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Guano y crisis en el Pert del XTX Heracrio Bonita “Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoy para dar una leccién a los que se acercan a las puertas del sepulcro. La fiesta que presenciamos tiene mucho de patriotismo y algo de ironfa: el nifio quiere rescatar con el oro lo que el hombre no supo defender con el hierro”, Con estas palabras iniciaba Gon- zAlez. Prada su discurso en el teatro Politeama el 29 de julio de 1888 con ocasién del aniversario patrio y para reunir fon- dos para el rescate de Tacna y Arica. Esto discurso constituyd el epitafio de una época y de una clase, al mismo tiempo ‘que inaugura una etapa de transicién en la historia del Peri. Epitafio para un perfodo de desaciertos y de ocasiones perdidas, pese a la bonanza del guano y al advenimiento del orden que Ramén Castilla representaba, Pero también Ja prosa de Gonzd- Jez Prada anunciaba un periodo de transicién que culmina en marzo de 1895, cuando en medio de polvorientas calles lime- fias y de cientos de cadaveres, Nicolas de Piérola empezé Ja cons- truccién de la repiblica oligarquica. El guano En los veinte afios anteriores (1821-1840) al ingreso del guano en el comercio internacional, la economia peruana pre- sentaba signos de un estancamiento evidente, mientras que pro- fundas brechas separaban el espacio fisico y social. Fueron és- 123 tas las bases materiales que permitieron el nacimiento y Ja reproduccién de caciques y caudillos en las primeras décadas del Pert como repiblica; hombres nisticos de una ambicién des- medida, pero sin la fuerza ni Ja capacidad econémica y politi- ca para organizar y mantener Jas condiciones de un gobierno estable, En medio de este cuadro sombrio sélo Arequipa y el sur andino ofrectan algunos rasgos contrapuestos. Allé, comer- ciantes nativos y extranjeros, terratenientes y ganaderos, a base de Ja explotacién de la fuerza de trabajo del campesinado in- digena, do la venta de lana de ovejas y auquénidos, y de una temprana y eficiente insercién en el mercado inglés, lograron organizar las bases de una economia regional relativamente prdspera. Pero esa regién, por su fuerza misma, se pronuncié por la secesién més que por Ia unidad. Fue en 1840 que el Perit empieza a despertar de su letar- go, otra vez (como antes y como después) bajo el acicate del mercado y de Ia demanda externa. Para un pais identificado en el universo entero con el oro y con Ja plata, era una supre- ma ironia empezar a fundar su prosperidad en torno a la ex- portacién del mal oliente guano de las islas del litoral, el ex- cremento secularmente depositado por las aves y cuyas propie- dades quimicas habian sido conservadas por las peculiares con- diciones climdticas de la costa del Pacifico. Pero de la misma manera como la Europa del Renacimiento requirié oro y plata para empezar y consolidar su proceso de “acumulacién primi tiva”, ahora, a mediados del siglo XIX, la Inglaterra victoria- na requeria de los abonos para elevar la productividad de su agricultura en respuesta a Jas mutaciones generadas por la re- volucién industrial. Aves y guano, de un Jado; agricultores y comerciantes, de otro, configuraron asi los dos extremos de una trama que se extiende desde 1840 hasta 1879, al interior de la cual se desarrollé lo esencial del proceso econémico y politico del Perd. Esta “historia” de la edad del guano, ain insuficien- temente conocida; entre patética y dramética, encierra algunas ensejianzas utiles. A condicién de saberlas descifrar. Entre 1840 y 1879 el Pert exporté efectivamente entre 11 y 12 millones de toneladas de guano, cuya venta generé un 124 ingreso de cerca de 750 millones de pesos, EI guano, por otra parte, tenia una caracteristica muy significativa: el propictario pleno era el Estado peruano. Su importancia puede medirse si se recuerda que la participacién del guano en los ingresos fis- cales pasé de un 5% en 1846 a un 80% entre 1869 y 1875. Es cierto que en los diferentes contratos de venta del abono que celebraba el Estado peruano como propietario con comerciantes extranjeros o nacionales, bajo la forma de consignacién o de mo- nopolio, ‘disminuyeron significativamente los margenes de su be- neficio, como-es igualmente cierta la profunda asimetria que caracterizaba Jas relaciones internacionales del Perd con Gran Bretafia. Ello no ‘obstante, el Estado peruano como propieta- tio, a través de sus diferentes gobiernos, pudo retener entre el 65 y el 71 por ciento del total de Jas ventas finales. del guano. Este capital, unos 525 millones de pesos, era una masa de di- nero lo suficientemente significativa como para convertir al Es- tado, a través de inversiones productivas, en el principal agente del fortalecimiento de Ja economia peruana. Pero este fortale- cimiento no se produjo; al término del perfodo del guano, mas bien, la vulnerabilidad de la economia peruana era ain mu- cho. mayor. gPor qué? El economista norteamericano Shane Hunt en un trabajo reciente sugiere que los ingresos del guano fueron destinados a lo siguiente: Un 7% para la supresién de las contribuciones de los indios y menumisién de los esclavos Un 29% . para expandir la burocracia civil Un 24.5% para expandir Ja burocracia militar Un 8% en transferencia de pago a extranjeros Un 11% en transferencia de pago 2 peruanos Un 20% en ferrocarriles Las estimaciones anteriores sobre el destino de los ingre- sos generados por el guano permiten establecer una doble cons- 125 tatacién. La primera es el cardcter improductivo del gasto pu- blico. Con la sola excepcién de Ja implemeniacién ferroviaria del pais (la “conversién del guano en ferrocarriles”), lo esen- dial de los ingresos del guano no estuvo destinado al fortaleci- miento de Ja estructura productiva. Sin embargo, y es esta la segunda. constatacién, el Estado, via el gasto y transferencia, desplazé al mercado interno una masa monetaria para elevar potencialmente Ia demanda interna o para ser utilizada en in- versiones privadas. Pese a ello, una vez mis los efectos indu- i cidos generados por el guano fueron prdcticamente nulos. a razén esencial de este fracaso se encuentra en. él ca- racter colonial que todavia. mantivo Ia economia peruana del siglo XIX, Desde el momento mismo de la conquista espa- fiola, en 1532, el espacio americano fue eficientemente integra- do dentro de un mercado internacional en expansién, para cum- plir un papel especifico en la divisién internacional del trabajo. Este papel, el de productor de materias primas para un mer- cado externo, basicamente no ha cambiado desde entonces. Es- ta orientacién externa de Ja economia tuvo ademas su contra- parte en un mercado interno con caracteristicas muy especifi- cas. La poblacién peruana.en Ja primera mitad del siglo XIX era alrededor de los dos millones de habitantes, cuya gruesa mayoria, ademas de ser indigena, tuvo escasos 0 nulos contac- tos con el mercado, Pero ademis este débil y segmentado. mer- cado interno, como consecuencia de la invasién de las telas in- glesas a que dio lugar la irrestricta libertad de comercio decre- tada conjuntamente ‘con la independencia de 1821, estaba aho- ra estrechamente subordinada a las necesidades de la produc- cién europea. Los productos nativos, en una palabra, carecian de un mercado interno para Ja realizacién de las mercancias que producian, es decir del estimulo necesario para expandir su produccién y para invertir productivamente, Facil es entonces comprender el destino que tuvieron los recursos generados por la venta del guano en una economia con * Jas caracteristicas deseritas, Frente a la falta de tespuesta del aparato productive interno, el incremento potencial de la de- manda interna generé una mayor capacidad de importar bie- 126 ey On nes del exterior, En ausencia de un sélido mercado interno que incentivara Ja produccién nativa, quienes detentaron sumas significativas de capital dinero optaron por convertir estos capi- tales en préstamos a un Estado en permanente déficit fiscal o invertirlos en aquellas unidades cuya produecién tenia una ven- ta segura en el mercado extemo. En el primer caso, estos prés- tamos no s6lo representaron una operacién muy cémoda,’ sino que estuvieron garantizados por la atractiva hipoteca del gua- no. Entre 1865 y 1866 los comerciantes nacionales que habian logrado desplazar a la casa inglesa Gibbs en la consignacién del guano realizaron nueve préstamos al gobierno por un var Jor total de 35°762,000 soles, suma que les reporté un beneficio de 10°485,220 soles. Son el algodén y el azticar, finalmente, los que mejor ilustran la inversién de los capitales del guano en la produccién de aquellos bienes con una segura colocacién en el mercado externo. E] algodén y el azicar fueron las expresiones bisicas de la produccién de las haciendas del litoral costefio, La escasez de cpitales y la desorganizacién de la fuerza de trabajo de los esclavos producida por las guerras de la independencia provo- caron una aguda crisis en la agricultura de la costa, estanca- miento que se prolongé hasta los comienzos de la segunda mi- tad del siglo XIX. Precisamente los capitales generados por el guano y la masiva importacién de coolies chinos permitieron corregir cl estrangulamiento que afectaba a la economia agri- cola. Pero esto no era suficiente. El desarrollo algodonero de la costa peruana entre 1865 y 1873, asi como el desarrollo azu- carero de la misina regién entre 1870 y 1880 no hubieran sido posibles de no existir en aquellos momentos condiciones extre- madamente favorables en el mercado internacional, En efec- to, la caida de la produccién algodonera como consecuencia de Ja guerra civil americana, asi como Ja crisis azucarera del Caribe levantaron los precios de estos productos y obligaron a las potencias europeas a buscar dreas sustitutivas para la produc- cién de estos recursos. Que .comerciantes y terratenientes ha- yan tenido un sentido muy preciso de la oportunidad de sus inversiones desmiente los juicios acerca de la inoxistencia de 127 una clase nativa con vocacién para los negocios. Si bien es cierto que el crecimiento de la economia peruana no podia es- tar supeditado a las peripecias del mercado internacional, no Jo es menos que los obstdculos al fortalecimiento de la econo- mia peruana se encontraban en su estructura y no en la psico- logia de sus gentes. Esta resistencia de la economia peruana al acicate del gua- no explica otra importante caracteristica de la historia econé- mica del periodo. Un Estado frente a la incapacidad de cap- tar los excedentes internos-que eran necesarios para su marite- nimiento, tuvo que recurrir al cémodo recurso de los emprésti- tos externos, cuya realizacién y pago de. obligaciones eran po- sibles por‘el excelente respaldo brindado por el guano, En 1822 y en 1824, paralelamente a su nacimiento como Republica, el Estado peruano habia suscrito dos empréstitos por 1'200,000 y 600,000 libras esterlinas respectivamente. Dada su insolvencia, el Estado peruano no tuvo la capacidad de atender las obliga- ciones derivadas de estos empréstitos. El restablecimiento del servicio de la deuda externa ocurrié recién en 1849, gracias a Jos ingresos derivados de la venta del guano. Pero la conso- lidacién de la deuda externa fue, por otra parte, el comienzo de un impresionante ciclo de nuevos empréstitos cuyos hitos fundamentales fueron los siguientes: 1853, por 2°600,000 libras esterlinas, 1862, por 5'500,000 libras; 1865, por 10°000,000 libras; 1869, por 291,000 libras; 1870, por 11’920,000 Hibras y 1872 por 36’800,000 libras. Para conocer el significado de estos emprés- titos basta sefialar que ellos subordinaron financieramente al Estado peruano frente al mercado monetario de Londres, mien- tras que el servicio de la deuda externa absorbia la totalidad de los recursos generados por el guano. Por si todo esto fuera poco, las operaciones especulativas asociadas a cada empréstito limitaron significativamente la participacién del Estado perua- no en’ sus beneficios, En 1872 cuando el Estado peruano cele- bra el ultimo empréstito del siglo XIX tuvo, como compensa- cién, el dudoso privilegio de convertirse en el primer deudor del mercado monetario de Londres, en el mismo momento en 128 que una grave crisis financiera desmantelaba la divisién lati- noamericana del Stock Exchange. El problema que este rpido recuento plantea es el siguien- te: gpor qué no pudo elegirse una estrategia alternativa, a tra- vés, justamente, de Ja creacién de bases internas menos alea- torias? La respuesta a esta cuestién implica examinar ahora el impacto del guano en la estructura social y politica del Pe- ru, Hasta 1840 dificilmente puede hablarse de una clase diri- gente cohesionada nacionalmente. La destruccién del Estado colonial, la profunda vulnerabilidad de la economfa peruana en las primeras décadas de Ja Republica, imposibilitaron sw consti- tucién, Fue por esto que el control politico del mal denomi- nado Estado peruano fue ejercido, hasta 1872, por los tnicos que contaban con el monopolio de la fuerza: los caudillos mi- litares. Pero Ja resurreccién econémica y politica de la clase, hasta el ejercicio pleno de su poder con Manuel Pardo, estd igualmente asociada {ntimamente con el guano. La participacién creciente del guano en los ingresos fisca- Tes, en efecto, posibilité que el Estado peruano pagara no sé- Jo a sus antiguos acreedores extemos, sino también a los nati- vos. Independientemente del juicio que se pueda tener sobre Ja justeza de los pagos efectuados a través de la “consolidacién de la deuda interna”, el hecho concreto fue que este mecanis- mo permitié la transferencia de una masa importante de ca- pital dinero a manos de la embrionaria élite econémica lime- fia, Esta primera centralizacién del capital les permitié, poco més tarde, desplazar a la casa Gibbs en la consignacién del guano hacia Europa, constituir las bases del ,capital financiero y controlar los primeros bancos y, finalmente, poner en mar- cha la agricultura de exportacién de Ja costa peruana.. El con- trol del capital mercantil, del capital financiero y del capital agrario, en suma, fue la base esencial de su restablecimiento econémico como clase y la premisa de su recuperacién politica. De aqui a la constitucién del Partido Civil en 1871 y al con- trol_politico del Estado un afio més tarde, no hubo sino ua breve trecho que fue lisa y Manamente recorrido. 129 Pero el guano, inversamente, también afecté la condicién de las clases populares. Las dos manifestaciones mas visibles de este impacto fueron la manumisién de los esclavos y la su- presién del tributo de los indios. La importancia econémica -de la primera fue minima dado el raleado volumen de la po- blacién esclava. Pero la supresién de la contribucién indigena deterioré el nivel de vida de las capas populares directamente vinculadas con el mercado, al elevarse los precios como con- secuencia de una brusca reduccién del excedente comercializa- ble. La poblacién indigena, en efecto, comercializaba su produc- cién’en el limite justo para obtener el dinero indispensable pa- ra el pago de sus contribuciones, Este proceso inflacionario se acentta entre 1860 y 1865 como consecuencia de Ja guerra ci- vil norteamericana que eleva los precios de los textiles impor- tados, del incidente bélico con Espafia que cierra el abasteci- miento a los mercados internos desde Chile, y de la desmo- netizacién del circulante boliviano. Estos. hechos, asociados a Ja crisis del artesanado local por su incapacidad de competir exi- -.-tosamente con las mercancias importadas, configuraron el de- tonante que provocé las primeras movilizaciones urbanas. Hacia fines de la década del 60 del siglo XIX, por consi- guiente, la sociedad peruana expresaba Ios sintomas evidentes de una polarizacién entre un grupo asociado ‘al capital especu- lativo, a la consignacién del guano y al control de la tierra y, por otra parte, las masas urbanas severamente golpeadas por el constante incremento del costo de vida. Este fue el contex- to que hizo posible a Nicol4s de Piérola, el Ministro de Hacien- da de Balta que simbolizé los intereses de la aristocracia pro- vinciana, arrebatar en 1868 a los comerciantes limefios el con- trol de la consignacién del guano para entregarlo al francés Auguste Dreyfus. Pero mas alla de esta coyuntura, esta pola- rizacién social, cuyo conflicto traducia también las tradiciona- Jes tensiones étnicas, impidié que se consolidara una alianza de clases, aquella que tal vez hubiera permitido remover los obstdculos institucionales al fortalecimiento y a la expansién del mercado interno. Por esto, incluso la m4s moderna fraccién de Ja clase dirigente peruana, aquella que buscé la conversién del 130 guano en ferrocarriles, buscé una atin més eficiente integracién de la economia peruana en el mercado internacional, abara- tando drasticamente los costos de movilizacién de las materias primas a los puertos de embarque mediante el trazado de li- neas férreas. Bajo estas condiciones, el destino del conjunto de la economia peruana en la época del guano pasaba a estar es- trechamente subordinado a las exigencias, y a las vicisitudes, de Ja economia internacional. Y las vicisitudes, no tardaron en aparecer. La crisis Guano y deuda externa fueron os dos términos de una ecuacién que colocaron'al Estado peruano en una situacién par- ticularmente vulnerable frente a las crisis financieras interna- cionales. Por otra parte, Ja politica de precios fijada por el go- Dbierno peruano para Ja venta del guano estimulé la busqueda en Europa de abonos alternativos al fertilizante peruano, tan- to naturales como sintéticos. Ambos procesos tuvieron dramiti- co desenlace a comienzos de la década del 70, cuando una agu- da crisis financiera cerré los créditos externos al Estado perua- no y cuando el agotamiento de Jos mejores depésitos del gua- no, asociado a una fuerte competencia de los abonos sintéticos producidos en Europa, redujeron en un 50% el nivel de venta del guario peruano. Para una economfa que dependia entera- mente de los préstamos externos y que no habia logrado de- sarrollar recursos alternativos, las consecuencias de estas crisis fueron graves. Ni la monopolizacién (1873) ni la expropiacién (1875) de las “oficinas” salitreras, el recurso que se pensaba reemplazaria al guano, pudieron atenuar sus efectos. Pero pe- se a su gravedad esta crisis no constitufa sino el preludio de desastres atin mayores. En el Atacama boliviano existian importantes yacimientos de salitre, los que eran explotados por capitales chilenos y bri- ténicos. El establecimiento en 1878 por el gobierno boliviano de un impuesto de 10 centavos por cada quintal de salitre ex- portado motivé la ocupacién militar chilena de Atacama y el 1 134 a inicio de Ja guerra. El Pert, ligado a Bolivia desde 1873 por un “tratado secreto” de defensa mutua, traté, en un primer mo- mento, de mediar en el conflicto; pero ante su negativa de de- clararse neutral fue. envuelto en Ja guerra desde el 5 de abril de 1879, La guerra formalmente culmina con las derrotas de San Juan y Miraflores (enero de 1881) que provocan la ocupacién de Lima por el ejército chileno, pero el conflicto se prolonga por la tenaz resistencia de Caceres a aceptar Ja paz y la ocupacién. En octubre de 1883, finalmente, se firma el tratado de paz de Ancén. No es posible en estas breves paginas analizar el proceso y el significado de un conflicto tan importante como el que opuso militarmente al Pert y Chile. Con él se cierra todo un ciclo en Ja historia econémica y politica del Peri, al mismo tiempo que revela, como Gonzélez Prada Jo demostrara en su tiempo, la profunda incapacidad de la clase dirigente para co- hesionar efectivamente una nacién y levantar un Estado efecti- vamente nacional. Si fue dramatico el conflicto contra Chile, fue mucho mas patético y significative el enfrentamiento reci- proco entre las clases, las fracciones de clase y los estamentos étnicos de Ia misma sociedad peruana. Una economia ya gol- peada por la crisis, finalmente, fue virtualmente destruida a lo largo de los ayios de conflicto. Hacia un nuevo ordenamiento Coneluida la guerra con Chile el Pert, en una situacién aim mucho mas precaria, debia resolver los problemas que el conflicto habia dejado pendientes. E] principal se referia a Ja deuda. externa con. los acreedores britdnicos. Y el arreglo de Ja denda externa revest{a ahora una urgencia mucho més gran- de, no s6lo porque el Estado peruano no contaba con los re- cursos necesarios para continuar el pago del servicio de la deu- da, sino porque la posibilidad de contar con los capitales nece- sarios para reactivar la economia de exportacién a su vez de- pendia del arreglo definitivo de la deuda externa. Pero el arre- glo de la deuda externa, a su vez, implicaba la definicién de 132 una nueva estrategia econémica y, sobre todo, el restablecimien- to del ordenamiento politico interno. Luego del desastre de Ja guerra con Chile, conflicto en el cual una vez més la clase dirigente demostrara su poca capa- cidad de gobierno, la persona que contaba con el prestigio y la autoridad suficientes para restablecer el ordenamiento social y politico era Andrés A, Cfceres. Pero su acceso al control del Estado implicaba el establecimiento de un pacto politico con el civilismo. Fue este consenso lo que permitié que Caceres y su sucesor, el entonces coronel Remigio Morales Bermnidez, conservasen el control politico del Estado peruano hasta 1694. Asegurado el poder, restablecido el orden interno, pudo ahora dedicarse 2 obtener una solucién definitiva al complicado pro- blema de Ja deuda externa. La deuda extema que arrastraba el Estado peruano como consecuencia de Jas operaciones financieras de la década del 70 ascend{a a cerca de 37 millones de libras esterlinas, cuya amortizacién anual éxigia un pago de cerca de dos millones y medio de libras. Los acreedores ingleses, por otra parte, des- de la constitucién en 1868 de la Corporation of Foreign Bond- holders habian iniciado una politica muy agresiva tendiente a la reouperacién de’ sus préstamos. Después del conflicto con Chile ellos renovaron con nuevos brios estas presiones, en ‘cit- cunstancias en que el gobierno de Caceres, como se sefialé an- teriormente, si bien requerfa del capital extranjero para reini- ciar el crecimiento de la economia de exportacién, se encontra- ba en la imposibilidad de hacer frente a las obligaciones de- rivadas de los empréstitos anteriores por la crisis de la econo- mia y la penuria financiera del Estado peruano, Esta situacién condujo al arreglo conocido bajo el nombre del contrato Grace, en virtud del cual el Estado peruano cede a sus acreedores ingleses, a cambio de la extincién completa de su deuda, el control y la administracién de sus principales recursos produc- tivos. Este acuerdo en la practica sanciond la mds completa colonizacién econémica del Peri, CAceres tuvo necesidad de convocar tres Congresos extraordinarios y expulsar a los diputa- dos opositorés para que el Congreso ratificase sus términos en 133 julio de 1889, Para los acreedores ingleses, por otra parte, pa- recla que el contrato Grace recompensaba al fin varias décadas de frustracién en sus tratos con el Pert, Para una mejor admi- nistracién de los recursos que el Estado peruano les cediera en virtud de este acuerdo, los acreedores ingleses convirtieron sus bonos de'la deuda externa en acciones de la Peruvian Cor- poration, la més importante empresa britinica que naciera pa- ra implementar Jos acuerdos del contrato Grace, Si bien en ct corto plazo las operaciones de la Peruvian Corporation estuvie- ron lejos de colmar las expectativas de sus accionistas, no era menos cierto que ella abria un nuevo curso para las activida- des del capital extranjero en el Perd. Restablecidos los mecanismos de control politico, arregla- da la cuestién de Ja deuda externa, Ja opcién econémica asu- mida por la clase dirigente consistié en postular que su futu- ro, y el del pais, dependia del desarrollo de los‘ recursos natu- rales para Ja exportacién. Con este fin empezaron a colocarse las primeras bases de un sistema de explotacién de los recur- sos y de la fuerza de trabajo nativa, el cual aleanzarA su més completa consolidacién durante la Primera Guerra Mundial, En su. esencia esta nueva organizacién de la economfa combinaba la monopolizacién de los recursos, una masiva inyeccién de ca- pital extranjero, una capacidad para supeditar a su servicio a las economfas tradicionales y una mis profunda y completa su- bordinacién al mercado externo. Desde 1885 hasta 1895 la pla- ta, el azticar y el.caucho, en este orden, fueron los principa- les productos que tradujeron el restablecimiento y la nueva for- ma de organizacién de la economia de exportacién peruana. Paralelamente a este fortalecimiento de la economia de ex- portacién se produjo también, aunque en un grado mucho me- nor, los inicios de un significativo. desarrollo industtial bajo el impulso del capital nativo. La cafda del tipo de cambio en un 40% como consecuencia de Ja depreciacién de Ia plata en el mercado internacional, asociada al establecimiento de altas ta- rifas aduaneras, convirtieron a la produccién fabril en un cam- po altamente provechoso. Si bien este ensayo fue de muy corta duracién, porque termina con el fin del siglo, ilustra sin em- 134 bargo la existencia de rutas altemnativas al crecimiento de la economia, siempre y cuando Ia politica econémica del Estado fuese consistente con esta bisqueda. El funcionamiento de esta economia de exportacién, al mo- nopolizar los recursos productivos y al requerir la asignacién de fuerza de trabajo y excedente, crosioné significativamente la condicién material de las masas populares en el campo y en la ciudad, Al igual que en 1872, su movilizacién fue el resul- tado de una conjuneién entre crisis politica y un profundo des- contento social. La crisis politica nacié de la obstinacién de An- drés-A. Caceres por volver en 1894 al control politico del Es- tado, deseo que inmediatamente provocé la coalicién entre la Unién Civica, los civilistas y los demécratas. Piérola, el sim- bolo de esta alianza, supo utilizar y traducir este descontento para acceder al poder después de haber derrotado a las hues- tes de C&ceres en Ja ms. importante guorra social del siglo XIX. El inicio de su gobierno es inédito en este sentido, pero también por lo que instaura, Después. de muchos balbu- ceos la clase dirigente, en su versién oligarquica, encuentra en Nicolas de Piérola al arquitecto, que combinando autorita- rismo y carisma, sabrd poner las bases para un gobierno rela: tivamente estable de la clase propietaria, 135

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