Вы находитесь на странице: 1из 13
Grados de libertad El libro que la Editorial de Ciencias Sociales les presenta a sus lectores esel resultado de mds de veinte afios de trabajo riguroso y paciente en archivos de Luisiana y de Cuba, y también de con- versaciones y entrevistas, recorridos por los lugares que en él apa- discusiones con colegas y alumnos de varios paises. Libro de madurez intelectual, en sus paginas aparecen personajes que viajan de un lado a otro del Golfo procedentes de dos sociedades, tas, productoras de azticar y conmovidas por sendas ja otra. Los vinculos, semejanzas y dadania en Luisiana y en Cuba, y nos revelan sentidos profundos Pee net ete tenes Rebecca J. Scott es profesora de historia y leyes en la Universidad de Michigan. Ha trabajado durante més de dos décadas en archi- Rr ee te een en ea eae a eee eta emancipacién desde una perspectiva comparativa. Ha organi- a historiadores cubanos y de otros p: en la isla, los Estados Unidos y Canada. Es La emaneipaciin de los esclavos en Cuba, publicado ori Rebecca “es un caso claro y admirable de idealismo, que se ex- eed ae ee en ates logros muy relevantes”, Rebecea J. Score Grados de libertad. Cuba y Luisiana después de la esclavitud f CUBA Y LUISIANA DESPU DELA ESCLAVITUD Rebeca J. Scott es Profesora Distinguida Charles Gibson de His- toria y profesora de Derecho de la Universidad de Michigan, Graduada de Radcliffe College, obtuvo una maestria en Historia Econémica en la London School of Economics, y el doctorado en la Universidad de Princeton. Harvard University Press pu- blicé su libro Degrees of Freedom: Louisiana and Cuba after Slavery en el otofio de 2005. Es autora de The Emancipation of Slaves Cuba, The Transition to free Labor (1869-1899), publicado en 1985, y cuya edicién cubana La emancipacién de los esclavos en Cuba. La fransicién al trabajo libre 1860-1899, estuvo a cargo de la Editorial Caminos en el afio 2001. La doctora Scott es miembro de la American Academy of Arts and Sciences, y en el afio 2004 recibié una beca Guggenheim. Degrees of Freedom es uno de los tres libros finalistas para el prestigioso premio Frederick Douglas. Grados de Libertad Cuba y Luisiana después de la esclavitud Rebeca J. Scott HISTORIA é Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006 hea Gallalty igmion. La joterare OT Edicion a partir de Degrees of Freetom por The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge, Massachesetts, London, England, 2005. ‘Traduccién: Esther Pérez Euicién: Jestis Vladimir Morales Lopez y Javier Bertrén Martinez Disefio de cubierta: Erik Ginar Cérdoba Foto de cubierta: Coleccién Allen Mortison Disefio interior y emplane: Ofelia Flores Valdés ‘Primera edicién cubana, 2006 © Rebeca J. Scott © Sobre la presente edicion: Editorial de Ciencias Sociales, 2006 ISBN 959-06-0867-1 Estimado lect nin, por est Je estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opi- acerca de este libro y de nuestros editores. Instituto Cubano del Libro Editorial de Ciencias Sociales Calle 14, no. 4104, Playa, Ciudad de La Habana, Cuba Correo electrénico: editorialmilecubarte.cult.cu Alamemoria de Tomés Pérez y Pérez Indice 69 114 159 192 240 278 328 351 354 356 364 365 Capitulo I. Dos mundos de la cata, 1803-1860 Capitulo Il. Construyendo ciudadania: Luisiana, 1862 - 1873 Capitulo IIL. Crisis y voz: el sur de Luisiana, 1874 - 1896 Capitulo IV. Al encuentro de los espacios de libertad: el centro de Cuba, 1868-1895 Capitulo V. Una alianza interracial para la guerra Cuba, 1895-1898 Capitulo VI. Democracia y antidemocracia en Cuba y Luisiana,1898-1900 Capitulo VII. El derecho a tener derechos, 1901- 1905 Capitulo VIL La busqueda de propiedad y respeto: Cuba, 1906-1914 Capitulo IX. Caminos divergentes y grados de libertad Apéndice Abreviaturas Bibliografia seleccionada de fuentes primarias Créditos de fotos y mapas Agradecimientos RG Fexget Gulf of Mexico LOUISIANA, CUBA, and the GULF of MEXICO YUCATAN Introduccion Amediados del siglo, la produccién de azticar dependia, tanto en Luisiana como en Cuba, del trabajo esclavo de decenas de miles de descendientes de africanos. A ambos lados del Golfo de México, los esclavos sembraban, limpiaban, cortaban, alzaban y transportaban la caiia. Mantenian los trapiches moliendo y las calderas hirviendo dia y noche para transtormar el guarapo en granos de azticar. Parecia que la coercién y el trabajo penoso no tendrian fin. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo 20x, sendas guerras, y las conmociones sociales y legales subsiguientes, dieron al traste con ambos sistemas esclavistas. En ese momento, y en medio de los enormes retos que enfrentaban ambas econo- mias, los que habfan sido esclavos ingresaron con paso firme en Ia escena pitblica. Coms soldados, jornaleros y vendedores, como campesinos y activistas, se empefaron en conquistar y darle un sentido duradero a su libertad. El papel de los trabajadores blan- cos y negros en la economia azucarera, y las condiciones en que se relacionaban entre si, fueron elementos cruciales de una lucha en la que se vincularon inextricablemente el trabajo y la politica De hecho, no hay manera de identificar algo que podamos denominar “relaciones raciales” separadas de las formas espectfi- cas en que se empleé la mano de obra negra en los campos y en ibuyé el poder en la esfera politica. Las personas no lida de su trabajo 0 de la politica en la que ‘ipaban. hacendados y comerciantes de La Habana y de Nueva Orleans, que formaban parte de un mismo mundo Atléntico, se vigilaban atentamente. Una 2afra récord en Cuba podia im- plicar una disminucién de las ganancias en Luisiana; un nuevo xI Grados de Libertad arancel en los Estados Unidos, un severo contratiempo para los productores cubanos. Al mismo tiempo, el Caribe y el Golfo de ‘México eran un vehiculo para la circulacién de personas, infor- amaciones ¢ ideas. Los activistas politicos de Nueva Orle. Habana a menudo conocian de las campaiias y tribulaciones de sus pares del otro lado del océano. Luisiana y Cuba eran, la una para la otra, mundos posibles muy cercanos. Evolucionaban de modo diferente y encarna- ban alternativas que en una podian permanecer ocultas, mien- tras resultaban visibles en la otra. Ademés, las historias de Luisiana y Cuba se interceptaban y superponian, lo que hacia que las comparaciones fueran cosa de todos los dias. Hombres res de ambas sociedades podian ver el sentido que adquiria la libertad en la otra orilla, y todo Jo que ello indicaba acerca de su propio futuro. Y lo que era mas ominoso, podfan advertir también, del otro lado, algunas de las fuerzas que ope- raban en su contra, aunque lo hicieran de manera muy distinta en ambas margenes del Golfo de México. Por ejemplo, en el verano de 1884, Antonio Maceo y Maximo Gémez, entonces exiliados, tomaron un vapor en San Pedro Sula, Honduras, para dirigirse a Nueva Orleéns. Maceo y Gémez eran ambos veteranos y simbolos de la lucha armada en pro de la independencia de Cuba. Lo que los levaba a los Estados Unidos era el deseo de levantar la moral de los exiliados cuba- nos y recaudar fondos para un nuevo intento insurreccional. Llegaron a Nueva Orleans el 9 de agosto y se instalaron con sus familias en el niimero 227 de Ia calle St. Phillip, ubicada en el barrio de Faubourg Tremé, a pocas cuadras Perseverance y muy cerca de Economy H: hacfa largo tiempo acogian los eventos sociales y politicos de la poblacién de color. Dos décadas después del fin de la esclavitud en Luisiana, Nueva Orleans era, paradéjicamente, un bastion de la supremacia blanca en lo politico, y terreno fértil para la organizacién interracial en la esfera publica, especialmente en los sindicatos de trabajadores portuarios y entre los activistas que luchaban por los derechos civiles. Aunque no era la norma que una familia blanca y otra de color alquilaran una casa en comtin, Faubourg Tremé era un lugar en el que resultaba posi- Itroducién ble transgredir la segregacién racial cada vez més rigida que se imponia en el estado.! En la década de 1880, Antonio Maceo era famoso en el area del Gran Caribe por su condicién de hombre de color que com- binaba una consagracién a la causa de extraordinario talento militar y una oposicién inclaudicable a la esclavitud y al gobierno colonial espafiol. No obstante, en Nueva Orleéns, él y Gomez parecen haber Ilevado una vida re- servada. Sus familias quedaron en Faubourg Tremé mientras ellos viajaban a la Florida y Nueva York para entrevistarse con Jos exiliacios cubanos. Tras una visita a México en busca de apoyo diplomético, Maceo se marché de Nueva Orledns en 1885, des- pués de abandonar los planes de recomenzar de inmediato la lucha armada. Junto a su hermano José y al veterano negro Agustin Cebreco, pasé buena parte del afio 1887 trabajando ‘como contratista para la Compafiia del Canal de Panamé en I das, y después se trasladé a Costa Rica? En 1895, Maceo y Gémez regresaron a‘Cuba y encabezaron una portentosa invasién que recorrié la isla de oriente a occi- dente. Esa primavera, un grupo de activistas de Luisiana infor: mé sobre las hazatias de los rebeldes cubanos en la primera plana del Crusader, el periédico que publicaba en Nueva Orledns Esos miembros de lo que denominaban el Citizens’ Committee (Comité Ciudadano) estaban consagrados a la tarea de organi- zat la apelacién de Homer Plessy ante el Tribunal Supremo para impugnar la segregacidn racial imperante en Luisiana, pero ‘no por eso dejaron de seguir el avance de la campaiia de Maceo en Cuba Los desplazamientos entre las dos costas del Golfo de Méxi- co -el viaje del soldado Antonio Maceo de Cuba a Nueva Orleans, la invocacién del Crusader a una amplia comunidad politica caribefia— revelan algo de la dimensiSn geogréfica de la lucha en pro de la libertad y la ciudadania en el periodo que siguié a la emancipacién, En febrero de 1898, cuando la explo- sin del crucero norteamericano Maine en la bahia de La Habana acercé a los Estados Unidos a una intervencién en la guerra de los cubanos contra el gobierno espafiol, la posibili- dad de que la suerte de Cuba se vinculara a la de Luisiana dat xl Grados de Libertad se hizo atin més patente. Pierre Carmouche, un herrero de Donaldsonville, Luisiana, ierto partidario de la batalla legal planteada por Ple i6 al secretario de guerra estadouni- dense ofreciéndole sus servicios y los de otros 250 “norteameri- canos de color, a la mayor brevedad, para defender nuestro pais, sea en nuestro propio territorio o en el extranjero”. En julio de 1898, pocos meses después de la entrada de los Estados Unidos en Ia guerra de Cuba, Carmouche fue incorporado aun regimiento de voluntarios estadounidenses en el que recibié el nombramiento de primer teniente. Miles de negros de Luisiana se apostaron a lo largo de las calles de Nueva Orledns el 17 de agosto para despedir a los regimientos que marchaban al muelle a abordar una nave de transporte de tropas con destino a Santia- go de Cuba Después de permanecer unas pocas semanas en Santiago, Carmouche y los soldados del Noveno de Voluntarios atravesa- ron en tren fa Sierra de Boniato en direccién a San Luis, donde debian acantonarse mientras se negociaban los téminos de la paz entre Espaiia y los Estados Unidos. Esa era la regién natal ‘de Antonio Maceo, y su familia atin vivia en las inmediaciones. Pero Maceo habia muerto en combate, y los soldados del Ejér- cito Libertador que mantenian en su poder la campifia que To- deaba a San Luis, y que se preguntaban cual seria el resultado de la intervencién y la ocupacién militares de los Estados Uni- dos, estaban al mando de su antiguo compafiero de armas, el general Agustin Cebreco. Los observadores cubanos distab: mucho de estar convencidos de que el Noveno de Volunt constituyera una real contribucién a lo que Pierre Carmouche describiera como una “Cuba libre’ y el triunfo de Maceo" * El viaje de Maceo a los Estados Unidos y el de Carmouche a Cuba eran medios para lograr un fin, intentos encaminados a conquistar derechos en sus patrias respectivas trasladandose a otras tierras en busca de alianzas y respeto. Maceo esperaba encontrar la posibilidad de organizar el reinicio de Ja lucha armada. Carmouche confiaba en demostrar ampliamente en su pais el patriotismo y el * En espafiol en el original. Todas las notas al pie, excepto las referencias de los ‘epigrafes al inicio de los capitlos, son dela traductors xv de la comunidad a la que pertenecia, en medio de las aplastantes derrotas sufridas por los simpatizantes de la igualdad de derechos en su Luisiana natal. El objetivo inicial de Maceo de conquistar la independencia cubana de Espatia se hizo realidad después de su muerte, pero su més ambicioso suefio de confrater- nidad racial resultaria mucho més dificil de alcanzar. El objetivo de Carmouche de conquistar derechos civiles y respeto se frustré unay otra vez. Carmouche, desesperanzado, se marché de Luisiana y terminé sus dias como portero en Detroit, Michigan. El libro que sigue es una historia comparativa que, a medida que avanza, se transforma en otra cosa. Sus capitulos iniciales parten de la tradicién histérica de los estudios comparativos sobre la esclavitud y la emancipacién. En ellos se explora dos mundos de la caiia con sus fincas y pueblos aledafios, siguien- do el rastro de la conquista de la libertad y el ejercicio de la expresi6n politica. La segunda mitad del libro, sin embargo, se mueve en un registro diferente, a medida que las historias, més que yuxtaponerse, se entrelazan, y varias de las dransatis personae comienzan a encontrarse. EL marco comparativo tiene su propia historia como modo de analisis. Ante el panorama de la segregacidn, la supresién del voto negro y la violencia racializada en el sur de los Estados ‘Unidos, los historiadores del perfodo posterior a la Segunda Guerra Mundial comenzaron a preguntarse si el legado de la ‘tud seria distinto en otras partes del mundo. Soldados, 08, periodistas, activistas y novelistas habian apuntado desde hacia mucho tiempo las diferencias que apzeciaban en el significado social del color de la piel entre los Estados Unidos y la América Latina, pero resultaba dificil realizar una interpreta- cin rigurosa de esas observaciones. Por ejemplo, algunas pré ticas latinoamericanas podian atribuirse a la “cultura latin: Ja doctrina catélica, a la diferencia en los estadios de desarrol econémico 0 a las distintas formas que adoptara la emancipa- ion. Ademés, las aparentes discrepancias también podian ser engafiosas. Los usos raciales aparentemente mas flexibles podian ocultar una realidad de dicotomias y discriminacién. Pero el reconocimiento de que las cosas erén distintas en otras partes del mundo por lo menos hacfa que el orden racial del sur xv Grados de Libertad de los Estados Unidos pareciera menos natural e intemporal, ¢ invitaba a la elaboracién de teorias e interpretaciones que explicaran esas diferencias. Este libro se distingue de la mayoria de las obras anteriores en que toma como tema de comparacién la sociedad posterior a la emancipacién y no la esclavitud ni las relaciones raci z ‘Ademés, se mueve en distintos niveles de observacién, en un intento por entender los limites estructurales en cuyo seno ope- raban los individuos y los grupos después del fin de la esclavi- tud, y el papel que fenian sus acciones en la modificacién de dichos limites. Seguir el rastro de los sentidos de Ja libertad exige que se le preste particular atencién al método y el mo- ‘mento. Es claro que seria ingenuo hacer generalizaciones sobre las vidas de cientos de miles de hombres, mujeres y nifios que poblaban la mayor isla del Caribe, o de sus contrapartes, dise- tminadas por todo el estado de Luisiana. Una alternativa consis- ala mictohistoria, para tratar de entender Ja dind- ica mediante la reconstruccién de sucesos locales de Jas redes sociales en las cuales se produjeron. No obstante, la microhistoria tiene costos, ya que las observaciones que se limi- tan a una sola localidad pueden llevar un sello desproporciona- damente grande de los caracteres individuales, el lugar 0 las circunstancias. ‘Una de las estrategias posibles para resolver este problema consiste en emplear un lente que permita cambiar el nivel de aumento y el punto focal, a fin de encontrar patrones de conducta individual, sin perder de vista las maneras en que estos se enmarcan en una economia y una politica mas genera- Jes. Para lo fundamental de la parte cubana de este estudio, la vision panorémica abarca la provincia de Santa Clara (luego Las Villas), una region en la que la agricultura en pequefia esca- Ja sobrevivié junto a una industria azucarera de grandes proporciones. El distrito costero surefio de Cienfuegos, donde ja produccién de aziicar se expandié rapidamente a partir de mediados del siglo, proporciona una visién més cercana del mundo de la cafia. Y de cuando en cuando, la mirada se centra en dos ingenios adyacentes ~Soledad y Santa Rosalia—, donde Jas pugnas por la autoridad adoptan la forma de una discusién XVI a gritos entre un administrador y una esclava, o de una rifia tumultuaria en una tienda rural. Mediante el desplazamiento entre estos distintos niveles resulta posible contar una historia en Ia que emergen nombres y rostros, al tiempo que las accio- nes de los individuos se ubican en el marco de estructuras ma- yores de produccién y organizacién politica EI mundo de la caiia en Luisiana se limitaba en lo funda- mental al sur del estado, y sus vinculos comerciales fandamen- tales eran con Nueva Orleéns. Por tanto, la ciudad y la zona azucarera que la circundaba proporcionan, en este caso, la vi- sin panoramica. La actividad organizativa de los trabajadores, la represién desatada por la White League’ y la movilizacién electoral pueden verse con més detalle cerrando Ia apertura del lente para observar los condados de la zona de los ay este de la ciudad, donde esos sucesos se desplegaron con es- pecial intensidad. Ciertos pueblos y haciendas azucareras se convierten en punto de referencia en algunos momentos, como en la primavera de 1898, cuando Pierre Carmouche monté en su caballo en Donaldsonville y recorrié el rio y los bayous para convencer a sus conciudadanos negros de sitios como Smoke Bend y Belle Alliance de que obrarian de acuerdo con sus prin- cipios y en pro de su futuro si se le unian para presentarse como voluntarios para la guerra de Cuba? Para el titulo de este libro he tomado prestada una expresion de la Fisica, en la que se habla de los “grados de libertad” de un sistema dinamico en evolucién. Se trata de las diversas dimen- siones independientes para cada uno de cuyos elementos se deben especificar valores, a fin de definir el estado de todo el sistema en un momento dado. En Estadistica se emplea la mis- al proceso mediante el cual, al fijarse valores a los distintos elementos de un sistema, disminuye el reimero de posibilidades del estado del sistema en su totalidad. La aplicacion de este concepto a los procesos sociales es, por -supremacia blanca, re a corrientes de agua de 1 parten, La mayoria de los hayous de Luisiana Grados de Liberted supuesto, metaforica, pero ayuda a expresar la idea de que dos sistemas basicamente similares pueden evolucionar, con el tiem- po, hasta llegar a ser sumamente distintos. El examen detallado de esa evolucién centza su atencién en las dimensiones sujetas a -variaciones claves. Aun si las condiciones iniciales resultan com- parables, y si los procesos de cambio mismos son gobernados ‘por la causalidad! a partir de tna historia similar, la evoluci6n alo Jargo del tiempo muestra cierto nivel de “grados de libertai El estudio comparativo detallado permite un examen de es- tructuras y opciones a medida que se manifiestan en el espacio y el tiempo reales, La comparacién nos ayuda a descubrir no sélo los temas dominantes, sino también las corrientes que flu- yen en sentido opuesto, y a no idealizar o demonizar sobre la base de acontecimientos 0 rasgos individuales. Un sistema de sobrevivieron en los muelles de Nueva Orledns y volvieron a emerger en la politica de Luisiana en la década de 1890. Un sistema politico més inclusivo permite alianzas mas duraderas, pero aun asi, el estado puede echar mano de la violencia racializada, como ocurrié en Cuba en 1912. El examen de los puntos de similitud y variacién entre dos sistemas nos permite ver las tensiones existentes al interior de cada uno de ellos y, ala vez, investigar los orfgenes de las variaciones. Las luchas en pro de la ciudadania, fuertemente vinculadas, que tuvieron lugar en Cuba y Luisiana desde fines del siglo »0x hasta principios del xx, tuvieron expresiones constitucionales distintas, que, a su vez, dieron pie a posibilidades que trascen- dieron con mucho el periodo postemancipatorio. En 1898, los afronorteamericanos de Luisiana se enfrentaron a la privacion del derecho al voto plasmada en la nueva constitucién del esta- do. En 1901, una nueva constitucién nacional les garantiz6 a los cubanos el sufragio masculino universal. No obstante, para los ex esclavos y sus descendientes ningin punto de llegada era definitivo, y todo orden racial contenia elementos de su contra- tio. A los trabajadores rurales de Luisiana se les negaron sus derechos electorales, pero un grupo de activistas de Nueva Orleans procuré restaurar algunos de ellos y poner nuevos XVII. | recursos a disposicién de los ex esclavos mediante la creacién de sociedades de ayuda mutua y el establecimiento de pleitos judiciales. Los trabajadores rurales cubanos vieron refrenda- dos sus derechos electorales, pero, en ocasiones, sus enemigos seguian describiendo su movilizacidn en términos del “peligro negro”. La negociacin con vistas a lograr un espacio para | accién politica y colectiva, y la proteccién de ese espaci siguieron siendo un desafio en ambos lugares. Al iniciarse el siglo 20%, entonces, estos dos mundos posibles tan cercanos habjan recorrido caminos que revelaban no sélo los diferentes grados de libertad social y politica de que gozaban Jos individuos en su seno, sino también, en sentido mas general, “grados de libertad” en la evolucién de las sociedades tras el fin de la esclavitud. Cuando Barbara Pérez, una lavandera nacida esclava en el ingenio Santa Teresa, ubicado en Cienfuegos, les leia el periédico en voz alta a sus vecinos durante la década de 1890, su puiblico estaba compuesto por trabajadores azucareros y artesanos descendientes de africanos, espaioles, cubanos y chinos. Para sus oyentes del pueblo de Arimao, ubicado en las estribaciones de las montafias, las alianzas sociales interraciales habian comenzado a configurarse en el trabajo y en la lucha anticolonial. Cuando en esos mismos afios Junius Bailey, un maes- tro y director de escuela que naciera esclavo en el campo de Luisiana, les hablaba a maestros y alumnos de la regién de los bayous, sw publico estaba compuesto en lo fundamental por personas de color cuyas expectativas se vefan ensombrecidas por la limitacién del voto y la segregacién legal. Bailey habia par- ticipado en las huelgas interraciales masivas de los trabajadores cafieros ocurridas en 1887 —que tuvieran lugar en vida de sus oyentes— y es muy probable que algunos de los reunidos hubie~ ran sido testigos del reclutamiento realizado en 1898 en el cerca- no condado de Ascension de una compaitia de soldados negros para ir a Cuba, Pero los Knights of Labor (Caballeros del Traba- jo) habian sido desterrados de la regién azucarera, y la Compa- Miia L del Noveno de Voluntarios regres de Cuba fisicamente depauperada y politicamente marginada. Sin embargo, la derrota no equivalia a la sumisiGn 0 a la pér- dida de la memoria. A inicios del siglo xx, Rodolphe Desdunes, xx Grados de Libertad un activista de Nueva Orleans, reflexionaba sobre la desespe- ranza que se abatié sobre su comunidad después de la devastadora negativa del Tribunal Supremo a reconocer sus demandas al respeto péblico plasmadas en Plessy vs. Ferguson y Jasubsiguiente imposicin por parte de la legislatura de Luisiana de otras humillaciones legales a las personas de color. Desdunes no estaba de acuerdo, escribid, con quienes aconsejaban un silencio prudente. “Creemos, no obstante, que es mas noble y digno luchar que mostrarse pasivo y resignado. La sumisin absoluta incrementa el poder del opresor y crea dudas acerca de los sentimientos de los oprimidos.” Esas no eran sélo pala- ‘bras corajudas nacidas de una tradicién de republicanismo roméantico. Desdunes también hablaba con el sentido del limite que aprendiera de la dura experiencia del caso Plessy junto a los demés activistas de Nueva Orleans, quienes habian sentido, segiin su amarga expresién, “la satisfaccién de forzar la mano del gobierno de los Estados Unidos al actuar por intermedio de una de sus ramas constitutiva: Las memorias de Rodolphe Desdunes se publicaron sin mu- cha alharaca en 1911 en una imprenta de Montreal que edita- ba libros en francés. En Luisiana, el espacio para el debate sobre la igualdad civica y politica se habia contraido hasta ca desaparecer. En Cuba, en ese mismo afio, el espacio para el debate seguia abierto, y distintos grupos de activistas discu- tian si la mejor estrategia para reclamar sus plenos derechos era actuar en el seno del movimiento de los trabajadores, o de Jos. partidos politicos o mediante una movilizacién especificamentte racial. Con el sufragio masculino universal consagrado por la ley, algunos cubanos de color plantearon la cuestin de la representacién proporcional y del derecho a un nimero justo de cargos electivos y por designacién. No obs- tante, cuando el Partido Independiente de Color organizé una protesta armada en la provincia de Oriente en pro de esos reclamos, el Estado respondié desatando una feroz represién. El ideal de una ciudadanja cubana transracial sobrevivio a esa confrontacién, pero se debilité. En el curso de las siguientes décadas, otros activistas reanudarian la lucha para devolverle toda su potencialidad. xx La comparacién histérica, en su forma més simple, supone una yuxtaposicidn de diferentes resultados y una busqueda de las variables de explicacién més plausibles, Pero a medida que he rastreado estructuras e historias he legado a la conclusién de que no hay un punto de legada, esto es, un momento en el cual las multiples formas de la actividad humana emergen daramen- te como “variables” evidentes, 0 en que los resultados se perfilan como finales. Aunque esta indeterminacién resulta frustrante para el estudioso, quizds fuera beneficiosa para los actores histéricos, quienes vivieron en una tensién permanente entre sus aspiracio- nes y lo que resultaba posible en sus circunstancias. Por otro Jado, las huellas de sus acciones no sdlo se encuentran sepultadas en los archivos, esperando a que las descubra el investigador acucioso. También se conservan en la memoria viva. En la pri- ™mavera de 1998 presenté una ponencia titulada “Reclamando la mula de Gregoria Quesada” en un evento celebrado en el Archi- vo Histérico Provincial de Cienfuegos. Un miembro del publico me sugirid que quizas me resultaria interesante conversar con su abuelo, Tomas Pérez y Pérez. Resulté que Tomas Pérez habla conocido al ex esclavo Ciriaco Quesada, el veterano de la guerra de 1895 que en 1899 obligé al administrador del ingenio a entre- garle la mula en cuestion. “Ciriaco era un hombre alto, muy flaco”, recordaba.? Mientras oja hablar a Tomas Pérez, la microhistoria de Santa Rosalia comenzé a adquirir peso y volumen. Después, en el 2002, un bibliotecario de Michigan me informé que un sobri- no bisnieto del soldado de Luisiana Pierre Carmouche era abogado en Detroit. Mientras tomabamios café, intercambié fotocopias de documentos con Leroy Soles: las de él eran de caz- tas de su familia; las mias, de documentos del expediente de solicitud de pensién de Carmouche. Soles recordaba haber visto colgado en una pared de la casa de su abuela el retrato de Pierre Carmouche vestido de uniforme, con un sable al costado. En las paginas que siguen, Barbara Pérez, Ciriaco Quesada, Pierre Carmouche y otros aparecen aqui y alla como portado- res de la historia que intento narrar. Las voces del pasado son dificiles de oir. Pero las acciones de los individuos, y el recuerdo. de esas acciones, pueden hablar tan alto como las voces mismas, XI Grados de Libertad Porque en el empefio de dar sentido y sustancia a su libertad, ayudaron a tedefinir los limites de la libertad misma y dejaron su huella en el mundo de los que vendrian después. 1895, En Desdunes Family Collection, Archives. Librery (DFC, ASC, XU 46; eimpresién, Boston: Beacon sas (Chicago: University of White (Nueva York: (combinacién de niveles) empleado por Jacques nalise&l'expérience (Paris: Seu nel expediente de soicitud de pensin de Picrre Carmouche, en U.S. National Archives, expediente C-24444335. 95 historiadores # menudo eluden hablar explictamente de causaidad, pr agenciay Ia contingencia no se opone de ninguns ‘manera a la bisqueds de los causas. La propia agencia es un concepto causal, las ‘opciones tienen el sentido que tienen precisamente porque poseen condi yy consecuencias. 10 Sobre Desdunesy su aliados, ver Joseph Logsdon y Lawrence Powell: “Rodolphe cen Sam Hyde, xo gouvernement américain agissant parle rez y Pere, entrevista, 1998, Vertan Archive as a Place of Independence”. His tc “The Provincial the Cuban War of 148-66,

Вам также может понравиться