Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Rogelio Frigerio
Presentación
El ciudadano que fue a hacer cola para comprar los viejos fusiles
o carabinas, las viejas lanzas, las monturas, los sables y las bayonetas
de nuestro viejo Ejército, debió reflexionar sobre este hecho.
La reflexión recae sobre las armas de la guerra, el elemento
material de la violencia. Durante las guerras de la Independencia y aun
después, por lo menos hasta la década de 1850, las armas se fabrican
en el país, son nuestras. Parece que la fuerza creadora de la lucha por
la Independencia despierta el genio de los nuevos argentinos. Pero a
medida que el factor externo se impone, languidece ese genio y se
recure al arsenal extranjero, se importan armas junto con los
ferrocarriles. Y los grandes importadores de armas abren sus negocios
en pleno centro de Buenos Aires, como las casas de los Señores
Lezama y Anarcasis Lanús, los cuales venden, naturalmente, armas
inglesas. La dependencia se acentúa, a medida que el factor externo
se apodera de sucesivos trozos de nuestra soberanía económica, y
luego ya no es la compra pura y simple de armas, sino el allanamiento
tácito a tales o cuales modelos con prescindencia de nuestras
modalidades y necesidades. Parecería lícito decir que en tales
condiciones estas armas ya no son las de la liberación, sino que
forman parte de un sistema de opresión: si detrás de la mercancía va
la bandera, detras de la bandera van las armas.
Pero allí donde hay un proceso de declinación hay en ciernes un
proceso de liberación. En el mismo período en que comenzamos a
recuperar el folklore, en la década del ’20, comenzamos a echar las
bases material-militares de una nueva autonomía; después, ya durante
la guerra, surge la Dirección de Fabricaciones Militares, que construye
las primeras fábricas de armas livianas en Puerto Borghi. Pero no es
suficiente: esta autonomía que se quiere recuperar necesita una base.
Recordemos: lo que antes fue “la cultura del cuero” hoy debe ser la
“cultura del acero”. Estoy hablando de la gran iniciativa del general
Savio que el presidente Frondizi retoma cuando establece la prioridad
de la siderurgia.
Quiero detenerme en este aspecto de nuestra cultura: el aspecto
material. Como economista, o bien estoy obligado a manejar
abstracciones, es decir, leyes económicas, o bien estoy habituado a
manejar hechos y cosas. Por eso, apenas salimos del campo de las
generalidades, al entrar en el campo de los hechos de la cultura, se
me aparecen de lleno los factores materiales. Supongo que entre los
hombres que cultiven esta disciplina no sonará extraña esta
afirmación, pues cuando se trata de culturas arcaicas y prehistóricas,
ellas son clasificadas y localizadas sobre la base de los instrumentos
materiales hallados en las excavaciones.
Guerrear, pues, supone instrumentos de guerra, como el trabajo
supone, rudimentarios o avanzados, instrumentos de trabajo.
6.-El alimento
7.- El comité
Una expresión típica de la vida de los argentinos es el comité
político. En sus orígenes, nuestros partidos son agrupaciones
accidentales, que actúan en épocas de elecciones y bajo la inspiración
personal de un jefe, de un caudillo. No tienen programas diferenciados
y hasta las denominaciones son caprichosas, sin relación alguna con
la orientación del grupo. La organización es vertical y jerárquica: del
jefe nacional, se desciende a los caudillos provinciales, a los de
parroquia, y a los punteros, que son activistas de barrio en contacto
directo con los puntos y con el electorado, encargado de transmitir las
órdenes de arriba y los reclamos y pedidos de abajo. El país tuvo
figuras muy famosas entre los caudillos provinciales y municipales:
Cantoni, Lencinas, Vidal, Ugarte, Barceló, Bidegain y tantos otros. Los
caudillos y el comité son las únicas formas que conoció nuestra
democracia originaria. Eran las células del civismo y reproducían la
sociedad patriarcal heredada de los españoles. Pero eran reductos
aislados, sin participación de las masas, actividad de profesionales de
la política. Los socialistas incorporan el primer comité-biblioteca y
centro de difusión doctrinaria, pero también limitado a minorías
dirigentes.
El peronismo hizo de la política una actividad de masas, aunque
tampoco esta actividad de canaliza en el comité, porque las llamadas
unidades básicas no logran atraer el concurso masivo de los
simpatizantes. El vehículo multitudinario del peronismo no fue el
comité, sino el sindicato obrero.
8.- La religión
10.- El ocio
11.- La Universidad
12.- Literatura
13.- La filosofía
15.- La plástica