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4, Lalegitimacién y reivindicacion de las practicas sexuales no normativas en la teorfa queer Susana Lépez Penedo Laemergencia de la teoria queer a principios de los afios noventa puede ser vista como una progresiva toma de conciencia de la diferencia, que trata de resituar la supuesta estabilidad de la «identidad» de los primeros afios del movimiento de gays y lesbianas. Con el uso de la categoria utilizada para avergonzar y estigmatizar a los desviados sexuales la teorfa queer, de for- ing desafiante, rehdsa la terminologfa del discurso dominante. Se trata de un gesto de rebeli6n contra la presin de ser invisible o anormal De esta forma, el término queer de acuerdo con Jacinth Samuels, supone una critica a los procesos de normalizaci6n y no séto a Ta intole- rancia fruto de la homofobia. El razonamiento que se oculta tras la utili- sacién de este renovado concepto es que los heterosexuales necesitan a Jos queer para poder marcar la diferencia, no s6lo entre una tendencia se~ ual y otra, sino entre lo que esté bien, los normales (ellos). y lo desvia- doy anormal (los otros), Al ampliar el espectro de andlisis, el incipiente movimiento queer estaba ampliando su critica y los posibles agentes @ participar en esta nueva perspectiva. Porque los procesos de normaliza- cién no s6lo afectaron a los procesos de objetivacién de la sexualidad sino a otros procesos de catalogacidn social que afectan a categorias como son Ia raza, el género o la clase social. Aunque aquf nos centrare- mos solo en Ia rearticulacién que la teorfa queer hace de la sexualidad Las sexualidades queer no implican una estructura identitaria, sino un conjunto de comportamientos sexuales que establecen relaciones con cédigos de conducta, estéticos y relacionales que no son estrictos, sino aciones en funcién de los individuos que los pongan que sufren modif en practica. Para los tedricos queer, estas sexualidade sujeto de las cadenas que Jo atan a grupos sustituyen a las identidades fijas y liberan al s 106. Teorfa de la sexualidad identitarios muy estructurados, en los que se han de mover segiin unos de- terminados cddigos previamente prefijados que no dejan lugar a las mo- dificaciones sin incurrir por ello en la traici6n al grupo. Para los queer, es importante la indefinicién que conlleva la ausencia de etiquetas para lo- grar la libertad del sujeto, que puede entonces moverse sin restricciones sobre el territorio del individualismo, cultivarse a si mismo al margen de un grupo de pertenencia, con la posibilidad de practicar la incoherencia sin ser juzgado por ello y con la tranquilidad de poder modificar sus plan- teamiento y discursos tantas veces como lo considere necesario. En terminos generales, queer cuestiona el concepto tradicional de identidad sexual, y lo hace mediante la deconstruccién de las categorias, oposiciones y ecuaciones que sostienen esta definicién. Dana Y. Takagi en su ensayo Maiden Voyage trata de explicar la necesidad de un término como queer para dar cuenta de la multiplicidad de identidades sexuales que pueden coincidir en un mismo indiyiduo: Algunos se identifican como heterosexuales, pero disfrutan del homoero- tismo, y, por su puesto, hay quienes afirman ser gay/lesbiana, pero su priic- tica sexual es heterosexual. Ademds, algunos se identifican como sexuales, pero en realidad no practican el sexo, y hay quienes reclaman el celibato como préctica sexual. Para aquellos que profesan una forma de identidad sexual que es, en algin momento, extraiia a su practica sexual o deseo se- xual, la idea de una tinica identidad sexual permanente o incluso estable es restrictiva y no se ajusta a la realidad. Construyendo unas politicas de confrontacién, ira, disensin y desvia- cién, los queer pretenden desestabilizar los limites que dividen lo normal de la desviacién y organizarse contra la heteronormatividad. Tratan de combinar impulsos contradictorios para unir a personas que han sido in- citadas por la sociedad a sentirse perversas, raras, parias, diferentes y desviadas, y afirman su similitud a través de la definicién de una identi- dad comin en los margenes de lo socialmente aceptado. Ademés del reto al heterosexismo y la homofobia, los queer también hacen valer una tética y unas politicas en contra de lo que ven como el asimilacionismo de gays y lesbianas. Mientras que el movimiento por los derechos de los gays centra su trabajo dnicamente en la obtencién de la igualdad de derechos, la eman- cipacién queer busca un revolucién sexual de largo alcance para trans- i i i ~ Lalegitimacién y reivindicacién de las practicas sexuales.... ______ 107 formar la sexualidad de forma que beneficie tanto a los homosexuales = como a los heterosexuales. Su programa de accién va més allé de la igual- © dad, buscan una liberacién sexual més amplia que expanda los limites ~ erbticos en todas direcciones que beneficien al sexo, como la reduccién de ~ In edad de consentimiento a los catorce afios para todo el mundo, el re- =. chazo de las leyes puritanas en contra de la prostitucién y la pornografia, Ky laintroduccién de educacién sexual explicita en las escuelas a partir de ~~ Jas clases de primaria. El proyecto de emancipacién queer plantea una batalla a través de la subversién de la cultura sexof6bica. Y al hacerlo contribuye a la disminucién de la represién erotica tanto de gays como de heterosexuales. En términos generales, Annemarie Jagosse considera: [..] queer describe aquellos gestos o modelos analiticos que dramatizan la incoherencia en las relaciones estables entre el sexo cromosémico, el gé- nero y el deseo sexual, Resistiendo ese modelo de estabilidad —que plantea la heterosexualidad como su origen, cuando es mas bien su consecuen- cia— queer se centra en los desencuentros entre sexo, género y deseo. Ins- titucionalmente, queer ha sido asociada més habitualmente con las cues: tiones gay y lesbiana, pero su marco anali como el trasvestismo, el hermafroditismo, 1a androginia y la cirujfa co- rrectora del género. .0 también incluye cuestiones Queer pone asf en cuestién incluso términos tan poco conflictivos, en apariencia, como «hombre» y «mujer»; considera que es necesario crear un nuevo modelo de formacién de la identidad o identidades. Para situar la realidad empirica de los procesos de cambio de identidad se debe tener una visién social construccionista de la identidad como una descripcién de la situacién del yo en relacién con otros individuos, grupos ¢ institu- clones. Los individuos, grupos e instituciones con los que nos relaciona- mos son puntos de referencia en un paisaje sexual que en sf mismo esté socialmente construido. Desde esta perspectiva, el cambio de identidad se entenderfa como un proceso de modificacién de la descripcién de uno mismo en respues- ta.a los cambios tanto en la situacién del yo como en el paisaje social- mente construido en el que uno se sittia. El cambio de identidad seria, pues, el resultado necesario de los esfuerzos del individuo para mantener una exacta descripcién del yo, y no una indicacién de que uno todavia no ha alcanzado wna correcta descripcién de si mismo. 1 Teoria de la sexualidad Trabajando desde una variedad de perspectivas teéricas posmoder- has y postestructuralistas, los teéricos queer se centraron en la identifi- cacién y andlisis de los marcadores culturales y discursivos encontrados tanto en las identidades e instituciones dominantes como en las margina- das y que pre: Como Alexander Doty afirma, el uso del término queer pretende recapturar y reinsertar un sentido militante de diferencia que ofrezca lo erdticamente «marginal» como un «espacio de resistencia» consciente- criben y reifican el comportamiento heterosexual. mente elegido. Lo queer es, asf, una cualidad relacionada con cualquier expresi6n que puede marcarse en contra, no o antihetero. El propésito de Doty, como el de todos los promotores de lo queer; es cuestionar la demar- cacién cultural entre lo queer y lo hetero, a través de sefialar lo queer en los heterosexuales y en las culturas heterosexuales, asi como en aquellos individuos 0 grupos que se ha dicho que viven en los limites del género y la sexualidad: transexuales, bisexuales, travestidos, y otros binarios que estan fuera de la norma. Reivindican el derecho a practicar el sexo anormal, perverso y an- tinatural como téctica de accién politica, De esta forma, los términos en que las relaciones sociales y la sexualidad en particular son imaginados por estos te6ricos tienen las siguientes caracteristicas: un énfasis en las vas 0 simbélicas de lo so- cial y en la sexualidad como un placer erético y un juego. Para los queer, homosexualidad y heterosexualidad son dos cate- gorias igualmente opresoras. Steven Angelides denomina economfa de la (hetero)sexualidad lo que en términos foucaultianos es la era pos/moderna en la que estamos sujetos a ese «instrumento» que es la sexualidad, que identidades queer, en las dimensiones discu hos categoriza, codifica y controla. Reclamando la especificidad de su sexualidad, los discursos de las politicas de identidad sexual permanecen unidos a una economfa de la (hetero)sexualidad. Esta economia tiene dos caracteristic: — El principio regulatorio, o la légica de este sistema, que es la metafisica de la (hetero)identidad, que construye todas las sexualidades a través de la 6ptica de la matriz heterosexual/homosexual. - El dominio discursivo en el que las discusiones sobre la sexua- lidad que tienen lugar en occidente estén enmarcadas y subsumidas pre- dominantemente por el pluralismo liberal. pee 109) Lalegitimacién y reivindicacién de las précticas sexuales.... Asi, reinstaurando la diferencia hetero(sexual), la homosexualidad y la heterosexualidad se han convertido en categorias reificadas que se ica de la verdad», La verdad de estas enmarcan en una «economia pol categorias se convierte en objeto de discurso en esa heteroeconomfa. En resumen, la sexualidad se ha convertido en un objeto de verdad sobre el que prolifera una serie de discursos y a través de los que se articula la Verdad del Sexo. ¥ alo largo de estos veinticinco afios lo que hemos te- stancial ruptura de esa economia, sino su reforza- nido no ha sido una miento y re-produccién. Y enesta Verdad del Sexo, determinadas sexualidades siguen man- teniéndose fuera de la norma, es la marginacién dentro de la margina- See I Ep cidn, La bisexualidad, el sadomasoquismo, los juegos de roles, la paido- | filiay muchas otras, quedan de nuevo fuera de los margenes de lo que es |. aceptable y politicamente correcto, y son recuperadas por los queer, que | ponen en marcha todo su aparato tedrico para legitimarlas y reivindicar © su capacidad de transgresién y transformacidn social. Debido a la falta | - deespacio, me ceftiré a dos tipos de sexualidades no excluyentes entre sf f y sobre las que mis se ha trabajado desde la perspectiva queer: la bise- xualidad y el sadomasoquismo. Bisexualidad Especialmente en el movimiento de lesbianas, la bisexualidad ha estado ' siempre marginada a través de una serie de procesos que, para tedricos queer como Amber Ault, no hacen mas que reproducir los mecanismos que la heteronormatividad ha utilizado para marginar a lesbianas y gays. Estos mecanismos son: Supresin: la supresi6n pasiva elide la existencia de la bisexualidad rechazando su conocimiento. Este rechazo promueve la construccién de una comunidad unitaria y una cultura compuesta exclusivamente de mu- jeres que se identifican como lesbianas y cuya conducta sexual y emo- cional cumple los requisitos performativos del discurso lésbico. Bajo la premisa de que lesbianas son aquellas mujeres que duermen con otras mujeres, las bisexuales no pueden ser lesbianas. Incorporacién: es el mecanismo por el cual el discurso lésbico in- 110_____ $$ ________________ Teorfa de la sexualidad Cluye a las bisexuales en la definicién de lesbianas. Las bisexuales son 0 lesbianas 0 heterosexuales en un es de es jado de paso hasta incorporarse a una ‘as dos categorias. El mismo discurso que el heteropatriarcal, que entiende que las lesbianas tan s6lo necesitan un pequeiio ajuste para con- vertirse en heterosexuales. Marginacion: Algunos te6ricos describen la construccién de limi- tes como necesaria para la produccin y mantenimiento de las culturas de resistencia, En este discurso los bisexuales se convierten en marcadores de territorio, ya que se mueven en los limites entre lo aceptado por la co- munidad y el comportamiento transgresor. Deslegitimaci6n: El discurso lésbico hostil a la bisexualidad a me- nudo construye al bisexual como una persona en la que no se puede con- fiar, porque o bien estan confusos o no quieren tomar una decisi6n. Ante esta actitud de rechazo, mucho més abierta y beligerante entre las lesbianas —especialmente algunas feministas— que entre los gays, los tesricos queer reaccionan, puesto que ven en estas actitudes la inte- riorizacién de un discurso patriarcal y la defensa de unas identidades ho- mogéneas ¢ intransigentes con las que no se sienten identificados, Existen varios factores que caracterizan la bisexualidad que son muy atractivos para los queer y que convierten esta sexualidad en uno de los temas de andlisis preferente en sus trabajos. Estos factores son los si- guientes: La bisexualidad rompe con la estructura binaria homo/hetero. Las posibilidades que abre la bisexualidad son miltiples y provocan la ruptura entre la priictica sexual y la identidad sexual. Los puntos de refe- rencia en el paisaje sexual «normal» euroamericano esta basado en el gé- nero, y las categorfas sexuales euroamericanas estén definidas en referen- cia al género; la heterosexualidad esta definida en términos de relaciones entre personas de diferente género y la homosexualidad esta definida en términos de relaciones entre personas del mismo género. Asi, en el pai- je sexual basado en el género es necesario como minimo un punto de referencia para fijar la identidad monosexual como la lesbiana, gay o he- terosexual. Pero, en este sistema dicotémico de sexualidad y género, la bisexualidad s6lo se puede entender como un hibrido entre la homose- xualidad y la heterosexualidad. Sin embargo, el planteamiento queer establece que ya no es sufi- tA SIR Lategitimacién y reivindicacién de Jas préecticas sexuales.... —————— Wil ciente hablar de un beso entre dos hombres como un «beso gay>. Puede que sea un «beso entre personas del mismo sexo», o un beso hombre/hombre, pero llamar a un beso entre dos hombres bisexuales un «beso gay> es ir nis alld de la propia situacién provocada por ese beso para pasar a cate- gorizar sexualmente a estas dos personas, 1o que puede resultar muy arriesgado sin contar con la consideraci6n que de si mismos tengan los dos participantes en ese beso. La identidad sexual deja de ser una repre~ sentaci6n estatica del ser existencial para pasar a ser una descripcidn di- némica del yo en relacién con los otros. — La bisexualidad es una categoria desestabilizadora. Eve Sedg- wick argumenta que la bisexualidad como concepto politico, aunque apor- tun espacio para la gran cantidad de personas que no son exclusivas en la cleccién del género de su objeto de deseo, al final falla al no poner en cues- tién adecuadamente los modelos existentes de sexualidad. Porque estos pa- radigmas se estructuran en torno al género del objeto de elecci6n. Sedgwick argumenta que, utilizando la bisexualidad como se concibe actualmente, funcionar‘a simplemente como una adiciGn al paradigma existente, de for~ ma que lo que ahora es una dicotomfa, se convertiria en una tricotomia, Sin embargo, Ruth Goldman afiade que lo que Sedgwick no considera es que el concepto de sexualidad podrfa funcionar como una provocacién y abrir un paradigma que depende de oposiciones binarias. La bisexualidad se conver- tirfa asi en un tercero en discordia que servirfa como recordatorio de la exis- tencia de mas de dos formas de conceptualizar la sexualidad. La bisexuali- dad pone asi en cuestin hasta qué punto puede ser decisivo el género del objeto de eleccién en la forma de entender la sexualidad. — La bisexualidad constituye un espacio de identidades miiltiples, in libe- radora, Paula Rust sugiere que lo que debemos hacer es eliminar la ca- racteristica del sexo del compafiero de su posicién de privilegio, de for- ma que seamos libres de elegir nuestras propias formas de definirnos a nosotros mismos y de elegir a nuestros compajieros. Sugiere para ello gue los bisexuales pasen a Ilamarse «pansexuales», para evitar el énfasis, en el sexo biolégico como la base para la identificaci6n sexual, y evitar el término «bi», que sugiere una actuacién binaria y que nos devuelve a a idea de que hemos de ser o heteros u homos. El término «pansexua- les», para Rust, nos permite conceptualizar una nocién mas amplia de se- xualidad y crea una categoria exclusivamente para aquellos que rechazan las nociones binarias de género y sexualidad. {fluidas y cambiantes. En la bisqueda de ese espacio de indefin 112. —— —_______ Teorfa de la sexualidad Puesto que muchas personas se siente atrafdas por las personas a pesar de su género y no debido a éste, y el género del objeto de eleccién —busado en nociones binarias de género y sexualidad— es lo que infor- ma la identidad sexual de lesbianas, gays y heterosexuales, la bisexuali- dad no es sino queer, rara, diferente —existe en oposici6n a, y cuestiona la norma—. Y si entendemos queer como representacién de una identi- dad/comunidad/espacio te6rico que es fluido y definido especificamente sélo por la oposicién/resistencia a la heteronormatividad, entonces los bisexuales y la bisexualidad deberian de ser incluidos en este marco. — La bisexualidad se sitia en los limites de las categorias norma- tivas (homo y hetero). La base de la teor queer es precisamente el jue- go con los limites establecidos por la norma, ya sea ésta hetero u homo, para transgredirla, En este sentido, el discurso de «pureza» versus «con- taminacién> es el que recorre muchos de los debates sobre lo que se debe ono hacer y quién tiene o no tiene acceso a las comunidades de lesbianas y gays. Lo que comienza como una estrategia de supervivencia para que las comunidades de lesbianas y gays sean vistas como una alternativa viable a las comunidades hetero, en algiin momento terminan generando descontento y resentimiento entre aquellos que no consiguen ajustarse a las normas marcadas por el grupo. Mariana Valverde afirma que la bisexualidad no existe ni como una institucién social ni como una «verdad» psicoldgica, Existe tan s6lo como un término aglutinador de los diferentes patrones eréticos y socia- les cuya base comin es un intento de combinar homo y heterosexualidad de varias formas. La bisexualidad abre, asf, un espacio potencialmente subversivo a partir del cual es posible actuar, una especie de brecha que permite al sujeto moverse entre los limites de las mononormas para cons truir identidades hibridas. Clare Hemmings aporta un nuevo concepto, el de «agente doble re- volucionario», cuyas transgresiones tienen una importancia politica, ms alld de la produccién de multiples significados. En el espacio de las politi- cas sexuales, afirma esta autora, un agente doble puede tener la lave para desmontar las relaciones de género fijas y los paralelismos del sexo, géne- ro y sexualidad, que son dependientes y fijos. Este agente puede, ademas, tener nuevas perspectivas dentro de la naturaleza de estas oposiciones. — La bisexualidad se rige por la economia del deseo, y no por la norma. Dado que no se rige por el género del objeto de eleccidn, los fac- lores que operan son otros, e] deseo se vuelve asf polimorfo y fluido, y, — | _113 La legitimaci6n y reivindicaci6n de las précticas sexuales.... sobre todo, sin limites normativos a los que atenerse. En este sentido. Clare Hemmings incorpora otro concepto, el de «deseo bisexual». Plan- tea que en las formas en que incorporamos el género creamos una varie- dad de diferencias y similitudes que no estan fijas y sus significados pue- den ser infinitos. Propone que no es sélo el sexo anatémico lo que informa a nuestro objeto de eleccién sexual. Los heterosexuales no se sienten atraidos por cualquiera del sexo opuesto, las lesbianas y gays no se sienten atrafdos por cualquiera del mismo sexo, y los bisexuales no se sienten atrafdos por cualquier cosa que se mueva. Existe un sentido de diferencia erética que es el que conforma nuestro deseo. Un sentido crea~ do por un complejo conjunto de diferencias y similitudes. muchas de las cuales pueden tener que ver con el poder, pero no todas ellas tienen que onstrucciones de sexo y género. ver con la Todos estos elementos hacen de la bisexualidad un baluarte a de- fender por la teorfa queer. Queer es cualquier persona cuyas tendencias, pricticas o simpatias desaffen las estructuras del sistema dominante de sexo/género/identidad sexual, Consecuentemente, en una estrategia dis- cursiva disefiada para romper los sistemas heterosexistas de marcaje se- se incluye bajo el término xual, un significativo mimero de bisexual queer. Lo hace por su defensa de la perversidad polimorta, su significa: cin de solidaridad con las lesbianas y gays simult4neamente y por su elevado nivel de confrontacién con la norma. Sadomasoquismo (S/M) Un articulo escrito por un queer militante en esta practica sexual y pu- blicado en el primer ntimero de la revista Queer Soul de Manchester afir- maba que «los sadomasoquistas son personas que disfrutan consintiendo el intercambio de poder y de actitudes, y a veces de dolor, en sus relacio- nes sexuales». ‘Aunque en el movimiento gay el sadomasoquismo y la cultura leather nunca han estado mal vistos, el movimiento de lesbianas, fuerte- mente influido por el feminismo, nunca ha Ilegado a aceptarlo entre sus fi- Jas con la facilidad con que lo ha hecho la comunidad gay, donde han pro- _ Troria de a sexualidad liferado los locales especializados en los que s6lo se permite el acceso a hombres y que incorporan estas practicas sexuales sin mayores traumas, Sobre el sadomasoquismo se ha reflexionado mucho, tanto desde el psicoandlisis como desde la teorfa feminista, siempre tratando de expli- car los motivas por los que estas précticas sexuales se llevan a cabo, es- pecialmente entre las mujeres. La teorfa queer, por el contrario, deja de cuestionarse el porqué, y analiza el para qué. Analiza para qué se practica el S/M y explora sus posibilidades transgresoras de la norma, y su poten- cial para cuestionar la inflexibilidad e intolerancia de los discursos sobre Jos que se sustentan los movimientos de liberacién de gays y lesbianas, hasta el punto de poner en tela de juicio la clase de libertad que pueden Hegar a alcanzar si, después de todo, en su seno esa libertad se niega a un sector de sus miembros que se convierten, asi, en los oprimidos entre los oprimidos. Sensible a los discursos y mecanismos de opresi6n que se dan en los discursos/politicas/movimientos/comunidades gays y lésbicas, la teorfa queer de nuevo se convierte en el espacio de defensa del S/M, es- pecialmente entre las te6ricas lesbianas capitaneadas por Pat Califia, abanderada de la defensa de las practic: s sexuales S/M y que, a pesar de reconocer que el sexo radical no conduce a politicas radicales, afir- ma que la libertad sexual es una condici6n para la liberacién. Califia ha criticado sin tapujos el pensamiento politicamente correcto del movi- miento de lesbianas, muy influido por la ideologfa feminista, porque considera que ha creado un espacio de opresién para cualquier practica sexual que el feminismo no considere politicamente correcta. Califia afirma: L...] si no somos indulgentes con esta actividad juguetona, vulnerable y ne- cesaria —que es el sexo—, darnos placer a nosotros mismos y a otros que nos fascinan, ;hasta que punto puede ser la sociedad segura para las muje~ tes? Un mundo que garantiza comida, cuidado médico, empleo, cultura, derechos civiles y democracia, pero nos niega el sexo, no nos convertira en nada ms que animales domésticos bien alimentados y con sufragio. Con este comentario Califia se refiere a la represién que dentro del movi- miento de lesbianas han sufrido aquellas mujeres que practican los juegos de roles, utilizan dildos como sustitutos del pene, practican el bondage, la sumisi6n y la dominacién, incluyen el fetichismo en la representacién ase ‘shi iis sistas i | } La legitimacién y reivindicacién de las practicas sexuales.... —____ 115 de sus fantasfas eréticas y el dolor como forma de alcanzar el placer se- xual, tienen relaciones sexuales con menores de edad, practican la prosti- tucidn o hacen pornograffa, todas ellas précticas denostadas especialmen- te por el feminismo porque son consideradas el reflejo de la dominacién y opresi6n heteropatrialcal que sufren las mujeres. Algo asf como dejar que el enemigo se meta entre las sébanas. Califia considera que esta represién sexual se construye sobre un temor que acaba convirtiendo el sexo en un potencial enormemente pro- vocador y liberador. La transgresién puede invocar no s6lo los placeres de politicas utépicas, sino también los placeres de la sexualidad prohibi- da. Lo que es tabii, vivir el tabti, fantasear o representar el tabti, todas tas cosas son fuentes de erotismo. La fuerza de este erotismo incrementa el grado de incorporacién no sélo del discurso, y del peligro aislado que supone el practicar el sexo fuera de la norma, sino que la conciencia del constante peligro se erotiza y finalmente vida y sexo se vuelven insepa- rables. Practicar la sexualidad prohibida se convierte en una forma de vida y el S/M consigue recuperar el estatus de Ia lesbiana como «fuera de la norma». Patricia L. Duncan ve el potencial transgresor de las pricticas S/M al estar estas contextualizadas en oposici6n a otras instituciones e ideo- logfas. En algunas circunstancias, por lo tanto, la practica del S/M ofre- ce un espacio para resolver el conflicto y para reconceptualizar nociones de diferencia social. En ese momento el S/M se puede convertir en un lu- gar desde el que cuestionar y renegociar la determinacién cultural de la «identidad». Asf, la practica del S/M se convierte en un acto politico. Duncan identifica tres procesos principales que, por su parecido con las bases de la ideologia queer, los convierten en estrategias validas para una puesta en practica politica de la teorfa queer: — En una representacién S/M las identidades no son estiticas, ni s, por el contrario, son construidas, siquiera estan claramente demaread imaginadas y estén en continuo movimiento. — Como las identidades, el poder también es construido, imagina- do, y es fluido. Ademés, idealmente, la posesién y uso de ese poder es negociada entre los participantes antes de iniciar la escena. — El juego S/M se basa en la diferencia, en cualquier forma que ésta pueda adoptar, y en la erotizacién de la diferencia. M6 ror de ta sexualidad La practica del S/M se basa en un conflicto o diferencia que ¢s re- presentada y se resuelve durante una «escena» con el objetivo de alcan- zar el placer sexual. La «escena», como en el teatro, es el elemento prin- cipal de las pricticas S/M, es el espacio que se crea para que dos 0 més Personas representen una fantasia sexual con el fin de alcanzar el placer. Es esta teatralidad, precisamente, a la que aluden quienes practican el S/M para buscar la tolerancia de las feministas. Las «escenas» no son rea- les, y quien se sittia en el papel de dominado es quien tiene el poder en todo momento para detener el juego, utilizando la palabra clave previa- mente acordada, En este juego teatral, convertido en un espacio de contflicto, se faci lita la resoluci6n de diferencias y la renegociacién de uno mismo con su identidad; de hecho, segtin afirma Duncan, en la practica del S/M muchos participantes describen un sentimiento de resolucién de sus conflictos de identidad —precisamente porque son capaces de construir sus propias iden- tidades—. En el juego S/M las diferencias de raza, étnica, clase e identidad sexual no tienen que ser mutuamente excluyentes, jerarquizadas 0 nega- das, sino que, en la creacin de un espacio cultural que es imaginario, un espacio que es cada vez mas mévil, inestable, poroso e hibrido, la plurali- dad es aceptable y «construible» en el contexto de la «escena», Debido a que el poder en la préctica del S/M es construido en cada «escena» y no es nunca fijo y absoluto, las «escenas» para muchas muje- Tes representan y contienen espacios microscépicos de conflicto e inter- cambio de poder —segiin Patricia Duncan—. Estas escenas operan asi como «matrices de transformacién» en las que las identidades construi- das y los cambios en los intercambios de poder son posibles. Entonces el S/M puede ofrecer «espacios de libertad donde el poder no se borra 0 se ignora, sino que es empleado por los participantes, de forma consciente, nun placer y fantasfas dinémicos». En este sentido, los defensores del sadomasoquismo son conscien- -y lo consideran positivo— del hecho de que las pricticas $/M no s6lo reconocen las diferencias que ya puedan existir previas a la recrea- cidn de una «escena», sino que en esa «escena» ellos mismos crean las di- ferencias, alejandose asi del concepto de igualdad que es la base de las practicas sexuales defendidas por el feminismo, que para los queer, trata de conseguir la igualdad entre las mujeres a base de ignorar las miltiples diferencias de clase social, etnia, nacionalidad, raza que pueden existir entre ellas. BUALivia Re ase iy sul Si .cidn de las précticas sexuales.... —_______— 17 La legitimacién y reivindi ‘Adems de estos tres procesos identificados por Patricia Duncan, existe otro elemento que convierte a la practica S/M en atractiva para los queer, y éste es de nuevo, como ocurre con la bisexualidad, el juego con Ios limites, No es sélo el hecho de que el S/M se produzca absolutamen- te fuera del limite con la norma, donde probar y transgredir la linea entre Io real y lo fantasmatico genera problemas profundos en el movimiento feminista, «investido de conciencia y claridad», como afirma Lynda Hart, Es que dentro de los propios limites que los participantes se mar- quen en el desarrollo de una «escena» se produce también una tensién transgresora. Por una parte hay una insistencia en que la escena est es- trictamente controlada, con un énfasis afiadido en el control que sobre los limites de ésta ejerce el dominado. Por otra parte, el erotismo depende de crucen y que la «escena» se con- la posibilidad de que estos limites s vierta en real, Esta ambivalencia captura lo que es constitutivo del ero- entre lo «real» y la repre- tismo del $/M, la manipulacién de los limits sentacién. Contestaciones a la teorfa «queer» A lo largo de estos diez afios de desarrollo de la teorfa queer, diversos autores —algunos de ellos autodenominados queer— han cuestionado la efectividad politica y reivindicativa de la perspectiva queer. Los argu- mentos utilizados son de muy distinto tipo: Invisibilizacion de las diferencias a los multi- Esta invisibilizacién se produce a diferentes niveles y afecta ples grupos que se incluyan bajo esta denominacién, Donna Penn, por ejemplo, muestra su preocupacién por que lo queer, como en el caso del «continuum lesbiano» de Adrianne Rich, pueda conllevar un mismo ni- vel de ocultacin. Debido a que muchos tipos de sexualidades en la red de desviacidn sexual son considerados queer, por ejemplo, tenemos el fe- némeno de los queer heterosexuales. Para los queer la actividad sexual entre miembros del mismo sexo es tan sdlo un elemento mas que permi- te el acceso a la adopcién de la categoria queer. Esto plantea una cues- M8 —________ Trorfa de la sexualidad tién: qué significa el hecho de que {a utilizacion de la etiqueta queer ya no requiera la identificacién con homosexualidad? Definitivamente esto supone la desaparicin de toda una comunidad y una categoria sexual que hasta este momento habfa sido la base de un movimiento por la igualdad de derechos. Seria algo asf como borrar de un plumazo mas de veinte afios de reivindicacién y de lucha politica. Tampoco siente Gloria Anzalzia que el término queer represente suficientemente las cuestiones de género; de hecho, considera que mu- chas lesbianas se han alejado de estos discursos porque, a base de ser uti- lizados fundamentalmente por los gays, corren el peligro de bloquear cualquier andlisis de género, eliminando asi la conciencia de la opresin basada en el género. En este sentido, Jac tras que la teorfa queer supone Ia posibi ith Samuels afirma que mien- idad de construir alianzas basa- das en nuestra identidad comin, es igualmente posible que reproduzca la misma elisi6n que trataba de remediar. Y que lejos de ser neutral en la cues- tién del género, lo queer borra la especificidad lésbica al asociar la se- xualidad masculina y femenina como si fuese un todo. De hecho, uno de los principales problemas de la teorfa queer para ser Ilevada a la practica es la multiplicidad de centros de identificacién; el hecho de que no se centre en una identidad determinada y tener tal dis- persién de identidades y reivindicaciones, todas incluidas bajo la misma denominacién, lo que hace que les sea muy dificil articularse socialmen- te mas alld de la pura teorfa expuesta sobre el papel. Los queer no tienen un centro alrededor del cual agruparse para identificarse, al contrario de Jo que ocurre con otros movimientos sociales, y, al no fortalecerse una identidad en concreto y no existir un objetivo definido, los esfuerzos se dispersan y se diluyen, ya que sin que se lleven a cabo procesos de iden- tificacion es dificil conseguir algin tipo de articulacién soc Andlisis cultural en detrimento del andlisis social Ya Jeffrey Escoffier, en un articulo publicado en la revista out/look en 1990 alertaba de que la teorfa queer habia abandonado el estudio socio- logico de la historia gay para centrarse en la elaboracién de sofisticados anilisis de textos y producciones culturales. Rosemary Hennessy confirma este temor al afirmar que la cuestién de la diferencia que plantea la Queer Theory como discursivamente cons- & é La legitimaci6n y reivindicacién de las practicas sexuales.... —______-_ 19 truida se presenta invariablemente como exclusivamente cultural. Una de las cuestiones de interés es la concepeién que tiene de lo social: aunque utiliza diferentes marcos de trabajo, lo social se conceptualiza como tan s6lo una cuestién de representacién y de relaciones simbslicas y discur- sivas. ‘Ante esta perspectiva, debemos estar prevenidos, ya que en los and- lisis que asumen la sexualidad como una simple cuestién cultural, enmar- cAndose exclusivamente en términos de representacién —los cambios dis- cursivos, tropos, ejes retoricos, estrategias narrativas—, Ja diferencia pierde su empuje. Como resultado, la reconstruccién de la sexualidad se leva a cabo fragmentariamente, desvinculando la redefinicién erdtica del cuerpo en Occidente de la organizacisn estructural y de las relaciones de diferencia. Las sexualidades, aunque clamen por un estatus marginal como queer, no se pueden aislar de la colonizaci6n del inconsciente, la mer- cantilizaci6n de los cuerpos y el uso del placer por los mecanismos de dominaci6n tanto psiquicos como corpéreos de la divisi6n sexual global del trabajo. Finalmente, existe el riesgo de que, dado que lo tinico que compar- timos desde una perspectiva queer es la prictica de una sexualidad no normativa y la marginacién, las politicas queer se reduzcan a una serie de estrategias de oposicién, vinculando grupos, identidades y practicas que estan explicita 0 implicitamente en oposicisn las unas con la otras, por lo que cualquier accién u estrategia reivindicativa quedaria bloqueada in- cluso antes de poder ser puesta en marcha. Influencia del discurso neoliberal A pesar de que la teoria queer afirma su oposicién a los discursos y polt- ticas neoliberales, muchos autores la acusan de estar reproduciendo im- plicitamente esos mismos discursos. Jacinth Samuels, por ejemplo, expresa su preocupacién sobre la capacidad de la teorfa queer para la inclusivi- dad y su relacién con e] discurso neoliberal, cuya universalidad requiere Ia produccién de sujetos abstractos sin género, color o soberania, sin te- ner en cuenta su posicién social. En su opinion, la teorizacién de la sub- jetividad queer como la produccién simulténea y la contestacién a los términos politicos del liberalismo necesita una genealogya del sujeto queer, 120__ Teoria de 1a sexualidad que exponga los imperativos politizados que sefialan categorias identita- rias particulares como causales pero que en realidad son producto de los efectos de instituciones, pricticas y discursos, Lo queer ha levado a cabo una relectura de la historia a través de la cual reduce al movimiento gay y lésbico al adjetivo de asimilacionis- ta, poniendo en duda incluso el trabajo realizado por este movimiento en los afios setenta y ochenta. En el caso del lesbianismo, como con el fe- minismo, ha sido reducido a antipornograffa antisexo, sexo vainilla. Por lo tanto, las politicas queer, mas que disolver las lineas divisorias, las re- dibuja en una moda (0 en términos de moda, «lo anterior esté pasado de moda») que jerarquiza la desviaci6n, purgando a los menos desviados, tanto literal como conceptualmente, de sus filas. Angelia Wilson va mas alld y pone en duda el potencial politico y realmente revolucionario del discurso queer, y le preocupa que una atracci6n estética por la transgresién pueda sustituir a las politicas, ya que como ella misma afirma «la transgresién en sf misma puede ser un objetivo autorrealizador, pero, como tactica politica, su mensaje es de- masiado importante para ser dejado a la libre interpretacién del “otro he- terosexual”». En su lugar, si se toma conciencia de esa potencialidad, el proceso de articulacién debe ser mas intencional, estar mas conectado con las variadas estructuras de opresién y mas comprometido con la co- municacién de cuestiones especificas que son resultado de esta opresin, ¢Hasta qué punto es transgresiva la transgresion? Esta es la pregunta que se hace la sociéloga Elizabeth Wilson, quien te- niendo en cuenta la nocién Foucaultiana de transgresién como «el cruce del limite —un ir mas alli— que produce un nuevo limite que de nuevo debe ser transgredido», considera que, al final, lo que se consigue es «una espiral de transgresi6n interminable y, desde este punto de vista, la trans- gresiOn puede significar que no hay un objetivo final» Wilson plantea que debido a Ja fluctuante y a menudo represiva his- toria de las sociedades occidentales, la transgresién suele ser especial- mente adecuada para las politicas sexuales. Y el término transgresién en las politicas sexuales implica no s6lo el escaindalo, sino también placeres prohibidos. El transgresor, por lo tanto, infiltrndose en la piel de la so- ciedad, pretende no s6lo exponer la falsedad de la sociedad que se es- La legitimaci6n y reivindicacién de las practicas sexuales.... _______— 121 candaliza, sino que también pretende tener acceso a algtin tipo de expe- tiencia intensa a la que no tiene acceso el resto de La sociedad. Por lo tanto, en su opinion, se podrfa argumentar que el impulso transgresor es elitista en tanto en cuanto una transgresién que se con- vierte en un habito general ha perdido su aura magica de iniciaci6n y ex- periencia privilegiada. Tenemos que cuestionarnos, entonces, si un expe- rimento sexual por sf mismo es necesariamente politico o subversivo. La transgresin sufre asi de una inadecuacién politica al no poder afrontar la naturaleza sistemitica o estructural de las instituciones opresivas, ya que con su representaci6n las reafirma e incluso las puede reforzar. Un acto de desaffo puede ser liberador a titulo personal, y puede su- poner un importante posicionamiento ideolégico, pero si puede hacer algo més parece incierto, en opinién de Wilson, quien plantea también como que existe otro aspecto preocupante en torno a la transgre: 161 otros términos queer, la transgresi6n opera a veces como una rebeli6n en contra de nuestra propia historia, 0 al menos en contra de una parte de la hi storia politica del lesbianismo: la parte feminista. Conclusién En todo caso, el valor de lo queer no es tanto 1a destruccién de las comu- nidades gays y lesbianas —que no pretende— sino el llevar a cabo un profundo cuestionamiento de la identidad y de los procesos esencialistas através de los que ésta se construye. Hartos de las formas tradicionales de la organizacién politica basa- daen la identidad, queer opera no tanto como una nomenclatura alterna- tiva sino como una forma de Hamar la atencién hacia aquellas ficciones de identidad que establezcan todas las categorias identificatorias. Si bien las criticas a lo queer estén a menudo basadas en la ansiedad en torno a la pérdida de la especificidad lesbiana o gay, esté lejos de ser verdad que este sea el resultado l6gico del proyecto queer. Estos tedricos no pretenden sustituir las identidades gays y lesbia- nas, de hecho, gueer tiene muy poco que ganar en establecerse como una categoria descriptiva monolitica. Consecuentemente, queer y lesbiana muy bien pueden ser dos identificaciones estratégicas que se mantengan simulténeamente, Teoria de la sexualidad De esta forma, como explica Lee Edelman, la teorfa queer tan s6lo Puede ser ella misma a través del acto por el cual se rechaza a sf misma, percibe que esta siempre en otra parte, funcionando como una fuerza de desplazamiento, o desaprobacién, funcionando como un vector de deseo. Nuestra misi6n imposible 0 autodeconstructora —afirma Edelman— no es ni habitar ese estado ni sentimentalizarlo, ni gobernarlo, ni colonizarlo, como si fuera otro trabajo misionario de definici6n de la identidad, sino in- terrogar las direcciones contradictorias en las que el deseo y la identidad siempre operan. Bl deseo de, y por, exige a la teorfa queer un continuo reto a la institucionalizaci6n de los placeres —incluyendo el placer de la in: alizacién—, ya que acta como recordatorio que muestra la distan- cia entre las representaciones por las cuales nosotros conocemos nuestros placeres y la no comprometedora insistencia de nuestros propios deseos, contradictorios y radicalmente «incorrectos». El impacto queer en las politicas de identidad no ha sido todavfa determi- nado pero es probable que las politicas de identidad no desaparezcan bajo la influencia de queer, sino que se maticen mas, que sean menos seguras de si mismas y mas sensibles a los miiltiples compromisos y efectos prag- maticos que caracterizan cualquier movilizacién identitaria, Bibliografia Angelides, Steven (1995), «Rethinking The Political: Poststructuralism and the Economy of (Hetero) Sexuality», en In Queries. 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