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EDIPO EL CONCEPTO CRUCIAL DEL PSICOANALISIS if J-D. Nasio PAIDOS PSICOLOG/A PROFUNDA ise e PSICOLOGIA PROFUNDA Siam ae rat eee came seca ie Dib ee a papa ‘Citta ees atl mins Socse Seal Dene owter) Sis Pacem yteitaie NGERASS SPSORENSE: ania) En fir panalon Di Ra ena cr pa Regge B ale tars fg pencia hath Vita de hones eect ss BARGE TS enact dt axaite Gs aera Se ee eee a tadoumpleanelee BED Se apa 38 are ae tia aie oma mae penbareeie, ee F RERUOEE ' i : J-D. Nasio EL EDIPO El concepto crucial del psicoanilisis PAIDOS INDICE Introduccion Boo pet van. ‘Aleomienzo ora el Cuerpo de semsaciones rogonas Low tres descos incastuonos Las tres fantasias de placer [Eas tro fantasias de angustia de castracién, [esolucién del Edi del var “a desexualizscin de los padres ‘Comparado con la mujer, Renuncia a la © podemos formularlo ‘del siguiente modo: a causa de la angustia, el narcisis- so del nifo, es decir, amor por su cuerpo, el amor _pirsu pene-Fealo, ha prevalecido sobre el desco por los jmdres. Antela amenaza, el narcisismo fue mas fuerte fque el deseo 0, en un voeabulario més t6enic, las palsiones de autoconservacién vencieron a laa pulsio- tes sexuales. Insisto en senalar que In angustia ‘recipité esta vietoria del narcisismo sobre el deseo: to olvidemos que el nifo se aparta de la madre por { temor aresultar herido, No obstante, el nifo reprimira Ln angustia y, con frecuencia, ésta resulta una repre sn incompleta. En efecto, veremos que la neurosis «do la edad adulta es el retorno de Ia angustia de cas- “traci mal reprimida en la infancia. Peo, fuera de ese rotomno neurdtio, ea indiscutible que la angustia de castracién continta siendo omnipresente en la rela- én normal que mantiene un hombre cn sus Grganos tunitales , de manera mas general, con su virlidad. ‘A pesar de haber sido reprimida por el nino edipico, Inangustia, eje del Bdipo del varén, marca para sfem: pre la condicién masculina, De ello podemos deducit hasta qué punto ocupa la angustia el centro dela vida de un hombre. Impregna tan profundamente el tardcler masculino que no dudo en afirmar~y la expe- riencia clinica lo prueba que ef hombre es un ser par- cularmente temeroso ante el dolor fisico y preocu- pado por darse permanentemente muestraa de 34 Yirildad y de au potencia. EI Rombré es en su esencia ‘un ser angustiado por la posibilidad de perder el poder, ‘queteree poseer o, para decirlo de un modo abreviado Yearieaturesco, el hombre ea un eobarde. Si, lo reeo- ‘zea, loa hombres somos viseeralmente cobardes. Y a 7. ¥ ef temowresponde “alexeesivo nareisismodet cuerpo, Ta inguieta y febrit a ftencién que le prestamos a nuestro cuerpo. Acla- rémoslo, no me refiero aqui a la atencién que se le Presta a la apariencia nj a la belleza del euerpo, sino ‘inter panel iy». bre odo por integra, isamente, joen este momento una imagen divertida tomada de los partidos de fitbol el momento, en que los jugadores forman la valla para detener un ‘iro libre. Por refleo, se eolocan las manos cruzad delante de os genitalea para protegerios aside la pe- Jota. Bsta es una imagen cémica que hace pensar en una hilera de ninos pequenos, muy preccupados por sus cuerpos y es también una ilustracion lamativa del modo en que: Pero lo més gracioso de esta instanténea futbolistiea es que, cuando final ‘mente el jugador del equipo eontrario lanza su tiro libre, los defensores de la valla, sin dejar de preservar sus genitales, hacen espontdneamente un movimiento de caderas como si temieran recibir el pelotazo y. ‘veces, contra lo que podria esperarse, saltan en el fu sar para evitarla pelota, corriendo el riesgo de dejaria, pasar entre las piernas y verla zambullirse en la red el arco. Preocupados por euidarse, desdefian su mi- sidn que consistfa en obstaculizar la trayectoria de la pelota. Del mismo modo, cuando su virilidad esta en peligro, el hombre se preocupa tanto como los futbo- listas por proteger sus genitales, El hombre puede. hasta la vida, pero nunca su orgullo deser viril Ahora bien, quiénes son las personas que, argo de la vida de un hombre, pueden hacerle ral, Quitarle su poder, amenazar su virilidad o humillar, Sino el padre armirada y temido y la mujer, quiere decir la mujer que rivaliza con €? zQuién que no sea ¢l padre admirado ni la mujer rival puede robarle su pitencia? En todo caso, no es Ia made. Por el ontra- Es por ello que siempre Jes recomiendo a las madres que les comuniquen a Sus hhjos toda Ia confianza que tienen en ellos y que Tos reconforten en sus proyectos. ¥ sabre todo que no con- centren sualiento en la belleza ni en la imagen y que To hagan, en eambio, -deswhije. En efecto, repetitie que es bello y encantador _; fertaleceria mas bien su nareisiemo “malo, el de la imagen, y deblitaria su yo. No, decididamente quien | -amenaza al hombre no es la madre; lo son, antes bien, 5 calpadre idealizada v la mujer vengativa. En sum, st ‘Sexo, su Virlidad y su fuerea son para el hombre los valores sagrados que debe defender a cualquier precio. 1S FRUTOS DEL EDIPO: [BL SUPERYOY LA IDENTIDAD SEXUAL “2 Una ver resuelto ~aunque deberia decir insuficien- temente resuelto puesto que la desexualizacién de los “adres nunca es completa y la angustia nunea queda definitivamente reprimida-, el complejo de Edipo Pmaseulino tendré dos eonsecuencias decisivas en la 2 I nine. Por wun lado, el nacimiento de una nueva instancia psi- ‘quiga Sel supery6~y por el otro, la confirmacion de lund identidad sexual que ya haba nacido alrededor elo dos atioe do odad y que oe afirmars mas silislae mente después dela pubertad. El superyé se instituye. gracias aun gestopsiquico sorprendente: el nino varén aparta de si a los padres entendidos como objetos se- Puesto que ya no puede tener como abjetos de sb \er00, 28 an sala {mposiblidad de cenerlos como companeros sexuales sigue el deseo inconsciente de ser como ells, en sus ambiciones, en su debilidad y en sus ideales. Ano haber podido poseerlos sexualmente, asimila la moral de los padres Bn virtua de esta incorporacin€ Tr “Elresultado de este peso de la sexsalidad sla moral es lo que lamamos el supery6 y los sentimientos que lo expresan¥el pudor, elsentid delaintinida, la vrgbonea a dlcadera El segundo fruto del Bao es a asuncn progre- siva dela identidad sexual, Antes del Edipo, elnino ten‘a‘un conocimienteintuitiyo y radimentario de la diferencia de los sexoe y no podia ain considerarse ‘arénonina, nf podiaafirmar que sa padre es un hom bre ni que su madre et una mujer. Al comienzo del Edipo, el nino no siempre logra identifica el sexo del padre, de Ia madre o de sus hermanos y hermanas. Noolvidemes que los tres ation la linea dvicaria mo pasa todavia entre hombre y mujer, entre masculino y femenino, sino entre los que ti entre los fuertesy los debiles, Con todo, cl contexto familiar, socal linguistic a como l Senseciones erdgenss que emanan dela regin genital y-elsentimiente de atracciin hacia el progenitor del ‘exo opuesto, on ls factors ae instalarén progresi- ‘vamente las bases de una identidad sexual que sélo % adquirird verdaderamente mucho despues, a la ‘dad de la pubertad. Sélo entonces el oven adolescente jntegrara la idea de que el pene es un atributo exclu- ivo del hombre y, si ya ha descubierto la vagina, que {sta es un atributo exclusive de la mujer. Poco a poco te forjard tna identidad sexual de hombre al tiempo (que ind descubriendo que la i: inidad son ante todo conductas que no.cormesponden ‘ecesariamente ‘anatémica deun hombre ode una mujer. Aprenderé asi que todos Jos seres huimanos, a causa de su constitucién bisexual, poseen ala ver rasgos masculinos y rasgos femeninos. Probablemente legue a la conclusion de que la dife- rencia soxtal epntindiasiendo un enigma que nocesa de inguietarnos. El lector puede remitirse ahora al Cua- aro 8 (pags. 138-139) donde hallaré una comparacion tentre el tipo virl y el tipo femenino. Aclaro inmedia- tamente que ese cuadro debe leerse como el conjunto de los rasgos dominantes que caracterizan la conduc ta de un hombre y la de un mujer desde el punto de vista del Edipo ¥ no como un conjunto de rasgos [RESUMEN DE LA LOGICA DEL EDIPO DEL VARON [Antes de abordar el Biipo de la nifia, quisiera re sumir las diferentes fases por las que atraviess el varén edipico, cediéndole Ia palabra. Bscuchémosl: nen caps ep e867 axe noorn hese 2, EL EDIPO DE LA NINA El tiempo preedipico: Ie ninia es como un varsn Bl tiempo de la soledad: la nina se sionte sola y humillada El tiempo del Baipo: ta nina desea a su padre Resolucién det Baipo: 1a mujer desea a un hombre La mde femenina de las mujeres siempre lleva en ella a ett padre Resumen de ta ligica del Edipo deta nifia BL TIEMPO PREEDIPICO: LANINA BS COMO UN VARON? Ahora relataré la continuaeién de nuestra leyenda imetapsicologica describiendo loe euatro tiempos del Ecipo femenino, El lector se dard euenta inmediata: mente de que aqui entramos en un mundo comple. tamente distinto del Edipo maseulino. Mientras que en el varén de cuatro aiios coexisten tres deseos ‘neostuosos: deseo de poseer, de ser poses y de spr miral Otro, en la nina de la misma edad, al eomienzo ‘hay un tnico deseo incestuoso el de poseera la madre, sequido mds tarde por el de ser poseida por e! padre ‘Si dje“poseera la madre”, aunque esto pueda parecer sorprendente cuando se trata de una nina. En este asyecto, conviene hacer una precisiin, Si aceptamos, la acepei6n corriente del término “Eadipa” que designa la Inclinacion eréties del nino hacia el pade del sexo puesto, no podemos decir que Ia nina que desea po. seera la madre se eneuentre en la etapa del Edipo, se a ‘halla antes bien en un periodo preedipico considerado necesario para llegar hasta el padre y entrar efectiva ‘mente en el Bipo. Para poder sexualizar luego al pa Gre, la nina sexualiza en primer término a la ma- are. Es por ello que Freud Tlama a Ja etapa prepa ratoria de la sexualizacién del padre la “fase pre- dipica”. El varon, en eambio, no tiene necesidad de ‘pasar por esta fase preliminar puesto que de entrada desea al padre del sexo opuesto, de decir, ala madrey ‘sta continuara siendo el unico objeto de su deseo edi- pico. Acabo de decir queeel objeto del vardn es siempre Ja madre, aun ensndo, al referirme a la fantasia de seduceion del nino, mostré que el padre tambien puede ser abjeto det desco de su hijo. No obstante, hablando fen términos clisicos, deberiamos decir que el varén desea un dinico objeto sexual 1a madre. En tanto que Ta nina desea a dos: primero a la madre y Tuego al padre. Estamos on los albores del siglo XXTy debo recordar Jos innumerables y apasionantes debates mantenidos centre peicoanalistas ena déeada de 1930 reepecto de Jaimportancia de la fase preedipiea en la vida de una ‘mujer. En efecto, esta fase es esencial para compren- er la problematiea de las pacientes neuréticas que reeibimos cada dia en la consulta. Cuando eseucho a ‘una mujer, siempre pienso en la relacion dela paciente con su madre y, paralelamente, cuando eseucho aun hombre, generalmente pienso en la relacién con el padre. Ciertamente, aqui expongo uns teorta del Bai po, pero quisiera hacer notar ademds la ineidencia ‘del Edipo en Ia elinieay sobre todo hacerle comprender al lector que ol problema de las neurosis reside en el, penose retomno dharante la edad adulta de un Edipo Invertido, ea decir de aquello que en la infancia era la atraccion sexual hacia el padre del mismo sexo. La nina se neurotiza, pues, mas facimente a partir de la re- lacion con el padre. Ademas deberiamos decir que Ia nourasis maseulina resulta de una fijacion del nino ‘arin con el padre y la femenina, de wna fijacion dela nina con la madre. Si durante Ia préetica clinica wn terapeuta escucha a un hombre neurdtien, debe pensar sabre todo en el padre de ese hombre yen presencia de una mujer neurética eoneentrarse fundamental- ‘mento on la relacion eon la madre. ‘Dejemos por un momento de lado la préctiea liniea y consideremos un instante la expresion consagrada: ‘entrar en el Bdipo” {Cuando decimos que una nina entra en ol Edipo? Nuestra reepuesta es diferente de la que damos en el easo del varén. Este entra directa- mente en el Edipo porque desea de golpe ala madre y sale del Edipo cuando desea a otra mujer que no sea su madre. La nifia, en eambio, entra en el Edipo -e= decir, sexusliza a su padre- después de haber atrave- sado la fase preedipica durante la cual sexualiza a la madre y Inego la rechaza, y sale del Edipo cuando ddesea a otro hombre que no sea su padre, Eneontramos tuna segunda disimetria entre varones y nifis en lo referente a Ta velocidad com la cual salen unos y otras {el Edipo. El varén, como vimos, desexualiza simulté- hneamente a los dos padres de manera rapida y brutal, ‘mientras que la nia desexualiza primera ala madre luego, muy lentamente, se aparta sexoalmente del padre, Hl vardn sate del Rdipo en un dia y la nina en varios anos. También podriamos decir que el nino se hace hombre de wn solo golpe. en tanto que la nina Toga a ser mujer progresivamente Por, retornemos al perioda preedipice en el cual Ja ninita desea a su madre como objeto sexual. Bn festa etapa, la nina adopta respecto de la madre la ‘misma aetitad que el varén edipico. Como él, cree pposeer un Falo y, a través de su conducta, muestra ‘que se deja guiar por fantasins de omnipotencia falien y de placer en las cules desempena sn papel sexual ‘activo on relacisn con la madre. Al igual que el vars, se siento feliz, fuerte y ongullosa; es curiosa, a veces voyeurista, exhibicionista'y agresiva, En suima, di ante oste periodo, Ia pequeia est animada por el deseo incestuoso de paseer a la made, el jabile de ‘temerla completamente para s, yadopta una posicién hnetamente masculina semejanie « la del varén, EL'TIEMPO DE LA SOLEDAD, Ahora bien, en un momento se va a producir un “acontecimiento crucial que eclipsar el inoeente-e inso lente orjullo de la pequenadichosa de sentirse tadopo: deross. Del mismo modo en que el varén deseubre vi- ssualmente y con angusta la ausencia de pene enelcaer- po femenino, a nifia compruebs la diferencia del as ecto de su sexo el del varon. La reaccion de la nifia fs inmediata: se siente decepcionada por no tener el ‘mismo apéndice que el varén: "(EI tiene algo que yo no tengo!” Haata ese momento, la nina confiaha en sus sensaciones de placer vaginal y elitoriano que la confortaban en su sentimiento de omnipatencia, pero después de ver el pene, duda de sus sensaciones'y se dive que lu fuse del poder no esta en ella sino que esta en el cuerpo del otro, en el sexo del vardn, El ‘impacto que produce la visién del pene es mas fuerte que el que Ie producen sus sensaciones erdgenas. La ‘imagen deseoncertante del pene prevalece sobre sus sensacfones intimas: lo que vio ha abolide lo que ‘sentfa. La nif se halla asi dolorasamente desposeida pues el cetro de la fuerza va no esta encarnado por sus sensaciones erégenas aino por el drgano visible dl nite. Ahora es otro quien tiene el Falo que toma desde entonces la forma de un pene. Baste es el momento en {que se derrumba brutalmente una inmenta ilusisn y se produce un penetrante desgarro interno, Llama a esta fantasia, en la cual la nina sufre el dalor de haber sido privada del procioso Falo, fantasia de privacion” o mas exactamente, “fantasia de dolor de privacién” Mientras el vardn vivia le angustia de poder perder, la mifia vive el dolor de haber perdido; mientras el varén teme una castracion, la nina deplora una, privacion. Recordemos que en el cago del varén, la fantasia {que condujo a la resolucion del Edipo es una fantasia dde angustia. Temiendo perder el Falo venerado que creia poseer, el nino se siente inclinado a preferir su pene antes que a su made, Eleaso de la nina es radi- calmente diferente: no tiene temor de perder, puesto ‘que acaba de comprobar que no tiene pene y que nunca Totendra. A diferencia del varén, no tiene nada que perder. No, no teme una pérdida, nosufre la angustia; logue experimenta es un dolor, el dolor de haber sido privada de algo importante, Como vemos, nel varon do. ‘mina laangustia yen la nia el dolor Pero, qué dolor? Ciertamente el dolor de haler sida privada de un ob- Jeto inestimable que creia poser, pero sobre todo el dolor del desengano. Si la nia ge siente engattada Alguien todoposieroso le mintié haciéndole ereer que poseia el Faloy quell tendria eternamente, Pero, zquién les esa persona todepoderosa sino la propia madre? La madre ayer omnipotente que hoy se revela incapaz dedar un Falo que ella misma no posee ni nunca pose 1¥6. i, la madre esta tan despojada como ella y slo, merece desprecio ¥ repraches, En ese instante exactamente la nifa, despechada, se aparta de la madre, en su soledad, ¢ exagpera por haber sido despojada y enganada. EI dolor de haber sido desposeida y de haber sido engaviada en realidad son tno solo, el mismo dolor que yo Iiame el “dotor de 1s bumillacion’, es decir el dolor de sentirse vietimia dena injusticia y de ver la propia imagen herida. Aqui la privacion y la herida del amor propio e confunden, ‘en.un solo sentimiento, el dela humillacién, La expe. riencia de la privacion se vive come una ofensa irre- parable al legitimo “orgullo” de poseer el Falo, como tun golpe humillante deseargado eontra el propio nar isismo. Ya dijimos que en el easa del nifo varén, el “objeto narcisista por excelencia essa preciado Srzano, ‘el pene-Falo y quella decision de alvario leva al nino ‘aenunciar a sis padres, En eleaso de la nifia, por el contrario, el objeto narcisista por excelencia noes una parte de su cuerpo sino su amor propio, la imagen ‘querida de sf misma. En su caso, el Falo no es el pene sino la imagen de sf misma. Ahora bien, la reaccion jnmediata aa herida de su amor propio es reclamarle loque lees debido ala madve y quejarse del dato que hha suftido, Solo después, cuando la nina desee a st padre, legard el momenta de la reparacidn, del ana- iguamiento y de la reeonciliacién eon la madre. Por 8 ! | | ‘d momento, la nina esta sola porque no tiene ni uno ‘otro progenitor hacia quien volverse: ha rechazado ‘gla madre y atin no recurre al padre. Es un periodo sdeneggra soledad on ol que la nia llora su nareisismo magullado. En una palabra, si el varén sale del Bdipo para proteger su narcisismo, dria que la nifa entra en el Eudipo, va al encuentro del padre para pedirle que care su nareisismo herido, Digmoslo de otro modo, En el rifo, la salvaguarda de su pene-Fale detav el impulso fncestuoso hacia la madre; en tanto que en la nia, a necesidad de consuclo despierta un nuevo deseo, el de ser poseida por su padre, Se aparta de la madre y, pava ser consolada, busea a su padre con la esperanaa Ge ser posefda por él. Bn el caso del vardn, el naret smo del euerpo detiene al Edipo;en el caso dela nif, el narcisismo de la imagen de st misma abre a puerta al Faipo Blanhelo envidioso de poseer el Falo Pero retrocedamos hasta el momentoen quella nif eseubre en el nino el pene-Falo que ella no tiene. Sufre, se siente agravinda en su amor propio y eivin= dica, hasta exigo, lo que le correspond: “Quiero ese Falo que me han quitado y lo tendré, aunque deba arrancérselo al varén!”,grta, Esta revindicaeion mucs: tea a las claras que ol dolor de la humillacién so ha ‘convertido en rabia envidiosa de poscer el Falo, Desde ‘entonces la nifia esta dominada por wn sentimiento ‘que el psicoandlisis llama “anbelo o envidia del pene” que yo prefiero llamar "“anhelo del Fale” pars que ‘quede claro que la nia no envidia el érgano peniano del varén, sino que ansia el simbolo de poder que ese ‘rgane encarna alos ojos de los ninos. Bl pene na le Interesa ya veees hasta le desagirada; lo que le intereea ‘yl apasiona es el poder que le atribuye y que le produ te envidia, le haoe anhelarlo. Pero, jatencin!, antheld noes sinénimo de deseo, Bl anhelo noes el deseo, Una tosa es anhelar el Falo y otra desear el pene de tin hombre, La nina anhela, ambiciona, el Falo, pero la ‘mujer desea el pene; ese anbelo os un sentimiento pueril, en tanto que el deseo del pene es un impilzo propio de la madures, Ademis para que Ja nifia pe= quena Tlegue a desear el pene de-un hombre atin nece Sita transformarse en mujer, madurar, es necesario ‘que su Rdipo madure, es decir que primere sexualice a su padre, se separe de él y se convierta mas tarde fn la companera que goza del exerpa ¥ del sexo del hhombre amado, No, el anhelo del Fall es la pretensign infantil y envidiosa de una nina herida, rencorosa y nostlgica que quiere reeuperar cl simbolo del poder ‘que cree Ie han sustraido, Obsérvese que en esta just imaginaria, Ia nina se bate de igual a igual com el vvardn y adopta una posicién de rivalidad viril EL TIEMPO DEL. EDIFO: LANINA DESEAA SU PADRE Aqui entra en escena un personaje nuevo, el det padre maravilloso, gran portador del Falo, Entonces, ‘a pequeiiaherida y atin anhelante se vuelve hacia si Para refugiarse y consolarse, pero también para oelamarle su pour y su poteneia, Quiere ser tan fuerte como su padre y empunar el Palo que la haria ‘aevamente ama de Tos sores y de las cosas. Ante se rajante pretensién, el padre todopoderoso de au fn- esia opone una negativa sin apelaciones y le dice “No, munca te daré la antarcha de mi fuersa ipues le corresponde a tu madre!” Por supuesto, el padre que Ihabla de este modo es un personae earieatiuresco, es el padre fantaseado por un nino eapriehos0 ¢ intran- sigente. No, un padre adulto no hablara nunea asi, Si ‘aviera que responder a una demanda tan puerl, lo mas probable es que contestara "No, hla mia, no puedo darts poder abwolto que me ‘uribases porta seneis rain de gusta cove no crite Bt Bria me neu nl a ane Tombs ne quivan er verdart room jrcucnia hecho gues destrioan: No, nae paseo Fao nad lo powers Jamas. rico poder gulag, hig mim pote ms Drociado eel pdr sopremo te desea vist de itch & {ida insvante para hacer io que deo hacer demas ‘deb hacer y le rater de tranamatite soe desea Ate ‘orrewpandind lag ianaformara en dee omenin de La nif recibe esta negativa irrevocable del padre ‘como una acerba bofetada que pone fin a toda es- peranza de conquistar alin dia el mitico Falo, Si bien, ‘acaba de comprender que nunea lo tendré, la nifia no seresigna, Porel contrario, se lanza, con todo el furor de su deseo juvenil, en los brazos del padre, ya no para quitarle sa poder, sino para ser ella misma la fuente del poder. Si, 1a nia queria tener el Falo, pero akora quiere ir mas lejos, quiere cerlo, sor cl objeto del padre. Qué cignificn esta? Biguifies que la pequena ‘Quiere Ser ella misma, en su totalidad, el preciady alo. Bn otros términos, quiere llegar a sera preferida ol padre. Como conseeuencia del"No’, dela primera negativa paterna, el anhelo envidiose de poseer el Falo del padre deja lugar, de ahora en adelante, al deseo ineestuoso de ser poseida por él, de ser el Feslo del padre. Cinnda la nina anhelaba, adoptae une posieiin masculina, ahora que desea, adopta una posicion femenina. Al sentimiento masculino del anhelo, su: cede el deseo femenino de ser posetda por el padre ‘Ast es como, al sexualizara su padre, actor prineipal de sus Fantasias, Ia nita entra efectivamente en el Edipo, Justamente, la fantasia de placer que mejor ilustra el deseo edipico de ser poseida por el padre oa clde ser su myer, experanza expresada a menudo me- ‘diante Ia eonoeida frase: “Cuando sea grande, me ca saré can papa”. Esta entrada en el Edipo es tambien el momenta en el quela madre, despues de haber sido aapartada, vuelve a eccena y fascina a la nina con su tracia y feminidad. En efecto, In madre, tan dura: ‘mente juzgada antes, vuelve a ser admirada en su condicién de mujer amada y modelo de ferninidad. Es natural entonces que la nina se acerque a su madre y 0 identifique eon ella, mas exactamente con cl desu dela madre de gustarle a su companero y ser armada ‘porél. El eomportamiento edipico de la nina se inspira plenamente en cl ideal femenino que encarna la madre; JIa;pequenia ee toda ofdos y toda mirada para observa 2 su madre y aprender de ella el arte de seducir al hombre. Bs ja edad en que las ninas adoran mirar a su mamé cuando ésta se maguilla y se pone bonita, ‘sun cuando Ia admiraeién por la madre sélo pueda ‘asimilarse a una viva rivalidad: toda madre es para Su hija tanto un modelo ideal como una temible rival 6 ‘Ast se consuma el primer movimiento de identifiea- ‘cin de la nifis con el deseo de su madre, ol de cor la nujer del hombre amado y de darle un hij. RESOLUCION DEL EDIPO; LAMUJER DESEAA UN HOMBRE Del mismo modo en que cl padre lea negado el Falo su hija, ahora se niega, tan firmemente come antes, a tomarla como objeto sexual, 2 eonsideraria como st. Falo, es decir a poseerla incestuosamente. Asi como le primera neyativa ("No te daré mi fuerza”) le per mitié a la nina acerearse a la madre ¢ identifiearce con ella, la segunda (*i¥o no te quiero como esposal”) Tava a que la nif se identifique con la persona del padre. En efecto, se produce un fenémeno curioso, pero porfectamente sano, en el desarrollo del Eiipo feme: rhino: puesto que la nina no puede ser el objeto sexual del padre, quiere entonces ser como él, "jSino me quie- tes como mujer, seré como tu!” 2Qué quiere decir esto? ‘ue la nina acepta reprimir el deseo de ser poseida prrel padre, sin que ello implique renunciar a su per~ Sena. Mientras el nino edipico se resigna a perder a s1 madre por cobardia, la nina, que ya no tiene nada que perder, se lanza inérépidamente a apoderarse de fsa padre. Queria tener el Falo y se lo negaron; quiso serloy la rechazaron: es todo lo que va a tolerar {quiare todo, quiere al padre todo para af y lo tendra {Gome? Devorandolo. ¥ eon esto quiero decir ineorpo- indolo y haciéndolo revivir en ella. Por ello diré que la desexualizacian det padre es en el fondo wn dule: Jn pequemiallora a su padre soxualizado y lo huce ro- 6 vivir desexualizado en su interior. Asi como quien ests de Tuto, al salir de su duelo, termina por identificarse con el dfunto, la nina, después de renuneiar al padre fantaseado, termina por identificarse con la persona {el padre real. Mata al padre fantaseado, poro lo ren. ita como modelo de identificacidn. Dich de otra mas ‘era, la nina ya no considera deseable a su padre en 50s fantasias edipicas o incorpora la persona paterna 4.50 yo. Asi es como termine por impregnarse de las actitudes, los gestos y hasta los deseos y valores mo- rales que earacterizan a su padre real. Es el “fel re- ‘rato desu padre”. Identificada con los rasgos masculi- ros del padre, despues de haberse identificado con los rasgos femeninos de la madre, la nia abandona finalmente la eseena edipica y se abre a partir de tentoncos a los futuros companeros de su vida de mujer Obsérvese que los deseneadenantes de las dos identi ficaciones constitutivas de la mujer {la identifieacion com la feminidad de la madre y a identifieacin con la virildad del padre) fueron las dos negativas del pa dre: Ia de negarse a darle el Falo y la de negarse a tomarla como Falo, Pero, cambiemos de tono, Elenenentro frente a frente al que acabamos de asistir, que opane ala nina edipica ¥asu padre, me inspiré este breve y vivo intercambio ‘entre nuestros dos héroes legendarios, Me apresuro a advertirie al lector que el padre dela escena siguiente es un hombre sano y enamorado de su mujer. Ie nina: Pap, dare fre El padre! ot No lo her Note daré mi fuera. eta doa tarmac ante: Puecentonces quiero at 90 ta fuerza, Por favor desnuda deh cee WGN, ot 1 10 euplio! ;Abirame! Soy tu objeto max preciado. El padee: No x imposible, Tino ares mi mujer. Ya te nag’ cree y truco menos apie gue wa urns sie fuer Te nits: Paestoque eo eo que decides, puss gu mie rites det fuerzoy nome jasc tamu; me operas ‘etsy sen oma fru digfeo gu Stedevororé Eompletamentey ma parsers tanto att gue andar son Intsmo paso, i marie tended ia forma de la fay me ‘mirada antes deta tase ne apederare del rio Mdetucopirtuyel ardor de tu ambien Bnionce ser tan [acre com 2 to very macho mas Pere ge Aqui estamos ante le avidez juvenil, la veluntad combativa de una nina pequena que no cejard hasta realizar'su deseo de ser amada y, egado el momento, ‘oncebir un hijo. Amar y transmitir la vida, en def nitiva, es la mision mas digna que la naturaleza asigna ‘alamujer. Como ila naturaleza i existe verdadera- ‘mente una entidad que se Hama la naturaleza~ la ‘alentara intimandola!“;Defiende el deseo con uiias ¥ dientes, protege el amor y asegura la transmision de Invidat Antes de proseguir, quisiera seBalar hasta qué punto es inmensa, rica y feeunda en interrugantes la bibliografia analitica sobre el Edipo, No obstante, to {dos los autores convergen hacia la misma conclusion aldeclarar que la feminidad continga siendo un enig- ‘me irresuelto. Pero, el hecho de reeonocer Ia propia Jgzorancia no nos hace progresar mucho. Por mi parte, intents profundizar la leyenda de la nifia edipiea, mo. dolar au historia y proponer una version clara y deta. Nata de esa historia, una versién inspirada por la teo ‘fa peieoanalitioa y por la cneucha de mis pacientes He querido dramatizar mi intuieién de ela nifa, diferencia del varén, estaba animada por una sed, inextinguible de amor y que el crescendo de su Edipo (Dame! (Tomame! (Te devoro!) era en realidad el ascenso irresistible do un deseo extondide por todas Jas fibras de su feminidad. LA MAS FEMENINA DE LAS MUJERES SIEMPRE LLEVA EN ELLAA SU PADRE Mt podre ha dejado om mts lla: ha ime prognado mi dose, ha mitted ta forma dem an, he mareado ol remo de mis par: ou at ‘onto la ma fomenina de las majors” ‘Palobene dena pacente Quiero detenerme un poco més en la identifieacién dea nifta con la persona de su padre. Desde el punto ddevista dela clinies, resulta dificil imaginar la impor- tancia que tiene el padre fantaseado en la vida de una, ‘mujer. Cuando el terapeuta escucha a una mujer que sufre, debe preguntarse dos cosas. Bn primer lugar, ‘como dije antes, debe interrogarse acerca del vinculo, con frecuencia conflietivo, que tendi6 con el progenitor del mismo sexo, es decir, con la madre; y en segundo Tagar, debe preguntarse quiém esel padre que esté en. ella, $i, una mujer tiene su padre dentro de si. Cada, ‘ver que escucho a una paciente, vaelve ami esta idea de ‘que esta hahitada por se padre. Seguramente esta iden= tificacion no es wilida para todas las mujeres, pero ‘cuando se confirma, sie analista es un buen observa ddor, podré descubrir facilmente al padre en las ex- Drewinmes dixtrnidax del roatre de la pacionte. en las frrugas de Ia frente, en la radeza de sus manos, en 66 | | | la forma de la nariz y, sobre todo, en Ia manera es- pontines de sdoptar una posicién 0 de andar. En efecto, es muy frecuente que una mujer adopte i ‘inscientemonte el mismo porte y el mismo andar que elpatire. Indiseutiblemento, el padre fantaseado ocapa, tn lugar central en la vida de'una mujer ‘Pienso en una situacién familiar de las mas clasicas, ‘aa ver que se ha identifieado con su padre, la nina yao soparta al padre verdadero, a su padre de carne ¥yhueso. Se enfada con él y le reprocha sus defectos y {ebilidades o, sencillamente, que sea tal eomo.es. Ade- mds, el padre, quiero decir, el verdadero padre, el pa- dre que somos, tiene ante si, en Ta persona de su hija, laencarnacion de su propio supery6. La hija s¢ ha smavertido, sin saberlo, en su rival més temible y él e+ ahora para ella su eapejo mas intolerable, HHayamos una dltima observacign sobre la patologia de la identifieacin con el padre. Cuando esta intro: yeccidn no se compensa mediante la identifieacion von, Ta madre, se instala una de las neurosis femenin: mis tenaces que califieo de histeria de amor y que ansiste en el rechazo dol vinculo amoroso. La mujer enteramente habitada por sa padre fantaseade no pue- ecomprometerse en una relacisn amorosa duradera; todos sus receptores de amor estin saturados por la ‘mnipresencia paterna. No forma pareja sino que que- {4 intensamente impregnada de su padre amado; Permanece sola e insatisfecha pero eolmada por st pasion secreta. No es resentida ni odiosa respecto de Jos hombres, sencillamente se retira de Ia vida amo- rosa y sexual. En suma, prefiere conservar au padre interior antes que comprometerse en una relaciin afectiva, siempre frig, en Ia eual se siente expuesta al riesgo de ser abandomada. Pero, salvo por esta eventual desviacién neurética ddebida a una identificacion generalizada con el padre, Ja nina combinara de diversas maneras los tasgos femeninos y masculinos que ha tomado tanto de la madre como del padre. Esta es precisamente, la salida as freenente del Edipo femenino. El fin del Edipo es, en efecto, un largo camino a lo largo del eval Ia pequena, al transformarse en mujer, adoptara rasgos ‘masculinos y femeninos y cambiara progresivamente su deseo de ser posetda por el padre en deseo de ser poseida por el hombre amado. Se opera asi una lenta Gesexualizacion de Ia relacion edipiea con el padre ). correlativamente, la asuncion della identidad femenina, {Como se reswelvo entonces el Kdipo de la nif? Propondré lo que podria ser su desenlace ideal. La fantasfa dolorosa de haber sido privada de wn Falo todopoderoso se ha desvanecido por completo. Ahors, Ja pequea en su proceso de hacorse myjerha alvidade por entero la alternativa pueril de tener o.no tener el Falo, Ya no mide su ser mi su sexo eon Ia vara de un supuesto Falo masculino. Ha hecho el duclo del Falo iusorio y comprueba que su sexo oa algo diferente de la falta de un Palo perdido. Ast as como supera la idea Infantil que hace de la mujer un ser castrado e inferior y deja de culpar a la madre y de rivaligar con el hombre, La nina deseubre la vagina, el deseo de ser penetrada y de gozar del pene en la union sexual; !asimismo descubre el titero y su deseo de Nevardentro, de sf el hijo del hombre amado, Una palabra mas, antes de coneluir, afin de disipar ‘ws malentendido rreeuente. Algunos han ereido que 6s l psicoanslisis, fundador del concepto de Flo, eon- ‘ebia a la mujer como un ser eastrado ¢ inferior {Es ‘absurd! Lo inico que hizo el peienandlisisy que cons tituyo una verdadera revolucién~ fue deseubrir que los seres humanos estén habitados por fantasias tan :mérbidas como el ms nefasto de los varus y que lamas virelenta de esas fantasias es representarse ala mujer ‘como tn ser castrado e inferior. sa fantasia es ante todo una quimera infantil. Sé, por supuesto, que esta representacion infantil esta tambien instalada en la cabeza de numerosos adultos neurdticos. Preeisa. ‘meate los neurétices son quienes erven que la mujer ces un ser castrado. ¥, evidentemente, ésa es una idea falsa. El sexo de una mujer no es en modo alguno In falta de nada. La mujer tiene su propio sexo y esta orgullosa de él; ya se trate de su vagina, ya de sus senos, desu piel ode todo su euerpo erdgeno, la mujer fs fiz de ser tal cusl es. Pro, gpor qué digo que ol nes rotico, hombre o mujer, considera a la mujer un ser inferior? Porque se trata de si miamo; esa persona neurdtica es Ia mujer débil. Fijado a su fantasia ie fantil, el neurético vive bajo la amenaza de ser eas- trado. Ademis, vive todas sus relaciones afectivas con lune setitud defensivas esta constantemente en guar dia para evitar todo abuso y toda humillacién que pae- da provenir de quienes lorodean, de quienes depend ¥ou.de aquellos de quiones a ningxin precio querria epender. Es como si, en sus fantastas, el nourdtico se dlijera: Nome atraparsin! No soy ningun afeminado!™, ave la mujer neurétiea se dijera:"iNo soy la sirvientt de nadie!" Sin duda, ol psicoanstisis postula que el Falo existe y que la mujer esta eastraia perm, rome lector halbra comprendido, el Falo es una ilusign y 60 a mujer no ha sido eastrada més que en Ia imaggina- | Rerancie apna cin inconseiante de los nifios y de los neurstieos. pameescen | tarecesde || cu zscion ‘Siipasre reat [RESUMEN DELA LOGICA DEL EDIPO DE LANINA, _ . Como hicimos con el nifto que nos contaba su tra- [ SSRIS a | vesicle Coughs abort tctimenio detain | at tm, | "eebecaeeees| ee “Gi [BsSe |} ea paras | Taeegeesmsemines races | ‘ae wares? |_pmearts_| “Eat ee eee aaa tate an ‘reco posoo'a maa | [PRIMERA REGaTIVA DEL PAORE:A ENTREGRALE EL FALB| TBE [peste Sica Se amzse| sie ceeisan [Fagen] |Sreacta tiger Sees |, ese | CESSES || smnse Suiermemonons tae te 7 oben LORE hn er | eas | esos = rem, | Seamaecnamowen omnes | gants | | (vaio ceRASWASSaD peomanO CORDS DEL PERE Season mestcasees| = | | mausoe = ieishanreczars tare [a ienene z ‘aoame me sete ae z | Hist ge. [RES i ete” att pte nee emacs] “a 5 Secenae eee aces Ts so Crmmacamme me] | 3 Cuacro 5. Logica del Ea de ta nin 8, PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE EL EDIPO JA QUE PROBLEMA DA SOLUCION EL CONCEYTO DEL EDIPO? Usted dice con frecuencia que wn concepto psico nalitico es la respuesta a una pregunta, {Cl seria la pregunta a que responde el Edipo?™ —Bs verdad. Un concepto psicoanalitico silo tiene |_ valor si resulta indispensable para In eoherencin de Ia ‘eoriay la eficacia de nuestra préctien, Principio tanto ‘mds verdadero cuando se trata devuna nocién tan exen- ial como la que acabo de exponer. ZAqué problema da Salacién el EAipo? En mi opinion, el Bdipo responde a os proguntas! Como se forma Ta identidad sexual deun hombre y de una mujer? ¥ gesmo llega alguien, avolverse neurético? Por lo tanto, el problema al que el Edipo da solucién es el del origen de nuestra sexualidad de adultos y ademés, al problema del or gon de nuestros numerosos suftimientos neuréticos Estas dos cuestiones, lade a sexwalidad y la dela new rosis, estdn tan intimamente imbricadas que podemos decir que la neurosis resulta de una sexualidad in- fantil perturbada, detenida en su maduracin, hiper- trofiada 0, por el contrario, inhibida, Ki el fondo, Edipo sirve para comprender en qué medida un placer ferético que se apadera de un nifioo una nifia de cuatro afios puede transformarse en wn dolor neurdtieo que ‘tormenta al hombre ola mujer de cuarenta afios ‘que llega a ser. Querria formular ahora la misma idea, pero re cordando lo que llevé a Freud a deseubrir el complejo ‘de Edipo. {De dénde saed Freud la iden del Edipo? De la observacidn de los ninos? ;De ningtin modo! Es ‘erdad que prestaba mucha ateneién a sus comport mientos, pero Freud no concibio la nocién de Edipo cestudiando la relacién padres-hijos, si bien la realidad familiar, de ayer o do hoy, confirma cotidienamente el descubrimiento freudiano. No, no fueron los nitios guienes introdujeron el Edipo. Debemos suponer en tonees que la invencién freudiana procede del auto- anilisis, Efectivamente, Freud elabors el Edipo 20” fando, analizando sus suefios, evocando su infancia y poniendo por escrito sus reflexiones en las eartas dirigidas asa amigo Wilhelm Fliess. Elaboro un Edipo dominado esencialmente por el deseo parricida y Ia ‘conseeuente eulpabilidad, mas atin dado que la ides ‘del Edipo fue expuesta por primera ver. en 1897, et mismo afio en que murié Jacob Freud, su padre. Sin ‘embargo, lo esencial de este concept nodal del psico- anélisis no fie un deseubrimiento que hizo Preud orticndode su inteospeccin. Mi hipotesis es comple= | | tamente diferente y In sameteré a la opinién de mi pislico. Sostengo que el Edipo es un concepto forjado por Freud en a escucha de sus pacientes adultos. Per mitaseme ahora proponer una flecion, Estamos en Viena en 1896, en el consultorio det i- mero 19 de la ealle Berggasse, en cl momenta en que Freud recite a una paciente histérica que le habla de ‘suinfancia, Al tiempo que la eseucha con atencion, méiico busea confirmar la tesis que ha elaborado re- cientemente sobre la etiologia de la histerin, En efecto, ‘enesa Gpoca, ponsaba que la histeria estaba provacada por la ineapacidad del paciente de rocordar un trauma ‘Semual ceurrido en los primeros afios de eu vida. Siendo nif, sospechaba Freud, la paciente habria safride el ‘abuso sexual de un adulto, Y el obstinado olvido de festa escena de seducein la habria vaelto neurstiea Mientras la escena de seduecin permaneciera repri- mila en el Ineonsciente, se traduciria en sintomas que hacian sufrir a la paciente; pero bastaria con evar csc recuerdo al plano consciente para hacerle perder su virulencia. Previsamente, para eurar la histeria, se decia Freud, es necesario que las eseenas de conte nico sexual sepultadas en el inconsciente se hagan conscientes, iniea condieién para gue se debiliten y dejen de ser un foco patégeno. Asi es come Freud eseu. cha a Ia joven histeriea tratando de saber si durante swinfancia fue seducida por un adalto y, en caso de {que asi fuera, tratando dehacerle revelar los detalles del incidente y, sobre todo, de hacerle revivir su expe- riencia traumatica, Muchos de los lectares sabrin que, aos més tarde, Froud habria de realizar un cambio capital en su teoria. Debio reconacer que sus famosas, fescenss de seduecion no tenian necesariamente que hhaber courrido y que, en general, eran fantasfas ima- Binadas por sus pacientes. Ademas, los sintomas new rtieos no serfan eonsecuencia de tun abuso eexual suffido realmente, sine de un abuso sexual fantaseado y olvidado. En el fondo, que sea win acomtecimiento real o fantaseado no es lo exencial, se decia Freud; la verdadera causa de la histeria continaa siendo la es- ‘cena do una seduecién sexual infantil cometida por ‘un adulto perverso, siempre que esa eseena haya sido reprimida. Recordemos que la histeria es ante todo ‘una enfermedad del olvido, que la mujer histériea lows porque no quiere recordar Io que fue doloroso, Pero, dirs el lector, gcudl es la relacidn de todo esto on el Edipo? Pues bien, ereo que Freud deseubri el Ecdipo al reflexionar sobre la trama y los actores que intervienen on la escena de la sedwecién. Enel caso de Ja neurosis, la nina fue seducida por an hombre per verso; en el caso del Edipo, la nina fae seducida por su propio padre. Enel pensamienta de Freud la esvena de seduceidn fantaseada que est en el origon de la his- teria habia llegado a ser una eseena fantaseada en la cual la nifs era seducida por el padre sin ser por ello, vietima de un abuso sexta, sin que ello implicara que habia quedado aturdida por un placer de efectos nhocivos; bastaba que uno de Jos padros bubiera sido tun poco mas tierno que de costumbre para que el nitio, la nina sintiera este exceso de ternura como un ‘aguijén erdgeno y un placer sexual demasiado intenso Pero haber penaado en el padre no era atin el des. ccubrimiento completo del Edipo, Faltaba el elemento principal. ¥ ac quiero ser claro. Al escuchar a su paciente relatar un incidente sexual de la infan Freud imagina la eseena, se identifi con el personae dela nifta seducida y entonces se da euenta de que Ia pequiena no es meramente pasiva, también estat ha- bitada por el deseo activo de ser seducida por el padre ‘i, la clave del Bidipo reside en el deseo incestuoso del rnéto ola nina de ser pasetdo por el padre. Freud des: ‘cubrié el Fdipo al pasar de una escona de ceduecion, fen Ta que una ninita aterrorizada es vietima pasiva de tun agresor adulto, a la escena edipiea en la que una nba inocente y sensual es a instigadora inconsciento fave incita al padre 0 al hermano mayor a desoarla se- sualmente. La pequena de la eseena de seduecién os ‘una vietima, en tanto que la nina de la eseena edipica ‘es un ser tironeada entre su deseo de ser seducida y fel temor a que eso oeurra, entre la sed de placer y el miedo a experimentarlo, “Ahora que conocemos ol contexto del deseubri- rmiento del Edipo, podemos retornar a la pregunta Inieial: (A qué problema da colueign el Bdipo? El Epo ‘er una fantasta de seduccidn que ests en la base de la ‘dentidad sexual de todo hombre y toda mujer. Una fantasia de placer ydeangustia, Hahitwalmente,el nino metabolize esta fantasia, pero puede oeurriz que el placer, la angustia o el dolor resulten traumsticos y Alifeiles de reprimir, os decir, que las emociones vividas Dorel nifioedipico en Ia situaciGn de seduceion sean ten violentas que permanezean aetivas y fomenton tuna neurosis en la edad adulta, Ta fantasia edipica {que no fue suprimida, permanece insidiosamente, afl ta ala conciencia y se exterioriza repetitiva y conval- sivamente a lo largo de la vida del neurético. —iA qué edad un nino siente por primera vee un placer sezual? —En primer lugar, un hecho comprobadio:el placer sexual que vive un ninoes de una naturaleza diferente del que experimentamos los adultos. Sabemos que en lavida intrauterina, un feto ya puede tener ereetiones ‘que nos permiten siuponer que tiene tuna vivencia, s1 no de excitacion sexual, al menos de estremecimicnta genital. Lo cual nos indica hasta qué punto es cierto ‘queno hay edad paraexperimentar placer sexual, siem pre que el cuerpo del nino esté en contacto con un Adulto que a su ver eate entusiasmado, desenso y ob ‘tenga placer de seuparse del pequerio, aunque sea de Ja manera mas tierna y easta posible, A propdsito de esta evestion precisa, tengo aqui algunas lineas sor prendentes de Froud que quiero citar Freud no vaeila ‘en “identificar los sentimientos tiernos con el amor sexual” y afirma que “las relaciones del nitio con sut ‘madre constituyen para él una faente continua de ex citacion y de satisfaccion sexual, tanto mas por cuanto In madre le testimonia sentimientos que derivan de ‘su propia vida sexual, lo besa, lo mece y lo considers 1 sustituto de un objeto sexual completo, Probable. ‘monte una maudre se sienta por entero sorprendida si 80 le dice que, mediante sus ternuras, despierta In Pulsién sexual de su hij. La madre cree que sas gestos emuestran un amor asexuado y puro en el eual Ia se xualidad no tiene Iugar, puesta que evita exeitar los ‘organos sexuales de su bebé mas alls de loque exigen los euidados corporales. Pero, como sabumaa, no slo 4a exeitacion de la zona genital, despierta la pulsién sexual; tambicn la tormura pucde ser muy enclose | Al presentar el Edipo he dicho que la sexualidad estaba en el corazén mismo del amor y del odio faniliares, pero en el pasaje que aeabo de citar, Freud ‘varnucho masall4, porque ne dice que lo sexwal anid fenla ternura, sino que la ternura es en i misma una cexctacion sexual —Si es verdad que un bebé puede experimentar placer sexual en los brazos de la madre, zpademoe de ‘ducir queef Edipo oparece bastante antes de las tres 0 cuatro afios? —Bista os exactamente la posicién de Melanie Klein, quien postula la existencia de un Edipo precor en el rocién nacido y la de Lacan, enando considera que no hhay edad para el Eaipo puesto que el deseo del nino o Ja nina no cs mas que la prolongacidn del deseo de la ‘medre; posicion que en realidad os la misma de Freud fenel pasaje al que acabamos de aludir. Con toda, hay ‘una gran diferencia entre el Edipo kleiniano y el Edipo froudiano. Para Melanie Klein, las pulsiones eréticas do un bebé se dirigen a 1a madre, quien es expe- Timentada, no como una persona global, sino como un bjoto parcial; la madre se reduce a ser el seno. El Edipe Kldiniano puede ser un Falipo oral, anal, etestera. Para Froud, en cambio, el Fdipo adlo existe xi las pulsiones erotica del nino se dirigen a la madre oal padreen st condicion de personas globales dotadas de un cuerpo, hhabitadas por un deseo ysusceptibles de experimentar plecer. Si para Melanic Klein el Edipo es oral o anal, para Freud, el Edipo eats mas alld de lo pregenital y ‘mas aca de lo genital; es ante todo patico. a —2Cémo se da et Bdipo euando la madre wive sola ‘con su hijo? ~Se verifiea plenamente, con la condicién de que la ‘madre tenga deseos. No importa que la madre viva sola, loque cuenta es que esté apegada a alguien, que desee a alguien y, en el caso en que no tenga un cam: pafero, lo que pesa es que se interese en algo mas ue en su hijo, que el amor por su hijo no sea el sinico amor de su vida. En resumidas cuentas, hay Edipo a partir del momento en quela madre desea a un teveero entre ellay su nifto. Yaqui aparece el padre! El padre ces el tercero que la madre desea. “Freud no dio une explicacisn centifion det mito antigio.Propucoun milo nucoa Beste que hiss iertomente, rent propuso un mito nus, pero 1s mit! (Qui founda! Gracin exe serio ineraneni etriopnaitshy cden Finalmente, el Bdipo, es una realidad observable 0 una fantasia deducida por los psievanalistas? —He mostrado ya que el Edipo era al mismo tiempo realidad y fantasia, pero aprovecho la pregunta para ‘abordar el problema de un modo diferente. Digamos gue el complejo de Edipo es un conjante de senti- ‘miontos contradictorios de naturalees iconsciemte a ‘que rofejan lon sentimientos vividos conscientemente por elnino en la relacion triangular con los padres. Ein ¢\ fondo, el Fdipo es un complejo intrasubjetioo ene drado por una realidad intersubjetiva. Ba muy impor- tante concer el Edipo como una fantasia inconsciente ‘quese da en un solo individuo, sun exando, para que esa funtasfa se forme y subsista, haga falta el apantala- siento de otro individue deseante ~acabamos de verlo leyendo a Froud~ No obstante, dcbemos saber que Ia fantasia edipica es una hipotesis, una constraceisn dol espiritu edificada a partir de la conduicta del nitio respecto de sus padres y, sobre todo, a partir de los recuerdos de infaneia relatados por los pacientes adul: tos en el andlisis, Bn realidad, el Bdipo no siempre es ‘un fenémeno observable ni una hipstesis verfieable, El psicoandlisis no es una cieneia del comportamiento, ‘No. Hay que tomar el Edipo como un esquema teorico ‘eicaz quettienc un impacto innegabloen la vida afectiva ‘d2n individuo y en nuestra cultura. Es, por lo tanto, para hablar con propiedad, una fantasia y un mito. Tigamoslo mejor todavia: desde un punto de vista linico, el Edipo es una fantasia que actia desde lo zs profando del ser y lo impregna en su totalidad, Y¥,desde el punto de vista cultural, el Edipo es un mito, ‘un mito de todos nosotros, puesto que es la fabula smholica, sencilla e impresionante, que pone en exce- ‘haa los personajes familiares que encarnan las fuer zas del deseo hhumano y las prohibiciones que se les, ‘oponen. Ahora bien, ya sea fantasia, ya sea mito, el enmplejo edipico es también un concepto esencial, absolutamente indispensable para la consistencia de Ja teoria y a ofieacia de la practica psicaanalitica, No ‘vacilo en afirmar que ein cl concopto de Biipo, la me yor parte de las nociones unalitieas estarian a la deri- va, y sin la fantasia del Edipo no podrian aclarar la complejidad infinita do los sufvimientos paiquicos, ‘Seguramente, gracias a ese excepeional instramento conceptual, los psicoanslistas saben hey escuchar a ‘sus pacientes, comprenderlos yaliviar su dolor. Pieneo ahora en un textoen el quo Lacan dostaca ye el valor ‘e6rico irremplazable del Edipo. Bsto es lo gue eseribis ‘en su Proposicién del 9 de octubre de 1967 sobre el ps ‘eoundlisis de ta Beeucla:“Querria que se comprendiera ‘Sencillamente lo siguiente: que, si quitamos el Edipo, €l psicosnalisis[..] podria juzgarse por entero come ‘un deliri.” Indiseutiblemente, ol Edipo es la piedra angular de Ia edificacion analitica. Rs una erisis ma: nifiesta de la sexualidad infantil; una fantasfa in ceonsciente; un mito social; y el concepio clave del psieoanaliss. En la tragedia de Sofoctes, l personaje principal el destino sobre ef ewal los protagonistas no tienen ninguna influeneia. ;Cudl seria el lugar que oespa ef destino en el complejo de Bdipo? No olvidemos que Freud siempre estuvo obse- sionado por el destino, por lo que la vida nos tiene reservado e ignoramos. BI joven Edipo termina por matar a su padre cuando, paradgjieamente, Layo hhabia hecho todo lo posible para eseapar al erdeulo ‘que presagiaba el gesto parricida do st hijo. ;Nadie conoce sn destine ni escapa a él Bl eomplejo de Edipo fs también una prueba a la que ningdn nino puede buctracroe y que lo marea para sienigne, Post ile ue prueba de inicincion se trata? :Qué es ese rito insosla- able que llamamos Rdipo? Es la experiencia de una pérdida y de un duelo, el de los padres fantaseados ‘como comparieros sexuales. Si, el Edipo es, en la vida dleun nifo, ls primera separacion profinda ¢ interior delos padres. Es un distanciamiento obligado que au- gora la futura emancipacion del joven adulto. Tanto fenel caso del Bdipo femenino coma del masculino, uno pierde a los padres y ge trata de tna pérdida ineluc- table. Ciertamente, el nino ya se ha separado de la madre al nacer, tomé vuelo al dar los primeros pasos yabriéel capullo familiar lira la guarderia, pero solo al finalizar el proceso del Edipo, el varon y la nitia comienzan a pereibir a sus padres de otro modo y a ‘quererlos de una manera diferente. Dejan de desealos pe-a aprender a amarlos tiernamente oa adiarlos, Por supuesto, estoy hablando aqui dela separacion ideal, Porque en nuestra vida eotidiana, siempre continu ‘ms deseando sexualmente a nuestros padres, las mas dela veoes en la forma sublimada dela ternura, otras, desdichadamente, en la forma de un eonflicto penose debido a In persistencia de un deseo siempre virulento, —A proposito det varén, gpodria usted retomar la expresion “Balipo invertido”? —E1 Edipo invertido es Ia inclinacién sexual de un nit hacia el padre del mismo sexo. En lo que can. cie-ne al Edipo masculino, habitualmente se pone el ‘scento en el apego erotica del nie a su madre y en la ivalidad odiosa que dessrrolla respecto del padre Ahora bien, con frecuencia el Edipo maseulino girs, no alrededor de la relacién deseante del hijo con la ‘madre, sino de la relacién de deseo del hijo con el pa ire, considerado como compartero sexual. (Si, en la fantasia del nino, el padre puede ser un companero sexual! Y esto es Jo que llamamos el “Peipo invertido” UE qué consiste? Para responder a esta pregunta, representare el Fdipo del varén como un obra de teatro fen tres actos. En efecto, resulta oportuno que simbo- Ticemos asi el complejo edipico, mareados como esta- ios por la tragedia griega. Hate artificio me perzaitira no sélo recordar de otro modo lo esencial de la dnd ‘mica odfpiea, sino ademda profundizar mi idea de que el personaje principal det Edipo masculine es mas frecuentemente el padre que Ia madre. ‘Vayamos a los tres actos del drama, Comencemos poral primeracto que incluye indiferentemente ala nia ‘yal vardn de tres o cuatro anos. Bl telén se levanta y todos los personajes aparecen de entrada sobre el es- cenario: an nino, una nia, una madre, un padre ¢ Jneluso todos los teres humanos que habitan maestro, planeta, Imaginemos una escena llena de gente, una ‘ultitud en Ta cual, alos ojos de esos dos ninos, cada ‘uno es poseedor de una potencia representada por un signo corporal visible: el pene. Em la eabeza del nitio, vvarén 0 mujer, todos poseen un pene 0, mejor atin, todo el mundo esta investido de Ia potencia represen. tada por el pene. Freud Tlama a esta obertura del Edipo, premisa de ta posesién universal del Fato. Es ‘el momento en que domina en el nino la ereeneia mae giea en un universo completamente habitado por portadores de un pene maravilloso. Me corrijo de jinmediato y on lugar de utilizar la expresién “pene maravilloso”, diré “Fale” —Lo lamento, pera nunca comprendl eémo se pasa del pene al Palo, Quéentiende usted exactamente por Pilot "alo es cl nombre que le damos Ta fantassa del pone, a la interpretacién subjetiva del pene, a In yranera que tiene cada una —varon oninia~de pereibir elapendice peniano. De manera mas general, wtiliza- rns la palabra Falo para designar la versién fanta- senda de todo objeto que-a nuestros ojos de nifio aan ‘que seamos adultos reviste el mas elevado valor afee- tivo, Cuando digo “a nuestros ojos de nifo” ee para dar a entender que el amor apasionado que sentimos pr un sero porun objeto es siompre un amor de nino, porque amar no es otra cosa que un refinamiento del ‘candor infantil. Amares ereer, de manera por completo jngenua ~y sta os una ingenuidad prociosa~, que al ‘17, la persona que amamos, alin dia podré colmar- nos. Puesbien, esa fantstica esperanza que es el amor ze hace feliz, me conforta, me da fuerza. Asimismo, todo objeto amatdo, admirade y poseide me estimula y ame fortalece en mi sentimiento de ser yo mismo. Ahora bien, este objeto tan investido, tan cargado de toda ‘mi afectividad y que me es indispensable se llama Falo. Es por ello que la palabra Palo no designa solo el ‘pone fantaseado ~es decir, cunndo se lo vive camo el sim- bolo de la fuerza, designa ademas a toda persona, ‘pjeto 0 ideal al cual me siento unido visceralmente, de quien dependo y que siento como la fuente de mi potencia. Falo es, pues, el nombre que le damos a todo objeto en alto grado catectizado, tan investido, tan lamado que deja de ser conereto para hacerse fant Srado. Una madre, wn padre, nuestro eénynge, el pene, el clitoris y hasta una casa, una profesién, un titulo, son todos soportes coneretos que pueden transfor. arse en nuestro Falo, Pero, {qué es la cosa conereta ‘que le da al nino edipico el sentimiento de que posee ‘un Falo? La respuesta es: su euerpo, su propio cuerpo, su cuerpo de sensaciones. En efecto, para el niio va 760, el asiento real del Falo es su pequeflo sexo en juanto apéndice erogenoy hasta las excitaciones que femanan de los testiculos 0 el bajo vientre, En el caso de Ia nina, el asiento real del Palo es el conjunto de sensaciones erdgenas que provienen de sus drzenos enitales y, en particular, de sa eitoris, Si comprendo bien, a los ajos de un niti, la ma ‘tre, por eiemplo, {puede ser tanto la portadora de un Falo como el Faio mismo? —Definitivamente. Cuando la madre impone su suutoridad, fene el Falo; pero cuando el nino la siente toda suya, Ia madres el Palo, Stmi madre se enfada ‘conmigo, es filica y todopoderoea; si, por el contrario, ‘ivalizo con mi amigo para determinar quien tiene la ‘madre més bonita, mi madre es mi Palo mas preciado, Como vemos, una madre puede fantasearse como ‘quien tiene ol Falo y coma el Palo mismo. Un varén, ipuede tener dos Palos, su pene 3 su madre? Por supuesto! ¥ éxe es el problema que deberé ‘reoolver el nisi edipien al no poder conserva dos Fe 88 Jos, tend que elegir uno w otro: su pene o su madre Pero, no nos anticipemos, pues esa eleccién erucial ‘sol se resuelve en el segundo acto de nuestro drama ed’pieo, Por el momento, permanezeamos en el pri- ‘mero. Decia, entonces, que el nino eree que todos los seres humanos estan dotades del mismo atribute que 41 tanto valora: el Falo, Vardn o nifia, ol pequeto fexperimenta sensaciones erdgenas, observa su 20x, se toca, se siente todopoderoso y mira en silencio a las personas que lo rodean atribuyéndoles un sent :miento semejante de omnipotencis, Precisamente en lesa percepeidn de si mismo y del otro se forja, en silencio, Inereencia magica en un Falo universal, Ver, sentir y creer son los tres primeros gestos mudos del nino edipico. En suma, los nifios y nifas inauguran, ‘su Bdipo partiondo de ia ilusion que eleva al Falo 0 a surepresentante corporal, el pene, al rango de atributo universal. Asi se completa el primer acto de nuestra, obra, en el que todos son fuertes. Este es un acto exen- cial que, aun siendo la antesala abligada para tener acceso al eoncepto de angustia de castracion,a menudo hhasido olvidado en la bibliogratia psicoanalitica.

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