yl postrero detalle mae]
su nombre y apellides permanecen anéni-
mos. ¥ lo mas estupendo de su vida —expresa-
do en su muerte— merece un hueco en el mejor
anecdotario.
Casualmente hallé unos fragmentos del asun-
to en los versos de una hoja suelta manuscrita
Versos denotando el tipico sabor de los bellos
romances espafioles. En este caso, fino sabor
focal tocado de primoroso encanto. Comenza-
ban asi: “Vestido estaba de moro — y puesto
en ol ataid, — a su derecha tenia — colocado
el arcabuz.” En el resto se traslucia el argu:
mento, sin faltar la nota sentimental y pintores-
ca. Y aunque en principio supuse que, pogsi
tratarse de apuntes para la realizagig
ensayo poético, observandolos 4
conclui_por convencerme de |
relato. De una vida que tran
mas 0 menos. No excluyo
sia para hacer mas atraye
tarla, (|
n primavera. Ele
J pa extasiaba conter
‘dB ganta Maria y q
cia.
sa. pers
trozo. ey
lo que &
iti | He, su infancia
18 jubilo-
espadafia los sonidé
\la arca-
sas. Volteos que, auna
buceria, formaban un eco
monacal y guerrero. Y subia
madre con frecuencia, la historia de! pastor
Paracuellas, sencilla y maravillosa, aureolada de
tonos portentosos.
UQué de extrafio seria que, consciente del
plécido recuerdo, participara activamente en los
festojos anuales? Luego, reproduciéndolos en la
memoria, le servian de fuerte acicate que esti-
Mulaba su deseo. Y fueron otras fiestas las que
Kesler, Estaba-ttey —
ja la verde gata. oe
be salian de ia
de modo notable quedaron fijas también en su
corazén. ;Cémo las recordaria siempre! Habla
estrenado el arcabuz y una de las veces, pre-
parado en medio de la calle para disparario,
una muchacha hizo ademan de cruzar por de-
lante. Querfa pasar a la acera de enfrente. El
59 retuvo al punto, en el momento precio, y
agradablemente recogié la sonrisa de ella, agra~
decida por el gesto galante. Y not6 que todo
adquiria de pronto en sus sentidos una nueva
apreciacién con el descubrimiento de! amor es-
perado. Ella ge agraciada presencia, tenia 12
ie a
aiin estas fechas de septiembre,
jas para on adelante, como simbo'
lor preferido y magico tesoro. Des-
1a y sigue de otras fiestas dejése
3
(80 tuviera ni siquiera un hijo para trans:
entusiasmo que sentia por las tradi-
tUaba en los Episodios en ei papel de Al
wzor. Y lo vivia tan por entero, hacia tan real
'S cosas en el porche sobre
ferse durante la proces'én,
tas de la casa, o Si pas:
fensado largo tiem:
tido de moro y a
bendita de
en un rin
Algin anticuario,
ticién insblita. Le tar
Gigtada de tristeza, Quira
B. MedinaCAUDETE