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El rbol es como una casa para los pjaros y el techo para el vagabundo.

Por tu amor me duele el aire, el corazn y el sombrero

Volvern las golondrinas en tu balcn sus nidos a colgar

Oh noche que guiaste!

Oh noche amable ms que la alborada!

Oh noche que juntaste!

El sol era un pan de oro entre las palmeras

El rbol con sus manos, peinaba a su novia sauce.

Finales, fugaces, fugitivos

fuegos fundidos en tu piel fundada

La aurora dej en el seto perlas matutinas.

Era mentroso, bebedor, ladrn,

tahr, peleador, goloso,

reidor y adivino, sucio,

necio y perezoso, tal es mi escudero

Las ms veces me entrego, otras resisto

con tal furor, con una fuerza nueva,

que un monte puesto encima rompera

Las estrellas nos miraban mientras la ciudad sonrea.

El blanco algodn que surca el cielo


La rosa, emperatriz de la hermosura,

que brinda al sol sus labios encendidos;

la que arrastra a los cfiros y nidos

endechas rebosantes de dulzura;

La rosa de opulenta vestidura,

que es gloria y embriaguez de los sentidos

y en los verdes jardines florecidos,

cual rojizo relmpago, fulgura.

La que aroma las noches de verbena,

fue, del mundo en la esplndida alborada,

ms nvea que la cndida azucena.

Pero Adn fij en ella la mirada

y palpitante y de rubores llena,

la blanca rosa se volvi encarnada.

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