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ETICA DEL DEPORTE: EL FORMALISMO ETICO DEL WARREN. P. FRALEIGH, NOTAS CRITICAS. Raiil Francisco Sebastian Solanes Universidad de Valencia Raul Sebastian@uv.es 1. ANALES DE LA ETICA DEL DEPORTE CONTEMPORANEA! FORMALISMO STICO EN DEPORTE Gilles Lypovetsky dice respecto del deporte moder- ‘no que pese a ser colocado en el plano del juego y la alegr~ ia, no por ello se ha desarrollado sin objetivo explicito de formacién moral, El deportista no aprende un deber fasti- dioso, sino que con el deporte de competicién aprende va- Jor, lealtad y superacién'. No debe extrafiamos que Platén dijera en el Sofista que un hombre libre no puede aprender nada obligindole como si fuera un esclavo pues fo que se aprende a la fuerza no dura en conseeuencia los mifios de- bertin aprender jugando*. Esto explica como en el panora- ma filos6fico contemporéneo la ética muestra su interés por el deporte como uno de sus iltimos retos aplicados y debe aplicarse a le practica del deporte de competicién. El 28 de diciembre de 1972 la American Philosop- hical Association de Boston funda la Philosophic Society for the Study of Sport (P3S8) con el principal respaldo y ¢s- fucczo de Warren P. Fraleigh de la State Universily of Brockfort y de Paul Weis de la Catholic University. A partir de 1999 la PSSS pasa a llamarse definitivamente como Jn- ternational Assaciation for Philosophy of Sport. Desde esta Asociacién se empezé publicar el Journal of the Philo- sophy of Sport que comienza con una publicacién anual desde 1974 y bianual desde al afio 2001. Desde entonces la tica del deporte se ha ido consotidando en el mundo académico y cada ver tiene ms peso en el panorama inter- nacional, Ello ha supuesto la aparicién de importantes co- !Liporesty, 0, BY vepivelo del dobor, Barcelona: Anagrams, 1994, p. 11% Saf 5366 RRR rrientes de ética del deporte como el Formalismo ético, el Internalismo, el Convencionalismo y otras, EI Formalismo es una de las corrientes més impor- tantes en el estudio de la ética del deporte dentro del ambito norteamericano siendo Warren. P. Fraleigh su principal re- presentante que ha influido en la obra de filésofos posterio- res en el ammbito norteamericano especialmente en R. Scott Kreichmar® o Cesar. R, Torres". ‘Una de as primeras obras de Fraleigh es Right ac tions in sport: Ethics for contestams publicada en 1984 Debemos a Fraleigh la publicacidn de importantes trabajos seminales que merecen ser destacados, como": “The philos- ophy society for the study of sport 1972-1983" y también “An examination of relatinships of inherent, intrinsic, in- strumental and contributive values of the good sports con- test”, Merecen atencién otros trabajos de fondo picnso en’: “Performance-enhancing drugs in sport: The ethical issue", “The sport contest and values priorities”, “Different eduea- tional purposes: Different sport values”, “Codes of ethics: Functions, form and structure, problems and possibilities", “Fair Play in Sport: A Moral Norm System” y especial= > Ketchmar, S. “The strange supremacy of knowledge in spor from the eral point of view: A respoase to Fraleigi”, Juma? of he Philasophy of Spor. XM, 1986, pp. 79-88 Krechmar,§. Practica phalaraphy of sport and psi ‘etsy (2nd o.), Champaign, IL! Human Kinetic, 2003, "Torres, C. R. The Bloomsbury Companion 10 she Philosophy of Sport, New York: Bloomsbury Sport, 2014. * Frei, W. P. Rig Actions Sper: Ethics for contestants, Campaign TL Human Kinetics publishers, pp. 1984, SFraeigh, WP “The philesepiy sosity fr the study of sport 1972-198 tues ofthe wood sport cones”, Journal of he Phosophy oF Sport, X, 198, pp 52-60. * Fraeigh, W. P. “Performanceenbuncing drugs in spor: The ethic issue. Journal ofthe Philosophy of Sport, Xi 185, pp. 28-29; Fraleigh, W.P.*TRe Sport contest and values peiorites, Journal af ke Phlosnphy af Sport, XU, 1986, pp. 65-77, Frleigh, W. P, “Different educational purposes: Difteent Sport values", res, 42, 1990, pp. 77-92. Fraleigh, W. Pe “Codes of ethics: Furctions, frm and structure, problems and possiblities”, Quest 45, 993, p. 13.21, Fraleigh, W. 2. "Ear lay in Sport: A Moral Norm System, Jounal of ‘tw Pilasopy of Spart, XXX, 203, pp. 9496. 96 | mente el articulo “Intentional rules violations-One more vi- olations”, donde Fraleigh y Simon inician un acalorado dew bate en tomo a la legitimacién ética 0 no, de las faltas estratégicas en departe®. 2. EL DEPORTE DESDE LAS REGLAS CONSTITUTIVAS: Wa. RREN, P. FRALEIGH. Una de las principales aportaciones tedricas que de- bemos al Formalismo ético de Fraleigh es su definicion de las “reglas constitutivas del deporte”, que han sido estable- ‘cidas a lo largo de la historia por los expertos en el mbito deportivo y de donde se sigue su “tesis de la incompatibili_ ded”, Dado que la nocién de reglas va a constituir un pun- {0 central en Ia propuesta elaborada por Fraleigh, conviene exponer qué entendemos por regia y en qué sentido se va a relerir @ éstas nuestro autor. Para aproximamos a los prest- uestos tedricos de Fraleigh, debo referinne a un texto de John Rawls titulade “Dos conceptos de regias”, publicado en Teorias sobre la ética ditigido por Philippa Foot’. En es- {a obra seminal, Rawls se propone esclarecer la importancia Que tiene distinguir entre justificar la prictica, entendiendo por préctica una especie de teenicismo que significa cual. uier forma de actividad especificada por un sistema de re- glas, de una accidn particular que cae dentro de ella”, Para llevar a cabo su propdsito Rawls distingue en- tre dos concepios diferentes de reglas. Fl primer concepto Jo denomina “mira sumaria” y es el que considera Ins regles Suponiendo que cada persona decide que ha de hacer en los casos particulares aplicando el principio utilitarista de ‘méxima utilidad para el mayor mimero de personas, Rawls supone ademas que las diferentes personas decidiran un ‘mismo caso particular de la misma manera, produciéndose {Furlelgh, W. P."incetinal rules volatons-One more violations" Journal of the Philosophy of Sport, XXX, pp 2003 pp 166-176. “Rawls, . "Dos conecpios de regs", en Font, P. Teoris sobre fa ética, Méxic sp: Drevin de FC, 1974, pp. 210-340, "Bip. 210, 7 reourrencias a otros casos similares. De esto se siguen 4 presupuestos: a) poseemos reglas porque hay ciertos casos Que tienden a recurrir y se resuelven més ficilmente dispo- nniendo de resoluciones pasadas en forma de reglas, b) las decisiones hechas sobre Ios casos particulates, son Iégica- ‘mente anteriores a Las reglas, ¢) toda persona tiene derecho a reconsiderar la correceién de una regia y a preguntasse si 5 conveniente © no seguirla en el easo particular, d) se su one que uno estima en qué porcentaje de casos se puede ‘confiar en una regla''. El segundo concepto de regla lo de- nomina Rawls como “concepcién de la préctica”; segim esté concepcidn las reglas son las que definen la préctica, Las prdcticas se instituyen por distintas razones, una de las ‘cuales es que si cada persona tuviera que decidir qué hacer ‘mirando caso por caso segin principios de méxima utilidad se crearia una gran confusidn. Por este motivo a todo aquél que quiera participar en una prictica se le debe exigit cono- cer las reglas que la definen y que recurra a ellas para co- rregit el comportamiento de quienes se relacionan con ellas. De este modo se hace esencial que las reglas se conozcan piblicamente, pues son las reglas de, una practica las que definen los oficios, jugadas y ofensas™”. La novién de reglas constitutivas de le prictica de portiva que vamos a encontrar en la propuesta de ética del deporte elaborada por Fraleigh, se corresponde al segundo cconceplo de regla que destaca Rawis, es decir, al concepto de regla como “concopcién de la prictica”. Fraleigh entien- de que las regles constitutivas de un deporte son las regula- clones que hacen posible un determinado deporte, es decir, soft las que definen la naturaleza de dicho deporte y las que cespecifican con antelacion una zona especial a la que el propio Fralcigh acuerda en llamar zona de consisiencia'’ En Fraleigh las reglas constitutivas son anteriores a los casos particulares y al principio wilitarista de la maxima ulilidad, siendo esto lo que definiria el fair play en el For- malismo ético. De modo que se hace fundamental que cada * dei, pp 23098, id p28. Fraley W.P. Righ actions mort, p76. 98 patticipante deba comprometerse a cumplir lo establecido por las reglas constitutivas desarrollando su accién dentro de la “zona de consistencia” y evitando todo tipo de tram- pas pues vulnerarian la propia definicién del deporte. La razén de peso para asumnit estos presupuestos es una razén ‘moral que se erige en la mejor razén'*, pues en palabras David y Righards, las reglas son para ef bien de cada uno igualmente'*, De modo que en Fraleigh las reglas constitu- tivas se convierten también en reglas morales y en Ia base de toda su propuesta de ética del deporte 3, EL USO ESTRATEGICO DE LAS REGLAS DESDE 81. FORMA. LISMO ETICO DE FRALEIGH En esta secei6n voy a exponer con mayor detalle la postura de Fraleigh frente al uso estratégico de fultas en de- porte, mostrando la controversia que mantiene el autor de Right actions in sport con Robert Louis Simon y que se ma- terializa en un importante y enriquecedor intercambio de articulos aparecidos en el Journal of the Philosophy of ‘Sport a principios del siglo XX1. Fraleigh climina cualquier posibilidad de legit dad de faltas estratépicas en el deporte por tres razones: 1) En primer lugar, porque todos los participantes deben po- nerse de acuerdo en este punto, pues esta la posibilidad de que al utilizar esta violacién estratégica de las normas, cualquiera de ellos pueda resultar gravemente herido, 2) En segundo lugar, porque cualquier competicién deportiva que tenga como objetivo o contemple la posibilidiad de cometer algin tipo de falta estcatégica no puede ser una competicién deportiva, sino un tipo de guerra. 3) En iltimo lugar, debido al principio general de no maleficencia, que es aplicable a todos Jos seres humanos en todas las situaciones de la vida ineluido el deporte. Por ello una lesién aunque sea con fines 164.2011 ‘David, A & Richards, A. Theory of Reason for Action, Oxford: Oxford Uni vesity Press, 1971, p26 estratégicos atentaria contra el principio de no maleficencia siendo del todo reprobable’®. Fraleigh se opone desde el principio a la violacién intencional de las reglas constitutivas con fines estratégicos para obtener una yentaja a favor del infractor, haciendo hhincapié on que este tipo de actos deben de ser debidamente sancionados, pues siguen siendo violaciones intencionales de reglas constitutivas del deporte y por tanto un tipo de ac- cién que vulnera la naturaleza misina de éste El uso de faltas estratégicas es muy ftecuente en de- portes como muestra el caso significativo del baloncesto. Fraleigh recurre a lo establecido por los érganos o institu- ciones deportivas encargadas de legislar In reglamentacién de Ia prictica deportiva en EEUU. Rescata el argumento de la Naifonal Collegiate Atlethic Association de EEUU desde donde se manifesté de forma oficial que todos los jugadores de baloncesto deben realizar la misma prueba deportiva, 1o ‘que implica fijar unas reglas estables que todas los jugado- res deberdn cumplir excluyendo la utilizacion de faltas es- tratégicas, para obtener una ventaja ilicita Segin Fraleigh, este tipo de medidas vendria a ex- plicar por qué las propias reglas constitutivas contienen y contemplan prohibiciones de acciones contrarias a lo esté- blecido por ellas, identificéndolas como ilegales ¢ inapro- piadas y cuyo empleo queda fuera de la “zona de consisten- cia”. Este tipo de prohibiciones que contemplan las reglas constitutivas de cualquier modalidad deportiva, son de dos clases: a) Hay acciones que estén prohibidas desde el prin- cipio en cualquier tipo de deporte. Por ejemplo, en el ba- loncesto se prohibe correr en posesién del balén sin antes, botarlo, mientras que en el fitbol se establece de entrada que est prohibido tocar el balén con la mano. b) Hay algu- ‘nas nuevas aceiones que los participantes no pueden utilizar porque quedan fuera de la “zona de consistencia” del depor- te que esta practicando, pues se entiende que este tipo de acciones suponen un peligro tanto para las reglas constituti- vas, que actian en calidad de reglas eseritas, como para el "rot. 74 100 EERE espiritu de las reglas de ese deporte. Creo que Fraleigh ol- vida la posibilidad de la excepcién de la regla, entendida en términos de Rawls como una cualificacién o' una especifi- cacion ulterior de la regia” La tajante conclusién de Fraleigh es que todo aquél que cometa este tipo de faltas estratégicas, como las que persiguen que se produzea el “foul” en él caso del balonces- fo, no esti en condiciones de prociamarse ganador de la competicién deportiva y por tanto més que ser recompensa~ dos tendrian que ser dcbidamente sancionados. Fraleigh re- chaza desde el principio la posibilidad de aceptar ta pro- puesta de Simon de aceptar cierto uso de faltas estratégicas ‘como éticamente aceptables. Obviamente Fraleigh se muestra cn desacuerdo con Ja opinién que mantiene Simon respecto del uso legitimo de las faltas estratégicas en el deporte expnestas en si libro de 1991 Fair play: Spari, values and society’, Fraleigh escri- be un articulo de replica a Simon que titula “Intentional ru- les violations-One more violations", desde donde va a ar- gumentar en contra de éste tiltimo ”, Para establecer wna critica bien construida Fraleigh te de la distincién que establece Cesar Torres entre habi- lidades constiturivas y habilidades restaurativas en el de- porte". Las habilidades constitutivas vendrian a ser las que definen el cardcier y la forma del juego. Se trata de las habi- Jidades que los jugadores que practiean un deporte deben utilizar para mostrar su superioridad e intentar obtener la vietoria. Son las que vienen prescritas por la reglamenta~ ‘én que constituye el deporte 0, on palabras de Torres, ser~ {an las aptitudes constitutivas que dan soluciones a los pro- blemas del juego en su propio derecho” Mientras que las "” Rawls, J."Dos concepton de relas,p, 240 "Simon, R. L. Fatr Play: Sport Values & Socery, USA: Westview Pras, 1991 "raleigh, W. P.“Iotentional rales vilations-One more violations, Journ or the philosophy of Spar, 30,2005, np. 65-176 ‘Toes, C.R. “What counts as apart of game? A look a skill”, Journal of he Philosophy of Spor! 27, 200, pp. 81-32. "itd pS. habilidades restaurativas serian aquellas encargadas de res- taurar el curso normal del deporte cuando éste se ha visto alterado por una violacién de las reglas constitutivas. Las habitidades restaurativas en ‘ltima instancia son las encar- ‘gadas de volver a poner el juego en marcha cuando éste se hha visto interrumpido por la violacién de alguna regla constitutiva. En el caso concreto del baloncesto, que es donde mejor se puede apreciar la utilizagion de este tipo de faltas estratégicas, el “foul” o tiro libre™, seria segin Fra- leigh una forma de habilidad restaurativa, ya que en el fon- do esté haciendo que el juego vuelva a su curso normal cuando se ha visto internimpido por una agresién o viola- cién de las reglas. De modo que para Fraleigh y Torres, una falta cstratégica, no puede ser considerada como una habili- dad constitutive, mas bien si el deporie se entiende como uuna préctica soctalmente establecida con un sistema de re- glas, entonces, las faltas estratégicas se revelan como in- adecuadas”, 4, EL PROBLEMA ETICO DE LA VIOLACION INTENCIONAL DE LAS REGLAS CONSTITUTIVAS DEL DEPORTE Hablar de violacién de las reglas constitutivas nos remite al uso de trampas en Iz competicién deportiva. | Ginnther Lischen define trampa como fa accion a través de Ja cual las condiciones convenidas explicita o implictta- mente se cambian a favor de una parte’. Pensemos por ejemplo en las siguientes cuestiones que nos surgen al en- frentamos al problema del uso de trampas en el deporte, aseria inaceptable (en el caso del fitbol} fingir un daiio para que se conceda un penalti o ganar un tiempo muerto no re- glamentario si el jugador lo hace de forma consciente? , Seria aceptaba la utilizacién de una falta estratégica (en el caso del baloneesto) que propicié un “foul” en compensa- ci6n hacia el equipo ofendido con la intencién de que falle 2 foul tio one eonasto on dos srs ies que e coneadan a equip feds cuando a equipo ofeasor eomete ura fa conua te 2 Tones, CR. "What counts part of eanc® A lok asi, pp, 85-86, Lusehen,G. "Cheating in spor, Lander, D. (Ed), Socal preblers in ae ses Utbana University Of Minos Pres, 1976.67 tor ee los dos tiros reglamentarios y que el curso de Ia competi cidn cambie a favor del equipo ofensor? Estas son algunas de las cuestiones précticas a las que una ética aplicada al deporte, siendo consciente que cada deporte tiene su propia reglamentacién y que se hace necesario una ética aplicada con pretensién de universalidad, a modo de minimos éticos que sirva para cada deporte de competicién en cuestidn. No sélo Lilschen, sino también otros muchos auto- ses han oftecide una definicién de Io que llamamos trampa Por ejemplo Pearson define trampa cémo un engaio de de- finicion, es decis, fnacer trampas en el deporte equivale aceptar de entrada la realizacién de una actividad distinta a la que se prescribe en el contrato Licito que los deportisias han asumido al participar en una competicién deportiva””. Tamburrini considera que una trampa es la violacién de las normas escritas del juego con Ta intencién de obtener una venigja ilfeita para sf mismo © para su equipo frente a su ‘oponente en el juego”. Loland ve las trampas como un re- ‘curso que se realiza para ganar una ventaja violando las re~ gles étieas bisicas, sin ser descubierto y sin ser considerado responsable“’. Robert L, Simon define trampa como el en- gallo que més se identifica con la violacién intencional de tn sistema piblico de normas con el fin de garantizar para si mismo (es decir para el que comete la trampa), los obje- tivos propios del deporte”. Nos inclinamos en este articulo por la definicién de trampa que ofrece Fraleigh que entiende por trampa tna vviolacién intencional de las reglas constitutivas de la pricti- cca del deporte con la pretensién de obtener una vent ili- cita para si mismo o para su equipo, escapando a la pena 0 sancion estipuladas para tales easos y que un deportista rea- ° Person, KM. “Deception. Sportsmanship and ethics", Morgan W. & Meier, KY. (Eis). Phiosyphic Ingnin” in Sport, Champogs” IL Haman Kinetes, 1985, 18, % Tamburini, CM. The Hand of God? Essay inthe Philosophy af Sport, (Goteborg, Sweden: Acta Universitatis Gothotanpensi 2000, p. 13 ys * Latan, 8. Fairplay in sparta moral norm system, London and New York Routledge, 2002,p. 13. 2 Simon, RL. Fair Play: The Ethos of Sport, USA: Westview Press, 2004, p 2. liza siendo consciente de que esta violando dicha regla”. Fraleigh concibe que le definicién de tramps como clave para estipular lo que es una violacin intencional de las ro- elas constitutivas en el deporte y propicia que aquel infrac- (or que las realizs no esté en condiciones de ganar la com- peticién porque su actuacion es incompatible con el deporte que prictica™’, Fraleigh entiende que hay dos razones im- Portantes que hacen inaceptables Ia utilizacién de trampas en el depoite y que constituyen el niicleo de su resis de ta incompatibilidad": 1) Por un lado, habria una razén de caricter légico (quizés mas bien etimoldgico) que dice que una trampa niega el acuerdo o contrato ticito al que los pat- ticipantes en una competicién deportiva se han comprome- tido @ asumir cumpliendo las reglas constitutivas del depor- te en cuestién que practiquen. 2) Por otro lado, existe una razén de carécter moral pues la utilizaeién de trampas su- pone una explotacidn de los deportistas que compiten con ‘buena fe, es decir, sin la intencida previa de cometer ningu- na tramps, cifténdose a lo establecida por las reglas consti- | tutivas del deporte y ditigiendo su accién dentro de la zona de consistencia. Pese a la aparente fuerza de dicha tesis, ésla se muestra como débil pues eae ex una forma de reduc” cionismo moral, al acotar el dmbito de accion de las reglas constitutivas y olvidar otras posibles excepciones de las ismas, Para consolidar su postura Fraleigh se respalda en los argumentos de Morgen que sostiene varias razones para no aceptat la violacién intencional de las reglas constituti- vas en el deporte, incluido el uso de las faltas estratégicas como por ejemplo el “foul” o tiro libre en el buloncesto™. Seyi Morgan esto se debe en primer lugar, a que la ética tiene la facultad de determinar lo que es el uso legitimo del Jnego y en segundo lugar, porque la ética tiene derecho a la Justificacién de Ia normativa social de cada deporte, que es Fralegh, WP. Right actions in sport p.72 P Raleigh W.P.“etetonal rls volations-One moe violations" 211 2 fbi p2 ® Morgan, W. J."The logical incompatibility Thesis and rules: A reconsdern sion of foals an acount of games”, Morgan, W. J. & Meer, KV. Phi- losophc inquiry in sport, Chanpa ga (UL): Human Kine 993, p. 5? 04 EE | 1 resultado de copvenios sociales existentes y que tienen que ser respetados”. Sin embargo, se puede hacer una obje- cién a la postura de Morgan pues como sefiala Adela Corti- na la ética, @ diferencia de la moral, tiene que ocuparse de To moral en su especificidad sin limitarse a una moral de- terminada. Por este motivo el objeto de la ética debe recaer en Ia forma no en el contenido”, En este sentido no veo adccuada la caracterizacién de ética que hace Morgan y que asume Fraleigh, no veo conveniente que sea Ia étiea quien se encargue de justificar la normativa de cada deporte, pues estaria asumiendo el papel de la moral que es Ia que tiene que dar contenido. La funcidn del quehacer ético consiste, como sostiene Cortina, en acoger el mundo moral en su es- pecificidad, en nuestro caso aplicado a la especificidad de | competicién deportiva, para dar de forma reflexiva razén de el®, Fraleigh establece una triple caracterizacién de lo gue seria la yiolacién intencional de las reglas constitutivas del deporte”: 1) El primer tipo es el caso de hacer tropezar a otro jugador, golpearle...eic. Dentro de este primer tipo de violacion intencional se distinguirian tres subcategorias. La primera subeategoria seria una accién violenta delibera- dda con la inteneién de herir al oponente, bien sea para que ‘no pueda continuar, 0 para reducir su eficacia. La segunda subeategoria incluiria la zancadilla, que suele utilizarse cuando ves que tu oponente se dirige hacia un objetivo se- guro en donde va a anotarse un punto a su favor. La tercera subcategoria seria cuando de forma deliberada se realizan empujones 0 se toca a un jugador para incurrir en una falta, lo que brindaré al equipo que la comete la oportunidad de haverse con el balén, es decir, de hacer que cambie el rum- bo del partido a su favor, aungue las posibilidades fueran escasas. Fraleigh pone como ejemplo el caso de un jugador de baloncesto que comete una falta cuando queda un minu- to para terminar el partido y que se produzea un “foul” o ti phi, p38 % Cortina, A. Ec minima. Maid: Tecnos, 2001, p. 30 * Did 9. 22 ° Fakigh, W. P, Right aeionsimaport p73. 10 libre, deteniendo el reloj con la remota posibilidad que sus oponentes fallen los dos tiros libre que segun el regla- ‘mento tienen a su favor en tanto que equipo ofendido, y asi poder hacerse con el control del balén. 2) El segundo tipo tiene que ver con las faltas personales que se hacen con el propésito de lograr una inalcanzable ventaja téctica. Aqui estarian incluidas las faltas estratégicas, Fraleigh pone co- ‘mo ejemplo el caso del jugador de filtbol profesional que Janza ¢} balén hacia delante haciendo un pase fucra de los limites del juego con lo que el arbitto detiene el reloj y puede haceise tna sustitucisn que favorezca al infractor y en Giltima instancia a su equipo". 3) La tercera forma es el caso de una demora intencionada en el transcurso de una competicién deportiva por parte del lider del equipo con el fin de limitar las posibilidades de los oponentes en el resul- tado. Un ejemplo que podria ilustramos scria el caso en el que un jugador de baloncesto cuyo equipo tiene ventaja con respecto a su oponente acaba utilizando los wltimos cinco minutos del partido para retener el balén en su posesién mds del tiempo establecido. En muchas ocasiones la violacién intencional de las replas constitutivas tiene que ver con ventajas Licticas 0 es- tratégicas, aunque también se producen cuando un jugador Viola deliberadamente una regla esperando que no se detec te le violacién y escapar a In pena. La respuesta que da Fra- leigh es inequivoca, si en una competicién deportiva uno de sus participantes viola, bien intencionadamente o de forma 10 intencionada incluido por cuestiones estratégicas, una de Jas reglas constitutivas del deporte en cuestion que esté practicando y que definen la naturaleza de éste, entonces Ia competicion deportiva ha sido destruida por las siguientes razones: 1) Las reglas de un deporte son las que definen la naruraleza misma del deporte. Por tanto, si en el transcurso del deporte un competidor rompe deliberadamente con las reglas de éste, habra vulnerado su naturaleza y ya no estar practicando este deporte sino otro, en consecuencia estard Be lo aue en Lenguaje frbolistio se conoce con e nombre de “fra de jue Flees, WP. Ree actons inno, p72 106 incapacitado para competir y ganar el encuentro. Competir, ‘anar o perder en el deporte de alta competicién sélo se en” liende desde el respeto a las reglas constitutivas del deporte, pues son éstas las que definen la naturaleza misma de cual- quier tipo de deporte, Por ello cualquier participante que Cometa una trampa destruye cl fiundamento mismo de ese deporte, ¢s decir, 1o que le define que son sus reglas y ya no eslé en condiciones de competit, ni mucho menos de ganar. Para consolidar este argumento Fraleigh” recurre a una cita sacade del libro de Pearson Deception, Sportsmanship, and Ethics donde dice que las regias de un deporte son la defi- niciOn de éste y que si un competidor comete una trampa, rompe deliberadamente las reglas del juego". Por ello afir- ma tajantemente Pearson que la violacién deliberada de una regla constitutiva del deporte supone la desiruccién del marco vital del acuerdo que hace posible el deporte: des- toys, the vital fraude of agreement which makes sports po- sible''. 2) Pero la novedad del pensamiento de Fraleigh consiste en afirmar que cualquier tipo de trampas es una violacién intencional que niega el acuerdo técito que cual- quier participante ha asumido y se ha comprometido a cumplir. Cuando un participante decide competir esti asu- miendo dicho acuerdo a través del cual se compromete a respetar lo establecido por las reglas constitutivas del de- porte y 2 desarrollar sus habilidades dentro de la zona de consisteneia que viene marcada por las mismas reglas. Por cllo una trampa constituye la negacion de esta promesa y de su compromiso a cumplir con este acuerdo, con el fin de aumentar fa posibilidad de alcanzar la victoria buscando una ventaja ilicita con Ia pretensidn de no ser deseubierto y sancionado, explotando a los que compiten de buena fe, es ecir, a aquellos que si compitea conforme al “acuerdo tici- 10” y las reglas constitutivas que este implica Fraleigh no se percata de que la violaci6n de la re- glas de un deporte puede producirse de diversos modos, es- ® Frakigh, W.P. Right ations port, p74 “ Pearson. M. “Deception, Sparsmanshir, and Ethics’, on Morgan W, & Meies, KV (Fas) Phulosophe Inquiry Sport. 1995, p. 117 Smid 118 © ralelgh, W.P. Right actions inspart, p73. tos modos han sido ingicados por Karl-Otto Apel en una obra seminal de 1986": Por el desconocimiento de las mismas por parte de aquellos que participan en la eompeti- cién deportiva, bien por el conocimiento de ésias pero de forma inconsciente y por tiltimo por un claro propésito de violarlas. En los dos primeros casos no se estaria obrando de forma contraria a la ética pues en el primero se habria obrado por ignorancia, por desconocimieato de las reglas mientras que en el segundo se hebria obrado de forma for- tuita, Pero en el tercer caso, si habriamos obrado de forma contraria a la ética pues se conocia lo prescrito por las re- slas del deporte y aun asf se habria violado {a regla de for- ‘ma intencional. EL principal problema de Fraleigh es que no sabe diferenciar bien entre estos tipos de violacién de reglas, pa- ra acabar englobandolas dentro de la misma caracteriza- cién, sin percatarse de las miiltiples diferencias que tienen los diversos tipos de violacién de reglas que, obviamente, no parten de las mismas intenciones © motivaciones**. Si guiendo a Cortina pienso que los hombres, y tanto més cuanto més etiticos sean, cuando se preguntan por el “por gus”, en el caso de Fralcigh el “por qué” de las reglas cons- titutivas y en el “por qué” de la no violacién de las mismas, ‘no pueden hallar una respuesta dogmatica y a la ver sim” plisia que diga “porque sf”, que diga porque es Idgica y mo- talmente incompatible con el acuerdo técito que han asumi- do Jos participantes de! deporte a la hora de competir™”. Ta labor de un filésofo moral no puede ser la de prescribir y disigir correctamente la conducta, pues para esa tarea estin 1 Jos moralistas y las religiones” © Apel, K.O. “Die ctische Bedeutung dex Sporis in der Sicht since nivesaistschen Dissursethie™ on Dishars und Verawtvoriung, Franefon del ‘Meno: Subrkamp, 1986, pp. 217246, 2 Cocina, A. Enc minim, p32. & tid, p78. “Ibid pp 4 y 64 108 —— 5. LA RESPUESTA DE SIMON A FRALEIGH Simon ofrece una réplica a Fraleigh en su articulo ti tulado “The ethics of strategic fouling: A reply to Fraleigh” En él se puede apreciar emo Simon lanza una respuesta con earicter de réplica a las acusaciones que Fraleigh le habla dirigido en otra ocasién, por defender cierto uso de falias estratégicas como algo que esta dentxo de lo ética- mente aceptable"’. La respuesta de Simon a Fraleigh se centraré en tres aspectos; el primero es la distincién entre las habllidades constituivas y las habilidades restaurarivas, que como ya hemos indicado Fraleigh la tomaba de Torres. El segundo consiste en introducir la distineiGn entre dos tipos de faltas, estratégicas, y en tercer lugar defender que uno de ellos (la Justa estrategia) sf puede ser considerado como dentro de lo ticamente aceplable. Primero, en lo referente @ la distin- ién entre habilidades constitutivas y restaurativas de To- res y que hace suya Fraleigh, entiende Simon que puede haverse una reclamacién a la hora de entender la funcion de estas supuestas habitidades restaurativas. Puede darse la posibilidad de que un deportista en el transcurso de una Competicién, cometa un fallo en el disparo de un baldn sin querer, 0 viole de forma no intencional una regla constituti- va del deporte, Es evidente que en el primer caso el depor- tista no ha tenido la intencionalidad de romper con dicha regla en cuestidn, Por esta razén su eomportamiento no tie- ‘ne por qué ser contrario al modo de obrar ético™*. Del mis- mo modo pucden darse situaciones en que el uso de las fal- tas estratégicas esté justificada y en consecuencia no estar necesariamente refido con la ética. La distincién de Torres entre estos dos tipos de habilidades, resulta innecesaria 4 Simon, RL. "The Eties of strategic fouling epy o raleigh” p, 87-95. No olvido al respect Ia matizeign que hice Kart Oto Apel sore les tes formas en que pucden irasgredise las rales del depoce. El pine es por es conocimient de las misma, el suo por si conocimienta peo de fora in consciente y el erexo deforma intencionada y previamete deliberada. Segin ‘Apel as ds peiveras no est refido com el niodo de obra io, mientras que 5! tereercigo si estariamns fucra de los mézyenes dela ia y por exo ela linea violacin que debe ser eicarentesaacionada. Ape, K.. Diss wd Yevanwortang pp. 217-246 puesto que cuando introducimos una penalizaciéa o una sancién, no es que estamos utilizando otzo tipo de habilida- des distintas a las constitutivas para restablecer el orden y el curso normal de la competicion eportiva, sino que ese tipo de habilidades estén dentro de lo que constituye el mismo deporte, son en consecuencia habilidades constitutivas y no restaurativas con lo cual esta distinciéa resulta ociosa é in- necesaria. Segundo, Simon va a introducir la distinci6n en- tre dos tipos de faltas estratégicas, unas son normales y de- ben ser sancionadas -que no penalizadas- y otras son las {que él mismo llama esirategia Juiciosa 0 juiciosa estrategia que estén dentro de lo éticamente aceptado y que pueden hacer que el resultado final de un encuentro deportive cam- bie inesperadamente aumentando la emocin del encuentro, El deporte modemo permite una emocién liberadora, tanto para sus participantes como para los asistentes, donde el riesgo de resultar dafiado se reduce el minimo, io que evi- dencia una reduccién de los niveles de violencia fisica en las competiciones deportivas y un aumento del proceso de civiligacién social, como sefalan Norbert Elias y Eric Dun- ning™. Para Simon no todas las faltas estratégicas entran en el mismo saco ¥ no todo uso de faltas estratégioas debe considerarse como un tipo de violacién intencional y estar fucra de lo éticamente establecido, De este modo Simon se distancia de Fraleigh y de Loland para quien lo ideal es re- ducir al minimo el nimero de violaciones de una regla aceptada™, Tercero, Simon va a argumentar a favor de un uso de faltas estratégicas a las que denomina estrategias Juiciosas, que entran dentro de lo éticamente aceptable y que proporcionan un estado de emocién y sozpresa al en- ‘euentro deportivo, necesaria para que los participants y es- pectadores acaben satisfechos. Debemos tener on cuenta la pluralidad de contextos que surgen en el transcurso de la competicién deportiva y que exige la aplicacidn de la jut ciosa estrategia como iiltima salida posible, pues en casos limites se hace muy dificil la aplicacion de las reglas consti Elia, Nz During, E, Deporte» oct en las proceras ce ivilizaidn, Mae ahd, FCB, 1992, pp. 168 ys, 3 Loland,§. Pal Play in spore A moral worm systan, London & New York urledge, 2003.9 0 ‘utivas, como seflalaba Rawls". Simon considera que el uso de una falia estratégica puede ser considerade como una juiciosa estvategia y que esté dentro de lo éticamente acep- table, siempre que Se den tres requisitos. El primer requisito consiste en aceptar que es razonable pensar que un equipo rival es mas o menos equiparable al nuestro en habilidades constitutivas. En segundo luger, el equipo que utilice las feltas estratégicas, lo hace porque sabe que no tiene otra al- temativa basada en las habilidades consttutivas de poder ganar a su rival, es decir, Io hace como el tltimo recurso posible. En tercer lugar, la pena debera proporgionar una ‘Compensacién razonable para el equipo ofendido’ Para saber interpretar contextualmente en qué casos debe emplearse esta juiciosa estrategia debe tenerse cn cuenta Ja virtud de la prudencia o frénesis, y al frénimos u hombre virtuoso debe set concebido como la personifica- cidn de la frénesis en cl caso particular, tal y como aclara acertadamente Michelakis siguiendo los presupuestos de la moral aristotélica®, La frnesis nos ayuda a comprender el papel de la juiciosa estrategia en el marco de la propuesta de ética de Simon bien sea en un deporte de competicién individual o en uno colective como parte integrante de un equipo, ya que capacita a su poseedor para reunir conjuntos de particulares bajo conceptos universales; lo cual no se Consigue por un mero cumplimiento de reglas, con lo que la ostura de Fraleigh quedaria desestimada ya que él lo redu- ce todo a la mera observancia de las reglas constitutivus que son nevesarias, pero no suficientes dentro de lo éticamente aceplable en deporte. La frénesis es 1a encargada de hacer que el agente sepa cémo, cuando, donde aplicar las reglas en los casos concretos, bien sea como competidor indivi- dual o como parte integrante de un equipo, donde no pierde su condieién de persona y agente moral. A pesar de que la propuesta de Simon es sostenible ¥ no peca de ingenua conviene hacer alguna matizacién, ya laws, J. “Dos concspioe de ress". Pag. 242 & Simon, RL. "The Fihics of state fouling: reply to Frleigh’. Pig 225, © Michelakis, B. Arse’ theory of practic! Principles, Atenas: Clesiounis Press, 1961, p 7. que e] uso de faltas esttatégicas supone un campo pro- Blemético y pueda dar pié a confusion. Me parece oportuno acoger [a idea de Cortina segrin la cual en bioética y deporte Jos problemas de aplicacién no son sélo problemas de estra- tegia, sino de orientacién de Ia acein, aunque también es cierto que existen casos en donde las estralegias son necesa- rias. Lo esencial en este tipo de casos es, como sefala Cor- tina, descubrir las maximas por las que han de otientarse en esa determinada esfera o mejor dicho el contexto, viendo que valores deben encarnarse y de las virtudes que conviene | apropiarse ConcLusion Pienso que la definicidn de In prictica deportiva da- da por Fraleigh a partir de las reglas constitutivas reduce la ética del deporte al mero cumplimiento de lo que establecen las reglas. Esto puede conducirnos a un dogmatisino o a una postura objetivista donde son los expertos de Ia sociedad quienes deciden lo que es adecuado 0 no y donde puede producirse un desfase entre lo que los expertos consideran ‘opornuno y lo que experimentan los no-expertos, La vision de Fraleigh sobre la violacién de las realas y su incompati- bilidad, en términos Iégicos y morales, con el fair play re- sulta incompleta pues no se percata en que existen varias formas de violacién de les teglas, al menos tres, por desco- nocimiento de éstas, por desconocimiento pero sin la previa intenciéa de hacerlo (por error) y con la previa intencién, siendo esta dltima la tnica que si debe de ser considerada como éticamente inaceptable. Ademés la étiea debe tener como misidn Ia forma de la moral, no la de dar prescripcio- nes y contenidos que es competencia de los moralistas y las religiones, Fraleigh, como ya le critica Simon, no se percata de la posibilidad de las “reglas de cambio”, es decir, en que ese a que las reglas de un deporte son establecidas por los expertos que integran cl COT lo cierto es que debido al di- namismo de la practica del deporte y de nuestras socieds- des, se debe estar abierto al cambio, a Ja posibilidad de que * Conia, A. istcu conde, Madrid: Tears, 2010, p45 nz ed el COL decica cambier 0 matizar algunas de las reglas que definen a un deporte, En relacién al uso de faltas estratégicas que hace Fraleigh considero que se debe contar con la posibilidad de la “excepcién de la regla” y de que existan ciertos casos limitrofes donde sea dificil ver qué concepcién de regla aplicar. Creo que el uso dz faltas estratégicas debe ser pena lizado garantizando con una compensacién a la parte ofen- dida, pero no se debe hablar de una sancién. La jutciosa es- srategia propuesta por Simon puede ayudar a regular el uso de las falias estratégicas lo que bace innecesaria y ociosa la distincién entre habilidades eonstiuutivas y habilidades res- faurativas, pues las penalizaciones ¢ incluso las sanciones que se aplican por una infraccién son parte integrante y constitutiva de ese deporte, y por tanto no gozan de una na turaleza especial que las considere restaurativas, pues en todo caso serian constitutivas. Treinta aflos después de la publicacién de Right Actions in Sport: Buhics for Contes- Janis, e| pensamiento formalista de Fralcigh sigue suscitan. do un ambito de refiexidn filos6fica y ética que le hace un libro impreseindible para adentrarse en el fascinante mundo dea ética del deporte. Bretiograria: Apel, K.O. “Die ethische Bedeutung des Sports in der Sicht iner universalistischen Discursethik” en Diskurs und Verantwortung, Francfort del Meno: Suhckamp, 1986. pp. 217-246, Cortina, A. Justicia cordial, Madrid: Taurus. 2010. Etica minima, Madrid: Tecnos. 2001. David, A. & Richards, A. Theory of Reason for Action, Ox- ford: Oxford University Press, 1971. Elias, N; Dunning, E, Deporte y ocio en los procesos de ci- vilizactén, Madrid. FCE. 1992. Fraleigh, W. 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