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DELINCUENCIA JUVENIL Y SOCIEDAD (*) SUMARIO. I, DELINCUENCIA JUVENIL E INADAPTACION INFANTIL. 1, Actualidad y futuro en Espana. 2. Situacién mundial; Estados Unidos, Japon, Francia 3. Espafia, interpretacion de datos. Il, DELINCUENCIA JUVENIL Y SOCIEDAD. 1. Indiferencia masiva. 2. Objeciones. 3. Ventajas. TIT, LA SOCIEDAD Y LOS FACTORES ETIOLOGICOS DE LA DELINCUENCIA JOVENTL. 1. Opinién publica. 2. Criterios cientificos: familia, religisn, medios de comunicacién, espectéculos, economia, A) La familia. B) La religién, C) Los medios de comunicacién. D) EI cine. E) Economia. 3. Trasfondo estructural. IV. LA SOCIEDAD Y LA PREVENCION DE LA DELINCUENCIA JUVENIL. 1, Opinion publica, 2. Prevencién cientifica. A) Ensefianza, B) Vivienda. ©) Prensa. 3. Campafas. V, LA SOCIEDAD Y EL TRATAMIENTO DE LA DELINCUENCIA JUVENIL. 1. Opinion publica, 2. Panorama internacional. 3. Probation, VI. CoNCLUSIONES. ©) Este trabajo, que sirvié de base para la conferencia dictada el 16 de noviembre de 1967, 9 el Curso sobre’ Tribunales Tutelares de Menores, celebrado en l2 Universidad de Deusto, recibié el Primer Premio del Instituto de la Juventud, el afo 1968. Lo public ta revista Estu- digs de Deusto (1968), pags. 245-275, y tambien la Revista del Instituto de la Juventud, nime- 10 17 Gunio, 1968), pags. 31-60. 1. DELINCUENCIA JUVENIL E INADAPTACION INFANTIL 1. Actualidad y futuro en Espajia En Espaiia, actualmente, la delincuencia juvenil carece de rasgos viru- lentos, carece de gravedad (1). jEh aqui nuestra fortuna y... nuestro pe- ligro! ~En qué sentido esta falta de virulencia me parece peligrosa, alar- mante? Esta situacién de relativa tranquilidad juvenil puede mantenernos ex- cesivamente satisfechos, desconocedores de que, en un futuro préximo, el alud de la delincuencia juvenil irrumpird violento en todas nuestras fronteras. Esta situacién nos puede adormilar, y cuando llegue a Espafia nos encontraria desapercibidos, impreparados. Ademas, aun los datos reales de las estadisticas de hoy (2) necesitan una interpretacién cientifica, como indicaremos en seguida: a la luz del Derecho Comparado estas cifras no ofrecen una realidad tan halagiiefia como a primera vista parece. Dicho brevemente: nuestra situacién actual de privilegio, con respec- to a la delincuencia juvenil en otras naciones, no puede perdurar mu- cho... y conviene estar preavisados del peligro que nos acecha por los cuatro costados, para procurar evitarlo o superarlo en cuanto podamos, que del todo no podremos, ya que Espafia no puede permanecer aislada. Para esto creo oportuno reflexionar acerca de la realidad de la delin- cuencia juvenil en el mundo, y la oportuna reaccién de la sociedad. Nos interesa conocer el balance de la delincuencia juvenil en otros (1) José R, Paracto SkncHez-IzqurerDo, Panorama actual de la juventud in- adaptada en Vizcaya, en Estudios de Deusto, 16 (1968). A. BERISTAIN, Jugend- delinquenz in Spanien, Zahlen und Zweifel, en Monattsschrift fiir Kriminologie und Strafrechtsreform (1967, Heft 8), pags, 382-394, (2) Respecto a las estadisticas de afios anteriores, ofrece datos muy interesan- tes Jost Guattart, Los Tribunales para nifios (Zaragoza, 1925, Tip. La Académi- ca), pigs, 25 y sigs, 231 pueblos porque, si la delincuencia juvenil perturba gravemente la conyj vencia en todo el orbe... No nos hagamos ilusiones: pronto intentard deg, trozar también nuestro pais. 2. Situacién mundial: Estados Unidos, Japén, Francia... La situacién y gravedad internacional de la delincuencia juvenil apare. ce en multitud de detalles. Observemos, por ejemplo, los datos expresa. dos en un par de graficos. El grafico de la pagina siguiente nos muestra cémo en Estados Unidos durante 1966, y segiin cifras extrafdas de 1.700 instituciones judiciales, que cubren una poblacién de 79.000.000 de habitantes, han sido arresta, das por delitos graves 540.938 personas. De ellas 266.195, 0 sea casi ¢| 50%, menores de 18 afios (3). Si comparamos estas cifras con las de 1960, vemos que los delitos cometidos por mayores de 18 afios han aumentado un 22,8%; en cambio, los cometidos por menores de 18 afios han aumentado un 54,2°%. Con. cretamente, las cifras de cada delito son las siguientes: ee Menores de 18 afios Mayores de 18 altos 1960 1966 Aumento 1960 1965 Aumento Delitos graves .. cesses 172,584 266,195 54,29 223.717 274.743 22,84 Homicidio ............ : 418 549 313% 4.973 5.961 19.9% Estupro, violacién ..... 1.063 1.424 340% 4.917 5.873 19.4% Robo con violencia personal. 6.040 9.373 55,2% 20.503 21.901 6.8% Lesiones graves ............ 5.419 11.643 114,9% 36.482 53.608 46,94 Robo con fuerza en las cosas. 48.150 63.603 32.1% 52.713 55.106 45% Hurto ... is 81.874 135.684 65,7% 85.866 107.030 246% Hurto de vehiculos 29.620 43.919 483% 18.263 25.264 38,3% Bastan estos datos para comprender que la delincuencia juvenil en Es- tados Unidos no es un juego. La realidad constatada en estas cifras me- rece el calificativo de delincuencia, no de mera inadaptacién. Datos parecidos podemos observar en otras naciones. Por ejemplo: en el Japon, los delitos cometidos por jévenes, en 1955, constitufan el 27,2% del total de la delincuencia; pero, en 1965 constituian el 71,3%. O sea, que en una década han aumentado 43,9%, (4). El crecimiento en otros (3) The Explosion in Teen-Age Crimes, en U, S. News World Report (octubre, 1967), pag. 74. Para més detalles, cfr. el documentado libro de SABATER, Los delin- cuentes jdvenes (Barcelona, 1967, Hispano Europea). (4) How World’s Biggest City Keeps Crime Rate Low, en U. S, New World Report (octubre, 1967), pags. 75 y sig. 232 MENORES DE 18 ANOS ANO 1960 ANO 1966 AUMENTO TOTAL DELITOS GRAVES 172.584 266.195 54,2 % Homicidio 418 i 549 31,3 % Violacién 1.063 i 1.424 34,0 % Robo con violencia personal 6.040 9.373 55,2 % Lesiones graves 5.419 11.643 1149 % Robo en las casas 48.150 63.603 32,1 % Hurto 81.874 135.684 65,7 % Hurto de vehiculos 29.620 43.919 483 % pueblos ha sido similar, como lo muestran las cifras recogidas por Naciones Unidas, H. KAUFMANN, LUNDEN, MIDDENDORFF, SCHAFEs: RIOCEREZO, SELLIN y WOLFGANG, la Comisién presidencial estadouniden. se, etc. (5). 7 Hilde KaurMann ha estudiado muy seriamente el problema del aumeg. to de la delincuencia juvenil en el mundo de hoy. Utiliza datos muy am, plios y detalla varias conclusiones, de las cuales me limito ahora a entre. sacar nicamente las mds importantes para nosotros. Segiin Hilde Kayp. MANN la delincuencia juvenil en cifras globales se mantiene poco még 0 menos constante, pero sufre como un desprendimiento de tierras, un deslizamiento de edades; el bloque principal se desplaza de los tos y pasa a los semiadultos. La curva de edades delictivas alcanza sy punto cumbre en edades juveniles, de 16 a 22 afios. La edad de los of. minales ha descendido; la gravedad de las infracciones de los menores ha aumentado. Las infracciones juveniles son cada dia mds numerosas y cada dia mds graves. Ya superan, con mucho, el calificativo de inadap. tacién. La antes citada Comisién estadounidense constata que, en 1965, lg mayor parte de los delincuentes contra la propiedad no habian alcanzadg los 21 afios, y que el porcentaje de reincidentes menores de 21 afios era més voluminoso que el de reincidentes adultos. También confirma los informes del FBI, segtin los cuales el 30°% de las personas arrestadas durante el afio 1965, prescindiendo de las arrestadas por delitos de tré. fico, eran menores de 21 afios. Reflexionemos sobre el contenido y la valoracién de la conducta juve. nil numerada en las estadisticas, porque en Criminologia mds importa la calidad que la cantidad. Actualmente se observa en muchos pueblos la tendencia a una delincuencia juvenil de gravedad hasta hoy inusitada, Escojo como indiciario un caso concreto; un delito que va haciéndose frecuente en algunas naciones, por ejemplo en Francia: el delito de grupos violadores de muchachas. (5) Informe de la Secretaria del Segundo Congreso de las Naciones Unidas, sobre prevencién del delito y tratamiento del delincuente. Tema primero: Nuevos tipos de delincuencia de menores (Nueva York, 1960), pag. 37. HILDE KAUFMANN, Steigt die Jugendkriminalitat wirklich? (Bonn, 1965, Ludwig Réhrscheid). También merece nuestra atencidn el estudio de G, Kaiser, Entwicklung und Stand der Ju. gendkriminalitét in Deutschland, en Kriminalbiologische Gegenwartsfragen, Heft 7 (Stuttgart, 1966, Ferdinand Enke), pags. 17 y sigs., y sus citas bibliogrdficas inter- nacionales. WAtTER A, LUNDEN, Statistics on Delinquents and Delinquency (Spring- field, 1964, Charles C. Thomas), W. MippeNporFF, Criminologia de la Juventud (Barcelona, 1963, Ediciones Ariel), pags. 36 y sigs, (con las notas del traductor José Maria Ropricuez Drvesa). F. SCHAFFSTEIN, Jugendstrafecht, 2.8 ed. (Stuttgart, Berlin, 1966, W. Kohlhammer), pags. 14 y sigs. J. M. RIoceREZO, Génesis del joven rebelde (Madrid, 1968, Studium), pags, 17 y sig., 40 y sigs., 51, 62 y sigs. THORSTEN SELLIN y MARVIN E, WotFcanc, The Measurement of Delinquency (New Yotk, London, 1964, John. Wiley and’ Sons), con ilustrativos apéndices al final. The Challenge of Crime in a free Society. A Report by the President’s Commision on Law Enforcement and Administration of Justice (Washington, D. C., 1967, United States Government Printing Office), pags. 55 y sig. 234 EDAD DE 114 AGRESORES N.° de casos 20> (eee - a Menores de 18 afios Mayores de 18 afios Persona casada 5b | Testigos activos no comprendidos en la persecucién 10— Bee Edad 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 32 33 34 40 Paul CresPy en un estudio muy objetivo (6) nos ofrece una serie datos significativos. Me limito a citar algunos, dejando el comentario at lector. En dos juzgados de Paris, el mimero 15 y el ntimero 25, pasan cady afio un promedio de 70 procesos de violacién. En ellos estan implicadog unos 250 jévenes delincuentes organizados en bandas. Paul CresPy ha estudiado 31 procesos concretos, en los que interyj, nieron 123 jdvenes delincuentes, miembros de 33 bandas. Pertenecen a toda clase de estratos sociales, también de académicos y de grandes em. presarios. Sus edades oscilan entre los 16 y 22 afios, como aparece en ¢ grafico de la pagina anterior. Las circunstancias agravantes que concurren en la realizacién de estos delitos descubren unas personalidades criminales peligrosas y depravadas: manifiestan que la desvergiienza, la reprochabilidad de las conductas jy, veniles va «in crescendo». Cogen a las chicas por la fuerza, con engafi, con drogas, por medio de vehiculos de motor. A veces (en tres casoy concretos de estos 31 estudiados por CrESPY) imprimen la escena de Ia violacién en un aparato magnetofonico. A veces la muchacha es violad, sucesivamente por cada joven de la banda en privado, otras veces en publico. En algunos casos retienen a la victima varios meses al servicio de la banda, imponiéndole el secreto con amenazas mortales. Estos detalles, y otros que omito por respeto al pudor del lector por brevedad, bastan para reconocer lo sombrfo y tormentoso del ho. rizonte. Nuestro planeta esté encharcado por una delincuencia juvenil grave, Esta sangrienta realidad nos debe preocupar a los espafioles, por razones altruistas y egoistas. Prescindo de las primeras, fraternidad universal, etc. —las més im portantes quizd para mis lectores— y me limito a insinuar algo acerca de las segundas. Aun por el més elemental egoismo, debemos estudiar la realidad internacional de la delincuencia juvenil. Hoy, las comunicaciones desconocen fronteras. La mirada hacia el cosmos circundante debe ilumi- nar nuestra pupila casera. 3. Espafia, interpretacién de datos La actual inadaptacién infantil en Espafia puede comprenderse rejor, y tratarse mds eficazmente, si la consideramos como germen, al menos también como germen, y augurio de la delincuencia juvenil. Debemos atalayar nuestro futuro préximo. Para conocer el hoy, necesitamos mirar- lo con perspectiva histérica, en los signos de los tiempos. En Espaiia, quienes estudian, hablan o escriben sobre el problema ée (6) Paut Crespy, L’aspect sociologique du viol commis en reunion, en Revut de Science criminelle et de Droit pénal comparée (nim, 4, octubre-diciembre de 1965), pags, 837 y sigs. 236 jos jOvenes, manifiestan opiniones extremadamente diferentes. En las in- yestigaciones tedricas y en los planes practicos sobre el tema, se mantie- nen puntos de vista y conclusiones en oposicién frontal. Unos califican la situacion como gravisima, otros vocean que carece de relevancia. Nos conviene borrar —o al menos suavizar— tanta discrepancia, para jograr_cierta unidad de criterios y orientaciones; asi nuestros esfuerzos individuales ¥ comunes conseguirén la eficacia deseada. a Una de las rafces, quiz la principal, de la divergencia de criterios y opiniones entre nosotros puede ser la situacién socioldgica y la legisla- gion positiva espafiola, que difieren esencialmente de la situacién y le- jslacion extranjeras. Por eso, casi todo lo que se oye, lee o traduce del extranjero, si se aplica directamente a nuestra patria, desdibuja y falsea ja realidad. : f Un ejemplo: las estadisticas. En el extranjero la edad tope de la de- jincuencia juvenil suele extenderse hasta los 20 6 21 ajios (7). En el VII Congreso Internacional de Magistrados de la Juventud (Paris, 1966) se ha reconocido que la mayorfa penal debe coincidir con la mayoria de edad civil (8). En Espafia, la competencia de los Tribunales Tutelares de Menores comprende s6lo los menores de 16 afios. Por eso, las estadisti- cas, salvo raras excepciones, incluyen sdlo las acciones de esos menores. Matematicamente, al comparar las cifras globales extranjeras con las espafiolas, el ntimero de delincuentes juveniles espafioles resulta notable- mente inferior; la cantidad y calidad de sus acciones resulta menos alar- mante. Por eso, muchos concluyen que el volumen y la gravedad del problema entre nosotros es incomparablemente mds benigno; se trata sélo de mera inadaptacién. Quienes asf piensan no caen en la cuenta de que las estadisticas espa- fiolas excluyen todos los casos correspondientes a los semiadultos, com- prendidos entre los 16 y los 21 6 22 afios, caso incluido en las estadfs- ticas extranjeras. Para evitar tanto confusionismo debemos distinguir el problema de lege lata y de lege ferenda. De lege lata en Espaiia no existe delincuencia juvenil; sdlo existe in- adaptacién infantil. Porque la competencia de los Tribunales Tutelares de Menores sélo cubre los menores de 16 afios. A partir de esta edad ya comienza la delincuencia adulta. No hay situacién intermedia. En cambio, de lege ferenda hemos de cubrir una laguna. Hemos de crear unas leyes, unas instituciones y una opinién piblica que correspon- de a la realidad sociolégica actual. Porque hay, cada dia mds, un grupo social que necesita ser regulado legalmente, ayudado institucionalmente y conocido ptiblicamente: los semiadultos. Son, o pueden ser, distintos, (7)_ A, BertstAin, Juristas y Psicdlogos ante la delincuencia juvenil, en Re- vista de Estudios Penitenciarios (nim, 168, enero-marzo de 1965), pags. 93 y sigs. Tuomas PETROFF, Reéflexions sur les statistiques criminelles, Le probléme de la délinquance juvénile, en Revue de Science criminelle (1964), pags. 117-127. (8) Revue de Science criminelle et de Droit pénal Comparé (mim, 2, abril- junio de 1967), pag. 528. 237 de los criminales adultos, y son, o pueden ser, distintos de los Meno, inadaptados; representan una parte voluminosa e importante de pitag tra generacién actual. iat Por tanto, desde un doble punto de vista: objetivo (delitos, no ras inadaptaciones; futuro, no sdlo presente) y subjetivo (semiadultog hasta los 21 afios, no slo menores de 16 afios) creo oportuno Ocuparnos y preocuparnos por el problema de la delincuencia juvenil. Il, DELINCUENCIA JUVENIL Y SOCIEDAD 1. Indiferencia masiva Este problema de Ja delincuencia juvenil incumbe no sdlo a los juris. tas, sino también a los socidlogos, médicos, moralistas, psicdlogos, y 4 todos en general. Por eso, trato en estas piginas el tema desde una dptica concreta: |g comunitaria. Creo oportuno estudiar qué postura adopta hoy la comunidad ante @ problema, cudles son sus deberes, en qué faceta concreta debe intervenis, hasta dénde cumple o incumple sus obligaciones, qué postura deberg adoptar mafiana, etc. Creo que, veremos después las razones, si la com nidad cumple, y sélo si la comunidad cumple, sus deberes, los nubarro- nes tormentosos pasardn antes y causarén menos destrozos. Reflexionemos un poco, y veremos que la sociedad tiene los delin. cuentes que merece (un jardin mal cuidado tiene los cardos y abrojos que merece), y que los delincuentes no tienen la sociedad que merecen, Pero no adelantemos todavia conclusiones prematuras. Vayamos por pa- sos légicos. Echemos una mirada al panorama actual. Observemos los resultados de los tests llevados a cabo en muchas naciones para conocer la actitud del piblico, y su reaccién ante el crimen. El resultado general muestra que hoy la despreocupacién por la politica criminal alcanza rasgos ex- tremos, acd... y aculld. Un ejemplo: este verano, en Portsmouth, en una de las calles més céntricas y a las horas de mds tréfico, dos jévenes raptaron violentamen- te a una muchacha; la introdujeron en un coche y desaparecieron. Mu- chas personas presenciaron la escena, pero nadie se preocupé de avisar a la policfa, detener a los delincuentes, anotar el ntimero de la matricu- Ja del coche, 0 cosa similar. Varios policfas, coautores del supuesto deli to, preguntaron después a esos transetintes por qué no hicieron nada para evitar el delito, o detener a los delincuentes, o dar cuenta a la autoridad. Todas las respuestas coinciden en el fondo, poco mds o me nos vienen a decir: «Vi que sucedfa algo de mala facha, pero no me 238

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