2009 año Darwin.

Sociedad Española de Biología Evolutiva (SESBE)

Psicología evolucionista
Hugo Viciana1,2 y Antoni Gomila2
1
Departement d'études cognitives, Ecole normale supérieure, 29 rue d'Ulm, 75005, Paris, Francia
2
Grup d’Evolució i Cognició Humana. Unitat Associada al IFISC (CSIC-UIB) Campus Universitat de
les Illes Balears. 07122 Palma. Illes Balears, España

UNEDITED PROOF- FOR PERSONAL USE ONLY

Adaptación y Evolución, 150 años después del Origen de las Especies 1

2009 año Darwin. Sociedad Española de Biología Evolutiva (SESBE)
RESUMEN
En este artículo se presenta el alcance de la
psicología evolucionista 150 años después de la
publicación de El Origen de las especies y algunos
menos de La ascendencia del hombre y la selección
sexual (1871), y sobre todo de La expresión de las
emociones en el hombre y los animales (1872), obra
pionera en la historia de la psicología científica. A
partir de algunos malentendidos sobre qué no es la
psicología evolucionista se pasa revista a algunos de
sus logros, para acabar tomando como ejemplo
paradigmático el estudio de las emociones como
disposición evolucionada.
1. ANTECEDENTES
“Origin of man now proved.—Metaphysic must flourish.—He
who understands baboon would do more towards metaphysics than
Locke.”
—Charles Darwin, 1838: Notebook M
Aunque en El Origen de las especies
Darwin evita la cuestión de la evolución
humana, es indudable que su reflexión le había
llevado a considerarla mucho antes, como
atestigua la cita que encabeza esta sección -los
cuadernos M y N abundan en ilustraciones
parecidas, en particular sobre la evolución de
las capacidades mentales humanas. La
publicación en 1855 de los Principles of
Psychology de Spencer, imbuidos de un vago
transformismo lamarckiano, será, según el
propio Darwin reconocerá más tarde, fuente de
intuiciones y estímulo para plantear el tema
abiertamente. Ese esfuerzo culminará en 1871,
con la publicación de La ascendencia del
hombre y la selección sexual (cuya segunda
edición de 1874 ocupa ya dos volúmenes), y en
1872 de La expresión de las emociones en el
hombre y los animales, un desarrollo específico
del planteamiento general de La ascendencia,
que se convirtió en una de las obras pioneras de
la psicología científica. En los años siguientes
figuras como William James o James Mark
Baldwin introducirán y desarrollarán el
funcionalismo darwiniano en la psicología
académica.
Cuando queremos buscar los
antecedentes que han dado pie a la psicología
evolucionista actual empero, hemos de volver la
mirada hacia fechas más recientes. Sus raices
se hunden en diversas disciplinas y en algunas
de sus figuras fundadoras como por ejemplo la
etología de Niko Tinbergen o Konrad Lorenz, la
ecología conductual de Robert Trivers y William
Hamilton, la sociobiología de Edward Wilson, la
introducción del psiquiatra John Bowlby de la
noción de ambiente de evolución adaptativa, la
2
revolución cognitiva en psicología de la mano de
Noam Chomsky o Herbert Simon, la teoría
evolutiva de juegos de Maynard Smith o la
psicología comparada de Wolfgang Kohler.
Puede decirse que la psicología evolucionista
trata de sintetizar la psicología cognitiva y la
biología evolucionista, tratando de aplicar a
nuestras capacidades psicológicas un enfoque
explicativo análogo al que la biología
evolucionista ha desarrollado para las
características corporales. Sin embargo, no hay
una única manera de concretar este
planteamiento general. En los últimos 30 años,
se han lanzado diversos programas a este
respecto (1).
La expresión “psicología evolucionista” fue
introducida por el biólogo Michael Ghiselin en
1973 para referirse de modo genérico al estudio
del comportamiento animal y humano como
producto de la evolución biológica. “Psicología
evolucionista” se convirtió sin embargo en la
denominación de un planteamiento disciplinario
autónomo en manos de un grupo de psicólogos
y antropólogos que lo concretaron como un
programa de investigación específico a finales
de los años ochenta (llamado también
''psicología darwiniana'' o programa de Santa
Bárbara, en mención a la universidad que lo vió
nacer). El volumen que se convirtió en el
manifiesto de este programa de investigación
fue sin lugar a dudas The Adapted Mind:
Evolutionary Psychology and the Generation of
Culture. Un simple vistazo al índice de
contenidos (2) permite comprobar cuáles eran
los temas privilegiados por los equipos de
investigación: el altruismo y la cooperación; el
atractivo sexual y las preferencias a la hora de
escoger pareja; la psicología del cuidado
parental y la vinculación afectiva; el lenguaje; la
percepción y el sentido estético; la
consideración de las raíces psicológicas
universales de la cultura humana. Temas en
algunos casos similares a los que habían
ocupado a Darwin en “La ascendencia”:
precisamente algunas de esas características
que nos aparecen como más específicamente
humanas y que plantean por tanto de modo más
agudo la cuestión de la plausibilidad de su
origen evolutivo.
En esta versión inicial del programa, se
concibe la mente como un conjunto complejo de
mecanismos de funcionalidad específica (los
módulos), cada uno de los cuales puede ser
concebido como una adaptación evolutiva, como
la solución a un problema específico planteado
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por el ambiente ancestral en que la
hominización se desarrolló. Este programa,
modularista y adaptacionista, fue rechazado por
muchos psicólogos y antropólogos que no se
veían identificados con sus principios
metodólogicos aún cuando defendían la utilidad
de la perspectiva evolucionista para el estudio
de los mecanismos psicológicos humanos.
Algunos reivindicaban una plaza mayor para el
desarrollo de la mente y consideraciones
intereaccionistas de influencia del medio social.
Es justo decir que en años recientes ha florecido
una diversidad de programas dentro de la
psicología evolucionista. De este modo, por
“psicología evolucionista” no se ha de entender
un programa de investigación sino más bien la
empresa conjunta que estudia el
comportamiento humano bajo la perspectiva de
la evolución biológica en su complejidad. Su
naturaleza de empresa compartida a caballo de
la psicología, la biología y la antropología,
constituye ciertamente un obstáculo para su
desarrollo institucional allí donde las estructuras
universitarias no contribuyen a la
interdisciplinariedad.
2. ASPECTOS TEÓRICOS,
MALENTENDIDOS Y EJEMPLOS.
La psicología evolucionista, como
hemos dicho, debe distinguirse de un programa
concreto. Vamos a tratar de aclarar con más
detalle el planteamiento de la Psicología
evolucionista a través de la consideración de
algunas opciones estratégicas y compromisos
que se le han atribuido.
¿Determinismo genético? En la medida
en que la evolución consiste en el cambio
generacional de la proporción de genes en una
población, la empresa de una psicología
evolucionista depende ciertamente de la
contribución causal del genoma sobre ciertos
rasgos psicológicos humanos definidos con
mayor o menor especifidad de dominio. Sin
embargo, afirmar que la psique humana ha
evolucionado no es equivalente a afirmar que la
mente está genéticamente determinada.
Simplemente implica que ciertos estados
fenotípicos de la psique humana pueden ser
más o menos probables en función de la
dotación genética y ambiental de los individuos.
El estudio de polimorfismos genéticos asociados
a un rasgo psicológico no es tampoco intrínseco
a la investigación de la psicología evolucionista
y su estudio ha sido más bien escaso hasta
ahora, aunque a veces se hayan aducido
3
evidencias en este sentido para argumentar que
ciertos capacidades psicológicas podían estar
sujetas a evolución biológica (3).
¿Innatismo? Rotundamente la
psicología evolucionista tampoco conlleva
necesariamente la afirmación del innatismo de
la mente según la cual las capacidades
psicológicas evolucionadas estarían presentes
desde el nacimiento o se desarrollarían sin
aprendizaje. En humanos, ciertas respuestas
conductuales se consideran congénitas como,
por ejemplo, la respuesta de evitar precipicios.
Esta respuesta, estudiada en bebés en el
laboratorio mediante la técnica del barranco
visual, no ha podido ser aprendida por el infante
(4). Sin embargo, al tratar de capacidades
cognitivas de orden superior, como la cognición
numérica, la cognición físico-causal o la
cognición social, está menos claro qué
componentes son congénitos y cuáles
aprendidos, de modo que su delimitación
constituye un intenso programa de estudio de la
psicología del desarrollo actual. Un ejemplo de
investigación que se lleva a cabo en la
actualidad es el de determinar en qué medida el
aprendizaje del lenguaje está canalizado desde
el nacimiento. La psicología evolucionista no
implica una respuesta innatista a esta cuestión -
aunque algunos así lo defiendan. Por otro lado,
los periodos y mecanismos del desarrollo mental
pueden ser estudiados en sí mismos como el
resultado de la evolución biológica, destacando
la plasticidad fenotípica que caracteriza el
desarrollo humano. De este modo, se ha
empezado a forjar la disciplina de una psicología
evolucionista del desarrollo de manera algo
análoga a cómo en biología se ha venido a
hablar de evo-devo en los últimos años. Algunos
temas de esta psicología evolucionista del
desarrollo son la evolución de los estadios del
aprendizaje (5) o la comparación de las sendas
de desarrollo de primates humanos y no
humanos (6)
¿Adaptacionismo? De manera
mayoritaria la psicología evolucionista se ha
interesado hasta aquí por los efectos
psicológicos actuales de supuestas
adaptaciones ancestrales. El adaptacionismo
que se ha aplicado ha sido principalmente un
adaptacionismo metodológico en tanto que
postulado heurístico que mediante
razonamientos de ingeniería inversa podría
discernir la forma de los mecanismos cognitivos
adaptativos en un ambiente ancestral. De este
modo es en realidad difícil encontrar rasgos o
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comportamientos que no hayan podido
estudiarse ''como adaptaciones'' por algún
psicólogo evolucionista. La lista de supuestas
adaptaciones es grande y traerla a colación
siempre suele resultar esperpéntico, con
ejemplos tan asombrosos como la violación, los
celos o el ser zurdo. Ello no obsta para que se
pueda avanzar científicamente en el
discernimiento de qué candidatos son mejores
que otros a ser adaptaciones y al final para
determinar en qué casos existe una evidencia
razonable. No se debe en principio poner frenos
a priori a la formulación de hipótesis, sino
contrastar a posteriori su validez en función de
la evidencia disponible, tal como se hace en
biología evolucionista. No obstante es cierto que
los psicólogos evolucionistas también participan
en la comunicación pública de sus resultados y
por ello no están exentos de responsabilidad
social. Afortunadamente, no han faltado críticas
para subrayarlo (7).
En cualquier caso, la psicología
evolucionista no es tributaria exclusivamente de
enfoques adaptacionistas. El enfoque
comparativo, basado en la detección de
homologías y homoplasías, es necesario y
menos dificultoso epistemológicamente que el
de la ingeniería inversa. Un ejemplo notable en
el campo de la psicología evolucionista en
sentido amplio es el intenso trabajo estos
últimos 30 años sobre la presencia de la
capacidad psicológica llamada “mentalización” o
“teoría de la mente” en animales no humanos,
especialmente primates no humanos (8). La
consideración de restricciones evolutivas y
oportunidades del desarrollo, así como las
necesidades alométricas en el desarrollo
anatómico y cognitivo sugieren otras vías
fructíferas para forjar una psicología
evolucionista no limitada al adaptacionismo
metodológico. Un ejemplo donde queda
subrayado de manera elocuente el buen uso de
las restricciones evolutivas frente a las
explicaciones adaptacionistas, es en el reciente
trabajo de la historiadora de la ciencia Elisabeth
Lloyd sobre los seguidos naufragios de las
teorías adaptacionistas del orgasmo femenino
(9).
¿Una mente modular? La empresa de
la psicología evolucionista es igualmente
independiente de la cuestión de que la mente
humana sea o no modular. Aunque la
modularidad sea indudablemente una cuestion
teórica relevante en el seno de la psicología
evolucionista, la cuestión práctica a la que se
4
enfrentan los investigadores es más bien cuán
modulares son los rasgos que se estudian y no
si la mente en general es o no es modular. Del
mismo modo no existe una lista de propiedades
necesarias y suficientes de los módulos
mentales sino que algunos componentes- como
los sistemas perceptivos - compartirán la mayor
parte de estas características, y otros
componentes sólo algunas (10). Los módulos
además no tienen por qué ser innatos, al
contrario puede resultar que algunos de los
casos de mayor modularidad cerebral conocida
sean claramente no innatos, como ocurre con la
organización de la capacidad para leer, por
ejemplo (11). Queda hoy bien establecida no
obstante la existencia de algunos módulos
mentales bien identificados neuralmente y
funcionalmente como el módulo de identificación
de rostros -cercano a la llamada “face fusiform
area” (12). Del mismo modo, ciertos
mecanismos de aprendizaje pueden ser más o
menos modulares y estar así funcionalmente
especificados. Un ejemplo abundantemente
estudiado es el del aprendizaje de las
aversiones alimenticias, también conocido como
''efecto García'', por el que muchas especies de
mamíferos, incluidos los humanos, pueden
aprender a asociar un sabor con una indigestión
posterior -y así con una fuente de riesgo de
envenenamiento-, pero no otros estímulos como
el color, un sonido, una forma, etc. (13). La
existencia de otros módulos de cognición
superior- como por ejemplo, el módulo predicho
por la ecologiá conductual para la detección de
no-cooperadores - es mucho más controvertida
y la evidencia cognitiva o anatómica de su
modularidad escasa a día de hoy. De este
modo, la cuestión de la modularidad no se
zanjará por un fiat teórico sino más bien caso
por caso gracias a estudios empíricos bien
planteados que permitan conocer las
características modulares o no de los rasgos
estudiados.
¿Ambiente de adaptación evolutiva y
decalaje adaptativo? La psicología
evolucionista, al menos en su vertiente
adaptacionista, está comprometida con la idea
teórica de un “ambiente de adaptación evolutiva”
(AAE) ancestral. Esto significa sencillamente
que aquellos rasgos candidatos a ser
adaptaciones biológicas han de serlo respecto a
un ambiente determinado que en la mayoría de
casos se situará en el Pleistoceno, la principal
época geológica en la que que evolucionó
nuestra especie. Sin embargo, cuál era el
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carácter de este hábitat de la hominización es
una cuestión abierta. La idea del AAE no se
refiere tanto a un ambiente ecológico concreto -
como por ejemplo, en el modelo de la evolución
humana en la sabana- sino más bien a
problemas ecológicos estadísticamente
recurrentes ya sean de naturaleza climática (14)
o de naturaleza social (15). La cuestión del
ambiente de evolución ancestral, lejos de ser un
pasatiempo teórico, motiva una de las
controversias más importantes en los actuales
estudios evolucionistas del comportamiento. En
la medida en que el ambiente de adaptación
ancestral difiera de manera importante de los
ambientes actuales a los que se ve confrontada
nuestra especie, se puede introducir un decalaje
adaptativo considerable. Esto significa que los
comportamientos que se observan en la
actualidad no son necesariamente adaptativos
aunque hayan sido el resultado de una
adaptación ancestral. Se trata aquí de una
afirmación empírica que sustenta un principio
heurístico para descubrir la forma de los
mecanismos adaptados. Choca sin embargo
con el principio de la optimización de la aptitud
biológica en ambientes actuales sobre el que
opera buena parte de la ecología conductual
humana actual. Se puede decir, por
consiguiente, que la idea de un ambiente de
adaptación evolutiva es necesaria para la
empresa evolucionista, aunque la implicación
del decalaje adaptativo respecto a los ambientes
actuales -la afirmación de que utilizamos una
psicología de la edad de piedra en la época de
los viajes espaciales y el internet- no se sigue
necesariamente y es objeto de intensa discusión
en los modelos explicativos.
¿La psicología evolucionista ignora
la cultura humana? Una de las formas de
reducir el decalaje adaptativo, pero también de
crearlo es a través de la generación de
artefactos e instituciones culturales por las
poblaciones humanas. El estudio de la herencia
dual gen-cultura está, hoy ya sí, integrado en la
empresa de una psicología evolucionista en
sentido amplio. Ésta ha de estudiar también
cómo nuestra psicología evolucionada
interactúa con la cultura y permite la diversidad
cultural. El dominio propio de evolución de
muchos rasgos psicológicos de nuestra especie
no necesita corresponder siempre con el
dominio que activa dichos mecanismos en el
ambiente cultural moderno. Consideremos por
ejemplo el módulo de detección de rostros. Su
base neural habría evolucionado por selección
5
natural para reconocer rostros de nuestros
congéneres en milisegundos y sin embargo hoy
sería utilizada por nuestro cerebro también en la
identificación de una variedad de artefactos
culturales como máscaras, caricaturas, dibujos
animados etc. (16). De modo similar, otras
regiones cerebrales que han evolucionado en
ambientes ancestrales pueden ser ahora
cooptadas por la cultura para la realización de
tareas distintas de la adaptación original. Este
tipo de reciclaje neuronal que se produce a
través del aprendizaje cultural será
probablemente una pieza clave de la psicología
evolucionista en los próximos tiempos gracias a
nuevas y potentes técnicas de registro de la
actividad cerebral (17).
Cuestión de más calado teórico es
cómo nuestra psicología evolucionada ha
podido guiarnos hacia el desarrollo de
conductas en principio maladaptativas desde un
punto de vista genético-reproductivo. En los
enfoques teóricos iniciales de la sociobiología,
desprovistos de mecanismos psicológicos
proximales que unieran el comportamiento a las
señales de fitness, tal posibilidad era en
principio dificilmente acomodable. Edward
Wilson escribió así que “los genes atan a la
cultura con una correa” queriendo decir que los
genes que posibilitan el comportamiento cultural
no podían producir en el tiempo evolutivo
comportamientos que impidieran la reproducción
de dichos genes. Hoy la perspectiva psicológica,
desligando el dominio actual de los mecanismos
psicológicos de su función última, permite
introducir planteamientos más complejos que
son aplicables a modelos teóricos de casos
concretos como por ejemplo las fases finales de
la llamada transición demográfica que las
sociedades desarrolladas han experimentado
desde el siglo XIX con el consiguiente descenso
de la natalidad (18). Para decirlo con los
investigadores de la psicología evolucionada de
la transmisión cultural, Robert Boyd y Peter
Richerson: “La cultura está atada con correa, de
acuerdo, pero el perro al final de la correa es
uno grande, astuto e independiente y no un
caniche bien educado. Cuando salen a pasear,
no está claro quién dirige a quién.”
3. ESTUDIO EVOLUCIONISTA DE LAS
EMOCIONES
Las emociones proporcionan un
excelente caso de estudio de una disposición
psicológica humana que puede ser estudiada
por la psicología evolucionista sin que ello
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suponga ignorar las dinámicas de la evolución conservación del rasgo fisiológico. Así el
cultural. Extraordinario ejemplo para el objeto de naturalista inglés será pionero al inaugurar el
este volumen pues efectivamente encontramos estudio de la señalización biológica con sus
en Charles Darwin a un precursor eminente de ideas sobre la expresión de algunas emociones
un programa de investigación que ha producido que desempeñan un papel comunicativo en los
resultados válidos y relevantes desde entonces. animales y el hombre.
El trabajo de Charles Darwin sobre la
expresión de las emociones se inscribe en el
trasfondo del siglo XIX, con la paradójica
situación de una acumulación creciente de
observaciones precisas sobre la anatomía de la
expresión facial humana pero explicada ésta al
uso de las teorías religiosas sobre la creación
especial del hombre. El anatomista Sir Charles
Bell (1774-1842), en cuya obra descriptiva se
inspira Darwin, sostenía así que los músculos
faciales del rostro humano eran una creación
especial para expresar las emociones humanas.
Frente a esto Darwin reconoce el “peso de la
prueba” y realiza importantes observaciones
sobre la anatomía animal así como coordina
desde Inglaterra la descripción de las
expresiones emocionales de los pueblos
indígenas en las colonias. Aparte de la técnica
del análisis anatómico y comparativo, Darwin
inventa también el método del juicio sobre
fotografías que tanto se empleará en el siglo
siguiente en psicología, al proponer a individuos
al azar que describan las emociones que
obervan en fotografías Igualmente va a Gato asustado por un perro. Ilustración recogida en
promover el estudio científico de estas la ''Expresión de las emociones'' de Darwin y que
disposiciones en los niños pequeños para ilustra la piloerección en episodios emocionales de
conocer su desarrollo. De este modo, armado miedo.
con importantes observaciones de lo que hoy El programa de investigación
son la etología, la etnología y la psicología del comenzado por Darwin ha sido continuado en el
desarrollo, podrá defender la hipótesis de la siglo XX por psicólogos evolucionistas arrojando
filiación común de los distintos pueblos importantes resultados. Desde los años 60, Paul
humanos así como del hombre con otros Ekman y colaboradores han aportado
animales: tesis filogénética que explica la forma abundante evidencia de la universalidad de
de ciertas expresiones emocionales que quedan ciertas respuestas emocionales y su
subsumidas así bajo el concepto de homología. reconocimiento en categorías básicas como un
Si los distintos pueblos humanos expresan la rasgo común a nuestra especie y resultado de la
vergüenza con el enrojecimiento facial es evolución. De este modo su equipo ha podido
porque descendemos de un ancestro común. Si demostrar la existencia de seis categorías
los humanos levantamos el labio superior básicas de emociones cuya expresión facial es
enseñando a menudo los dientes en episodios reconocida universalmente en distintos pueblos
emocionales de cólera como enseñan los y culturas (19). Las seis emociones básicas son
dientes otros mamíferos carnívoros es también la alegría, el miedo, la cólera, la sorpresa, la
el fruto de una filiación común. Que el pelo se tristeza y el asco. Incluso los ciegos de
erice al experimentar miedo es un rasgo que nacimiento las manifiestan con el mismo patrón
también compartimos con otros mamíferos y expresivo en cada caso (20).
que a muchos de éstos les sirve para aparentar En años recientes el progreso en las
ante rivales un tamaño mayor del que tienen- neurociencias cognitivas ha posibilitado
función ancestral, según Darwin, pero que en igualmente el uso de modelos animales para
los humanos habría desaparecido pese a la investigar las vías cerebrales que conducen a la

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activación de respuestas emocionales. Un buen
ejemplo son las investigaciones pioneras de
Joseph Ledoux sobre las bases neuronales del
miedo (21). El estudio de las patologías
generadas por lesiones cerebrales en pacientes
ha permitido la localización y mejor comprensión
funcional de algunos de estos mecanismos
psicológicos (22). Asímismo, el uso de las
recientes técnicas de registro cerebral ha
permitido alcanzar una nueva dimensión de
análisis en el estudio de las respuestas
emocionales de sujetos humanos en tiempo real
(23) y la comprensión de estas mismas
emociones en un contexto social con los
sistemas “espejo” que son puestos a su servicio
(24).
La ecología conductual también ha
desarrollado modelos de explicación de
emociones de orden superior como son las
emociones relacionadas con el intercambio
social, la cooperación y el castigo. Así por
ejemplo el economista Robert Frank, inspirado
por los escritos pioneros de Robert Trivers y por
los desarrollos de la teoría de juegos, ha
desarrollado una teoría según la cual episodios
emocionales que pueden parecernos como el
sumum de lo irracional, encuentran su sentido
desde el punto de visto evolutivo, al permitir
resolver dilemas de cooperación y reforzar así el
vinculo social (25). Así ciertas emociones
pueden actuar como dispositivos que señalan el
mantenimiento de los compromisos. Un ejemplo
es la emoción de venganza, que en algunos
casos puede llevar a espirales de destrucción
irracional y maladaptada para los que la
practican. Sin embargo Robert Frank subraya
que el hecho de señalizar la disposición a tomar
represalias en caso de no cooperación puede
ser un mecanismo racional para establecer
intercambios sociales cooperativos duraderos.
Algo parecido puede decirse del sentimiento de
culpa, pero esta vez autodirigido. Este tipo de
disposiciones para el intercambio social serían
más creíbles cuanto menos controlables y más
sinceras sean. De este modo las emociones
“moralistas” son un caso ejemplar de
señalización fiable del compromiso, por los
posibles costes que conllevan y el poco control
racional que ejercemos sobre ellas. El problema
con estos análisis adaptacionistas de las
emociones de orden superior (por oposición a
las emociones básicas) es que en su caso es
más dificil realizar el tipo de anális anatómico
preconizado por Darwin o Ekman: las pruebas
de su unidad fisiológica son mucho menos
7
claras, y eso sin entrar en la cuestión de su
universalidad, o base genética. En cualquier
caso, vale decir que los análisis ecológicos de
investigadores como Frank pueden ser válidos
aún cuando las emociones en cuestión fuesen
constructos culturales- como ha sido sugerido
no sin debate por la antropóloga Ruth Benedict
al distinguir culturas basadas en la vergüenza
(como la japonesa) frente a culturas basadas en
la culpa (como la judeocristiana). Aunque la
tesis de la adaptación biológica de las
emociones de orden superior sea controvertida,
estos análisis permiter iluminar aspectos de su
función ecológica en la regulación social.
Igualmente, ni siquiera en el caso de las
emociones básicas cabe derivar de su
universalidad y base evolutiva que su desarrollo
sea idéntico en todas las culturas. Así el
fenómeno revelado inicialmente en laboratorio
por el equipo de Paul Ekman de las “reglas de
manifestación” (26) de las respuestas
emocionales, al someter a sujetos de orígenes
culturales distintos a estímulos idénticos, pone
de relieve, en primer lugar, que ciertas
respuestas incontrolables del orden de unos
pocos milisegundos son efectivamente
inherentes al individuo humano y de forma
mayormente independiente de su formación
cultural. En segundo lugar, que tras esta
fracción temporal existen diferencias culturales a
veces importantes en la intensidad y la forma de
manifestación de estas emociones básicas. A
otro nivel, el “bricolaje cultural” coopta de
maneras diversas, según el contexto histórico,
las distintas emociones de base para formar
respuestas que varían de manera importante
según el contexto. Por ejemplo, recientemente
se ha estudiado cómo la emoción de asco -una
de las emocines básicas, evolucionada en el
contexto de la aversión de fuentes de
envenenamiento y contagio-, es cooptada por la
cultura como expresión comunicativa en la
formación de tabúes alimenticios, pero también
en reglas culturales moralizantes, de exclusión
étnica, etc. (27). La cuestión de fondo, que
hemos ilustrado con el ejemplo de las
emociones, es que, frente al relativismo cultural
de una buena parte de la antropología, la
psicología evolucionista ilumina la diversidad
cultural como expresión de una única naturaleza
humana.
4. DESAFÍOS FUTUROS
La psicología evolucionista constituye
hoy un punto de encuentro de estudios
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evolucionistas sobre el comportamiento humano
capaz de aglutinar investigadores y métodos de
gran diversidad alrededor de objetivos y
cuestiones comunes. Aunque la investigación se
ha centrado inicialmente en aquellas conductas
que tienen una relevancia más clara desde el
punto de vista evolutivo (emparejamiento y
reproducción, vinculación paterno-filial,
cooperación social...), el programa puede
extenderse a otros aspectos de nuestra
psicología. Un ejemplo en este sentido lo
constituye la fertilización que la psicología
evolucionista ha producido en la Psiquiatría, al
sugerir la hipótesis de la respuesta de estrés
como un mecanismo adaptativo en el contexto
evolutivo ancestral, que “sobreactúa” de modo
patológico en el hábitat humano
contemporáneo. Igualmente, aspectos de la
psicología grupal, como la exageración de lo
compartido con los miembros del propio grupo o
endogrupo y de lo no compartido con los del
exogrupo, son también claros candidatos a una
explicación evolutiva. Por otro lado, aunque la
psicología evolucionista propone un marco de
integración conceptual entre las ciencias de la
vida y las ciencias sociales, está por ver que
éstas últimas acaben aceptando dicho marco u
operando de manera mayoritariamente
independiente como hasta hoy (28).
6. REFERENCIAS
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