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Sucedi cuando ya pocos astros brillaban mortecinos en un cielo en declive,

cuando la noche derrotada recoga sus errantes fuegos al renacer la luz.


Sucedi cuando lloraba el cielo, sucedi cuando el ponto gema en su oleaje.

Al principio eran solamente palabras y esperanzas oscuras de mis sueos nocturos,


temblorosas eran, mas tambin agradables.

Pero entonces vi tu rostro, cario mo, y todo cuando haba deseado, todo cuanto
haba soado,
se torn en una vorgine de acontecimientos que arrastr mi pasin a su paso.
Nuestras manos se enlazaron y pude decir:

Ya no quedan temores,
ya no hay nada ms all de los infiernos.

Pues yo he pasado la noche en el infierno, cario,


y el paraso es estar contigo a mi lado.

El paraso es escuchar tu respiracin sobre mi pecho, cuando duermes tus dulces


sueos,
el paraso es, para quien no ha conocido la calma, el paroxismo de tu tempestad.
El paraso fue para m entonces y ahora, el beso que me regalaste, con el que
firmamos
toda una vida juntos, mi amor.

Te quiero. Son las palabras ms sinceras que haya escrito alguna vez.
Te quiero, y es que, slo soy poeta cuando me invade tu ausencia.

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