Вы находитесь на странице: 1из 1

Describiremos, en primer lugar, los experimentos llamados de El Havre, tal como

los refiere el profesor Ochoro-wicz, de la Universidad de Lemberg:

El 24 de agosto dice , a mi llegada a El Havre, encontr a los seores Gibert y


Janet de tal manera convencidos de la realidad de la accin a distancia, que se
prestaron gustosamente a las minuciosas precauciones que les impuse para
comprobar el fenmeno.

El seor F. Myers, el doctor Myers, miembros de la Society for psychical


Researches, el seor Marillier, de la Sociedad de Psicologa, y yo, formamos una
especie de comisin, y los detalles de todas las experiencias fueron ordenados por
nosotros de comn acuerdo.

He aqu las precauciones que nos han guiado en dichos ensayos:

1. La hora exacta de la accin a distancia fue echada a la suerte.

2. No se comunic a Mr. Gibert hasta varios minutos antes del trmino, y en


seguida los miembros de la comisin marcharon al pabelln donde habita el sujeto.

3. Ni el sujeto, ni ninguno de los habitantes del pabelln, situado cerca de un


kilmetro de distancia, tenan conocimiento de la hora exacta, ni siquiera del gnero
de experimento que iba a tener lugar.

Para evitar la sugestin voluntaria, ni a nosotros, ni a ninguno de los seores que


nos acompaan se les permite entrar en el pabelln para comprobar el sueo.

Se decide hacer la experiencia de Cagliostro: dormir al sujeto y hacerle venir a


travs de la ciudad.

Eran las ocho y media de la noche. Gibert consiente. Se saca a la suerte la hora
exacta. La accin mental deba comenzar a las nueve menos cinco y durar hasta las
nueve y diez. En aquel momento no haba nadie en el pabelln, a excepcin de
madame B... y la cocinera, que no esperaban ninguna tentativa de nuestra parte.
Nadie haba entrado en el pabelln. Aprovechando esta ausencia, las dos mujeres
entraron en el saln, distrayndose en tocar el piano.

Despus de las nueve llegamos a las inmediaciones del pabelln. Silencio.

La calle est desierta. Sin hacer el ms leve ruido nos dividimos en dos grupos
para vigilar la casa a distancia.

A las nueve y veinticinco veo una sombra aparecer en la puerta del jardn. Era la
sonmbula. Me arrincono para escuchar sin ser notado.

No oigo nada; la sonmbula, despus de estar un minuto en la puerta, se ha


retirado al jardn.

43

Вам также может понравиться