Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
toda hora se preguntan si los hombres las necesitan real- destino de esta mezcla de mecenas y bandido, tan me tiene a mí, que he leído vorazmente desde niña.
mente como esposas o novias, o para exhibirlas como joven e ingenuo, de quien yo también me he enamo- Como sabe que es lo último que una mujer enamora-
Pablo Escobar con su esposa, Victoria
posesiones y trofeos de caza. Pero en el caso de Pablo, él rado. ¿Sabrá jugar bien sus cartas? Aprenderá algún día da y deseable quiere oír, añade en tono festivo:
Henao, y su hijo Juan Pablo.
está totalmente convencido de que es amado por sí nunca visto– podrían delatarla como esposa de uno de a hablar en público con un acento menos marcado y –¿A que no adivinas cuál es el alias que te he pues-
mismo –no por su riqueza– por sus seguidores, por su los hombres más ricos del país. Me saluda con frialdad un tono más educado? Podrá mi diamante en bruto to para que me informen por radio cuando llegas al
ejército, por sus mujeres, por sus amigos, por su familia y, y con la misma desconfianza que leo en los ojos de casi pulir aquel discurso elemental, para transmitir un aeropuerto? Pues, nada más y nada menos que...
obviamente, por mí. Si bien está en lo cierto, me pregun- toda la familia de Pablo. Ella lo mira con absoluta ado- mensaje potente que trascienda la provincia? Logrará “¡Belisario Betancur!”, como el Presidente de la
to si su sensibilidad extrema, combinada con lo que pare- ración, él la contempla arrobado y yo los observo con hallar alguna forma de pasión más controlada para República, para que ingreses al bajo mundo por todo
ce ser una personalidad patológicamente obsesiva, va a una sonrisa, porque jamás he sentido celos de nadie. obtener lo que se propone, y una aún más inteligente lo alto! No puedes quejarte, mí V.V.!
estar preparada para las trampas de la fama que se aveci- Por suerte, no quiero a Pablo con una pasión excluyen- para conservarlo? Transcurridos varios minutos, la feli- Y ríe con esa picardía que me desarma, que borra
na y, sobre todo, para las toneladas de antagonismo que te o posesiva; lo amo con alma y corazón, con el cuerpo cidad que embarga a todas aquellas familias de escasos de un tajo todas mis preocupaciones, y que me derrite
ésta va a acarrearle en un país donde la gente, proverbial- y la cabeza, con locura pero no de manera irracional, recursos me contagia de sus ilusiones y esperanzas. entre sus brazos como si yo fuese un helado de cara-
mente, “no muere de cáncer sino de envidia”. porque por encima de él me quiero a mí misma. Y mi Doy gracias a Dios por la existencia del único benefac- melo con vainilla y trocitos de chocolate abandonado
Veo a Pablo por segunda vez en público con oca- perspicacia se pregunta si –tras ocho años de matrimo- tor laico en gran escala que Colombia ha podido pro- a la intemperie en una tarde estival.
sión de la inauguración de una de las canchas de balon- nio– aquellas miradas de novios embelesados no obe- ducir desde que tengo memoria y, llena de entusias-
cesto. Como su movimiento político “Civismo en decen, realmente, a la necesidad de despejar en públi- mo, me uno a las celebraciones populares.
Marcha” preconiza el esparcimiento sano y él siente co cualquier duda sobre su relación.
pasión por el deporte, se ha propuesto dotar de ellas a Mientras estudio a su familia con la triple pers- Asesora personal
todos los barrios populares de Medellín y de Envigado, pectiva que me dan la intimidad de la amante, la obje- El programa del basurero causa una conmoción nacio-
el municipio aledaño donde se crió, y regalar la ilumi- tividad del periodista y la distancia del espectador, me nal. Todos mis colegas quieren entrevistar a Pablo
nación de canchas de futbol por toda la ciudad. Para parece ver como a una enorme sombra que recorre la Escobar para averiguar de dónde saca su dinero un
cuando nos conocemos ya ha donado varias docenas. idílica escena familiar y a la multitud que se acerca a Representante a la Cámara suplente de 33 años que
Esa noche me presenta a toda su familia –personas de Pablo para agradecerle las miles de despensas sema- parece contar con recursos inagotables sumados a una
clase media baja sin un ápice de maldad en sus rostros nales que él distribuye entre los pobres. Una tristeza generosidad nunca vista y con un inquietante liderazgo
muy serios– y a su esposa de 23 años, Victoria Henao, inexplicable y preñada de dudas –de esas que antece- político producto de la insólita mezcla de dinero y cora-
madre de Juan Pablo, su hijito de 6 años. La Tata –como den a las premoniciones– me envuelve de pronto, y zón. Muchos quieren saber, también, cuál es la natura-
la llaman todos– no es bonita, pero su rostro tiene una me pregunto si aquellas escenas triunfalistas con glo- leza de su relación con una estrella de televisión de
cierta dignidad. Es morena y pequeña y su evidente bos multicolores y música estridente en los altoparlan- sociedad que siempre ha protegido celosamente su vida
timidez contrasta con la desenvoltura de él. Al contra- tes pudieran ser sólo espejismos, juegos pirotécnicos, privada. Niego rotundamente cualquier romance con
rio de nosotros dos, que nos sentimos como pez en el castillos de naipes... Cuando la sombra se aleja, veo con un hombre casado y aconsejo a Pablo que no dé entre-
agua entre las multitudes, ella no parece disfrutar claridad lo que nadie más parece haber notado: y es vistas hasta después del examen que me propongo
mucho del evento y algo me dice que empieza a ver con que sobre toda esa extensa familia de Pablo, engalana- hacerle frente a una cámara en su estudio privado de
inquietud la creciente popularidad de su marido. Sólo da con sus trajes nuevos y joyas producto de una for- televisión. Acepta, pero a regañadientes.
sus aretes –dos solitarios de diamante de tamaño midable riqueza recién nacida, se ciernen temores por
ante miles de personas reunidas en el Parque de Berrío sensacional y una docena de agentes de la DEA me
en Medellín. pedirán que les guarde copia autografiada del libro.
Catorce millones de personas encenderán el tele-
Sábanas de seda visor para escuchar el testimonio que dejé grabado
Yo había conocido a Luis Carlos Galán 12 años atrás en ante la eventualidad de que me asesinaran los cárteles
casa de una de las mujeres más simpáticas que recuer- de la droga, las esposas de los capos, los grupos para-
de, la bella y elegante Lily Urdinola de Cali. Acababa de militares, los grupos guerrilleros, el Senado y la
divorciarme de Fernando Borrero Caicedo y ella de Juan Cámara en pleno, mi familia en pleno, las familias
Fernando Ulloa Cabal, un rico azucarero del Valle del Presidenciales, los medios de su propiedad, los de
Cauca. Lily tenía tres pretendientes y una noche los invi- los otros propietarios, los editorialistas pederastas, los
tó a cenar a todos juntos. Nos pidió a su hermano directores drogadictos, los grandes magnates, los gran-
Antonio y a mí que la ayudáramos a escoger entre el des banqueros, los grandes pintores, las grandes
millonario suizo con la cadena de panaderías, el rico orquestas, la firma de abogados más grande del
judío de raza negra con la cadena de almacenes de ropa mundo, los jueces a sueldo de ellos, los organismos
y un tímido joven de nariz aquilina y enormes ojos azu- de seguridad del Estado, los ex fiscales Generales, los
les. Este último se llamaba Luis Carlos Galán y todo el Procuradores Generales, la Policía y los generales, el
mundo le auguraba un brillante futuro político. Ejército y los vendedores de armas, la Fuerza Aérea y
Yo voté por el suizo Pierre Albrecht, un hombre ado- los compradores de aviones de guerra, el Gabinete
rable. Los dos guapos y traviesos hermanos Urdinola –a Ministerial y el Gobierno, o los 215 colegas a quienes
quienes yo apodaba “Viborita y Cascabel”– escogieron a colgué el teléfono antes de tener que salir corriendo
Toby Setton, el barranquillero de la enorme sonrisa. Y por haber abierto, finalmente, la boca que mantuve
nadie votó por quien, pocos meses después y a los vein- sellada durante casi un cuarto de siglo.
tiséis años, se convertiría en el Ministro más joven de la Pablo exclamaría orgulloso: “Puuufff!!! ¡De la que
Historia. Nunca le conté a Pablo sobre esta “derrota”; te salvaste, Almalimpia! Y yo que creía que tenía ene-
pero por el resto de mi vida me arrepentiría de no haber- migos. ¡Te felicito! Ese país perdona todo menos que
le dado aquella noche mi voto a Galán porque, si Lily se una mujer les diga la verdad, no?” •