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despus de com er; don Dmaso citaba a Martn, dndolas por

suyas, las frases liberales que haba aprendido por la mahana


en los pridicos, y " Xih5Pr-hojeaOT^Ti diStrcS3H'Tm~lhro
de grabados ingleses al lado de una mesa. A las siete pudo
Martin libertarse de los discursos republicanos de su husped
y retirarse del saln.

Martn se sent al lado de una mesa con el aire de un


hombre cansado por una larga marcha. Las emociones de su
llegada a Santiago, de la presentacin en Una familia rica, la
impresin que le haba causado la elegancia de Agustn En
cina, y la belleza sorprendente de Leonor, todo, pasando con
fusamente en su espritu, como las incoherentes visiones de un
sueo, le haban rendido de cansancio.
Aquella desdeosa hermosura, que no se dignaba tomar
parte en las conversaciones de la familia, le humillaba con s
elegancia y su riqueza. Era tan vulgar su inteligencia como
la de sus padres y la de su hermano, y sta la causa de su si
lencio? Martn se hizo esta pregunta maquinalmente y como
para combatir' la angustia que oprima su pecho al considerar
la imposibilidad de llamar la atencin de una criatura como
Leonor. Pensando en ella, entrevi por primera vez el amor
como se divisa a su edad: uri phfisiT^de ielitndad.indefmida'.
arS n e"com o la speriBa ~de la juventud, prado cornq. Jos
sueos de l poesa, esta inseparable compaera dl'corazn
ijne ama o desea amar. ,
Un repentino recuerdo de su familia disip por un instante
sus tristes ideas y sac a su corazn del crculo d fuego en
que principiaba a internarse. Tom su sombrero y baj a la
calle. El deseo de conocer la poblacin, el movimiento de sta,
le volvi la tranquilidad. Adems, deseaba comprar algunos
libros, y pregunt por una librera al primero que encontr
al paso. Dirigindose por las indicaciones que acababa de re
cibir, Martin lleg a la Plaza de Armas.
En 1850, la pila de la plaza no estaba rodeada de u n ; her
moso jardn como en el da, ni presentaba al transente que se
detena a mirarla ms asiento que su borde de losa, ocupado
siempre en la noche por gente del pueblo. Entre stos se
vean corrillos de oficiales de zapatera que ofrecan un par

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