplaza- ientos a otros lugares y tiempos “exdticos”. En estos desplazamien- tos, algunos etnégrafos pretencden encontrar grupos sociales que viven niveles de solidaridad, naturalidad y misticismo, opuestos al raciona- lismo, al utilitarismo oa la razén tecnoburocratica, que adjudican como exclusividades de Occidente. Al hablar de critica cultural pienso, mas bien, en aquella situacién vergonzosa, como la define Ferguson (2002), y que generalwente el etmografo elude: aquella en la que el nativo (en el sentido mas impreciso ¢ indefinido posible) le dice al etnégrafo que no quiere ser lo que es. Es decir, aquella conciencia que tiene el actor social de que el entramado cultural en el que vive, que actia y reproduce, es Ja raz6n fundamental por la que vive una situactén insostenible y, por 50, proclama la necesicad de subvertir ese orden cultural. En suarticulo sobre minvsis, Ferguson (2002) reproduce una carta encontrada en el tren ce aterrizaje de un aviidn que cayé cuando iba ca- ‘mino hacia Bruselas, y que era llevada y firmada por dos nifios guinea- nos: Yaguine Koita, de 14 aftos, y Fodé Tounkara, de 15, a un encuentro de los lideres de la Union Europea; carta de la que reproduizco los si- guiientes fragmentos: *Olraslecturas que se han promovido desde América Latina muestran las conextones lente ciertos lugares comanes del posmodernismo y lucha conta el humaniammo come el fin de los metarrelatos, la critica al Estado nacidn, la lcha contra el rie. nalismo,ete.~, con una hegemonia neoliberal sustentada en la supuesta Huron ida del mercado (Coronel, 2003; Hopenhayn, 1985; Lechner, 1993) ‘Resim mugen valnatey vlencs police en el Ca Miva: repesentats eEurope, nosovs estamos aan 2 su condescendencia y soldaidad para que vengan en nuestra te, Nosotios estamos surenda inmensamente en Aca, Ayodennos, tenemas problemas y esos problemas incyen Ia ausencia de dere- chos debs nits. ae son: guena, enermeded, mainuticin, Los problemas que tenemos son: @ ‘ete. Sobre es derechos de les ninos, en Aca, y especiaimente en Guinea, enemas bastantes escucls, pero flan educacin y maes- ros, Stl en ls escuelaspivadas puede uno tener buena educacén ‘y buenos maesios, pero esto require bastante dinero y nustos pa hes son pobes, los tenen que alimentos [Por ex0 no ene mos insaleciones deporives como ftbo bisquetbl tens et (ctado en Ferguson, 2002, p. 352) "Ferguson describe, con la carta de los nifios guineanos, un ejem- ‘yergonzoso para un emégrafo, ya que la interpretacion més con ional serfa que, al establecr el deseo de ser como los europees, os guineancs estarian ratificando la superioridad europea, mito fal que se ha construido la etnografia. Una interpretacion que itirfa superarla vergiienza seria considerar la carta dentro de una de objetos culturales que proponen la imitacion —la mimesis— de los modelos europeos como mecanismo de afirmacion de la = ia identidad, Muchas interpretaciones etnograficas consideran que el jetismo es una manifestacién de autenticidad vestida en el ropaje Jos dominantes. Por su lado, Ferguson ofrece una explicacion mas nple y politicareente comprometida con el cambio: en su mre In peticondetos nines noes mimetics sino que es competamen, fe real y parte de una exigencia bésica, la de reclamar la posicion dis of raconses and aia irs and as of Era, we ve ppeting lo Ya mt sary “Gee era Rote ec agua oer preeseseprolesncle h lack of dren’ ils : Co ee nrc mmo orci’ ih cn | tnt rien we iyo hu otk feet an ei, yates og gaan od ia, uit ois get cts, sch scr, basketball, tennis, (2) ee Ie N [Wet rcp strlen por apt ane rin An, On ge Lea hte study ond aa yo oe ws to sty toc ie you (Bergson, 2002p 352) continente africane, con una membresia plena dentro de la moderni- dad, y una negociacién de los derechos inherentes a esa membresia (Ferguson, 2002, p. 557), En este sentido, el texto de Ferguson tiene tres consecuencias que ‘me parecen relevantes en el andlisis de la critica cultural. En primer lu- gar, saca del silenciamiento textual las demandas del cambio. Asenta- dos en la conviecién de que la pervivencia de las tradiciones sociales ofrece alternativas a la razén tecnoburocratica de la modernidad, mu- chos etnégrafos privilegian las narraciones de los actores tradiciona- listas, como los ancianos, los lideres religiosos, los impulsores de las fiestas tradicionales, etc.,y dejan de lado a los sectores que podriamos Hamar culturalmente disidentes, como a los escépticos, a los jovenes 0 a los sectores seculares (Figueroa, 2000). En segundo lugar, las reflexiones etnogréficas de Ferguson (2002), andlogas a las de Said (1983), permiten ver que el cambio cultural y el progreso son necesidades ubicuas y no meras particularidades de “Oc- cidente”. Y, en tercer lugar, permite pensar hasta dénde la negacién del cardcter eritico en los olius no es, mas bien, a continuidad de un mo- delo colonial, en el sentido previamente propuesto por Fabian (1983) de negacién de la coetaneidad: al asignar a los otros el papel de defen- sores de lo tradicional, la antropologia deslegitima las demandas de los otros, como demandas de actores del presente a retos del presente. Estos retos del presente estén fatalmente determinados por su caracter ‘contemporaneo: son modernos, atravesados por logicas de interés, de Pésicionamiento, de reclamos de democratizacion, etc Finalmente, el texto ifercultural Utopias, de Joanne Rappaport (2005), constituye tn aporte significativo al pensar en el cruce entre et- nografia y literatura y en el problema de la critica cultural. El texto de Rappaport (2005) describe el problema de las identidades étnicas en medio de una serie de biografias intelectuales y dinamicas politicas, en- tre las que se incluyen las tensiones entre lo local, lo nacional y lo trans- nacional; la tradicién y la modemidad; lo dominante, Io subalterno y las perspectivas de genero. A partir de una serie de entrevistas a intelectuales incligenas, ac- tivistas y colaboradores mestizos, vinculados a los procesos organizati- vos y a las luchas politicas adelantadas por los indigenas del Cauca, con minucioso detalle la bia, Rappaport (2005) explora con minucioso detalle snes que tiene el reconocimiento de que la identidad étnica es : iza en las luchas que los mroceso Politico; este proceso se contextualiza en las luchas que {indigenas han venido desarrollando contra las desigualdades Rappaport (2005) propone una nocién cle interculturalismo que reconocer las mutuas apropiaciones y los diversos origenes de 1 qué circulan entre indigenas, y colaboradores permanentes y as del Cauca no son luchas parciales, enfocadas sélo en deman- iicas sno lachas dirigidas a constitur Io que algunos lamar la a pablica ple>eya (cfr. Fraser, 1999; Stephenson, 2002). Las dinémi- fe Jos grupos indigenas del Cauc, sin perder la espeifciad del Jocal y regional, han impulsado el diseno de plataformas de politica qve incluyen a grupos afrocolombianos, campesinos y a de clertos enfoyues posmodernos que construyen tna ima- fe lo local como una oposicion alternativa al Estado, Rappaport ‘como los intelectuales organicos indigenas, sin perder dle vis- dominio del Estado, apuntan a la construccién de una ciudadania en un contexto intercultural. Por otro lado, los intelectuales indigenas reconocen el cardcter arti- Ide la construccidn de las identidades, Por medio de la categoria det ‘inapropiado, los intelectuales indigenas muestran, de manera and~ 2 Said, a importancia crucial que tienen las experiencias por fue~ tnamita Trinh T. Minh (1991) para describir la situacién de un inte- tual nativo del Cauca, Adonias Perdomo, quien identifica como ele~ os cruciales en su proceso de adquisicién de una conciencia critica ra cultural. Estos desplazamientos pueden ser geograficos, como ocu- @ con las migraciones del campo a la ciudad, 0 ideol6gicos, como los desarrollarian una tragica rivalidad por las vicisitudes amorosas ante el italiano Pietro Crespi, quien Hegé al pueblo durante un momen. to de bonanza como profesor de canto. Pietro, quien interesaba a las los hermanas de crianza, escogid a Rebeca, lo que motivé el odio por arte de Amaranta, quien se interpuso sistematicamente a que se con- sumara el matrimonio de los prometidos. Después de muchas cance- laciones de la boda, Rebeca terminaria viviendo con su hermano de crianza José Arcadio, quien habia tegresado a Macondo luego de algu- ‘os afios de haber huido con gitanos que visitaban el pueblo, al ente- rarse de que Pilar esperaba un hijo suyo. Rebeca y José Arcadio vivirian juntos, condenados por Ursula, hasta la muerte de José Arcadio en oscuras circunstancias. Pietro Cres. i intentaria recuperar el amor de Amaranta y, luego de una larga rela- cin de visitas prolongadas, ésta lo rechaza y por eso se suicida, Por su lado, Aureliano Buendia se enamoraria de Remedios Moscote, la me- nor de las hijas del corregidor Apolinar Moscote, quien habia llegado al pueblo como representante del régimen conservador: Enterado de Jas trampas que hacia su suegro para la perpetuacién de los conserva- dores en el podler, Aureliano Buendia se va a la guerra apoyando a los. liberales, despues de la decepcién y tristeza que sufrio tras la muerte de su esposa, quien era una nia impuber. Al irse a la guerra, deja la plaza de Macondo a cargo de su sobrino Arcadio, quien impondria un régimen de terror y confiscaciones, apoyado por José Arcadio, el des- conocido padre de Arcadio, Este, quien estuvo abrumaco por el deseo que sentia por Pilar Ternera, su madre desconocida, viviria con Santa Sofia de la Piedad. De la unién de Arcadio con Santa Sofia de la Piedad nacerian Re- medios la Bella y los gemelos José Arcadio Segundo y Aureliano Segun- do, Por su parte, Aureliano José, el hijo del coronel Aureliano Buendia, 52 unié a los liberales y fue asesinado al volver al pueblo con la espe- ranza de casarse con su tia Amaranta. Entre tanto, el coronel Aureliano Buendia se iba volviendo cada vez mas escéptico y desengatado por la ‘guerra, ante los acuerdos que las élites hacian a espaldas de los solda- dos y del pueblo Ilano, como ocurri6 cén el pacto de Neerlandia, a fa- vor de los lideres de los partidos Conservador y Liberal, y en contra del Pueblo que participaba cle la guerra. Durante la guerra, el coronel tuvo fete hijos, que serfan fuslados uno a uno luego de ser marcados ente pot el cura del pueblo con una imborrable cruz de ceniza. “De los hijos de Arcadio y Santa Sofia, Arcadio Segundo se invo- Ja misma mujer, Petra Cotes. A la postre, Petra se queda con Aure- Segundo, pero éste, a su vez, se enamora de Fernancla del Car~ quien ira al pueblo para competir en un concurso de belleza con nedios la Bella, quien es un personaje de una belleza abrumadora y magorica que termina elevandose al cielo. Por su lado, Aureliano do compartirfa su amor con las dos mujeres, Fernanda y Petra, ‘manicomio como castigo propiciado por su madre, debido a sus die la pareja, José e hacerse Papa, pero regresa luego de la muerte de sus padres, lo [evidencia una engafiosa correspondencia con su madre, José Arca- ‘morirfa asesinado por un grupo de jévenes con los que manteni jones homosexuales. La tiltima hija de Fernanda del Carpio y Au- 10 Segundo se llamaba Amaranta Ursula, quien viviria un tiempo ne, tendria un hijo de Mauricio Babilonia en su reclusi6n en el con- nl jo, Aureliano, fue enviado a su abuela Fernanda del Car- 1i6 como un expésito, luego de desechar muchas veces idea de asesinarlo, Renata Rebeca legarfa al pueblo casada con un \er0, Gaston, y el matrimonio se acabaria por abulia y nostalgia, Y¥ por la presencia ce Auteliano, el sobrino de Renata Rebeca. Tai Rebeca y Aureiano consumarian una relacién que terminaria su i lurante el parto de su hijo Rodrigo, el dltimo de la generacién de los jendia, quien naceria con la temida cola de cerdo, Los acontecimientos de la familia ocurren en tres grandes escena~ _rios: durante la primera parte de la novela ocurre la fundacién del pue- _ blo de Macondo, la Ilegada de los gitanos con su conocimiento magico; “el pueblo sufre una peste de insomnio y luego de olvido; se muestran "Tos cambios en la rutina del pueblo ante la llegada del corregidor como emisario del gobiemo central dirigido por los conservadores, e irrum. Pela guerra entre éstosy los lberales. El principal acontecimiento que Bula el hilo narrative de la segunda parte es la legada de la multinacio. nal bananera a la region, la consolidacion de las relaciones neocolonia, Jes en Macondo, la masacre de las bananeras, la desmemoria del pueblo ante los acontecimientos y un gran diluvio que sumi6 al pueblo en una inemediable crisis. En la tercera parte se consolida el proceso de des. {tuccion del pueblo, pero entran en escena el propio autor Gabriel Gar- cla Marquez y otros personajes desu generacién. Garcia Marquez logra escaparse, lo que da la sensacién dle que por ello pudo publicar la his- toria de Macondo en la misma novela y pudo rescatar, asi, a memoria del pueblo, del ostracismo al que estaba condenada, La critica cultural en una modernidad periférica: la metafora del incesto, la solidaridad mecanica y la Costa Atlantica colombiana De acuerdo con el propio Garcia Marquez, cuando ae embarcé en la aventura de escribir Cien aiios de soledad, su idea inicial habia sido la de escribir una novela sobre el incesto Johnston, 1995), y cualquiera bien poctria preguntarse hasta qué punto no fue lo que hizo. El inces- to es, de hecho, el factor que funda y desarrolla la accién de la novela. Ursula y José Arcadio Buendia son primos entre st, y el painico de ella 8 patit un hijo con cola dle cerdo la mantiene virgen hasta que Pruden- Clo Aguilar cuestiona la viilidad de su marido, lo que origina la trage- «dia que se traducira en la diéspora que terminara en la fundacién de Macondo. El incesto contintia cuando Pilar Ternera mantiene esa es- ecie cle levirato con José Arcadio y Aureliano Buendia.” Las relacio- nes sexuales del coronel Aureliano Buendia son tan tumultuosas como ‘marcadas por el incesto, no slo en el levirato referido, sino, también, {en no de los pocos casos en que pudo haber una exogamia regular es decir, en su matrimonio con Remedios. Este matrimonio con una nifia La poland es Ta prdctca social ‘que acepta Ia posesion de vax dle una mujer, mienitas el vio es la costumbre matrienel que 8 casarse com el hermano de su difunto esposo, 0s en que no de los Buendia puco haber tenido una ee te exogémica, esté marcado por una desproporcion d - is ande que parece la relacién de un padre con su hija. De hecho, jatrimonio a tan corta edad lleva a Remedios a la tumba, Mis adelante, José Arcadio comete incesto con Rebeca, criada en de Ursula Iguardn y asumida como hermana suya, mientras Ar- sets des ene sn pro a pom thera bn root to ee en prain nee el cod er Mis 0 Secs Ger duc ma one ja con ft api sa er or oes te es poet po co os clo ne Shuecons ome ho ferme on hombre (Gael Mérquer, 1871, p. 237) asta la dltima de ellas, cuando el dltimo de los aurelianos se hace aman- ‘Amaranta Ursula, y ambos muerery ella, desangrada, yl “arra- por el vientoy desterrado de la memoria delos hombres”, una vez mplida la temica profecia de procrear un hijo con cola de cerdo. 7 Fl tema del incesto en Ciew aos de soled consttuye uno de los Aue han recto especial alencion por pate de lace Johns 2000; Gonzélez-Echevarrfa, 1990; Taylor, 1975; Martin, 1989). He ‘andlisis han privilegiado el impacto estético que tiene la figura z Bo ara resol al case greeny decadent dela experiencia “olor! o neocolonial. En mi caso, considezo stiller la metafora dl incesto en Cien aifas de soledad desde las reflexiones originadas en la teo- social ances sobre el problema del vnclo socal en Ia modem Fé burguss, cede las contbucones qu hizo vt Strouse (99) al relacionar la prohibicion del incesto con el lenguaje. Como veremos, Lévi-Strauss reconoci6 la importancia del planteamiento de Durkheim, pero él estaba mas interesado en la formulacién de teorias que fueran més alla de divisiones como moderno-premodemo, cultura-civiliza- i6n, salvaje-civilizado, y buscaba la formulacién de universales. Para superar la desazén que le producia el modelo de Durkheim, ecurrié a Marcel Mauss (1990), quien habia sostenido que en las socie. dades premodernas el vinculo social se encontraba en lo que denominé hhechos sociales totals, Para Mauss, en un hecho social total: Todos los tpos de instucion ~ ls religioses, juices y morales se expresan al mismo tempo y también se relaionan tanto con la pol ‘ica como com la fami; de igual modo sucede con ls insttuciones econémicas, que suponen formas especiales de produccién y cane ‘mo, ode otto modo, desempenan senicos totals y de distibuciin™ (Mauss, 1930, p. 3) Para Lévi-Strauss, esta nocién era util, ya que le permitia encon- trar una via para formular una hipotesis en tomo a la existencia, en la cultura, de hechos universales, que guarcaran analogias con los hechos Sociales totales de Mauss. La encontré en lo que él denominé como el inico hecho cultural universal: la prohibicién del incesto (Lévi-Strauss, 1972, XXIV). Ala perspectiva de Mauss, sumé las nociones fundamentales del estructuralismo linguistico de Saussure, lo que le permitié tratar los he- hos sociales bajo el mismo prisma que los hechos lingdisticos. Sus es-, tudios sobre el parentesco le permitieron establecer que la prohibicién del incesto es la expresién negativa de una condicién social primaria bisada en la circulacion exogémica, que presupone circulacion de per- sonas, bienes y palabras. En su perspectiva, el incesto como practica so- ial es una imposibilidad, porque su existencia presupondria el fin de la "AIL of stations are gion expression atone ada the sae tne rg, jure ala, end mora, which relate abot polities ad the family like economic snes, ouch suppose spcil forms of rection ant consumption. oF rather, nud of distedution” (Mauss, 199, p, 3). No sobra nor las lel hecho soil ttt de Matcel Mates, que fue forma paras ‘as, con las teorias de las economia morales que son avaliza trabajo. sociedad premoder das ao largo de este x humano ode ser social neste a negacion de eva comin san, entendicia ésta como cl intercambio general de bienes, simbolos y abras, en la que se fundamenta lo social. “tas estrcturas elementals del parentesco han producido un pro- duradero impacto en estudios posteriores, no exento de agrias rente por la teorfa feminista, como los de Meigs y Barlow (2002), wn tomando a Lévi-Strauss como referente, asi sus conclusiones inten en diferentes direcciones. En este estudio, las autoras propo- hen pasar del estudio del tabui del incesto al estudio del incesto como ha préctica mucho mas generalizada de lo que los estudios levistro- 3s permitran supone. Sin embargo, los esultacos centrales ce su io no contradicen una de las premisas esenciales de Ia teoria le- Ia de establecer vinculos entre las reglas del parentesco y \guaje. Por el contrario, como veremos, estos estuctios complejizan lacién entre el parentesco y el lenguaje a partir de la introduccién sn los cambios que ocurren Meigs y Barlow (2002) hacen énfasis en los cam ne .cesto, Sostienen que hacia 1897, Freud ' (Mason, 1984, citacio en Meigs y Barlow, 2002). Si : ‘de abandonar del todo las relaciones entre histeria e incesto, Freud Jacioné la histeria con los delirios de posesién o trance, lo que para : te conjunto de teorias han os psoas qu operon dent dee con eet ala conprensinnil de Fe del aiz0 seal de es ites Con un event del mundo ral De acera con is eras, than doen en untae desde cla wineabeoraiacen iE del sujeto busca proteccén 0 escape La disocieién es un fendme= 0 psicolégico similar, pero diferente ala represtn que Freud explo- ‘con gran detal. La presi telega al inconscente materiales que ‘alguna ver fueron consientemente conacices, petoohidadbs, con el fin Ge reducrconfictes psiquicos La dsocacén, por su lado, apata el sujet el material amenazante ates de que sea simbolizado 0 co- cio conscentemerte.® (Meigs y Bakow, 2002, p. 44) La disociacién, a diferencia de la represién, es una experiencia no simbolizada, y como tal es dificilmente verbalizada u olvidada, La di- ficultad de la simbolizacion y verbalizacion hace que en los procesos {erapéuticos los pacientes intenten infligirse automutilaciones y que ex- presen manifestaciones alucinatorias, escuchen voces, etc. (Meigs y Bar- low, 2002, p. 42). Por medio de la indagacién de la disociacién, las autoras establecen que uno de los resultados ms dramsticos del incesto es la dis- torsion de la comunicacién verbal y su reemplazo por expresiones aluci- ratorias anélogas a las que habia dliscutido Freud, antes de su abanciono de las conexiones que habia establecido entre la histeria y el incesto. Se Puede notar, entonces, que los resultados de Meig,y Darlow afiarzan uno delos criterios principales de Lévi-Strauss, ya que muestran que el inces- to y la comunicacion estan ubicados en dos polos opuestos. Representaciones de género y del control moral de lo ptblico en Cien aiios de soledad *La trama de Cien aos de soledad ocurre, principalmente, en una uni dad domeéstica de seis generaciones, en la que Ursula Iguaran, la abuela, Ocupa un lugar central en la narrativa, por lo que es un personaje intem- poral que sobrevive a casi todos los demas, Los personajes masculinos 2% *Paycoalyts operating wethin ths et of theories have returned to the rent’ origi tndersondng of clo scxual eu ws el rd ev. eal, aconding lo et hore, raw fom which the aerate organization ofthe sel secks protection, ot ‘sone primary noes fsscition a psycholsicl phenomenon sila ob diferent from the repression that Freud explored in such det. Repression vlegates to te cons Selous material that zons nce known (consciously) but then forgotten (i oer Io rade psychic confi) Dissociation, on the other hand, split afr te knowing self profunly Areatening material before iti smutolzed or enscously known” (Meigs y Barlow, 2003, pa, eninos de la obra aparecen con sus nombres repetidos © combina- Jo que resalta el cardcterencogtmico de sus relaciones. Igualmente, ‘obra casi sin didlogos, donde los personajes interactian de modo snte mediante aforismos o frases construidas, dichas, generalmen- Jos ve Arcadio Buersdia de buscar un nuevo asentamiento para Macondo poco tiempo después de su fundacién, y luego de que Ursula hubiese Ponvencido a las otras mujeres de que hicieran desistir asus maridos de ‘Sélo cuando empex6 2 desmontar la puera del cuarto, sule se atvevie 2 preguntare por qué lo hacia, 4 le conesté con una Get ta amague -Puesta que nadie quiet ise, nos iremos sles Ussulano seater, No mos iremos ~djo-- Aqui nos quedames, porque aqui hemos te- sido un ho. ~Todaria na tenemas un muerto ~djo él. Uno no es de ninguna par te miewas no tenga un muerio bajo aire, rs respondié con una suave fmeza: Si esnecessvio que yo muera para que se queden aqui, me mee (Cares Mérquez, 1971, p. 19) Como vemos, en el fragmento los personajes enuncian verdades _absolutas, encaminadas cada una a sellar la comunicacion, antes que a “Ta biisqueda de cualquier consenso. En este fragmento, los personajes “tilizan la muerte como recurso dramético extremo, que les sirve para “tratar de imponer su voluntad, clausurar sus enunciados y respaldar sus decisiones. emer ae eer ae {engua castellane resulta felso. Siempre Te iho qu eye oma hy a an ean enn ideal noe acsomente Buco en as novelas (Garh Manes For otro lado, muchas de estas frases son incorporadas directa: ‘mente de la cultura popular del Catibe colombiano. Por ejemplo, escena en la que Pilar Ternera Je cuenta a Aureliano, cuando ain. ezaba su carrera militar, sobre el hijo que espera de él: enla noem. ‘Aureiano comprobs que Arca estabe en el custo oscuro, anies de levantar a sia encontese con ls oos de Pilar Temere, iyo Pensamiento era perfectamente visible, como expuesio ala luz del mediods, Buena ~ segs anos et ual eats Soe ets uz nen ones ma aly Sn Re sets Romeds nine lense cnors del rer Mauro Bato y Amaral Ertan ne do pcs eos vandal po de aso Le a ee en ier coat Su formecign cultural por fuera dal eo failiae 6: | _ 2 dos en papeles como los de Pilar Ternera y Petra Cotes. Los papeles econdmicos de las descendientes de los Buensdia las ‘muestran siempre ligadas a la economia cle sus antecesores, mientras los papeles econémicos de los hombres son mas ambiguos, y se de. finen més por la desaprensi6n al mundo al que hice referencia: Jose Arcadio Buendia oscila entre la alquimia —signo inequivoco de un co- ocimiento tecnolégico descontextualizado temporalmente— y otras. actividades que responden a la fascinacion que tiene en el momento: planeacién urbana, elaboracion de pescaditos de oro, idas de excursion a sitios indefinidos. Otros personajes masculinos son militares que or- ganizan su propio ejército, como el coronel Aureliano Buendia, quien termina sus dias haciendo, también, pescaditos de oro —Iuego de re- chazar su pension como veterano de guerra—, y entre los honores pro- metidos 0 realizados fuera de momento y de lugar. Otros personajes masculinos viven de sus habilidades sexuales o de su fuerza fisica, pro- tegidos por las figuras femeninas, como sucede con José Arcadio y Au- reliano Segundo. Vale la pena anotar que Garcia Marquez elabora sus personajes desde una perspectiva donde aparece muy explicita una serie de rasgos de hombres y mujeres que encuentra como caracterfsticas de la iden- tidad de género en el Caribe. Asi, al reflexionar sobre el problema del machismo en el Caribe, sostuvo: “Las mujeres sostienen el mundo con uno dle hierro mientras los hombres andan por el mundo empefiados ‘en todas las locuras infinitas que empujan la historia”. De ahi que: “las ‘mujeres carecen de un sentido histérico” (Garcia Marquez, citado en Mendoza, 1982, p. 113). Sus reflexiones sobre el gnero provienen de las historias de la guerra civil escuchadas en la casa de sus abuelos. En sus propias palabras: En efecta, mi abuelo me coniabs que los hombyes se iban a a gue- ‘econ une escopet, sin ls menor idea de cubndo vohetan, y por Alo largo del taboo iremas viendo el papel crucial que cumplen estas mujeres, gene= ralmente mlatas y vinculada al servicio doméstic, en la conformacion de tore. ecto cultural que presupone uns forma de mestzae regional originade en um posto entre clases dominantes subalterns, Pa las lectoras de cartas, semibrujas y amantes de los Buendtia, representa. pd peongase qt eter. Ning Finriarc cate crea scnycol ee hosreh Whores bins mem ols ou eon en ay 58 Mia ama oes ve doped ea ria cn ban ala guess Cito tete de dear no mie peor dere Suse ese pn ese moe tetas ie rele eer een nose ecaze eet cio 6 Scrat gewrd dma nose oso del sted raves (Coc Men cinders 18213) Hay una parte de la novela que constituye uno de los momentos teresantes de articulacién entre las asimetrias generadas como itado de la corabinacién de lo moral, la violencia, la degradacién liano y su tia Amaranta Ursula, y que marcan el fin de la novela. El ultimo Atreliano es el hijo de Renata Remedios, Meme, y el 9 Mauricio Babilonia. Este amor frustrado por la intromision de 1 nvalder de pr vida deMaurco Ballons, Fernanda invents mas para deshacerse para siempre ce Aueliano, pero, al no poder To conden a vegetar en casa dels Buena cme una es humana, El nito crecio sin ningun exo afectivo, sin Lazo social da se neg6 a enviarlo a la escuela, a a que tampoco podia ir por haber sido considerado un hijo expésito, Vivié recluido en la casa, to- mente temeroso del mundo exterior. Se redimi6 a si mismo por su ‘ito sobre Macorddo, aprender varios idiomas, conocer el mundo de Tanera letrada, Sus intereses intelectuales y literarios le permitieron te- ‘prostibulos, las tabemnas y de la libreria del catalan Ramén Vinyes. ‘embargo, su reclusién, el pinico al mundo exterior y su despropor- snada sexualidad se conjuraron para que él y su tfa Amaranta Ursula, ‘vez regres6 de Bruselas, vivieran unidos en una relacién incestuosa “que marca el fin de a novela y el fn de la familia Buendfa, con la muer- de los amantes y de su hijo Rodrigo. El incesto es una manera extrema de narrar la absorci6n por parte de la unidad doméstica de una serie de acontecimientos, que, en senti- do estricto, corresponderian a una esfera publica opuesta al espacio do. -éstico. Asi, en esta unidad doméstica, y disefiados en el lenguaje del parentesco, ocurre una serie de acontecimientos de imporlancia nacio- nal y publica, lo que da fuerza a la dimension moral del modelo hege- :énico. Veamos algunos de estos acontecimientos en los que se funden Jos elementos pablicos y privados caracteristicos de lo que hemos veni- do definiendo como economfas morales. Uno de estos pasajes nos narra el proceso ce apropiacion ilegal de tierras que hicieron José Arcadio, el hermano del coronel Aureliano Buendia, y su hijo Arcadio, en los tiem- pos en que este tiltimo fue nombrado jefe civil y militar de Macondo, en la guerra de los Mil Dias, de fines del siglo XIX. Arcadio, hijo desconocido de José Arcadio, se aliaria con su pa- sire para apropiarse una buena cantidad de tierras de Macondo. Ante esto, Ursula buseé la intermediacién de su otro hijo, el coronel Aurelia- 1no Buendlia, quien se encontraba en la guerra, para intentar resolver el problema dentro del eédigo de la familia. No pudo hacerlo, porque Ro- {que Carnicero, del Partido Conservador,fusilarfa antes a Arcacio. Este, por su parte, en la Gobernacién dle Macondo, dramatiz6 las inseguri- dades personales, ligadas al desconocimiento de su origen familiar. Un fuerte componente moral marca también el final de José Arcadio, quien hhubiese seguido gozando de las tierras usurpadas y que fueron reco- nociclas durante la administracion conservadora si no hubiera sido por su confusa muerte. Todo indica que su muerte ocurrié por razones que pertenecen al ambito privaclo de su relacién con Rebeca, ya que en la novela no se anuncia ninguna pista que permita sospechar que sus ac- ciones, las cuales repercutieron en lo pailico, hubieran desencacienado su final. Por esto, la muerte de José Arcadio dej6 un aire dle sospecha sobre Rebeca, su hermana de crianza y mujer. (Otro interesante ejemplo donde el manejo de Ia cosa publica, et Estado y la guerra son cescritos con patrones de relaciones domésticas ¥ los eédigos de una economia moral lo encontramos en las ambiguas relaciones que el coronel Aureliano Buendia, jefe de las fuerzas libe- rales, mantenia con José Raquel Moncada, el alcalde conservador de Macondo. SEIS aco AERTS yee NR ENT CabE COMET dos en el liderazgo de los polos opuestos de las fracciones jejecutaron In guerra ce los Mil Dias a fines del siglo XX Moncada sia desarcollaron una amistad y un compadrazgo en medio de la ad, mediatizado por la presencia de Ursula, Durante los tiempos : ste visitaba frecuentemente la ee fi mnservador, fea alcaldia del general conserv : fe Ursula, asta el dia en que el coronel Aureliano Buendia entré F condo, y sell6 el destino de Ia confrontacién final de los adversarios icos que habian logrado crear esa paradojca amistad. La asa a fue, también el lugar de reclusion de Moncada, hasta el dia jo decidié su destino. A través del sen- to de Ursula hacia su hijo y su amigo se perciben las contraclic- ‘entre las rutinas burocraticas de los asuntos de guerra y el grado 9 propio de la instancia familiar: Fue una reunia farili, Pero mientras los adversaios ohidsbon la uere para evce recuerdos del pasado, isla ivf sombre im resin de que su io ra un intuso 12 habia tend desde que lo tio ene protegido nun nidoso aparto militar que vole los dor- rritaris al derecho ya revés hasta convencerse de que no habia ri ‘in fiesgo. El coronel Aurefano no 580 To acept, sno que impario fidenes de una severidad teminan, y no permiio que nadie se Je aczrcara a menos de res metros, ni squire Ursula, mientvs los miembros de su escota no terrinaron de establecer ls guarcias a rededor del asa. Vesta un uriforme de dil ordinero, sn insignias de ringune cise, y unas bata alas con espudas embadurnades de ban y sarge seca Garcia Marquer, 1971, p. 158) “La traduccién de los asuntos de Estado bajo pardmetros de la es- sa doméstica es magstralmente expuesta en varias de las escenas en 1 Ursula reacciona ante las decisiones que toman sus familiares o a la cosa publica. En varias situaciones se describe el predomi Ge lo moral, tantoen la esfera doméstica como en la esfera estat. ‘cuanclo el coronel Aureliano se invistid de Ia autoridad estatal para ar los juicios sumarios que acabaron con toda la ofiialicad ene- tiga, cuando lleg6 el turno del fusilamiento del gran amigo de Ursula, general José Raquel Moncada, Aureliano Buendia le dijo a sumadre he hiciera sus stiplicas de perdén ante el tribunal revolucionario, ya aA a a ae que él, por razones de Estado, no estaba facultado para administrarjus- ticia. Formularon la peticion, ella y todas las madres de los revoluciona- ios, las viejas fundadoras del pueblo: Ficeron vaciar por un momento el equtrio dela justi, cuando Ursula io: “Ustedes han tomado muy en sero este juego espanioso, yyhan hecho bien porque estén cumpiendo con su deber [..] Feta no olviden que mientas Dios nos dé vida, osotas seguizemos sien- do matkes, y por muy reveluconaros que sean tenemos deecho @ bujales los pantalones y dales una everiza al primera faka de s+ eto. (Garcia Mésquez, 1971, p. 140) El papel de Ursula es, también, crucial cuando el coronel Aure- iano Buendia empieza a reconocer el sinsentido de la guerra. Obses nado, en un principio, en una revision de los titulos de propiedad que legitimaban la posesion por la fuerza que habian hecho su sobrino y su hermano, empieza a optar por el pragmatismo, una vez se da cuenta de ue liberales y conservadores habian hecho una serie de pactos que in- clufan olvidar la revision de estos titulos, asf como el abandono de los liberales de a lucha anticlerical y porla igualdad de derechos. Dispues- toa firmar estas peticiones realizadas por una comisién del Partido Li- beral, su partido, el coronel Gerineldo Marquez le dijo que esto era una traicion, ante lo que el coronel Buendia le pidi6 sus armas y le dijo que uedaba a cargo del tribunal revolucionario. Ursula visito a Aureliano Buendia la vispera de la ejecucisn de Gerineldo Marquez y le hablo asi asu hijo: ‘SE que fuslaés a GerineKo..y no puedo hacer nade por imped. Pero una cose te adverto: an pronto coma vea al cadéves, to juro or los huesos de mi pace y mi mack, por la memoria de José Ar «adio Buenda, te lo juro ante Dis, que te he de sacar de donde te metas y te mataré con mis popias manos ‘¥ rematé recordandole el miedo familiar al incesto fundacional: “Es lo mismo que habria hecho si hubieras nacido con la cola de puer- co” (Garcia Marquez, 1971, p. 140). Al relacionar la posibilidad del fu- silamiento ce Gerineldo Marquez, un hecho evidentemente vinculado ____Reslamo igo, vallnato yvlenda police en el Caibe colombieno _ siblico, con el miedo ancestral de los Bae alas pag Jul incngte, Carla Marquet rai I funcén susittvn “uni ésticas ampliadas desde la as unidades domésticas le : rafia: la constitucién de las economias ae en el Caribe colombiano FE rito algunas de las caracteristicas de la unidad do- Fiero s guns desrlan los continents prineples de Se jaasa de os Buena oun escenario sili: o ua de eas de la Costa Atlantica colombiana, de fuerte carécter endoga torial, mientras que los padres fluctian, y donde se origina eS jo ampliado en el que las abuelas terminan cumpliendo un rol inuacion nos muestra unas précticas sociales caracterizadas ie icales asimetrias de clase, de género y de raza. La propia ie ; de problemas relacionados con el interés general en el lenguaje ie Fentesco, como caracteristica de estas unidades domésticas, es uno : elementos que permiten que las asimetrias sean oes stionadas en la esfera piblica. Por otro lado, el hecho de aera ‘material etnografico describa criticamente una serie de practic > Evidentemente, la funcién de critica cultural, como se ha maneja aoe Serene anie nc ee seed Estes cine nos tradcionales de la cultura e expresan y s2Tecrean en ‘Thun dclou seco ced Ati Si embarge come foeea tia iste roe er Se estore dela cit domes por pare deo secoe soars heya cuesione oes mralesdominantes dela cutra eo Muchos estudios mi ee eet ees la familia ampliada mattilocal ites no es el tinico modelo exi z : istente en el Cari aaa 1960; Smith, 1996), ni en el Pacifico colombiano om z 2D Leone, 97, Sin erage aetna espera a significativa; ademas es el modelo que inspiraa Garcia Mansa Y. como se verd a continuacién, constitu trast flexionar sobre elementos econémicos periférica como la del Caribe colombia: Dlemas de raza, clase y género. Ai rye una forma relevante para re- ¥ politicos de una modernidad Piano, en la que se superponen pr eniogimies por meio de econo ne pon sencoraea ne los y altos, la iniciacién sexual oa vicio doméstico; ‘inte moral de varones con mujeres js ‘mujeres j6venes del ser- ‘muchas de las relaciones estan marcadas por un claro Los dts enogitics regionals platen alguna sutras deadinensnce dts can ae ema morales, tegionales. Uno de los primeros ele- ‘olor cone perinns masta cne seca soe memarloak dela is Abit cton ms unanpia pe roe indepen den pps cane ‘ee Spain pa cour de inn eno Cone oe ‘i inspirado en los recuerdos de infancia del au- eee abuela materna en el municipio de Aracataca, en zona tert dl gen, cme cep eae a Poe domésticas matrilocales existen, también, coed mestizaje o indomestizaje. Llama también la aten- le que estas unidades domésticas no sdlo existen en espa- sco tila nol patio contac desu curs sass Sse con gre oman de era Soa haga ea mujeres de la fai niurbanos, como la zona de Aracataca, sino, también, en espacios te urbanos, como Cartagena, 0 rurales, como la zona de Atan- “a proliferacién del modelo en distintos escenarios contribuye a vunidad doméstica de la familia Buendia pueda ser considerada ‘una muestra representativa del espacio regional, entendido en su. Gomplementar o profundizar la investigacién en las tensiones de géne- ‘ociadas con las unidades domésticas regionales. Entre estas tensio- sbresalen 10s altos niveles de conflictividad que caracterizan las 1s de género; niveles que, a su vez, se relacionan con las ambi- lades de los papeles econémicos de hombres y mujeres, y con las jones de éstos sobre el asentamiento habitacional y la movilidad. 3 otro lado, las etnografias que analizaremos constituyen una fuen- fnvalorable para el anilisis de la conflictiva relacién que tienen los ‘bres con la esfera dinwratia, lo que constituye una via prolifica para lerpretar el carécter dicot6mico que es sefialado por Garcia Marquez, idad de las mujeres y la desaprensién sobre el mundo tre la territor naterial que caracteriza a los hombres. Finalmente, las etnografias introducen la problemética racial, lo 1¢ complejiza el andlisis de la dimensién moral de las unidades do- ésticas de la Costa Atlantica y los procesos de fijacién territorial que “ngpiran las imagenes de la endogamia en Ciew aifos ile sledad. En este sentido, el conjunto de datos etnograficos y la informacion proveniente ‘de la lectura dle Cien aris de soledad ofrecen herramientas para explorar “Ios conflctives procesos de conformacin de los patrones de identidad de género y la subjetividad de los sectores subalternos, en una moder- | nidad periférica como la de la Costa Atlantica colombiana. {Con qué elementos etnograficos contamos para describir las re~ ~ Jaciones dominantes de las familias en la Costa Atlantica colombiana? Para aproximarnos a estos datos, quisiera resaltar dos perspectivas que pueden considerarse contradictorias; por un lado, Orlando Fals Borda, fen Mompor y loka (1980), el primer tomo de su Historia doble de la Cos- 1, define la familia ampliada costena como el origen del crisol mestizo ue caracteriza la Costa Atlantica, Para Fals Borda, |a inestabilidad de la familia costena seria una ma ional, que se opone a los rigidos formalismos q formas de unién conyugal. Igualmente, la fluidez una sefial de la tendencia a la caracteriza a la cultura regional (Fals Borda, pectiva, la familia costena es amplia y soli esultado de la actitud relajada del costeno ante el caracter ampli y ca de identidad re, jue caracterizan otras de las relaciones ma. nivelacin social que 1980, p. 153). En su pers. lo que ocurre como la sexualidad. Ast, ‘Aiidase 2 estas costumbres de ampliud,tolerancia, confianza e n= formalde a fuids estucure de queidas, jase, entenedos, jos «adoptive, hermanos de padre, hermanos de made, hermanos dele. che, madkes de cianzay es honors, ‘2 Socal costena mulipicaba, como mulipca atin, los lzos sociales todo lo comunidad y los vincuos de solidaridad de la pareniel, Porencime de las dferencias estictas de clase nuestra comin cultura. (Fal Borde, 1960, p. 52 ver cémo la esructi- 22, pra eniquecer ‘Ademas de la actitud abierta ante Ia sexualidad, Fals identifi ca el compadrazgo y las fiestas como factores de conformacion “una cultura propia con fuerte sol de la poligamia, lidatidad social y racial por efecto el concubinato abierto y el compadrazgo” (Pals Bor- P. 154b). Valoraciories relativam en Pineda (1975), jeres y de la familia ampliada como me ondiciones, 63i6n sobre la casa, lo que Pt vente andlogas se encuentran quien describe positivamente la funcién de las mu- 'ecanismo de proteccién contra emografias como la de Stopnika Rosenthal (1960) Has ampliadas matrilocales atrapadas en fuertes ten- siones interconyugales, que se expresan en una brujeria y en una permanente ruptura de las relaci dle Rosenthal (1960): describen las famili deacusaciones de jones. En términos | 3 Fro the answers given toques De as respuesta dadas als preguntas acerca dela pocs fecuencis de los matimonins edesiscs yale fecuencia de las ruptures fa mires, surge un patrén recurente de hombres culpando @ las mus Jere y les mujeres culpando alos hombres] el constnte paon fealemo magica valent pcon s cogeds on ee es S08 pee fas deere ces Pets es son acerca de que “los hombres aqui son noe Bei ‘de esta hostilided es la preocupacion con poe “omentan a menudo acerca de casos recurrentes e aut ses “enn nave se es crn ng pele oe ene os fares a ea e ‘se quejen acerca del uso que a coat rae Sto tan elope pon 57 creas da tan- "El grado de inestabilidad descrito en esta etnografia se niones de hecho, oa ee mica de los hombres aunque sobresale la en matrimonios : ee sn generalizada de la incapacida: oe aoe an matrimonio legal. Muchas de las rupturas G f wie Ses dan inmadiatamente despues del primer embaraze dea joven ica lve a su familia consanguines matri “la querida’ i sz, la mujer puede convertirse en , CER yeti ov a icon a mode 7s ma Pa fo hombre y el hije va a aera = esata el aumento de las separacones di at crea barazo, cuando los hombres tlenen mayor propension« owe, fqurss” orcas lava asin, Ene arses, bay una fuerte presion social a que la muerte a ae Jclo de separaciones termi ermite que el cl de separacions fering a, quien, generalmente, vu i ina. i fuerte presencia femeni trilocal, con wna aeons Scr paoeso de adquisiién de la casa por parte de las aoe ie irvrninaeniteamenteo, en oto c0S, COnstTayeD siempre term! : cans en zonas periféricas y margineles. cy ofc mariage an the en Being te wormed the efets te exaggerted sly ‘Mach ofthe women converst- fe eae ae s ie en a me a Fao inta oot ot, mc ae Cetn fon le (Rosenthal, 1960, p. 13) En los casos en que las mujeres no tienen casa, dejan a sus hijos en lacasa de la abuela y, cuando éstos crecen, eventualmente: contrib. yh conseguir una para su madre, En medio de estas posibilade, y con legada de les nietos de afuera, se va conformando un cuade i Pico de abueles hijos-hijes y nietos-nietas (Rosenthal, 1960, PP. 15-39), Import seialar que si bien el trabajo cle Rosenthal se realiz6 entre Stclores populares de Cartagena, la inestabilidad matrimonial caracte, general: “También exste un bien marcado pati de reacones eiamaitales Por parte de los hombres de los mas altos estats. unto con el fa si dela clase media en sus pavones de comparaniento que bso fetencia de las clases bolas, existe el vj y persuasvo modelo de ls Fcenca seal para los hombres [..J. La ambivalenciaacete del ma. trmonio estabe se encuentra probablemenie en todos los esticios ela sociedad” (Smith, 1996, p. 30) Para Rosenthal, la diferencia més significativa entre los estratos sociales seria que entre los pobres las normas sociales inhiben que los hombres tengan varias unidades conyugales, por su difcullad pars mare fenerlas, por ello tienen “queridas”, con las que no cohabitan ce mane- 7A permanente; mientras, en los estratos medios y altos es comin. que los. ‘hombres tengan dos o mas unidades conyugales (Rosenthal, 1960, p- 15). En un sugerente trabajo etnogratfico realizado en un barrio de Cartagena, Santa Ana, con una ‘importante presencia de poblacién ne- ra, Streicker (1995) muestra cémo se mantiene una fijaci6n territorial de los pobladores, por medio de una serie de es sicas que combinan formas de exclusién de razz rrios como Santa Ana, trategias morales y ff- a, clase y etnia, En ba- tun lenguaje moral atravesado por la légica del alizado en el contexto de la expan: rd oof etre ating on hero higher tts nae "Therein wal-m ite ile less ompins upon repeal patiern of bor hic Teepe er dats ere ano end presi pen oe hte The ambieelence about state nringe, formes at ess probaly found a al eto society” (Smith, 196, p. 30) “fico y una serie de ret6ricas se ponen en funcionamiento de sn en funcionami retoricas se fralizar la movilidad social, en especial de las mujeres y los ralizar esconrones Soa prc ee ‘vu rend en so con La ac hch points errs en cll se bab el en de sey ne fons de edie” Got, 595,08. 50) sumo, los sectores “respetables” de Santa Ana ial Be a corse conse opainens ele En el caso de las mujeres, estas imagenes se nutren de 1 ea fi sirven para concebir las unidaces domésticas comg “ead be donde se puede construir una socializacién legiti- I Fone de brujerfa se emplean especialmente -] - i — intentan socializar por fuera de las: oe és aus les a. Be ono" ‘mujeres de la calle”, a la vez que se les estigmatiza ea Bs ‘i 4 vios mat 1S, Probar warides” ode tz labraertaconra ss prop snes _ acios tradicioné 3m, como las fiestas de Semana Santa, ae gees intercambios de comidas entre las familias, se restringen nt in Senta je cls ender ies ot Sn Seer ten Re pra ofan cree rest say Fe ee are ee eee ote of ery ore sel or Se en oc rrr ae” (Secche, 995, pp 550) producen restricciones, cen Jas mujeres que intent 05, las mujeres 0s, las mujeres son consideradas “champetudas que se denomina la masica de los estratos popu Cartagena, De acuerdo con Streicker ts ee up rican en tbs on casas de cite sual perhaps ln etn posts sua Enegrg oes lepresencia de acahly cogsinduice alas mujeres a tener ‘Gones extramaritales 0 premarital [...] Fir reas js] eae las mujeres se pierde | [sacl Semester mene erty waren o muscu sn pon esr pce Vere ee ‘0s respetables sostienen que algunas champetuda: ii tlopercles cepts concer namepeimee chon Yala vee: ‘Agunos respetaies (nae eipalies equpsan als neges con ks champencs {Sa hombres como mee) La mayors de ks ses em > desciben simplemente ls negros y alos chempetudos idénticos terminos, impli atic: nos, implicando la equivalencia en 2 (Sui Soe equvalencia entre ambos: (Srec- sustentadas en prejuici ; tentadas en prejuicios raciales que recaen ‘an salir de la constriccién moral. En estos c ", un término con of lares de los barrios de je fuerza bruta (Streicker, 1995). En definitiva, se produce una vi- yorativa scbre los espacios puiblicos y la calle, que son evitadlos sno quieren sufrir a estigmatizaci6n y la exclusion social de smunidad moral (Streicker, 1995, p. 63). “Los dos trabajos etnograficos a los que he hecho referencia corres {den a Cartagena, una ciudad con una importante presencia de po- cién negra, mientras el modelo social que inspira a Garcia Marquez lemos catalogar como blanco mestizo, De igual manera, al con- star el Departamento del Magdalena y Aracataca, el pueblo de don- fs oriundo Gercia Marquez, con una ciudad como Cartagena, nos contramos con que aqueélla es una zona de mayor mestizaje y con una Ipresencia de poblacién negra significativamente inferior. Igualmente, nel Departamento del Magdalena hay una importante presencia indi- ena, De aqui surge, entonces, que sea pertinente acudir a una etnogra- fa regional del Magdalena ejecutada dentro de un grupo indfgena que frié a lo largo del siglo XX un intenso proceso de mestizaje, y nos da- smos cuenta de las profundas similitudes ex la organizacién social de “este grupo con los resultados que hemos visto sobre Cartagena, y que fon también enunciados en el escenario de Ciew aias de soled. Para esto, contamos con una de las etnografias més interesantes Para el caso de los hombres jévenes que promueven alguna f iaforma : dle movilidad social, contra ellos se ativan estereotipos de raza, lace clas pueden tener poten- negros, delincuentes, disruy la armonia social, iresponsables con la familie, Y género: mientras se reconoce que estos hombres cia sexual, son considerados peligrosos, tores de una pretendi : | * tipetenag segue el lend “Ses hd aed of xl pect | seh de type el ig Heng let weno emai orci er eco at etna nt te dn ety era ape os ‘ec emit ast pe Sec et ta tae ‘pence eee te a” nicer, 1985 pay" Men fers ying jobre un proceso de indomestizaje, como es The People of Aritama, de cia y Gerardo Reichel Dolmatoff, publicada en 1961. En esta etno- ‘gratia veremos cémo se tiende aqui a conformar una unidad domésti- ‘ca ampliada, matrlocal, y la serie de rasgos sociales que hemos venido discutiendo: un alto grado de conflictividad entre los géneros, acusa- ‘iones de brujeria y una mayor inestabilidad en el asentamiento territo- rial masculino. Pero, ademas, considero que The People of Aritama ofrece ‘una informacién particularmente interesante sobre la problemética re- lacion entre la identidad masculina y e! mundo material, por medio de descripciones sobre las nociones de dinero que existen en la comuni- dad, En esta etnografia se describen vividamente los procesos de nego- iacién en la esfera privada de asuntos evidentemente pablicos, como el derecho al salario o a las compensaciones por el trabajo. Esta nego- ciaciGn de asurtos publicos en Ia esfera privada constituye un rasgo central de lo que hemos definido como economias morales Ceram ot gah? The People of Aritama (Reichel y Reichel, 1961) describe el proceso de mestizaje que vivi6 el pueblo incigena kankuamo, de la Sierra No- vada de Santa Marta, Respecto a la organizacién social, la etnografia ‘muestra un alto indice de separaciones matrimoniales, el intento siste- atico por adquiir la herencia de la casa por la via materna, una “gue- tra de sexos”, engaiios y una alta fertilidad masculina como seal de “hombria”. Las relaciones de pareja se clasifican ast: en primer lugar, os matrimonios socialmente “legitimos”, es decir, aquéllos sanciona- dos por la Iglesia, conformados por esposos e hijos legitimos; en se- gunco lugar, las relaciones establecidas como “compromisos”, que son tuniones libres reconocidas por la comunidad, pero que no implican co- rresidencia; en este caso, el nticleo familiar lo forma un compafero con su compafiera y los “hijos naturales”. El tercer caso es el concubinato, caracterizado por relaciones libres ocasionales que no implican corresi- dencia; asi, los hijos son socialmente clasificados como hijos de la calle. En medio del alto grado de separaciones, s6lo en los matrimonios caté- licos el jefe de familia es el hombre; en las uniones libres no corresiden- tes, es la mujer, lo que implica una significativa presencia de hogares ‘matuilocales (Reichel y Reichel, 1961, p. 148). Otro procedimiento que afianza la matrilocalidad se ve en la ten- dencia a que sean las mujeres quienes anexen a la unidad doméstica su prole de uniones anteriores; también es habitual que las mujeres de la uunidad doméstica vivan en unién libre 0 como concubinas de hombres que viven en otras casas. Allanexar los hijos de estas uniones, el cuadro predominante en una tuacién de mestizaje indigena es muy similar a las situaciones previamente descritas, porque encontramos una fuerte ‘matrilocalidad y presencia de unidades domésticas que cubren hasta {res genetaciones (Reichel y Reichel, 1961, p. 152). 2 La imagen del carécter conflictivo de las relaciones de pareja es reconocida en toda la comunidad y abundan acusaciones de brujeria a las mujeres, mientras los hombres son vistos como perezosos e irres- ponsables (Reichel y Reichel, 1961, pp. 186-188). Las mujeres cumplen roles econémicos fundamentales, pero la importancia de estos roles ‘no es aceptada pablicamente, mientras: “Un hombre [...] es un indi- 3 ti nt stl \ilia 0 sus mo yeruetea poco oningén apoyo 9 7 (Reichel y Reichel, 1961, p-157)- Seat 4 hay una serie de datos: e ia sobre los kankuamos hay : Ba gms mine tle ee , jas naciones econ i st plane se Fer putas con J informacion etnoufica psc er otasfaeres y que permiten reflexionar sobre ls naciones gens fr gr nol ue dines ura mero y el cara antes de ee ibe colombian« ; cs oe 41961), la autoridad masculina se alcan- : ia casa, loque i ‘de adquirir su propia casa a do los ovenes son capaces a econo ens de makin Ter Mp Se srtacign de esa autoridad por la delas mujeres. Mien ees ae smbres sean los proveedores de la seo sei Bes caipins jon son las mujeres ¥ los hijos.™ Por o » snesta funcién son las muj Meee yee duce la agricultura, la actividad pear Frc te 0. El dinero en eet edammento ates de rig Hin Br vse ops een even ar sn vo si sntras que la comida est4 poco rel aionaia cone neo, Una situa ra como las pautas de presti scribe vividamente la mane’ eesti Ei ais Ianocién de dinero es expresada en las actitudes q son les qu : “tien ea trabajadores al momento dela paga: | Segin los esposos Reichel ( ls wabejadores reciben su pogo persona, sina que enva a oa pes recuerda al jefe que el vabsiador trebjador personelmen unnemeno dice cot el un e SUPAP come vase 53 ea —— < etmente dno p ei e n a ina situacion ver~ ; al menos, como ur Saran cov we IES snc era bn a es ae paren bay ne WSS ort in his family oferewation “A wm 6 sad fds ite o sp ~The Tug fecely Rich 196.157 tua ee productos de palma hecha + La aetvidad econ proc era la manufactur de predusln oP ata a ie codes, Eta aida 32% eerie Rech y Reichel, 196, p57 de conta tos “Fula me debe diner, pero yo puedo esperar por ‘qe Po lo necesito (Reichel y Reichel 1961, p. 266) Por otro lado, mientras se supone que los hombres trabajan afue- ‘ay las mujeres trabajan en la casa, en realidad los hombres pasan ung Bran parte de su tiempo dentro de las unidades domésticas, enfermos, hacienclo algunas reparaciones © pequenias actividades que eventust, ‘mente representan alguna entrada minima a la familia. Como si dbus, jaran uno de los prototipos de la masculinida id de Ciew aifos de soled, dicen los esposos Reichel: Los hombres de ests cases dsrutan de subrayar la importoncia de ss ingresos ya. menudo, hablan de actividades imagintias en el cermpo, de wansacciones de negocios, o de ottos proyectos, por me- clo de los cuales ellos pretenden conibui al ingieso del hogar:> (eichely Reichel, 1961, p, 254) El trabajo, especialmente agricola y manual, es considlerado como ‘una actividad dolorosa, un castigo para los pobres, mientras que ciertas actividades econémicas, como la politica, el magisterio, el comercio o al manejo de vehiculos, no son consiceradas trabajo en sentido estricto y se valoran positivamente, porque otorgan prestigio. De igual manera, muy dificilmente los hombres salen a buscar un trabajo por mas nece. sidad que tengan de éste, ya que trabajar para otro se considera humi- ante y trabajar de mas se considera ambicién, lo que produce envidia y Propicia ser victima de brujeria, La valoracién sobre el trabajo es tan egatva, que el ofrecimiento de un trabajo es considerado ofensivo y, if Aiea moment erie hen the aor eco his wage. He ner ak forte wnges uaa cone or a cil-who rents the enplosee nares station. Quite olen alae ail et several dg, Readvg for his moncy, merle building up his hurt pride by telling ensthen: Soom, ret me money, tc eI’ wed (Reh y Rech 86, pace) srugiten le of uch bowschlds ihe to wnerpay the portance of i income and often eek ft imaginary activites in the fis, business tresactions or ether poets then engl li they pete t contrite othe hoselad budge” (Reichel Resch Tao, p25) - > El esquoma en el que lo las contrateciones se realizan a través de inte jones, y el Jas contrataciones se realizan a través de intermediaciones, por si mist considerado una de tiem contrato en sf mismo es consi una pérdida ipo. ue el emples re es visto como Un far svat snp evi coven fo ue ee to, ergo it au jf por fo tnt, role ene eset gine edn none pee ne ‘Shree an rin cm ia aa 0 una ‘per de tempo do pr el vabsjado com he ets ea men Sebo enews tren noes an peg ramet wis pr un ao su Pea de yy per coo das abondo pa de (Geely Reichel, 1961, 0.26) sivas sobre la riqueza en las que dominan es oe i sn los sectores urbanos pobres tan- el prestigio se expresan e! ; ees omens ces Soar (98) dee cme Ws hbo sGunvs Ana han cesarellado una sere de nociones sobre la sane Ne cicscaes i laciones arménicas entre las consderan factor disruptive de eloronesarmanicas ont i ibalternos. A la riqueza se le atribuye el aps ee ten conser een de es gues aorta toto ente la juventud, un sector secialmente visto como ‘sobre todo, ee cha riqueza’ fea ser seducio por di ; ma | Porsu lade, las élites también ofrecen imagenes probl a Saas tran en su Kronus mues! queza material. Asi, Solatin y oan tans de Cartagena gu igen no ena de oe ten Ei inp tes en la conformacién del sentido de pertener is importantes en la Estas perspec he er, and the time 7 ner ds fr he rap fe Se ad mself, wito at any nomen ie ino ye alr by tr hin on moat sa er aan wk Bye sane lt i toa ec he so is fac gor te fh fered tw rely aoe tan i ane chr ht rr lly or ges a A crkngorso and e" (Rell Rech, 19 P aoa ‘alos jovenes que no se comportan rayon meant resin we con esorgani- ce /amenazantes para el Sie les cian rl ca ur npc cde ered 1 Coe Sues om oven come vines 0nd “ho eon con gute pao come sil ‘Soja scl Sucker, 99). de estos grupos matrilaterales, conocimiento de dichos gruy la expectativa social era que los hombres fueran los dominantes en lag relaciones de pareja y en la unidad domestica (Bot, 1968). Dicho en otros términos, el poder femenino, aunque real, esta ba subvalorado y menospreciado, porque se expresaba en términes slomiésticos. El poder femenino era escrito en la gramética de la to. *alidad. Esto planteaba una especie de asincronia de los grupos mats Interales, ya que funcionaban en una coyuntura en la que lo Piblico, dlseiado por los valores burgueses clominantes, habia reducido lo de: ‘meéstico a lo contingente, alo privadlo y a lo no reconocido.™ El papel normativo de la separacion de roles que Bott (1968) en- Contrd en su estudio aparece como uno de los resultados més visibles lel mosielo de solidaridad orgénica que Durkheim habia establecido como dominante en la sociedad industrial. En la perspectiva de Durkthe. im, las formas asociativas dominantes de la sociedad industrial se d ban por fuera del espacio doméstico, Ja division social del trabajo, profesionales.” la Ya que estaban articuladas por ue se expresa en las especializaciones Mientras el efecto de la existencia de estas unidades en socieda- des industriales como la que estudia Bott es, continuidad estructural de los grupos matrilater més inquictantes una v Principalmente, la dis- rales, Ios resultados son 2 se trasladan al campo del Caribe, donde la uunidad doméstica familiar de tipo matrilocal es la estructura dominan- **Bsimporante anlar que las demands femenines han cwestionado la visi entre lo privado y Ia pat tno deo efectos rtce isImpotantes de estacrica ha sido la ampliacen ea clera ratty | ‘Ya que ha permite introducir alli demandes que lo Logica burguesa ubieaba en el Ambito privado (Fernsndez-Kelly, 1983 Fraser, 1999), Ents rflesiones de Durkthcim son andlogss alas de Habermas (1551, 198), | comparten Ia separaciOn de funciones entre lo pilico y Wanyn (585 zn a "ay (585 ia ol min daca civil da Ard i ‘ues confit potenaks en ens psec ae {Speci ene ates. Harn tablcorn lasts pare super aun Suen y Tg ses se evitaror (epectaemerte ples earn pr pct dea. sen ee cocepto ara dtr scr gue ee nareeee ‘conflictos entre liberales y conservador a aoe ae nal. En el caso de Colombia, ei pacto atenus el con. ee tradicionales, peo acentué Ia exclusion peciaeeates s como la izquierda o los independientes, oe denne ealsmo magic, velenalo y volenca potica en el Carbe colombia Como ha sido sefialado, el sistema partidista colombiano ha sus- «do la politica por lalealtad y ha promovido relaciones paternalistas Bre miembros de distintas cases sociales, que fundamentan [as rela- 4 clientolares (Oquist, 1980; Leal, 1989). Podriamos decir que en Ia Freda en que las estructuras clintelares se expresan en el formato del reproducen los esquemas comunicativos propios de las les, En lugar de promover la bisqueda del bien comin en la esfera publica, las traiciones, de igo familiar, conomias moral por medio de una acrién comunicativa basada gicasclientelares promueven una Iogice de lealtaces y avores y contrafavores,y se constituye, asi en uno de os espacios més Fcientes de promocién de las formas tradicionales del lenguaje, Estos atrones de lealtad se han expresado historicamente en los pactos in- Ferclasstas y en las actitudes fundamentalistas del rechazo a los con- antes, ¥ toman fuerza desde la década de los setenta, cuando la saa de las fronteras agricolas consolida la presencia guerrllera, narcotrafico en gran escala y las formas contempo- sick, 1991; Fa- ‘Vemos, entonses, como en el momento en que se publico Cie de soledad, Gabriel Garcia Marquez contaba con elementos suficien- 1 cerrado de las estructuras politicas colom- “Vianas, lo que legitimaba su critica mediante la metéfora del olvido. En este sentido, el recurso del olvido no debe ser tratado como un proble- ‘ma histotiografico, como lo hace Posada Carbé (1998), sino, como un problema ético, Por otto lado, en Ciet aifas de soledad se muestran las relaciones fa violencia con la dimension moral de la economia domésti- tanto en la cotidianidad como en el violen- “aii tes para mostrar el caracte que tiene l cay se describen sus expresiones, al de la politica nacional. Esta relacién entre la cia y a esfera doméstica es otro de los mecanismos de critica al mode- 1 violencia funda a Macondo por la diéspora lo politico cotombiano. Li que motive la muerte de Prudencio Aguilar por parte de José Arcadio Buendia, Perseguido por el fantasma de Aguilar, José Arcadio Buen- ‘dia sali6 de su pueblo natal con varios habitantes mas, y fundaron Macondo. En est2 caso, nos encontramos con un hecho privado con efectos colectivos. Por su parte, la participacién del coronel Aureliano - Ambito estructur Buenclia en la politica y en la Guerra de fos Mil Dias, como uno de los acontecimientos mas importantes dela primera mitad de la novela, produce como resultado de factors que atraviesan cramsticamente lo Pablo y lo domeéstco. El Partido Conservador entra como una fuerza externa a Macondo, por medio del corregidor Don Apolinar Moscot quien interrumpe la paz comunitaria, primero, al llegar sin ser invita do y, luego, alimponer una orden insensata y emblemética del gobier. no central, de pintar las casas de azul, como color insi ul, F insignia del de gobierno, an Pero la llegada del corregidor también determiné el destino del coronel Aureliano, por una serie de acontecimientos sucesivos: el amor del coronel por la hija de Apolinar, Remedios; la muerte de Remedios; Ja fraternizacién del coronel Aureliano con Apolinar, y la sensacién de traicion que Aureliano experimenta de su suegro. En un principio, Au- reliano expresaba un desapego por la politica y fue su suegro quien le dio las lecciones basicas en estos términos: Leslee, e deca ern masons; gant de male inl, partido fa de ahora los eas, de impanar el matimoio cil y el voto, de recnocer gules derechos los ijos natures que als legos, y de despedezar al pats en un sistema fdetl que des- peira de poderes la ated supra Los conseradoes, ent cambio, que halon reid el poder diectareie de Dos re- ugnaban por Ia estbidd del orden pubco ye motel fia ‘eran los defensares de la fe de Cristo, del principio de autriad, Y no exaban spuesios a permit ue el pis ues descurtizado en ertidades autinomas. Pr seninientos humans, auetano simpatzabo con la actu de os Heals respect dels detechos eos hos natures, peo de ados modos no entendia co se Teoba al extemo de hacer una gue por cosas que no podin to- cats con as manos. (Gate Marie, 1971, 88) Desconocedor de la politica y con un cardcter taciturno que hacia predecir sobre el coronel Aureliano Buendia una profesién mas cercana a la alquimia y a la orfebreria, la amistad que conservé con su suegro Juego de la muerte de su mujer, le permiti6 observar como éste recurria al fraude para garantizar el triunfo conservador en las elecciones. Asi, la participacién del coronel en Ja politica se debe, sobre todo, a haber "tar las guerras liberales de fin de siglo con las nuevas formas de expre- Realsmo magico, vallenatoy violencia polica en et Carb cobombiano erimentado la ruptura de un pacto de tipo moral que tenia con su jente por afinidad. Esta traicién fue la que le levé a decir: “si hay 1 ser algo, seria liberal [...] porque los conservaciores son unos tram- ,os0s", ¢ inicié un ciclo de guerras sinsentido, en las que constat6 como Jas propuestas doctrinales de los partidos estaban subsumidas ante las TWgicas cauaillescas y cémo los acuerdos de las élites exclufan las de- | Tendria que esperar mucho tiempo hasta encontrar un sentido pblico de su accién politica, cuando decidié pelear para terminar esa Mguerra de mierda" (Garcia Mérquer, 1971p. 148), empresa deen ‘coniraria més tropiezos que ninguna otra y ante cuyos fracasos hace Una tentativa de suicidio y termina recluido en el pomposo lugar de los muy ocasionales honores que propone el gobierno para subsanar el ol- vido realy el ostracismo al cual fue sometido. Su confinamiento al olvi-

Вам также может понравиться