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Tie
LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
RICARDO ROJAS
I*
LA RESTAURACIÓN
NACIONALISTA
BUENOS AIRKS
1909
ADVERTENCIA PRELIMINAR
:U]2Uj'J
ADVERTENCIA PRELIMINAR
24 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
26 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
30 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
32 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
34 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
(') Lo rofioren los señoros Lanfflois y Seignobos, quienos dicen que los
candi-
datos respondieron así, fuese porque lo pensaban, fuese porque creyeron
complacer.
{Introduction aux Eludes historiques. pAg. 2b8-289).
LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
O Fustelde Coulanges en La cité anlique, dice: «Lr mot jmfrie chcx les
an-
ciefia eignifiel la teme des péres^ Ierra patria. La patrie de chaqué
homme Ctait lapart
du sd que la religión domestique ou nationale avait satictifiée*. (pág.
233^. Lí)s muer-
tos eran divinidades. Y él mismo refiere un pasaje de Esquilo, del hijo
qne invoca
así A su padre muerto:— »üh, tú que eres un dios bajo la tiorra.» I esle
otro de
Eurípides hablando de Alcestes: — «Cerca de su turaba el pasajero,
deieniéndose, di-
rá: «Este es ahora una divinidad bienhechora.» Los autores clásicos
abundan en
ejemplos análogos. — En Boma ocurría lo mismo. La hegemonía de Roma tuvo
una
ffran base do religión municipal. Una concepción religiosa del
patriotismo movió
también á los Incas en su política de unidad imperial.
42 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
I. Tradición oral.
46 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
IV. Apéndice,
(>) Alfrtüd Pizard. Op. eit. pág. 207. Es el mismo concepto qne M.
Lavisse,
medio siglo más tarde, fortalecido por una larga experiencia personal y
nacional,
repetiría en su Rapport sobre la enseñanza de la historia: cll est de
prémiére ne-
cessité de rendre visible la snccession des plans historiónos.
L'histoire, quand elle
n'a pas ce sonci, manque son objet: elle est une banalité oieombrante» .
(Ápropas de
nos ÉeoUs pág. 87).
48 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
50 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
52 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
54 LA RESTAURACIÓN NACIONAUSTA
56 LA RESTAUR.\CIÓN NACIONALISTA
58 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
62 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
t —
66 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
68 LA RESTAURACIÓN NACIONAIJSTA
Este ha de ser intensivo; aquél proporcionado
á las relaciones que cada país tenga ó haya tenido
con las otras partes del mundo. La Geografía no ha
de áer solamente instructiva. Ha de ser educativa
también. Ha de hacer experimentar en la emo-
ción del paisaje, sugestiones estéticas, y en la for-
mación del patriotismo, sugestiones civiles. Trans-
formadas en material didáctico la pintura, la
literatura y la arquitectura, han de dar la revela-
ción de esas emociones, pues relaciónase con la
Historia no sólo la Geografía política, la Tierra
actual labrada por el Hombre, sino también la Geo-
grafía natural. La teoría del medio físico, aplicada
por Taine, antes estudiada por Buckle y Montes-
quieu, y sospechada por los antiguos, es la in-
fluencia del territorio sobre la Civilización. No
se sabría decir en qué consiste esa influencia,
pero existe, en verdad, ese poder caracterizante
del lugar sobre el hombre, principalmente allí
donde el territorio conserva su salvajez primitiva.
Esto podría probar que esa influencia no es
sólo fisiológica ó material, sino espiritual ó psico-
lógica, y depende de las emociones que el paisaje
sugiere y que forman en su repetición el carác-
ter de raza. (-)
70 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
^2 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
76 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
78 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
So LA REvSTAURACIÓN NACIONALISTA
82 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
La adaptación de la enseñanza las necesi-
des sociales de cada país afecta á la extensión
de los estudios históricos. Hacen esa adapta-
ción Francia, Alemania, Inglaterra, y sólo resulta
de ella una variedad de matices dada la seme-
janza de su origen y de su ambiente europeos.
Ellas arrancan de una común tradición: Roma,
Grecia, el Cristianismo, los Bárbaros; y al estudiar
el proceso de su formación nacional, no se sabe
bien dónde empieza la de uno y dónde la de otra.
La invasión de los normandos y la guerra de cien
años, son historia inglesa y francesa á la vez:
la adaptación producirá solamente una diferencia
patriótica en la manera de narrar los sucesos. Lo
mismo puede decirse, para Francia y Alemania,
tratándose de la guerra de treinta años y de la
guerra del 70: Richelieu y Mazarino interesan en
la Universidad de Berlín, tanto como Bismarck y
Moltke en la Sorbona. Igual cosa ocurre con
las guerras de Italia en los comienzos de la edad
moderna, que interesan á Francia, á España, al
Austria y al país invadido, sólo que éste, convertido
ahora en nación, narrará los hechos de otra manera
que los invasores. Lo mismo, en fin, de las cam-
pañas napoleónicas, que son tema en todas las
escuelas de Europa, sólo que Francia no puede
presentar al héroe y los sucesos, como lo hacen
la Inglaterra hostilizada, la España agredida, la
humillada Alemania. Respecto de la Historia latina
y griega, diremos, por razones muy obvias, que es
tradición nacional para qasi todas ellas, de suerte
que inclúyenlas por ese motivo común en sus pla-
nes de cultura general. (^)
(^) Jm diferencia entre nnos planes y oíros consiste en qne cada nación
haeo do^envolverse la historia de Europa alrededor de su propia historia.
Una
circular francesa de 18bl; que transcribe Pizard decía A los maestros: La
historia
86 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
8S LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
90 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
(') TÁCITO— (Annaliam, Líber ii. 10.) cExin diversi ordiuntar: hic
«magnitudinein
romanam, opés Ccoaaris, et victis graves poonas; in deditionem venienti
paratuin
clementiam; neqae conjungem et filianí ejus hostiliter haberi «Ule fas-»
patriie, lilKjr-
tatem aritam, penetrales GermaniíD déos, matrem preceum sotiaiu, ne
propin([iu»-
rnm et affiniurn, deiiiqae gentis suco desertor el proditor qnam
imperator e£se nialleí».
CAPÍTULO SEGUNDO
CAPÍTULO II
(*) The StudmVa hand book, obra que se pablica con los programas anuales
de
Oxford y Cambridge, dará á los que deseen obtenerla, una idea completa de
los es-
tudios y organización de estas universidades.
a-
no LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
Grados elementales
Grados superiores
LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
I. Programa concéntrico
IL Programa cronológico
50 Grado. — Historia Británica hasta 1485. De-
be prestarse atención especial á la formación de
Inglaterra y á la fundación del Parlamento. De-
be mostrarse la relación de causa á efecto, ejer-
citando á la vez el razonamiento y la memoria.
60 Grado. — Historia Británica, desde 1485
hasta 1688. Dése especial atención á las causas
de la revolución en Inglaterra, á la expansión
del Imperio y á las luchas entre el Parlamento y
el Rey.
o Dice Fisher Williams (Op. cit.) qae de cada 8 alumnos, puede afirmar{>e
que
5 van á los cursos clásicos, donde se estudia griego y latín en 7 huras
semana-
les para cada una contra la mitad de tiompo para las matemáticas y las
ciencias na*
turaies: Esto en Inglaterra, país práctico,— aegún la jerga de ciertos
pedagogos,—
al son de cuyo nombre de guerra deseábamos demoler, por su clasicismo (!)
nues-
tros pobres colegios nacionales, donde no se enseAa griego ni latín.. .
¿Pero se sa-
be, acaso, dónde se los ensena en esta tierra feliz con su empirismo
agropecuario?
(^) Lis origioalos déla encuesta, así como las diversas fuentes que cito
que-
dan en mi poder á disposición de los que deseen consultarlas. La falta de
buenas
libros sobre la enseñanza histórica en Inglaterra, y su falta de sistema
tornaban in-
dispensable trabajo personal tan eni^orroso, fácil de suplir tratándose
de Aleuinnia.
Ello demostrará, por lo menos, que no todo fué para el autor de esto
Informe, có-
moda lectura en poltrona de biblioteca, ni ligero discurrir de su cálamo.
(^) El edificio principal costó 500.000 £8., y se hizo & expensas del
Mar-
qaés de finte. No paeden eximir á sus Parlamentos del cargo de ser
dadivosos con
sas escuelas, sino los pueblos en que sus grandes señores protegen de esa
suerte
fius institutos de cultura, y el deplorable Laudlord de la Pampa que
quiere pare-
cerse al de Ultramar hasta en sus menores caprichos y deportes, debiera
también
imitarle en semejantes larguezas.
10
(4) Thb Román h'mpire^ 476-565.— Bury, Laler Román Empire. — Omán, Byzan-
tine Empire.—
(7). The Román Empire, 717-802.— Tozer, The Church and the Eastern Empire
(Epochs of Church History).
(6). The Frankish Kingdom, 511-782.— Sergeant, The Franks (Stories of the
Na-
tions).
(9). The Lombarda in ItcUy, 568-774.— Hodgkin, Italy and her Invaders.
(10-11). Charles the ^reat.— Hodgkin, Charles tho Great (Foreign
Statesmen).— Da-
vis, Charles the Great (Héroes of the Nations).— Eginhard or Einhard,
Lifo of Char-
les the Oreat (trans).
(22). The Mohimmódan World on the Eve of tke Crvsades.—Sir W. Muir, The
Ca-
li pha te.
i23-24). Feudalism. ^Gn'izot^ Civilisation in Franco.
(25). Thfi Formalion of the Kingdom of tke West Fratiks and Franee, 888-
987.
(26-28). The ReviixU of tke Holy Román Empire in the TeiUh Century.— 918-
1024.
Fisher, The Metí ¡?o val Empire.
(29). Tke Catholic Ohurch in iis conteet trith Arian, Eastern, and Celtie
Ckristian»
i/y— Moeller, History of the Chriitian) Charch.
(30-32). The GrcAnth of tke Papal Pbwer.— Roberlson, Growtb of the Papal
Powei
<S. P. O. K.). Gregorovius, History of the City of Rome.
ity.
CAPÍTULO TERCERO
CAPÍTULO III
(') Fui presen tado á M. MoDod por Guglielmo Forrero, y fuese atención al
ilustre historiador italiaDO 6 al delegado argentino, el sabio profesor
que en el Co-
legio de Francia ocupa la cátedra que fué do Michelet, vino, con
deferencia no ha-
bitual, á visitarme en mi alojamiento de París. Director de la lievue
Historique,
dijome que jamás su revista había publicado nada sobre la Historia de
nuestro país
y manifestóme su deseo de hacerlo, si alguien le enviaba de aquí un
resumen
sobre el estado de los estudios históricos. Becuerdo todo esto, porque el
gobierno
argentino, á imitación del brasileño, deberá aprovechar oportunidades
como esta
para ir sacándonos de la lamentable ignorancia á que nos tienen
condenados los
hombres de Europa, no siempre por mala voluntad. M. Monod declaróme no
haber
tenido jamás, antes de hablar conmigo, ocasión de hacer una declaración
semejante.
1 6o LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
n
102 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
(*) Michelet faé elejido adem&s, por la confíanza del Gobierno Real para
dar
leociones de Historia ala hija de la Duquesa de Berry. Después de la
Revoluoión
de 1880, fué profesor de Clementina, Princesa de la Dinastía nueva. Este
dato se
halla en Langlois, cuya conferencia está incluida en su nueva serie de
Questiotw
d*Histoiré et d* Enaeign&ment, pág. 88.
(^) Lasglois. Op. eit págs. 67 y 68— Michelet parece haber sido el modelo
de del Valle y Magnasco cuando dictaban sns cursos de Historia
Constitucional y
de Derecho Romano en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, entonces más
prestigiosa que ahora. La lección del primero sobre el Acuerdo de San
Nicolás y
la del segundo sobre la Familia Romana, típicas ambas, ofrecen acentuado
pa-
rentesco de entonación lírica con las lecciones de Michelet.
(\) Por otra parte, estas reformas eriin mns teóricas ([ae efectivas,
fnlla muy
común en las reformas simplemente legales, qne es uno do los males do
Francia
y de U Argentina su imitadora. En efecto la Memoria escolar de 1881, daba
las
sigaientes cifras: Sobro las 88.185 comunas del Reino, sólo 18.984 tenían
escuelas;
y sobre 2.401.178 niflos sólo 1.37-2.a06 estaban matriculados. Agregúese
é ello que
los maestros no sabían historia, pues no exigiéndolo el diploma
profesional, nunca
lo habían estudiado.
(*) Esos catorce inspectores fueron quizá los últimos defensores del
antiguo
régimen en la pedagogía de la Historia. El clero, siendo una institución
interna-
cional, quiso obstaculiiar aán, por medio do ellon, el culto de la
tradición. Entre
nosotros el enemigo es el cosmopolitismo, y ya iré definiendo esta idea
en capítu-
los sucesivos, hasta decir del todo lo qne significa para nosotros,
argentinos, eso de
la restaHrasión nacionalista.
Vive UEmpereur!
Organización general
12
Elección de materias
Métodos de enseñajiza
1 8o LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
(») Inslrwslion aux RecUurs ei discours. (V. Pizard, Op., CU. pág. 226).
18
CAPÍTULO IV.
La enseñanza histórica en Alemania
LA RESTArRACIÓN NACIONALISTA
Bremen, Oymnasium B4
Frankfnrt, Geohte-tiymnaslum ^
Freiburg, Oberrealschule 27
Landeshnt, Realgymnasinm 21
Stüttgart, Eberhard-Ludwigs-Gymnasium 25
15
(^) Op. cu. y j^Ág. 148. Llamo la atención sobre este exagerado
nacionalismo
de los alemanes, qae en la enseñanza general excluye la crítica y llega
hasta im-
poner el germanismo como an dogma. Aanqne la eficacia del sistema podría
abo-
nar cualquier exceso do teoría, se verá oportunamente que las
conclusiones de este
Informe no llegan á los extremos de ningún sectarismo. La escuela debe
estar en
contra del cosmopolitismo, pero sólo en defensa do la nacionalidad.
CAPÍTULO QUINTO
CAPÍTULO V
(1) SaizA es el edén de los taristas argentinos, mAs que por la belleza
de los
paisajes, por sns baenos caminos y su laboriosa tranquilidad. Pero la
tierra que
vi6 nacer á Guillermo Tell, á Rousseau, Larater, Peslalozzi, Necker, cuyo
talento
sobreriyiera en el de Mme. StaSl, su hija, hoy da mozos de hotel y
relojeros exce-
lentes. Parece que al declinar el destino cívico do una raza, las fuerzas
de la
naturaleza se distendieran en ella, tanto como un destino trascendental
las exalta,
pues la eternidad no es generosa sino con los pueblos que se elevan hacia
ella.
(") Obras de este género son los antes citados EztraUa des Chroniqueurs
franjáis
Villehardooin, Joinville, Froissart, Commine.«, etc.) publicadas (H)n
noticias y
notas, por Jeanray, de la Facultad do letras de Tolosa, y Crastón París,
que en el
16
(*) A los que ven las fechas demasiado cercanas de nuestra Independencia
y
Unidad, un inconveniente para su historia, se les podría responder que no
son más
remotos sucesos análogos de Francia y los Estados Unidos, siendo casi de
nues-
tros días la Unidad Nacional de Italia y Alemania, que constituyen el
punto ca-
pital de su enseñanza cívica. Tal onsenanzp. en efecto, sólo puedo
derivarse de
hechos relativamente cercanos y no muy distintos de los nuestros. La
historia le-
gendaria, la historia de los orígenes, es más apta á nutrir las formas
religiosa ó
estética del patriotismo, y para remontarse hasta ellas, nos basta esto
órgano de
continuidad: el torrilorio.
(*) Yo visité las minas del Foro, del Palatino y Pompeya, utilizando como
sabio mentor las Promenades Árckéologiquea de Gastón Boissier. Al
regresar & Pa-
rís, llevaba de un ilustre amigo italiano algunas líneas do introducción
para M.
Boissier, á quien deseaba consultar sobre la aplicación de los Museos á
la ense-
fiaossa de la Historia. Postrado ya por las enfermedades y los aflos, el
anciano
maestro había abandonado en esos días sua tareas de la Academia y de la
Cátedra;
y á la semana siguiente falleció en París, llenando de consternación k
discípulos
y colegas. (R. I. P.).
17
{») Por estos y otros dato<*, vóaso los Infnnnes dol CommüUe of Seren y
del Com-
niittee of T$n, y el libro de Henry Bonrne, The Teachit^ of History and
Civics, Ca-
pitalo IV y siguientes— A algunos argentinos sorprenderán estas
controversias y lo
Inrdío de algunas medidas yanquis ya adoptadas por nosotros ha largo
tiempo. Es
que allí f*& han encontrado con instituciones hechas que corregir y
viejas opinio-
nes que desarraigar Uace cincuenta aflos, nuestros organizadores entraron
en te-
rreno virgen, civilizando á su albedrfo. Es la ventaja de pueblos del
todo ignoran-
tes que se somoton á mentores inteligentes, ó de sociedades orgánicas,
con insti-
tuciones qne defender, porque así el tiempo que tardan éstas en morir,
sirve para
aquilatar las ventajas ó inconvenientes de lo que viene á suplantarlas.
Lo horrible
es el períoilo semiculto, que nosotros atravesamos dolorosamento en la
actualidad,
cuando cada uno tiene opiniones fáciles sobre cuestiones que no estudió,
y periódicos
irresponsables para difundirlaa, obstaculizando, con su nihilismo
indígena, toda
labor de cultura.
2 72 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
18
o Op. eü. Apéndice 11. Obserraciones que debiéramos tener muy presente*
caAndo se trate de organizar escnelas en comarcas como la Boca del
Riachuelo, que,
de hecho, han dejado, en pleno territorio argentino, de ser argentinas.
(•) lAaves of Grasa. (Boston. Smai'l, Maynard & C* 1907), del poema
Siarting-
from Pavmanok, donde también exclama: «I say that the real and permanent
gran-
dear of these Sutes must be their religión».
(*) Mr. Martín Hume me habló do que cierta casa editorial lo había
encalado de di*
rigir una Biblioteca donde se publicarían obras en inglés sobre la
América española.
Tenían ya listos el volumen sobre el Brasil^ y el de Chüe. Preguntóme
quién po-
día encargarse de la Argentina, y como se trataba de entregar los
originales en
inglés, no ncertó en aquel momonto á responderlo. Ocasiones como ésta son
las que
utilizan otras n.iciones para una noble propaganda en su favor. Si
nosotros la prac
ticáramos, según he observado en una nota sobro M. Monod, quo me
ofreciera la
Rente historifpw, veríamos desvanocerse la desdeñosa ignorancia que en
Europa mor-
tifica tanto nuestro orgullo nacional.
19
CAPITULO SEXTO
CAPITULO VI
20
{}) Véase los Antecedentes publicados por el Miaisterio {Op. cil.j pág.
23 y otros).
Filosofía 7 » 6 » 6»
Dibujo 5 » 10 » 10»
Música O* ^* O»
Colegios nacionales
Historia Argentina 4 »
Geografía Argentina 4 »
Historia Argentina 4 ^
Geografía Argentina 4 h
Historia de América 4
Geografía de América 4 ^
Instrucción Cívica 3 »
Filosofía 3 >
Escuelas Normales
Romana) 3 h.
Castellano 4 s^
derna) 3 h.
Castellano 3 »
Literatura 2 »
Profesorado
Literatura 3 ^
Literatura 3 »
(*) Un decreto recieote del actaol ministerio Naón ha creado las escnolas
normales rurales, ~ó coormales primarías» como debiéramos llamarlas para
evitar
UD Toeablo que á alguno pueda parecer despeetivo. Estas nuevas escuelas
esta»
bleoen un plan de estudios de dos aAos solamente, á fín de preparar el
maestro-
de campafla. Con esta medida, que viene i llenar ' un vacío en nuestro
sistema
escolar, consolidase el plan de cuatro aftos, establecido para los
maestros urbanos^
cortándose así en terreno práctico la cuestión puramente teórica que
hasla hoy s»
había sostenido entre nosotros.
(■) Vean un artículo del Sr. Ernesto fiavio en El Monitor (Noviembre) así
co-
mo La Nación y La Prensa que en Diciembre último iniciaron una campaAa
con-
tra las escuelas hebreas. Denuncióse primero las de Entre Ríos, que,
según se ha
dicho, el Gobierno Provincial subvenciona (sic). (Tal es nuestro afán de
suprimir la
anagnosia que suprimimos el patriotismo). Súpose después que en la
Provincia de
Buenos Aires ocurría algo análogo. El 14 de Diciembre La Prensa lo
ratificó ofi-
cialmente en las signientes palabras «Ck>n motivo de la noticia aparecida
en otra sec-
ciún de este diario, titulada «Otras escuelas anliargentinas» la
dirección general
de escuelas de la provincia no ha hecho saber, en forma ofícial, que en
Coronel
Huárez y Carlos Casares, en las colonias rusas allí establecidas,
funcionan escue-
las particulares, efectivamente, con tendencias ajenas á las de nuestra
propia na>
cionalidad.» Iio peor es que esas escuelas violan una ley del Congreso
que debiera
ser aún mAk severa. El Consejo de Educación de Buenos Aires ha prometido
inter>
venir se^ ^ente.
(^) Estos colegios son rara vez inspeccionados, y sólo así se explica qne
bur-
len las leyes del país. Hace días, como un Inspector llegase al del
Caballito, la
Madre Superiora díjole que ese día tenían asueto las alumnas, las cuales
fueron es-
condidas todas en los jardines, —según me lo refirió una de ellas en su
cdomingo
de salida* . Las hermanas, azoradas, procuraban tener en silencio el
bullicioso enjam-
bre éntrelos i-osales. Habían temido que, á pesar del asueto, el
Inspector deseara ver el
edificio; pero aquél,— incauto!— no pidió hacerlo. Con tales
procedimientos, el de-
sai tre es total: el estado burlado; la disciplina interna imposible; y
las futuras
esposas cAtc aprendiendo á engaftar y á esconderse... Poro nuestras
familias siguen
pagando su tributo de dinero y vanidad á tales instituciones.
(>) Sarmiento dice: «Las páginas qae signen son acaso la caarla división
que
lia pasado delante del espíritu del autor, el espectáculo que esta parte
de la Amé-
rica del Sud ofrece, y pudiera ser la última ilusión, si el saber y la
experiencia
acumulados en los sesenta afios transcurridos sobre la cabeza de quien
nació en
medio de las esperanzas y creció entre las glorias de la Independencia
america^
na, nos ha traído al fin su antorcha tranquila p:ira ver en su verdadera
luz los
hechos y penetrar bajo la corteza que los envuelve, hasta sus causas
remotas y re-
cónditas. {Conflictos y Armonios. Tomo II. pág. 418-14 de las Obras).
88
354 I^ RESTAURACIÓN NACIONAUSTA
CAPÍTULO SÉPTIMO
CAPÍTULO VII
Bases para una restauración histórica.
I. Curso de Historia
(^) BouRN'B {Op. cií. pág. 204). Al formular el plan para Norte América
dice:
The two principal foroes which made for the unification of the anclen
vorld,
vrere Greek cnitnre and Román administration . It la consequently
important in
teaching the history of Grece to emphasixe those thin^ which were
pecoliarly
•characteristic of his career rather that to barden the memory of the
pupila witb
maiiy dotaiU of is petly wars».
25
(^) Las escuelas modelos que, según se ha visto en el capítulo IT, visitó
en Londres introducido por el County Council^ me sorprendieron por la
sobriedad
de su arquitectura y la buena distribución higiénica de sus interiores.
Sobre
todo, carecían de fachada. Tenían sobre la calle una tapia y luego un
patio ó
corredor que aislaba de la calle el edificio. Entre nosotros fallan hasta
por su higiene
edificios como la Presidente Roca y la Presidente Mitre, que parecen
haber sido conh-
truídas, no para el alumno, sino para el transeúnte; no para la
onsef\anza, sinojwur
ipater les ¿trangers . . . bien que las debamos á manos de arquitecto
extranjero, como
tantos otros monumentos do la ciudad.
(^) Sla embari^, de esa frootera de Misiones saelen Uegar noticias como
estas: cCerro Corá, 12 de diciembre de 1907.
Historia universal
41 6 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
27
4l8 LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA
Historia Nacional
Tratándose de la propia tradición nacional,
nosotros necesitaremos, ante todo, restaurar y
preservar «las fuentes» de nuestra historia. Des-
pués, ó simultáneamente, iremos organizando y
enriqueciendo los archivos patrios y los museos.
Para ello será indispensable la Ley y el servicio
de «Protección histórica y arqueológica», cuya teo-
ría expondré más adelante.
(^) V. la Rerue Uiftorique (nho 88,' tomo xivi, pág. 50). Contieno,
idomAs de
una somom historia dol lugar, la lista bibliográfica de los autores que
estadian
sus archivos. Los docameotos allí ganrdados calcúlalos en 88.000.000,
contenidos
en SCCO) paquetes. Un espaflul, Danvilla, dice: «Bien seque Simancas no
permite
á los particulares gastar el tiampo y el dinero que son necesarios para
una doter-
minaiia investigación, 0» un pueblo donde dificilinenU encuentra
hospedaje el forastero*,
Rofiérese que como en el mes de Julio viesen llegar el cuarto forastero,
asombroso
una vez el empleado del excesivo trabajo de aquel año. M. Constant habla
de la
mala conii<la y del alumbrado á aceite sin refínar. Napoleón, que quería
reunir todos
los archivos de Enropa en París, para lo cual proyectaba un magno
edifício A ori-
llas dol Sena, había empezado ya la traslación del de Simancas. En 1811
estaban
en Francia 7.S(31 cajas; pero, Á la restauración, Talleyrand, devolviólas
á E^pafta.
rosorvñmloso sólo aquellos documentos que interesaban á, su país. En los
últimos
año?, numerosos hiütoriógrafos de Inglaterra, Alemania, Francia y Estados
Tnidoi
han trabajado en Simancas.
Esta es Simancas,
Don Opas traidor;
Esta es Simancas,
Que no Peñaflor. (i)
(') Para su director el Sr. Lanzas llevaba de Madrid una carta del Aca-
démico Frnnci^co Rodríguez Marín, á quien antes he nombrado por otras
genlile*
zas de amigo y eruditos trabajos de arqueología literaria. En cuanto ni
señor
Lanzas, su amabilidad es proverbial entro los estudiosos americanos que
frecuen-
tan su archivo.
salvar los libros y los docamenlos, esta Mbro.a aoócdota, muy criolla,
que en su
di; curso nos refiere :
cAllí encontró á un paisano que tomaba mate con agua calentada en hojas
de libros. «¿Aquí es la biblioteca?» preguntó.— Si, sellor»— «¿Y el
bibliotecario?»—
Yo soy.— Y entones vio que sólo quedaban unos pocos tomos de obras
truocas, la
«Historia Universal», de César Canta y «El Consulado y el Imperio» de
Thiers,
según creo.— «l*ero, amigo, aquí no hay nada».— Si, seflor. *C(imo naides
viene á
Iniacar libros me loa he jumao, porque ae me acabó la chala;
mVacostumArao tanto que
cuando se acaben loa libros me parece que «o vi á poder volver sobre la
chala» .
(I) Sobre los autores y obras que podrían suministrar material para esta
«Antología de paisajes, tipos y costunü>res argenlinas»^ véase el
Apéndice, al fi-
nal del volumen.
De Tucumán es la vaina
y de Salta la contera,..
Esto no quiere decir que cuando el maestro
sepa de una obra literaria ó artística de interés
para nuestra Historia, no haya de avisarlo á sus
alumnos, estimulando en ellos tales lecturas fuera
de la escuela, como se acostumbra en Europa.
(^) Para conocer desde los primeros días á sus discípulos, y evitar
confu-
siones de nombres que suelen dar ocasión á risas y faltas do disciplina,
aconsejo
á los Profesores esto sencillo procedimiento que yo he practicado en mis
clases
Dada \a lista, la dificultad para individualizar el nombre identificando
al alumno,
suele consistir en lo numeroso de las clases, y en la simultaueidnd de
todo eso
trabajo para la memoria. De ahí los trueques frecuentes en que incurren
lo¿ pro-
fesores. Ahora bien, como la memoria no es sino una sistematización de
recuerdos
específicos parciales, cuanto mas sean éstos dentro do cada núcloo de
asociaciones,
tanto mAs difícil será la confusión ó el olvido. Para ello se procura
asociar la ima-
gen del aula toda, del lugar que cada alumno ocupa en la clase, de su
fisonomía,
de su nombre escrito y de su nombre verbal, en un solo recuerdo, mediante
el si-
guiente cuadro:
(') Vénse la Memoria de 1908 que dice: <E1 Maseo Etnográfico ha enrique-
cido RUS cnlecciones con 1.022 piezas máit, procedentes de donaciones,
compras y,
«obre todo, de la expedición realizada por su director en Enero del
presento alio».
Actualmente cuenta con un Catálogo de 4.000 piezas, que constituyen
material úti-
lísimo para los estudios históricos y antropolóffícos en nuestro país. La
Facultad
ha publicado lo concerniente á las exploraciones de 1906 y 1907 en el
interior del
país.
(1) V. Ordenanxaa (pAg. 41). Para cada una de esas materias se constitay»
ana sección de trabajos, los cuales son dirigidos por los Profesores, con
la adscrip-
ción de quienes lo soliciten, sin que en la inscripción se exija la
condición «le ser
alumno.
Respecto de los trabajos que hasta hoy se ha hecho, la Memoria del último
ano,
en la pAg. 4, dice lo siguiente:
80
APÉNDICE
1. Colecciones Europeas.
APÉNDICE 477
2. Colecciones españolas
APÉNDICE 479
3. Colección Argentina
I. Viajes.
Diario, de Colón.
Diario, de López de Souza.
Roterio, de Soarez de Souza.
Historia de las Indias, de Oviedo.
Geografía de las Indias, de López de Velazco.
Viajes, de Schmidel.
Descripciones, de Burmeister.
II. Historiadores.
III. Cronistas.
IV. Diplomacia.
Documentos de Simancas.
Documentos de Sevilla.
Documentos de América.
V. Antigüedades literarias.
La Araucana^ de Ercilla.
VI. Inscripciones.
VII. Foclor.
APÉNDICE 481
81
APÉNDICE 483
III
Geografía Política
APÉNDICE 485
APÉNDICE 487
Arqueología americana
I.
La raza americana
II.
Etnografía
III
Lingüística
IV.
Arqueología
2. Tipos arqueológicos.
a) En el Litoral.
V.
La Antropofagia
Arqueología americana
Tecnología arqueológica
Historia Argentina
De Caseros á Pavón
APÉNDICE 491
Historia Universal
APExnicK 493
APÉNDICE 495
IV
Victoria de Samotracia.
Hermas de Praxíteles.
Sátiro de Praxíteles,
Marsias de Mirón.
Apoxiómenos de Lysipo.
Antinous.
Apolo sauróctono.
Venus de Mi lo.
Venus de Vienne.
Psiquis (torso).
Fauno riente.
Parcas, de Fidias.
Busto de Homero.
Sileno y Baco.
Asklepios de Melos.
Gigante de Pergamon.
Venus de Pergamon.
Venus de Tralles.
Medusa Ludovisi.
Medusa RondaninL
Edad Media
La Iglesia Cristiana.
San José.
Arte morisco
Renacimiento
Escudo Spinelli.
APÉNDICE 497
Busto de Macehiavelli.
Busto de la desconocida.
Busto de Moliere.
Madonna, de Germain Pilón.
Modernos
Mercurio de Pigalle.
Puerta de Versailles,
32
Busto de Franklin.
» de J. J. Rousseau.
» de Mirabeau.
» de Diderot.
» de Vestal de Cano va.
» de Napoleón coronado, de íd.
Contemporáneos
Ugolino, de Carpeaux.
Ja^ar, de Barye.
León y serpiente, de Barye.
Perro herido, de Fremiet.
El beso, de Rodin.
APÉNDICE 499
Antes Ahora
APp:NnicK 50;^
CONCLUSIONES
tina, etc.).
Francia.
gobernadores).
de valor histórico.
APEXDICK 505
Fin
ÍNDICE
CAPÍTULO PRIMERO
Teoría de los esti-dios históricos Pígs. 18-93
CAPÍTULO SEGUNDO
CAPITULO TERCERO
índice 509
CAPITULO SEXTO
ÍNDICE 511
APÉNDICE
1. Colecciones históricas publicadas en otras naciones y que pueden
servir do
guía en la edición de documentos que se refieren á la Histoña Argentina.-
2 Fuen-
tes se podrá seleccionar los trozos que han de formar la «Antología
Argentina»,
destinada á completar la enseftanza de historia, geografía 6 idioma
nacional.—
8. Programas de la Facultad de Filosofía y letras, seguidos en 19C8 por
catedráti-
cos que tienen á su cargo asignaturas históricas susceptibles de
orientación nacio-
nal.— 4. Lista de las principales piezas adquiridas para la sección de
Calcos del
Museo do Bollas Artes y que pueden servir de baso al «Museo histórico de
repro-
ducciones proyectado en este libro.— 5. Lí^ta de nombres geográficos
tradicionales
que han sido suprimidos por sanción legislativa y ejemplos de nuevas
nomenclatu-
ras nacionales.
PRINCIPALES ERRATAS
PÁa. LlNBA
DlCB
Dbbb dbcib
21 18 aJU
28 16 KulHtrgeaehieMliché
86 8 mazhorca
60 19 maquinaria
68 27 la ciudad
82 2 afecta á la extensión
266 le DioBoorofl
ay 10 en las esquela
807 17 latitud
887 6 demostrado
400 1 de su traducción
457 84 héroes la de
497 21 la Rdoptacióii
su verdadero lugar.
harta
KulturgétekiehU
Mazorca
imaginería
las ciudades
afecta la extensión
en el poso de la memoria
se adaptará mejor á
y hablarles de Carlos Vi
segón se ha visto,
procurarse vencer
Dioscuros
que ha de formarlo
en la esquela
latinidad
fundado también v
sin duda,
instituciones, prácticas.
transformado
demostrados
Znleski
La fama... legendaria
asaz pobre,
de su tradición
de la calle
Leconte de Lisie
ÉcoU de Chartea
ó bion la de
héroe-H do la
undeairable people
SafUorum quotquot
Epístola Romarum
J. A. García (h.l
la adaptación
ante el cosmoptilitismA
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