1. El principio de autoridad y su fundamento teolgico en LUTERO.

La organizacin poltica y su coordinacin con principios religiosos son

cuestiones complejas en las que LUTERO seguramente no tiene maestra y seguridad; su
pensamiento en este punto se desarrolla en sucesivos escritos, con retazos desordenados.
LUTERO, inspirado en las dos ciudades de San Agustn, refiere la existencia de dos reinos:
el celestial y el terrestre. Los creyentes pertenecen al reino de Dios, se rigen por el amor,
guiados por el evangelio, renovados por la gracia. Los hijos de Adn pertenecen al reino
terrenal, son conducidos por sus instintos, abandonados a sus pasiones, se encuentran bajo
el imperio de la ley. La Iglesia es la vivencia de Cristo en la historia, y trae la paz; el reino
del mundo, fundado en la naturaleza, est distorsionado por la violencia.
Los dos reinos coexisten. No estn enfrentados, al modo maniqueo, como el bien
y el mal; son ms bien el mismo hombre antes y despus de su redencin. La Iglesia
redimida esta inmersa en un mundo pecador, pero es parte del mundo. Y es que el reino de
los cielos no es de este mundo, se entrega al mundo llevando la Cruz, testimonia el
sacrificio de Cristo. La Iglesia, por medio de la predicacin de la Palabra (ley y evangelio)
y la administracin de los sacramentos, sirve directamente al rgimen espiritual e
indirectamente al rgimen temporal. Los sacerdotes y obispos no son autoridad sino
servicio y ministerio, pues entre los cristianos no debe haber autoridad1.
No solo la autoridad poltica y la Iglesia aparecen instituidas por el Creador, y
son de derecho divino, sino que existen instituciones naturales, queridas por el Creador. El
gobierno del mundo se realiza segn LUTERO a travs de estados [Stnde], tambin

1Segn GONZALEZ MONTES, la teora de los dos reinos en Lutero no es sistemtica y quizs solo debe
interpretarse como una predicacin, en particular, no se debe identificar los dos reinos con el Estado y la
Iglesia, pues aunque la Iglesia de Cristo es invisible y se gobierna por la palabra y el sacramento, no se puede
politizar el pensamiento de LUTERO y relegar la Iglesia a una interioridad estril (religin y nacionalismo,
cit., Pg. 33, y sigs.). B. LOHSE (Martin Luthers Theology, Trad. Ing. Minneapolis, 1999, Pg 314 y sigs.)
tambin aconseja no exagerar el significado de esta doctrina que en todo caso tiene races medievales y se
debe explicar en el contexto de las luchas polticas de su tiempo.